Un pastor se dio cuenta de que unas cabras salvajes se habían mezclado con su rebaño. Las llevó a todas a refugio durante una tormenta y dio más comida a las cabras salvajes para atraerlas. Cuando pasó la tormenta, las cabras salvajes escaparon a la montaña, dejando al pastor que se quejó de su desagradecimiento. Las cabras salvajes respondieron que desconfiaban de él porque las trató mejor que a sus propias cabras.