El gobierno argentino aumentó los derechos de exportación sobre la soja y el girasol, lo que provocó una huelga de productores agropecuarios. Como resultado, los centros urbanos están sufriendo desabastecimiento de alimentos como carnes, lácteos, frutas y verduras, y los precios han aumentado más del 40%. Tanto el gobierno como los huelguistas han advertido sobre posibles consecuencias, como disturbios o problemas en la cadena de pagos de la industria láctea.