1. ORGASMO
Historia de la palabra "orgasmo".
Pocas palabras provocan una respuesta grupal
idéntica. Si alguien dice la palabra "amor", es posible
que cada uno de nosotros la asocie a distintas formas
y texturas. Si decimos "muerte", "placer", "odio", o
"despecho", sucederá otro tanto. Pero si
pronunciamos la palabra "orgasmo" es probable que
todos imaginemos más o menos lo mismo.
Sin embargo, para conocer la historia de una
palabra debemos tener en cuenta muchas otras cosas
además de su rápida vinculación con lo emocional.
La historia de las palabras incluye su creación, pero
también sus metamorfosis, sus caídas y sus glorias. Y
la palabra "orgasmo", acaso como ninguna otra, ha
conocido no sólo algunos tabúes sociales y religiosos,
sino una decadencia metódica que excluye cualquier
alusión al goce espiritual que corre paralelamente al
placer físico.
Si tomamos un severo diccionario de griego antiguo se
nos dirá que "orgasmo" significa algo así como
"excitación", y acaso "estremecimiento". Pero si
indagamos en las raíces de la palabra
orgasmo veremos que, de hecho, deriva de la raíz
"orge", casi siempre utilizada para designar un
impulso violento.
Tal asociación entre el climax físico y la violencia
atribulaba a los ascéticos sabios griegos, ya que veían
en ella el triunfo de la materia sobre la mente. Por
cierto, el orgasmo nos arrebata del control sobre
nuestro propio cuerpo. A pesar de las dilaciones que el
sujeto pueda ensayar sobre sus estímulos, el orgasmo
eventualmente llegará, barriendo con todas las
clausuras mentales e intelectuales que intentan
demorarlo. Este arrebato o demolición del intelecto
por un impulso creciente e irreversible es
aquel orge consignado por los griegos, quienes, desde
luego, no negaban su interés lúdico.
Pero el orgasmo no nació en Grecia. Sucede desde
tiempos inmemoriales, y su raíz puede rastrearse
incluso en las balbuceantes lenguas del pasado más
remoto de la humanidad.
El antiguo irlandés Ferc significa "enojo, ira,
arrebato", e indica el mismo carácter violento que
atestiguaron los griegos. El
protoindoeuropeo Wrogsignifica "fortaleza",
subrayando la sensación física del orgasmo más que
sus derivados espirituales. No obstante, la historia
de algunas palabras, de muy pocas, por cierto,
puede hallarse en una sola de sus formas, a
despecho de lo que pueda significar en distintos
lugares, ya que su fuerza original trasciende las
confusiones y modificaciones temporales y
geográficas, renaciendo cuando debe hacerlo.
El sánscrito "urja", predecesor de orgasmo, significa
"alimento", pero también "ofrenda". Esta es, quizás,
la mejor definición para algo tan complejo. Si hoy
decimos la palabra "orgasmo", casi todos
sospecharán, en términos menos graves, que
hablamos de un mecanismo fisiológico por el cual el
sujeto siente un éxtasis erótico, pero en sus orígenes
definía al amor como lo que realmente es.
Para las precarias tribus del Indostán, así como en
las extravagantes aldeas de la India,
el orgasmo representaba un ofrecimiento pero
también un sacrificio que se recibe del otro. No es
aquí una sensación física; sino la muestra de que en
el amor dos personas se vuelven altar y ofrenda, don
y sacrificio, Dios y devoto. El amante come y bebe
del cuerpo del otro, siendo el mismo una ofrenda
multisensorial de quien lo acompaña.
En ningún sitio y en ninguna época se ha definido
al orgasmo con mayor precisión y agudeza. A tal
punto que si tomamos quirúrjicamente las raíces
primordiales de la palabra, es decir, sus formas más
arcaicas, veremos queUrja se compone de Urg y Jag,
literalmente, "comer" y "alimentar".
La historia de la palabra orgasmo acaso nos
reserva algunas otras sorpresas etimológicas. Sin
embargo, nada define mejor su significado que la
idea de que su presencia trasciende la mera
respuesta fisiológica, y que, en definitiva, es un
proceso por el cual el hombre y la mujer abandonan
sus límites y se vuelven algo tan complejo que sólo
es posible definirlo mediante una dualidad
conceptual, es decir, se vuelven comida pero
también comensales.
En parábolas menos felices podemos pensar en
alguien que lee y escribe al mismo tiempo, o en algo
que se reclama mediante una ofrenda, en este
sentido, mucho más alegre que las vituallas
2. sulfúricas recibidas por santos y mártires con pies
de cera.
Todas hablamos de ello deseosas de experimentarlo.
De dónde viene, cómo se llega a él, por qué es tan
agradable…
Nos centramos en los misterios de
este fenómeno que tanto nos gusta.
Definición
La palabra ORGASMO viene del griego «orga» cuyo
significado es «hervir, arder». Es un placer intenso,
fulminante que se alcanza con fuerza tras un período
de excitación. Es el gozo más intenso que puede
alcanzar el ser humano. A continuación, le sigue un
momento de calma, felicidad y relajación.
Manifestaciones físicas
Durante el orgasmo, el clítoris se retrae la vagina, el
perineo y el útero se contraen por las sacudidas y los
pezones se endurecen. Al mismo tiempo, el corazón se
acelera y los vasos sanguíneos se dilatan. Todo se
estimula durante este placer supremo con el que las
mujeres enloquecen. Y es normal porque el orgasmo
conlleva una secreción de endorfinas, la molécula de
la felicidad, que proporciona una sensación de
bienestar inigualable. Hay mujeres que en el momento
del orgasmo segregan un líquido blanquecino, se las
llama «mujeres fuente».
¿Cómo alcanzarlo?
Por lo general, la mujer logra el orgasmo cuando se le
estimulan las zonas sexuales con caricias
preliminares, cunnillingus, masturbación o
penetración.
Pero el mejor modo de llegar al orgasmo es
conociendo el cuerpo de una misma. Contamos con
diferentes puntos sensoriales que son capaces de
enviarnos al séptimo cielo, ¡pero hay que
encontrarlos!
La solución: iniciarse en el descubrimiento del cuerpo,
sola o en pareja, con juguetitos o sin ellos, para
detectar las zonas más movedizas.
Diferentes orgasmos:
El orgasmo clitoridiano: se consigue mediante la
estimulación del clítoris, ese pequeño botón situado
entre los labios, anterior a la vagina. Se accede a él
muy fácilmente y es muy sensible, con delicadas
caricias se puede llegar al orgasmo.
El orgasmo clitoridiano: se consigue mediante la
estimulación del punto Gräfenberg o más
comúnmente llamado «punto G», situado a unos 4 cm
de la entrada de la vagina. Tiene forma de bolita de
menos de un centímetro y aumenta de tamaño con la
estimulación. Está situado al lado de la vejiga por eso
no es extraño que tras un orgasmo vaginal tengamos
ganas de ir al baño. Para sensibilizarlo, estimúlalo de
forma regular con suaves y repetidas presiones con el
dedo o con la ayuda de un juguete sexual.
En cifras:
-El orgasmo clitoridiano: el 95 % de las mujeres llegan
a él mediante la masturbación y menos de la mitad, un
45%, lo comparten con su pareja y es él quien las
acaricia.
El orgasmo vaginal: son pocas las mujeres que logran
llegar a este orgasmo. Sólo un 30 % tienen el gusto de
conocer dicho placer. Aunque todas tenemos un punto
G, hay que conseguir «despertarlo». Para ello, hay
posturas que lo favorecen: el misionero, con las
piernas de la mujer sobre la espalda del hombre o el
galgo, con la que se facilita una penetración profunda.
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ
2012Isabel Cristina Hernández Velásquez
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ
2012
Isabel Cristina Hernández Velásquez
ORGASMO