2. Oración
Acuérdate, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a tu protección,
implorando tu asistencia y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado por Ti.
Animado con esta confianza acudo a Ti,
oh Madre Virgen de las Vírgenes,
y gimiendo bajo el peso de mis culpas,
me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana,
¡Oh Madre de Dios, no deseches mis súplicas,
antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén.
3. VOCACIÓN DEL CATEQUISTA
+ La catequesis es un pilar maestro para la educación d ela fe, y hacen
falta buenos catequistas, ser catequista hoy no es fácil. Hay que trabajar
mucho, y ser muy pacoientes y serenos en esperar resultados. Sin
embargo, educar en la fe es hermoso. Por eso el Papa Francisco nos
invita “ a ser catequistas “; no a trabajar como catequistas.
+ Catequista es una vocación. Es hace caso a Francisco de Asís que se
dirigía a sus frailes: “Prediquen siempre el Evangelio y, si fuese
necesario, también con las palabras”. Las palabras mueven; el
testimonio es el que arrastra.
4. + Ser catequista requiere amor, amor cada vez más intenso a
Cristo, amor a su pueblo santo. Es un amor no adquirible
en los súper mercados. Es un amor, que viene de Dios. Es
un regalo de Cristo.
5. + La catequesis debe, también, llegar a la familia. La Iglesia siempre ha
considerado a la familia como el lugar privilegiado del anuncio evangélico.
Jamás debemos cansarnos de servir a la familia; de dar así respuesta al
hambre y a la sed que la misma tiene de sentido, de verdad, de amor
profundo, de libertad auténtica y de plenitud de vida.
+ Urge reevangelizar incansablemente a los esposos cristianos, y
conseguir que escuchen de nuevo la "buena noticia" del don divino
recibido. De una manera particular, el Evangelio anunciado y vivido debe
llevar a vencer el egoísmo humano, que aleja de Dios y del prójimo.
+
6. La Catequesis es tarea de todos en la
Iglesia
+ El Derecho Canónico dice acerca de la catequesis: «La solicitud por la
catequesis, bajo la dirección de la legítima autoridad eclesiástica,
corresponde a todos los miembros de la Iglesia en la medida de cada uno»
(canon 774). Todos somos transmisores (catequistas) de la fe en comunión
con la Iglesia, y esa capacidad de ser transmisores de la fe (misioneros) la
hemos recibido como un don.
+ El catequista discípulo-misionero ha de tener presente el mismo
espíritu de fe que movía a san Pablo: «Creí, por eso hablé» (2Co 4,13),
porque nosotros creemos por eso tenemos que hablar de Dios y de su
misterio de amor a todos y cada uno.
7. + Una catequesis en estado de evangelización (supone, una
conversión pastoral, no de mera conservación). Podemos
englobar diciendo que la misión es la tarea de la Iglesia.
Ella le da la identidad (cf. EN 14).
8. ¿Qué tipo de catequesis para el
mundo de hoy?
+ ¿Cómo se logra esa profundización de la fe? Sólo con una catequesis gradual, sólida,
estructurada y permanente.
+ El mundo pluralista y secularizado, cansado de tantas palabras y más sensible al testimonio
personal, parece estar especialmente atento al lenguaje de la caridad, de la acogida y de la
solidaridad, sobre todo para con los pobres y las categorías sociales más marginadas. La
catequesis no puede dejar de tenerlo en cuenta.
+ Para un buen catequista, evangelizar no es la simple y fría transmisión de contenidos, sino
la puesta en alto de la importancia del Evangelio para la vida de los hijos de Dios. Evangelizar
no es una estrategia humana, sino una acción primordialmente divina con la infaltable
colaboración humana, particularmente de los agentes más comprometidos, como son los
catequistas.
9. + La catequesis no puede ignorar que a través del servicio a los pobres
y la atención’ a toda clase de marginación, se anuncia en concreto el
amor de Dios y los creyentes se introducen en el mismo corazón del
mensaje evangélico; pues, éste es palabra de misericordia y de
renovación para todo ser humano, es fermento eficaz de
reconciliación y de solidaridad para toda la humanidad.
10. Los aspectos a consolidar en la catequesis son:
- formar la conciencia,
- agudizar la sensibilidad hacia los valores espirituales y morales, la
promoción de los ideales de fraternidad humana,
- resaltar y recalcar el carácter sagrado de la vida humana en todas sus
fases,
- la constante y profunda solidaridad social y la contribución a la
construcción de un orden civil armónico, justo y pacífico (cf. TMA 41s).
+ La catequesis es un ministerio de creatividad, que pide de los
catequistas imaginación creativa.
11. La creatividad: necesaria para el
catequista
+ Uno de los rasgos característicos de nuestra época es el cuestionamiento, la
búsqueda, la inventiva, la innovación y la creatividad llevadas incluso hasta la
obsesión. Quien no es creativo, queda fácilmente relegado. Se torna espectador, en
lugar de actor.
+ El Reino de Dios es un misterio de incansable creatividad. La catequesis debe
concretar esa característica. Los contextos socio-culturales en que la catequesis se
realiza, la obligan a replantearse continuamente sus procesos. El dinamismo de la
Revelación le pide saber interpretarla, en relación a las situaciones y urgencias del
tiempo actual
12. + Para evitar el riesgo de dispersión y de confusión hay que
valorar la pluralidad de los métodos en la catequesis,
porque esa manera creativa puede ser signo de vitalidad y
de genialidad, si cada uno de estos métodos logra
interiorizar y hacer suya una ley fundamental, que es la de
la doble fidelidad, a Dios y al hombre, en una única actitud
de amor.
13. Qué formación debe tener el catequista
de hoy?
La formación del catequista debe centrarse en estos elementos:
- Apreciar a la persona en su originalidad e irrepetibilidad (forma de ser, cultura,
familia…)
- Conocer la pedagogía de Jesús;
- Apreciar la conciencia profética hacia dentro y hacia fuera de la Iglesia;
- Experto en el arte de la comunicación y de la creatividad;
- La convicción de que es un agente de cambio;
- La idoneidad y la capacitación en las tareas específicas que le pide su ministerio.
- Constante búsqueda de formas creativas de transmitir la fe. Incluso, ayudándose
de los inventos y aparatos tecnológicos.
14. La misión de ser catequista
+Mc 16, 15
+Mc 3,15
+1 P 3, 15
+1P 3, 16
15. La importancia de la oración
+ La transmisión de la fe no se realiza sólo con las palabras, sino
que exige una relación con Dios a través de la oración, que es la
misma fe en acto. En esta educación en la oración es decisiva la
liturgia con su propia función pedagógica, en la cual el sujeto
educador es el mismo Dios y el verdadero maestro en la oración
es el Espíritu Santo. El papa Juan Pablo II nos insta: “Sean
perseverantes en la oración; sus ojos miren a la celestial Madre
del Redentor; ella, que es ‘modelo de los catequistas’ (Catechesi
tradendae, c. VIII, n. 73), les proteja y les ayude en la delicada
misión que se les ha confiado”.
16. Del catequista formador se espera que:
- sea una persona con madurez probada en su fe
- Profundo conocedor de los caminos de Dios y de los hombres
- Un maestro de vida espiritual
- Un discípulo que aprende en la escuela de Jesús y de la vida
17. CREYENTE DISCÍPULO
1. Asiste a una Iglesia
2. Busca que lo alienten
3. Piensa en recibir
4. murmura y reclama
5. Lee la Biblia
6. Espera que oren por él
7. Espera que le asignen
tareas
8. Se entrega en parte
9. Jesús es Salvador
10. El creyente suma
11. Los creyente son
revolucionados por el mundo
12. se conforma con llegar al
cielo
13. Espera una avivamiento
14. El creyente sueña
1. Entiende qué es la Iglesia
2. Busca siempre alentar
3. Piensa en dar y servir
4. obedece y actúa
5. Enseña la Biblia
6. Ora por los demás
7. Está listo para asumir
responsabilidades
8. entrega su vida entera
9. Jesús es Todo
10. El discípulo multiplica
11. los discípulos revolucionan al mundo
12. Se esfuerza en ganar almas
13 Es parte del avivamiento
14. El discípulo actúa
18. Todo discípulo es creyente;
Pero no todo creyente es discípulo
“Vayan por todo el mundo y hagan DISCÍPULOS a todas las
naciones”
(Mt 28,19)
19. CONSAGRACIÓN
+Catequista I: Virgen María, Madre Nuestra, contigo llega a cumplimiento la esperanza de
que Dios sea conocido y amado. La vida nueva de Dios es anunciada por Ti, Aurora de
Salvación. Tú misión fue una historia de salvación. Lo hiciste como madre y catequista:
concibiendo, educando y acompañando a tu Hijo hasta el sacrificio en la cruz (Cf. DAp 267).
+ Catequista II: Madre Nuestra, Tú nos afianzas en la esperanza. Queremos aprender de ti,
a esperar siempre. No nos abandones en la espera del Espíritu Santo, como acompañaste a los
discípulos de tu Hijo, los apóstoles en pentecostés. Como Madre, ayúdanos en nuestras
dificultades para perdonar y reconciliarnos, y así se fortalezcan más los vínculos fraternos.
¡Enséñanos a ser, por la catequesis, una sola familia, la familia de los hijos de Dios! En ti,
María, nos encontramos con Cristo, con el Padre y el Espíritu Santo, así mismo con todos los
demás, nuestros hermanos (cf. DAp, 268).
20. + Catequista III: Virgen María, por tu fe, por tu docilidad a la voluntad de Dios,
por tu constante meditación de la Palabra de Dios y por tu seguimiento de los pasos de
Jesús eres, por eso, la discípula perfecta del Señor. Tú eres nuestro modelo de fe y de
catequista. En Ti encontramos la frescura y el ímpetu para seguir a Dios. Eres el
modelo de persona fuerte y humilde, libre y obediente, consciente de seguir siempre
orientada hacia el seguimiento de Cristo (cf. DAp, 266).
+ Catequista IV: María, tú eres la gran catequista. Tú eres la continuadora de la
misión de tu Hijo. Tú vocación sigue siendo formadora de los discípulos de Jesús. Tú
nos enseñaste, en el acontecimiento guadalupano, cómo se debe ser catequista
encarnado e inculturado. A nosotros, ayúdanos a acompañar a nuestras comunidades
en sus alegrías y en su penas; en su historia y en sus proyectos de futuro. Con tu
ejemplo, favorece en nosotros, catequistas, mantener vivas las actitudes de oración, de
servicio, de entrega, de estudio, de gratuidad (cf. DAp, 269. 272)
21. + TODOS: Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra enséñanos a darle la debida importancia a la Palabra de
tu Hijo Jesús, como Tú lo haces con maestría. Al escuchar Tú canto de alabanza, el “Magnificat”, nos damos
cuenta, que todo él está tejido por los hilos de la Sagrada Escritura, las hebras que forman la consistente Palabra
de Dios. Por estar Tú a lado de la Palabra, Tú te vuelves amiga de la Verdad, Tú vida se trasluce con coherencia y
pureza. Por eso, tu pensamiento no se puede distanciar del pensamiento de Dios. Tu voluntad es hacer con agrado,
prontitud y generosidad la Voluntad de Dios. ¡Madre de los catequistas, enséñanos a ser maestros de la fe, con
vida y con la palabra! (cf. DAp 271).
+ Virgen y Madre María, ayúdanos a decir “sí”, ante la urgencia de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús. Tú,
llena de la presencia de Cristo. Tú, estremecida de gozo cantaste las maravillas del Señor.
+ Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio. Danos la santa audacia de
buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.
+ Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, Madre del amor, intercede por tu Iglesia, para que nunca se encierre
ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino.
+ Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la
fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los
confines de la tierra, y nadie se prive de su luz (Extracto de EG, 288) Amen.
22. Trabajo por equipos
+ ¿Qué medios propones para llevar a cabo tu misión como
catequista?
+ ¿Cómo enriquecer la vida de oración del catequista?