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el dragon y el niño.pptx
1. Había una vez un pequeño pueblo llamado Santa Lucía, ubicado en las montañas de un país lejano. Este lugar era
conocido por sus hermosos paisajes naturales y su gente amable y trabajadora.
Un día, un extraño llegó al pueblo. Era un hombre alto y delgado, con un sombrero negro y una capa oscura que lo
cubría hasta los pies. Los lugareños se preguntaban quién era y por qué estaba allí, pero nadie se atrevía a
preguntarle directamente.
Sin embargo, el extraño no parecía tener malas intenciones. Por el contrario, se mostraba siempre amable y
respetuoso con todos. Pronto se hizo amigo de algunos de los habitantes del pueblo y comenzó a ayudar en las tareas
cotidianas.
Lo que más llamaba la atención del extraño era su habilidad para contar historias. Era capaz de mantener a la gente
fascinada durante horas con sus relatos fantásticos y emocionantes.
Una noche, en la taberna del pueblo, el extraño decidió compartir una historia muy especial con todos los presentes.
Se trataba de un cuento sobre un dragón que había sido encarcelado en una cueva durante siglos. El dragón estaba
muy triste y solitario, pero un día conoció a un niño que se convirtió en su amigo y lo ayudó a escapar de su prisión.
Los habitantes de Santa Lucía escuchaban atentamente, maravillados por la historia. Al final, el extraño dijo que era
un cuento de su propia invención y que se lo había dedicado a su sobrino, que amaba las historias de dragones.
Pero algo extraño sucedió después de esa noche. El extraño comenzó a desaparecer por largos periodos de tiempo
sin decir a dónde iba. Algunos sospechaban que tenía algo que ver con su pasado misterioso, pero nadie lo sabía con
certeza.
Un día, cuando el extraño había estado ausente durante varias semanas, una anciana del pueblo descubrió un
pequeño libro en su habitación. Era un diario escrito en una lengua extraña, pero en la última página había una
ilustración de un dragón y un niño, y una frase en español que decía: "Para mi querido sobrino, que siempre amó las
historias de dragones. Espero que algún día puedas perdonarme".
La anciana llevó el diario al alcalde del pueblo, quien decidió investigar más sobre el extraño y su pasado. Finalmente,
descubrieron que había sido acusado injustamente de un crimen que no había cometido y que había huido para evitar
ser arrestado.
Los habitantes de Santa Lucía se sintieron muy tristes al enterarse de esto, pero también comprendieron que el
extraño había encontrado en su arte una forma de curar sus heridas y de hacer algo bueno por los demás.
Desde entonces, cada vez que se reunían en la taberna del pueblo, contaban el cuento del dragón y el niño y
recordaban al extraño con cariño y gratitud por haberles regalado una historia tan hermosa.