2. EL DIOS DE LA HISTORIA EN
EL AT El Señor le dijo a
Moisés: He visto
la opresión de mi
pueblo en Egipto,
he escuchado sus
quejas contra los
opresores y
conozco sus
sufrimientos (Ex
3,7)
3. ¿CÓMO ACTÚA DIOS EN LA
HISTORIA?
DIOS ACTÚA EN LA HISTORIA POR MEDIO DE
PRODIGIOS
El ejemplo
paradigmático es el
paso del Mar Rojo (Ex
14)
El acento de la
narración está
puesto en la
enigmática
intervención de
Dios. El protagonista
es Dios que quiere
mostrar su “gloria”
4. “Yo haré que el faraón
se empeñe en entrar
detrás de ustedes y
mostraré mi gloria
derrotando al faraón con
su ejército, sus carros y
jinetes” (Ex 14, 17)
5. DIOS ACTÚA EN LA HISTORIA EN EL CORAZÓN DEL
HOMBRE
El ejemplo más
adecuado es la
historia de José
(Gn 37-50)
La actuación de
Dios se ha
desarrollado en lo
oculto, en los
planes y en los
pensamientos de
los hombres, en lo
profundo de su
corazón.
6. “Ustedes intentaron hacerme
mal, Dios intentaba convertirlo
en bien, conservando así la
vida a una multitud, como
somos hoy” (Gn 50,20).
7. DIOS ACTÚA EN LA HISTORIA POR MEDIO DE SU
PALABRA
La historia
deuteronomista. Clave
para entenderla: los
sucesos del 586 a.C. La
pregunta fundamental:
¿Cómo ha podido Dios,
que nos había dado
absoluta seguridad de
sus promesas, repudiar
a su pueblo?
Dios no ha tenido la
culpa; al contrario,
ha demostrado una
paciencia
incomparable. Ha
sido la infidelidad
del pueblo; no ha
obedecido los
mandamientos y ha
dado culto a otros
dioses.
8. “Eso sucedió porque, dando culto a dioses extranjeros, los
israelitas habían pecado contra el Señor, su Dios, que los
había sacado de Egipto, del poder del faraón, rey de Egipto…
Obraron mal, irritando al Señor. Dieron culto a los ídolos,
cosa que el Señor les había prohibido. Rechazaron sus
mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus
padres… El Señor rechazó a toda la raza de Israel, la humilló,
la entregó al saqueo, hasta que acabó por arrojarla de su
presencia” (2 Re 17, 7-20).La palabra de Dios es la clave de toda la historia de la
salvación.
Dios ha dado sus mandamientos y ha amenazado con
severos castigos, en caso de desobediencia. Y eso es lo
que ha pasado. Dios ha tenido infinita paciencia, pero al
final, ante la proliferación del pecado, ha tenido que
dejar que caiga el castigo con toda su dureza.
9. ¿CÓMO HAY QUE INTERPRETAR ESA PACIENCIA DE
DIOS?
Esta actuación de Dios que aguanta y perdona sólo
puede explicarse por su fidelidad a la promesa que hizo
a David.
“El Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su
corazón del Señor, Dios de Israel… el Señor le dijo: -Por haberte
portado así conmigo, siendo infiel al pacto y a los mandatos que te
di, te voy a arrancar el reino de las manos para dárselo a un
servidor tuyo. No lo haré mientras vivas, en consideración a tu
padre, David; se lo arrancaré de la mano a tu hijo. Y ni siquiera le
arrancaré todo el reino; dejaré a tu hijo una tribu, en consideración
a mi siervo David y a Jerusalén, mi ciudad elegida” (1 Re 11,9-13).
10. Aquí se ve cómo se
entiende la historia en
esta obra. La verdadera
fuerza activa en todos
los acontecimientos
históricos es la palabra
de Dios, que manifiesta
su actividad creadora de
historia de dos maneras:
como juicio
condenatorio, y como
salvación esperanzada.
Ahora, ¿qué ha
prevalecido al
final, la cólera o
la palabra de
salvación?
11. “El año treinta y siete del destierro de Jeconías de
Judá, el día veinticuatro del mes doce, Evil Merodac,
rey de Babilonia, en el año de su subida al trono,
concedió gracia a Jeconías de Judá y lo sacó de la
cárcel. Le prometió su favor y colocó su trono más
alto que los de los otros reyes que había con él en
Babilonia. Le cambió el traje de preso y le hizo comer
a su mesa mientras vivió. Y mientras vivió se le
pasaba una pensión diaria de parte del rey” (2 Re
25,27-30).
Al final de la obra histórica, se ilumina ligeramente la
oscuridad del juicio de Dios. Nuestro historiador
alberga la esperanza de que continúe la historia en
clima de gracia.
12. EFICACIA DE LA PALABRA EN LOS
PROFETASPara los profetas, la palabra
de Dios es una realidad que
les llega como algo material.
Y así conciben también la
relación de esta palabra con
la historia; como algo
realmente material.
El caso de la vocación de
Jeremías es algo
paradigmático para
comprender esta relación.
“Hoy te
establezco
sobre pueblos
y reyes, para
arrancar y
arrasar,
destruir y
demoler,
edificar y
plantar” (Jr
1,10)
13. El Deuteroisaías pone esta
palabra creadora en un
incisivo contraste, como lo
único que queda y se
mantiene frente a todos los
demás acontecimientos
históricos:
“Dice una voz: Grita. Respondo: ¿Qué debo gritar? Toda carne es
hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, se
marchita la flor, cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos (así
es, el pueblo es hierba); se agosta la hierba, se marchita la flor,
pero la Palabra de nuestro Dios se cumple siempre” (Is 40, 6-8).
14. LA PALABRA COMO CREADORA DE LA
HISTORIA
“Como bajan la lluvia y la nieve del
cielo, y no vuelven allá, sino que
empapan la tierra, la fecundan y la
hacen germinar, para que dé
semilla al sembrador y pan para
comer, así será mi Palabra, que
sale de mi boca: no volverá a mí
vacía, sino que hará mi voluntad y
cumplirá mi encargo” (Is 55, 10-
11).
15. LA FE, COMO LA CONTRAPARTIDA DE LA PALABRA QUE
CREA LA HISTORIA
Según el AT, fe es
entrar en esa
peculiar actuación
de Dios en la
historia, es
abandonarse en
sus manos con
confianza y
gratitud.
Es lo que le pasó
a Abrahán;
Abrahán se
tomó en serio la
promesa de Dios
(Gn 15).
16. RELACIÓN AT Y NT: PROMESA Y
CUMPLIMIENTO
El AT es un
camino
histórico que
Dios recorre
con el
pueblo de
Israel hasta
llegar a
Cristo.
La actuación
de Dios se
ha revelado
definitivame
nte en
Jesucristo.
Por tanto, la
relación entre la
historia del AT,
hecha historia
salvífica por la
intervención de la
palabra, y la
manifestación de la
Palabra hecha carne
es indudablemente
una relación entre
promesa y
17. CRISTO, CUMPLIMIENTO DE LA
PROMESA
“Muchas veces y de muchas
maneras habló Dios en el
pasado a nuestros padres por
medio de los profetas. En
estos últimos tiempos nos ha
hablado por medio del Hijo, a
quien nombró heredero de
todo, por quien creó el
universo” (Heb 1,1-2).
18. LA VIDA DE JESÚS COMO ENTREGA
Y SERVICIO AL «BANQUETE DEL
REINO»
JESÚS Y EL REINO DE
DIOS
El reino de Dios
constituye el motivo
central del mensaje
de Jesús, de toda su
vida y su actuación.
Para Jesús, el reino de
Dios, su venida y su
proximidad equivalen
al advenimiento de la
soberanía del amor de
Dios.
19. El reino de Dios anunciado por Jesús
es fundamentalmente una realidad
futura; alcanzará su plenitud al final
de los tiempos, y por ello es objeto
de esperanza. Pero Jesús «imprime a
esta esperanza un nuevo giro:
anuncia que la esperanza
escatológica se cumple ahora». Esta
anticipación del reino acaece en su
persona y en su obra, si bien de
forma germinal.
20. Pero Jesús no sólo
anuncia el reino
venidero, sino que
es él mismo «el
reino
personificado»,
pues en su persona
coinciden la
presencia salvadora
y reconciliadora de
Dios que adviene y
el hombre salvado
por esa presencia
actuante de Dios.
21. LAS COMIDAS DE JESÚS, ANTICIPACIÓN DEL BANQUETE
DEL REINO
Jesús aparece en los
evangelios participando
con frecuencia en
banquetes, hasta tal
punto que sus
adversarios llegan a
acusarle de ser «un
comilón y bebedor de
vino, amigo de
publicanos y pecadores»
(Mt 11,19; Lc 7,34).
22. Las comidas de Jesús ofrecen dos novedades
importantes en relación a la tradición del AT (Is
25,6).
En primer lugar, el reino se presenta no
sólo como promesa de un futuro, sino
como realidad anticipada ya bajo el signo
de la comida festiva.
Jesús se distancia de los antiguos profetas,
pero sobre todo de la mentalidad
apocalíptica de su tiempo, que excluía
toda realización del reino aquí en la tierra,
remitiéndola a una edad futura, celestial,
que seguirá a la edad presente.
23. Una segunda novedad que caracteriza a las
comidas de Jesús es la participación en ellas de
los pecadores, lo cual escandaliza a muchos de
sus contemporáneos piadosos.
Las comidas se convierten
para Jesús en signo de la
acogida gratuita y generosa
de Dios para con los
pecadores y, por ello, en
signo concreto de gracia y
de alianza nueva, de
presencia del reino de Dios.
24. Mc 6,30-44:
La primera multiplicación de los
panes.
LA COMPASIÓN QUE JESÚS SIENTE POR LA
MUCHEDUMBRE
LA ACTITUD DE ACOGIDA
LA ENSEÑANZA
JESÚS HACE REALIDAD EL REINO CON HECHOS Y
PALABRAS: SATISFACE EL HAMBRE DE LA GENTE
“COMIERON TODOS Y SE SACIARON”. ADEMÁS,
“RECOGIERON LAS SOBRAS”
25. LA «DIAKONÍA» DE JESÚS: SERVICIO AL BANQUETE DEL
REINO
Jesús no se limitó a invitar a
otros a las comidas presididas
por él, sino que además debió
ejercer en determinados
momentos la función del
sirviente a la mesa. En la última
cena según Juan nos queda
constancia explícita de ello.
Pero sobre todo podemos
afirmar que la vida entera de
Jesús fue un servicio constante
al «banquete del reino de Dios»,
del que él fue «diácono»,
26. Además, la designación de
Jesús como servidor o
diakonos aparece vinculada
a la entrega del Hijo del
hombre en la pasión, en
discursos dirigidos siempre
a sus discípulos y no a la
gente.
El discípulo debe
comportarse como servidor
de todos (Mt 23,11 y par.
de Lc 22,26).
De hecho, la
autoridad de Jesús se
realizó bajo el signo
del vaciamiento de sí
mismo en un servicio
concretado en
numerosos gestos,
que van desde la
atención a los
enfermos y a los
desvalidos hasta las
comidas con los
pecadores o el
lavatorio de los pies a
27. LA IGLESIA AL SERVICIO DEL REINO
“Hermanas y hermanos, la salvación no es genérica, no es
abstracta. Nuestro Padre mira personas concretas, con rostros
e historias concretas. Todas las comunidades cristianas tienen
que ser reflejo de esa mirada de Dios, de esta presencia que
crea lazos, genera familia y comunidad. Es una manera de
hacer visible el Reino de los Cielos, comunidades donde cada
uno se sienta parte, se sienta llamado por su nombre e
impulsado a ser artífice de vida para los demás”.
El Santo Padre en Puerto Maldonado le recordaba a la
población:
28. En la eucaristía tenida en la playa de
Huanchaco, el Santo Padre decía:
“Jesús en la cruz quiere estar cerca de
cada situación dolorosa para darnos
su mano y ayudar a levantarnos.
Porque Él entró en nuestra historia,
quiso compartir nuestro camino y
tocar nuestras heridas. No tenemos un
Dios ajeno a lo que sentimos y
sufrimos, al contrario, en medio del
dolor nos entrega su mano”.
“…Jesús en la cruz quiere estar
cerca…”
29. “Porque la fe nos abre a tener un
amor concreto, no de ideas,
concreto, un amor de obras, de
manos tendidas, de compasión;
que sabe construir y reconstruir la
esperanza cuando parece que
todo se pierde. Así nos volvemos
partícipes de la acción divina, esa
que nos describe el apóstol Juan
cuando nos muestra a Dios que
enjuga las lágrimas de sus hijos. Y
esta tarea divina de Dios la hace
“…la fe nos abre a tener un amor
concreto…”
30. Hablándoles a los pobladores en el Norte que habían
vivido el fenómeno del Niño Costero, el Papa los invita a
buscar la salida a sus problemas en el Evangelio, en
Jesucristo:“Quiero estimularlos a que sean
comunidad que se dejen ungir por
su Señor con el aceite del Espíritu.
Él lo transforma todo, lo renueva
todo, lo conforta todo. En Jesús,
tenemos la fuerza del Espíritu para
no naturalizar lo que nos hace
daño, no hacerlo una cosa natural,
no naturalizar lo que nos seca el
“…sean comunidad que se dejen ungir por su
Señor…”
31. “En Jesús, tenemos el Espíritu que nos
mantiene unidos para sostenernos
unos a otros y hacerle frente a aquello
que quiere llevarse lo mejor de
nuestras familias. En Jesús, Dios nos
hace comunidad creyente que sabe
sostenerse; comunidad que espera y
por lo tanto lucha para revertir y
transformar las múltiples
adversidades; comunidad amante
porque no permite que nos crucemos
de brazos”.
“…En Jesús, tenemos el
Espíritu…”
32. En su discurso en la celebración mariana en honor de la
Virgen de la Puerta el Santo Padre le recuerda al pueblo
cristiano la presencia de Dios en sus vidas a través de la
presencia de María y de tantos santos que nos ayudan a
permanecer en la esperanza:
“Cada comunidad, cada rinconcito de este suelo viene
acompañado por el rostro de un santo, el amor a Jesucristo y
a su Madre. Y contemplar que donde haya una comunidad,
donde haya vida y corazones latiendo y ansiosos por
encontrar motivos para la esperanza, para el canto, para el
baile, para una vida digna… ahí está el Señor, ahí
encontramos a su Madre y también el ejemplo de tantos
“…donde haya una comunidad … ahí está el
Señor”
33.
34. “Porque, queridos hermanos, no hay mayor medicina para
curar tantas heridas que un corazón que sepa de
misericordia, que un corazón que sepa tener compasión
ante el dolor y la desgracia, ante el error y las ganas de
levantarse de muchos y que no saben cómo hacerlo”.
“…un corazón que sepa de misericordia…”
35. “La compasión es activa
porque «hemos aprendido
que Dios se inclina hacia
nosotros (cf. Os 11,4)
para que también
nosotros podamos
imitarlo inclinándonos
hacia los hermanos».[5]
Inclinándonos
especialmente ante
aquellos que más sufren.
Como María, estar atentos
“…la compasión es
activa…”
36. En su homilía tenida en la
Santa Misa en la Base
Aérea de Las Palmas el
Santo Padre recordaba a
las personas asistentes
que Dios siempre está
presente en sus vidas, en
el día a día, que se pone
en camino y sale a nuestro
encuentro, pues es un
Dios con nosotros.
Dios sale a nuestro
encuentro
37. “Sí, aquí en Lima, o en donde estés viviendo, en la vida
cotidiana del trabajo rutinario, en la educación esperanzadora
de los hijos, entre tus anhelos y desvelos; en la intimidad del
hogar y en el ruido ensordecedor de nuestras calles. Es allí, en
medio de los caminos polvorientos de la historia, donde el
Señor viene a tu encuentro.”
“…el Señor viene a tu encuentro…”
38. “Jesús invitó a sus discípulos
a vivir hoy lo que tiene sabor
a eternidad: el amor a Dios y
al prójimo; y lo hace de la
única manera que lo puede
hacer, a la manera divina:
suscitando la ternura y el
amor de misericordia,
suscitando la compasión y
abriendo sus ojos para que
aprendan a mirar la realidad a
la manera divina. Los invita a
“…vivir hoy lo que tiene sabor a
eternidad…”
39. “Jesús camina la ciudad con sus discípulos y comienza
a ver, a escuchar, a prestar atención a aquellos que
habían sucumbido bajo el manto de la indiferencia,
lapidados por el grave pecado de la corrupción.
Comienza a develar muchas situaciones que asfixiaban
la esperanza de su pueblo suscitando una nueva
esperanza. Llama a sus discípulos y los invita a ir con
Él, los invita a caminar la ciudad, pero les cambia el
ritmo, les enseña a mirar lo que hasta ahora pasaban
por alto, les señala nuevas urgencias. Conviértanse,
les dice, el Reino de los Cielos es encontrar en Jesús a
Dios que se mezcla vitalmente con su pueblo, se
implica e implica a otros a no tener miedo de hacer de
“…Jesús invita a caminar la
cuidad…”
40. “Jesús sigue caminando por nuestras calles, sigue
al igual que ayer golpeando puertas, golpeando
corazones para volver a encender la esperanza y
los anhelos: que la degradación sea superada por
la fraternidad, la injusticia vencida por la
solidaridad y la violencia callada con las armas de
la paz. Jesús sigue invitando y quiere ungirnos con
su Espíritu para que también nosotros salgamos a
ungir con esa unción, capaz de sanar la esperanza
herida y renovar nuestra mirada.”
“…Jesús … quiere ungirnos con su
Espíritu…”
41. “Jesús sigue caminando
y despierta la esperanza
que nos libra de
conexiones vacías y de
análisis impersonales e
invita a involucrarnos
como fermento allí
donde estemos, donde
nos toque vivir, en ese
rinconcito de todos los
días”.
“…invita a
involucrarnos…”
42. “El Reino de los cielos está entre ustedes —nos dice—
está allí donde nos animemos a tener un poco de
ternura y compasión, donde no tengamos miedo a
generar espacios para que los ciegos vean, los
paralíticos caminen, los leprosos sean purificados y los
sordos oigan (cf. Lc 7,22) y así todos aquellos que
dábamos por perdidos gocen de la Resurrección. Dios
no se cansa ni se cansará de caminar para llegar a sus
hijos. A cada uno. ¿Cómo encenderemos la esperanza si
faltan profetas? ¿Cómo encararemos el futuro si nos
falta unidad? ¿Cómo llegará Jesús a tantos rincones, si
“…Dios no se cansa ni se cansará de
caminar…”
43. “Hoy el Señor te invita a
caminar con Él la
ciudad, te invita a
caminar con Él tu
ciudad. Te invita a que
seas discípulo
misionero, y así te
vuelvas parte de ese
gran susurro que
quiere seguir
resonando en los
“…te invita a caminar con él tu
ciudad…”