BIOGRAFIA MARIANO MELGAR presentacion en power point
Batalla naval del Lago de Maracaibo 1823
1. Bicentenario de la batalla naval de Maracaibo:
El 24 de julio de 1823 se libró una feroz batalla naval en el Lago de Maracaibo, entre las fuerzas
sutiles patriotas y una escuadra de la armada española, donde nuestro máximo héroe naval el
Almirante José Prudencio Padilla escribió la página más gloriosa de la marina colombiana. El
almirante José Prudencio Padilla, supo aprovechar su conocimiento marinero adquirido a bordo
del galeón San Juan Nepomuceno, donde se había embarcado en Riohacha como mozo de cámara,
cuando tenía apenas 14 años, participo en la batalla de Trafalgar en 1805, regresando a Colombia
en 1809, tiempo en el adquirió la destreza marinera que lo cubriría de gloria al vencer al almirante
español Laborde en el lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823, sellando la independencia de
Venezuela, Colombia y Panamá, que en ese momento conformaban los departamentos de
Venezuela y Cundinamarca.
El Combate naval del Lago de Maracaibo fue un enfrentamiento naval ocurrido el 24 de julio de
1823 entre la escuadra de la República de Colombia liderada por el almirante neogranadino José
Prudencio Padilla y la escuadra de la Armada del Reino de España dirigida por el capitán de navío
Ángel Laborde y Navarro.
El combate se libró en las aguas del lago de Maracaibo, al oeste de la actual Venezuela. Resultó en
una victoria decisiva para las fuerzas republicanas, con la captura o destrucción de la casi totalidad
de la escuadra española. La derrota de las fuerzas españolas en el Lago fue seguida por la
capitulación y entrega de la ciudad de Maracaibo, que había sido ocupada por los realistas en
septiembre de 1822 tras la batalla de Salina Rica. Como consecuencia de esta victoria se consolidó
definitivamente la independencia de las antiguas colonias españolas de la Nueva Granada y
Venezuela, agrupadas bajo la denominación de República de Colombia, quedando como último
reducto realista en los territorios independizados la plaza de Puerto Cabello. En Colombia y
Venezuela, la batalla se conmemora cada 24 de julio como el Día de la Armada Nacional de
Colombia y de la Armada Bolivariana.
Antecedentes:
Después del éxito de la batalla de Garabulla, el 13 de noviembre de 1822, el dominio del capitán
general Francisco Tomás Morales sobre Maracaibo parecía asegurado. Sus operaciones militares le
habían permitido retener Puerto Cabello, recuperar Coro y animar una rebelión en Santa Marta,
aunque había fracasado en conquistar Valencia. El brigadier Sebastián de La Calzada, su segundo al
mando, trae el 29 de noviembre sesenta oficiales de Puerto Cabello a Maracaibo (otros trescientos
habrían llegado los días anteriores)
Maracaibo se había mantenido al margen del conflicto hasta ese tiempo,5 no sufriendo ataques
patriotas a diferencia de otros bastiones realistas como Coro y Angostura, permitiéndole aportar
recursos tributarios al esfuerzo bélico realista.6 Pero la ciudad sí fue afectada indirectamente al no
poder exportar su cacao y café a España y el resto de América.5 Estratégicamente era importante,
el año anterior, gracias al pronunciamiento de unos patriotas locales, la ciudad pasó a la República
y esta pudo aislar por vía terrestre a los bastiones monárquicos de Riohacha y Santa Marta del de
2. Coro, pudiendo conquistarlos uno por uno. Sin embargo, el puerto sólo cobro verdadero valor
militar al final de la guerra, con la campaña de Morales
Cuando quiso conquistar Trujillo y Mérida, el capitán general sufrió un nuevo revés. Menos de la
mitad de sus 1500 expedicionarios volvieron a Maracaibo. Por aquellas fechas, en enero de 1823,
José Antonio Páez impuso un bloqueo a Puerto Cabello aprovechando que la escuadra monárquica
estaba en Maracaibo. Para esto tenía los buques Carabobo (24 cañones y 150 tripulantes),
Mosquito (18 y 120 respectivamente), Zafiro (18 y 120) y María Francisca (22 y 98), pero el 1 de
mayo llegó Ángel Laborde y Navarro con una escuadrilla formada por los navíos Diamante (24
cañones), Casilda (44), Hiena (18), Ceres (32), Constitución (14) y Jacinta (16).10 El español capturó
dos corbetas y puso fin al bloqueo. Posteriormente, en abril, el almirante José Prudencio Padilla
centró en Los Taques; eran los bergantines Independiente, Marte y Confianza (de transporte); las
goletas Independiente, Espartana, Atrevida, Terror, Criolla, Manuela (realista capturada), Leona y
Manuela; tres flecheras; dos lanchas y un bote. Sumaba 929 tripulantes y 96 cañones.1213 A partir
de entonces empezó a bloquear el litoral coriano y marabeño con cinco bergantines, siete goletas
de guerra y numerosas flecheras, bongos, lanchas y botes.14 El 27 de ese mes, Manuel Manrique
desembarca en Gibraltar con 1200 soldados e inicia su marcha hacia Maracaibo con coordinación
con Mariano Montilla, que hace lo mismo desde Riohacha con 2500 efectivos a través de la
península de la Guajira.15 El ejército de Montilla en Riohacha disponía de 4000 infantes y 300
jinetes pero solo 3000 estaban disponibles para una campaña.16 El vicepresidente
grancolombiano, Francisco de Paula Santander, afirmaba que se habían tomado importantes
medidas desde que Morales había tomado Maracaibo, como ordenar enviar 2000 hombres desde
Panamá, incluyendo un escuadrón de apureños, y hacer una leva de 1000 hombres en los
«pueblos desafectos» de Santa Marta y Maracaibo. Por último, le ordenó al coronel José María
Ortega y Nariño reunir 2000 hombres de la provincia de Tunja, pues se temía que Morales atacara
los valles de Cúcuta con una fuerte.
El 1 de mayo, el teniente coronel republicano José Reyes González "el Cojo", amigo íntimo de Juan
de los Reyes Vargas, derrotaba al coronel monárquico Antonio Gómez y Coro pasaba
definitivamente a la república. Este último logró escapar y formar una guerrilla de 600 partisanos,
pero jamás recuperaría la ciudad. Entre los días 8 y 16 Padilla ocupa Maracaibo aprovechando que
Morales incursionaba en la provincia de Coro. Tenía 1000 soldados y 2 cañones para la incursión,
pero rápidamente es herido por guerrilleros republicanos durante la marcha. Había dejado a su
segundo a cargo de Maracaibo. La resistencia realista en tierras corianas finaliza el 10 de junio con
la victoria de Reyes González en Puerto Cumarebo. Seis días después cae en manos patriotas
Punta de Palmas (actual Miranda, al este del Lago de Maracaibo).
Según José Manuel Restrepo, la mitad de las tropas que traía Montilla eran reclutas, en cambio,
Morales contaba con tres mil veteranos. Según informes británicos, Morales tenía 2000 veteranos
bien armados y vestidos para guarnecer los fuertes de Maracaibo, 1000 reclutas sin armas y un
escuadrón de caballería desmontado en instrucción.1223 Tomás Pérez Tenreiro afirma que
Morales tenía «tres mil infantes y ciento y pico de caballos»; y eso sin contar las partidas
guerrilleras de Carora, Bailadores, Cúcuta, Valledupar, Ocaña y la provincia de Santa Marta, la
3. guarnición de Puerto Cabello y la tripulación de su flotilla en el Lago de Maracaibo. Según Rafael
Urdanetanota eran sólo 2000 hombres.26 En tanto que Santandernota dice que «Morales no
tendrá ya dos mil hombres pues se le batió en Coro una columna, y le ha quedado cortada otra
que envió de refuerzo antes de la ocupación de la laguna». Acorde a Pedro Fermín Cevallos,
Morales tenía en las numerosas fortalezas a su mando unos 5000 hombres a inicios de 1823, sin
incluir a 500 reclutas corianos que sumó al batallón Valencey.
Maracaibo estaba pasando escasez de víveres al quedar aislada por tierra, mientras Morales debía
dividir su atención entre Montilla y Manrique. En la segunda mitad de mayo salió con 2000
seguidores a enfrentar a los 3000 soldados que traía el primero, aprovechando que el segundo
había ralentizado su avance por el clima y las guerrillas corianas. Dejó 500 soldados en Maracaibo
a cargo de su segundo. También envió un fuerte destacamento a Perijá a apoyar a su guarnición
contra las guerrillas patriotas, pero su comandante, Calixto Rodríguez, desertó y acabó causando
muchos daños a los realistas.
No hubo batalla. Montilla era acosado permanentemente por los guajiros, sus convoyes con
víveres sufrían constantes ataques y todo soldado que quedaba rezagado o se separaba de la
columna podía ser dado por muerto.32 Finalmente, el 15 de junio, al llegar a la estancia de Cojoro
(municipio Guajira), el general republicano dio orden de regresar a Riohacha. Por su parte,
Morales se limitaba a esperar el auxilio de Laborde y su poderosa escuadra.12 Para evitar tener
que rendirse con el Castillo de San Carlos de la Barra, Morales «propuso evacuar a los 1.800 ó
2.000 hombres que podía tener, transportándolos en tres goletas mercantes, dos flecheras
armadas y otras embarcaciones menores rumbo a Coro para, después, pasar a la costa de
Caracas». Al mismo tiempo, temía que los fieles contingentes corianos lo depusieran y nombraran
en su lugar a La Calzada. Por ello, envió a su lugarteniente a Puerto Cabello.
Fuerzas en combate:
Unidas las fuerzas de Laborde con las de Morales, la Real Armada Española contaba en el Lago con
los bergantines-goletasnota General Riego (ex Maratón) y Esperanza; el bergantín San Carlos; la
goleta de gavias Especuladora; las de velacho Zulia, Mariana, María, Cora, Liberal, Estrella, Rayo,
María Salvadora y María Habanera; y los pailebotes Guajira y Monserrat. Su artillería sumaba
cuatro cañones de 16 pulgadas, dos de a 12, once de a 8, dos de a 6 y nueve de a 4; cuatro obuses
de a 18; cuatro carronadas de a 24, dos de a 16, cuatro de a 8 y cuatro de a 6. Su dotación se
componía de 497 marineros y 705 infantes de marina.45 Como fuerza sutil contaban con las
flecheras Atrevida y Guaireña; los faluches Resistencia, Mercedes y Brillante; los guairosnota
Vengador, Rayo y Pedrito; y las piraguas Raya, Duende, Papelonera, Esperanza, Feliz Marina,
Altagracia, San Francisco y Corbeta. Su poder de fuego venía de una veintena de cañones (dos de a
16, uno de a 10 y el resto manejado por 270 infantes y 173 tripulantes.
Las fuerzas de la Gran Colombia formaban una escuadrilla con los bergantines Independiente,
Marte y Confianza; y las goletas Leona, Esperanza, Independencia, Emprendedora, Antonio
Manuela, Manuela Chitín y Peacock. Les daba apoyo una fuerza sutil de las flecheras Barnesa,
Guaireña, Cariaqueña, Tormentos, Voladora y Emprendedora; tres bongos y varios botes armados.
4. Las naves eran tripuladas por 1.195 hombres que contaban con dos carricañones de 9 pulgadas,
setenta y ocho de a 18, ocho cañones de a 50, ocho de a 40, uno de a 24, seis de a 18, dos de a 16,
cinco de a 12, tres de a 9, dos de a 8 y tres de a 4.47
Los comandantes navales españoles, incluido Laborde, advirtieron a Morales de evitar un combate
contra una flota materialmente superior pero este les exigió buscar un enfrentamiento decisivo en
el mar. Esto es lo que deseaban los republicanos, pues les brindaba la oportunidad única de
inmovilizar al ejército enemigo, sabían que para ganar en tierra antes debían hacerlo en el agua. A
la larga, este error táctico del capitán general llevaría a que el poderoso ejército terrestre que
mandaba tuviera que rendirse sin luchar.
Los republicanos no hicieron operaciones durante julio hasta el 17, cuando Laborde envió un
ultimátum a Padilla que fue rechazado, a partir de entonces empezaron los preparativos para el
combate. Laborde estaba fondeado en la ensenada de Zapara esperando el momento para llegar
al lado oeste del Lago y fondear en Maracaibo. Los patriotas estaban en los Puertos de Altagracia
reponiéndose de los numerosos combates anteriores. El 21 de julio Padilla ocupa posiciones con
viento a favor para impedir que Laborde llegué a Maracaibo, pero el esperado combate no se
produce. Laborde decidió obedecer las órdenes de su superior y el 22 inicio exploraciones, pues
desconocía la profundidad y las corrientes del lago. Durante el proceso algunas de esas naves
vararon mientras Padilla intentaba atacar el puerto de Maracaibo con sus fuerzas sutiles, pero este
estaba defendido por el resto de la escuadra peninsular.
En la tarde del 23, la escuadra patriota fondea entre Capitán Chico y Bella Vista, al noroeste del
lago, en línea de combate. Hubo un intenso cañoneo y Laborde intento iniciar el combate dándose
cuenta que había altas posibilidades de causar serios daños al enemigo pero este retrocedió. El
enfrentamiento es corto pero deja muchos muertos y heridos y numerosas naves sufre serios
daños en su velamen y arboladura. Los realistas logran llegar en línea de combate a Maracaibo.
Los republicanos se reagrupan e intentan atacar en dos ocasiones, pero en ambos casos los
vientos cambian repentinamente y deciden retirarse.
Los patriotas permanecieron en vela hasta el anochecer, donde fueron a atracar en Los Puertos de
Altagracia, formando en línea paralela a la costa oriental y enviando fuerzas sutiles (naves
menores) hasta Punta de Piedra. En cambio, Laborde descendió a tierra y se entrevistó con
Morales en Atillo. La discusión fue feroz y quedó desechada la idea de un ataque combinado por la
escuadra y el ejército. Acordaron verse nuevamente a la mañana siguiente en La Hoyada. Ahí
pasaron las primeras horas del día.
Al amanecer del 24 de julio Padilla se reunía con sus oficiales para determinar el orden de las
naves. El Marte a barlovento de la línea y el Independiente a sotavento, este último también era el
insignia. A las 11:00 horas el viento empezó a soplar desde el nordeste y la marea estaba a su
favor. A las 14:00 Padilla manda a la flota sutil marchar al oeste para atacar el flanco norte del
enemigo, 20 minutos después se daba la señal de velar y a las 14:28 formaban para atacar de
frente a la flota realista.
5. Entre tanto, Laborde daba órdenes de rechazar el previsible ataque a cualquier precio, dispuso
que la Especuladora fuera su insignia y se dirigió al norte, a la punta Capitán Chico, para mandar a
su fuerza sutil que impidiera el flanqueo de su contraparte patriota. Ambas son las primeras en
entrar en combate pero Laborde rápidamente comprendió que sus naves eran principalmente de
transporte, inútiles ante sus contrapartes. A las 15:15 Padilla hace izar la señal de abordaje en el
palo mayor del barco insignia y dejándola así después que las demás naves contestaran
afirmativamente. Ahora el comandante de cada barco quedaba en libertad de acción para tomar
las decisiones que considerara oportunas según las circunstancias.
A las 15:17 empezaba el avance de la principal flota republicana y a las 15:45 Laborde inicia el
fuego de cañón y poco después el de fusilería. Sabiendo que sus naves eran menos maniobrables
dadas las condiciones, el español decidió esperar a Padilla. Rápidamente el humo de la pólvora fue
contra los monárquicos, que quedaron ciegos y empezaron a disparar al azar. Los republicanos se
aproximaron para abrir fuego y cuando estaban a distancia de los baupreses iniciaron el abordaje.
El Independiente captura al San Marcos, el Confianza a una goleta, el Marte enfrenta a las goletas
Mariana, María y Rayo, la Emprendedora ataca a la Esperanza, cuyo comandante la hace volar en
pedazos para evitar la captura, la Manuela Chitty y la Leona enfrentan a la Habanera, la Liberal y la
Zulia.
Desde esta última abordan a la Antonia Manuela. Mientras, la población marabeña observaba la
lucha desde las barriadas del Milagro y la Cotorrera. Cuando se dio cuenta de la derrota, Laborde
intento organizar la retirada pero ya era tarde, casi toda su escuadra fue echada a pique y solo
consiguieron la Zulia (muy maltrecha), la Especuladora y dos flecheras huir del Lago hacia Puerto
Cabello. A las 18:45 los republicanos dejaron de perseguirlos.
Consecuencias en ese entonces:
Los republicanos volvieron a Los Puertos de Altagracia a reparar sus averías mientras que Laborde
llegaría hasta la base realista, desde donde finalmente saldría para Cuba.
Dando todo por perdido, Morales inicio negociaciones que culminaron con su capitulación el 3 de
agosto en buenas condiciones: saldría con sus estandartes en alto, sería escoltado por una flota
grancolombiana hasta Cuba, recibiría 5000 pesos y sus soldados quedaron libres de elegir si seguir
a su comandante o quedarse a vivir bajo régimen republicano. Con este éxito, los patriotas se
concentraron en la captura del último reducto realista: Puerto Cabello. El 15 de agosto comienza la
evacuación de los monárquicos de Maracaibo. Son enviados a Santiago de Cuba 1000 de los 3000
soldados que mandaba Morales, el resto fue desarmado y se estableció en la ciudad o sus
alrededores.616263 Les acompañaron en el viaje al destierro unas 600 familias marabeñas.
Más de 1000 civiles buscaron acompañarlos para evitar quedar bajo el régimen republicano, pero
los 2000 embarcados no cabían en los 8 buques destinados para su transporte. Todos rogaban no
ser dejados atrás.6465 Finalmente, como Padilla no autorizaba contratar más barcos aptos para
navegar en alta mar, se decidió dejar 450 soldados y oficiales que harían el viaje a Cuba cuando
llegaran los barcos pedidos en Curazao.66 Familias realistas también saldrían de Coro, Cumaná y
Caracas en un proceso que venía desde el inicio del conflicto.
6. Cerca de 20 000 peninsulares y criollos realistas huyeron entre 1810 y 1826 a Cuba y crearon un
fuerte sentimiento proespañol. En 1821 llegaron refugiados desde Coro, en 1822 de Pasto y Quito
y en 1823 el ejército de Morales. La llegada tan repentina de un enorme contingente de personas
causó rechazo entre los cubanos. Un clérigo menciona como 300 soldados de los Leales Corianos,
«que podía ser modelo de lealtad y virtud», no fueron aceptados en ningún cuerpo militar en La
Habana y devueltos a Venezuela.
La larga guerra se acercaba finalmente a su fin. La devastación fue tal que cerca de un quinto de su
población había muerto y los ganados fueron casi completamente exterminados, pues los
ejércitos los robaban y mataban continuamente para vivir.
Terminada la jornada el general Padilla ordenó que la escuadra diese fondo allí donde había
combatido. Poco después se dirigió a Los Puertos de Altagracia a reparar las averías de sus naves.
Por su parte, el comandante Ángel Laborde pasó al castillo, ganó luego la barra, tocó en Puerto
Cabello y con el archivo del apostadero se dirigió a Cuba. Las pérdidas de los republicanos fueron
de 8 oficiales y 36 individuos de tripulación y tropa muertos, 14 de los primeros y 150 de los
segundos heridos y un oficial contuso, mientras que la de los realistas resultaron mayores, sin
contar los 69 oficiales y 368 soldados y marineros que quedaron prisioneros. En 2 horas de recio
combate, se decidió la acción, la cual, abrió camino de las negociaciones con el capitán general de
Venezuela, quien a concluirlas el 3 de agosto siguiente, se obligó a entregar el resto de los buques
españoles, la plaza de Maracaibo, el castillo San Carlos, el de San Felipe en Puerto Cabello, así
como todos los demás sitios que ocupaban los españoles y el día 5 evacuó definitivamente el
territorio nacional.
Análisis histórico y efectos para la posteridad:
La conmemoración del Bicentenario de la Batalla Naval del Lago no puede reducirse a un día. Es
ocasión crucial para el desarrollo de la conciencia histórica, imprescindible en nuestros tiempos.
Este año 2023 se conmemora el Bicentenario de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo. No nos
parece apropiado esperar julio para hablar de eso, porque entonces los hechos históricos estarían
siendo relegados a simples efemérides en las que llega el día y se celebran los actos oficiales, pero
es insuficiente lo que queda en la conciencia. En cambio, la historia, nuestra historia, debe ser
dato vivo de nuestro presente.
Como la escuela es uno de los lugares por excelencia para el fomento de la conciencia histórica, en
esta semana invitamos a las maestras y los maestros de Caracas para conversar sobre este
bicentenario y pensar juntos y juntas maneras de llevarlo a la escuela, que estará de vacaciones
para la fecha de la conmemoración, el 24 de julio. Nos acompañó en el acto el querido amigo,
diputado a la Asamblea Nacional, historiador zuliano (aunque nacido en Caracas) e integrante de
la Comisión Presidencial para la Celebración del Bicentenario, Juan Eduardo Romero.
7. Esta batalla naval pone de relieve muchas dimensiones educativas imprescindibles. Resaltamos
aquí algunas de ellas. En primer lugar, hay que subrayar su valor histórico. Después de Boyacá y,
sobre todo, de Carabobo, Bolívar da por sentado el nacimiento político de Colombia, la grande,
que había derrotado en Nueva Granada y Venezuela al grueso de los realistas. Inmediatamente,
comienza la campaña del sur y se dirige a Ecuador, derrotando al Ejército español en Pichincha el
24 de mayo de 1822. En sus planes estaba continuar hacia el sur, a Perú, en busca de erradicar el
poderío de la Corona en tierras suramericanas. Sin embargo, los restos del ejército monárquico
que se habían refugiado en Puerto Cabello después de su derrota en Carabobo, se reorganizan y,
con apoyo de sus fuerzas navales establecidas en Cuba, retoman Maracaibo, donde se instala
Francisco Tomás Morales como nuevo capitán general de Venezuela. Sobre la situación, el
Libertador escribía en abril de 1823, en carta a Santander:
No sé nada de ese maldito Morales (…) Eso me tiene desesperado, porque mi determinación está
pendiente de los sucesos del norte [se refiere, por supuesto, a Venezuela]… ha venido una nueva
comisión del Perú para instarme a tomar el mando de aquellas tropas. No sé qué responder,
porque me tiene detenido la resolución del Congreso y las operaciones de Morales.
Morales, acuartelado en un lugar de difícil acceso como Maracaibo, tenía que ser un auténtico
dolor de cabeza, como escribe Bolívar:
Hasta ahora no sé nada de positivo de la suerte de Morales (…) siempre Morales nos dará mucho
qué hacer, porque yo no veo el conjunto que se necesita para una operación tan difícil como la de
destruir en el golfo a un enemigo audaz y activo, aunque bruto y cobarde; porque hablando con
verdad, si Morales no comete alguna falta, él prolongará la guerra por mucho tiempo…
He allí el tremendo valor histórico de la batalla naval, donde triunfa la Armada patriota, al mando
del contraalmirante José Prudencio Padilla, dejando libre el camino para la campaña del Perú y la
expulsión definitiva de la Corona española de América del Sur. Después de la batalla, Morales se
entrega y, en una rendición acordada sobre términos "inusualmente humanitarios", como
reconoce un capitán de la Armada española, el último capitán general es expulsado de Venezuela
con estandartes en alto y escoltado por la Marina patriota.
Una primera lección es que la lucha por la Independencia es dura y los imperios tercos. Hasta el
último momento hay que mantenerse alertas y dispuestos a vencerlos. Esta batalla naval es buena
ocasión para rememorar el complejo camino de una lucha iniciada en 1810, trece años antes… Y
no está de más rememorar las palabras de Padilla antes de iniciar el combate:
Compañeros, la puerta del honor está abierta; el enemigo nos atrae y nosotros lo esperamos.
¿Qué mayor gloria podíamos desear? Superior es su fuerza; de nosotros, el valor y la decisión. ¿Le
temeremos? No. Ni el general Padilla ni los bravos que tiene la honra de mandar vacilan jamás al
ver el enemigo a su frente, sino, por el contrario, ansían porque llegue ese momento (…) os
aseguro la victoria, porque este es el último esfuerzo de nuestro agonizante enemigo. Vuestro
general os acompañará como siempre hasta perder su existencia, confiado en vuestro valor y en la
justicia de nuestra causa…
8. La proclama la hace desde el bergantín Independiente. Y esta es la gran batalla naval de la guerra
de Independencia, por eso es el Día de la Armada Bolivariana, así como el día de la Armada
colombiana. Un mensaje de unidad en estos tiempos y que mira al mar, porque es asunto de
bergantines, goletas y flecheras. Como batalla naval tiene sus episodios propios. En las órdenes
previas, Padilla establece, entre otras medidas:
Marinos y tropas deben estar descalzos para el sigilo y la mayor destreza en los movimientos;
sobre las cubiertas de los buques se echará arena húmeda para no resbalar con la sangre
derramada; todas las mantas y cobijas empapadas para sofocar cualquier incendio; los cocineros y
sirvientes, en lugar de preparar alimento alguno, se ocuparán de arrojar al enemigo granadas de
mano y bombas de incendio; todos llevarán un lazo negro en el brazo para distinguirse del
enemigo en el abordaje; se cerrarán escotillas y escotillones para que nadie rehúya su cuerpo y no
quedará otro partido que combatir.
El Bicentenario nos habla del mar y los espacios acuáticos (ríos y lagos), tan cruciales como
olvidados en la vida diaria de nuestras escuelas. En estos días, alguien se sorprendía cuando mi
hijo le contaba que Venezuela tiene límites con República Dominicana, los Estados Unidos (por la
colonización de Puerto Rico), con los Países Bajos (colonizadores de Curazao, Aruba y Bonaire),
Francia (por sus colonias en el Caribe) y Trinidad. Como no se cansaba de repetir el comandante
Chávez, Venezuela no "limita al norte con el mar Caribe", sino que se extiende por el Caribe y el
Atlántico, que son espacios vitales de nuestra república.
El Bicentenario es también una ocasión zuliana, que es como decir de todas las venezolanas y
todos los venezolanos, que no podemos dejar de conocer nuestro Lago, su barra, la Bahía del
Tablazo y el Golfo de Venezuela