En el siguiente estudio se presentan algunos puntos importantes de como Dios trabaja en la historia del mundo. Utilizando el principio de Isaías que es línea sobre línea.

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EL PATRÓN PROFÉTICO: LOS GRANDES MOVIMIENTOS DE REFORMA EN LA HISTORIA SAGRADA
Presentación 1. PRINCIPIOS ELEMENTALES
INTRODUCCIÓN
“La obra de Dios en la tierra presenta, siglo tras siglo, sorprendente analogía [similitud] en cada
gran movimiento reformatorio o religioso. Los principios que rigen el trato de Dios con los hombres
son siempre los mismos. Los movimientos importantes de hogaño [del presente] concuerdan con los de
antaño [del pasado], y la experiencia de la iglesia en tiempos que fueron encierra lecciones de gran
valor para los nuestros.
Ninguna verdad se enseña en la Biblia con mayor claridad que aquella de que por medio de su Santo
Espíritu Dios dirige especialmente a sus siervos en la tierra en los grandes movimientos en pro del
adelanto de la obra de salvación.
Los hombres son en mano de Dios instrumentos de los que él se vale para realizar sus fines de gracia y
misericordia. Cada cual tiene su papel que desempeñar; a cada cual le ha sido concedida cierta medida
de luz adecuada a las necesidades de su tiempo, y suficiente para permitirle cumplir la obra que Dios
le asignó.” Conflicto de los Siglos, 391.
Basándonos en la cita anterior, deseamos enfatizar tres puntos:
1. La sorprendente consistencia con que Dios ha conducido y conducirá la obra del evangelio hasta
su consumación se basa en principios inmutables.
2. Esta obra se lleva a cabo a través de instrumentos humanos –ya sean profetas, o simples
mensajeros– a quienes Dios dirige de manera especial mediante su Santo Espíritu.
3. La medida de luz que Dios les concede es el mensaje de verdad presente adecuado a las
necesidades de su tiempo.
La premisa sobre la que se basa este estudio es simple: si deseamos comprender de qué manera Dios
culminará la obra de reavivamiento y reforma entre su pueblo Adventista, debemos estudiar
diligentemente los movimientos reformatorios del pasado. Por ello, hemos titulado esta serie de
presentaciones “El Patrón Profético: Los Grandes Movimientos de Reforma en la Historia Sagrada.”
Patrón: modelo, molde, pauta.
Al comparar cuidadosamente los principales movimientos reformatorios de la historia sagrada
observaremos un esquema consistente sobre el cual Dios basa su obra por todas las edades. Elena de
White lo califica como “sorprendente analogía” y al que se ha denominado “el patrón profético.”
Antes de abordar directamente el tema, revisaremos algunos conceptos que nos facilitarán la
comprensión del mismo.

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1. SÓLO DIOS PUEDE PREDECIR PERFECTAMENTE EL FUTURO
La facultad de profetizar es exclusiva de Dios, por tanto, en su palabra, lo que Dios identifica como
prueba incontrovertible de su divinidad es la profecía:
Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. He aquí se
cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré
notorias. Isaías 42:8-9.
Alegad por vuestra causa, dice Jehová; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob.
Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y
pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que
ha de venir. Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois
dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos
maravillemos. Isaías 41:21-23.
Dios no sólo es capaz de predecir qué acontecimientos ocurrirán en el futuro, sino cuándo ocurrirán, con
exactitud asombrosa. En ciertas profecías bíblicas, Dios eligió darnos a conocer específicamente cuándo
los acontecimiento predichos ocurrirían, pero en otros casos no.
Basándonos en esta simple distinción podemos diferenciar las profecías bíblicas en dos clases:
(1) aquellas predicciones que indican un periodo de tiempo definido anunciado de antemano por
Dios para su cumplimiento.
(2) aquellas predicciones cuyo cumplimiento no está indicado por un periodo de tiempo revelado de
antemano por Dios.
2. PROFECÍAS DE TIEMPO DEFINIDO (PERIODOS PROFÉTICOS)
En estas profecías el acontecimiento histórico predicho fue acompañado de un periodo de tiempo
anunciado por Dios para su cumplimiento. Dios diseñó las profecías de tiempo definido con la intención
de que pudiesen ser calculadas aritméticamente de antemano, a fin de que al acercarse el
cumplimiento, su pueblo estuviese debidamente preparado.
Al estudiar profecías de tiempo definido, necesitamos determinar la duración del período profético, e
identificar el punto de inicio para la profecía. Una vez que sabemos cuándo inicia una profecía y por
cuánto tiempo se extiende, podemos calcular con precisión cuándo termina.
La duración del periodo puede estar expresada en lenguaje literal, o en lenguaje simbólico.

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Ejemplos de duración expresada en lenguaje de tiempo literal:
“setenta años” (Jeremías 29:10), periodo que duró 70 años literales de cautiverio Babilónico
“ciento veinte años” (Génesis 6:3) periodo de gracia que duró 120 años literales
Ejemplos de duración del periodo expresada en lenguaje simbólico:
“dos mil trescientas tardes y mañanas” (Daniel 8:14)
“setenta semanas” (Daniel 9:24)
“tiempo, tiempos y medio tiempo” (Daniel 7:25)
A fin de conocer la duración real de estos periodos expresados en lenguaje simbólico ¿qué herramienta
de interpretación aplicamos?
El principio de día por año
Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis
vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo. Números 14:34.
Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de
Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado. Ezequiel 4:6.
La aplicación del principio de día por año a las profecías de tiempo definido fue especialmente
importante en la consolidación del fundamento del movimiento Millerita-Adventista.
Dios trajo a la existencia a un pueblo en el tiempo del fin mediante un énfasis en las profecías de tiempo
definido, es decir, los períodos proféticos.
“El pasaje bíblico que más que ninguno había sido el fundamento y el pilar central de la fe
adventista era la declaración: "Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces será purificado el
Santuario." (Daniel 8: 14, V.M.)” Conflicto de los Siglos, 461.
Dios determinó que las profecías de tiempo definido culminasen en el otoño de 1844:
El tiempo profético no será más
Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,
y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la
tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,
sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el
misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas. Apocalipsis 10:5-7.

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“Este tiempo que el ángel declara con un juramento solemne, no es el fin de la historia del mundo,
ni del tiempo de gracia, sino del tiempo profético, que precederá al advenimiento de nuestro Señor. Es
decir, que el pueblo no tendrá otro mensaje sobre tiempo definido. Después de este período de
tiempo, que alcanza desde 1842 hasta 1844, no puede haber ningún cálculo definido de tiempo
profético. El cómputo más largo alcanza al otoño de 1844.” Manuscript Releases (Manuscrito Liberado),
tomo 19, 320.
¿Qué significa que el tiempo profético haya llegado a su fin en 1844?
Significa que todas las profecías de tiempo definido (periodos proféticos) dados por Dios cumplieron su
objetivo de anunciar por anticipado cuándo ocurrirían los eventos predichos.
Después de 1844 no existen periodos de tiempo que puedan calcularse para predecir cuándo ocurrirá un
evento futuro, es decir, no podemos predecir tiempo definido pues “el tiempo no sería más.”
Comprender claramente esto puede ahorrarnos aceptar falsas predicciones.
3. PROFECÍAS QUE NO PREDICEN TIEMPO DEFINIDO
Existen numerosas profecías por cumplirse después de 1844 y hasta el fin del mundo, pero éstas no
predicen tiempo definido, sino únicamente acontecimientos y secuencias de eventos.
En estas profecías, el acontecimiento histórico predicho no fue acompañado de algún periodo de tiempo
revelado por Dios para indicar su cumplimiento. Por lo tanto no fueron diseñadas para ser calculadas
aritméticamente a fin de predecir un futuro cumplimiento.
Habiendo dejado claro que el mensaje de Dios para nuestro tiempo no predice ninguna fecha a futuro,
debemos enfatizar que Dios requiere que su pueblo reconozca la proximidad de la crisis final predicha
con la misma certidumbre como si Él nos hubiera anunciando el tiempo definido.
Y ¿cómo podemos saber esto?
Dios ha dispuesto un orden específico para los eventos finales durante el último movimiento
reformatorio. Si discernimos la secuencia, sabremos dónde estamos y qué evento sigue.
La secuencia de eventos finales que ocurren durante el último gran movimiento de reforma ha sido
prefigurada desde el principio en cada movimiento reformatorio a largo de la historia:
4. EL ALFA Y LA OMEGA: EL FIN DESDE EL PRINCIPIO
¿Qué significa esta expresión? Que Cristo ilustra el fin desde el principio.

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Este atributo que Cristo refiere de sí mismo identifica su capacidad para conducir los acontecimientos de
la historia de tal manera que el principio ilustra lo que ocurre al fin del mundo.
Alfa y Omega
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el
Todopoderoso. Apocalipsis 1:8 (mencionado también en los versículos 11 y 17).
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Apocalipsis 22:13.
Pero, ¿de qué manera ilustra Cristo el fin con el principio?
Llamó a las generaciones que fueron al principio de la historia para que prefiguraran a quienes
vivimos en el fin. Estableció al pueblo antiguo como símbolo de su pueblo moderno.
Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; estemos
juntamente a juicio.
¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, y
le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco
arrebata? Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. ¿Quién hizo
y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo
con los postreros. Isaías 41:1-4.
Designó al pueblo antiguo
Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el
postrero, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en
orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que
viene, y lo que está por venir. No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y
te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.
Isaías 44:6-8.
Dios designó al pueblo antiguo y sus experiencias para prefigurar o tipificar a su pueblo futuro. Él
estableció la relación de tipo y antitipo.
Tipo: una señal, un símbolo, una figura de algo por venir, como el sacrificio de Abraham y el cordero
pascual, eran tipos de Cristo.
Antitipo es la realidad. Cristo, en este caso, es el antitipo.

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Ciro y Cristo – Tipo y Antitipo
Así dice Jehová a su ungido [mesías en hebreo], a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para
sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las
puertas no se cerrarán:
Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre,
aunque no me conociste. Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré,
aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone,
que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que
hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto. Isaías 45:1, 4-7.
Desde el principio Dios ha confrontado a su pueblo con un mensaje profético de consecuencias eternas, y
esto conduce a la formación de dos clases: quienes reciben el mensaje y quienes lo rechazan.
5. DOS CLASES DE ADORADORES: EL EVANGELIO ETERNO
Al final del mundo se proclama el mismo mensaje que ha sido declarado desde el principio: el Evangelio
eterno:
Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los
moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Apocalipsis 14:6.
“El mensaje proclamado por el ángel que volaba por en medio del cielo es el Evangelio eterno, el
mismo Evangelio que fue declarado en el Edén, cuando Dios le dijo a la serpiente: ‘Y pondré enemistad
entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar’ (Génesis 3:15).” Mensajes Selectos, tomo 2, 121.
“El primer sermón del evangelio fue predicado en Edén, cuando Dios dijo a la serpiente, ‘Y
pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza,
y tú le herirás en el calcañar’” Youth Instructor (Instructor Juvenil), Febrero 22, 1900.
“El Señor le dijo a Satanás, la serpiente antigua: ‘Ésta [la simiente de la mujer] te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el calcañar’ (Génesis 3: 15). Cristo, de un modo especial, hirió la cabeza de la
serpiente; pero la profecía es de largo alcance. Es una declaración de un conflicto incansable entre
Cristo y sus seguidores y Satanás y sus ángeles y sus agentes humanos en esta tierra, hasta el fin del
tiempo.” Christ Triumphant (Cristo Triunfante), 322.
“Caín y Abel representan dos clases de personas que existirán en el mundo hasta el fin del
tiempo.” Patriarcas y Profetas, 60.

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La enemistad irreconciliable entre estas dos clases – la simiente de la serpiente simbolizada por Caín, y la
simiente de Dios representada por Abel – existe desde el principio del mundo y alcanza hasta el fin.
Y ¿cómo ha producido Dios separación entre estas dos clases de caracteres? Poniendo ambas clases a
prueba con un mensaje profético:
A prueba
“Caín y Abel, los hijos de Adán, eran muy distintos en carácter… Estos hermanos fueron
probados, como lo había sido Adán antes que ellos, para comprobar si habrían de creer y obedecer las
palabras de Dios. Conocían el medio provisto para salvar al hombre, y entendían el sistema de ofrendas
que Dios había ordenado. Sabían que mediante esas ofrendas podían expresar su fe en el Salvador a
quien éstas representaban, y al mismo tiempo reconocer su completa dependencia de él para obtener
perdón; y sabían que sometiéndose así al plan divino para su redención, demostraban su obediencia a la
voluntad de Dios.” Patriarcas y Profetas, 58.
“Caín y Abel nos son dados en la historia Bíblica para representar a las dos clases que
componen la humanidad. Abel era fiel y leal a Dios, y él era preferido por el Señor. Caín era desleal; él
deseaba que sus propias ideas prevalecieran. Abel, protestó contra estos principios por considerarlos
desleales. Pero por ser el mayor, Caín pensó que sus métodos y planes debían tener la supremacía. Le
irritó bastante que Abel no se sometiera a sus puntos de vista, y tanto ardió su ira que mató a su
hermano. Aquí los dos principios del bien y del mal se desarrollaron.” Review and Herald, 14 de
Septiembre de 1897.
“La muerte de Abel fue el primer ejemplo de la enemistad que Dios predijo que existiría entre
la serpiente y la simiente de la mujer; entre Satanás y sus súbditos, y Cristo y sus seguidores....Y
dondequiera haya quienes se levanten para vindicar la justicia de la ley de Dios, el mismo espíritu se
manifestará contra ellos. Es el espíritu que a través de las edades ha levantado la estaca y encendido la
hoguera para los discípulos de Cristo.” Patriarcas y Profetas, 62-63.
Caín y Abel representan más específicamente dos clases de adoradores en que se divide la humanidad.
En el nuevo testamento hay una parábola que ilustra este mismo punto:
El fariseo y el publicano: dos clases de adoradores
“El fariseo y el publicano representan las dos grandes clases en que se dividen los que adoran
a Dios. Sus dos primeros representantes son los dos primeros niños que nacieron en el mundo.”
Palabras de Vida del Gran Maestro, 117.
La biblia también provee historias donde estas dos clases de adoradores Caín, (el Fariseo) y Abel (el
publicano), están representadas en la experiencia de un mismo individuo. El apóstol Pedro es un ejemplo:

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Pedro el fariseo es probado
“En la historia del apóstol Pedro hay una lección para cada una de las clases representadas por
el fariseo y el publicano. Pedro se conceptuaba fuerte al comienzo de su discipulado. Como el fariseo,
en su propia estima no era "como los otros hombres". Cuando Cristo, la víspera de ser traicionado,
amonestó de antemano a sus discípulos: "Todos seréis escandalizados en mí esta noche", Pedro le dijo
confiadamente: "Aunque todos sean escandalizados, mas no yo". Marcos 14:27, 29. Pedro no conocía el
peligro que corría, y lo descarrió la confianza propia. Se creyó capaz de resistir la tentación; pero pocas
horas después le vino la prueba, y con maldiciones y juramentos negó a su Señor.” Palabras de Vida del
Gran Maestro, 118.
Pero esta historia arroja luz adicional sobre el proceso de prueba. Cuando Pedro fue probado ¿cuántas
veces fue tentado?
Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no. Y le dijo Jesús: De cierto te digo que
tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces. Marcos
14:29-30
Pedro también representó al Publicano. Y como publicano fue probado también tres veces:
Pedro el publicano es probado
“En la última reunión de Cristo con sus discípulos junto al mar, Pedro, después de ser probado
por la pregunta "¿Me amas?" (Juan 21: 15-17), repetida tres veces, fue restituido a su lugar entre los
doce. Le fue señalada su obra: debía apacentar las ovejas del Señor. Ahora, convertido y aceptado, no
solamente debía tratar de salvar a los que estaban fuera del redil, sino ser pastor de las ovejas.” Hechos
de los Apóstoles, 411.
Ya sea como orgulloso Fariseo o como humilde publicano, representando a Caín o Abel, en ambas
ocasiones Pedro es probado por un proceso de prueba triple.
Tres pruebas
“La confianza propia lo indujo a creer que estaba salvado, y dio paso tras paso en el camino
descendente hasta que pudo negar a su Maestro. Nunca podemos con seguridad poner la confianza en
el yo, ni tampoco, estando, como nos hallamos, fuera del cielo, hemos de sentir que nos encontramos
seguros contra la tentación. Nunca debe enseñarse a los que aceptan al Salvador, aunque sean sinceros
en su conversión, a decir o sentir que están salvados. Eso es engañoso. Debe enseñarse a todos a
acariciar la esperanza y la fe; pero aun cuando nos entregamos a Cristo y sabemos que él nos acepta, no
estamos fuera del alcance de la tentación. La Palabra de Dios declara: ‘Muchos serán limpios, y
emblanquecidos, y purificados’ Daniel 12:10. Sólo el que soporte la prueba, ‘recibirá la corona de vida’
(Santiago 1:12).” Palabras de Vida del Gran Maestro, 119-120.

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Al leer el contexto inmediato de este versículo encontramos nuevamente las dos clases manifestadas en
el evangelio eterno, ahora designadas como los impíos y los entendidos:
El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.
Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y
ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. Daniel 12:9-10.
“Daniel cumplió su misión de dar su testimonio, el cual fue sellado hasta el tiempo del fin,
cuando el mensaje del primer ángel debía ser proclamado a nuestro mundo. Estos asuntos son de
infinita importancia en estos últimos días; pero aunque "muchos serán limpios, y emblanquecidos, y
purificados", "los impíos obrarán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá". ¡Cuán cierto es esto!
El pecado es la transgresión de la ley de Dios; y los que no acepten la luz con respecto a la ley de Dios no
comprenderán la proclamación de los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles.” Testimonios
para los Ministros, 112.
Las tres pruebas mencionadas en Daniel 12:10 corresponden con los mensajes de los tres ángeles:
Primer mensaje: limpios
Segundo mensaje: emblanquecidos
Tercer mensaje: purificados [probados]
¿Y por qué tres pruebas? Porque el Espíritu Santo realiza su obra de redención en tres pasos: convencer
de pecado, de justicia y de juicio.
6. LA TRIPLE OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no
vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de
pecado, de justicia y de juicio. Juan 16: 7-8
Mensaje del primer ángel: convicción de pecado
Mensaje del segundo ángel: justicia
Mensaje del tercer ángel: juicio
Desde el principio del mundo, el Evangelio Eterno ha sido el proceso de prueba que produce separación
de entre dos clases de adoradores, mediante la introducción de un mensaje profético. Y en cada uno de
los movimientos reformatorios esta separación de consecuencias eternas es demostrada.
Dios requiere que estudiemos cuidadosamente y comprendamos el registro de las interacciones de Dios
con su pueblo del pasado, porque los personajes bíblicos nos prefiguraron a nosotros, en sus historias
Dios ha colocado la predicción de lo que está ocurriendo y ocurrirá a su pueblo Adventista al fin del
mundo.