El documento discute la importancia de la comunicación en la educación. Señala que una comunicación efectiva entre educadores y estudiantes, caracterizada por el respeto, la escucha y el diálogo, es fundamental para un proceso educativo exitoso. En contraste, una comunicación basada en la violencia, la humillación y la imposición de conocimientos solo genera sufrimiento y no permite el aprendizaje. Finalmente, concluye que se necesita un cambio en el modelo educativo tradicional hacia uno que promueva una mejor comunicación y participación entre todos los miemb
Factores que intervienen en la Administración por Valores.pdf
Comprender la comunicacion en la Educacion
1. INSTITUTO SANTA MARIA
PROFESORADO EN EDUCACION ESPECIAL
CÁTEDRA: TIC´s EN SUJETOS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL
PROFESORA: ALICIA MOLINA
Actividad N° 1
COMPRENDER LA COMUNICACIÓN EN LA EDUCACION
Nada más complicado que la trama de la comunicación, y más aún, la comunicación en la
educación. La clave de un proceso educativo está en gran medida en la capacidad de
comunicación del educador. La comunicación es el cemento de toda arquitectura del acto
educativo. Si ella falta, o se llena de huecos y de nubes de violencia, y el edificio cruje por
todos los rincones. Cuando en este proceso reina una comunicación diferente, en donde
aprendices y maestros le dan sentido, viven la alegría del encuentro, gozan la mirada y el
gesto, se puede percibir una construcción de la palabra y el crecimiento de todos juntos
en el discurso y en las prácticas de aprendizaje.
Los educadores, como seres de comunicación, deben plantear una relación donde exista:
el ejercicio de la calidad de ser humano, la expresión, la interacción, la relación, el goce, la
proyección, la afirmación del propio ser, el sentirse y sentir a los demás, abrirse al mundo
y apropiarse de uno mismo.
A la luz de este ideal, una comunicación en la educación como sufrimiento, como tensión
constante, como sensación de amenaza, como agobio, como un peso insoportable,
constituye un total contrasentido con respecto a la educación entendida como una forma
de caminar juntos para promover y acompañar el aprendizaje.
Un docente que define el aula como un teatro de guerra, cada alumno su enemigo y cada
clase una batalla. Como buen general aplica sus conocimientos bélicos y concibe el teatro
de sus acciones de manera de no dejar nada sin prever: el desplazamiento de las tropas
enemigas, el lugar donde se sienta cada uno, el nombre, lo que saben y, sobre todo, lo
que no saben. Nuestra entrega hunde seres, aunque sea un poco, y logra victorias sobre la
base de aplazos, amonestaciones, ironías, humillaciones y todo ese dispositivo de
violencia que no termina de desaparecer de la educación.
2. Con respecto a esto, tuve una experiencia parecida en mi secundaria con una Profesora de
Lengua y Literatura. Jugaba mucho con la ironía y tenía una actitud de siempre vencer al
alumnado con sus estrategias evaluativas. A su vez su método de enseñanza era muy
tradicional y lo más triste es que aún
lo mantiene. Se entiende que hoy en
día es difícil obtener que el
alumnado estudie o mantenga un
respeto a la materia, pero en casos
de este tipo debe recurrirse a una
buena comunicación e interacción,
como hemos señalado, en vez de
posicionarse un escalón más alto
que los alumnos. Probablemente
utilizaba este método tradicional y
violento con el fin último que los
alumnos aprenden el contenido,
pero se aprende mejor en un
ambiente rico en comunicación, en
interacciones, en la relación con materiales bien mediados pedagógicamente, en la
práctica de la expresión, en el encuentro cotidiano.
Es decir, que es necesaria actualmente la comunicabilidad en el acto educativo, esta
entendida como la máxima intensidad de relación lograda en las instancias de aprendizaje:
la institución con sus docentes, estudiantes y el contexto, los docentes entre sí y con los
estudiantes, los estudiantes entre sí y con los medios, los materiales y el contexto; en fin,
cada uno (docentes y estudiantes, encargados de la gestión del establecimiento) consigo
mismo.
Es preciso y hasta urgente que la escuela se vaya transformando en un espacio acogedor y
multiplicador de ciertos gustos democráticos como el de escuchar a los otros, ya no por
puro favor sino por el deber de respetarlos, así como el de la tolerancia, el del
acatamiento de las decisiones tomadas por la mayoría, etc. El gusto por la pregunta, por la
crítica, por el debate.
Además, la importancia del silencio en el espacio de la comunicación es fundamental. Él
me permite, por un lado, al escuchar el habla comunicante de alguien, como sujeto y no
como objeto, procurar entrar en el movimiento interno de su pensamiento, volviéndome
lenguaje; por el otro, torna posible a quien habla, realmente comprometido con
3. comunicar y no con hacer comunicados, escuchar la indagación, la duda, la creación de
quien escuchó.
En conclusión, es necesario dar un vuelco en la escuela, con el fin de producir un cambio
en función de una mejor comunicación. Esto está ligado con un cambio de concepción de
la educación y del aprendizaje, distinta de la que se viene reiterando en esquemas
autoritarios y en la transmisión de conocimientos.