1. EL EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS
Mr 11:12-14; 20-21
Un Estudio Expositivo de los 16
capítulos del Evangelio de Marcos
2. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
rante el día, Betania por la noche.
Probablemente salieron temprano, de ma
drugada, para no despertar a sus anfi-
triones. Pues Marta de estar despierta no
los hubiera dejado salir sin desayunar.
(11:12) El lunes, día des-
pués de la entrada triun-
fal, Jesús y los discípu-
los volvieron a Jerusalén
desde la vecina Betania.
Este sería el programa
semanal: Jerusalén du-
4. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
“Porque no tenemos un sumo sacerdote
que no pueda compadecerse de nues-
tras debilidades, sino uno que fue tenta-
do en todo de la misma manera que no-
sotros, aunque sin pecado” (Heb 4:15).
El desayuno es el único alimento del día
del cual no podemos privarnos, nuestro
cuerpo toma de los alimentos la energía.
El recorrido a Betfagué duraba 1 hora.
Pudieron llegar cerca de las 8 am.
Jesús tuvo hambre, era 100% hombre y
100% Dios. Vivió nuestras necesidades.
5. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
Jesús es omnisciente, sabe que la higue
ra no tiene fruto pero quiere aprovechar
la oportunidad para darle una lección a
sus discípulos que no olvidarían.
(11:13) Es prima-
vera, aun no es
tiempo de higos,
Jesús nota una
frondosa higuera,
se acerca. Espera
encontrar brevas,
pues la higuera
aparenta tenerlas.
6. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
En Judea
los higos
se cose-
chan en
agosto.
Las bre-
vas co-
mienzan
a desarrollarse tan pronto como brotan
las hojas, en marzo. Los transeúntes so-
lían comer de estas brevas verdes al ca-
minar junto a los árboles.
9. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
La higuera perte-
nece a la familia
de los ficus. Sabe
mos que existen
dos tipos de hi-
gueras: las unífe-
ras, son las que
dan una cosecha
de higos al año. Y
las bíferas, que son las que dan 2 cose-
chas de higos al año: en primavera bre-
vas y a fines del verano y otoño higos.
10. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
Las bre-
vas son
higos que
germina-
ron a fi-
nes del
verano y
no termi-
naron de
madurar.
Se conservan latentes durante todo el
invierno y maduran en primavera.
11. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
Cada flor dará un fruto o semilla que son
los puntitos crocantes dentro del higo.
En realidad nos comemos un ramillete
de flores en cada higo.
Los higos no son en
realidad una fruta,
sino un racimo de
cientos de diminu-
tas flores invertidas
que se encuentran
dentro de un saco
(sicono).
14. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
Cuesta creer que el Señor dijo esto con-
tra el árbol, como si fuese responsable
de no llevar fruto, y como si Jesús estu-
viese enojado con él por esta razón.
(11:14) Jesús es
peraba encon-
trar alguna bre-
va, mas la falta
de fruto en la hi-
guera, era prue-
ba de su esteri-
lidad.
15. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
La higuera simbolizaba la esterilidad es-
piritual de Israel con la impresionante
apariencia externa de su religión.
Jesús aprovecha la oportunidad para
dar una enseñanza con la cual, estaba
avisando lo que le sucedería a Israel.
La denuncia que Jesús hizo del árbol, la
cual Pedro consideraría mas tarde como
una maldición, era una señal del juicio
inminente de Dios sobre Israel, y no una
reacción airada debido a que Jesús te-
nía hambre y no halló comida.
16. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
“Mi amado tenía una viña en una ladera
fértil. La cercó, despejó de piedras, y
plantó vides escogidas; levantó una
torre, y construyó un lagar. Esperaba
buenas uvas, pero dio uvas silvestres.
Ahora juzguen entre mi viña y yo. ¿Qué
más podía hacerse a mi viña, que yo no
le haya hecho? ¿Cómo es que dio uvas
silvestres, cuando esperaba que diera
buenas uvas? Pues voy a mostrarles lo
que haré con mi viña: Le quitaré la
cerca, para que sea consumida…
17. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
“…abriré una brecha en su muro, para
que sea pisoteada. Haré que quede de-
sierta. Nadie la podará ni cultivará. Cre-
cerán en ella cardos, espinos, y ordena-
ré a las nubes que no derramen lluvia
sobre ella. En realidad, la viña del Señor
es la casa de Israel. Esperaba justicia y
equidad, y sólo hay injusticia e iniqui-
dad” (Isaías 5.1-7).
La pretenciosa e infructífera higuera era
símbolo de Israel y nos recuerda a la
parábola de la higuera estéril.
18. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
“También les dijo esta parábola: Un hom-
bre había plantado una higuera en su vi-
ña, y cuando fue a buscar higos en ella
no encontró ninguno. Entonces le dijo al
viñador: Hace tres años que vengo a bus-
car higos en esta higuera, y nunca en-
cuentro uno solo. ¡Córtala, para que no se
desaproveche también la tierra! Pero el
viñador le dijo: Señor, déjala todavía un
año más, hasta que yo le afloje la tierra y
la abone. Si da fruto, qué bueno. Y si no,
córtala entonces” (Lc 13:6-9).
19. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
Al maldecir a la higuera y purificar el
templo, Jesús en dos actos, estaba pre-
diciendo la caída del infructífero Israel.
Sus discípulos no solo lo oyeron, sino
que lo vieron escenificar, al mismo es-
tilo de los profetas del AT, lo que ocurri-
ría con Jerusalén e Israel.
No hubieran pasado por alto esta ense-
ñanza. Si hubieran considerado…
La relato de la higuera continúa 6 versí-
culos mas adelante. En los v.15-19, se
narra la Purificación del Templo.
20. (11:12-14) La Higuera sin Fruto
(11:15-19) En los versículos siguientes
se relata lo que se conoce como “La
Segunda Purificación del Templo”, lo
vamos a estudiar la próxima semana.
Aquello dicho por el profeta Jeremías:
“Voy a arrancarlos por completo. No
quedarán uvas en la vid, ni higos en la
higuera. Todas las hojas se caerán. ¡Voy
a quitarles lo que les había dado!”
(Jeremías 8:13)
21. (11:20-21) La Higuera Seca
(11:20) Jesús limpió el
templo el lunes y
regreso a Betania por
la tarde. El martes en
la mañana al ir a
Jerusalén pasaron al
lado de la higuera.
Reconocieron que era la que Jesús había
dirigido duras palabras el día anterior.
La frondosa higuera se había secado, pe-
ro desde abajo hacia la copa, ya no tenía
hojas. Estaba seca, muerta.
22. (11:20-21) La Higuera Seca
(11:21) Pedro recor
dó lo sucedido el
día anterior, en po-
co tiempo, el árbol
pasó de ser una
planta viva, a una
seca, muerta.
Pedro no culpa a Jesús. En el siguiente
versículo aclara que no entendía exacta-
mente cómo era posible que esto pudie-
ra haber ocurrido en tan poco tiempo.
23. (11:20-21) La Higuera Seca
• En Hebreo es: ‘kalal’ = insignificante,
disminuir, decrecer.
• En griego es: ‘kataraomai’ = desear el
mal.
• En latín es ‘male dicere’ = mal + hablar
o hablar mal.
Entendemos la palabra ‘maldecir’ como
echar una desgracia a algo o alguien,
hablar con perjuicio o condenar.
La maldición se define como palabras di-
chas con el propósito de causar daño
mediante una acción sobrenatural.
24. (11:20-21) La Higuera Seca
“A ustedes, los que me escuchan, les
digo: Amen a sus enemigos, hagan bien
a quienes los odian, bendigan a quienes
los maldicen, y oren por quienes los
calumnian. Si alguno te golpea en una
mejilla, preséntale también la otra. Si
alguien te quita la capa, deja que se lleve
también la túnica. A todo el que te pida,
dale” (Lc 6:27-30).
Sin embargo Jesús enseñó lo opuesto:
¿Qué debemos hacer con aquellos que
nos maldicen? ¡Bendecirlos!
25. Conclusión
Todo el sistema religioso judío había fa-
llado miserablemente respecto a Él. La
religión se había vuelto suntuosa, impre-
sionante, llena de ritos y sacrificios que
no complacía a Dios.
El pueblo preparado por las Escrituras
para reconocer al Mesías, lo rechazaba.
“Aquella luz verdadera … venía a este
mundo. En el mundo estaba, y el mundo
por él fue hecho; pero el mundo no le
conoció. A lo suyo vino, y los suyos no
le recibieron” (Jn 1:9-11).
26. Conclusión
Aun seca y marchita, la higuera nos si-
gue hablando. Hay una voz en la higue-
ra para la iglesia de Cristo de todas las
edades y partes del mundo, con una
advertencia contra un cristianismo va-
cío, carente de una sana doctrina y por
ende con un testimonio mundano.
Hay una voz en aquella higuera para to-
dos los cristianos carnales y falsos. Bue
no sería que aquellos que viven un cris-
tianismo tibio en realidad pudieran verse
reflejados en este pasaje.
27. Conclusión
“El hacha ya está lista para derribar de
raíz a los árboles; por tanto, todo árbol
que no dé buen fruto será cortado y
echado en el fuego” (Mt 3:10).
¿Tú también piensas a rechazar al Salva-
dor como lo hicieron los judíos de su
tiempo?
“Mas a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio potes-
tad de ser hechos hijos de Dios”
(Juan 1:12).