3. HECHATE UN TROMPO A
LA UÑA
Los abuelos cuentan a sus nietos: "Las calles eran empedradas y relucientes. En ellas paseaban
calandrias y carretas tiradas por mulas; al atardecer, a la hora de jugar, se llenaban del griter�de los
chiquillos".
Todos los juegos ten� su temporada. En la de las canicas, los paliacates se abr� como sacos de
tesoros llenos de ag� de canicas de barro, de caicos y balines.
En el tiempo del balero y del trompo, se hac� concursos en los que los ni�m�duchos bailaban
los trompos sobre la cuerda, los lanzaban al aire y los recib� en la u�el pulgar. Tambi�hab�tiempo
para los huesitos de chabacano, para jugar al burro, para brincar la cuerda y bailar con ella, o para los
encantados y las rondas infantiles. ¡Ah!, y el tiempo de volar papalotes.