La comunicación es fundamental en la educación. Una buena comunicación entre educadores y estudiantes crea un ambiente rico para el aprendizaje, mientras que una comunicación pobre basada en la violencia y el control frustra el aprendizaje. La "comunicabilidad" es el ideal de toda interacción educativa, pero a menudo hay "entropía comunicacional" que reduce la intensidad de la relación y el aprendizaje. Los educadores deben esforzarse por mantener la energía de la comunicación y evitar que prevalezca el "sinsentido".
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omo su título lo indica “en la educación” hace referencia a TODA la educación sin
reducirla solo a lo comunicacional.
Para entender esto es necesario partir de la afirmación que aparece en el documento
de que “Los educadores somos seres de comunicación”, y a pesar de que esta sea una
profesión estrechamente relacionada con lo comunicacional es común encontrar educadores
que tienen problemas de comunicación porque no soportan la relación con el otro, donde
hay violencia y simulaciones, también alejamientos y agresiones casi diarias en las aulas de
algunos establecimientos educativos. Pero también nos encontramos con situaciones en las
cuales reina una comunicación diferente, y quienes le dan sentido (aprendices y maestros),
viven la alegría del encuentro, gozan la mirada y el gesto, la construcción de la palabra y la
preciosa sensación de ir creciendo juntos en el discurso y en las prácticas de aprendizaje.
Es decir, ser un “ser de comunicación” no es sencillo, pero cuando se lo logra y se lo
vive es lo más maravilloso del acto educativo.
Cuando uno logra comunicarse en distintas líneas (con las palabras, con el cuerpo, con los
sonidos, con las imágenes) a la vez nos estamos apropiando de nuestras posibilidades y
capacidades.
Por lo tanto, la expresión “los educadores somos seres de comunicación” vemos a la
misma como:
Ejercicio de la calidad de ser humano
Expresión
Interacción
Relación
Goce
Proyección
Afirmación del propio ser
Sentirse y sentir a los demás
Abrirse al mundo
Apropiarse de uno mismo
Hay que tener en cuenta que ningún sistema educativo, ni social, tiene derecho a
privarme de la posibilidad de construirme en la comunicación.
Si yo como educador aporto a que otros se construyan, me voy logrando pero también
me voy construyendo. Que el otro se afirme en su ser por el modo de comunicar y que
yo, me afirme en el mío; ambos nos insertaremos en un ámbito rico en el lenguaje y la
expresión.
Pero también existen situaciones donde la comunicación se la vincula con el
sufrimiento.
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A) Comunicación como sufrimiento
No es lo mismo un “ser de comunicación” que un “ser que sufre la comunicación”, esto
es lo peor que puede cargar alguien porque está sometido una comunicación no querida
y estar entre los demás deseando no estar.
La comunicación es el cemento de toda la arquitectura del acto educativo. Si ella falta,
o se llena de huecos y de nubes de violencia, el edificio cruje por todos los rincones a
veces durante mucho tiempo.
Algunos ejemplos:
Comunicación en función de ataque y defensa: es la tensión permanente,
desconfianza ante el enemigo (estudiantes).
El populismo pedagógico: somos todos amigos (docente y alumnos), se
divierten mucho pero no aprenden nada y a la hora de una prueba se acaban las
familiaridades. Aparece el represor y ya no quedan espacios para la broma y la
ilusión de amistad.
Comunicación perversa porque simula compañerismo, es una manera de dejar
pasar horas para nada.
Docente de personalidad panóptica, el que de todos los lados, controla, grita,
amenaza, infunde miedo, persigue, se obsesiona por una mirada, elige víctimas
y no deja de victimarlas durante el año, tiene una larga memoria de errores y la
utiliza para recordar lo que alguien hizo hace ya meses. Es una comunicación
para la violencia porque en el aula se vive un ambiente de terror, miedo a
comunicar, a mirar y lleva una tendencia a la inmovilidad, a un silencio denso,
pesado. Comunicación con un solo agresivo e hiriente polo emisor.
Tecnología salvadora, todo pasa por el proyector o por los programas de video
o por alguna grabación de audio. La clase es la misma solo que a través de esos
recursos. Se da la información pero se pide memorizar, repetir lo ya repetido
solo que con esos apoyos. Multiplicación del discurso para decir tercamente lo
mismo. Esta es una comunicación pobre que no rompen con las viejas cadenas
de la clase expositiva y de los métodos anclados a la palabra del educador.
Todo esto lleva a una comunicación que se apoya en el empobrecimiento y también
en una frustración del aprendizaje. Los estudiantes vienen a nuestros
establecimientos y a nosotros a aprender pero cuando esto falla, nada tiene sentido.
Por lo tanto, la comunicación debe estar en función del aprendizaje:
“Se aprende mejor en un ambiente rico en comunicación, en interacciones, en
la relación con materiales bien mediados pedagógicamente, en la práctica de la
expresión, en el encuentro cotidiano”.
B) La comunicabilidad y la entropía comunicacional
“La comunicabilidad es el ideal (desde la perspectiva de la comunicación en la
educación) de todo acto educativo, sea desde el punto de vista institucional, desde el
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educador, desde los medios y materiales, desde el grupo, desde la relación con el
contexto y desde el trabajo con uno mismo”
Desde lo conceptual podemos agregar que es como la máxima intensidad de relación
lograda en las instancias de aprendizaje, por ejemplo: la institución con sus docentes,
estudiantes y el contexto o los docentes entre sí con los estudiantes; en fin cada uno (
docentes y alumnos, encargados de la gestión del establecimiento).
La intensidad de la comunicabilidad se mide de acuerdo a las instancias mencionadas
anteriormente, cuando ésta existe es directamente perceptible y está a la vista con
mucha claridad como también su ausencia apenas uno se asoma a un aula o
establecimiento. Una u otras son gritadas por las caras, por el clima en que se vive, por
la disposición de los cuerpos (quienes aparecen como derrumbados en el asiento), por
los movimientos, por el color de las paredes, por la forma de hablar y gesticular.
La entropía comunicacional en la educación, es como la pérdida de comunicación o,
incluso, la muerte de ésta. En la educación muchas veces no se lucha contra ella porque
parte de una tradición de pobreza institucional para que no haya tantas exigencias,
porque hay complicidad donde se finge que se educa y se aprende cuando en realidad
solo se pierde tiempo en un juego de simulaciones.
La ventaja de la entropía es que no exige mayor gasto de energía. Puede resultar
favorecida por lo que llamamos “los muros”: el muro de la violencia, del
autoritarismo, de la fatiga, del desaliento y del discurso institucional.
Mantener la energía, en todos los frentes de aprendizaje, es la base para encontrar un
sentido a lo que uno hace y vive en el terreno de la educación.
C) Sentido y sinsentido
El sinsentido en la educación es todo lo que sostiene a un ser humano en su crecimiento
y en su logro como educador, todo lo que enriquece el aprendizaje y la gestión de la
institución educativa para cumplir con sus funciones, también todo lo que enriquece el
uso de medios y la práctica discursiva en función del aprendizaje.
En cambio, el sinsentido es la tendencia a la pérdida de comunicación o cuando baja la
comunicabilidad.
Ambos, son comunicados siempre por más que se los quiera disimular y tenemos que
ser precavidos para no caer en el desánimo o en el entusiasmo. Hay que tener en cuenta
que lo que se comunica es captado por alguien porque el sentido es sentido para
alguien, al igual que el sinsentido.