1. PARACAS
A. Ubicación
Este pueblo habitó los pequeños valles de Ica y
de Pisco, así como la península de paracas
(región Ica), zona caracterizada por tener
desiertos que calientan rápidamente al recibir
rayos solares, lo cual propicia los vientos
circulares de gran velocidad que levantan la
arena. Por eso este lugar ha sido llamado
Paracas, que proviene de la palabra paraca,
“lluvia de arena”. Si a todo esto se le agrega que
los ríos son de corto de recorrido y de régimen
irregular, deducimos que el espacio geográfico
de los paracas fue transformado para ser
habitable, lo cual es una clara respuesta del
hombre a las adversidades del medio, que
constituye un ejemplo de lucha por la
adaptación y satisfacción de necesidades.
B. Antecedentes
Los paracas heredaron los logros de los antiguos
habitantes de Santo Domingo (cultivos, pesca) y recibieron la influencia de Chavín. Luego, con
la decadencia de la teocracia de Huántar, el pueblo de Paracas deja las ataduras culturales
chavinenses y crea su estilo propio, posteriormente base de la cultura Nasca.
El sabio Julio C. Tello, descubridor de la cultura Paracas en 1925, ha dividido su desarrollo en
dos periodos, según el tipo de entierro practicado.
• Periodo Cavernas
Fue el primer momento, donde se observa una
gran influencia chavinense, principalmente en su
religión, específicamente en la región Ica. Por
esto, los paracas elaboraban cerámica con
motivos felínicos y de serpiente, como la de
chavín, aunque de colores (anaranjado,
amarillo), usando resina vegetal y pintura de
poscocción (posterior al cocido del horno),
llamadas “fugitiva”, pues de borra con facilidad.
La forma de las jarras era globular y con asa
puente. Construyeron tumbas subterráneas
denominadas cavernas cuya forma es de una
copa invertida. Se les encuentra especialmente
en Cerro Colorado, Ocucaje y cerca de asentamiento poblacional de Tajahuana. En ellas se
colocaban momias envueltas en fardos funerarios.
Las tumbas tenían una simbología especial, representaban el regreso al “vientre” de la
diosa, la madre tierra (mamapacha), para volver a nacer y continuar viviendo en el más
allá; esa filosofía, esa forma de ver su entorno, la desarrollaron con respecto del hombre,
2. la vida y el mundo. La simbología que esta
población practicaba se nutre de la percepción
andina: la tierra es la madre, de ella nacemos y
hasta volvemos. El nexo entre la madre y la
agricultura es evidente.
• Periodo Necrópolis
Denominado así por la presencia de tumbas
colectivas extensas, semisubterráneas ubicadas en
la península de paracas, a riberas de los ríos Pisco
y Topará; eran verdaderamente “ciudades de
muertos” (necrópolis). En este período, los
habitantes desarrollaron su propio arte y se
“liberan” de la influencia de chavín, lo cual se
expresa un tiempo después en el tejido colorido,
base en el algodón, la lana y los cabellos.
Desarrollaron hermosos fardos de colores, de fondo oscuro y líneas geométricas coloridas,
con una gran densidad en la urdimbre y de dibujos reversibles.
C. Economía
Desarrollaron la agricultura: cultivaron frejoles, algodón, maíz y frutas en los valles de
Pisco, Chincha e Ica. La implementación de técnicas para obtener y conservar la escasa
agua que circula en esos valles fue factor fundamental para lograr excedente económico.
El complemento económico para aumentar la producción era la pesca y el marisqueo, pues
supieron aprovechar uno de los mares más ricos del mundo. La pesca se practicaba desde
el Arcaico y en este periodo del Formativo final se consolida y perfecciona con las
herramientas, redes, embarcaciones y maneras de consumir el pescado, el marisco, el
molusco y otras variedades de la riqueza ictiológica.
También establecieron relaciones comerciales con los pobladores de Huancavelica y
Ayacucho, de quienes conseguían lana a cambio de sal (trueque).
D. Organización social y política
Al igual que otras sociedades el formativo final, Paracas estaba dividida en clases sociales
militares y sacerdotes dirigían el Estado, mientras que campesinos y artesanos formaban el
sector trabajador. La estratificación se formó a partir de la apropiación del excedente por
parte del grupo que controlaba el conocimiento, la producción y las armas, convirtiéndose
así en una condición de grupo burocrático.
Campesinos, ceramistas y pescadores trabajaban arduamente para alimentar a la clase
dirigente, pagaban tributos, edificaban tumbas y aprendían de los sacerdotes el culto a los
felinos, las aves y otros seres mitológicos.
E. Expresiones artísticas
3. • Cerámica
En la fase Cavernas, la cerámica fue polícroma,
pero de pintura poscocción (pintada después de
cocida), por ello era fácil de borrarse con el tiempo.
Elaboraban jarras redondas con asa puente; la
influencia de la teocracia de Chavín se reflejó en los
motivos felínicos de su cerámica. Al pasar a la fase
Necrópolis se operó un gran cambio en este arte,
los motivos eran peces, aves o frutas enmarcados
en un color negruzco (monocromía), obtenido por
la pintura de precocción (que asimilaría después de
Nasca). Este estilo pictórico es un signo de que la
teocracia de Chavín había perdido influencia.
• Textilería
En sus inicios sólo empleaban el algodón,
pero después agregaron lana y cabellos para
elaborar tejidos de mejor calidad. Sobre
fondo azul o tabaco, bordaban figuras
zoomorfas y antropomorfas de colores vivos:
amarillo o anaranjado, figuras reversibles de
gran calidad al servicio de la nobleza
guerrera. El entrelazado era complejo, con
gran cantidad de hilos que se entrecruzaban
en una densidad incomparable. Para los
campesinos, pescadores y artesanos, los
tejidos de sus prendas de vestir eran muy
simples, toscos y de colores apagados (hasta
en la forma de vestir se nota la diferenciación
social en Paracas).
• Medicina
A los guerreros con tumores, dolores y
contusiones en la cabeza o a las personas
aparentemente de ́ ́conducta extraña´´ se les
trepanaba el cráneo. Sea por cuestión real o
mitológica, el paciente era operado para
eliminar el mal, operación hecha con un
cuchillo de obsidiana y pinzas de diente de
cachalote para recoger objetos extraños. El
algodón servía para secar la sangre y
anestesiaban al operado con coca y chicha. El
éxito de esta operación se evidencia en la
regeneración del tejido óseo que se presenta
4. en el borde del agujero, practicado por el hampi camayoc (cirujano) en el cráneo del
paciente (Tello, médico de carrera, detectó estas características y hasta encontró
cráneos con dos trepanaciones). El procedimiento era meticuloso: primero se le
adormecía al paciente con la chicha o coca, luego se le rapaba la cabeza, después se
hacían trazos de demarcación con líneas paralelas transversales y continuaba el
raspado con el cuchillo de piedra de obsidiana hasta destapar el cráneo; finalmente,
con los dientes de cachalote extraían los huesos astillados, los tumores o lo que el
especialista viera extraño, para luego obturar con lámina de oro de mate logrando así
la recuperación del enfermo. Aparecía después el ´´callo óseo´´ o tejido regenerado.
Los médicos actuales y los antropólogos físicos reconocen este alto nivel de
conocimiento.
Las trepanaciones craneanas fueron el profundo conocimiento del hombre de
Paracas, donde casi el 40% de los cadáveres encontrados en Cerro Colorado
presentan huellas palpables de operaciones cruentas realizadas en la cabeza.
Son frecuentes las trepanaciones practicadas mediante el método del raspado
y de las incisiones circulares, y las extensas resecciones que comprometen a
veces casi la mitad del casquete craneal (Guibovich, 1989).
También dentro del proceso de conocimiento de la anatomía humana está la técnica
de la momificación. Era de grandes alcances, con sustancias químicas y un tratamiento
delicado sobre los órganos y la piel del cadáver. Se colocaba al cuerpo en posición
fetal, o en ovillo, se le extraían los intestinos, los pulmones, los músculos, a veces se
decapitaba el cuerpo. En la cultura de los paracas, la muerte es un tópico especial, la
conservación del cuerpo y su enfardelamiento señalan pensamiento de retorno a la
vida, de cruzar el más allá y luchar contra la muerte. Medicina y cosmovisión eran
articuladas en un procedimiento sorprendente, pues empleaban ají, brea, cal, sal
molida y otras sustancias ignoradas. Los cráneos, por cierto, deformados, alargados
seguramente desde niños, tenían un llauto ajustado a la cabeza.