El documento presenta varios ejemplos de inventos e inventores, describiendo brevemente las circunstancias en las que se produjeron los descubrimientos. Entre ellos se encuentran Arquímedes y su famosa exclamación al descubrir la ley de los vasos comunicantes, Leonardo da Vinci y sus estudios sobre la edad de la Tierra, la invención de la vaselina y las tarjetas de crédito, el neumático y el primer televisor. El texto también resalta que muchos inventos surgieron de la inspiración pero también de situaciones
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LA CIENCIA QUE NOS UNE
2 de enero de 2018
EUREKA
La exclamación "eureka" se le atribuye al matemático griego Arquímedes de Siracusa, quien
celebró de esta forma al descubrir que el volumen de agua que asciende es igual al volumen
del cuerpo sumergido. Esto le permitió calcular la densidad de los cuerpos y demostrar que la
corona del rey Hierón II no estaba hecha de oro puro, como el propio rey sospechaba. Es por
esto que la palabra “eureka” se emplea para celebrar un gran descubrimiento o hallazgo. Hoy
no hablaremos del genio de Arquímedes, sino de curiosidades de algunos inventos e
inventores que han dejado huella en la historia, ya sea por lo significativo del logro o por lo
anecdótico de los hechos relacionados con los descubrimientos o con la vida del inventor.
Mucho se ha hablado del genio de Leonardo Da Vinci, pero pocos saben que también
desmitificó la edad de la Tierra. Sus estudios sobre la erosión de los ríos y sobre la
disminución del nivel del mar, dejando al descubierto fósiles marinos en las montañas,
sirvieron de argumento para demostrar que la Tierra es mucho más antigua de lo que la Biblia
parece indicar. Antes de sus estudios, se creía que dichos fósiles habían sido depositados en
las montañas por el diluvio universal en los tiempos de Noé.
A veces la amistad juega malas pasadas, como le ocurrió al gigante de la literatura
Mark Twain, gran amigo del inventor Tesla. En uno de los experimentos públicos con su
oscilador de alta frecuencia, Tesla invitó a Mark Twain a participar directamente en la
experiencia. Los problemas digestivos de Twain eran bien conocidos y, durante el
experimento, Tesla lo colocó en una plataforma que, tras sus violentos movimientos, hizo
salir corriendo a Twain directo al baño.
Otros personajes no necesitaron amigos para sufrir en aras de la ciencia. Por ejemplo,
Robert Chesebrough creía tanto en su propia invención que incluso se nutría de ella. Robert
inventó la vaselina y tomaba diariamente una cucharada de su suculenta crema, ya que él
mismo le atribuyó poderes curativos milagrosos.
En otras ocasiones se desconoce al inventor, a pesar de la bondad del invento, y no
porque éste sea muy antiguo, como es el caso del hidrante de incendio, mejor conocido como
boca de incendios. Irónicamente, la patente y los datos del inventor se quemaron en un
incendio. Hablando de "quemar", la invención de la tarjeta de crédito, que ha revolucionado
nuestras vidas, tiene asociada una historia peculiar. En 1949, el empresario Frank McNamara
se encontraba cenando en un restaurante con un grupo de amigos y, llegado el momento de
pagar, se dio cuenta de que había olvidado su billetera. Después de llamar a su esposa para
que le llevara la billetera al restaurante, McNamara sintió tanta vergüenza que de inmediato
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se puso a trabajar en una solución que evitase que esto le volviese a suceder, creando así las
tarjetas de crédito.
Otra situación inconveniente llevó a su inventor a una gran creación. Estamos
hablando del escocés John Dunlop, quien inventó el neumático cuando el médico recomendó
a su hijo montar en bici para curarse de una gripe. Dunlop, en atención al delicado estado de
salud del niño, hizo su triciclo más cómodo, equipándolo con cámaras hinchadas.
Ilustración SciArt3D-FabLabULL. Desde el conocido momento ¡eureka! del genio Arquímedes hasta, si se nos
permite incluir, los artefactos imposibles de la “marca” ACME, los inventos de la humanidad han surgido de la
inspiración y de las dispares vivencias de sus inventores, siendo fruto de las penurias o situaciones más duras,
de la planificación más sesuda e incluso de las situaciones más cómicas imaginadas posibles. Sin duda alguna,
los grandes inventos coinciden en impulsar y transformar la sociedad y nuestra forma de vida diaria.
Las latas de galletas escocesas, con sus maravillosas ilustraciones, le sirvieron a John Logie
Baird para construir el primer televisor. Junto a otros materiales de reciclaje, estas latas, atadas
con cordeles, hacían las veces de carcasa para el monitor de imagen.
Y hablando de hacer cosas de forma artesanal, fue un carpintero danés, Ole
Christiansen, quien creó uno de los juguetes más famosos del mundo: Lego, cuyo nombre
proviene de unir las palabras Leg y godt, que en danés significan "juega bien". No tuvo tanta
suerte Antonio de Torres, que, a pesar de haber diseñado la forma y estructura de la guitarra
clásica moderna, vivió en la pobreza toda su vida. Sin embargo, a Leo Fender, que no tocaba
la guitarra, le fue mucho mejor, tras inventar las guitarras eléctricas Telecaster y Stratocaster,
que revolucionaron el rock y el pop moderno en las manos de Jimi Hendrix o The Beatles.
Indagar qué hay detrás de cada invento y sus inventores, nos ayuda a entender nuestra
historia, a comprender no sólo la importancia del ingenio, sino también del papel que, a
veces, juega la casualidad y la suerte de los inventores.
¿Sabías que ...?
El inventor inglés Sir John Harrington (1561-1612), miembro de la Corte real de Isabel I, se
adelantó a su tiempo con el primer inodoro con cisterna. Gran Bretaña no aceptaría el
ingenio hasta 250 años más tarde. El inventor del teléfono móvil, el estadounidense Martín
Cooper, realizó su primera llamada andando por las calles de Nueva York, y escogió como
interlocutor, para dar la primicia, al investigador de la empresa rival. El escocés Alexander
Graham Bell, invirtió parte del dinero que ganó con su invento del teléfono en fundar una
escuela para profesores sordos.