1. La Fe: Esta significa fidelidad, confianza, honestidad, lealtad y es una virtud que caracteriza al
cristiano. Como fruto del espíritu santo la fe no es solo la creencia en Dios por sobre todas las cosas
sino su fidelidad, su ética, una persona fiel a sus promesas y compromisos,consigo mismo y con los
demás. La fe es alegría y gozo, es la fuerza que acerca al hombre a Dios y permite su salvación y
que sus dones a través del Espíritu Santo den fruto en su corazón y en su vida.
La Mansedumbre: La palabra mansedumbre proviene del griego “prautes” y significa: amabilidad,
gentileza, afabilidad, amistad. Esta virtud nos impulsa a tratar a los demás con ternura, sin altanería
y se opone al enojo, la ira o la venganza por alguna ofensa recibida. Esta virtud o fruto del Espíritu
Santo permite cambiar la ira y sus efectos por amabilidad y gentileza, pero también ayuda a soportar
el comportamiento desagradable, el resentimiento o cualquier acción violenta de los demás y nos
permite ser más asertivos y compasivos ayudando al otro.
La mansedumbre no es debilidad, es una actitud interior de entereza y fortaleza en Dios, de saber
que solo con amor conseguiremos transformar al prójimo y cambiar nuestro entorno para el bien de
todos, siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo. Los mansos no caen ante las
situaciones difíciles o adversas pues aceptan las situaciones con sabiduría y confiando en los
propósitos de Dios.
La Templanza: Aprendemos a dominar nuestro carácter, a controlar nuestros pensamientos,
nuestras debilidades y a crecer como personas y como cristianos en el amor a Cristo, reflejándose
esto en nuestras vidas con nuestro accionar y ejemplo. Templanza proviene del griego” engkateia”
que significa el control o dominio de uno mismo. Y es una de las virtudes que moldea nuestro
carácter y voluntad para ser mejores, para controlar nuestras pasiones e impulsos y para crecer
espiritualmente quitando el lastre del pecado de nuestras vidas. Cuando fortalecemos nuestro
carácter no importa las presiones externas si estas van en contra de nuestros principios y valores,
por eso la templanza es una virtud que crece junto con nuestro amor y fe a Dios. Con ella podemos
alcanzar nuestras metas y hacernos dueños de nuestra vida para hacer siempre el bien y ayudar a
los demás sin más propósito que agradar a Dios nuestro Señor