1. Universidad Católica de Cuyo.
Instituto Superior de Formación Docente Santa María.
Carrera: Profesorado en Educación Especial. 3° año.
Espacio Curricular: Tecnologías de la Información y Comunicación en Sujetos
con Discapacidad Intelectual.
Profesora: Molina, Alicia.
Alumna: Russo, Romina.
Consignas de cátedra:
1. Leer capítulo “Comprender la comunicación en educación”.
2. Hacer una síntesis, esquemas, con comentarios personales en algún
párrafo utilizando recursos.
3. Guardar en archivo “PDF”.
2. Comprender la
comunicación en
la educación
Seres
comunicativos.
Comunicación
como sufrimiento.
Entropía
comunicacional.
Comunicabilidad.
Sentido y
Sinsentido.
3. El autor comienza éste capítulo centrando su interés en: comunicación en la educación,
situándose de lleno en el espacio de toda la educación sin pretender reducirla a lo meramente
comunicacional, ya que sería complejo tomarla desde esa perspectiva.
Luego, hace referencia a que todos “somos seres comunicativos”, especialmente los
educadores, ya que es una profesión impregnada en lo comunicacional, pero a su vez expresa
que no es sencillo ser un “ser de comunicación”. Para ello, retoma un texto escrito en 1995
llamado “Comunicar por palabras e imágenes”, en donde se explicita diez propuestas como:
Comunicar es ejercer la calidad de ser humano.
Es expresarse.
Es interactuar.
Es relacionarse.
Es gozar.
Es proyectarse.
Es afirmarse en el propio ser.
Es sentirse y sentir a los demás.
Es abrirse al mundo.
Es apropiarse de uno mismo.
La última propuesta hace referencia al ámbito educativo, en donde se deja de lado la
comunicación corporal, sonora, visual, entre otras, para privilegiar la enseñanza a través de
palabras orales y escritas; reduciendo así capacidades y posibilidades en los alumnos.
Esto hace que se perciba a la comunicación como sufrimiento, ya que es la base o cimientos
de toda arquitectura educativa y si no se halla presente se habla de un “crujimiento”. Un
ejemplo de ello es cuando los docentes ven a sus aulas como campos de guerras y a sus
alumnos como enemigos, pretendiendo lograr “anularlos” mediantes aplazos, amonestaciones,
etc., por no estar presenta esta base primordial, ya nombrada. A esto se lo llama
“Comunicación en función de ataque y defensa”.
Otros ejemplos serían:
“La relación definida en función de traspaso de contenidos”
4. “Populismo pedagógico”
“El showman, el hombre-docente espectáculos”
“El docente de personalidad panóptica, el que ve de todos lados”
“La tecnología salvadora”.
En esta última se tiene como prioridad los videos, audios y sobre todo, las proyecciones
como “respaldo”, el cual no es utilizado como tal. Ejemplo de ello serían en las exposiciones,
cuando se utilizan power point, se expresan lo mismo que se encuentra escrito allí.
Por otra parte, el autor hace referencia a la comunicabilidad en donde expresa (bajo la
perspectiva comunicación en la educación) que es el” ideal de todo acto educativo, sea desde
el punto de vista institucional, educador, desde el grupo, desde la relación con el contexto y
desde el trabajo con uno mismo”.
5. Y bajo la perspectiva conceptual, se la define como la “máxima intensidad de relación lograda
en las instancias de aprendizaje: la institución con sus docentes, estudiantes y contexto”.
Toma esto para explicar lo anteriormente expresado, ya que si existe algún problema de
comunicación o ésta última no se encuentra presente; se es percibida inmediatamente.
A esto lo llama “entropía comunicacional”, ya que es común encontrarnos con esta
característica en los establecimientos educativos, donde los docentes resignados, desganados
lo ven como “normal” y siguen bajo la misma perspectiva, sin modificación alguna.
Cuando esto se produce, estamos enfrente a síntomas del sinsentido de la educación, en
donde el entusiasmo y la alegría de relacionarse pasan por el lado del desinterés.
Por todo esto es que pienso, que es primordial la comunicación en todos los sentidos (oral,
escrita, imágenes, musical, corporal, sonora, entre otras), para que llegado el momento de
estar presentes en las aulas poder aflorar las capacidades y posibilidades al máximo de los
alumnos, y no reducirlas o limitarlas, por el desánimo en las instituciones, docentes o del
propio sistema educativo.