La Leucemia Viral Felina y el Virus de Inmunodeficiencia Felina son las principales infecciones que afectan el sistema inmune de los gatos. Ambas enfermedades son causadas por retrovirus y se transmiten a través del contacto estrecho entre gatos. El diagnóstico se realiza mediante pruebas serológicas que detectan anticuerpos o antígenos virales. No existe cura, pero la vacunación y aislamiento de gatos infectados ayudan a prevenir la transmisión.
1. Leucemia Viral Felina y SIDA Felino
MVZ Esp. Cert. Tamara L. Iturbe Cossío
Hospital Veterinario de Especialidades-UNAM titurbe@hotmail.com
Centro de Medicina para Gatos CEMEGATOS cemegatos@hotmail.com
La Leucemia Viral Felina (LeVF) y el Virus de Inmunodeficiencia Felina (VIF) son
las principales infecciones que afectan el sistema inmune de los gatos. Ambas
enfermedades son causa importante de morbilidad y mortalidad en esta especie a
nivel mundial, por lo que se han realizado varios estudios donde se ha
determinado la prevalencia en diferentes países, en los que se ha encontrado en
Europa, Estados Unidos y Canadá una mayor prevalencia de VIF.
Los factores de riesgo que se han descrito para estas enfermedades retrovirales
son la edad, sexo y estilo de vida. Afectando principalmente a machos jóvenes, no
esterilizados, que salen o viven fuera de casa. Estos virus son frágiles fuera del
organismo, por lo que se requiere de un contacto estrecho, como peleas
(mordidas), acicalamiento mutuo y compartir platos de agua o comida para su
transmisión. Las gatas pueden transmitir la infección a sus gatitos antes de que
nazcan y en el caso de LeVF también cuando los amamantan.
En el caso de leucemia, cuando un gato se infecta inicialmente hay una viremia
primaria (cuando el virus se encuentra en la sangre) y algunos gatos son capaces
de montar una respuesta inmune adecuada y eliminar el virus, por lo que no llegan
a tener una viremia secundaria: Esto significa que no todos los gatos que se
infectan padecerán la enfermedad. Si el virus llega a médula ósea el gato
padecerá una viremia secundaria y permanecerá infectado el resto de su vida; es
decir, será un gato virémico persistente. Esto no sucede en el caso de una
infección por VIF, puesto que todos los gatos que se infectan se ven afectados por
la enfermedad.
Independientemente de su condición, La European Advisory Board on Cat
Diseases y la American Association of Feline Practitioners recomiendan que se
debe conocer el status retroviral de todos los gatos y que a los gatos clínicamente
sanos que resulten positivos se les debe realizar una segunda prueba.
En el caso de LeVF, en los primeros meses o años de la infección, es común que
los gatos no presenten signos de enfermedad. Sin embargo, a lo largo del tiempo,
la salud de los gatos se va deteriorando y eventualmente padecen una
enfermedad fatal asociada a la infección por LeVF.
2. Las alteraciones más frecuentes en los pacientes positivos al momento del
diagnóstico son pérdida de peso, anorexia, conjuntivitis y gingivitis; en menor
proporción se observaron signos neurológicos. El pronóstico para los gatos
virémicos persistentes de LeVF es malo; se ha observado que el 70-90% mueren
dentro de los siguientes 2-3 años.
Los gatos infectados por VIF pasan por las siguientes etapas de la enfermedad,
siendo el promedio de vida igual al de un gato no infectado, sin embargo, están en
riesgo de padecer afecciones como infecciones secundarias, enfermedades
inmunomediadas o neoplasia.
El diagnóstico de LeVF y VIF se puede realizar mediante pruebas de ELISA o
inmunocromatografía disponibles para su uso en la práctica clínica o laboratorios
diagnósticos. Estas pruebas detectan la presencia de antígeno del Virus de
Leucemia Felina y anticuerpos contra proteínas del VIF con una elevada
sensibilidad y especificidad. Las pruebas denominadas “gold standard” son Wester
blot y aislamiento viral, respectivamente; sin embargo, son costosas y no se
encuentran disponibles en nuestro país.
El VIF contiene genes gag, pol y env; el gen gag codifica la proteína de cápside
p24, la cual es importante para el diagnóstico, dado que las pruebas de
diagnóstico de rutina (ELISA e inmunocromatografía) detectan anticuerpos contra
esta proteína. Se recomienda realizar la prueba después de los 4 meses de edad,
puesto que antes pudiera haber anticuerpos maternos que ocasionaran falsos
positivos. Estas pruebas no se deben realizar en gatos vacunados contra VIF (ver
prevención). Existen pruebas para detectar el virus directamente como aislamiento
viral y PCR, sin embargo cuentan con desventajas suficientes para que este tipo
de pruebas no sean realizadas de rutina. Hasta la fecha las pruebas para
determinar la cuenta de linfocitos CD4+ y CD8+ no están disponibles.
3. El manejo general de los gatos con estas enfermedades incluye el aislamiento,
evitar que salgan de casa, esterilización, revisiones frecuentes y vacunación de
rutina (triple y rabia). Cuando un gato infectado comienza a presentar signos
clínicos, se debe de dar terapia de sostén. Dentro de la terapia con antivirales, el
AZT ha mostrado buenos resultados (pero lo han retirado del mercado). Los
interferones tienen propiedades antivirales, inmunomoduladoras y antitumorales,
por lo que pueden ser utilizados también, siendo el interferón omega y el interferón
alfa los indicados.
La única forma de proteger a un gato contra la infección es no permitir que tenga
contacto con gatos infectados. Las recomendaciones son las siguientes:
• Mantener el gato dentro de casa, lejos de gatos potencialmente infectados.
• Si el gato sale de casa puede hacerlo bajo supervisión o en un lugar seguro
donde no entren otros gatos.
• Realizar la prueba a todos los gatos que sean adoptados.
• Separar gatos positivos de negativos.
• Esterilizar a todos los gatos (hembras y machos).
• En el caso de LeVF, vacunar a gatos susceptibles, es decir, todos los gatos
que estén en riesgo de adquirir la infección (que tengan contacto con gatos
infectados); principalmente aquellos que salen de casa. Se debe realizar la
prueba para LeVF antes de la vacunación, puesto que vacunar a gatos ya
infectados no ofrece ningún beneficio. Ninguna vacuna protege al 100% y
puede llegar a desencadenar tumores en el sitio de inyección.
• En el caso de VIF, existe una vacuna que protege contra el subtipo A, pero
no está disponible en nuestro país; tampoco sabemos si en un futuro será
de utilidad puesto que no conocemos los subtipos presentes en esta región.
Nota importante: el uso de la vacuna invalida los resultados de las pruebas
diagnósticas de rutina puesto que estas pruebas detectan anticuerpos y no
diferencian entre los generados a partir de la vacunación y una infección.
Esto se debe de considerar también cuando nuestros pacientes son gatos
de otro país donde se tiene la vacuna disponible.
Algunos autores ya han informado de una disminución de la prevalencia de LeVF
en sus países; en el estudio más reciente se determinó una disminución del 6 al
1% para LeVF en 10 años; principalmente por la utilización de pruebas confiables,
la estrategia de separar gatos positivos de negativos, aumento en el entendimiento
de la patogenesis de la enfermedad e introducción de vacunas efectivas.