2. Un grupo de científicos de la Universidad Toin de
Yokohama habían compartido generosamente con él una
receta para construir dispositivos fotovoltaicos basados
en perovskita, un material novedoso que sustituía al
silicio tradicional. Sin embargo, aquellas células solo
convertían el 3,8 por ciento de la luz solar en electricidad,
por lo que habían pasado desapercibidas para el mundo.
Pero Lee estaba inspirado. Tras aquella misión de acopio
de datos, en 2011, regresó al Laboratorio Clarendon de la
Universidad de Oxford, donde los tres trabajábamos en
esa época, y llevó a cabo una serie de modificaciones que
dieron lugar a la primera célula solar de perovskita con
una eficiencia de conversión superior al 10 por ciento.
3. Su invención desencadenó el equivalente a una
fiebre del petróleo en el área de las energías
limpias.
4. Las perovskitas resultan atrayentes por varios
motivos. Los materiales necesarios para
sintetizarlas abundan. Pueden combinarse con
facilidad, de forma económica y a bajas
temperaturas para crear películas delgadas con
una estructura altamente cristalina, similar a la
que se obtiene en las obleas de silicio tras un
costoso tratamiento a altas temperaturas.
5. Sin embargo, aún persisten grandes desafíos. Las
células de perovskita deben protegerse de la
humedad, se degradan con facilidad y contienen
plomo, un material tóxico. Y las células más
eficientes son, por el momento, demasiado
pequeñas.
Sivaram, V. (2015, septiembre 20). Placas
solares de perovskita. Investigación y ciencia,
468, pp.37-41.