Bajo pacto de sal

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Bajo Pacto de Sal: Reflexión
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si
la sal se desvaneciere, ¿con qué será
salada? No sirve más para nada, sino
para ser echada fuera y hollada por los
hombres” (Mateo 5:13)
En nuestra vida cristiana, muchas veces decimos a otros que
nosotros somos “la sal de la tierra”. Pero, ¿en verdad sabemos lo
que estamos diciendo?
Si alguna vez quisiste saber a qué se refiere el Señor, aquí te
presentamos esta breve reflexión, con este misterio del reino de
los cielos: La Sal de la Tierra.
Vosotros sois La Sal de la Tierra
En otro pasaje de la Biblia, el Señor dice:
“Porque todos serán salados con fuego, y
todo sacrificio será salado con sal”
(Marcos 9:49)

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TODOS serán salados con fuego
En este versículo, encontramos tres elementos a observar:
o Fuego,
o Sacrificio y
o Sal
Entonces preguntémonos:
¿A qué se nos parece esto?
Como el Señor Jesús dijo a sus discípulos que él les hablaría por
parábolas, mejor buscamos la revelación dentro de las mismas
Escrituras. Que sea el Espíritu Santo que nos lo revele:
¡Escudriñémosla!
Vayamos a la Torah, los primeros cinco libros de la Biblia, en el
Libro de Levítico:
“Y sazonarás con sal toda ofrenda que
presentes, y no harás que falte jamás de tu
ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda
ofrenda tuya ofrecerás sal” (Levítico 2:13)

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¿No se les parece a lo dicho por nuestro Señor Jesús en el
versículo de más arriba (Marcos 9:49)?:
Jesucristo a Nosotros:
TODO sacrificio será salado con SAL
Jehová a Moises/Aarón:
Y sazonarás con sal TODA ofrenda
En el Pacto mosaico, a los sacerdotes de Aarón, se les ordena que
toda ofrenda sea salada, antes de ser presentada a Jehová. Es por
esto que aquí encontramos tres elementos a observar, todos ellos
concernientes al holocausto, o sacrificio:
o Sal,
o Ofrenda y
o Pacto
Posiblemente alguien dirá: Pastor, pero nosotros ya no estamos en
el antiguo pacto.
¡Correcto!

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El Pacto de Sal fue un pacto sacerdotal, entre
Dios y los descendientes de Aarón.
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Este pacto fue para los descendientes de la Tribu de Levi, para los
sacerdotes Levíticos, en tiempos del antiguo pacto: La ley.
Nosotros estamos en la Gracia de nuestro Señor Jesucristo: El
Nuevo Pacto.
Ahora bien, que nos dice el Nuevo Testamento, leamos:
 Apóstol Juan:
“Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de
los muertos, y el soberano de los reyes de la
tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros
pecados con su sangre,
y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su
Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de
los siglos. Amén” (Apocalipsis 1:5-6)
Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios
 Apóstol Pedro:

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“Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
(1 Pedro 2:9)
Ah!, el Señor Jesús con su sacrificio nos hizo Reyes y Sacerdotes,
de su reino espiritual, en un templo no hecho por manos de
hombre (1 Corintios 3:16, 1 Corintios 6:19).
Ahora se va aclarando: Somos sacerdotes, al igual que los levitas
en el antiguo pacto: Santos al Señor. (Salmo 50:5)
Los Levitas servían en el Templo hecho por manos de hombres,
pero el templo fue destruido por Dios, por su desobediencia.
Entonces, ¿Cómo nos llega este legado sacerdotal, si nosotros no
descendemos de la tribu de Levi?
Esto, por medio de nuestro Señor y Salvador Jesús, quien
desciende de la Tribu de Judá.
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En el libro de los Hebreos (Nuevo Testamento), se detalla el
surgimiento del Nuevo Pacto, que sustituye al Pacto Mosaico. Se
lo dejamos de tarea, para no desenfocarnos de nuestro objetivo.
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Vayamos a la historia de las Sagradas Escrituras:
*Paréntesis Histórico*
“¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de
Israel dio el reino a David sobre Israel para
siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal?”
(2 Crónicas 13:5)
Luego de la muerte del rey Salomón, Israel se dividió en dos
reinos: El Israel del Norte con capital en Samaria, y el Israel del
Sur, con capital en Jerusalén.
En esta porción de ese pasaje, el rey Abías le está recordando a
Jeroboam, rey de Israel (con capital en Samaria), quienes son ellos
(el Israel de Judá con capital en Jerusalén). Abías perseguía
convencerlo de que no fueran a la guerra, pues Judá no perdería,
pues estaba con Jehová, bajo Pacto de Sal. Lo cual evidentemente
ocurrió.
*Cierre del Paréntesis*
Ahora, volvamos a la Torah:
”Todas las ofrendas elevadas de las cosas
santas, que los hijos de Israel ofrecieren a

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Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos
y para tus hijas contigo, por estatuto
perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de
Jehová para ti y para tu descendencia
contigo” (Números 18:19)
Como vimos, el pacto de sal era para los sacerdotes levitas, y no
para la descendencia de la tribu de Judá, de donde desciende el
rey David.
El Libro de Hebreos nos enseña, que el sacerdocio lo heredamos
por medio de la Simiente Santa: Jesucristo, Nuestro Señor. Ese
fue el cumplimiento de la promesa hecha por Dios a David, Bajo
Pacto de Sal.
“¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de
Israel dio el reino a David sobre Israel para
siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de
sal?” (1 Crónicas 13:5)
Jehová Dios escogió a David para hacerle rey de Israel, y para
darle descendencia real después de él eternamente: El Señor
Jesús, la Simiente Santa.
Heredamos el Sacerdocio Bajo Pacto de Sal

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De esa realeza descendemos nosotros por medio del Señor
Jesucristo. Pero, a esa elección, Dios le puso un precio que se
llama: Pacto de Sal.
Este es un pacto, que solo está concertado entre Dios y sus
sacerdotes. Por esto es que originalmente este pacto entra por la
descendencia de Aarón, y llega hasta nosotros por el Sumo
Sacerdote Jesucristo.
Ahora bien, ¿a qué se refería Dios? Vamos a ilustrarlo:
“Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo
compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios
holocaustos que no me cuesten nada. Entonces
David compró la era y los bueyes por cincuenta
siclos de plata” (2 Samuel 24:24)
Rey David
No ofreceré Holocaustos sin Sacrificio
No daré ofrenda a Dios que no me cueste
Para entenderlo, volvamos a la fuente: La Ley.
Y Jehová le confirmó a Aarón el pacto:

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“Todas las ofrendas elevadas de las cosas
santas, que los hijos de Israel ofrecieren a
Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos
y para tus hijas contigo, por estatuto
perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de
Jehová para ti y para tu descendencia
contigo” (Números 18:19)
La sal sobre las ofrendas, nos hablan de sacrificio, como lo fue el
caso de la ofrenda de Abel que agradó a Dios, pero la de Caín, no
fue ofrenda de olor grato a Jehová:
“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente
sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó
testimonio de que era justo, dando Dios
testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún
habla por ella” (Hebreos 11:4)
Pero, ¿Qué fue lo que agradó a Dios de Abel? Vayamos al pasaje
que habla acerca de este relato:
“Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo
del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.

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Y Abel trajo también de los primogénitos de sus
ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová
con agrado a Abel y a su ofrenda;
pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó
su semblante” (Génesis 4:3-5)
En resumen: Abel era pastor de ovejas, y conforme a las
Escrituras, ¿Cuál es la condición del Pastor?
Veamos que nos dice Jacob acerca del sacrificio del Pastor:
“De día me consumía el calor, y de noche la
helada, y el sueño huía de mis ojos”
(Génesis 31:40)
Ah!, ahora se va aclarando: El pastor vive sacrificado día y noche
por sus ovejas: Ofrenda encendida, olor grato a Jehová.
El Pastor: En el día, apacienta con la palabra las ovejas, y sale a
socorrer a las enfermas, sale a buscar a las descarriadas, etc.. De
noche, vela en oración por el estado del rebaño, para que las fieras
(Los demonios), no las ataquen y las despedacen. Ora por cada
una, pide a Dios por ellas. Como dice el Proverbio:

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“Sé diligente en conocer el estado de tus
ovejas,
Y mira con cuidado por tus rebaños”
(Proverbios 27:23)
Pero, alguien dirá: Pastor, ¿Si nosotros estamos en la Gracia, que
puede eso aportarnos?
¡Excelente Observación!
El Señor dice que él es: El Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el
Primero y el Último. A esto tenemos que tomarlo en serio, pues
su reino es eterno, es un reino espiritual, por lo que también nos
dice:
“
El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán” (Mateo 24:35)
Nos está diciendo que no obviemos el pasado (El
principio), pues era sombra y figura de los tiempos
del fin, los que preceden el retorno de nuestro Señor
Jesús (El Fin).
*Dios es Fuego Consumidor*

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“(azufre y sal, abrasada toda su tierra; no
será sembrada, ni producirá, ni crecerá en
ella hierba alguna, como sucedió en la
destrucción de Sodoma y de Gomorra, de
Adma y de Zeboim, las cuales Jehová
destruyó en su furor y en su ira)”
(Deuteronomio 29:23)
Algunos arqueólogos entienden que el Mar Salado en Israel, es el
mismo Mar Muerto de hoy en día. Y que en ese lugar se
encontraban las ciudades de Sodoma y de Gomorra, que fueron
saladas con fuego y azufre por Dios:
“Entonces Jehová hizo llover sobre
Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego
de parte de Jehová desde los cielos”
(Génesis 19:24)
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Científicamente comprobado, cuando cualquier sustancia es consumida
por el fuego, el resultado que da, es sal más vapor de agua.
Dejamos a su criterio, la versión de la historia acerca del Mar Muerto y las
ciudades castigadas por Dios.
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Recordemos que el Señor Jesús dijo:
“Porque todos serán salados con fuego,
y todo sacrificio será salado con sal”
(Marcos 9:49)
Lo que nos está diciendo nuestro Dios es: O cargas tu cruz cada
día para seguirme, por justicia (Eres justo); o, desobedeces mis
mandamientos, y no pones mi palabra por obra. Esto último, te
convierte en un impío (*)
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(*)Impío = Im – Pio = Sin Piedad
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“Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo
hace, le es pecado” (Santiago 4:17)
Es por ser impío que será salado con fuego en el infierno, porque
no puso por obra la palabra de Dios (Mateo 25:31-46). Y no
guardó los mandamientos, y la Fe de nuestro Señor Jesucristo: No
es Santo (Apocalipsis 14:12).

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Lo que es lo mismo, se rebeló contra Dios, al detener la verdad
por medio de la injusticia (2 Tesalonicenses 2:12):
“Y saldrán, y verán los cadáveres de los
hombres que se rebelaron contra mí;
porque su gusano nunca morirá, ni su
fuego se apagará, y serán abominables a
todo hombre. (Isaías 66:24)
Su gusano nunca morirá,
ni su fuego se apagará
Pues, nuestro Dios, es fuego consumidor (Hebreos 12:29).
“Humo subió de su nariz,
Y de su boca fuego consumidor;
Carbones fueron por él encendidos”
(Salmos 18:8)

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En Conclusión:
La ofrenda de Abel, nos da una clara ilustración de cómo es la
vida de los hijos de Dios, los que están bajo pacto de sal, los
escogidos: La Sal de la Tierra.
Que nos dice el Salmo, que tiene profecías para los últimos días:
“Vendrá nuestro Dios, y no callará;
Fuego consumirá delante de él,
Y tempestad poderosa le rodeará.
Convocará a los cielos de arriba,
Y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
Juntadme mis santos,
Los que hicieron conmigo pacto con
sacrificio.
Y los cielos declararán su justicia,
Porque Dios es el juez” (Salmo 50:3-6)
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“Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con
qué se sazonará?
Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan
fuera. El que tiene oídos para oír, oiga”
(Lucas 14:34-35)
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