2. “La vida de José Cúneo está totalmente
dentro de su obra”
José Cúneo Perinetti nace en Montevideo, Uruguay el 11
de septiembre de 1887 y fallece en Bonn, Alemania el 19
de julio de 1977. Fue un pintor uruguayo.
Sus primeros estudios los realiza en 1906 con el maestro
Carlos María Herrera, dibujando en el Círculo de Bellas
Artes, y luego comienza cursos de escultura con Felipe
Menini.
3. Al año siguiente parte muy joven, por primera vez, a
Turín, donde ingresa y estudia en el taller de Leonardo
Bistolfi y dibuja con Anton Mucchi, realizando paisajes de
Italia que expone en su regreso a Uruguay en 1910.
Viajando a Venecia Recoge el exaltado color de sus
pintores.
En París en 1909, su admiración prende en una
exposición de pasteles y acuarelas. A su vuelta a
Montevideo en 1910, trae una serie de “jardines” y “lagos
italianos”, que muestran una composición de formas en
planos grandes, muy decoradas y de exaltado color.
“Fuente de Albano” -
Italia, año 1911
4. En 1911 se traslada a París, estudiando en la Academia
Vity. En 1914 inicia sus paisajes uruguayos en el
Departamento de Treinta y Tres.
En 1917, realizó otro viaje a Europa, corto, pero
influyente en su obra, y por consecuencia, en los otros
pintores uruguayos. En ese mismo año comienza a
estudiar en la Grande Chaumiere de París, interesándose
en la pintura de Cézanne y Gauguin. La atracción de ese
momento para Cúneo fue Guaguin, que en Tahití pintó
una obra que podía ser rectora para lo nuestro: era una
cultura europea en un paisaje tan virgen como el
uruguayo. Del francés y sus seguidores toma la pintura a
largos planos de color separados para no ensuciarlos,
llegando a veces en el desarrollo de ese estilo a dejar
entre los planos vecinos el vacío de la tela sin cubrir.
Regresa a Uurguay en 1918. Hasta ese entonces, su
pintura se caracterizaba por la realización de paisajes, en
particular de Italia y de Melo, en Uruguay. Da comienzo a
su etapa de pintura planista junto a Carmelo de Arzadun,
Guillermo Laborde, Alfredo De Simone y Petrona Viera.
En 1927, conoce en Europa la obra de Chaïm Soutine,
atrayéndole las deformaciones expresionistas y el uso de
5. la diagonal, lo que marcará su obra futura. Expone los
paisajes de ese período de Cagnes-sur-Mer en la Galería
Zak y a su regreso a Montevideo, en el “Ateneo”.
A partir de 1930 se radica en el interior del Uruguay, en
las ciudades de Florida y de Melo, donde realiza la serie
de ranchos, lunas y acuarelas del campo uruguayo que
caracterizan su obra.
En 1942 obtiene el Gran Premio de Pintura del Salón
Oficial, el Primer Premio en el Salón Nacional de
Acuarelas y el Premio de Pintura en la Bienal Nacional de
Arte.
Vuelve a Europa en 1954 e incursiona en la pintura
abstracta. A su regreso al Uruguay firma su producción
de esta época con su apellido materno, Perinetti. A partir
de los años 1960 logra reconocimiento internacional. En
1961 expone una retrospectiva de sus 50 años como
artista, pero su vida artística llegará a abarcar 70 años de
producción.
A partir de 1963 el reconocimiento de su obra alcanza
importantes distinciones internacionales. Es premiado en
6. la X Bienal de San Pablo en 1969 y en 1974 recibe el
Premio Nacional de Pintura de Cagnes su Mer.
En 1976 regresa a Europa, donde fallece un año después,
en Bonn.
La obra de Cúneo:
Las deformaciones expresionistas de Chaim Soutine,
expresándose en una perspectiva emocional, agrandando
o achicando los objetos o moviéndolos según el grado
de sugestión que de ellos recibe el artista, se adentra
como concepción selectiva favorable para el
temperamento romántico de Cúneo.
La obra de Cúneo está integrada por un conjunto de
series.
Este artista no ejerce una postura muy característica de
su generación, de los post-impresionistas, de los
impresionables, de aquellos que atentos al advenimiento
de la gracia pictórica registran la más variada y eventual
temática. El artista inicia el tema elegido con el
7. desconcierto de quien quiere que la originalidad sea su
principal objetivo y la metáfora plástica poderosa; un
estilo que se pule en la reiteración, una concentración en
el motivo muchas veces repetido y una exacerbación
donde crece, se enriquece y luego desborda su
formidable fantasía.
En síntesis el nacimiento y decadencia de su serie. Así
fueron series “Los jardines y lagos italianos de Albano y
Nemi”, los de las “Islas” de árboles en los llanos potreros;
los retratos experimentales de amigos, en su mayoría
poetas y escritores, como “Telémaco Morales”, “Sra. De
Dieste”, “Nicolás Fusco Sanssone”, entre otros.
Desde la época de Cagnes y durante largo espacio de su
obra, Cúneo se aparta en la creación de sus ritmos de la
certeza de verticales y horizontales, componiendo sólo la
base de diagonales más aptas para traducir un mundo de
inquietudes y temores.
Cúneo ha usado desde entonces para sus futuras series
de “Ranchos” y “Lunas”, las diagonales, con voluntad y
rigor de lucha contra el equilibrio estético.
8. Luna Nueva, óleo de 1933 Rancho y carreta,
óleo sobre tela
Vuelto de aquel viaje a Europa, el pintor pasa una larga
temporada en la campaña de Florida realizando una serie
de cuadros sobre temas de los rancheríos, los ranchos de
terrón y paja brava, la miserable vivienda del paisano
criollo que emerge del terreno como un accidente de la
misma tierra.
Pintor ya experimentado en disímiles tendencias, fuera de
su deliberada eliminación de las verticales y horizontales,
no se ajusta desde esa serie de los ranchos a un
9. apriorístico estilo. No es desde esa serie simplemente el
artista especulativo que faceta o esquematiza la figura,
que recorta colores, que delinea los volúmenes o ensaya
otras posturas plásticas; desde ese momento el artista
pinta libremente,
sólo guiado por su máxima expresividad, es también a
partir de esa época de Cagnes que su paleta es más baja
– más azules y más verdes – pero siempre en la vibración
característica de su color. En esta serie de ranchos, los
cielos se mueven cada vez más, ya no en caprichosos
movimientos sino como agitadas fuerzas cósmicas.
Consecuencia lógica de estas preocupaciones por el
misterio de los cielos, es la aparición de la luna en sus
temas; al admirador de Fontanesi siempre le interesó la
majestad de los cielos. Cúneo dará la luna enorme
agrandada, acercada a la tierra por una perspectiva
emocional que empequeñece al hombre y su residencia.
En verdaderos paisajes planetarios, plantea el problema
de los infinitos y abre en los cielos inconmensurables y
en los abismos del borde del planeta, la angustia del
más allá.
10. El tomó la luna poética de Julio Herrera y Reissig, cuyos
versos prolongan la primera exposición de esa serie, y a
esta literaria luna la ha llevado a la plástica, extrayendo
de ella tonos cobrizos y blancos rodeados de azules y
verdes intensos, a veces estupendamente profundos.
Cúneo se refugió en la luna poética, la blanca luna
americana incontaminada de guerras impuras, la luna que
envuelve con su luz callada y acariciante a la misma
muerte, “Luna de la Carroña”.
Luego de los ranchos y las lunas, Cúneo adopta el
procedimiento de la acuarela para pintar un extenso
conjunto de paisajes uruguayos, de escenas pastoriles y
cerriles. Es el paisaje de Cúneo en sus acuarelas, la
naturaleza con aisladas notas de vida y señales de trabajo
del hombre absorbidas por la misma grandeza del
escenario. Son en unas, los animales, manchas aisladas de
animación del campo y en otras el aniquilamiento de la
muerte en ese unirse de los seres de la tierra: carroñas y
osamentas. Cúneo, partiendo de sencillos motivos
localistas, da una admirable idea de la majestad
inconmovible de la naturaleza. Toda su experiencia de
pintor y de analista del paisaje local, se va a concentrar
11. en esos dibujos acuarelados, anotaciones rápidas de una
espontaneidad y frescura maravillosa; instantaneidad que
supone una mano muy ejercitada y una meditación
prolongada. Tiro de gracia de una larga espera selectiva
para lograr el secreto más íntimo de animación de estos
paisajes uruguayos.
Este artista tan excitado por lo subjetivo y la originalidad
conserva sin embargo, un vigor intacto para la
objetividad sin irrealidad.
Pintor de sucesivos tiempos y de diferentes
circunstancias, sensible a los reclamos de cada hora,
habiendo cumplido en grado sobresaliente el período
histórico de las artes nacionales por comunicar una visión
de conocimiento de la imagen de su país, donde enseñó
autenticidad, se aparta desde 1955 – serie de paisajes
italianos del Lago de Iseo – de la representación. Fue
dura su terquedad en las pesquisas por obtener un
lenguaje dentro de la abstracción. No reniega su pintura
anterior, la respeta, pero los nuevos cuadros que firma
con el apellido materno, Perinetti, investigan una nueva
vida para su pintura posterior. Lo que le preocupa
entonces es el enrolamiento juramentado y cumplido en
12. las especulaciones plásticas de las que en su juventud se
había apartado o curioseado muy periféricamente como
los afacetados del cubismo y la multiplicación de artistas
en la construcción de volúmenes que los ha de aplicar en
lo que sintió como una impostergable función cultural,
que la perspectiva histórica le ha de reconocer sin
fronteras.
Trabajando en su casa de Montevideo en 1952