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1
Resumen:
Este balance compendia mediante una revisión historiográfica, algunas de las principales
obras y trabajos dedicados al estudio de la colonización de la Amazonía colombiana en
el período comprendido entre 1880-1930. Abordamos las principales investigaciones que
desde la historiografía colombiana y las ciencias sociales se ocuparon de este tema, con
sus distintas visiones desde la construcción y deconstrucción epistemológica, propiciando
la comprensión y comparación de los modelos de colonización que se aplicaron en la
amazonia, en contraste con los modelos de la región andina, haciendo destacado aportes
a dicho objeto de conocimiento y dando lugar a diversas problemáticas que podrían ser
tema para futuras investigaciones.
En el conjunto de las ideas expuestas en esta revisión, se analizaron los diferentes lugares
de enunciación de los autores en cuatro apartados con el ánimo de abarcar un conjunto de
variadas obras y tendencias, permitiéndonos una mayor comprensión sobre procesos tan
complejos como: la aculturación, la deculturación, la trascuración, el sincretismo, los
movimientos sociales. Con un enfoque interdisciplinario desde la perspectiva de los
antropólogos, los geógrafos, los sociólogos e historiadores.
Este viaje nos permitió conocer las líneas de investigación de autores actuales a partir de
las nuevas visiones historiográficas tales como: la historia económica, la historia social,
la historia cultural, las culturas subalternas, y las corrientes postmodernas. De lo anterior,
destacamos los trabajos de investigación de Augusto Gómez, Roberto Pineda, Lina
Sánchez, Carolina Pérez, Margarita Serje y Michael Taussig.
Palabras claves: colonización, economía extractiva, misiones, evangelización,
colonización dirigida, viajeros, indígenas, etnocidio.
Autor: Fulvio Armando Cabrera Soto.
Cedula: 3.103.827
Título: “La Colonización de La Amazonía Colombiana 1880-1930. Un Balance
Historiográfico”.
LA COLONIZACIÓN DE LA AMAZONÍA COLOMBIANA 1880-1930, UN BALANCE
HISTORIOGRÁFICO
2
Código del programa: 7276 Maestría en Historia.
Universidad del Valle.
3
LA COLONIZACIÓN DE LA AMAZONÍA COLOMBIANA 1880-
1930, UN BALANCE HISTORIOGRÁFICO
AUTOR:
FULVIO ARMANDO CABRERA SOTO
fulvio.cabrera@correounivalle.edu.co
DIRECTOR DE LA TESIS:
MAURO VEGA BENDEZÚ
Maestría en Historia
Universidad del Valle, Facultad de
Humanidades
Cali, Valle, Colombia.
Septiembre de 2021
4
DEDICATORIA
Dedico este trabajo a los miles de indígenas que han perecido en el proceso largo de la
colonización de la Amazonía; a los investigadores que a lo largo de la vida nos han
permitido comprender la complejidad del impacto cultural causado en estas regiones; a
mis padres Raúl y Amparo por darme la vida para aportar a la sociedad; a mis hijas Ana
Camila, Natalia, Isabella, a mi nieto Inti Raymi, mis grandes amores. A mis maestros y
compañeros de la XI Cohorte de la maestría en historia, por aportarme con las discusiones
dadas en el aula; a mí director de tesis Mauro Vega por persistir en la titánica labor de
realizar este balance historiográfico; a Susana Urrea por su paciencia y comprensión; a
Stefany Ramírez y Carlos Juez por el trabajo de corrección y a la Universidad del Valle
por permitir la formación de investigadores en Ciencias Sociales e Historia en tiempos de
pandemia.
5
Jurado uno:
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Jurado dos
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7
Fuente: “En memoria de los siete sabedores y sabedoras que se llevó la pandemia”,
Revista Mutante, hablemos sobre las amazonas, Vol. 1, número 1,2020.
@MutanteOrg · Comunidad
8
TABLA DE CONTENIDO
Introducción………………………………………..…………………………………….8
CAPITULO I
1.1. Contexto historiográfico de las ciencias sociales en Colombia 1950-1970……….13
1.1.2. Desde la historia……………………………………………………………..16
1.2. Indigenismo, etnohistoria y antropología frente a los fenómenos de Colonización de
la Amazonia……………………………………………………………………….........20
1.2.1. Los estudios indigenistas en la Amazonía desde la mirada de Juan Friede….24
1.2.2. Los estudios historiográficos desde la mirada de Víctor Bonilla…...……29
1.3. Los geógrafos en la investigación sobre colonización…………………………….33
CAPITULO II
Historiografía: Estudios Regionales y locales sobre la colonización en relación con el
centro periferia y la concepción de investigadores extranjeros
2.1. Región Andina: el modelo antioqueño de Parsons y la lucha por la tierra de Catherine
Legrand; referentes de colonización Amazónica …………………………....................36
2.1.1. Colonización y Poblamiento………………………………………………….50
2.1.2. Los caminos…………………………………………………………………..54
2.1.3. La fundación de poblados…..………………………………………………..56
2.2. La colonización dirigida, misiones capuchinas en el Amazonas……………..……60
2.3. Catherine Legrand y los desarrollos sobre el estudio de la colonización a nivel de
protestas campesinas……………………………………………………………………63
CAPITULO III
3.1. Autores contemporáneos frente a la colonización de la Amazonía colombiana…..68
3.1.1. Augusto Gómez………………………………………………………….68
3.1.2. Roberto Pineda Camacho………………………………………………...74
3.1.3. Estefanía Ciro Rodríguez………………………………………………..78
3.2. Regiones periféricas: la Amazonía en la visión el enclave-económico……………87
3.2.1. Camilo Mongua Calderón………………………………………………..87
9
CAPITULO IV
4. Los estudios postmodernos y las subjetividades en la colonización de la Amazonía
colombiana……………………………………………………………………………...92
4.1. Taussig y la etnografía de las subjetividades……………………………………..100
4.1.1. La obra de Taussig……………………………………………………...110
4.1.2. Las relaciones mercantiles y el fetichismo occidental………………….115
4.2. El discurso de Margarita Serje y las nuevas subjetividades en la colonización
amazónica……………………………………………………………………………..119
4.2.1. El contexto en Serje…………………………………………………….129
4.3. La colonización de la Amazonía desde la historiografía cultural: Carolina
Pérez…………………………………………………………………………………..131
5. CONCLUSIONES………………………………………………………………...140
6. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………….145
10
INTRODUCCIÓN
El presente balance proporciona elementos de discusión sobre los avances
realizados desde la historiografía que permiten comprender la profundidad y complejidad
del abordaje a los estudios sobre la colonización amazónica entre 1880-1930, por parte
de investigadores sociales que fueron estudiados a lo largo de un arco temporal entre
1969-2018; en este sentido, es importante señalar que los pioneros en esta temática fueron
inicialmente antropólogos, geógrafos, etnógrafos y sociólogos. Pero, con gran regocijo,
se debe mencionar que, en los últimos veinte años se han asumido con mayor rigurosidad
y profundad las investigaciones por parte de los colegas historiadores sobre la selva
amazónica, retomando los procesos de la colonización y poblamiento de esta a nivel
regional, contribuyendo con sus trabajos comparativos, que permiten comprender la
colonización en medio del territorio amazónico1
.
La Amazonía ha sufrido diferentes momentos de desterritorialización2
, y dentro
de ese proceso muchos han sido los investigadores que han aportado en la construcción
de ese conocimiento, reconociendo la complejidad de un proceso social como es la
colonización, en especial en el territorio amazónico, que tiene características
diferenciadas al resto del país.
En este sentido, se reconocen los valiosos aportes de antropólogos extranjeros
como los alemanes Juan Friede3
y Gerardo Reich Dolmatoff4
en la década de los
cincuenta, pasando por las corrientes estructuralistas, marxistas y llegando a la mirada de
la historia social y cultural y de los estudios postmodernos.
1
Augusto Gómez, Pioneros, colonos y pueblos, memoria y testimonio de los procesos de colonización y
urbanización de la Amazonía colombiana, (Bogotá: Universidad Nacional, Universidad del Rosario, 2015).
2
Desterritorialización: “Es un concepto usado repetidamente en los últimos años no sólo para dar cuenta de
la relación de los sujetos con el territorio (físico) en el acto del desplazamiento, sino también para plasmar
la idea de movimiento y cambio tanto en relación con los seres humanos, como con referencia a bienes,
símbolos e imaginarios”. Originariamente, el término desterritorialización fue usado por los filósofos
franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari, a principios de los años setenta, para desarrollar una idea forjada
ya por Marx en su percepción del capitalismo como una máquina devoradora, que paulatinamente se iba
apropiando de diversos “territorios”. (México: Diccionario de Estudios culturales latinoamericanos, Mónica
Szurmuk y Robert Mckee Irwin, Editorial siglo XXI, 2009).
3
Juan Friede, El proceso de aculturación del indio colombiano, (ICANH Instituto Colombiano de
Antropología Nacional e Historia, Biblioteca, Volumen 16, Número 1,1979), 8-26.
4
Gerardo Dolmatoff, El Chaman y el Jaguar, estudio de las drogas narcóticas entre los indios de Colombia,
(Editorial siglo XXI; 1978)
11
Con la llegada de la economía extractivista y su apogeo a finales del siglo XIX y
comienzos de los XX, llega también una nueva necesidad de abordar estas temáticas sobre
lo ocurrido en la selva por parte de las ciencias sociales y los cambios que provocó en las
comunidades indígenas, pero también, en las oleadas de colonización que llegaron con
los enclaves provocados por la economía extractiva del caucho; hechos de interés para
antropólogos como Roberto (1975)5
, y del antropólogo Augusto Gómez (1976)6
, que con
estos primeros trabajos y más tarde con la profundización en las temáticas de orden social
e histórico dedicaron prácticamente toda su vida a la investigación sobre la selva
amazónica, utilizando metodologías que van desde la etnografía, la antropología hasta la
historiografía, posibilitando entender el proceso de colonización en este lugar.
También se reconoce en este balance la investigación preliminar sobre las
denuncias de los abusos de las comunidades religiosas capuchinas en la Amazonía, hechas
inicialmente por Víctor Bonilla en 1968, cuando salió a la luz pública su libro: “Siervo
de Dios y Amos de Indios, los Capuchinos y el Estado en el Putumayo”, que se convierte
en la primera investigación en los años setenta la cual señala con crudeza el papel jugado
por el Estado y la iglesia sobre estos territorios, pertenecientes, en gran parte, al resguardo
del Putumayo y a territorios baldíos. Por otro lado, el impacto generado por los acuerdos
del concordato de 1889, en la vida de dichas comunidades, que generan un impacto en la
manera cómo la iglesia católica se involucra en la colonización dirigida en la región del
Putumayo; este impacto no solo va a ser en la región, sino en el resto de la sociedad
colombiana que desconocía ese otro “país” en las fronteras de la Amazonía y que se hace
visible a través de la literatura con el libro “la Vorágine” de José Eustasio Rivera7
pero
también desde el púlpito de las parroquias, a través de las revistas de las misiones,
publicadas masivamente, por parte de la comunidad capuchina como representantes del
Vaticano en estos territorios. Todos estos hechos, motivarían a investigadores como
5
Roberto Pineda Camacho, La gente del Hacha, breve Historia de la Tecnología según una tribu
amazónica, (Bogotá: Revista Colombiana de Antropología-Volumen XXVII -, 1975), 437-378.
6
Augusto Gómez y Camilo Domínguez, Amazonia Colombiana: Formas de Acceso y de Control de la
fuerza de Trabajo Indígena (1850-1930), (Bogotá: Revista Colombiana de Antropología-Volumen XXVII
-, 1986), 125-154.
7
José Eustasio Rivera, La Vorágine, (Editorial planeta, edición 19, 2014, 1924).
12
Michael Taussig,8
Misael Kuan,9
Camilo Mogua,10
Correa,11
Gómez, 12
Pérez13
a realizar
una investigación exhaustiva que les permitirá develar lo que verdaderamente ocurrió en
dichos territorios.
El balance está dividido en cuatro grandes capítulos, el primero con una mirada
desde los antecedentes académicos y el papel jugado por los investigadores antropólogos
que llegaron a la región entre las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta. El segundo
capítulo, está dedicado a entender el concepto de colonización desde la mirada de sus
antecesores en investigaciones sobre la colonización en Colombia, como fueron James
8 Michael Taussig, Chamanismo, colonialismo y el hombre salvaje. Un estudio sobre el terror y la curación.
(Bogotá: Editorial Norma, 2002). Michael Taussig, El diablo y el fetichismo de la mercancía en
Sudamérica. (Universidad Federico Villareal: Editorial nueva imagen, 1981).
9
Misael Kuan Bahamon, La Misión Capuchina en el Caquetá y el Putumayo 1893-1929. (Bogotá: Maestría
en Historia, Universidad Javeriana, 2013). Misael Kuan Bahamon, Civilización, Frontera y Barbarie 1893-
1929. (Bogotá: Universidad Javeriana, 2015).
10
Camilo Mongua Calderón, Formaciones estatales en las fronteras amazónicas: religiosos, indígenas y
comerciantes en el alto y medio Putumayo” (1869-1912). (Informe presentado al ICANH, con el apoyo a
la investigación en historia Republicana, 2015). Camilo Mongua Calderón, Caucho, frontera, indígenas e
historia regional: un análisis historiográfico de la época del caucho en el Putumayo–Aguarico”.
(Medellín: Boletín de Antropología, Vol. 33 N.º 55, enero - junio de 2018 PP. 15- 34, Universidad de
Antioquia, 2018). Camilo Mongua Calderón, Fronteras, poder político y economía gomífera en el
Putumayo-Aguarico, más allá de la marginalidad y el aislamiento 1845-1900. (Revista Critica,
Universidad de los Andes, 2019).
11
Francis Correa, La Selva humanizada. Ecología alternativa en el trópico húmedo colombiano. ICANH,
FONDO FEN. CEREC. Bogotá. 1990.
12
Augusto Gómez, Amazonía colombiana: formas de acceso y de control de la fuerza de trabajo indígena
1870-1930. (Bogotá; revista colombiana de antropología Volumen XXVI, 1986). Augusto Gómez y
Catalina Lesmes, Caucharías y Conflicto colombo-peruano, testimonios 1904-1934. (Bogotá: Disloque
editores, 1995). Augusto Gómez, Amazonia colombiana: contacto-contagio y catástrofe demográfica
indígena. Colombia: Revista Maguare, número 13, Universidad Nacional de Colombia, Instituto
Amazónico de investigaciones IMANI, (1998). Augusto Gómez, Llanos Orientales: Colonización y
conflicto interétnico 1870-1970. (FLACSO-Quito Ecuador: Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales, Maestría en Historia Andina, 1987). Augusto. Gómez, Putumayo, indios, Misiones y colonos
(1845-1970). (Colombia: Universidad del Cauca, colección Bicentenarios publicada en 2010, 2007).
Augusto Gómez, y otros. Pioneros, Colonos y pueblos, Memorias y testimonio de los procesos de
colonización y urbanización de la Amazonia colombiana. (Bogotá: Universidad Nacional, Universidad del
Rosario, 2015).
13
Carolina Pérez, La escenificación de la diferencia y las fisuras de las representaciones: un análisis del
uso de la fotografía en la revista de misiones 1925-1930. (Bogotá: Sal de la Tierra, Misiones y misioneros
en Colombia siglos XIX-XXI, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2018). Carolina Pérez,
Nosotros y los otros, las representaciones de la Nación y sus habitantes, Colombia 1880-1910. (Bogotá,
Editorial Universidad Javeriana, 2015). Carolina Pérez, Fotografía y Misiones: los informes de misiones
como performance civilizatorio. (Colombia: Revista Maguaré, Vol. 30, número 1, Universidad Nacional,
2016). Carolina Pérez, Estelas de trayectorias esparcidas: las tácticas indígenas en el contexto de las
misiones. Colombia, 1880-1930. (Bogotá: Revista Memoria social, Vol. 20 Número 41 – julio-diciembre.
Editado por la Universidad Javeriana Colombia, 2016). Carolina. Pérez, Seminario temático III, Maestría
en historia apuntes (Mimeo). (Cali: Universidad Del Valle, 2018).
13
Parsons,14
con su modelo sobre la colonización antioqueña y su proyección a la región de
la periferia amazónica. Igualmente, se compara con la valiosa e inédita investigación de
la norteamericana Catherine Legrand,15
quien a finales de los años setenta y ochenta
presentó su trabajo sobre las luchas campesinas y la colonización en Colombia, así como
el trabajo de archivo de los territorios baldíos, con aplicación para el caso de los territorios
de la Amazonía colombiana, hasta llegar a los recientes planteamientos sobre la relación
centro-periferia de Margarita Serje.16
El tercer capítulo es una reivindicación a los trabajos historiográficos enfatizados
en el modelo económico extractivista y los enclaves comerciales del caucho en la cuenca
amazónica colombiana, con los avances y aportes de Augusto Gómez17
Roberto Pineda
18
Camilo Mongua19
y lo más recientes trabajos de maestría de la Flacso -Ecuador y de la
Universidad Nacional sobre la colonización del Caquetá y el Putumayo, así como del
Vaupés y los llanos orientales de la profesora Margarita González.20
En el cuarto capítulo, se evidenciará un abordaje desde los estudios post-modernos
y postcoloniales que visibilizan las prácticas culturales de los pueblos indígenas, así como
los elementos sobre la subjetividad de los actores que se encontraron a través del contacto
cultural y ritual como parte del proceso de la curación, lo cual permite entender desde
otra óptica el trabajo historiográfico, desmitificando las llamadas “verdades absolutas”
para encontrar diferentes interpretaciones desde los discursos que fueron elaborados por
los protagonistas de Occidente, aunque también de la voz de los indígenas a través de sus
mayores o chamanes, los que se fueron elaborando especialmente en la época de las
caucherías. Todo esto a través de un proceso de descodificación de los discursos que
14 James Parsons, La Colonización Antioqueña en el occidente de Colombia. Bogotá: Carlos Valencia
editor, Banco de la República, 1961.
15
Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). Universidad
Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016.
16
Margarita Serje, El revés de la Nación, Territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie. Bogotá: Editorial
Universidad de los Andes, 2005.
17
Augusto Gómez, y otros. Pioneros, Colonos y pueblos, Memorias y testimonio de los procesos de
colonización y urbanización de la Amazonia colombiana. (Bogotá: Universidad Nacional, Universidad del
Rosario, 2015).
18
Roberto Pineda, Holocausto del Amazonas, una historia social de la Casa Arana. Editorial Planeta, 2002.
19
Camilo Mongua Calderón, Caucho, frontera, indígenas e historia regional: un análisis historiográfico
de la época del caucho en el Putumayo–Aguarico”. (Medellín: Boletín de Antropología, Vol. 33 N.º 55,
enero - junio de 2018 PP. 15- 34, Universidad de Antioquia, 2018).
20
Margarita González, El Resguardo en el Nuevo Reino de Granada. (Bogotá: Ed. La Carreta, Inéditos
Ltda., 1979, Segunda Edición, 2017).
14
permite estudiar la subjetividad de los distintos agentes (colonos, viajeros, diplomáticos,
caucheros) que llegaron a la selva, y son materia de análisis de autores como Michael
Taussig,21
Margarita Serje22
y los trabajos sobre las representaciones sociales de Carolina
Pérez.23
21 Michael Taussig, Chamanismo, colonialismo y el hombre salvaje. Un estudio sobre el terror y la
curación. (Bogotá: Editorial Norma, 2002).
22
Margarita Serje, El revés de la Nación, Territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie. (Bogotá:
Editorial Universidad de los Andes, 2005).
23
Carolina Pérez, Nosotros y los otros, las representaciones de la Nación y sus habitantes, Colombia 1880-
1910. (Bogotá, Editorial Universidad Javeriana, 2015).
15
CAPÍTULO I
1.1 CONTEXTO HISTORIOGRÁFICO DE LAS CIENCIAS SOCIALES
EN COLOMBIA 1950-1970
Para iniciar un balance historiográfico sobre el tema de la colonización
Amazónica es necesario, en primer lugar, realizar una retrospectiva de lo que ocurrió en
el campo de las Ciencias Sociales en Colombia, en la década de los cincuenta, los sesenta,
hasta llegar a los setenta, para así, entender cómo se desarrollaron los procesos de
investigación en estas épocas.
Así pues, la selva toma interés inicialmente para los primeros antropólogos que se
gradúan de las recientes facultades de etnología y arqueología fundadas por profesores
extranjeros que llegaron a Colombia debido a la convulsionada situación de guerra que
vivía Europa, en especial en Alemania y Francia, origen de los investigadores sociales
que llegaron al país en los años 40’ y 50’, pertenecientes de las recientes facultades de
Ciencias Sociales de las universidades de los Andes y la universidad Nacional24
.
Los intereses de estos investigadores tienen que ver con una discusión en el ámbito
antropológico y epistemológico sobre los recién creados conceptos sobre indigenismo25
que adquieren fuerza en Colombia, Perú y México. Para este momento se abrían nuevas
corrientes que reafirmaban el pensamiento desde la academia, en especial desde la
Universidad Autónoma de México26
con los aportes de Bonfil Batalla27
director del
Instituto Nacional de Antropología de México, y por otro lado lo que aquí estaba haciendo
24
Roberto Pineda, La escuela de antropología colombiana. Notas sobre la enseñanza de la antropología.
(Libro: Antropología hecha en Colombia Tomo I. Restrepo Eduardo compilador, Universidad del Cauca;
2017), 69.
25
Laura Sánchez Alvarado, El Indigenismo en Juan Friede (Colombia: revista Bakura 3, bitácoras de
antropología e historia de la antropología en América Latina. Universidad Nacional. de Colombia,
Profesional Archivo General de la Nación; 2013). Lo importante de Friede dice Sánchez es que rompe con
los paradigmas del indio mirado como un objeto de museo, del pasado, para empezar en Colombia al tratar
el tema indígena desde el ahora, es decir, desde su presente, con todas las problemáticas que acarrean
abordar el tema tan candente en ese momento de los años setenta como era -la tenencia de la tierra- que
fue paulatinamente expropiada a los indígenas a través de la legitimidad que le daban sus resguardos a
nivel nacional, máxime que en los sesenta se inician los primeros pasos de los supuestamente fue la reforma
agraria del presidente de turno (Carlos Lleras Restrepo).
26
Las universidades mexicanas se convierten en las pioneras de la nueva antropología social y cultural,
enfatizando en el nuevo continente y las perspectivas de los conceptos de lo popular y lo cultural, en este
sentido Bonfil Batalla era uno de sus defensores y promotores.
27 Guillermo Bonfil Batalla antropólogo mexicano autor del modelo teórico y metodológico Etnodesarrollo,
de la cual se deriva la Etnoeducación y Etnosalud.
16
el Alemán Juan Friede, quien asume una postura diferenciada frente a las comunidades
indígenas que atravesaban procesos de cambio cultural de cara al contacto con otras
culturas, pues era menester en su estudio, no solo estudiarlas sino en sus palabras:
“comprometerse con la situación de la desaparición cultural y física de dichas
comunidades indígenas”, anotado por Sánchez 28
.
Por lo tanto, Friede29
propone una antropología que no solo se preocupe por contar
como vivían, comían, o cuáles eran sus relaciones parentales, artefactos ancestrales y
culturales; sino por el contrario contar, además, el proceso mismo de transformación y la
lucha por la tierra de los pueblos indígenas, y su necesidad de supervivencia. Esto origina
una conciencia colectiva en las comunidades, interna y externa, que será impulsada por
los nuevos investigadores sociales a través de la praxis marxista30
.
En contraposición a esta postura propuesta por Juan Friede, se encuentra “el
indigenismo estático”, que se centra únicamente en registrar las culturas tal cual como
son encontradas, porque consideran los antropólogos, serían transformarlas si se hacia
cualquier tipo de intervención; por lo tanto su intención es aprender de ese estadio de
desarrollo cultural, permitiéndole al antropólogo estar y conocer el pasado estando en el
presente; dicha corriente pertenece a la vieja escuela de Malinowski, fundador de la
antropología social británica31
, y pionero de la antropología contemporánea.
28
“..Friede explica aquí de diversas maneras los resultados adversos de la aplicación de la ley, que
favorecieron a los blancos durante la época de la Colonia para conseguir tierras y tuvieron como puntos
determinantes los amojonamientos vagos que implicaban obviamente pleitos subsiguientes, la política del
hecho cumplido (reclamos posteriores a hechos no concertados que implicaban las apropiaciones de tierras)
y la demora de todas las gestiones “oficiales” en general” Laura Sánchez Alvarado, El Indigenismo en Juan
Friede (Colombia: revista Bakura 3, bitácoras de antropología e historia de la antropología en América
Latina. Universidad Nacional. de Colombia, Profesional Archivo General de la Nación; 2013),34.
29
Juan. Friede, Leyendas de nuestro señor de Sibundoy y el santo Carlos Tamabioy. (Instituto Colombiano
de Antropología e Historia, ICANH, Boletín de Antropología Volumen 1, 1947). Juan Friede, El proceso
de aculturación del indio colombiano. (ICANH Instituto Colombiano de Antropología Nacional e Historia,
Biblioteca, Volumen 16, Número 1, 1979). Juan Friede, Los Andakies: la historia de aculturación de una
tribu selvática; 1953. (Citado por Pineda en: La Historia de los antropólogos en la Amazonia. Revista
antípoda, número 1, julio-diciembre 2005).
30
Frente a esto lo más significativo será la creación en la década de los setenta del CRIC en el Cauca y el
proceso de recuperación de tierras por parte del movimiento indígena. Véase: Manuel Quintín Lame, los
pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas, Biblioteca del Gran Cauca,
universidades del Valle y Cauca, 2004, recopilación de textos inéditos de Manuel Quintín Lame.
31
Malinowski Bronislaw, Los Argonautas del Pacifico occidental, _Vol. I y II, (Editorial Planeta Agostini;
1972).
17
Muchos fueron los investigadores que quisieron emular las experiencias de
Malinowski en las islas de la Polinesia, alejados de la civilización occidental, aunque sin
saberlo, se fueron separando algunos de esa metodología, en el contacto mismo con las
poblaciones indígenas, las mismas que habrían sufrido el etnocidio provocado por las
empresas caucheras32
.
Juan Friede33
, Gerardo Dolmatoff 34
y Víctor Bonilla35
, fueron los pioneros en la
investigación de estas comunidades, en las regiones de frontera, sobre todo de la
Amazonía y la Orinoquia colombiana, adelantando trabajos de orden etnográfico y
lingüístico sobre los pueblos aborígenes, principalmente en la vasta región del Vaupés,
que hace parte de la Amazonía, como por ejemplo, en las comunidades Tikunas36
; estas
comunidades que se desplazaban por los ríos y caños de la selva, señalados en su
momento, por parte de la academia37
, como bárbaros, salvajes y caníbales.
Paul Rivet38
es otro investigador francés que llega en la década de los veinte a
América, aportando su conocimiento y fundación del instituto de Etnología en Colombia
en 1942. En ese proceso su aporte sobre la raza y el concepto de etnias y grupos mestizos
son valiosos a nivel mundial.
Se concebía a las sociedades indígenas como su objeto de estudio, y poca
preocupación había por su formación en campos aplicados. Una de las obsesiones del
maestro era “rescatar” las tradiciones americanas, antes que la vida moderna las
avasallara definitivamente, y criticar el concepto de raza y las posturas racistas
32
A este respecto Roberto Pineda escribe en el año 2000 un libro desgarrador de la situación vivida por las
comunidades indígena que entraron en contacto con los caucheros entre 1880 y 1930. El libro titulado “El
Holocausto del Amazonas” es un buen referente de esta situación de etnocidio indígena.
33
Juan Friede, Los Andakies: la historia de aculturación de una tribu selvática; 1953. Citado por Pineda
en: “La Historia de los antropólogos en la Amazonia. (Revista antípoda, número 1, julio-diciembre del
2005); 123.
34
Gerardo Reichel-Dolmatoff, “Desana: simbolismo de los pueblos Tucano del Vaupés”. 1968.
35
Víctor Bonilla, Siervo de Dios y amo de indios, los misioneros y el Estado en el Putumayo. (Editado por
el autor; 1969).
36
Gerardo Reichel-Dolmatoff, El Chamán y el Jaguar el estudio de las drogas narcóticas entre los indios
de Colombia. Editorial siglo XXI, 1978). “Después de una breve visita al Vaupés en 1951, mi interés por
esta región se renovó en 1966 cuando trabo conocimiento con un indio desana aculturado, Antonio Guzmán,
quien proporciono un voluminoso cumulo de información sobre el modo de ver él su cultura local, lo que
al cabo condujo a la publicación de un libro sobre algunos aspectos del simbolismo religioso”.
37
Héctor Llanos y Roberto Camacho, Etnohistoria del Gran Caquetá, (Bogotá: Fundación de
investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, 1982).
38
Paul Rivet, etnógrafo francés llego al país en 1942, con el estallido de la II Guerra Mundial, escapando
de la guerra, cofundador del museo del hombre en Francia en 1937. Participo en el proyecto geodésico de
Francia en Ecuador y formuló la teoría del poblamiento múltiple americano, fundó en instituto y Museo de
antropología.
18
predominantes. Para Rivet el proceso histórico era fundamentalmente un acto de
mestizaje cultural y biológico permanente, de manera que no existían ni razas ni
culturas puras ni superiores.39
1.1.2. Desde la historia
A la par con los cambios que estaban surgiendo en disciplinas como la
antropología, en torno a los modelos estructuralistas con Lévi Strauss40
; el campo de la
historia inicia en Colombia su aplicación científica con los aportes de la escuela
económica norteamericana y de los franceses que se asocian a la historia de larga
duración, que fue impulsada por los novedosos aportes de la Escuela de los Annales en
Francia, pero en especial de su segundo momento dirigido por Fernand Braudel41
. El
debate con el Estructuralismo no estaba soslayado, como anota Colmenares en su libro:
Ensayos sobre historiografía, donde analiza la postura de Lévi Strauss quien cuestiona la
falencia de la historia positivista de la escuela de los Annales que no puede explicar lo
“inconsciente” de lo social,
La historia no daba cuenta, según él, de los elementos inconscientes de las sociedades
humanas. Elementos que poseen una estabilidad de la que carecen los hechos
conscientes, volitivos, que pertenecen al campo de estudio de la historia. Tales
elementos, en el primer caso, pueden ser percibidos con respecto a la duración
simultáneamente y así aparecen en las ciencias de la sincronía42
Dicho método toma importancia a través de los jóvenes investigadores como
Colmenares y Orlando Melo43
recién llegado de Francia y por el economista Salomón
Kalmanovitz (1968)44
, con sus nuevas ideas de la historia económica, quienes tuvieron
por supuesto varios momentos en su producción académica investigativa, a la par del
39 Roberto Pineda, La escuela de antropología colombiana. Notas sobre la enseñanza de la antropología.
(Libro: Antropología Hecha en Colombia Tomo I. Restrepo Eduardo compilador, Universidad del Cauca,
2017), 68.
40
Claude Lévi, Strauss, Antropología Estructural, (editorial Paidós, 2 reimpresión 1995; 1974)
41
Fernand Braudel, busco por todos los medios entrar a concertar entre Annales y los estructuralistas, él no
habla de estructura sino de modelos históricos, concatenando los movimiento o coyunturas de corta y larga
duración retomados más tarde por Larousse.
42 Colmenares, German, Ensayos sobre historiografía. (Cali: Editorial Tercer Mundo, 1997). 44.
43
Germán Colmenares y Orlando Melo son los pioneros fundadores de la llamada “nueva Historia de
Colombia” quienes adoptan las nuevas corrientes historiográficas francesas de los Annales con temas como
la historia cultural, historia de las mentalidades, e historia económica y social en sus libros.
44
Salomón, Kalmanovitz, Economía y Nación, una breve historia de Colombia, (cuarta edición corregida y
aumentada 1995, Ediciones Tercer Mundo, 1988).
19
estructuralismo como corriente de pensamiento que nace con el modelo de la lingüística
estructuralista.45
la cual experimenta cambios importantes para los jóvenes pioneros
investigadores en las ciencias sociales.
¿Cuál era la intencionalidad de esta nueva generación de investigadores? Se
podría decir que querían “comerse el mundo” en tanto, todo estaba por analizarse y por
escribirse en términos de las ciencias sociales, aplicando los nuevos métodos
historiográficos con la influencia de las recientes aportes de Marc Bloch, y el segundo
momento con Lucien Febvre y Fernand Braudel, conocida como la Escuela de los Anales
e igualmente los aportes del estructuralismo contextualizados a la realidad colombiana, y
apoyándose con la irrupción de otras disciplinas de orden sociológico y antropológico en
una incipiente intencionalidad de aplicar la interdisciplinaridad46
.
Por este motivo, se encuentran gran variedad de autores que iniciaron como
sociólogos y se hicieron historiadores en el camino, como Jaime Jaramillo Uribe47
maestro de Germán Colmenares y otros como Orlando Melo,48
Fals Borda49
, Bernardo
Tovar50
, entre otros, quienes aplicaron el método marxista en sus investigaciones en las
distintas visiones, descubriendo que no se podía esquematizar la experiencia de los
45 El estructuralismo de Levi-Strauss nace siguiendo el modelo de la lingüística estructural de Saussure,
especialmente de la escuela de Praga (Jakobson y Trubetkóis) que considera el lenguaje como un sistema
de signos. Lévi-Strauss pensaba que los fenómenos sociales ofrecen un carácter similar y que, por lo tanto,
cualquier sociedad puede ser estudiada por procedimientos similares a los de la lingüística. La finalidad
última sería descubrir la estructura subyacente al conjunto de los rasgos culturales
46
“…El reto del estudio interdisciplinar radica en tomar como puntapié inicial, las distintas disciplinas,
respetando su especificidad de conceptos, métodos y lógicas y, en trabajar para que no resulte una “barrera”
para la comunicación. La interdisciplinariedad es una forma de generación de conocimiento que busca
diferenciarse del conocimiento monodisciplinar en el que las disciplinas de manera aislada examinan
fenómenos de la realidad” (Revista ideides, director Julio Grisolia, julio 2016).
47
Jaime Jaramillo, Uribe, Esclavos y señores en la sociedad colombiana del siglo XVIII. (Anuario
colombiano de historia social y de la cultural. Universidad Nacional, Facultad de filosofía y letras; 1963).
48 Jorge Orlando Melo, Historia de Colombia: El Establecimiento de la Dominación Española,
editorial silgo XXI, (Bogotá, 1977). Dirigió las revistas cuadernos colombianos y análisis político.
Fundó la revista Credencial Historia y fue su director histórico de 1987 a 2005. Es columnista
habitual de El Tiempo y Ámbito Jurídico y miembro fundador de la revista Razón Pública.
49 Orlando Fals Borda, Mompox y la Loba: historia doble de la costa, (Bogotá. Carlos Valencia Editores,
1979).
50 Bernardo Tovar, La historiografía Colonial. (Editorial Universidad Nacional, 1995).
20
procesos sociales en el estudio historiográfico, y que requerían de la lupa del verdadero
investigador al momento de analizar los hechos de la historia.
El uso riguroso de los archivos fue algo que distinguió a los historiadores de los
sesenta y setentas, pero que, con el tiempo, fue necesario abrirse al análisis investigativo
por medio de otras corrientes, lo que conllevó a que se tomaran como referentes a
escritores europeos como el francés Michael Foucault; a los historiadores marxistas
británicos como E.P. Thompson, Charles Tilly, E.H. Carr, en la década de los cincuenta
y a la nueva economía norteamericana. De modo que, fue tomando forma la llamada
“Nueva Historia de Colombia” es decir, se reescribe la historia frente a un pasado o
“historia oficial”.
Esta etapa del estudio historiográfico explica por qué no fue del interés en los
primeros momentos de los historiadores el tema de las periferias y las fronteras, pues no
tenían la capacidad para abordarlo, por lo que concentraron sus investigaciones en la
región andina y la costa. Por otro lado, el tema de la colonia y la república fue su centro
de gravitación; al contrario de esto, el análisis sobre las periferias y la selva sí fue del
interés para buena parte de antropólogos que requerían hacer trabajo de campo y que por
el mismo contacto con las comunidades, se involucraron para contar esas historias
desconocidas sobre las caucherías, los desmanes en los territorios “sin Dios” y la ley de
“la tierra de nadie”, proceso que los convierte en historiadores interesados en aplicar
etnohistoria, siendo posible observar las diferencias que acontecían a las comunidades
desde el presente, utilizando la oralidad como herramienta de investigación.
Igual que ocurre con la antropología, solo en la década de los sesenta se fundan
en las universidades tanto privadas como públicas, las primeras facultades de historia
mayormente con profesores con influencia marxista, que iniciaron los primeros análisis
de orden económico sobre la nación en temas como: la tierra, los campesinos y los
enclaves comerciales, se destacan en eso años los profesores: Jorge Villegas,51
Bernardo
Tovar52
y Salomón Kalmanovitz53
51
Jorge Villegas y Fernando Botero, Putumayo: indígenas, caucho y Sangre, (Medellín: Cuadernos
Colombianos Número 12, impresión Lealon, 1979).
52
Bernardo Tovar, La historiografía Colonial, (Editorial Universidad Nacional; 1995).
53
Salomón, Kalmanovitz, Economía y Nación, una breve historia de Colombia, (Bogotá: Editores Tercer
Mundo, 1995).
21
En la década de los sesenta y setenta se verá una mayor preocupación en los
historiadores por desarrollar lo que se denomina: “la Nueva Historia de Colombia”
(NHC), haciendo énfasis, no solo en una historia nacional, sino en la propuesta de
desarrollar historias regionales, a partir de los aportes de profesores como, Germán
Colmenares54
, Tirado Mejía55
, Margarita González56
, Jorge Orlando Melo,57
Fals Borda,58
entre otros.
Este trabajo que requería de la indagación de las fuentes en los archivos regionales
y municipales será el inicio de la investigación de la historia social y cultural que ya en
Europa comenzaba a desarrollarse de la mano de los historiadores franceses y británicos,
porque para ellos su preocupación era darle otra perspectiva a los sucesos reconocidos en
la historia, como la Revolución Francesa o la Revolución Industrial59
, desde lo social,
desde la población misma, y ponerlos en relación con otros sectores que nunca habían
sido interés de la historia como los molineros, sacerdotes, campesinos, que para el caso
colombiano era necesario. Los nuevos historiadores centran su trabajo en las historias
regionales y locales, Germán Colmenares60
con su trabajo sobre la economía y la hacienda
del gran Cauca y del Valle del Cauca, Fals Borda61
con historias sobre la costa Atlántica,
rompiendo con las “historias nacionales”.
Así pues, estos historiadores enfocaron sus trabajos en la Colonia y parte de la
República, enfrentándose a las posturas marxistas más radicales, que veían en los análisis
socioeconómicos la única vía para entender las sociedades presentes y pasadas como parte
del devenir de la historia. La rivalidad en el enfoque historiográfico de este momento
54
Germán Colmenares, Cali, Terratenientes, Mineros y Comerciantes, (Cali: Universidad del Valle; 1975).
55
Álvaro Mejía, Tirado, Introducción a la historia Económica de Colombia, (Universidad Nacional de
Colombia. Edición 23; 1971).
56
Margarita González, El Estanco Colonial del Tabaco, (Medellín: Cuadernos Colombianos, Numero 8,
Editorial Lealón, 1975).
57 Jorge Orlando Melo, (compilador), Colombia hoy. (Editorial siglo XXI. 1977-1991)
58 Orlando Fals Borda, Mompox y la Loba: historia doble de la costa, (Bogotá. Carlos Valencia Editores,
1979). También en: Nicolás Armando Herrera, Sentir pensar la sociología, saber colectivo y poder
popular, tentativa sobre Orlando Fals Borda. (Editorial el Colectivo, ediciones desde Abajo, Buenos aire
2018), 144.
59
Eric Hobsbawm, Revolución Industrial y Revuelta agraria, el capitán swing. (Editorial siglo XXI, primera
edición, 1978).
60
German Colmenares, Historia económica y social de Colombia 1537-1719. (Cali: Editorial Tercer
Mundo. 1999, primera edición 1973; Universidad del Valle, 1975).
61
Orlando Fals, Borda, Mompox y la Loba: historia doble de la costa, (Bogotá: Carlos Valencia Editores,
1979).
22
histórico estaría atravesada por estas dos tendencias: una haciendo mayor énfasis en las
historias nacionales y la otra incursionando en los factores locales y regionales de país,
Por otra parte, Mario Arrubla 62
y Jaime Jaramillo Uribe63
, empiezan por considerar la
necesidad de realizar un análisis más desde lo macro del origen del Estado Nacional, en
contra vía de lo regional, las dos tendencias tienen que ver con la discusión si era
prioritario escribir una historia económica nacional o por el contrario centrarse en las
regiones como empezaron tímidamente a hacerlo sus discípulos Germán Colmenares y
Orlando Melo.
Se puede decir que una obra literaria que jugaría un papel de atracción por parte
de la academia, tanto para historiadores, como antropólogos, fue “La Vorágine” de José
Eustasio Rivera escrita en 1924, con la sutileza costumbrista que nos transporta a las
latitudes de la manigua, a la que ningún citadino había viajado en el siglo XIX; pero por
otro lado, trata una temática que al parecer sonaría surrealista para la mayoría de los
colombianos de esa época como lo fue la historia de las caucherías y los abusos de
extranjeros en tierras en disputa entre Colombia-Ecuador-Perú y Brasil y que hará parte
del imaginario que provocó la guerra con el Perú en 1932-193464
; dicha obra sería más
vista como ficción que como hechos ciertos, con la tendencia de no caer en anacronismo
con los personajes:
¡Yo he sido cauchero, yo soy cauchero! Viví entre gangosos rebalses, en la soledad de
las montañas, con mi cuadrilla de hombres palúdicos, picando la corteza de unos
árboles que tienen sangre blanca, como los dioses.65
1.2. INDIGENISMO, ETNOHISTORIA Y ANTROPOLOGÍA EN EL
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS DE COLONIZACIÓN DE LA AMAZONÍA
Desde el ámbito de las ciencias sociales se presentó un debate sobre el papel que
deberían jugar los antropólogos frente al problema indígena en la Amazonía, el cual tiene
62
Mario Arrubla, Estudios sobre el subdesarrollo colombiano, ediciones la carreta, 1982, PP. 208.
63
Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo XIX, (1956-2001) Reeditado por Banco
de la República, ICANH. Colciencias,
64
Fulvio Cabrera, Soto, La Colonización del Amazonas y el Conflicto Colombo-peruano 1880-1934, (Cali:
Tesis de pregrado en Ciencias Sociales, Universidad del Valle, 2002).
65 José Eustasio Rivera, la Vorágine. (Editorial planeta, primera edición 1924, 2014), n/p.
23
que ver con la visión metodológica y la concepción sobre el indigenismo, es decir,
estudiar estas comunidades, su cultura, sin realizar ningún tipo de injerencia cultural
como agentes occidentalizados por cercanía con las comunidades indígenas originarias,
sobre todo las que se encuentran más aisladas del centro del poder, en este caso la región
de frontera. En el artículo: “Inicios de la antropología en Colombia” el antropólogo
Roberto Pineda Camacho plantea lo siguiente: Un propósito que podría muy bien
denominarse etnografía de salvamento: registrar el contenido cultural de las comunidades indias,
que corrían el riesgo de desaparecer por extinción de sus miembros o por procesos de
incorporación a la vida nacional.66
Ésta postura permitió que los primeros etnógrafos, etnólogos y lingüistas que
llegaron a Colombia, se dieran cuenta de la evidente necesidad de conocer estas
comunidades, pues se trataba, como lo plantea el indigenismo estático, de aprovechar que
estas comunidades no habían tenido contacto con ningún otro agente externo, incluido el
contacto antropólogo-comunidades aborígenes, disminuyendo al máximo los procesos de
aculturación, y así poder comprender el proceso de “avance tecnológico” en comparación
con otras latitudes en dichas comunidades. Este método que hace parte de los inicios de
la antropología social buscaba conocer procesos sociales, lingüísticos y culturales de los
pueblos aborígenes, permitiendo apreciar cómo sobre la colonización había
investigadores que evitaban a toda costa involucrarse con su “objeto” de investigación.
Por el contrario, los antropólogos denominados indigenistas proponían la necesidad de
tomar una posición política con los grupos investigados, que les acarreó ser duramente
criticados debido al “peligro” que suponía involucrarse en dichas disputas de poder.
De otra parte, desde mayo del 1968, el marxismo había tenido un nuevo aliento que
culminó en la creación de una antropología marxista, como un paradigma que
competiría con el funcionalismo o el estructuralismo, aunque habría también un
marxismo estructuralista .67
Así pues, estas prácticas respondían al tratamiento que le dieron los antropólogos
seguidores de Malinowski, quien proponía que el antropólogo debía establecer una
convivencia muy cercana con las comunidades estudiadas, en especial aquellas que
66 Roberto Pineda, Camacho, Inicios de la antropología en Colombia. Bogotá: Revista Universidad de los
Andes, (1999), 3.
67
Roberto Pineda, Camacho, La historia, los antropólogos y la Amazonía. (Colombia: Revista antípoda,
número 1- 2005).
24
habían tenido muy poco contacto con la civilización occidental; por lo tanto, debían auto
aislarse del mundo por largos periodos de tiempo, para de esta forma entender las
particularidades de cada región, pues consideraba que esto les daría “mayor objetividad
a la observación de dichas comunidades”.68
Por otro lado, como lo señala Elizabeth
Bernal69
, existen posturas contrarias a lo planteado anteriormente, que intentan
reivindicar un contacto más directo por parte del antropólogo, y ser, a su vez, una
antropología militante.
Bonilla y Fals Borda70
, ven en el compromiso social del antropólogo una forma
de realizar un trabajo de etnohistoria más eficiente, también planteado por otros autores
como Pineda y Héctor Llanos71
, que se encargaron de realizar un trabajo recopilatorio, de
la historia del gran Caquetá, convirtiéndolo en un importante aporte que permitió entender
las lógicas de las comunidades, utilizando como fuentes, archivos históricos desde el siglo
XVI hasta el siglo XIX, en un primer intento por describir éstas comunidades en dos
líneas: desde el presente y desde el pasado.
Primero, promovió un cambio de perspectiva sobre la Amazonia, que pasó de ser
ubicada como un reservorio natural y étnico de importancia para la humanidad a ser
definida como un lugar de denuncia de los exacerbados poderes locales (especialmente
de comerciantes y misioneros católicos y protestantes) que hacían juego con la
apabullante ausencia estatal.72
Bernal,73
en el tercer capítulo de su tesis titulado: “Terrenos antropológicos en las
regiones de la Amazonía y la Orinoquia” menciona que:
68 Roberto Pineda, Camacho, La historia, los antropólogos y la Amazonía. (Colombia: Revista antípoda,
número 1- 2005),126.
69
Elizabeth Bernal Gamboa, Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970: Resonancias
y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una Antropología
contra hegemónica, (Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de Colombia; 2011)
70
Fals Borda y Bonilla son dos investigadores que se encuentran en la Universidad Nacional, coincidiendo
política y estructuralmente en el análisis de la realidad colombiana, principalmente el problema del campo,
por un lado, los campesinos para Fals Borda y por el otro los indígenas y los resguardos para Víctor Bonilla.
71
Héctor Llanos y Roberto Pineda, Etnohistoria del Gran Caquetá. (Bogotá: Fundación de investigaciones
Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, 1982).
72 Elizabeth Bernal Gamboa, “Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970:
Resonancias y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una
Antropología contra hegemónica”, (Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de
Colombia, 2011), 69.
73 Elizabeth Bernal Gamboa, “Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970:
Resonancias y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una
Antropología contra hegemónica”, (Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de
Colombia, 2011).
25
Para esta época se planteaba un aspecto que resultó fundamental para el viraje de
perspectiva. La selva no debía conservarse como se encontraba en ese momento para
evitar todas las amenazas del progreso que se avecinaban, porque este lugar ya había
sido transformado por poderes locales y lo que necesitaba era una nueva
transformación que les ofreciera a sus habitantes la posibilidad de enfrentar la ola del
capitalismo.74
Por lo tanto, ésta tesis, es un balance del quehacer de la antropología en Colombia
y brinda una comprensión sobre las dos tendencias que en ese momento discutían a nivel
académico sobre el abordaje de la temáticas indigenistas, algunos antropólogos -los más
conservadores- pretendían estudiar dichas comunidades desde su pasado remoto, es decir,
desde la etnología, la arqueología, y la lingüística, llegando incluso a rastrear los vínculos
culturales en los circuitos en la región Amazónica que comprende Perú, Ecuador, Brasil
y Colombia, sobre todo porque estos grupos étnicos, algunas nómadas, se encontraban
dispersas y con los procesos propios de la colonización, se fueron asentando en colonias,
estudiado por Bonilla (1968) en su libro “Siervos de Dios y amos de indios”, producto de la
misma lógica de la violencia contra sus comunidades por parte de los usurpadores. La
segunda tendencia, sobre todo de la mano de la antropología social, comienza a
vislumbrar los cambios culturales que venían teniendo dichas comunidades, que desde
mucho tiempo atrás habían tenido contacto con misioneros, encomenderos, viajeros,
comerciantes, quienes influyeron al introducir cambios producto del sincretismo cultural
operado en esas comunidades.
En este sentido, los antropólogos van a ser la punta de lanza del cambio de
paradigma para la comprensión de la Amazonía y todos los procesos mismos que se
desarrollarían desde adentro. En primer lugar, por la exigencia que hacen los jóvenes
antropólogos al Estado para que centre su mirada y preocupación sobre la misma y, en
segundo lugar, cambiar ese paradigma implicaba dejar de mirar a los indígenas como
entes incapaces, inseguros, para que ellos mismos adoptaran otras posturas en relación
con lo que acontecía al interior de sus territorios.
74
Elizabeth Bernal Gamboa, “Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970: Resonancias
y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una Antropología
contra hegemónica”, (Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de Colombia, 2011), 69.
26
1.2.1. Los estudios indigenistas en la Amazonía desde la mirada de Juan
Friede
La importancia de Juan Friede, dice Sánchez 75
, es que rompe con los paradigmas
sobre la visión que se tenía de los indígenas como un objeto de museo, del pasado, para
empezar a ser visto, en Colombia, como un ciudadano y sujeto de derechos, es decir,
desde su presente, con todas las problemáticas que acarreaba abordar el tema tras la
coyuntura de los años setenta, pues su llegada al país se dio en momentos en los que se
develaba un cambio de la historiografía y la antropología.
Friede se preocupaba por saber qué motivaba a los indígenas en su lucha por la
tierra, aspecto que fue una constante en otros sectores sociales como campesinos y
colonos– latifundistas y minifundistas-, las tierras que fueron en un principio baldías o
pertenecientes a los resguardos indígenas, paulatinamente fueron expropiadas a través de
la legalidad o de la propia Ley denominada “Ley de Baldíos”, que dentro de sus
requerimientos buscó la ayuda del “hombre blanco” y de los técnicos como agrimensores,
entre otros, pretendiendo la legalidad de la tierra. Lo anterior provocaría como señala
Catherine Legrand76
la necesidad de los indígenas por buscar asesoría de abogados
leguleyos. También en los sesenta se inician los primeros pasos en el país para adelantar
una verdadera reforma agraria, que en últimas buscaba legalizar las ocupaciones de hecho
y legalizar los baldíos77
.
Los antropólogos que defendían el modelo proteccionista sobre los resguardos
indígenas argumentaban que ésta figura le permitiría al reciente movimiento indigena
mantener sus vínculos ancestrales, los vínculos por parte de las comunidades con la tierra,
que los ligaba indiscutiblemente con su territorio.
75
Laura Sánchez Alvarado, El Indigenismo en Juan Friede. Bogotá: Revista: Bakura 3, bitácoras de
antropología e historia de la antropología en América Latina. Universidad Nacional de Colombia, Archivo
General de la Nación, (2013).
76
Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). (Universidad
Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016).
77
Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950), (Universidad
Nacional de Colombia. Primera edición 1988; 2016), 103.
27
Juan Friede dedica un libro a esta temática de la lucha indigenista en calidad de
investigador, en su libro “El indio en la lucha por la Tierra”78
, afirmaba la necesidad de
mantener esta institución que, aunque es el reflejo de un periodo de dominación española
sobre el indígena, también le permite cohesionarse y no diluirse como simple trabajador
de la tierra. Esto será estudiado por Laura Sánchez79
en su artículo “El indigenismo en
Juan Friede”.
Su conclusión para la temprana República (siglo XIX), consiste en que el
individualismo aplicado a las nuevas condiciones era contrario a la institución del
resguardo, considerado una traba para la ampliación de la mano de obra y el desarrollo
de empresas agrícolas. En este periodo se hicieron leyes para repartir los resguardos y
darlos en propiedad a nombre del progreso nacional. Friede parece dudar sobre que el
individualismo fuera origen del progreso más que una organización de tipo colectivo.80
Friede, afirmaba que el concepto de comunitario es muy importante para el
resguardo, en la medida en que revalida el concepto de lo colectivo, por encima del
individualismo-mercado, impuesto e impulsado por el capitalismo con su ideal de
“progreso” y que desde finales del siglo XIX, intentó apoderarse del territorio de la selva
como parte del impulso a nivel mundial de la economía extractivista, centrándose en sus
intereses económicos y basados en el modelo norteamericano, especialmente por los
estudios de antropólogos que ven en la aventura y el arrojo de los colonos, la inspiración
para la llegada del capitalismo. Por otra parte, la historiografía estudió a los hombres de
finales del siglo XIX como parte de la justificación de esos aventureros que llegaban a las
zonas inhóspitas.
Y sobre todo de zonas fronterizas que históricamente se fueron conformando como
zonas vacías, territorios de nadie que, sin embargo, están marcados por una serie de
símbolos que intentan destacar la alteridad del y en el espacio. Esas fronteras
levantadas sobre espacios “barbaros” que la modernidad logro domeñar y someter a
su dinámica sin por ello dejar de estar expuestas a la volatilidad que caracteriza a la
modernidad sólida.81
.
78
Juan Friede, El indio en la lucha por la tierra: historial de los resguardos del macizo central colombiano”
(Bogotá́: Ediciones Espiral, 1944).
79
Laura Sánchez Alvarado, El indigenismo en Juan Friede. (Bogotá: Revista Beukara, Bitácora de
antropología e historia de antropología en América latina, Universidad Nacional de Colombia, Archivo
General de la Nación 2013), 31-40.
80
Laura Sánchez, Alvarado, El indigenismo en Juan Friede. (Bogotá: Revista Beukara, Bitácora de
antropología e historia de antropología en América latina, Universidad Nacional de Colombia, Archivo
General de la Nación 2013), 35.
81
Jorge Brenna, La mitología fronteriza: Turner y la modernidad” (México: Revista estudios fronterizos,
nueva época, volumen 12, número 24, julio-diciembre, 2011), 9-34.
28
El resguardo estaba en contravía de las ideas liberales capitalistas, desde las que
se consideraba que la tierra era trabajada por colonos, de manera individual, es decir,
como una propiedad capitalista y no concebida para ser trabajada de manera colectiva;
por eso al Estado no le interesaba impulsar este tipo de unidades productivas colectivas y
por el contrario, impulsaron a los minifundistas o jornaleros para que tuvieran la
capacidad de legalizar su posesión, incluso aquellos que no contaban con los requisitos
legales que les adjudicaba el baldío, sobre todo para los colonos que se encontraban en la
periferia o zonas de frontera.
Por otro lado, se planteaba la necesidad de desaparecer el resguardo para dar
cabida a las ideas sobre la modernidad; en este sentido, se pasa de la categoría del indígena
que vivía en comunidad con posesión comunal de la tierra, a la de unos individuos que se
querían apropiar de la misma- dividiendo el territorio-, punto de quiebre en el que los
antropólogos jugarían un papel muy importante, esto indica la cosmovisión que tenían los
pueblos indígenas desde el norte al sur de Colombia y en la que gran parte de los
antropólogos contribuirían a organizar a la comunidad indígena a través de la figura del
CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca).82
Es de resaltar que Juan Friede nacionalizado en 1930, tuvo fuerte influencia en las
jóvenes generaciones de antropólogos colombianos, que, en primer lugar, se dividen en
aquellos que rompen con los cánones de la academia dejando de ver a los indígenas en
sus estudios como objetos de museos de ciencias naturales, para atarlo a una lucha del
presente frente a la clara expropiación de sus tierras.
Friede83
al igual que Bonilla84
, descubren en Manuel Quintín Lame85
la
reencarnación de un personaje legendario, pero a la vez único, en la medida en que
82
Gonzalo Sánchez, Gómez, (Compilador), Nuestra Vida ha Sido Nuestra Lucha, Resistencia y Memoria
en el Cauca Indígena, (Bogotá: Informe del Centro de Memoria Histórica, Taurus pensamiento editores,
2012).
83 Juan Friede, El indio en la lucha por la tierra: historial de los resguardos del macizo central
colombiano” (Bogotá́: Ediciones Espiral, 1944).
84
Víctor Bonilla Sandoval, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el
Putumayo. (Bogotá: Editado por el Autor, 1969).
85
“Quintín Lame nació en el Cauca, el 31de octubre de 1883, miembro de la gran familia de los indígenas
paeces, era heredero de una identidad histórica asociada a la resistencia secular al colonizador extranjero y
con la lucha por la tierra y por la dignidad, Gnecco”, Cristóbal, Los Pensamientos del indio que se educó
dentro de las selvas colombianas, (Biblioteca del Gran Cauca, publicado por la Universidad del Cauca y la
Universidad del Valle, 2017, primera edición, 2004), 16.
29
personificó la lucha por la tierra en la década de los 30; los indígenas, sobre todo del
Cauca y más tarde en otras zonas del país, donde perviven los resguardos, permitieron
que se reorganizaran las comunidades y como producto de la desculturización, empezaron
a perder su identidad y a llamarlos “campesinos” o mestizos, lo cual fuera descubierto
por estos primeros investigadores. Víctor Bonilla llegará al Putumayo en el Valle del
Sibundoy, como parte de su investigación, determinante para librar las próximas batallas
de comunidades indígenas organizadas en el CRIC, en las décadas de los 60 y 70.
Así pues, Friede encuentra que la protección del indígena pasa por la ratificación
de las leyes protectoras de los resguardos, que no fue una dádiva del sistema colonial,
sino que representa la visualización o encarnación de la contradicción entre la corona
española y las colonias locales. Esto demuestra esas contradicciones intersectoriales de la
historiografía, donde el rey ausente pretendía tener a sus súbditos protegidos, incluso de
los mismos funcionarios coloniales, para que se les permitiera con la ley de resguardos
tener ciertos privilegios y en ese momento (los años 70’) era imperioso no aceptar que los
partidos de izquierda en Colombia influyeran sobre las comunidades, para que eliminasen
los resguardos como parte del lastre de las leyes coloniales.
Por otro lado, Bonilla realizó un seguimiento a la lectura de Friede86
sobre los
archivos religiosos que contenían testamentos, donde los indígenas eran los propietarios,
como es el caso Cacique Tumbajoy en el año de 1700.87
Uno de los elementos de crítica
de Sánchez,88
es que Friede se equivocaba al decir que estos testamentos eran réplicas de
los notarios o abogados, en ese momento, lo cual resta legitimidad a la idea de que los
indígenas fueran propietarios y pudiesen testar.
86
Juan Friede, Leyendas de nuestro señor de Sibundoy y el santo Carlos Tamabioy. (Instituto Colombiano
de Antropología e Historia, ICANH, Boletín de Antropología Volumen 1, 1947).
87
Este personaje es citado por Víctor Bonilla (1969), como personaje principal alrededor de la lucha
indígena en le putumayo en la medida en que le da legitimidad a las escrituras que poseía como resguardo
y citado por Friede, Juan (1947), leyendas de nuestro señor de Sibundoy y el santo Carlos Tamabioy
(Instituto colombiano de antropología e historia, ICANH, boletín de antropología volumen 1, 1945), 315-
318.
88
Laura Sánchez Alvarado, El indigenismo en Juan Friede. (Bogotá: Revista Beukara, Bitácora de
antropología e historia de antropología en América latina, Universidad Nacional de Colombia, Archivo
General de la Nación 2013).
30
Para la reciente administración de la República en el siglo XIX, una de sus
medidas políticas, era convertir los resguardos en tierras baldías que podían ser
expropiadas a los indígenas; se consideraba en primer lugar, que estaban desorganizados,
en segundo lugar, se les había adjudicado la categoría de colonos, bajo la premisa de que
eran ignorantes de sus propios derechos ante las leyes, otorgados por medio de la Ley 87
de 1890, y en tercer lugar, se encontraban bajo la tutela de la iglesia como parte del
concordato, dejándolos sin derechos jurídicos para comprar o vender sus propias tierras.
Friede ve en la reivindicación por la tierra no solo un problema de orden
estrictamente económico, sino algo más profundo, para este autor se trata de un interés
como investigador por los derechos de las "minorías étnicas" o pequeños grupos que no
han sido asimilados por la sociedad capitalista, partiendo de la idea de que el resguardo
puede convertirse en un elemento aglutinador de las comunidades, que genera cultura en
su interior, al recordar su pasado y reforzar sus creencias.
Para este autor es esencial la defensa de la población indígena, y por ello se da la
creación del Instituto Indigenista Interamericano, que tiene como una de sus prioridades
la reivindicación de la cultura para no dejarla perder y por el contrario fortalecerla y
potenciarla. Una de sus propuestas es que el Estado les entregue a los indígenas las tierras
baldías para la construcción de los resguardos, pero también lo es quitar las prevenciones
de tipo sanitario, que impedían a los indígenas llevar a cabo prácticas ancestrales de
curación en las que era necesario utilizar yerbas y otros elementos.
Es una constate que los artículos de Friede generaran enorme polémica para la
época, en los círculos académicos, políticos y religiosos, por lo cual se vio obligado a irse
al exterior en sus últimos cuarenta años de vida, lo cual utiliza para escudriñar en los
archivos europeos en Sevilla España.
Se hace necesario anotar que Friede no escapa a la mirada paternalista frente al
indígena, aunque no lo considera su par, aun así, sus textos constituyeron un primer paso
para que se abriera en el país el debate sobre el tema indígena, a tal punto que en 1958, el
Estado colombiano creara una subsecretaría de agricultura, dedicada a los asuntos
indígenas e igualmente en la reforma agraria de 1958, que catapulta la respuesta a la
31
contraparte -movimiento indígena organizado- y a crear más tarde el CRIC afirmado por
Zambrano en 1976.
Zambrano también recoge la evolución de estas ideas expresada en especial en la
edición de 1976 (La Chispa y Punta de Lanza) donde Friede agregó varias partes y allí
se nota que el autor adelantó de alguna manera el cambio del significado de lo indígena
para el país, con la mención de la creación de la Sección de Asuntos Indígenas del
Ministerio de Agricultura en 1958 y de la Sección de Asuntos de tierras Indias en el
Instituto de la Reforma Agraria, lo que causó una reacción en los indígenas que
desembocó en la creación del Consejo regional Indígena del Cauca, CRIC.89
1.2.2. Los estudios historiográficos desde la mirada de Víctor Bonilla
La obra del caleño Víctor Bonilla Sandoval (1969)90
, nacido en 1939, y que realizó
sus estudios en la Universidad Nacional de Bogotá, junto a grandes referentes de la
sociología como Orlando Fals Borda, supuso una nueva tendencia investigativa sobre el
tema indigenista, pero esta vez no sólo desde el punto de vista etnográfico o cultural, sino,
desde una mirada crítica sobre la tenencia de la tierra indígena, es decir, la necesidad de
defender los resguardos indígenas en Colombia, ante el peligro de desaparecer como
unidad política, económica y cultural debido a la expropiación de tierras.
El peligro estaba en la intencionalidad del Estado por legislar con el fin de
reformar la figura de resguardos indígenas, como lo afirma Caviedes91
particulares,
terratenientes y la propia iglesia como agentes de poder, tuvieron la potestad de impartir
la educación, evangelizando para mantener el control de las tierras misionales en donde
se encontraba la población indígena, como parte de los acuerdos firmados entre el Estado
y el Vaticano en 1887,92
a través de la fundación de internados solo para indígenas,
89 Laura Sánchez Alvarado, El indigenismo en Juan Friede. (Bogotá: Revista Beukara, Bitácora de
antropología e historia de antropología en América latina, Universidad Nacional de Colombia, Archivo
General de la Nación 2013), 39.
90
Víctor Bonilla, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo,
(Bogotá: Editado por el Autor, 1969).
91
Mauricio Caviedes, Antropología Apócrifa y movimiento indígena, algunas dudas sobre el saber propio
de la antropología hecha en Colombia, (Colombia: Revista antropológica de Colombia Número 43, enero
-diciembre; 2007), 33-59.
92
El concordato fue firmado por el Estado y el Vaticano en 1887, pero se firma un convenio de Misiones
en 1902 como parte de la política de reducción de los salvajes, como lo anota Carolina Pérez (2015); 191.
32
teniendo profundas repercusiones para los resguardos y las misiones en el sur del país, en
territorios como Caquetá y Putumayo.
Un nuevo movimiento antropológico se hizo visible en el Congreso de
antropología en 1980 en Medellín93
, donde se plantea la necesidad de aplicar la propuesta
indigenista americana en Colombia conocida como la Investigación Acción Participación
IAP94
vinculando a los investigadores a la lucha misma entre explotados y oprimidos;
respetando la autonomía de los pueblos y su organización, pero también en la necesidad
de luchar a su lado por la recuperación de la tierra; en este sentido, el libro de Bonilla95
se convierte en la manera de legitimar la recuperación de la tierra indígena, que había sido
expropiada por la iglesia, y colonos, demostrando la legitimidad de las posiciones
indígenas tanto en el Cauca como en el resto del país.
El Trabajo de Bonilla es importante para el presente balance, en la medida en que
es el primer intento historiográfico que permitió explicar las relaciones entre las misiones
capuchinas y su injerencia cultural, con la población indígena, en el proceso mismo de la
colonización dirigida por parte de las comunidades religiosas, demostrado por Bonilla y
ratificado por Pérez.96
Estas misiones tenían por finalidad, transformar las tierras selváticas en “zonas
productivas”, abonando el terreno para la llegada del colono blanco, que permitió una
rápida “occidentalización” de estas comunidades indígenas, quienes, si bien resistieron
por muchos siglos a dicha cultura “blanca”, fue a finales del siglo XIX, que se intensificó
a tal nivel este proceso, que las comunidades sufrieron una acelerada aculturación y un
evidente sincretismo.
Bonilla incursiona en un territorio poco conocido por antropólogos e
historiadores, haciéndolo novedoso para la época, por realizar una investigación histórica
sobre la colonización de las zonas de frontera agrícola desarrollada por parte de otros
93
Caviedes, Antropología Apócrifa y movimiento indígena; 36.
94
Siguiendo el modelo teórico - metodológico del Etnodesarrollo de Bonfil Batalla, Fals Borda crea el
modelo teórico-metodológico de la IAP.
95
Bonilla, Víctor, Siervo de Dios o Amo de Indios, El Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo.
(editado por el autor, 1969).
96 Carolina Pérez, Nosotros y los otros, las representaciones de la Nación y sus habitantes, Colombia
1880-1910. (Bogotá, Editorial Universidad Javeriana, 2015).
33
agentes como campesinos, colonos, terratenientes y empresarios. La investigación hace
parte de los primeros trabajos sobre las temáticas que se abordarían en Colombia en las
décadas de los setenta, ochenta y noventa, que priorizaron las problemáticas de orden
económico, antropológico, etnográfico y sobre todo histórico. Así mismo posibilitaron
escudriñar en los informes escritos de la misión capuchina entre 1908-1968, aquello que
representaba importancia para reseñar y evidenciar tanto la visión del misionero como la
del indígena; en dichos informes también se cuenta lo que el indígena objetaba de la
evangelización y justificaba además cómo se producía el sincretismo cultural; la profesora
Amada Carolina Pérez,97
al igual que Bonilla encuentran que las prácticas sobre las
imágenes religiosas tienen una identidad para la población indígena que no puede ser
reemplazada.
A finales de la década de los setenta en Colombia, el libro de Bonilla “Siervos de
Dios y amo de indios, los capuchinos y el Estado en el Putumayo” causó bastante
polémica dentro de la iglesia católica y sus instituciones, máxime cuando en el país se
desarrolla el XXIX Encuentro Ecuménico en la ciudad de Medellín en 1968. El libro
cuestiona el papel que jugó la iglesia a través de las misiones en varias regiones del país;
hasta ese momento nadie había puesto en tela de juicio el papel misional de una
comunidad extranjera como los capuchinos, por lo cual, la investigación histórica se
convierte en la primera denuncia sobre los abusos de poder que ejercieron sobre las
comunidades indígenas, pero también en una base de investigación histórica, social y
cultural sobre el proceso mismo de sincretismo y aculturación de dichas comunidades que
a la par que resistían, también demostraban asimilar el culto religioso impuesto por las
prácticas culturales dominantes, que, con el pasar del tiempo fueron reificadas por las
comunidades en su contacto con los misioneros.
Bonilla también dedica un capítulo al tema de la colonización titulado: “Fracaso
colonizador y el escándalo político”98
, que permite entender los intereses que tenían las
clases políticas del departamento de Nariño sobre las tierras del Putumayo, que en un
momento fueron de su jurisdicción administrativa y se enfrentaban directamente al poder
97
Carolina Pérez, trayectorias esparcidas: las tácticas indígenas en el contexto de las misiones. Colombia,
1880-1930. (Bogotá: Revista: Memoria y sociedad, Vol. 20, número 41, 2016), 43-53.
98
Víctor Bonilla Sandoval, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el
Putumayo. (Bogotá: Editado por el Autor, 1969), 154.
34
de las misiones, éste enfrentamiento fue producto de la adjudicación de tierras baldías por
parte de la Asamblea departamental en contra posición a las decisiones y jurisdicciones
que daba el concordato a las misiones capuchinas, por otro lado las disputas de orden
político, sobre todo los partidarios del partido liberal en la región.99
Esta producción que surge con fuerza en la década de los cincuenta en Colombia
sugiere un nuevo rompimiento de los paradigmas en las ciencias sociales. La antropología
y la historia empiezan cada una, desde sus facultades recientemente creadas, el estudio de
la situación en las periferias y la frontera, pero sobre todo de los procesos de colonización
que tienen que ver con la reivindicación social, cultural, política, tanto a las comunidades
indígenas como a los campesinos que se desplazaron en busca de tierra. Son diversos los
autores que se empeñaron en trabajar esta problemática (geógrafos, antropólogos,
sociólogos, historiadores) cada uno desde su objeto de estudio para interpretar el proceso
de colonización que atravesó la Amazonía.
Otro elemento destacado que se anota del trabajo de Bonilla es el papel jugado por
la colonización antioqueña, impulsada por los misioneros, quienes hacían campañas de
publicidad, que pregonaron tanto por sus medios escritos: folletos, informes en las
capillas para recolectar fondos económicos para la misión, pero también a través de los
diarios antioqueños, a tal punto que las misiones capuchinas pagaban para traer
campesinos como colonos al sur del país.
No quedó casi un colono sin comulgar ese día… Cada día me convenzo más de que
estos antioqueños son gente admirable y la gente más adecuada para colonizar esta
región…la alegría se pintaba en los rostros de todos, la que exteriorizaban con vivas a
la Misión capuchina, a Colombia, a Antioquia y a España.100
Bonilla permite afirmar que las misiones no solo jugaron un papel evangelizador,
sino también un papel colonizador de manera sistemática con todo el desarrollo en
términos pecuarios, agrícolas, fundando nuevas parroquias y poblados que crecen a su
alrededor, todo ello debido a la potestad que otorgaba el Estado frente a una doble función
policial y de gobernabilidad sobre la misión del Caquetá y el Putumayo.
99
Víctor Bonilla Sandoval, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el
Putumayo. (Bogotá: Editado por el Autor, 1969), 144.
100 Víctor Bonilla Sandoval, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el
Putumayo. (Bogotá: Editado por el Autor, 1969), 147.
35
1.3. Los geógrafos en la investigación sobre Colonización
En campo de la geografía es importante mencionar a un autor poco conocido por
los historiadores, Brücher Wolfgang, también alemán que llega en 1966 hasta 1967
gracias a una beca otorgada por el Servicio Alemán de Intercambio Académico, quien
escribe un artículo que para este balance refleja lo que muchos académicos necesitan
utilizar como pistas para continuar futuras investigaciones.
Para 1966 Colombia tenía una de las tasas de crecimiento poblacional más alta en
el mundo, la población para esa época era de 20 millones de habitantes aproximadamente,
y la tierra se concentraba en un puñado de latifundistas, forzando por mucho tiempo a que
los campesinos migraran a las zonas baldías, entre ellas, la selva.
Su recomendación de este tipo de académicos va a hacer acelerar el proceso de
industrialización, realizar una reforma agraria de las zonas ocupadas y por último la
colonización de las tierras baldías en el país”.101
Las mismas prevenciones que encontró Brücher en los años sesenta frente al valor
que tenía para el país la selva, es la que tenían en el siglo XIX, es decir, no era productiva
por ser inviable para los cultivos, aunado a que se encontraba despoblada y con pocas
vías de penetración. Como geógrafo hace una análisis morfológico de las bondades del
piedemonte de la cordillera que desciende hacia las llanuras amazónicas en el siglo XIX,
que atrajo a los colonos hacia la extracción de la quina y el caucho, a su vez, el autor
reconoce los fenómenos como la colonización iniciada por las comunidades capuchinas,
y la introducción del ganado por parte de los colonos y los propios religiosos en contra
posición a las tradiciones indígenas, creando conflictos por el rompimiento de cercos y el
daño de sus cultivos.
El economista que desde la década de los setenta dio algunas pautas sobre el
concepto de la colonización sobre las selvas en Colombia, fue Absalón Machado102
quien
escribió recientemente una compilación de sus reflexiones sobre la historia de la tierra en
el país, desde la época de la colonia hasta el siglo XX. En el tercer capítulo de esta
101
Wolfgang Brücher, La colonización de la selva amazónica en el piedemonte amazónico de Colombia.
(Instituto colombo –alemán, investigación científica, 1970), 97.
102
Absalón Machado, Ensayos para la política de tierras en Colombia, de la Colonia a la creación del
frente Nacional. (Universidad Nacional, Facultad de ciencias económicas CID, 2009).
36
compilación destaca los conceptos de resguardo, que, en contradicción con Freire, piensa
que estas tierras, aunque no eran enajenables, tuvieron múltiples formas de uso, incluso
por las comunidades indígenas, en donde adoptaba la forma de parcelas de uso individual.
Es decir, como señala Ots Capdequi, citado por Machado, desde el punto de vista
jurídico, los indios gozaron de la capacidad para disfrutar del dominio privado de sus
tierras, con carácter individual, aun cuando esa capacidad estuviera condicionada, al
ser considerados en derecho como personas rústicas o miserables, necesitados de
protección, y de que no pudieran enajenar las tierras de su propiedad sin permiso de
las autoridades.103
Señala entonces Machado, que los indígenas paradójicamente arrendaban sus
tierras de resguardos a los colonos, muchas veces más pobres que ellos, desposeídos de
la tierra, llevando a pensar en las contradicciones que expone Bonilla entre colonos e
indígenas, y también en la lógica que nos muestra Absalón en tanto la iglesia apoyando
a los indígenas para convertirse en su tutora y mantener una relación directa a través de
la institucionalidad, pero no bajo una perspectiva desinteresada sino por el contrario con
la idea de promover, a futuro, el diezmo y la misión capuchina.
Otro de los problemas destacados por Machado y no visualizado a profundidad
por Bonilla, es que los resguardos de los cuales se apoyaban los indígenas no tenían una
delimitación clara a la llegada de la corona española.
Con la llegada de los españoles se impuso el amojonamiento de las tierras,
procedimiento que los indios no habían practicado, pero aún a fines del siglo XVI y
en el XVII se encontraban muchas tierras de resguardo sin ninguna clase de cerco y
sin más referencias, para la delimitación territorial, que los ríos, piedras, montes, valles
y otros linderos naturales informa González, citada por Machado, 104
.
Una importante conclusión que nos entrega Absalón Machado es que los
resguardos prácticamente estaban por desaparecer en Colombia en la década de los
cincuenta, bajo el asedio de los comerciantes y terratenientes, por la presión que ejercían
estos grupos. Los indígenas decidieron vender al mejor postor el pedazo de tierra que
poseían en colectividad. Machado también menciona que hacia 1850 fue el fin de los
103
Absalón Machado, Ensayos para la política de tierras en Colombia, de la Colonia a la creación del
frente Nacional. (Universidad Nacional, Facultad de ciencias económicas CID, 2009), 42.
104
Margarita González, El Resguardo en el Nuevo Reino de Granada, (Bogotá: Ed. La Carreta, Inéditos
Ltda., 1979, Segunda Edición 2017) Cita de Absalón Machado, Ensayos para la política de tierras en
Colombia, de la Colonia a la creación del frente Nacional. (Universidad Nacional, Facultad de ciencias
económicas CID, 2009).
37
resguardos como se habían concebido inicialmente desde la Colonia; la tendencia era
hacia su abolición exceptuando los departamentos del Cauca y Nariño, donde se reconoce
la lucha que ejercieron los indígenas en su defensa por la tierra de Manuel Quintín Lame,
además de ello, el escaso desarrollo del capitalismo en estos territorios permitió que
perviviera esta institución a largo plazo, convirtiéndose en la base del movimiento
indigenista en Colombia en la década de los 30 y 70.
El contar la historia de los pueblos indígenas de la región Amazónica, y de otras
etnias, es un compromiso social del cual los historiadores no están exentos, razón
principal de este balance, que tiene por finalidad contribuir a llenar los vacíos y que sirva
en las futuras investigaciones que se realicen en el país. Éste es uno de esos fenómenos
que merece ser estudiado y de ahí la importancia de realizar un balance de los
investigadores que se han interesado por el estudio de la Amazonía en términos
historiográficos, pero más allá de eso, el proceso de colonización que operó en este lapso.
A medida que este balance tome su curso se retomarán los principales momentos
que vivió la historiografía y otras ciencias que abordaron desde la metodología histórica
el tema, sin ser precisamente historiadores, así como los distintos paradigmas y
problemáticas que se analizaron, a partir del uso de visiones, y marcos teóricos que
permitan afirmar la viabilidad de este ejercicio.
38
CAPÍTULO II
2.1 REGIÓN ANDINA: EL MODELO ANTIOQUEÑO DE PARSONS Y LA
LUCHA POR LA TIERRA DE CATHERINE LEGRAND: REFERENTES DE LA
COLONIZACIÓN AMAZÓNICA
Para entender el fenómeno social que implica el estudio de la colonización en
Colombia es necesario, tener como referente los primeros estudios que se hicieron en la
década de los cincuenta por James Parsons, y más tarde cuestionados en la década de los
ochenta por la historiadora Catherine Legrand,105
que permiten comprender la
colonización en la selva amazónica, de forma comparativa, para encontrar las
particularidades en las dinámicas regionales tanto de la zona montañosa Andina, como
el piedemonte, zona de selva amazónica; esto posibilita indagar los elementos comunes
y diferenciales para esta región periférica. Para tal efecto se ha hecho lectura y análisis a
los aportes hechos por dos pioneros y referentes en las investigaciones, que provocaron
polémica en el momento histórico de su enunciación, los cuales han permitido nuevos
desarrollos y nuevas enunciaciones para contribuir al debate sobre los vacíos que hoy
todavía se tienen al respecto.
Así pues, para realizar un balance sobre la colonización amazónica 1830-1930,
es necesario conocer los aportes en el análisis sobre las dinámicas sociales generadas
desde la colonización, profundizados por Catherine Legrand, quien llegó al país en 1975,
como parte del momento intelectual que atraía a las jóvenes generaciones de
investigadores extranjeros, como es su caso con su trabajo de doctorado inicialmente
pensado sobre la colonización de las guerrillas liberales del Líbano (Tolima). En el trabajo
de archivo encontró enormes vacíos sobre el tema, lo que implicó construir un marco
epistemológico sobre el manejo y la tenencia de la tierra en Colombia para encontrar las
claves de la colonización campesina y los conflictos que esto trajo sobre lo que se conocía
hasta ese momento; todo esto cuando cursaba estudios en la Universidad de Stanford
California, interesada por la temática rural latinoamericana, “me interesaba la
microhistoria como forma de explorar las intersecciones entre economía, sociedad y
105 Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). (Universidad
Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016).
39
política a escala humana”106
que la llevaron a iniciar sus estudios sobre tierras,
campesinos y baldíos.
En ese sentido, es fundamental referenciar tres autores en tres momentos de la
historiografía colombiana sobre el tema de la colonización, Parsons en los años cincuenta,
Legrand en los setenta y Serje en el 2005. Al referenciar estos tres autores, es necesario
retomarlos principalmente desde sus posturas historiográficas, es decir, James Parsons
uno de los geógrafos más conocidos de la escuela culturalista norteamericana, con una
mirada estructuralista, Catherine Legrand como historiadora social y Serje como
antropóloga, puesto que, desde la antropología cultural y la historiografía social, es
posible determinar el método que fue utilizado, así como los lugares de convergencia y
divergencia sobre la colonización.
En primer lugar, se debe ubicar las investigaciones en términos espacio-
temporales en los cuales Parsons y a Legrand concentran su interés, enfocados en las
dinámicas migratorias, crecimiento de la población, concentración de la tierra, niveles de
lucha política, reformas legislativas que afectan estos procesos y que sirven para ser
comprados con lo ocurrido en las tierras bajas de la selva.
Imagen 1. Fuente: Imagen recopilada del espacio, fotos antiguas de Manizales, 1910107
106
Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). (Universidad
Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016), 3.
107
Imagen recopilada del espacio, fotos antiguas de Manizales 1910, que hacen parte de futuros trabajos de
historia comparada entre la colonización andina y el piedemonte de la Amazonía, a través de la fotografía
se permite reconocer rasgos muy particulares como el vestuario.
40
Para Parsons es importante resaltar la presencia de la “raza antioqueña” en las
zonas andinas, no obstante, en los análisis norteamericanos tienen como referente las
teorías de Turner108
en la colonización del oeste norteamericano, estas teorías han sido
criticadas puesto que se aprecian sesgos etnocéntricos.109
Parsons instala dicho modelo
funcionalista del modelo manifiesto, del colono como raza superior y mejor en tanto
dinámicas sociales, estos postulados de Parsons fueron replicados por muchos años en la
academia y por la clase dirigente del país. Para este autor los antioqueños fueron una raza
excepcional en tanto creía que estos lideraban los procesos de civilización del monte a la
selva como los hicieron los primeros colonos norteamericanos, desconociendo que en el
país hubo varias oleadas migratorias desde otros departamentos como el caso caucano,
nariñense o de la región de los Santanderes, en la movilidad provocada por la necesidad
de tierras para trabajarla o huir de los terratenientes.
Esto se explica a raíz de la escasa información que se tenía sobre la colonización
en el país, desconociendo a otros grupos sociales y regiones en tanto fueron
invisibilizados por sectores políticos interesados en resaltar la “pujanza de los paisas”,
desconociendo los procesos de colonización mestiza de que habla Legrand, por ejemplo,
desde el Cauca, la región de los llanos orientales o en los Santanderes, por los escasos
análisis de documentos y archivos de fuentes primarias110
.
De esta manera, Parsons111
trabajó sus fuentes de información a partir de la
bibliografía de autores regionales, sobre todo de los archivos de Antioquia, mientras que
Catherine desarrolla su estudio por medio del Archivo General de Historia de Colombia,
quien lo expresa en los comentarios introductorios de la última edición de 2016.
108
Jorge Brenna, La mitología Fronteriza: Tunner y la Modernidad, (México: Revista Estudios Fronterizos,
Vol. 12, número 24, 2011).
109 Parsons James, La Colonización antioqueña en el occidente colombiano. (Banco de la República archivo
de la economía nacional,1961).
110
Sus pesquisas de indagación se centraron en los Archivos General de la Nación y archivos locales de
poblaciones ubicadas en la región andina colombiana sobre las tres cordilleras, como lo reseña Marco
Palacio Colombia quien plantea que: “hubo un aumento de población desde mediados del siglo XIX y
comienzos del XX, pero ubicados no en las principales ciudades, sino dispersos en la zona rural”. En: ¿De
quién es la tierra?, propiedad, politización y protestas campesinas en la década de 1930. (Universidad de
los Andes, Fondo de Cultura Económica, 2011).
111 Parsons James, La Colonización antioqueña en el occidente colombiano. (Banco de la República
archivo de la economía nacional,1961).
41
Impulsada por lo que encontró en la biblioteca Nacional, decidió organizarlo, hallando
por casualidad los estudios realizados sobre baldíos, por lo cual debió introducirlos en su
trabajo y darse a la tarea de ordenarlos en el Archivo General de la Nación112
.
Legrand también descubre las demandas hechas por los pequeños propietarios,
quienes reclaman al Estado por el abuso y expropiación de sus tierras por parte de
personas que querían mejorar sus condiciones económicas con la invasión de baldíos.
Estas dinámicas no fueron homogéneas y fueron respondiendo a las necesidades de
reclamo de tierras y de la propia actitud benevolente del Estado, al colocarse de lado del
gran capital, es decir, de los comerciantes que empiezan a comprar bonos en forma de
tierras baldías, ofrecidas por el Estado a través de las reformas suscitadas a mediados del
siglo XIX que permitieron la legitimación de sus reclamos.
Parsons113
por su parte, encuentra una relación pasiva y amigable entre los colonos
pobres y el grupo de terratenientes, frente a ello, Legrand plantea que, aunque algunos
historiadores cuestionan dicha relación, otros como Marco Palacios,114
adoptan una
postura mucho más conciliadora sobre las sociedades democráticas en Colombia,115
según esta visión dentro de la sociedad hay grupos que se comportan de manera solidaria
y ejercen la ayuda mutua como lo intenta sustentar Parsons, lo cual resulta particular y
además ofrecería una explicación frente a los avatares que represento la colonización en
la zona andina colombiana. Haciendo analogía con los campesinos antioqueños que
llevaron a cabo el desmonte de las montañas de la región Andina, con prácticas que
requerían de un sistema de organización el cual llevaría a asociarse en algunos casos, y
en otros, las particularidades de las familias numerosas lo que permitió tener un nivel muy
alto de productividad y sobrevivencia.
112
Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). (Universidad
Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016). 11.
113
James Parsons, La Colonización antioqueña en el occidente de Colombia, (Bogotá: Carlos Valencia
Editores, Banco de la República, 1961), 129.
114
Marco Palacios, El Café en Colombia 1850-1970: Una historia económica, social y política, (2
ediciones, 1983).
115
Parsons y Turner acuñan este término sobre las sociedades democráticas en el sentido que los procesos
de colonización, aunque no son pasivos, si demuestran una conciliación entre sectores sociales que son
presentados recurrentemente en su discurso, para las explicaciones sobre las tierras baldías, en
arrendamientos, entre jornaleros y terratenientes o empresarios de la tierra.
42
Para Catherine Legrand el error de Parsons es creer que ese proceso se desarrolló
fue de la misma manera para todas las regiones del país, pues hoy está demostrado que
este tipo de análisis está por fuera de la realidad sobre todo en las zonas de periferia y
más aún para el caso amazónico, por tanto, fueron diversos los tipos de colonizaciones
que se han desarrollado en Colombia, por un lado, la dirigida por la iglesia a través de las
Misiones Catalanas desde 1889, y por el otro, la colonización espontánea, desarrollada en
el Caquetá por parte de los huilenses y tolimenses, que generalmente eran impulsados por
terratenientes.116
Por otro lado, dice Legrand: Parsons se convirtió en punto de referencia para
futuros estudios regionales, en tanto las historias regionales en la zona Andina estaban
por construirse, ello se evidencia con los trabajos de Valencia117
sobre la colonización
caldense que es importante señalar fuente a la discusión de la colonización antioqueña.
Los aportes del profesor Albeiro Valencia permiten entender las dinámicas particulares y
relacionales frente a la colonización campesina y la colonización empresarial.
Las presiones más fuertes sobre emigración, manifestadas en Antioquia, se hicieron
latentes en las zonas de mayor concentración de la tierra y donde existía baja
productividad agrícola, especialmente en las tierras altas, densamente pobladas y
donde los recursos económicos de las clases dirigentes eran orientados hacia el
comercio, actividad con poca incorporación de fuerza de trabajo.118
Para futuros trabajos de investigación comparativa vale la pena explorar las
dinámicas en la zona centro andina y el piedemonte amazónico, investigados por Ciro;119
sobre el proceso de expansión estatal en el piedemonte caqueteño; a Melo120
sobre el
Caquetá, y sobre el Putumayo y a Lina Sánchez sobre Mocoa121
esto permite comparar
116
“Durante la mayor parte del siglo XIX, 1875 se continuó con la política de crear pueblos indígenas con
misiones. De los asentamientos fundados en esa época queda el núcleo de Solano, cambiando en varios
lugares de la historia” Oscar Arcila Niño, Caquetá construcción del territorio Amazónico, (Instituto
Amazónico de investigaciones científicas, Sinchi, 2000).
117
Albeiro Valencia Llano, Campesinos pobres y señores de la tierra, migración hacia el sur de Antioquia
1800-1900, (Manizales: Universidad de Caldas: Historia y Memoria número 6, 2013).
118 Albeiro Valencia Llano, Campesinos pobres y señores de la tierra, migración hacia el sur de
Antioquia 1800-1900, (Manizales: Universidad de Caldas: Historia y Memoria número 6, 2013). 41.
119
Estefanía Ciro, El Estado en las Fronteras: proceso de expansión estatal en el piedemonte caqueteño,
1887-1930, (Bogotá: Tesis maestría en Historia Universidad de los Andes, director: Fabio Zambrano;
2008).
120
Fabio Álvaro Melo Rodríguez, Colonización y poblamiento del piedemonte amazónico, En el Caquetá
en el Doncello (1918-1972). (Trabajo de Maestría, Pontificia Universidad Javeriana, 2014).
121
Lina Sánchez Sterling, Mocoa. Análisis histórico de los procesos de estructuración espacial y
urbanización en contextos de colonización, conflicto y migración. Siglos XVI-XX; (Pioneros, colonos y
pueblos, memoria y testimonio de los procesos de colonización, 2015).
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  • 1. 1 Resumen: Este balance compendia mediante una revisión historiográfica, algunas de las principales obras y trabajos dedicados al estudio de la colonización de la Amazonía colombiana en el período comprendido entre 1880-1930. Abordamos las principales investigaciones que desde la historiografía colombiana y las ciencias sociales se ocuparon de este tema, con sus distintas visiones desde la construcción y deconstrucción epistemológica, propiciando la comprensión y comparación de los modelos de colonización que se aplicaron en la amazonia, en contraste con los modelos de la región andina, haciendo destacado aportes a dicho objeto de conocimiento y dando lugar a diversas problemáticas que podrían ser tema para futuras investigaciones. En el conjunto de las ideas expuestas en esta revisión, se analizaron los diferentes lugares de enunciación de los autores en cuatro apartados con el ánimo de abarcar un conjunto de variadas obras y tendencias, permitiéndonos una mayor comprensión sobre procesos tan complejos como: la aculturación, la deculturación, la trascuración, el sincretismo, los movimientos sociales. Con un enfoque interdisciplinario desde la perspectiva de los antropólogos, los geógrafos, los sociólogos e historiadores. Este viaje nos permitió conocer las líneas de investigación de autores actuales a partir de las nuevas visiones historiográficas tales como: la historia económica, la historia social, la historia cultural, las culturas subalternas, y las corrientes postmodernas. De lo anterior, destacamos los trabajos de investigación de Augusto Gómez, Roberto Pineda, Lina Sánchez, Carolina Pérez, Margarita Serje y Michael Taussig. Palabras claves: colonización, economía extractiva, misiones, evangelización, colonización dirigida, viajeros, indígenas, etnocidio. Autor: Fulvio Armando Cabrera Soto. Cedula: 3.103.827 Título: “La Colonización de La Amazonía Colombiana 1880-1930. Un Balance Historiográfico”. LA COLONIZACIÓN DE LA AMAZONÍA COLOMBIANA 1880-1930, UN BALANCE HISTORIOGRÁFICO
  • 2. 2 Código del programa: 7276 Maestría en Historia. Universidad del Valle.
  • 3. 3 LA COLONIZACIÓN DE LA AMAZONÍA COLOMBIANA 1880- 1930, UN BALANCE HISTORIOGRÁFICO AUTOR: FULVIO ARMANDO CABRERA SOTO fulvio.cabrera@correounivalle.edu.co DIRECTOR DE LA TESIS: MAURO VEGA BENDEZÚ Maestría en Historia Universidad del Valle, Facultad de Humanidades Cali, Valle, Colombia. Septiembre de 2021
  • 4. 4 DEDICATORIA Dedico este trabajo a los miles de indígenas que han perecido en el proceso largo de la colonización de la Amazonía; a los investigadores que a lo largo de la vida nos han permitido comprender la complejidad del impacto cultural causado en estas regiones; a mis padres Raúl y Amparo por darme la vida para aportar a la sociedad; a mis hijas Ana Camila, Natalia, Isabella, a mi nieto Inti Raymi, mis grandes amores. A mis maestros y compañeros de la XI Cohorte de la maestría en historia, por aportarme con las discusiones dadas en el aula; a mí director de tesis Mauro Vega por persistir en la titánica labor de realizar este balance historiográfico; a Susana Urrea por su paciencia y comprensión; a Stefany Ramírez y Carlos Juez por el trabajo de corrección y a la Universidad del Valle por permitir la formación de investigadores en Ciencias Sociales e Historia en tiempos de pandemia.
  • 7. 7 Fuente: “En memoria de los siete sabedores y sabedoras que se llevó la pandemia”, Revista Mutante, hablemos sobre las amazonas, Vol. 1, número 1,2020. @MutanteOrg · Comunidad
  • 8. 8 TABLA DE CONTENIDO Introducción………………………………………..…………………………………….8 CAPITULO I 1.1. Contexto historiográfico de las ciencias sociales en Colombia 1950-1970……….13 1.1.2. Desde la historia……………………………………………………………..16 1.2. Indigenismo, etnohistoria y antropología frente a los fenómenos de Colonización de la Amazonia……………………………………………………………………….........20 1.2.1. Los estudios indigenistas en la Amazonía desde la mirada de Juan Friede….24 1.2.2. Los estudios historiográficos desde la mirada de Víctor Bonilla…...……29 1.3. Los geógrafos en la investigación sobre colonización…………………………….33 CAPITULO II Historiografía: Estudios Regionales y locales sobre la colonización en relación con el centro periferia y la concepción de investigadores extranjeros 2.1. Región Andina: el modelo antioqueño de Parsons y la lucha por la tierra de Catherine Legrand; referentes de colonización Amazónica …………………………....................36 2.1.1. Colonización y Poblamiento………………………………………………….50 2.1.2. Los caminos…………………………………………………………………..54 2.1.3. La fundación de poblados…..………………………………………………..56 2.2. La colonización dirigida, misiones capuchinas en el Amazonas……………..……60 2.3. Catherine Legrand y los desarrollos sobre el estudio de la colonización a nivel de protestas campesinas……………………………………………………………………63 CAPITULO III 3.1. Autores contemporáneos frente a la colonización de la Amazonía colombiana…..68 3.1.1. Augusto Gómez………………………………………………………….68 3.1.2. Roberto Pineda Camacho………………………………………………...74 3.1.3. Estefanía Ciro Rodríguez………………………………………………..78 3.2. Regiones periféricas: la Amazonía en la visión el enclave-económico……………87 3.2.1. Camilo Mongua Calderón………………………………………………..87
  • 9. 9 CAPITULO IV 4. Los estudios postmodernos y las subjetividades en la colonización de la Amazonía colombiana……………………………………………………………………………...92 4.1. Taussig y la etnografía de las subjetividades……………………………………..100 4.1.1. La obra de Taussig……………………………………………………...110 4.1.2. Las relaciones mercantiles y el fetichismo occidental………………….115 4.2. El discurso de Margarita Serje y las nuevas subjetividades en la colonización amazónica……………………………………………………………………………..119 4.2.1. El contexto en Serje…………………………………………………….129 4.3. La colonización de la Amazonía desde la historiografía cultural: Carolina Pérez…………………………………………………………………………………..131 5. CONCLUSIONES………………………………………………………………...140 6. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………….145
  • 10. 10 INTRODUCCIÓN El presente balance proporciona elementos de discusión sobre los avances realizados desde la historiografía que permiten comprender la profundidad y complejidad del abordaje a los estudios sobre la colonización amazónica entre 1880-1930, por parte de investigadores sociales que fueron estudiados a lo largo de un arco temporal entre 1969-2018; en este sentido, es importante señalar que los pioneros en esta temática fueron inicialmente antropólogos, geógrafos, etnógrafos y sociólogos. Pero, con gran regocijo, se debe mencionar que, en los últimos veinte años se han asumido con mayor rigurosidad y profundad las investigaciones por parte de los colegas historiadores sobre la selva amazónica, retomando los procesos de la colonización y poblamiento de esta a nivel regional, contribuyendo con sus trabajos comparativos, que permiten comprender la colonización en medio del territorio amazónico1 . La Amazonía ha sufrido diferentes momentos de desterritorialización2 , y dentro de ese proceso muchos han sido los investigadores que han aportado en la construcción de ese conocimiento, reconociendo la complejidad de un proceso social como es la colonización, en especial en el territorio amazónico, que tiene características diferenciadas al resto del país. En este sentido, se reconocen los valiosos aportes de antropólogos extranjeros como los alemanes Juan Friede3 y Gerardo Reich Dolmatoff4 en la década de los cincuenta, pasando por las corrientes estructuralistas, marxistas y llegando a la mirada de la historia social y cultural y de los estudios postmodernos. 1 Augusto Gómez, Pioneros, colonos y pueblos, memoria y testimonio de los procesos de colonización y urbanización de la Amazonía colombiana, (Bogotá: Universidad Nacional, Universidad del Rosario, 2015). 2 Desterritorialización: “Es un concepto usado repetidamente en los últimos años no sólo para dar cuenta de la relación de los sujetos con el territorio (físico) en el acto del desplazamiento, sino también para plasmar la idea de movimiento y cambio tanto en relación con los seres humanos, como con referencia a bienes, símbolos e imaginarios”. Originariamente, el término desterritorialización fue usado por los filósofos franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari, a principios de los años setenta, para desarrollar una idea forjada ya por Marx en su percepción del capitalismo como una máquina devoradora, que paulatinamente se iba apropiando de diversos “territorios”. (México: Diccionario de Estudios culturales latinoamericanos, Mónica Szurmuk y Robert Mckee Irwin, Editorial siglo XXI, 2009). 3 Juan Friede, El proceso de aculturación del indio colombiano, (ICANH Instituto Colombiano de Antropología Nacional e Historia, Biblioteca, Volumen 16, Número 1,1979), 8-26. 4 Gerardo Dolmatoff, El Chaman y el Jaguar, estudio de las drogas narcóticas entre los indios de Colombia, (Editorial siglo XXI; 1978)
  • 11. 11 Con la llegada de la economía extractivista y su apogeo a finales del siglo XIX y comienzos de los XX, llega también una nueva necesidad de abordar estas temáticas sobre lo ocurrido en la selva por parte de las ciencias sociales y los cambios que provocó en las comunidades indígenas, pero también, en las oleadas de colonización que llegaron con los enclaves provocados por la economía extractiva del caucho; hechos de interés para antropólogos como Roberto (1975)5 , y del antropólogo Augusto Gómez (1976)6 , que con estos primeros trabajos y más tarde con la profundización en las temáticas de orden social e histórico dedicaron prácticamente toda su vida a la investigación sobre la selva amazónica, utilizando metodologías que van desde la etnografía, la antropología hasta la historiografía, posibilitando entender el proceso de colonización en este lugar. También se reconoce en este balance la investigación preliminar sobre las denuncias de los abusos de las comunidades religiosas capuchinas en la Amazonía, hechas inicialmente por Víctor Bonilla en 1968, cuando salió a la luz pública su libro: “Siervo de Dios y Amos de Indios, los Capuchinos y el Estado en el Putumayo”, que se convierte en la primera investigación en los años setenta la cual señala con crudeza el papel jugado por el Estado y la iglesia sobre estos territorios, pertenecientes, en gran parte, al resguardo del Putumayo y a territorios baldíos. Por otro lado, el impacto generado por los acuerdos del concordato de 1889, en la vida de dichas comunidades, que generan un impacto en la manera cómo la iglesia católica se involucra en la colonización dirigida en la región del Putumayo; este impacto no solo va a ser en la región, sino en el resto de la sociedad colombiana que desconocía ese otro “país” en las fronteras de la Amazonía y que se hace visible a través de la literatura con el libro “la Vorágine” de José Eustasio Rivera7 pero también desde el púlpito de las parroquias, a través de las revistas de las misiones, publicadas masivamente, por parte de la comunidad capuchina como representantes del Vaticano en estos territorios. Todos estos hechos, motivarían a investigadores como 5 Roberto Pineda Camacho, La gente del Hacha, breve Historia de la Tecnología según una tribu amazónica, (Bogotá: Revista Colombiana de Antropología-Volumen XXVII -, 1975), 437-378. 6 Augusto Gómez y Camilo Domínguez, Amazonia Colombiana: Formas de Acceso y de Control de la fuerza de Trabajo Indígena (1850-1930), (Bogotá: Revista Colombiana de Antropología-Volumen XXVII -, 1986), 125-154. 7 José Eustasio Rivera, La Vorágine, (Editorial planeta, edición 19, 2014, 1924).
  • 12. 12 Michael Taussig,8 Misael Kuan,9 Camilo Mogua,10 Correa,11 Gómez, 12 Pérez13 a realizar una investigación exhaustiva que les permitirá develar lo que verdaderamente ocurrió en dichos territorios. El balance está dividido en cuatro grandes capítulos, el primero con una mirada desde los antecedentes académicos y el papel jugado por los investigadores antropólogos que llegaron a la región entre las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta. El segundo capítulo, está dedicado a entender el concepto de colonización desde la mirada de sus antecesores en investigaciones sobre la colonización en Colombia, como fueron James 8 Michael Taussig, Chamanismo, colonialismo y el hombre salvaje. Un estudio sobre el terror y la curación. (Bogotá: Editorial Norma, 2002). Michael Taussig, El diablo y el fetichismo de la mercancía en Sudamérica. (Universidad Federico Villareal: Editorial nueva imagen, 1981). 9 Misael Kuan Bahamon, La Misión Capuchina en el Caquetá y el Putumayo 1893-1929. (Bogotá: Maestría en Historia, Universidad Javeriana, 2013). Misael Kuan Bahamon, Civilización, Frontera y Barbarie 1893- 1929. (Bogotá: Universidad Javeriana, 2015). 10 Camilo Mongua Calderón, Formaciones estatales en las fronteras amazónicas: religiosos, indígenas y comerciantes en el alto y medio Putumayo” (1869-1912). (Informe presentado al ICANH, con el apoyo a la investigación en historia Republicana, 2015). Camilo Mongua Calderón, Caucho, frontera, indígenas e historia regional: un análisis historiográfico de la época del caucho en el Putumayo–Aguarico”. (Medellín: Boletín de Antropología, Vol. 33 N.º 55, enero - junio de 2018 PP. 15- 34, Universidad de Antioquia, 2018). Camilo Mongua Calderón, Fronteras, poder político y economía gomífera en el Putumayo-Aguarico, más allá de la marginalidad y el aislamiento 1845-1900. (Revista Critica, Universidad de los Andes, 2019). 11 Francis Correa, La Selva humanizada. Ecología alternativa en el trópico húmedo colombiano. ICANH, FONDO FEN. CEREC. Bogotá. 1990. 12 Augusto Gómez, Amazonía colombiana: formas de acceso y de control de la fuerza de trabajo indígena 1870-1930. (Bogotá; revista colombiana de antropología Volumen XXVI, 1986). Augusto Gómez y Catalina Lesmes, Caucharías y Conflicto colombo-peruano, testimonios 1904-1934. (Bogotá: Disloque editores, 1995). Augusto Gómez, Amazonia colombiana: contacto-contagio y catástrofe demográfica indígena. Colombia: Revista Maguare, número 13, Universidad Nacional de Colombia, Instituto Amazónico de investigaciones IMANI, (1998). Augusto Gómez, Llanos Orientales: Colonización y conflicto interétnico 1870-1970. (FLACSO-Quito Ecuador: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Maestría en Historia Andina, 1987). Augusto. Gómez, Putumayo, indios, Misiones y colonos (1845-1970). (Colombia: Universidad del Cauca, colección Bicentenarios publicada en 2010, 2007). Augusto Gómez, y otros. Pioneros, Colonos y pueblos, Memorias y testimonio de los procesos de colonización y urbanización de la Amazonia colombiana. (Bogotá: Universidad Nacional, Universidad del Rosario, 2015). 13 Carolina Pérez, La escenificación de la diferencia y las fisuras de las representaciones: un análisis del uso de la fotografía en la revista de misiones 1925-1930. (Bogotá: Sal de la Tierra, Misiones y misioneros en Colombia siglos XIX-XXI, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2018). Carolina Pérez, Nosotros y los otros, las representaciones de la Nación y sus habitantes, Colombia 1880-1910. (Bogotá, Editorial Universidad Javeriana, 2015). Carolina Pérez, Fotografía y Misiones: los informes de misiones como performance civilizatorio. (Colombia: Revista Maguaré, Vol. 30, número 1, Universidad Nacional, 2016). Carolina Pérez, Estelas de trayectorias esparcidas: las tácticas indígenas en el contexto de las misiones. Colombia, 1880-1930. (Bogotá: Revista Memoria social, Vol. 20 Número 41 – julio-diciembre. Editado por la Universidad Javeriana Colombia, 2016). Carolina. Pérez, Seminario temático III, Maestría en historia apuntes (Mimeo). (Cali: Universidad Del Valle, 2018).
  • 13. 13 Parsons,14 con su modelo sobre la colonización antioqueña y su proyección a la región de la periferia amazónica. Igualmente, se compara con la valiosa e inédita investigación de la norteamericana Catherine Legrand,15 quien a finales de los años setenta y ochenta presentó su trabajo sobre las luchas campesinas y la colonización en Colombia, así como el trabajo de archivo de los territorios baldíos, con aplicación para el caso de los territorios de la Amazonía colombiana, hasta llegar a los recientes planteamientos sobre la relación centro-periferia de Margarita Serje.16 El tercer capítulo es una reivindicación a los trabajos historiográficos enfatizados en el modelo económico extractivista y los enclaves comerciales del caucho en la cuenca amazónica colombiana, con los avances y aportes de Augusto Gómez17 Roberto Pineda 18 Camilo Mongua19 y lo más recientes trabajos de maestría de la Flacso -Ecuador y de la Universidad Nacional sobre la colonización del Caquetá y el Putumayo, así como del Vaupés y los llanos orientales de la profesora Margarita González.20 En el cuarto capítulo, se evidenciará un abordaje desde los estudios post-modernos y postcoloniales que visibilizan las prácticas culturales de los pueblos indígenas, así como los elementos sobre la subjetividad de los actores que se encontraron a través del contacto cultural y ritual como parte del proceso de la curación, lo cual permite entender desde otra óptica el trabajo historiográfico, desmitificando las llamadas “verdades absolutas” para encontrar diferentes interpretaciones desde los discursos que fueron elaborados por los protagonistas de Occidente, aunque también de la voz de los indígenas a través de sus mayores o chamanes, los que se fueron elaborando especialmente en la época de las caucherías. Todo esto a través de un proceso de descodificación de los discursos que 14 James Parsons, La Colonización Antioqueña en el occidente de Colombia. Bogotá: Carlos Valencia editor, Banco de la República, 1961. 15 Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). Universidad Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016. 16 Margarita Serje, El revés de la Nación, Territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie. Bogotá: Editorial Universidad de los Andes, 2005. 17 Augusto Gómez, y otros. Pioneros, Colonos y pueblos, Memorias y testimonio de los procesos de colonización y urbanización de la Amazonia colombiana. (Bogotá: Universidad Nacional, Universidad del Rosario, 2015). 18 Roberto Pineda, Holocausto del Amazonas, una historia social de la Casa Arana. Editorial Planeta, 2002. 19 Camilo Mongua Calderón, Caucho, frontera, indígenas e historia regional: un análisis historiográfico de la época del caucho en el Putumayo–Aguarico”. (Medellín: Boletín de Antropología, Vol. 33 N.º 55, enero - junio de 2018 PP. 15- 34, Universidad de Antioquia, 2018). 20 Margarita González, El Resguardo en el Nuevo Reino de Granada. (Bogotá: Ed. La Carreta, Inéditos Ltda., 1979, Segunda Edición, 2017).
  • 14. 14 permite estudiar la subjetividad de los distintos agentes (colonos, viajeros, diplomáticos, caucheros) que llegaron a la selva, y son materia de análisis de autores como Michael Taussig,21 Margarita Serje22 y los trabajos sobre las representaciones sociales de Carolina Pérez.23 21 Michael Taussig, Chamanismo, colonialismo y el hombre salvaje. Un estudio sobre el terror y la curación. (Bogotá: Editorial Norma, 2002). 22 Margarita Serje, El revés de la Nación, Territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie. (Bogotá: Editorial Universidad de los Andes, 2005). 23 Carolina Pérez, Nosotros y los otros, las representaciones de la Nación y sus habitantes, Colombia 1880- 1910. (Bogotá, Editorial Universidad Javeriana, 2015).
  • 15. 15 CAPÍTULO I 1.1 CONTEXTO HISTORIOGRÁFICO DE LAS CIENCIAS SOCIALES EN COLOMBIA 1950-1970 Para iniciar un balance historiográfico sobre el tema de la colonización Amazónica es necesario, en primer lugar, realizar una retrospectiva de lo que ocurrió en el campo de las Ciencias Sociales en Colombia, en la década de los cincuenta, los sesenta, hasta llegar a los setenta, para así, entender cómo se desarrollaron los procesos de investigación en estas épocas. Así pues, la selva toma interés inicialmente para los primeros antropólogos que se gradúan de las recientes facultades de etnología y arqueología fundadas por profesores extranjeros que llegaron a Colombia debido a la convulsionada situación de guerra que vivía Europa, en especial en Alemania y Francia, origen de los investigadores sociales que llegaron al país en los años 40’ y 50’, pertenecientes de las recientes facultades de Ciencias Sociales de las universidades de los Andes y la universidad Nacional24 . Los intereses de estos investigadores tienen que ver con una discusión en el ámbito antropológico y epistemológico sobre los recién creados conceptos sobre indigenismo25 que adquieren fuerza en Colombia, Perú y México. Para este momento se abrían nuevas corrientes que reafirmaban el pensamiento desde la academia, en especial desde la Universidad Autónoma de México26 con los aportes de Bonfil Batalla27 director del Instituto Nacional de Antropología de México, y por otro lado lo que aquí estaba haciendo 24 Roberto Pineda, La escuela de antropología colombiana. Notas sobre la enseñanza de la antropología. (Libro: Antropología hecha en Colombia Tomo I. Restrepo Eduardo compilador, Universidad del Cauca; 2017), 69. 25 Laura Sánchez Alvarado, El Indigenismo en Juan Friede (Colombia: revista Bakura 3, bitácoras de antropología e historia de la antropología en América Latina. Universidad Nacional. de Colombia, Profesional Archivo General de la Nación; 2013). Lo importante de Friede dice Sánchez es que rompe con los paradigmas del indio mirado como un objeto de museo, del pasado, para empezar en Colombia al tratar el tema indígena desde el ahora, es decir, desde su presente, con todas las problemáticas que acarrean abordar el tema tan candente en ese momento de los años setenta como era -la tenencia de la tierra- que fue paulatinamente expropiada a los indígenas a través de la legitimidad que le daban sus resguardos a nivel nacional, máxime que en los sesenta se inician los primeros pasos de los supuestamente fue la reforma agraria del presidente de turno (Carlos Lleras Restrepo). 26 Las universidades mexicanas se convierten en las pioneras de la nueva antropología social y cultural, enfatizando en el nuevo continente y las perspectivas de los conceptos de lo popular y lo cultural, en este sentido Bonfil Batalla era uno de sus defensores y promotores. 27 Guillermo Bonfil Batalla antropólogo mexicano autor del modelo teórico y metodológico Etnodesarrollo, de la cual se deriva la Etnoeducación y Etnosalud.
  • 16. 16 el Alemán Juan Friede, quien asume una postura diferenciada frente a las comunidades indígenas que atravesaban procesos de cambio cultural de cara al contacto con otras culturas, pues era menester en su estudio, no solo estudiarlas sino en sus palabras: “comprometerse con la situación de la desaparición cultural y física de dichas comunidades indígenas”, anotado por Sánchez 28 . Por lo tanto, Friede29 propone una antropología que no solo se preocupe por contar como vivían, comían, o cuáles eran sus relaciones parentales, artefactos ancestrales y culturales; sino por el contrario contar, además, el proceso mismo de transformación y la lucha por la tierra de los pueblos indígenas, y su necesidad de supervivencia. Esto origina una conciencia colectiva en las comunidades, interna y externa, que será impulsada por los nuevos investigadores sociales a través de la praxis marxista30 . En contraposición a esta postura propuesta por Juan Friede, se encuentra “el indigenismo estático”, que se centra únicamente en registrar las culturas tal cual como son encontradas, porque consideran los antropólogos, serían transformarlas si se hacia cualquier tipo de intervención; por lo tanto su intención es aprender de ese estadio de desarrollo cultural, permitiéndole al antropólogo estar y conocer el pasado estando en el presente; dicha corriente pertenece a la vieja escuela de Malinowski, fundador de la antropología social británica31 , y pionero de la antropología contemporánea. 28 “..Friede explica aquí de diversas maneras los resultados adversos de la aplicación de la ley, que favorecieron a los blancos durante la época de la Colonia para conseguir tierras y tuvieron como puntos determinantes los amojonamientos vagos que implicaban obviamente pleitos subsiguientes, la política del hecho cumplido (reclamos posteriores a hechos no concertados que implicaban las apropiaciones de tierras) y la demora de todas las gestiones “oficiales” en general” Laura Sánchez Alvarado, El Indigenismo en Juan Friede (Colombia: revista Bakura 3, bitácoras de antropología e historia de la antropología en América Latina. Universidad Nacional. de Colombia, Profesional Archivo General de la Nación; 2013),34. 29 Juan. Friede, Leyendas de nuestro señor de Sibundoy y el santo Carlos Tamabioy. (Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH, Boletín de Antropología Volumen 1, 1947). Juan Friede, El proceso de aculturación del indio colombiano. (ICANH Instituto Colombiano de Antropología Nacional e Historia, Biblioteca, Volumen 16, Número 1, 1979). Juan Friede, Los Andakies: la historia de aculturación de una tribu selvática; 1953. (Citado por Pineda en: La Historia de los antropólogos en la Amazonia. Revista antípoda, número 1, julio-diciembre 2005). 30 Frente a esto lo más significativo será la creación en la década de los setenta del CRIC en el Cauca y el proceso de recuperación de tierras por parte del movimiento indígena. Véase: Manuel Quintín Lame, los pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas, Biblioteca del Gran Cauca, universidades del Valle y Cauca, 2004, recopilación de textos inéditos de Manuel Quintín Lame. 31 Malinowski Bronislaw, Los Argonautas del Pacifico occidental, _Vol. I y II, (Editorial Planeta Agostini; 1972).
  • 17. 17 Muchos fueron los investigadores que quisieron emular las experiencias de Malinowski en las islas de la Polinesia, alejados de la civilización occidental, aunque sin saberlo, se fueron separando algunos de esa metodología, en el contacto mismo con las poblaciones indígenas, las mismas que habrían sufrido el etnocidio provocado por las empresas caucheras32 . Juan Friede33 , Gerardo Dolmatoff 34 y Víctor Bonilla35 , fueron los pioneros en la investigación de estas comunidades, en las regiones de frontera, sobre todo de la Amazonía y la Orinoquia colombiana, adelantando trabajos de orden etnográfico y lingüístico sobre los pueblos aborígenes, principalmente en la vasta región del Vaupés, que hace parte de la Amazonía, como por ejemplo, en las comunidades Tikunas36 ; estas comunidades que se desplazaban por los ríos y caños de la selva, señalados en su momento, por parte de la academia37 , como bárbaros, salvajes y caníbales. Paul Rivet38 es otro investigador francés que llega en la década de los veinte a América, aportando su conocimiento y fundación del instituto de Etnología en Colombia en 1942. En ese proceso su aporte sobre la raza y el concepto de etnias y grupos mestizos son valiosos a nivel mundial. Se concebía a las sociedades indígenas como su objeto de estudio, y poca preocupación había por su formación en campos aplicados. Una de las obsesiones del maestro era “rescatar” las tradiciones americanas, antes que la vida moderna las avasallara definitivamente, y criticar el concepto de raza y las posturas racistas 32 A este respecto Roberto Pineda escribe en el año 2000 un libro desgarrador de la situación vivida por las comunidades indígena que entraron en contacto con los caucheros entre 1880 y 1930. El libro titulado “El Holocausto del Amazonas” es un buen referente de esta situación de etnocidio indígena. 33 Juan Friede, Los Andakies: la historia de aculturación de una tribu selvática; 1953. Citado por Pineda en: “La Historia de los antropólogos en la Amazonia. (Revista antípoda, número 1, julio-diciembre del 2005); 123. 34 Gerardo Reichel-Dolmatoff, “Desana: simbolismo de los pueblos Tucano del Vaupés”. 1968. 35 Víctor Bonilla, Siervo de Dios y amo de indios, los misioneros y el Estado en el Putumayo. (Editado por el autor; 1969). 36 Gerardo Reichel-Dolmatoff, El Chamán y el Jaguar el estudio de las drogas narcóticas entre los indios de Colombia. Editorial siglo XXI, 1978). “Después de una breve visita al Vaupés en 1951, mi interés por esta región se renovó en 1966 cuando trabo conocimiento con un indio desana aculturado, Antonio Guzmán, quien proporciono un voluminoso cumulo de información sobre el modo de ver él su cultura local, lo que al cabo condujo a la publicación de un libro sobre algunos aspectos del simbolismo religioso”. 37 Héctor Llanos y Roberto Camacho, Etnohistoria del Gran Caquetá, (Bogotá: Fundación de investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, 1982). 38 Paul Rivet, etnógrafo francés llego al país en 1942, con el estallido de la II Guerra Mundial, escapando de la guerra, cofundador del museo del hombre en Francia en 1937. Participo en el proyecto geodésico de Francia en Ecuador y formuló la teoría del poblamiento múltiple americano, fundó en instituto y Museo de antropología.
  • 18. 18 predominantes. Para Rivet el proceso histórico era fundamentalmente un acto de mestizaje cultural y biológico permanente, de manera que no existían ni razas ni culturas puras ni superiores.39 1.1.2. Desde la historia A la par con los cambios que estaban surgiendo en disciplinas como la antropología, en torno a los modelos estructuralistas con Lévi Strauss40 ; el campo de la historia inicia en Colombia su aplicación científica con los aportes de la escuela económica norteamericana y de los franceses que se asocian a la historia de larga duración, que fue impulsada por los novedosos aportes de la Escuela de los Annales en Francia, pero en especial de su segundo momento dirigido por Fernand Braudel41 . El debate con el Estructuralismo no estaba soslayado, como anota Colmenares en su libro: Ensayos sobre historiografía, donde analiza la postura de Lévi Strauss quien cuestiona la falencia de la historia positivista de la escuela de los Annales que no puede explicar lo “inconsciente” de lo social, La historia no daba cuenta, según él, de los elementos inconscientes de las sociedades humanas. Elementos que poseen una estabilidad de la que carecen los hechos conscientes, volitivos, que pertenecen al campo de estudio de la historia. Tales elementos, en el primer caso, pueden ser percibidos con respecto a la duración simultáneamente y así aparecen en las ciencias de la sincronía42 Dicho método toma importancia a través de los jóvenes investigadores como Colmenares y Orlando Melo43 recién llegado de Francia y por el economista Salomón Kalmanovitz (1968)44 , con sus nuevas ideas de la historia económica, quienes tuvieron por supuesto varios momentos en su producción académica investigativa, a la par del 39 Roberto Pineda, La escuela de antropología colombiana. Notas sobre la enseñanza de la antropología. (Libro: Antropología Hecha en Colombia Tomo I. Restrepo Eduardo compilador, Universidad del Cauca, 2017), 68. 40 Claude Lévi, Strauss, Antropología Estructural, (editorial Paidós, 2 reimpresión 1995; 1974) 41 Fernand Braudel, busco por todos los medios entrar a concertar entre Annales y los estructuralistas, él no habla de estructura sino de modelos históricos, concatenando los movimiento o coyunturas de corta y larga duración retomados más tarde por Larousse. 42 Colmenares, German, Ensayos sobre historiografía. (Cali: Editorial Tercer Mundo, 1997). 44. 43 Germán Colmenares y Orlando Melo son los pioneros fundadores de la llamada “nueva Historia de Colombia” quienes adoptan las nuevas corrientes historiográficas francesas de los Annales con temas como la historia cultural, historia de las mentalidades, e historia económica y social en sus libros. 44 Salomón, Kalmanovitz, Economía y Nación, una breve historia de Colombia, (cuarta edición corregida y aumentada 1995, Ediciones Tercer Mundo, 1988).
  • 19. 19 estructuralismo como corriente de pensamiento que nace con el modelo de la lingüística estructuralista.45 la cual experimenta cambios importantes para los jóvenes pioneros investigadores en las ciencias sociales. ¿Cuál era la intencionalidad de esta nueva generación de investigadores? Se podría decir que querían “comerse el mundo” en tanto, todo estaba por analizarse y por escribirse en términos de las ciencias sociales, aplicando los nuevos métodos historiográficos con la influencia de las recientes aportes de Marc Bloch, y el segundo momento con Lucien Febvre y Fernand Braudel, conocida como la Escuela de los Anales e igualmente los aportes del estructuralismo contextualizados a la realidad colombiana, y apoyándose con la irrupción de otras disciplinas de orden sociológico y antropológico en una incipiente intencionalidad de aplicar la interdisciplinaridad46 . Por este motivo, se encuentran gran variedad de autores que iniciaron como sociólogos y se hicieron historiadores en el camino, como Jaime Jaramillo Uribe47 maestro de Germán Colmenares y otros como Orlando Melo,48 Fals Borda49 , Bernardo Tovar50 , entre otros, quienes aplicaron el método marxista en sus investigaciones en las distintas visiones, descubriendo que no se podía esquematizar la experiencia de los 45 El estructuralismo de Levi-Strauss nace siguiendo el modelo de la lingüística estructural de Saussure, especialmente de la escuela de Praga (Jakobson y Trubetkóis) que considera el lenguaje como un sistema de signos. Lévi-Strauss pensaba que los fenómenos sociales ofrecen un carácter similar y que, por lo tanto, cualquier sociedad puede ser estudiada por procedimientos similares a los de la lingüística. La finalidad última sería descubrir la estructura subyacente al conjunto de los rasgos culturales 46 “…El reto del estudio interdisciplinar radica en tomar como puntapié inicial, las distintas disciplinas, respetando su especificidad de conceptos, métodos y lógicas y, en trabajar para que no resulte una “barrera” para la comunicación. La interdisciplinariedad es una forma de generación de conocimiento que busca diferenciarse del conocimiento monodisciplinar en el que las disciplinas de manera aislada examinan fenómenos de la realidad” (Revista ideides, director Julio Grisolia, julio 2016). 47 Jaime Jaramillo, Uribe, Esclavos y señores en la sociedad colombiana del siglo XVIII. (Anuario colombiano de historia social y de la cultural. Universidad Nacional, Facultad de filosofía y letras; 1963). 48 Jorge Orlando Melo, Historia de Colombia: El Establecimiento de la Dominación Española, editorial silgo XXI, (Bogotá, 1977). Dirigió las revistas cuadernos colombianos y análisis político. Fundó la revista Credencial Historia y fue su director histórico de 1987 a 2005. Es columnista habitual de El Tiempo y Ámbito Jurídico y miembro fundador de la revista Razón Pública. 49 Orlando Fals Borda, Mompox y la Loba: historia doble de la costa, (Bogotá. Carlos Valencia Editores, 1979). 50 Bernardo Tovar, La historiografía Colonial. (Editorial Universidad Nacional, 1995).
  • 20. 20 procesos sociales en el estudio historiográfico, y que requerían de la lupa del verdadero investigador al momento de analizar los hechos de la historia. El uso riguroso de los archivos fue algo que distinguió a los historiadores de los sesenta y setentas, pero que, con el tiempo, fue necesario abrirse al análisis investigativo por medio de otras corrientes, lo que conllevó a que se tomaran como referentes a escritores europeos como el francés Michael Foucault; a los historiadores marxistas británicos como E.P. Thompson, Charles Tilly, E.H. Carr, en la década de los cincuenta y a la nueva economía norteamericana. De modo que, fue tomando forma la llamada “Nueva Historia de Colombia” es decir, se reescribe la historia frente a un pasado o “historia oficial”. Esta etapa del estudio historiográfico explica por qué no fue del interés en los primeros momentos de los historiadores el tema de las periferias y las fronteras, pues no tenían la capacidad para abordarlo, por lo que concentraron sus investigaciones en la región andina y la costa. Por otro lado, el tema de la colonia y la república fue su centro de gravitación; al contrario de esto, el análisis sobre las periferias y la selva sí fue del interés para buena parte de antropólogos que requerían hacer trabajo de campo y que por el mismo contacto con las comunidades, se involucraron para contar esas historias desconocidas sobre las caucherías, los desmanes en los territorios “sin Dios” y la ley de “la tierra de nadie”, proceso que los convierte en historiadores interesados en aplicar etnohistoria, siendo posible observar las diferencias que acontecían a las comunidades desde el presente, utilizando la oralidad como herramienta de investigación. Igual que ocurre con la antropología, solo en la década de los sesenta se fundan en las universidades tanto privadas como públicas, las primeras facultades de historia mayormente con profesores con influencia marxista, que iniciaron los primeros análisis de orden económico sobre la nación en temas como: la tierra, los campesinos y los enclaves comerciales, se destacan en eso años los profesores: Jorge Villegas,51 Bernardo Tovar52 y Salomón Kalmanovitz53 51 Jorge Villegas y Fernando Botero, Putumayo: indígenas, caucho y Sangre, (Medellín: Cuadernos Colombianos Número 12, impresión Lealon, 1979). 52 Bernardo Tovar, La historiografía Colonial, (Editorial Universidad Nacional; 1995). 53 Salomón, Kalmanovitz, Economía y Nación, una breve historia de Colombia, (Bogotá: Editores Tercer Mundo, 1995).
  • 21. 21 En la década de los sesenta y setenta se verá una mayor preocupación en los historiadores por desarrollar lo que se denomina: “la Nueva Historia de Colombia” (NHC), haciendo énfasis, no solo en una historia nacional, sino en la propuesta de desarrollar historias regionales, a partir de los aportes de profesores como, Germán Colmenares54 , Tirado Mejía55 , Margarita González56 , Jorge Orlando Melo,57 Fals Borda,58 entre otros. Este trabajo que requería de la indagación de las fuentes en los archivos regionales y municipales será el inicio de la investigación de la historia social y cultural que ya en Europa comenzaba a desarrollarse de la mano de los historiadores franceses y británicos, porque para ellos su preocupación era darle otra perspectiva a los sucesos reconocidos en la historia, como la Revolución Francesa o la Revolución Industrial59 , desde lo social, desde la población misma, y ponerlos en relación con otros sectores que nunca habían sido interés de la historia como los molineros, sacerdotes, campesinos, que para el caso colombiano era necesario. Los nuevos historiadores centran su trabajo en las historias regionales y locales, Germán Colmenares60 con su trabajo sobre la economía y la hacienda del gran Cauca y del Valle del Cauca, Fals Borda61 con historias sobre la costa Atlántica, rompiendo con las “historias nacionales”. Así pues, estos historiadores enfocaron sus trabajos en la Colonia y parte de la República, enfrentándose a las posturas marxistas más radicales, que veían en los análisis socioeconómicos la única vía para entender las sociedades presentes y pasadas como parte del devenir de la historia. La rivalidad en el enfoque historiográfico de este momento 54 Germán Colmenares, Cali, Terratenientes, Mineros y Comerciantes, (Cali: Universidad del Valle; 1975). 55 Álvaro Mejía, Tirado, Introducción a la historia Económica de Colombia, (Universidad Nacional de Colombia. Edición 23; 1971). 56 Margarita González, El Estanco Colonial del Tabaco, (Medellín: Cuadernos Colombianos, Numero 8, Editorial Lealón, 1975). 57 Jorge Orlando Melo, (compilador), Colombia hoy. (Editorial siglo XXI. 1977-1991) 58 Orlando Fals Borda, Mompox y la Loba: historia doble de la costa, (Bogotá. Carlos Valencia Editores, 1979). También en: Nicolás Armando Herrera, Sentir pensar la sociología, saber colectivo y poder popular, tentativa sobre Orlando Fals Borda. (Editorial el Colectivo, ediciones desde Abajo, Buenos aire 2018), 144. 59 Eric Hobsbawm, Revolución Industrial y Revuelta agraria, el capitán swing. (Editorial siglo XXI, primera edición, 1978). 60 German Colmenares, Historia económica y social de Colombia 1537-1719. (Cali: Editorial Tercer Mundo. 1999, primera edición 1973; Universidad del Valle, 1975). 61 Orlando Fals, Borda, Mompox y la Loba: historia doble de la costa, (Bogotá: Carlos Valencia Editores, 1979).
  • 22. 22 histórico estaría atravesada por estas dos tendencias: una haciendo mayor énfasis en las historias nacionales y la otra incursionando en los factores locales y regionales de país, Por otra parte, Mario Arrubla 62 y Jaime Jaramillo Uribe63 , empiezan por considerar la necesidad de realizar un análisis más desde lo macro del origen del Estado Nacional, en contra vía de lo regional, las dos tendencias tienen que ver con la discusión si era prioritario escribir una historia económica nacional o por el contrario centrarse en las regiones como empezaron tímidamente a hacerlo sus discípulos Germán Colmenares y Orlando Melo. Se puede decir que una obra literaria que jugaría un papel de atracción por parte de la academia, tanto para historiadores, como antropólogos, fue “La Vorágine” de José Eustasio Rivera escrita en 1924, con la sutileza costumbrista que nos transporta a las latitudes de la manigua, a la que ningún citadino había viajado en el siglo XIX; pero por otro lado, trata una temática que al parecer sonaría surrealista para la mayoría de los colombianos de esa época como lo fue la historia de las caucherías y los abusos de extranjeros en tierras en disputa entre Colombia-Ecuador-Perú y Brasil y que hará parte del imaginario que provocó la guerra con el Perú en 1932-193464 ; dicha obra sería más vista como ficción que como hechos ciertos, con la tendencia de no caer en anacronismo con los personajes: ¡Yo he sido cauchero, yo soy cauchero! Viví entre gangosos rebalses, en la soledad de las montañas, con mi cuadrilla de hombres palúdicos, picando la corteza de unos árboles que tienen sangre blanca, como los dioses.65 1.2. INDIGENISMO, ETNOHISTORIA Y ANTROPOLOGÍA EN EL ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS DE COLONIZACIÓN DE LA AMAZONÍA Desde el ámbito de las ciencias sociales se presentó un debate sobre el papel que deberían jugar los antropólogos frente al problema indígena en la Amazonía, el cual tiene 62 Mario Arrubla, Estudios sobre el subdesarrollo colombiano, ediciones la carreta, 1982, PP. 208. 63 Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo XIX, (1956-2001) Reeditado por Banco de la República, ICANH. Colciencias, 64 Fulvio Cabrera, Soto, La Colonización del Amazonas y el Conflicto Colombo-peruano 1880-1934, (Cali: Tesis de pregrado en Ciencias Sociales, Universidad del Valle, 2002). 65 José Eustasio Rivera, la Vorágine. (Editorial planeta, primera edición 1924, 2014), n/p.
  • 23. 23 que ver con la visión metodológica y la concepción sobre el indigenismo, es decir, estudiar estas comunidades, su cultura, sin realizar ningún tipo de injerencia cultural como agentes occidentalizados por cercanía con las comunidades indígenas originarias, sobre todo las que se encuentran más aisladas del centro del poder, en este caso la región de frontera. En el artículo: “Inicios de la antropología en Colombia” el antropólogo Roberto Pineda Camacho plantea lo siguiente: Un propósito que podría muy bien denominarse etnografía de salvamento: registrar el contenido cultural de las comunidades indias, que corrían el riesgo de desaparecer por extinción de sus miembros o por procesos de incorporación a la vida nacional.66 Ésta postura permitió que los primeros etnógrafos, etnólogos y lingüistas que llegaron a Colombia, se dieran cuenta de la evidente necesidad de conocer estas comunidades, pues se trataba, como lo plantea el indigenismo estático, de aprovechar que estas comunidades no habían tenido contacto con ningún otro agente externo, incluido el contacto antropólogo-comunidades aborígenes, disminuyendo al máximo los procesos de aculturación, y así poder comprender el proceso de “avance tecnológico” en comparación con otras latitudes en dichas comunidades. Este método que hace parte de los inicios de la antropología social buscaba conocer procesos sociales, lingüísticos y culturales de los pueblos aborígenes, permitiendo apreciar cómo sobre la colonización había investigadores que evitaban a toda costa involucrarse con su “objeto” de investigación. Por el contrario, los antropólogos denominados indigenistas proponían la necesidad de tomar una posición política con los grupos investigados, que les acarreó ser duramente criticados debido al “peligro” que suponía involucrarse en dichas disputas de poder. De otra parte, desde mayo del 1968, el marxismo había tenido un nuevo aliento que culminó en la creación de una antropología marxista, como un paradigma que competiría con el funcionalismo o el estructuralismo, aunque habría también un marxismo estructuralista .67 Así pues, estas prácticas respondían al tratamiento que le dieron los antropólogos seguidores de Malinowski, quien proponía que el antropólogo debía establecer una convivencia muy cercana con las comunidades estudiadas, en especial aquellas que 66 Roberto Pineda, Camacho, Inicios de la antropología en Colombia. Bogotá: Revista Universidad de los Andes, (1999), 3. 67 Roberto Pineda, Camacho, La historia, los antropólogos y la Amazonía. (Colombia: Revista antípoda, número 1- 2005).
  • 24. 24 habían tenido muy poco contacto con la civilización occidental; por lo tanto, debían auto aislarse del mundo por largos periodos de tiempo, para de esta forma entender las particularidades de cada región, pues consideraba que esto les daría “mayor objetividad a la observación de dichas comunidades”.68 Por otro lado, como lo señala Elizabeth Bernal69 , existen posturas contrarias a lo planteado anteriormente, que intentan reivindicar un contacto más directo por parte del antropólogo, y ser, a su vez, una antropología militante. Bonilla y Fals Borda70 , ven en el compromiso social del antropólogo una forma de realizar un trabajo de etnohistoria más eficiente, también planteado por otros autores como Pineda y Héctor Llanos71 , que se encargaron de realizar un trabajo recopilatorio, de la historia del gran Caquetá, convirtiéndolo en un importante aporte que permitió entender las lógicas de las comunidades, utilizando como fuentes, archivos históricos desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, en un primer intento por describir éstas comunidades en dos líneas: desde el presente y desde el pasado. Primero, promovió un cambio de perspectiva sobre la Amazonia, que pasó de ser ubicada como un reservorio natural y étnico de importancia para la humanidad a ser definida como un lugar de denuncia de los exacerbados poderes locales (especialmente de comerciantes y misioneros católicos y protestantes) que hacían juego con la apabullante ausencia estatal.72 Bernal,73 en el tercer capítulo de su tesis titulado: “Terrenos antropológicos en las regiones de la Amazonía y la Orinoquia” menciona que: 68 Roberto Pineda, Camacho, La historia, los antropólogos y la Amazonía. (Colombia: Revista antípoda, número 1- 2005),126. 69 Elizabeth Bernal Gamboa, Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970: Resonancias y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una Antropología contra hegemónica, (Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de Colombia; 2011) 70 Fals Borda y Bonilla son dos investigadores que se encuentran en la Universidad Nacional, coincidiendo política y estructuralmente en el análisis de la realidad colombiana, principalmente el problema del campo, por un lado, los campesinos para Fals Borda y por el otro los indígenas y los resguardos para Víctor Bonilla. 71 Héctor Llanos y Roberto Pineda, Etnohistoria del Gran Caquetá. (Bogotá: Fundación de investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, 1982). 72 Elizabeth Bernal Gamboa, “Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970: Resonancias y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una Antropología contra hegemónica”, (Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de Colombia, 2011), 69. 73 Elizabeth Bernal Gamboa, “Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970: Resonancias y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una Antropología contra hegemónica”, (Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de Colombia, 2011).
  • 25. 25 Para esta época se planteaba un aspecto que resultó fundamental para el viraje de perspectiva. La selva no debía conservarse como se encontraba en ese momento para evitar todas las amenazas del progreso que se avecinaban, porque este lugar ya había sido transformado por poderes locales y lo que necesitaba era una nueva transformación que les ofreciera a sus habitantes la posibilidad de enfrentar la ola del capitalismo.74 Por lo tanto, ésta tesis, es un balance del quehacer de la antropología en Colombia y brinda una comprensión sobre las dos tendencias que en ese momento discutían a nivel académico sobre el abordaje de la temáticas indigenistas, algunos antropólogos -los más conservadores- pretendían estudiar dichas comunidades desde su pasado remoto, es decir, desde la etnología, la arqueología, y la lingüística, llegando incluso a rastrear los vínculos culturales en los circuitos en la región Amazónica que comprende Perú, Ecuador, Brasil y Colombia, sobre todo porque estos grupos étnicos, algunas nómadas, se encontraban dispersas y con los procesos propios de la colonización, se fueron asentando en colonias, estudiado por Bonilla (1968) en su libro “Siervos de Dios y amos de indios”, producto de la misma lógica de la violencia contra sus comunidades por parte de los usurpadores. La segunda tendencia, sobre todo de la mano de la antropología social, comienza a vislumbrar los cambios culturales que venían teniendo dichas comunidades, que desde mucho tiempo atrás habían tenido contacto con misioneros, encomenderos, viajeros, comerciantes, quienes influyeron al introducir cambios producto del sincretismo cultural operado en esas comunidades. En este sentido, los antropólogos van a ser la punta de lanza del cambio de paradigma para la comprensión de la Amazonía y todos los procesos mismos que se desarrollarían desde adentro. En primer lugar, por la exigencia que hacen los jóvenes antropólogos al Estado para que centre su mirada y preocupación sobre la misma y, en segundo lugar, cambiar ese paradigma implicaba dejar de mirar a los indígenas como entes incapaces, inseguros, para que ellos mismos adoptaran otras posturas en relación con lo que acontecía al interior de sus territorios. 74 Elizabeth Bernal Gamboa, “Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970: Resonancias y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una Antropología contra hegemónica”, (Tesis de Maestría en Antropología, Universidad Nacional de Colombia, 2011), 69.
  • 26. 26 1.2.1. Los estudios indigenistas en la Amazonía desde la mirada de Juan Friede La importancia de Juan Friede, dice Sánchez 75 , es que rompe con los paradigmas sobre la visión que se tenía de los indígenas como un objeto de museo, del pasado, para empezar a ser visto, en Colombia, como un ciudadano y sujeto de derechos, es decir, desde su presente, con todas las problemáticas que acarreaba abordar el tema tras la coyuntura de los años setenta, pues su llegada al país se dio en momentos en los que se develaba un cambio de la historiografía y la antropología. Friede se preocupaba por saber qué motivaba a los indígenas en su lucha por la tierra, aspecto que fue una constante en otros sectores sociales como campesinos y colonos– latifundistas y minifundistas-, las tierras que fueron en un principio baldías o pertenecientes a los resguardos indígenas, paulatinamente fueron expropiadas a través de la legalidad o de la propia Ley denominada “Ley de Baldíos”, que dentro de sus requerimientos buscó la ayuda del “hombre blanco” y de los técnicos como agrimensores, entre otros, pretendiendo la legalidad de la tierra. Lo anterior provocaría como señala Catherine Legrand76 la necesidad de los indígenas por buscar asesoría de abogados leguleyos. También en los sesenta se inician los primeros pasos en el país para adelantar una verdadera reforma agraria, que en últimas buscaba legalizar las ocupaciones de hecho y legalizar los baldíos77 . Los antropólogos que defendían el modelo proteccionista sobre los resguardos indígenas argumentaban que ésta figura le permitiría al reciente movimiento indigena mantener sus vínculos ancestrales, los vínculos por parte de las comunidades con la tierra, que los ligaba indiscutiblemente con su territorio. 75 Laura Sánchez Alvarado, El Indigenismo en Juan Friede. Bogotá: Revista: Bakura 3, bitácoras de antropología e historia de la antropología en América Latina. Universidad Nacional de Colombia, Archivo General de la Nación, (2013). 76 Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). (Universidad Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016). 77 Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950), (Universidad Nacional de Colombia. Primera edición 1988; 2016), 103.
  • 27. 27 Juan Friede dedica un libro a esta temática de la lucha indigenista en calidad de investigador, en su libro “El indio en la lucha por la Tierra”78 , afirmaba la necesidad de mantener esta institución que, aunque es el reflejo de un periodo de dominación española sobre el indígena, también le permite cohesionarse y no diluirse como simple trabajador de la tierra. Esto será estudiado por Laura Sánchez79 en su artículo “El indigenismo en Juan Friede”. Su conclusión para la temprana República (siglo XIX), consiste en que el individualismo aplicado a las nuevas condiciones era contrario a la institución del resguardo, considerado una traba para la ampliación de la mano de obra y el desarrollo de empresas agrícolas. En este periodo se hicieron leyes para repartir los resguardos y darlos en propiedad a nombre del progreso nacional. Friede parece dudar sobre que el individualismo fuera origen del progreso más que una organización de tipo colectivo.80 Friede, afirmaba que el concepto de comunitario es muy importante para el resguardo, en la medida en que revalida el concepto de lo colectivo, por encima del individualismo-mercado, impuesto e impulsado por el capitalismo con su ideal de “progreso” y que desde finales del siglo XIX, intentó apoderarse del territorio de la selva como parte del impulso a nivel mundial de la economía extractivista, centrándose en sus intereses económicos y basados en el modelo norteamericano, especialmente por los estudios de antropólogos que ven en la aventura y el arrojo de los colonos, la inspiración para la llegada del capitalismo. Por otra parte, la historiografía estudió a los hombres de finales del siglo XIX como parte de la justificación de esos aventureros que llegaban a las zonas inhóspitas. Y sobre todo de zonas fronterizas que históricamente se fueron conformando como zonas vacías, territorios de nadie que, sin embargo, están marcados por una serie de símbolos que intentan destacar la alteridad del y en el espacio. Esas fronteras levantadas sobre espacios “barbaros” que la modernidad logro domeñar y someter a su dinámica sin por ello dejar de estar expuestas a la volatilidad que caracteriza a la modernidad sólida.81 . 78 Juan Friede, El indio en la lucha por la tierra: historial de los resguardos del macizo central colombiano” (Bogotá́: Ediciones Espiral, 1944). 79 Laura Sánchez Alvarado, El indigenismo en Juan Friede. (Bogotá: Revista Beukara, Bitácora de antropología e historia de antropología en América latina, Universidad Nacional de Colombia, Archivo General de la Nación 2013), 31-40. 80 Laura Sánchez, Alvarado, El indigenismo en Juan Friede. (Bogotá: Revista Beukara, Bitácora de antropología e historia de antropología en América latina, Universidad Nacional de Colombia, Archivo General de la Nación 2013), 35. 81 Jorge Brenna, La mitología fronteriza: Turner y la modernidad” (México: Revista estudios fronterizos, nueva época, volumen 12, número 24, julio-diciembre, 2011), 9-34.
  • 28. 28 El resguardo estaba en contravía de las ideas liberales capitalistas, desde las que se consideraba que la tierra era trabajada por colonos, de manera individual, es decir, como una propiedad capitalista y no concebida para ser trabajada de manera colectiva; por eso al Estado no le interesaba impulsar este tipo de unidades productivas colectivas y por el contrario, impulsaron a los minifundistas o jornaleros para que tuvieran la capacidad de legalizar su posesión, incluso aquellos que no contaban con los requisitos legales que les adjudicaba el baldío, sobre todo para los colonos que se encontraban en la periferia o zonas de frontera. Por otro lado, se planteaba la necesidad de desaparecer el resguardo para dar cabida a las ideas sobre la modernidad; en este sentido, se pasa de la categoría del indígena que vivía en comunidad con posesión comunal de la tierra, a la de unos individuos que se querían apropiar de la misma- dividiendo el territorio-, punto de quiebre en el que los antropólogos jugarían un papel muy importante, esto indica la cosmovisión que tenían los pueblos indígenas desde el norte al sur de Colombia y en la que gran parte de los antropólogos contribuirían a organizar a la comunidad indígena a través de la figura del CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca).82 Es de resaltar que Juan Friede nacionalizado en 1930, tuvo fuerte influencia en las jóvenes generaciones de antropólogos colombianos, que, en primer lugar, se dividen en aquellos que rompen con los cánones de la academia dejando de ver a los indígenas en sus estudios como objetos de museos de ciencias naturales, para atarlo a una lucha del presente frente a la clara expropiación de sus tierras. Friede83 al igual que Bonilla84 , descubren en Manuel Quintín Lame85 la reencarnación de un personaje legendario, pero a la vez único, en la medida en que 82 Gonzalo Sánchez, Gómez, (Compilador), Nuestra Vida ha Sido Nuestra Lucha, Resistencia y Memoria en el Cauca Indígena, (Bogotá: Informe del Centro de Memoria Histórica, Taurus pensamiento editores, 2012). 83 Juan Friede, El indio en la lucha por la tierra: historial de los resguardos del macizo central colombiano” (Bogotá́: Ediciones Espiral, 1944). 84 Víctor Bonilla Sandoval, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo. (Bogotá: Editado por el Autor, 1969). 85 “Quintín Lame nació en el Cauca, el 31de octubre de 1883, miembro de la gran familia de los indígenas paeces, era heredero de una identidad histórica asociada a la resistencia secular al colonizador extranjero y con la lucha por la tierra y por la dignidad, Gnecco”, Cristóbal, Los Pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas, (Biblioteca del Gran Cauca, publicado por la Universidad del Cauca y la Universidad del Valle, 2017, primera edición, 2004), 16.
  • 29. 29 personificó la lucha por la tierra en la década de los 30; los indígenas, sobre todo del Cauca y más tarde en otras zonas del país, donde perviven los resguardos, permitieron que se reorganizaran las comunidades y como producto de la desculturización, empezaron a perder su identidad y a llamarlos “campesinos” o mestizos, lo cual fuera descubierto por estos primeros investigadores. Víctor Bonilla llegará al Putumayo en el Valle del Sibundoy, como parte de su investigación, determinante para librar las próximas batallas de comunidades indígenas organizadas en el CRIC, en las décadas de los 60 y 70. Así pues, Friede encuentra que la protección del indígena pasa por la ratificación de las leyes protectoras de los resguardos, que no fue una dádiva del sistema colonial, sino que representa la visualización o encarnación de la contradicción entre la corona española y las colonias locales. Esto demuestra esas contradicciones intersectoriales de la historiografía, donde el rey ausente pretendía tener a sus súbditos protegidos, incluso de los mismos funcionarios coloniales, para que se les permitiera con la ley de resguardos tener ciertos privilegios y en ese momento (los años 70’) era imperioso no aceptar que los partidos de izquierda en Colombia influyeran sobre las comunidades, para que eliminasen los resguardos como parte del lastre de las leyes coloniales. Por otro lado, Bonilla realizó un seguimiento a la lectura de Friede86 sobre los archivos religiosos que contenían testamentos, donde los indígenas eran los propietarios, como es el caso Cacique Tumbajoy en el año de 1700.87 Uno de los elementos de crítica de Sánchez,88 es que Friede se equivocaba al decir que estos testamentos eran réplicas de los notarios o abogados, en ese momento, lo cual resta legitimidad a la idea de que los indígenas fueran propietarios y pudiesen testar. 86 Juan Friede, Leyendas de nuestro señor de Sibundoy y el santo Carlos Tamabioy. (Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH, Boletín de Antropología Volumen 1, 1947). 87 Este personaje es citado por Víctor Bonilla (1969), como personaje principal alrededor de la lucha indígena en le putumayo en la medida en que le da legitimidad a las escrituras que poseía como resguardo y citado por Friede, Juan (1947), leyendas de nuestro señor de Sibundoy y el santo Carlos Tamabioy (Instituto colombiano de antropología e historia, ICANH, boletín de antropología volumen 1, 1945), 315- 318. 88 Laura Sánchez Alvarado, El indigenismo en Juan Friede. (Bogotá: Revista Beukara, Bitácora de antropología e historia de antropología en América latina, Universidad Nacional de Colombia, Archivo General de la Nación 2013).
  • 30. 30 Para la reciente administración de la República en el siglo XIX, una de sus medidas políticas, era convertir los resguardos en tierras baldías que podían ser expropiadas a los indígenas; se consideraba en primer lugar, que estaban desorganizados, en segundo lugar, se les había adjudicado la categoría de colonos, bajo la premisa de que eran ignorantes de sus propios derechos ante las leyes, otorgados por medio de la Ley 87 de 1890, y en tercer lugar, se encontraban bajo la tutela de la iglesia como parte del concordato, dejándolos sin derechos jurídicos para comprar o vender sus propias tierras. Friede ve en la reivindicación por la tierra no solo un problema de orden estrictamente económico, sino algo más profundo, para este autor se trata de un interés como investigador por los derechos de las "minorías étnicas" o pequeños grupos que no han sido asimilados por la sociedad capitalista, partiendo de la idea de que el resguardo puede convertirse en un elemento aglutinador de las comunidades, que genera cultura en su interior, al recordar su pasado y reforzar sus creencias. Para este autor es esencial la defensa de la población indígena, y por ello se da la creación del Instituto Indigenista Interamericano, que tiene como una de sus prioridades la reivindicación de la cultura para no dejarla perder y por el contrario fortalecerla y potenciarla. Una de sus propuestas es que el Estado les entregue a los indígenas las tierras baldías para la construcción de los resguardos, pero también lo es quitar las prevenciones de tipo sanitario, que impedían a los indígenas llevar a cabo prácticas ancestrales de curación en las que era necesario utilizar yerbas y otros elementos. Es una constate que los artículos de Friede generaran enorme polémica para la época, en los círculos académicos, políticos y religiosos, por lo cual se vio obligado a irse al exterior en sus últimos cuarenta años de vida, lo cual utiliza para escudriñar en los archivos europeos en Sevilla España. Se hace necesario anotar que Friede no escapa a la mirada paternalista frente al indígena, aunque no lo considera su par, aun así, sus textos constituyeron un primer paso para que se abriera en el país el debate sobre el tema indígena, a tal punto que en 1958, el Estado colombiano creara una subsecretaría de agricultura, dedicada a los asuntos indígenas e igualmente en la reforma agraria de 1958, que catapulta la respuesta a la
  • 31. 31 contraparte -movimiento indígena organizado- y a crear más tarde el CRIC afirmado por Zambrano en 1976. Zambrano también recoge la evolución de estas ideas expresada en especial en la edición de 1976 (La Chispa y Punta de Lanza) donde Friede agregó varias partes y allí se nota que el autor adelantó de alguna manera el cambio del significado de lo indígena para el país, con la mención de la creación de la Sección de Asuntos Indígenas del Ministerio de Agricultura en 1958 y de la Sección de Asuntos de tierras Indias en el Instituto de la Reforma Agraria, lo que causó una reacción en los indígenas que desembocó en la creación del Consejo regional Indígena del Cauca, CRIC.89 1.2.2. Los estudios historiográficos desde la mirada de Víctor Bonilla La obra del caleño Víctor Bonilla Sandoval (1969)90 , nacido en 1939, y que realizó sus estudios en la Universidad Nacional de Bogotá, junto a grandes referentes de la sociología como Orlando Fals Borda, supuso una nueva tendencia investigativa sobre el tema indigenista, pero esta vez no sólo desde el punto de vista etnográfico o cultural, sino, desde una mirada crítica sobre la tenencia de la tierra indígena, es decir, la necesidad de defender los resguardos indígenas en Colombia, ante el peligro de desaparecer como unidad política, económica y cultural debido a la expropiación de tierras. El peligro estaba en la intencionalidad del Estado por legislar con el fin de reformar la figura de resguardos indígenas, como lo afirma Caviedes91 particulares, terratenientes y la propia iglesia como agentes de poder, tuvieron la potestad de impartir la educación, evangelizando para mantener el control de las tierras misionales en donde se encontraba la población indígena, como parte de los acuerdos firmados entre el Estado y el Vaticano en 1887,92 a través de la fundación de internados solo para indígenas, 89 Laura Sánchez Alvarado, El indigenismo en Juan Friede. (Bogotá: Revista Beukara, Bitácora de antropología e historia de antropología en América latina, Universidad Nacional de Colombia, Archivo General de la Nación 2013), 39. 90 Víctor Bonilla, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo, (Bogotá: Editado por el Autor, 1969). 91 Mauricio Caviedes, Antropología Apócrifa y movimiento indígena, algunas dudas sobre el saber propio de la antropología hecha en Colombia, (Colombia: Revista antropológica de Colombia Número 43, enero -diciembre; 2007), 33-59. 92 El concordato fue firmado por el Estado y el Vaticano en 1887, pero se firma un convenio de Misiones en 1902 como parte de la política de reducción de los salvajes, como lo anota Carolina Pérez (2015); 191.
  • 32. 32 teniendo profundas repercusiones para los resguardos y las misiones en el sur del país, en territorios como Caquetá y Putumayo. Un nuevo movimiento antropológico se hizo visible en el Congreso de antropología en 1980 en Medellín93 , donde se plantea la necesidad de aplicar la propuesta indigenista americana en Colombia conocida como la Investigación Acción Participación IAP94 vinculando a los investigadores a la lucha misma entre explotados y oprimidos; respetando la autonomía de los pueblos y su organización, pero también en la necesidad de luchar a su lado por la recuperación de la tierra; en este sentido, el libro de Bonilla95 se convierte en la manera de legitimar la recuperación de la tierra indígena, que había sido expropiada por la iglesia, y colonos, demostrando la legitimidad de las posiciones indígenas tanto en el Cauca como en el resto del país. El Trabajo de Bonilla es importante para el presente balance, en la medida en que es el primer intento historiográfico que permitió explicar las relaciones entre las misiones capuchinas y su injerencia cultural, con la población indígena, en el proceso mismo de la colonización dirigida por parte de las comunidades religiosas, demostrado por Bonilla y ratificado por Pérez.96 Estas misiones tenían por finalidad, transformar las tierras selváticas en “zonas productivas”, abonando el terreno para la llegada del colono blanco, que permitió una rápida “occidentalización” de estas comunidades indígenas, quienes, si bien resistieron por muchos siglos a dicha cultura “blanca”, fue a finales del siglo XIX, que se intensificó a tal nivel este proceso, que las comunidades sufrieron una acelerada aculturación y un evidente sincretismo. Bonilla incursiona en un territorio poco conocido por antropólogos e historiadores, haciéndolo novedoso para la época, por realizar una investigación histórica sobre la colonización de las zonas de frontera agrícola desarrollada por parte de otros 93 Caviedes, Antropología Apócrifa y movimiento indígena; 36. 94 Siguiendo el modelo teórico - metodológico del Etnodesarrollo de Bonfil Batalla, Fals Borda crea el modelo teórico-metodológico de la IAP. 95 Bonilla, Víctor, Siervo de Dios o Amo de Indios, El Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo. (editado por el autor, 1969). 96 Carolina Pérez, Nosotros y los otros, las representaciones de la Nación y sus habitantes, Colombia 1880-1910. (Bogotá, Editorial Universidad Javeriana, 2015).
  • 33. 33 agentes como campesinos, colonos, terratenientes y empresarios. La investigación hace parte de los primeros trabajos sobre las temáticas que se abordarían en Colombia en las décadas de los setenta, ochenta y noventa, que priorizaron las problemáticas de orden económico, antropológico, etnográfico y sobre todo histórico. Así mismo posibilitaron escudriñar en los informes escritos de la misión capuchina entre 1908-1968, aquello que representaba importancia para reseñar y evidenciar tanto la visión del misionero como la del indígena; en dichos informes también se cuenta lo que el indígena objetaba de la evangelización y justificaba además cómo se producía el sincretismo cultural; la profesora Amada Carolina Pérez,97 al igual que Bonilla encuentran que las prácticas sobre las imágenes religiosas tienen una identidad para la población indígena que no puede ser reemplazada. A finales de la década de los setenta en Colombia, el libro de Bonilla “Siervos de Dios y amo de indios, los capuchinos y el Estado en el Putumayo” causó bastante polémica dentro de la iglesia católica y sus instituciones, máxime cuando en el país se desarrolla el XXIX Encuentro Ecuménico en la ciudad de Medellín en 1968. El libro cuestiona el papel que jugó la iglesia a través de las misiones en varias regiones del país; hasta ese momento nadie había puesto en tela de juicio el papel misional de una comunidad extranjera como los capuchinos, por lo cual, la investigación histórica se convierte en la primera denuncia sobre los abusos de poder que ejercieron sobre las comunidades indígenas, pero también en una base de investigación histórica, social y cultural sobre el proceso mismo de sincretismo y aculturación de dichas comunidades que a la par que resistían, también demostraban asimilar el culto religioso impuesto por las prácticas culturales dominantes, que, con el pasar del tiempo fueron reificadas por las comunidades en su contacto con los misioneros. Bonilla también dedica un capítulo al tema de la colonización titulado: “Fracaso colonizador y el escándalo político”98 , que permite entender los intereses que tenían las clases políticas del departamento de Nariño sobre las tierras del Putumayo, que en un momento fueron de su jurisdicción administrativa y se enfrentaban directamente al poder 97 Carolina Pérez, trayectorias esparcidas: las tácticas indígenas en el contexto de las misiones. Colombia, 1880-1930. (Bogotá: Revista: Memoria y sociedad, Vol. 20, número 41, 2016), 43-53. 98 Víctor Bonilla Sandoval, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo. (Bogotá: Editado por el Autor, 1969), 154.
  • 34. 34 de las misiones, éste enfrentamiento fue producto de la adjudicación de tierras baldías por parte de la Asamblea departamental en contra posición a las decisiones y jurisdicciones que daba el concordato a las misiones capuchinas, por otro lado las disputas de orden político, sobre todo los partidarios del partido liberal en la región.99 Esta producción que surge con fuerza en la década de los cincuenta en Colombia sugiere un nuevo rompimiento de los paradigmas en las ciencias sociales. La antropología y la historia empiezan cada una, desde sus facultades recientemente creadas, el estudio de la situación en las periferias y la frontera, pero sobre todo de los procesos de colonización que tienen que ver con la reivindicación social, cultural, política, tanto a las comunidades indígenas como a los campesinos que se desplazaron en busca de tierra. Son diversos los autores que se empeñaron en trabajar esta problemática (geógrafos, antropólogos, sociólogos, historiadores) cada uno desde su objeto de estudio para interpretar el proceso de colonización que atravesó la Amazonía. Otro elemento destacado que se anota del trabajo de Bonilla es el papel jugado por la colonización antioqueña, impulsada por los misioneros, quienes hacían campañas de publicidad, que pregonaron tanto por sus medios escritos: folletos, informes en las capillas para recolectar fondos económicos para la misión, pero también a través de los diarios antioqueños, a tal punto que las misiones capuchinas pagaban para traer campesinos como colonos al sur del país. No quedó casi un colono sin comulgar ese día… Cada día me convenzo más de que estos antioqueños son gente admirable y la gente más adecuada para colonizar esta región…la alegría se pintaba en los rostros de todos, la que exteriorizaban con vivas a la Misión capuchina, a Colombia, a Antioquia y a España.100 Bonilla permite afirmar que las misiones no solo jugaron un papel evangelizador, sino también un papel colonizador de manera sistemática con todo el desarrollo en términos pecuarios, agrícolas, fundando nuevas parroquias y poblados que crecen a su alrededor, todo ello debido a la potestad que otorgaba el Estado frente a una doble función policial y de gobernabilidad sobre la misión del Caquetá y el Putumayo. 99 Víctor Bonilla Sandoval, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo. (Bogotá: Editado por el Autor, 1969), 144. 100 Víctor Bonilla Sandoval, Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo. (Bogotá: Editado por el Autor, 1969), 147.
  • 35. 35 1.3. Los geógrafos en la investigación sobre Colonización En campo de la geografía es importante mencionar a un autor poco conocido por los historiadores, Brücher Wolfgang, también alemán que llega en 1966 hasta 1967 gracias a una beca otorgada por el Servicio Alemán de Intercambio Académico, quien escribe un artículo que para este balance refleja lo que muchos académicos necesitan utilizar como pistas para continuar futuras investigaciones. Para 1966 Colombia tenía una de las tasas de crecimiento poblacional más alta en el mundo, la población para esa época era de 20 millones de habitantes aproximadamente, y la tierra se concentraba en un puñado de latifundistas, forzando por mucho tiempo a que los campesinos migraran a las zonas baldías, entre ellas, la selva. Su recomendación de este tipo de académicos va a hacer acelerar el proceso de industrialización, realizar una reforma agraria de las zonas ocupadas y por último la colonización de las tierras baldías en el país”.101 Las mismas prevenciones que encontró Brücher en los años sesenta frente al valor que tenía para el país la selva, es la que tenían en el siglo XIX, es decir, no era productiva por ser inviable para los cultivos, aunado a que se encontraba despoblada y con pocas vías de penetración. Como geógrafo hace una análisis morfológico de las bondades del piedemonte de la cordillera que desciende hacia las llanuras amazónicas en el siglo XIX, que atrajo a los colonos hacia la extracción de la quina y el caucho, a su vez, el autor reconoce los fenómenos como la colonización iniciada por las comunidades capuchinas, y la introducción del ganado por parte de los colonos y los propios religiosos en contra posición a las tradiciones indígenas, creando conflictos por el rompimiento de cercos y el daño de sus cultivos. El economista que desde la década de los setenta dio algunas pautas sobre el concepto de la colonización sobre las selvas en Colombia, fue Absalón Machado102 quien escribió recientemente una compilación de sus reflexiones sobre la historia de la tierra en el país, desde la época de la colonia hasta el siglo XX. En el tercer capítulo de esta 101 Wolfgang Brücher, La colonización de la selva amazónica en el piedemonte amazónico de Colombia. (Instituto colombo –alemán, investigación científica, 1970), 97. 102 Absalón Machado, Ensayos para la política de tierras en Colombia, de la Colonia a la creación del frente Nacional. (Universidad Nacional, Facultad de ciencias económicas CID, 2009).
  • 36. 36 compilación destaca los conceptos de resguardo, que, en contradicción con Freire, piensa que estas tierras, aunque no eran enajenables, tuvieron múltiples formas de uso, incluso por las comunidades indígenas, en donde adoptaba la forma de parcelas de uso individual. Es decir, como señala Ots Capdequi, citado por Machado, desde el punto de vista jurídico, los indios gozaron de la capacidad para disfrutar del dominio privado de sus tierras, con carácter individual, aun cuando esa capacidad estuviera condicionada, al ser considerados en derecho como personas rústicas o miserables, necesitados de protección, y de que no pudieran enajenar las tierras de su propiedad sin permiso de las autoridades.103 Señala entonces Machado, que los indígenas paradójicamente arrendaban sus tierras de resguardos a los colonos, muchas veces más pobres que ellos, desposeídos de la tierra, llevando a pensar en las contradicciones que expone Bonilla entre colonos e indígenas, y también en la lógica que nos muestra Absalón en tanto la iglesia apoyando a los indígenas para convertirse en su tutora y mantener una relación directa a través de la institucionalidad, pero no bajo una perspectiva desinteresada sino por el contrario con la idea de promover, a futuro, el diezmo y la misión capuchina. Otro de los problemas destacados por Machado y no visualizado a profundidad por Bonilla, es que los resguardos de los cuales se apoyaban los indígenas no tenían una delimitación clara a la llegada de la corona española. Con la llegada de los españoles se impuso el amojonamiento de las tierras, procedimiento que los indios no habían practicado, pero aún a fines del siglo XVI y en el XVII se encontraban muchas tierras de resguardo sin ninguna clase de cerco y sin más referencias, para la delimitación territorial, que los ríos, piedras, montes, valles y otros linderos naturales informa González, citada por Machado, 104 . Una importante conclusión que nos entrega Absalón Machado es que los resguardos prácticamente estaban por desaparecer en Colombia en la década de los cincuenta, bajo el asedio de los comerciantes y terratenientes, por la presión que ejercían estos grupos. Los indígenas decidieron vender al mejor postor el pedazo de tierra que poseían en colectividad. Machado también menciona que hacia 1850 fue el fin de los 103 Absalón Machado, Ensayos para la política de tierras en Colombia, de la Colonia a la creación del frente Nacional. (Universidad Nacional, Facultad de ciencias económicas CID, 2009), 42. 104 Margarita González, El Resguardo en el Nuevo Reino de Granada, (Bogotá: Ed. La Carreta, Inéditos Ltda., 1979, Segunda Edición 2017) Cita de Absalón Machado, Ensayos para la política de tierras en Colombia, de la Colonia a la creación del frente Nacional. (Universidad Nacional, Facultad de ciencias económicas CID, 2009).
  • 37. 37 resguardos como se habían concebido inicialmente desde la Colonia; la tendencia era hacia su abolición exceptuando los departamentos del Cauca y Nariño, donde se reconoce la lucha que ejercieron los indígenas en su defensa por la tierra de Manuel Quintín Lame, además de ello, el escaso desarrollo del capitalismo en estos territorios permitió que perviviera esta institución a largo plazo, convirtiéndose en la base del movimiento indigenista en Colombia en la década de los 30 y 70. El contar la historia de los pueblos indígenas de la región Amazónica, y de otras etnias, es un compromiso social del cual los historiadores no están exentos, razón principal de este balance, que tiene por finalidad contribuir a llenar los vacíos y que sirva en las futuras investigaciones que se realicen en el país. Éste es uno de esos fenómenos que merece ser estudiado y de ahí la importancia de realizar un balance de los investigadores que se han interesado por el estudio de la Amazonía en términos historiográficos, pero más allá de eso, el proceso de colonización que operó en este lapso. A medida que este balance tome su curso se retomarán los principales momentos que vivió la historiografía y otras ciencias que abordaron desde la metodología histórica el tema, sin ser precisamente historiadores, así como los distintos paradigmas y problemáticas que se analizaron, a partir del uso de visiones, y marcos teóricos que permitan afirmar la viabilidad de este ejercicio.
  • 38. 38 CAPÍTULO II 2.1 REGIÓN ANDINA: EL MODELO ANTIOQUEÑO DE PARSONS Y LA LUCHA POR LA TIERRA DE CATHERINE LEGRAND: REFERENTES DE LA COLONIZACIÓN AMAZÓNICA Para entender el fenómeno social que implica el estudio de la colonización en Colombia es necesario, tener como referente los primeros estudios que se hicieron en la década de los cincuenta por James Parsons, y más tarde cuestionados en la década de los ochenta por la historiadora Catherine Legrand,105 que permiten comprender la colonización en la selva amazónica, de forma comparativa, para encontrar las particularidades en las dinámicas regionales tanto de la zona montañosa Andina, como el piedemonte, zona de selva amazónica; esto posibilita indagar los elementos comunes y diferenciales para esta región periférica. Para tal efecto se ha hecho lectura y análisis a los aportes hechos por dos pioneros y referentes en las investigaciones, que provocaron polémica en el momento histórico de su enunciación, los cuales han permitido nuevos desarrollos y nuevas enunciaciones para contribuir al debate sobre los vacíos que hoy todavía se tienen al respecto. Así pues, para realizar un balance sobre la colonización amazónica 1830-1930, es necesario conocer los aportes en el análisis sobre las dinámicas sociales generadas desde la colonización, profundizados por Catherine Legrand, quien llegó al país en 1975, como parte del momento intelectual que atraía a las jóvenes generaciones de investigadores extranjeros, como es su caso con su trabajo de doctorado inicialmente pensado sobre la colonización de las guerrillas liberales del Líbano (Tolima). En el trabajo de archivo encontró enormes vacíos sobre el tema, lo que implicó construir un marco epistemológico sobre el manejo y la tenencia de la tierra en Colombia para encontrar las claves de la colonización campesina y los conflictos que esto trajo sobre lo que se conocía hasta ese momento; todo esto cuando cursaba estudios en la Universidad de Stanford California, interesada por la temática rural latinoamericana, “me interesaba la microhistoria como forma de explorar las intersecciones entre economía, sociedad y 105 Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). (Universidad Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016).
  • 39. 39 política a escala humana”106 que la llevaron a iniciar sus estudios sobre tierras, campesinos y baldíos. En ese sentido, es fundamental referenciar tres autores en tres momentos de la historiografía colombiana sobre el tema de la colonización, Parsons en los años cincuenta, Legrand en los setenta y Serje en el 2005. Al referenciar estos tres autores, es necesario retomarlos principalmente desde sus posturas historiográficas, es decir, James Parsons uno de los geógrafos más conocidos de la escuela culturalista norteamericana, con una mirada estructuralista, Catherine Legrand como historiadora social y Serje como antropóloga, puesto que, desde la antropología cultural y la historiografía social, es posible determinar el método que fue utilizado, así como los lugares de convergencia y divergencia sobre la colonización. En primer lugar, se debe ubicar las investigaciones en términos espacio- temporales en los cuales Parsons y a Legrand concentran su interés, enfocados en las dinámicas migratorias, crecimiento de la población, concentración de la tierra, niveles de lucha política, reformas legislativas que afectan estos procesos y que sirven para ser comprados con lo ocurrido en las tierras bajas de la selva. Imagen 1. Fuente: Imagen recopilada del espacio, fotos antiguas de Manizales, 1910107 106 Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). (Universidad Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016), 3. 107 Imagen recopilada del espacio, fotos antiguas de Manizales 1910, que hacen parte de futuros trabajos de historia comparada entre la colonización andina y el piedemonte de la Amazonía, a través de la fotografía se permite reconocer rasgos muy particulares como el vestuario.
  • 40. 40 Para Parsons es importante resaltar la presencia de la “raza antioqueña” en las zonas andinas, no obstante, en los análisis norteamericanos tienen como referente las teorías de Turner108 en la colonización del oeste norteamericano, estas teorías han sido criticadas puesto que se aprecian sesgos etnocéntricos.109 Parsons instala dicho modelo funcionalista del modelo manifiesto, del colono como raza superior y mejor en tanto dinámicas sociales, estos postulados de Parsons fueron replicados por muchos años en la academia y por la clase dirigente del país. Para este autor los antioqueños fueron una raza excepcional en tanto creía que estos lideraban los procesos de civilización del monte a la selva como los hicieron los primeros colonos norteamericanos, desconociendo que en el país hubo varias oleadas migratorias desde otros departamentos como el caso caucano, nariñense o de la región de los Santanderes, en la movilidad provocada por la necesidad de tierras para trabajarla o huir de los terratenientes. Esto se explica a raíz de la escasa información que se tenía sobre la colonización en el país, desconociendo a otros grupos sociales y regiones en tanto fueron invisibilizados por sectores políticos interesados en resaltar la “pujanza de los paisas”, desconociendo los procesos de colonización mestiza de que habla Legrand, por ejemplo, desde el Cauca, la región de los llanos orientales o en los Santanderes, por los escasos análisis de documentos y archivos de fuentes primarias110 . De esta manera, Parsons111 trabajó sus fuentes de información a partir de la bibliografía de autores regionales, sobre todo de los archivos de Antioquia, mientras que Catherine desarrolla su estudio por medio del Archivo General de Historia de Colombia, quien lo expresa en los comentarios introductorios de la última edición de 2016. 108 Jorge Brenna, La mitología Fronteriza: Tunner y la Modernidad, (México: Revista Estudios Fronterizos, Vol. 12, número 24, 2011). 109 Parsons James, La Colonización antioqueña en el occidente colombiano. (Banco de la República archivo de la economía nacional,1961). 110 Sus pesquisas de indagación se centraron en los Archivos General de la Nación y archivos locales de poblaciones ubicadas en la región andina colombiana sobre las tres cordilleras, como lo reseña Marco Palacio Colombia quien plantea que: “hubo un aumento de población desde mediados del siglo XIX y comienzos del XX, pero ubicados no en las principales ciudades, sino dispersos en la zona rural”. En: ¿De quién es la tierra?, propiedad, politización y protestas campesinas en la década de 1930. (Universidad de los Andes, Fondo de Cultura Económica, 2011). 111 Parsons James, La Colonización antioqueña en el occidente colombiano. (Banco de la República archivo de la economía nacional,1961).
  • 41. 41 Impulsada por lo que encontró en la biblioteca Nacional, decidió organizarlo, hallando por casualidad los estudios realizados sobre baldíos, por lo cual debió introducirlos en su trabajo y darse a la tarea de ordenarlos en el Archivo General de la Nación112 . Legrand también descubre las demandas hechas por los pequeños propietarios, quienes reclaman al Estado por el abuso y expropiación de sus tierras por parte de personas que querían mejorar sus condiciones económicas con la invasión de baldíos. Estas dinámicas no fueron homogéneas y fueron respondiendo a las necesidades de reclamo de tierras y de la propia actitud benevolente del Estado, al colocarse de lado del gran capital, es decir, de los comerciantes que empiezan a comprar bonos en forma de tierras baldías, ofrecidas por el Estado a través de las reformas suscitadas a mediados del siglo XIX que permitieron la legitimación de sus reclamos. Parsons113 por su parte, encuentra una relación pasiva y amigable entre los colonos pobres y el grupo de terratenientes, frente a ello, Legrand plantea que, aunque algunos historiadores cuestionan dicha relación, otros como Marco Palacios,114 adoptan una postura mucho más conciliadora sobre las sociedades democráticas en Colombia,115 según esta visión dentro de la sociedad hay grupos que se comportan de manera solidaria y ejercen la ayuda mutua como lo intenta sustentar Parsons, lo cual resulta particular y además ofrecería una explicación frente a los avatares que represento la colonización en la zona andina colombiana. Haciendo analogía con los campesinos antioqueños que llevaron a cabo el desmonte de las montañas de la región Andina, con prácticas que requerían de un sistema de organización el cual llevaría a asociarse en algunos casos, y en otros, las particularidades de las familias numerosas lo que permitió tener un nivel muy alto de productividad y sobrevivencia. 112 Catherine Legrand, Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950). (Universidad Nacional de Colombia, primera edición 1988, 2016). 11. 113 James Parsons, La Colonización antioqueña en el occidente de Colombia, (Bogotá: Carlos Valencia Editores, Banco de la República, 1961), 129. 114 Marco Palacios, El Café en Colombia 1850-1970: Una historia económica, social y política, (2 ediciones, 1983). 115 Parsons y Turner acuñan este término sobre las sociedades democráticas en el sentido que los procesos de colonización, aunque no son pasivos, si demuestran una conciliación entre sectores sociales que son presentados recurrentemente en su discurso, para las explicaciones sobre las tierras baldías, en arrendamientos, entre jornaleros y terratenientes o empresarios de la tierra.
  • 42. 42 Para Catherine Legrand el error de Parsons es creer que ese proceso se desarrolló fue de la misma manera para todas las regiones del país, pues hoy está demostrado que este tipo de análisis está por fuera de la realidad sobre todo en las zonas de periferia y más aún para el caso amazónico, por tanto, fueron diversos los tipos de colonizaciones que se han desarrollado en Colombia, por un lado, la dirigida por la iglesia a través de las Misiones Catalanas desde 1889, y por el otro, la colonización espontánea, desarrollada en el Caquetá por parte de los huilenses y tolimenses, que generalmente eran impulsados por terratenientes.116 Por otro lado, dice Legrand: Parsons se convirtió en punto de referencia para futuros estudios regionales, en tanto las historias regionales en la zona Andina estaban por construirse, ello se evidencia con los trabajos de Valencia117 sobre la colonización caldense que es importante señalar fuente a la discusión de la colonización antioqueña. Los aportes del profesor Albeiro Valencia permiten entender las dinámicas particulares y relacionales frente a la colonización campesina y la colonización empresarial. Las presiones más fuertes sobre emigración, manifestadas en Antioquia, se hicieron latentes en las zonas de mayor concentración de la tierra y donde existía baja productividad agrícola, especialmente en las tierras altas, densamente pobladas y donde los recursos económicos de las clases dirigentes eran orientados hacia el comercio, actividad con poca incorporación de fuerza de trabajo.118 Para futuros trabajos de investigación comparativa vale la pena explorar las dinámicas en la zona centro andina y el piedemonte amazónico, investigados por Ciro;119 sobre el proceso de expansión estatal en el piedemonte caqueteño; a Melo120 sobre el Caquetá, y sobre el Putumayo y a Lina Sánchez sobre Mocoa121 esto permite comparar 116 “Durante la mayor parte del siglo XIX, 1875 se continuó con la política de crear pueblos indígenas con misiones. De los asentamientos fundados en esa época queda el núcleo de Solano, cambiando en varios lugares de la historia” Oscar Arcila Niño, Caquetá construcción del territorio Amazónico, (Instituto Amazónico de investigaciones científicas, Sinchi, 2000). 117 Albeiro Valencia Llano, Campesinos pobres y señores de la tierra, migración hacia el sur de Antioquia 1800-1900, (Manizales: Universidad de Caldas: Historia y Memoria número 6, 2013). 118 Albeiro Valencia Llano, Campesinos pobres y señores de la tierra, migración hacia el sur de Antioquia 1800-1900, (Manizales: Universidad de Caldas: Historia y Memoria número 6, 2013). 41. 119 Estefanía Ciro, El Estado en las Fronteras: proceso de expansión estatal en el piedemonte caqueteño, 1887-1930, (Bogotá: Tesis maestría en Historia Universidad de los Andes, director: Fabio Zambrano; 2008). 120 Fabio Álvaro Melo Rodríguez, Colonización y poblamiento del piedemonte amazónico, En el Caquetá en el Doncello (1918-1972). (Trabajo de Maestría, Pontificia Universidad Javeriana, 2014). 121 Lina Sánchez Sterling, Mocoa. Análisis histórico de los procesos de estructuración espacial y urbanización en contextos de colonización, conflicto y migración. Siglos XVI-XX; (Pioneros, colonos y pueblos, memoria y testimonio de los procesos de colonización, 2015).