2. El síndrome de
burnout, hace ya
bastante tiempo que
se acuñó para referirse
a una patología severa
relacionada con el
ámbito laboral y el
estilo de vida que se
lleva.
3. También lo conocemos como “estar quemado”.
Es un trastorno emocional y conlleva graves
consecuencias físicas y psicológicas. Si no lo
controlamos, podemos llegar a la depresión o a
la ansiedad, amén de otros problemas más de
cariz físico. Sus efectos no son nuevos, ni se
trata de una enfermedad “nueva”, pero ahora
simplemente le hemos puesto nombre, hemos
definido mejor el problema para así buscar
mejores soluciones.
4. Con el tiempo hemos visto que este síndrome no es
propio sólo de los yuppies y de gente con trabajos
de mucha responsabilidad. Amas de casa,
operarios de la construcción, gente en el
paro…toda persona, en un momento dado es
susceptible de poder contraer este síndrome.
Incluso los deportistas de alto nivel.
A muchos, los deportistas, nos pueden parecer
unos privilegiados: gente joven, atractiva en
muchos casos, que están en forma, que ganan
muchos millones, con miles de fans, que tienen
todo gratis allí donde van…
5. Pero no es oro todo lo que reluce. El mundo del
deporte esconde muchas cosas, y no todas
buenas.
Un deportista de élite vive en una burbuja. Está
en otra realidad que no es la que conocemos el
resto de los humanos. A lo mejor, entra en esa
burbuja a la temprana edad de 18-20 años y
hasta que no se retire (33-35 años pongamos
por caso), no volverá a la (cruda) realidad. En
términos sociológicos a esto se le denomina:
resocialización.
6. O sea, volver a formar parte de la sociedad
saliendo de esa burbuja artificial en la que han sido
unos privilegiados. Muchos deportistas no
asimilan este paso. Pasan de ganar cantidades
ingentes de dinero, de ser conocidos allá donde
van, a ganar campeonatos a otro escenario bien
distinto: dejan de ser adulados por la prensa y
muchos no tienen estudios y/o no han sabido
invertir sus ganancias como deportistas. Han
pasado de ir a entrenar cada día y de tener unos
objetivos en la vida a no tener ninguna obligación
ni a tener ninguna ilusión por aquello que les
rodea.
7. Y no estamos hablando sólo de los archiconocidos
futbolistas. Jugadores de waterpolo, voleibol,
rugby, hockey…han sufrido en sus carnes este
brusco cambio en el que uno si no está preparado
puede llegar a caer en el mundo de las drogas o
acabar su vida en el suicidio. Son casos extremos,
pero seguro que todos nos hemos enterado de
casos gracias a la prensa. Pero realmente los casos
de depresión son muchos más de los que creemos.
Los que lo vivimos desde fuera sólo tendemos a
ver lo bueno del deporte de élite sin pensar que
tanto a nivel físico, como a nivel psicológico tarde
o temprano nos puede pasar factura.
8. Es por eso que la figura del psicólogo
deportivo es tan importante. A pasado de ser
una persona inexistente a ser una figura clave
dentro del organigrama de un club. No sólo
para ayudar al deportista a dar lo mejor de sí
en el terreno de juego, sino para también hacer
esta transición de jugador a ex-jugador de una
forma menos traumática.
9. Además el burnout suele aparecer en los
trabajos voluntarios, vocacionales, no en los
obligatorios. Muchas veces, eso significa
idealizar esta profesión (en esta caso la de
deportista), y cuando no se llega a las
expectativas creadas es cuando también
pueden venir los problemas. Y el problema
final radica en cuando no hay solución posible.
Si me había propuesto ser el campeón del
mundo y no estoy ni entro el top-10 de mi país
y ya tengo 32 años, difícilmente esto tiene
solución.
10. Si he sido un campeón
de todo y me pillan en
un control antidoping
mi imagen ganada
durante años habrá
quedado dañada de por
vida. Y ya nada volverá
a ser igual para mí.
Por eso son tan
importantes psicólogos
en el ámbito deportivo.
11. Y a raíz de todo esto, esta semana ha salido a la
luz que el ciclista alemán Jan Ullrich (retirado
oficialmente hace 3 años), se retira de la vida
pública para tratarse precisamente del
síndrome de burnout. El que fuera hasta 5
veces segundo en el Tour de Francia y se viera
implicado en la Operación Puerto (caso de
dopaje), ha dicho basta.
12. Precisamente estos últimos años el alemán los
ha pasado intentando limpiar su imagen
(continúa declarando que él nunca se dopó), y
el tema aún anda en los tribunales. La presión a
la que se veía sometido por parte de la opinión
pública era tal, que ha acabado dando la cara
en los medios comunicación reconociendo que
sufre de síndrome de burnout y que su cura
requeriría de un largo período de tiempo.