El poema describe el encuentro entre San Francisco de Asís y un lobo feroz que había estado atacando y matando ovejas, corderos y pastores en la región de Gubbia. A pesar de su ferocidad, el lobo se calma en presencia de Francisco y deja de ser una amenaza, sugiriendo que incluso las bestias más salvajes pueden ser domadas por la compasión y el amor.