1. Meditación sobre la santidad de vida y el
apostolado intenso a la luz de la Carta a los Efesios
Asamblea de Catequesis
25 de Octubre 2017
2. Dios nos eligió en Cristo antes de la creación
del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha en su presencia. En su amor nos
destinó de antemano para ser hijos suyos en
Jesucristo y por medio de él.
3.
4. Ustedes, al escuchar la Palabra
de la Verdad, el Evangelio que
los salva, creyeron en él,
quedando sellados con el
Espíritu Santo prometido.
Que ese Espíritu les ilumine
interiormente, para que
entiendan que herencia tan
grande y gloriosa reserva Dios a
sus santos, y con qué fuerza tan
extraordinaria actúa en favor de
los que creemos.
5.
6.
7. Ustedes han sido
salvados por la fe, y lo
han sido por gracia.
No lo merecieron por
sus obras, de manera
que nadie tiene por
qué sentirse
orgulloso. Lo que
somos es obra de
Dios.
8.
9. Ya no son extranjeros ni huéspedes, sino
ciudadanos de la ciudad de los santos;
ustedes son de la casa de Dios. Están
cimentados en el edificio cuyas bases son los
apóstoles y profetas, y cuya piedra angular es
Cristo Jesús.
10. Que Cristo habite en sus
corazones por la fe, que
estén arraigados en el
amor y en él puedan
edificarse. Que sean
capaces de comprender,
con todos los creyentes,
cuán ancho, y cuán largo,
y alto y profundo es el
amor de Cristo que supera
todo conocimiento.
11.
12. Muéstrense dignos de la vocación que han
recibido. Sean humildes, amables,
comprensivos, y sopórtense unos a otros con
amor. Mantengan entre ustedes lazos de paz y
permanezcan unidos en el mismo espíritu.
13.
14.
15. Un solo cuerpo y un
mismo espíritu, pues
ustedes han sido llamados
a una misma vocación y
una misma esperanza. Un
solo Señor, una sola fe, un
solo bautismo, un solo
Dios y Padre de todos,
que está por encima de
todos, que actúa por
todos y está en todos.
16.
17. El hace que el cuerpo
crezca, con una red de
articulaciones que le
dan armonía y
firmeza, tomando en
cuenta y valorizando
las capacidades de
cada uno. Y así el
cuerpo se va
construyendo en el
amor.
18.
19. Cada uno de nosotros ha recibido su talento y
Cristo es quien fijó la medida de sus dones
para cada uno…. hasta que todos alcancemos la
unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de
Dios y lleguemos a ser el Hombre perfecto, con
esa madurez que no es menos que la plenitud
de Cristo.
20. No seamos ya niños a los
que mueve cualquier
oleaje o viento de
doctrina o cualquier
invento de personas
astutas, expertas en el
arte de engañar..
21.
22. Se les pidió despojarse del hombre viejo y
renovarse por el Espíritu. Revístanse,
pues, del hombre nuevo, el hombre
según Dios que él crea en la verdadera
justicia y santidad.
23. Misión principal del catequista
es transmitir fielmente el Evangelio
que la Iglesia le entrega, para que el
catequizando, entrando en
contacto con él, se deje interpelar
por el mensaje, lo conozca y lo lleve
a la propia vida, transformándose
en un “hombre nuevo”
24. Arranquen de raíz de
entre ustedes disgustos,
arrebatos, enojos,
gritos, ofensas y toda
clase de maldad. Más
bien sean buenos y
comprensivos unos con
otros, perdonándose
mutuamente, como
Dios los perdonó en
Cristo.
25.
26. Sigan el camino del amor, a ejemplo de
Cristo, que nos amó y se entregó por
nosotros, como esas ofrendas y víctimas
cuyo olor agradable subía a Dios. Pórtense
como hijos de la luz...
27.
28. Busquen lo que agrada al Señor. No tomen
parte en las obras de las tinieblas. Examinen,
pues, con mucho esmero su
conducta….Aprovechen el momento presente,
porque estos tiempos son malos. Traten de
comprender cuál es la voluntad del Señor.
29.
30. Fortalézcanse en el Señor con su energía y
su fuerza. Lleven con ustedes todas las
armas de Dios, para que puedan resistir las
maniobras del diablo.
31.
32. Tengan siempre en la
mano el escudo de la
fe…Vivan orando y
suplicando.
33. La oración del catequista
entrañará una meditación que sea
fuente de conocimiento vivo de los
contenidos de la fe que luego habrá
de trasmitir a otros. Esta oración
meditativa deberá ser alimentada
por una cultura bíblica y teológica
sólida.