El 27 de noviembre de 1939 se fundó el Club Atlético Tarapacá en Chiquián, el año 2012, se hizo una ceremonia, para conmemorar el 73 aniversario con un programa muy especial de carácter CULTURAL: coros, declamaciones, bailes, todos los integrantes participaron.
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73° Aniversario del Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939—2012
PRESENTACIÓN
N uevamente este año nos volvemos a encontrar los
TARAPAQUEÑOS y simpatizantes. Cumplimos
73 años de su fundación, ocurrida el 27 de no-viembre
de 1939.
Los que radicamos en Lima, tenemos la costumbre de de-dicarle
el último domingo del mes de noviembre, unas ho-ras
para confraternizar, y homenajear a los socios históri-cos
y sobre todo a nuestra amistad, construida en los di-versos
momentos de nuestra vida, tanto en la infancia, y
la juventud en nuestra ciudad natal, Chiquián, “Espejito
de Cielo”, cuanto en nuestra estadía en la capital de la
república.
Este encuentro es una tradición que se ha consolidado y
debemos mantenerla. Es cierto que la gran capital nos
distancia, y por ello muchos no nos vemos durante un año,
salvo por estos encuentros de aniversario, por ello veni-mos
con emoción a vernos, a recordar momentos hermosos
de nuestra vida, ligados a la historia deportiva de la casa-quilla
verde y blanca.
Los reencuentros de aniversario nos permiten ratificar la
idea y motivo de sus fundadores : amistad, gallardía de-portiva,
valentía y amor a nuestra tierra y su cultura.
Estamos convencidos que nuestro rico historial deportivo
de campeón en múltiples campeonatos de alcance local,
fiesta patronal de Santa Rosa, hasta los provinciales y
regionales. Nos ha permitido admirar el deporte y su
esencia de competencia sana. Siempre hemos intentado
seguir el mensaje de nuestros padres y maestros “mente
sana en cuerpo sano”.
En ese ensamblaje de mente y cuerpo, destaca que el de-porte
permite una mejor convivencia, pues en ella la ra-zón
, la actitud, el ser auténticos, se manifiesta a pleni-tud.
Aprendemos a dominar nuestros impulsos, a respe-tar
las reglas, a alegrarse del triunfo, pero también a reco-nocer
la derrota, sin amilanarse ni pecar de soberbia.
A lo anterior nuestra satisfacción, de integrantes de un
club deportivo, se une el hecho de ser nacidos en la tierra
de Chiquián, en aquel hermoso pueblo que nos permitió
adquirir valores e historia, a querer de un modo pecu-liar
a nuestra patria.
En nuestros encuentros por nuestro aniversario hoy
como antes, homenajearemos a los socios que dejaron
de existir, a aquellos que siguen regalándonos su pre-sencia
y ejemplo, y también a todos nosotros que nos
sentimos contentos de volver a vernos, y que gracias a
esta histórica casaquilla verde y blanca nos hemos
hecho mas amigos, y mejor mas hermanos.
En este 73 aniversario hemos querido hacer una inno-vación,
dar un giro hacia lo cultural, como son la pre-sentación
del coro del Club, poesías, anécdotas y baile.
Pues creemos que con esta propuesta volveremos la
atracción a los jóvenes, a compartir con ellos nuestra
cultura . A devolver el brillo cultural de Chiquián en
la provincia y departamento, como lo fue en décadas
pasadas.
Para esta primera presentación hemos entrenado va-rias
semanas, robándole tiempo al tiempo. Pero lo he-mos
hecho con alegría, y seguros que las siguientes
presentaciones serán mejores. Merece nuestro agra-decimiento
el grupo Son de Chiquián, por su apoyo y
dedicación incondicional.
Feliz 73 aniversario.
Club Atlético Tarapacá de Chiquián.
Lima, 25 de noviembre de 2012
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Programa del 73° Aniversario del
Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939—2012
PARTICIPANTES:
José Núñez
Ulises Zúñiga
Erich Vílchez
Fernando Vásquez
Adela Romero
Elvis Ramírez
Irma Robles
Rosita Núñez
Soledad Zúñiga
Hugo Vílchez
César Pardo
Charo Romero
Johnny Ramírez
Amado Balarezo
Perching Vílchez
Agustín Zúñiga
Achico Romero
Noni Palacios
Zoila Sánchez
José Ramírez
Carlos Palacios
Pacho Díaz
Hora Programa
12:30 RECEPCIÓN INVITADOS
13:00 PRESENTACIÓN
13: 03 PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL CLUB ATLÉ-
TICO TARAPACÁ DE CHIQUIÁN
13:10 GRUPO CORAL CAT: HIMNO CLUB ATLÉTICO
TARAPACÁ DE CHIQUIÁN
13:20 POEMA : Por PERCHING VILCHEZ ROMERO
13:30 PRESENTACIÓN DEL GRUPO SON DE CHI-QUIÁN
13:35 CANTO VIDA PARCA: Por ADELA Y CHARO RO-MERO
13:45 ANECDOTARIOS
13:55 GRUPO CORAL CAT: HUAYNO MISTURA HUAY-TITA
14:05 BAILE DE MARINERA Por MARTHA ALVARA-DO
ROMERO
14:10 SOLISTA: PACHO DÍAZ
14:20 PREMIO: ANTORCHA TARAPAQUEÑA
14.40 BRINDIS POR NUESTRO ANIVERSARIO Y POR
LOS HOMENAJEADOS
14:45 FOTOS DEL RECUERDO
15:00 SON DE CHIQUIÁN
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5. Página 40 EL ZAGUÁN DE ORO PUQUIO
73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián
Feliz día Tarapaqueño de Todos Los Tiempos
E l lunes 27 de noviembre de 1939 se fundó bajo el ala
entusiasta de un grupo de jóvenes chiquianos: el "CLUB
ATLÉTICO TARAPACÁ”, nombre que simboliza el va-lor
de un puñado heroico de soldados peruanos que lograron la
más célebre hazaña militar en bien de la Patria. Aquel día
nuestra tierra renovó su espíritu deportivo para continuar irra-diando
su calidad futbolística a lo largo y ancho de Ancash.
Esta pléyade de talentosos jugadores, benefactores, dirigentes e
hinchas, que hicieron posible su nacimiento, fueron: (en orden
alfabético): Abel, Alberto, Alejandro, Anatolio, Antonio, Apoli-nario,
Arcadio, Armando, Artidoro, Arturo, Belisario, Benjamín,
Bonifacio, Calixto, Carlos, César, Crisólogo, Daniel, Elias, Er-nesto,
Eusebio, Félix, Felipe, Germán, Gregorio, Gudberto, Her-nán,
Hortencio, Jacobo, Jorge, José, Juan, Icha, Leonidas, Luis,
Magno, Manuel, Mario, Mateo, Moisés, Oscar, Pedro, Perico,
Raúl, Rómulo, Rubén, Segundo, Sulpicio, Teobaldo, Teófilo, Víc-tor,
Virgilio y William, entre otros paisanos que pusieron la pri-mera
piedra.
Aquellos pioneros jugaban como buenos hermanos, sin falsos
egos, envidias, desavenencias banales ni pregones de éxitos fu-gaces.
Sólo los impulsaba compartir una pelota en la cancha
disfrutando al máximo con sana picardía provinciana.
.Si bien es cierto que su brillante historia está jalonada de déca-das
cosechando copas, dentro y fuera de Bolognesi; también es
cierto que los primeros años no fueron nada fáciles
para ellos, pues tenían que darle forma y consistencia
al equipo. Además, los adversarios de talento y gran
entrega que tuvieron, fueron forjados en el calor de la
misma fragua deportiva.
Doy una mirada al pasado y recuerdo aquellos años de
finales de década de los 50, donde se yerguen las figu-ras
señeras de cuatro jugadores excepcionales que de-jaron
huella imborrable en el piso de cascajo del esta-dio
de Jircán:
.Gudberto Ibarra Lozano (Gudbi):
.De impecable capacidad defensiva, fortaleza, gallar-día,
gran sentido de la anticipación, salida clara, garra
y de imparable shot. Por precaución, antes de seguir
leyendo, apártese un poco de la pantalla de su PC o
puede caerle un puntazo de Gudbi.
.Anatolio Calderón Pardo (Anacho):
.Buen toque, inteligencia, marca, puntería, atento al
juego y jugador versátil que podía desempeñarse en
cualquier lugar de la cancha.
.Gudberto Gutiérrez Quiroz (Blakaman):
.Portero elástico que tapaba más que "sotana", de ma-nos
ágiles y fuertes que no necesitaban guantes, de
buenos reflejos y nervios de acero durante los penales.
.Arturo Barrenechea Núñez (Papaseca):
.Cintura de goma, canillas eléctricas en el juego de
candela, velocidad envidiable con amagues que dejaba
birolo al rival, vivaz, inquieto e imparable en el dri-bling.
Pero no solamente el Tarapacá brilló en el deporte
"rey", sino también en vólei donde figuras como nues-tra
recordada Chuli Garro Montoro, hermana del for-midable
jugador de fútbol "Pollito", lució en alto el es-tandarte
tarapaqueño. De la hinchada ni qué decir,
todos brindaban lo suyo: masajes, banderolas, naran-jas,
concordias, cantos, alegría por un holgado triunfo,
un nudo marino en la garganta en un partido de pro-nóstico
reservado y una hidalga tristeza frente una
derrota.
Muchos años de esplendor están grabados en la memo-ria
del pueblo chiquiano. Empuje y coraje a toda prue-
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ba, siempre respetando la integridad física del adversario, fue y
sigue siendo el norte de las generaciones de tarapaqueños que
se suceden desde los tiempos de los chimpunes con puente, los
balones huancachos con paños cosidos a mano, blader de jebe y
pichina ahorcada con tiento; las hurras de algarabía de las ba-rras
al son de las bandas de músicos y el grito ahogado de las
tribunas cuando uno de los arcos entraba en pánico de gol.
Cuántos goles de chalaquita con raspada de espalda, de taco sin
tiza, de puntazos sin piedad y de cabecita con gorra de lana in-cluida,
están registrados en las retinas de propios y extraños;
cuántas anécdotas frotan su historia con aroma a "Charcot",
maletines y camarines al aire libre...
.Las fotos en blanco y negro donde los jugadores apa-recen
con gorritas, canilleras, musleras y suspensores
hasta la barriga, dan cuenta de una época de oro del
fútbol macho y que hoy 27 de noviembre recordamos
con cariño, día que por cosas que sólo ocurre en el Pe-rú,
no es feriado, aunque sea laborable, nos queda ele-var
una plegaria por los bravos soldados peruanos que
se fajaron en Tarapacá y cantar fuerte el himno del
equipo:
Tarapaqueño soy,
camisa verde
bien de adentro soy;
todos me quieren,
todos me odian
¡porque soy campeón!
Con esta nota de gambetas, carretillas, tiros al trave-saño,
mas no de pies utilizados como bisturí ni taladro
humano, rindo mi más cálido homenaje a los valerosos
soldados peruanos que impregnaron de sangre, sudor
y lágrimas el campo de batalla de Tarapacá. Del mis-mo
modo a cada uno de los aguerridos jugadores e hin-chas
del oro y verde TARAPAQUEÑO de todos los
tiempos, que con su coraje, pundonor y entusiasmo,
supieron dejar en alto este glorioso nombre que adop-taron
con cariño..
Nalo Alvarado Balarezo
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La Tarde de los Correazos
C omo todos los domingos, los jóvenes deportistas alista-ban
sus implementos deportivos, no podían olvidarse de
las vendas, tobilleras, canilleras, icehot, o charcot, y por
supuesto, algunas moneditas para la chanchita de ley, no im-portaba
que sumadas no alcanzaran ni para dos pomitos, siem-pre
algo era suficiente para enganchar y comprometer a aque-llos
de más dinero que siempre caían cerca a la ronda del equi-po
campeón.
Nuevamente las emociones se pondrían al tope cuando rodase
la bola en el campo de la Unidad Vecinal del Rímac, donde los
residentes de la provincia de Bolognesi y de los 24 distritos,
mantenían por quinto año consecutivo un campeonato muy
competitivo que los convocaba, todos los fines de semana, en
particular a los seguidores del Club Atlético Tarapacá de Chi-quián,
que se había hecho costumbre estuviera de puntero o
disputando palmo a palmo el campeonato con sus archirrivales
del Club Cajacay.
El sonido de la banda llegaba hasta la avenida Alcázar, anun-ciando
que era el lugar correcto para descender del ómnibus,
era el paradero del Cine Madrid, allí semanalmente bajaba con
mi hermano Uli desde la línea 36, procedente de Ingeniería.
Mientras nos acercábamos al campo, los paisanos y amigos, que
conocían de la calidad del equipo de la casaca verde, nos rodea-ban
y saludaban, hola Acucho, Uli, Comunito, Eca, Toto, Hugo,
Percy, nos miraban con admiración, alababan nuestro juego, y
nos decían que seríamos campeones, y, que nos preferían en
lugar de los cajacainos que los veían “mas sobrados”, pues ellos
no se quedaban después del juego a libar y bailar los huaynos.
Era notorio que teníamos mas hinchada que los super-organizados
celestes, donde fluía mucho dinero, claro! y cómo no
va ser!, si entre otros estaba nada menos que don Miguel Casti-llo
(padre del ahora dueño de Las Canastas), mayorista de la
avenida Habich, persona maravillosa, que nos conocía bastante,
pues pasábamos diariamente frente a su tienda camino a la
UNI.
En la puerta de entrada nos esperaban los dirigentes, Apshu,
don Abel o Peli, ellos se adelantaban con las chompas, los chim-punes,
las pelotas y los carnets. Adentro nos aguardaban nues-tra
bulliciosa y fiel barra, muchas jóvenes chiquianas, atavia-das
de serpentinas, gorros, matracas, con polos de color verde y
blanco, y una gran banderola con el rotulo de Club Atlético Ta-rapacá,
junto a Zoila, Irma, Carmen, Doris, Maye o Edi, resalta-ban
las voces de Chole, Blanca y Rosi, quienes haciendo gala de
creatividad y osadía, eran parte decisiva en los triunfos. No bas-taban
los goles de Comuno o los cabezazos de Eca, ni las salidas
elegantes de Uli, también se requerían los motivadores gritos
de Tarapacá!!, Tarapacá!!, ante atajadas de Pipa, o
saltos doble ritmo de Acucho, jugadores y barristas
eran complementos triunfadores en las tardes de glo-ria.
Las horas de los partidos tenían que ver con el puntaje
sumado de los dos contrincantes, por ello a veces nos
tocaba jugar a las 11 am (limpia canchas), general-mente
en confrontaciones con los coleros, y otras a la
hora central, de 3 a 4 o de 4 a 5, con los punteros, estos
últimos eran a estadio lleno, todos reconocían que
“estos juegos eran de machos”, la emoción subía al to-pe,
sin embargo a veces se llegaba a enfrentamientos
masivos, cuando la cerveza subía a niveles de destruc-ción
Equipo Campeón 1983, del AIB: Nando Alarcón, Erich Vil-chez,
Willy Robles, Eca Carrillo, Comuno Núñez, Rubén
Palacios, Perching Vílchez, Arnaldo Balarezo, Toto Núñez,
Acucho Zúñiga. Con, Papi Rivera y Peli Balarezo. Estadio del
Rímac
de la razón y la ecuanimidad para dar paso al fa-natismo
y la intolerancia.
Estas horas estelares estaban “separadas” para los
encuentros entre los grandes o clásicos rivales como,
Chiquián, Cajacay, Ocros, Aquia, Oncoy o Corpanqui.
Cuando esto ocurría, en el camarín, la adrenalina
subía como la espuma mientras se esperaba el inicio
del partido, el temor principal era la inasistencia de
algún crack, no había muchos suplentes, particular-mente
en el puesto del arquero, cosa que no ocurría
con Poco Valerio, y, si con Pipa, quien era muy propen-so
en caer en las redes del beber, justo el sábado para
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domingo, casi de seguro que si el juego era de mañana el no ve-nía,
o si lo hacía era para el segundo tiempo.
En una de esas oportunidades, su ausencia fue suplida por
Erich, joven muy serio, responsable, diligente y presto al sacrifi-cio
con tal de ver a su equipo completo, así que aceptó el desafío
de atajar, aquella tarde jugábamos contra Huanri, no era un
rival de peligro, por lo que los muchachos del Tarapacá se diver-tían,
sin mostrar exigencia, pero en una de esas jugadas intras-cendentes,
se produjo un rechazo chacrero, de un volante huan-rino,
los defensas Eca y Uli, levantaron la vista para verla pa-sar
con la seguridad que se iría fuera del campo, pero, Oh! Sor-presa!!,
nuestro arquero voluntario, no tenía la practica necesa-ria
usando guantes, así que en su afán de aprisionar la bola y
sacarla de inmediato, fue a su encuentro pero le pegó un mano-tazo
tan descompasado que lo único que hizo fue cambiarle de
rumbo y mandarla a su propio arco, desde la tribuna, se oyeron
aplausos y risas estruendosas.
Erich con la cabeza gacha, como pidiendo disculpas, sacó la bola
del fondo de su portería. El resto del equipo en lugar de enojar-nos,
soltamos también sonoras carcajadas casi en coro. El capi-tán
Eca, con una palmada en el hombro le dijo, “no pasó nada
Erich, en adelante ponle puño a todas la bolas que vengan por
alto”, continuó el juego y como el rival no era de los fuertes hubo
tiempo para remontar el adverso score, y terminar 4 a 1, este
error hubiera sido inaceptable contra un equipo grande.
Terminado el juego, Erich se convirtió en el blanco de todas las
bromas durante toda la tarde mientras se festejaba al son de la
banda y las cervezas. Por eso cualquier falta resentía mucho al
equipo, eso hizo que pocas veces hubieran inasistencia en los
partidos con los equipos grandes.
En estos clásicos, la barra lucía, igualmente completa, particu-larmente
las damas, nuestras amigas y familiares, que hacían
lo imposible por sentirse bullangeras, todos llevaban naranjas,
que las necesitábamos en el medio tiempo, si el partido era con-tra
el mas clásico de todos, Cajacay, entonces además de toda la
parafernalia, también
debían tener mucha
valentía por si se diera
el caso de enfrentarse
con las manos, o co-rreas.
Como ocurrió, en un
encuentro contra, el
gran equipo de Cajacay,
repleto de jugadores
incluso profesionales del
Municipal y Sport Boys,
y todo comenzó cuando, el pequeño gigante del medio
campo, Acucho, los tenía controlados a sus rivales, sin
embargo, desde la tribuna de los celestes, no cejaban
de insultarlo e incomodarlo, era sin duda el jugador
clave en la marca de los hermanos Zorrilla, así de reojo
había visto quien era el que persistía en el insulto, de
pronto la bola salió al lateral, Acucho va a traer la bo-la,
pero, en lugar de apurarse a buscarla, se dirigió
raudo hacia donde estaba el vocinglero “barra brava”,
y le asustó con un salto, al estilo santo, como para dar-le
un golpe, el otro huyó como lagartija en celo, eso fue
suficiente para atemorizarlo.
Cuando volvió con la bola entre sus manos listo para
sacar el lateral, como si no hubiera pasado nada, el
arbitro que se había percatado del incidente y además
observando que había movilización entre las barras -la
celeste herida trataba de invadir la barra del Tarapacá
que por cosas del destino eran contiguas– trató de cor-tar
por lo sano, “amonestar a Acucho”, se entiende por
originar el laberinto que iba creciendo. Acucho, como
dándose por no enterado de lo que ocurría tras él, ob-servó
que el arbitro se le aproximaba con la mano en el
bolsillo del pantalón para sacarle alguna tarjeta, pero
como se dio cuenta que no era la amarilla la que saca-ba
sino la roja, en un acto de rapidez del enmascarado
Zorro, le arrebató el pito de la boca antes que suene, y
lo lanzó sobre la barra de Cajacay que ya se encontra-ba
en forcejeos con la del Tarapacá. Acucho, entendió
que siendo el partido definitorio del campeonato, no
podía perderse en los descuentos, era preferible un
empate, la pradera se encendió, el arbitro desapareció
luego de dar por concluido el juego, las barras se tren-zaron,
las mujeres arañaban a sus contendoras (es),
los hombres se enfrentaban con puños o con correas,
todo esto hasta que la calma volvió a imponerse con la
ayuda de las fuerzas policiales, fueron largos 20 minu-tos
de real batalla. Finalmente, el partido definitorio
quedó trunco, la final sería hasta un próximo y exclusi-vo
encuentro. Terminada la escena y conforme caía la
tarde, las dos barras iban reconociendo sus errores y
calenturas, al final al son de la banda y los hermosos
huaynos, cerrábamos con abrazos fraternos una tarde
mas de la histórica rivalidad entre los hermanos pue-blos
de Cajacay y Chiquián.
La Pluma del Viento
Lima, 04 de noviembre de 2010
La Tarde …..
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Desde Jircán a Hiraoka
E ntre los años de 1961 a 1968, desde el barrio de Ago
Calle, hacíamos futbol, primero fue la esquina de la
casa de mis amigos, hijos de don Lucho Núñez, y, luego,
el polvoriento Jircán. Inexcusablemente, cuando el sol acaricia-ba
la tarde, los niños de diversos barrios, desde Umpay a Quiu-llán,
o desde Jupash a Oropuquio, convergíamos a la “plaza de
acho”. Apenas llegábamos, poníamos piedras, como arcos, o
cuando aumentamos en edad y mejoramos nuestra infraestruc-tura,
plantábamos nuestros arcos, con maderos endebles que no
soportaban estudiados tiros libres de Acucho. En épocas de va-caciones
de Julio, solían visitarnos los primos de Lima, se les
distinguíe por su color pálido, distintos a lo tostado de nuestra
piel.
Sin ningún televisor en nuestras casas, con solo oir la radio, y
los inigualables programas deportivos, Ovación de Pocho Rospi-gliosi,
o Pregón Deportivo de Oscar Artacho, imaginábamos los
campos verdes que nos relataban, y construíamos las jugadas
que narraban. Así, al día siguiente en el campo, los ejercitába-mos.
Algunos, llevábamos recortes de periódicos, pero eran los
que por suerte, su padre los compraba. Nuestros sueños de ni-ños
eran estar presentes, en el Estadio Nacional y ver algún
clásico, Chumpitaz contra Perico León, o Nicolás Fuentes con-tra
Pie de imagen o gráfico.
Baylón.
- "haber, esta es la jugada nueva que se ve allá, se llama bici-cleta,
pasas los pies por encima, y luego levantas la bola con el
taco, y cae delante tuyo, dejando al defensa perplejo, esa es la
de Baylón, aquí ustedes no están al día", argumentó en una de
esas tardes, mi primo Miqui Arellano.
Por cierto nos dejó medio desconcertados, sin ninguna palabra,
nos miramos como avergonzados, nuestro estilo en Chiquián,
tenía como formatos a nuestros héroes, Juvenal, Choclón o Ra-yo.
¡Machura antes que filigrana!. En eso, Cañita (Rubén) uno
de los menores del grupo, tomó la bola y dijo.
- "Eso lo he hecho varias veces, miren",
Hizo rodar la bola, y como si todo fuera fácil, realizó la juga-da
dos y tres veces, la famosa bicicleta. Aplaudimos y desafia-mos:
"haber Miqui, hazlo tú". Intentó pero no le salió, así que,
"mejor juguemos, el que puede, puede", gritó Erich. Años des-pués,
Cañita, deslumbraba en Huaraz, jugando por San Fran-cisco,
fue uno de los primeros futbolistas chiquianos pagados.
Cuando las tareas de separar becerros, lo permitían,
teníamos tiempo para ir antes que todos al campo de
Jircán, también llamada, "Plaza de Acho". Entonces,
los primeros que llegábamos, comenzábamos haciendo
desafíos, como las Dominadas (pataditas con la bola
sin que caiga al suelo), con apuestas. Una o dos bolitas
de cristal, dependiendo de cuantas dominadas se pro-ponían.
En mi caso, no tenía rivales, a los de mi edad
ya les había ganado. Por ello, en una de las tardes,
cuando nos encontramos, con uno de los conocidos do-minadores,
del barrio cercano a la casa de don Floren-tino,
el popular Piqui, no quiso jugar conmigo, pero si
le desafió a mi hermano Uli. Era menor que él, diga-mos
un, año, yo le llevaba tres y a Paty dos. Cuando
se es niño, hasta los meses pesan. Al inicio, Uli, no
quiso, no era para menos 5 bolitas, toda una fortuna.
- Lo jalé a un costado y le dije en voz baja, "Uli, tú le
ganas. No te preocupes de las bolitas, yo tengo. Pero
hazlo tranquilo". Mi seguridad, se basaba, en que con
él, en mi casa y en la esquina del barrio, practicába-mos
siempre, y le había visto llegar a cincuenta. En
cuanto a bolitas, en casa, yo tenía una botella entera,
de decenas que había ganado.
Finalmente aceptó. !5 bolitas al que primero llega a
100 dominadas!. Alicho, tomó las apuestas, advirtien-do:
"5 bolitas, ni cucus, ni piquis". Luego, mojó con sa-liva
la piedra lajita, por una cara. Y preguntó,
- "Piqui, ¿seco o mojado?". Con pose, triunfalista, de
total confianza y sonrisa displicente, respondió, "Seco",
"porque seco lo voy a dejar". Alicho, al tirar la piedrita
y ver que la cara vista era la mojada dijo: "Como ha
salido mojado comienza Uli".
Abrimos espacio, en el lugar más plano del campo, el
que daba hacia el coso, o a la salida de los toros en
tiempos de corrida. Uli, cogió la bola de cuero grande,
número 4, y comenzó; había nervios, el árbitro, era el
único que decidía. Con la bola pegado al empeine, si-guiendo
todas las reglas de esta técnica, rápidamente,
pasó los veinte, y sin siquiera haberse movido mas allá
de 1 metro cuadrado; pero llegado a los 40, casi la bola
se le va al piso, pero logró controlarla. De reojo vi a
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Piqui, imperturbable, casi ni miraba lo que ocurría, pero cuando
pasó los 50, cambió su sentir, de lo que estaba sentado se paró,
cogió su zapato, y se ajustó los cinturones. Su calzado era una
lancha, nada proporcional con su estatura. Precisamente su
fama de dominador, se basaba en que la bola dormía en esos
largos zapatos, indefinidamente.
Mientras eso Uli, trastabillaba, por ratos dominaba con el pie
izquierdo, o subía la bola a la rodilla, los cambios indicaban
cansancio, ¡!increíble, había superado los 80!!. Para todos los
dominadores, de esa edad, eran números gigantescos, en un solo
envión. Así, casi evitando el calambre, llegó, a trompicones a
!!96!!, no le alcanzó llegar a los cien a pesar de la barra. Pero el
número era notable. Antes no le había, visto llegar a esa cifra,
era el record de Uli. Me sentí confiado, por supuesto admirado,
luego, abrazándole le ayudé a sentarse para descansar.
Ahora le tocaba a Piqui, al temido Piqui al bravo de las domina-das
de Jircán. Cual boxeador ajustándose los guantes, él le echó
un par de salivazos a la punta de sus calzados, y se paró. El
público, que iba llegando al campo, se arremolinó, para ver el
desafío, para mis adentros, veía que la valla era alta, llegar a
100 era difícil, el reto se había puesto así, porque se esperaba
que lo alcanzaran en unos dos intentos, pero no en uno. Eso lo
sabía Piqui, yo lo había visto, de seguro que en dos pasaba los
100 pero en una difícil. Así que confiado esperé, tomando asien-to
a cierta distancia. El campo abierto de unos 12 metros de
diámetro, era el "ring". Con la solvencia que lo caracterizaba,
raudamente pasó los 40, pero para su mala suerte, no pudo con-trolar,
la bola y perdió el control con solo 48. El público, no cre-yó
lo que veía, el desconocido Uli, estaba a punto de derrotar al
temido dominador de Jircán. En la segunda vuelta, Uli, hizo 70,
y Paty no paso de 80, siendo derrotado. Algarabía en el grupo
del barrio Venecia. Mi hermano se ganó sus bolitas, pero más
que eso, había sido capaz de aceptar el reto, y superarlo. Ense-ñanzas
de niño que sirven para la adultez.
Ahora, en el 2011, cuando las rodillas, se hacen duras para mo-ver,
o cuando los meniscos, casi destrozados pretenden abando-nar
las piernas, nuevamente nos volvemos a reencontrar con los
hermanos Vílchez, con quienes también estábamos en Jircán
en las tardes narradas. Y, como si fueran las añoradas tardes
de mayo en Chiquián, también nos reencontramos con los her-manos
Núñez, el popular Comuno, condiscípulo de Uli, y compa-ñero
de esos partidos en Venecia y Jircán, ahora viene acompa-ñado
de Javi, el hermano menor, que solo ha oído estas histo-rias,
pero juega muy bien como todos sus hermanos.
Párrafo aparte para Miqui Balarezo, que luego de sus
transitados años, por diversos países, se da el tiempo
suficiente para separar el campo de grama artificial, a
espaldas de Hirahoka en San Miguel, y como si la ni-ñez
volviera, bulle por el campo, derramando entrega y
alegría.
Escribo esta nota, porque mis sobrinos que también
asisten al campo, acompañados de sus parejas, lean y
se entretengan recordando que el futbol trae alegría,
particularmente cuando se reúnen amigos, con ansias
de reencuentro y compartimiento de historias y anéc-dotas
de ayer y hoy,
La Pluma del Viento
Lima, 07 de agosto de 2011
15. Página 50 EL ZAGUÁN DE ORO PUQUIO
73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012
Amistad Perdurable Hasta la Eternidad
A yer me llamó Comuno, morador de agocalle, del barrio
Venecia de Chiquián, él siempre preocupado por los
amigos de infancia y del Tarapacá, en esa oportunidad
me invitaba a hacer deporte, a volver a vestirnos de corto para
hacer fulbito, cosa que ya había dejado en el olvido. Sin embar-go
me anticipó que estarían en el campo dos de aquellos amigos
entrañables que nos conocíamos desde la niñez, se trataban de
Eca y Peyo. “Tenemos que darles una despedida como se mere-cen”,
con su voz entrecortada y solemne, me convenció. “Claro
que sí, allí estaremos”, le respondí. Momentos después, dejé el
diario que estaba leyendo, en este sábado matutino, y, rememo-ré
escenas con aquellos amigos, para finalmente exclamar, “vale
la pena estar allí”.
Igualmente quedé pensando en lo profundo que es para el ser
humano, la dependencia emocional con las personas que forma-ron
parte de nuestra infancia, y juventud; es una suerte de per-tenencia
invisible. Es la simbiosis del ser humano y su pueblo.
No podemos desligar de nuestra memoria, el jardín de infancia
de la madrinita Cami, la primaria de don Fabián Cano o don
César Figueroa, la secundaria del Coronel Bolognesi, las calles
del barrio Venecia y la casaca verde del Tarapacá. Estos símbo-los
le dieron consolidación y fortaleza a la amistad inclaudica-ble,
sincera, y duradera entre los chiquianos que nos daremos
cita en el homenaje a los amigos “extranjeros”.
Podrían haber estado a miles de kilómetros de Chiquián, o tal
vez muchos años, casi “desaparecidos”, sin dar señales de vida.
Sin embargo pocos saben que en esa lejanía, solitaria o acompa-ñados,
siempre volvieron por su mente, y de manera persisten-te,
la presencia de aquellos amigos forjados en su tie-rra
natal, desde cuando ni siquiera sabían hablar bien,
ni leer; solo eran frecuentadores de las mismas vere-das,
ventanas, y juegos, en las calles apacibles de su
bella tierra “espejito de cielo”. Esa amistad reforzada
en experiencias en la gran Lima, sea en el futbol de la
unidad vecinal del Rímac, o en las fiestas del Club
Chiquián de Breña. O en viajes por Huaraz, Huari, o
Recuay, defendiendo los colores de su tierra Chiquián,
con la misma gallardía y valentía que lo habría hecho
el justiciero Luis Pardo.
Ni la distancia ni el tiempo, pusieron en el olvido, la
amistad nacida en agocalle, quiullán, 378, alfalfares
de pariantana, mishay, misas de gallo, campeonatos
de agosto cargando la copa en el campo de Jircán.
¿Cómo pasaría al olvido?, si crecimos compartiendo
nuestras casas. Las madres, nos recibían como si fue-ran
las nuestras. Nuestros padres y hermanos vibra-ban
con alegría en nuestras hazañas deportivas. Sen-tíamos
orgullo cuando jugadores y barra entera dába-mos
la vuelta al campo en huayllishada cargando los
trofeos de campeones acompañados de la banda de
músicos entonando nuestro himno “Tarapaqueño”.
Así que, gracias, amigos por haber compartido con us-tedes
todos estos momentos. Por eso, mañana cuando
volvamos a hacer deporte en esa despedida, quisiera
repetir mis saltos doble ritmo, para bajar del cielo una
estrella, y convertirla en corona para homenajearlos y
sellar que la amistad nacida desde la infancia es per-durable
hasta la eternidad.
Feliz viaje, amigos Eca y Peyo.
16. Volumen 1 Nº 11 Página 51
73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián
NUESTROS HOMENAJEADOS 2012
M adre de nuestros ami-gos
tarapaqueños:
Norma, Erich, Percy y
Hugo. Bajo su amparo, ellos cre-cieron
amando el deporte. Cuan-do
sus hijos estando en secunda-ria
querían lucir la chompa ver-de
conjuntamente con todo el
equipo, entonces, reuniendo a
los simpatizantes y directivos
del club, hacían lo imposible pa-ra
proveerles los polos, la pelota,
y con eso bastaba porque les sobraba en casa cariño
y estímulo. Junto con ellos lograron que muy jóve-nes
aún en colegio lograron alcanzar el campeonato
de Agosto en Chiquián, superándolo a sus rivales
que los superaban en edad largamente, ese esfuer-zo,
cariño y dedicación porque nuestro club perma-nezca
en lo mas alto de podio deportivo y sus hijos
amen la justicia, el compañerismo y el amor a nues-tra
tierra chiquiana, y sus costumbres.
Sra. Luz, aquí la recordaremos siempre como un
símbolo de amor y entrega a nuestro club..
N uestro reconocimiento a Beto,
él llegó desde la tierra de Hua-ri,
pero traía el futbol de su
estadía en Lima. Muy pronto quedó
prendada de Chole, y como tal era in-eludible
que sea tarapaqueño. Así que
como profesor ayudó a integrar a los
jóvenes estudiantes de secundaria para
constituir el equipo que hiciera frente a
los campeonatos de la fiesta de agosto.
Con su esfuerzo y dedicación, estos jó-venes
aprendieron las reglas del depor-te,
y la sabiduría para ganar en buena
lid, extraer lo mejor de cada uno. Por eso campeonaron
dejando perplejos a los veteranos jugadores de los clu-bes
rivales. Esos jóvenes hoy lo recuerdan como el mo-tivador,
el organizador y la disciplina. Su amor al de-porte,
al estudio, han quedado perennizado en sus hi-jos
que son unos eximios jugadores y tarapaqueños de
corazón y sangre: José, César y Miguel.
Beto, tus huellas nunca se olvidan y seguirás siendo
un ejemplo de trabajo y amor a nuestro Club.
Luz Romero Milla
Bigberto Angulo
D on Gregorio mas conocido como
Pachequito, él estaba siempre
al lado de todos los equipos
tarapaqueños, colaborando en indu-mentarias
deportivas, utilitarios médi-cos,
chompas, y otros, conjuntamente
con su inseparable hermano Tunita.
Pero también, desde sus herramientas
de carpintería, la música estuvo cerca
de él, cuyo hijos Elvis, José, y Nancy,
continúan con su emoción deportiva y
cultivan la música auténtica chiquiana, convocando a
mantenerla presente desde niños.
Don Gregorio, recordado Pachequito, vives en el cora-zón
del tarapaqueño, tus hijos nos reviven tu presencia
de cariño a nuestro club.
Gregorio Ramírez
17. Página 52 EL ZAGUÁN DE ORO PUQUIO
73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012
NUESTROS HOMENAJEADOS 2012
D on Belicho, es una de los tarapa-queños
P ara sus amigos ‘Sopo’. Un hombre
de una generosidad extrema, no
faltaba a un partido del equipo de
sus amores, llegaba con su camioneta
roja, su buen equipo de música y desbor-dante
alegría que se traducía en cajas de
cerveza que distribuía a diestra y siniestra.
Acompañó al equipo en varios partidos
cuando el Tarapacá participo en la copa
Perú, donde mas eran las celebraciones
que los partidos jugados. Catac, Recuay ,
Huaraz, Huari, Chiquián, son testigos de
sus riesgosos viajes llevando a los jugado-res,
que celebraban en cada lugar que paraban. Hasta
llego a ‘jugar’ un partido en el AIB, faltaba gente y todos
los miraron, se cambio y salió a la cancha con una cami-seta
que hasta ahora lo conserva, fue el momento mas
difícil de su vida, recuerda que todas las bolas le llega-ban
a el y que un Llacllino le daba duro.
Ahora la vida le toco pasar momentos muy difíciles, los
viene enfrentando con valentía y mucha fe en Dios. Dio
tanto amor en la vida, que ahora la vida le devuelve ese
amor, a través de las innumerables visitas y oraciones
que recibe en el hospital.
Animo Sopo! Los hombres generosos nunca dejan de
ser amados.
C ariñosamente ‘Apshu’ para noso-tros.
Creció en un barrio Tarapa-queño,
pero en sus inicios se
identifico con el Cahuide, incluso partici-paba
en ardorosos encuentros en las
calles del barrio de Venecia en el clásico
Cahuide – Tarapacá. Sufrió una decep-ción
cuando no fue probado en el equipo
juvenil del Cahuide, es asi como pasa a
integrarse al Tarapacá, campeonando
en un torneo sub-17. Desde allí fue un
Tarapaqueño de corazón, demostrándo-lo
en todos los años que le toco estar como hincha y
delegado del Tarapacá en el AIB.
Vuelve a reencontrarse con nosotros después de 30
años y no olvida que aún tenemos una tarea inconclusa
como institución, la cual es contribuir con un granito de
arena al desarrollo de nuestro querido Chiquián.
Bravo Apshu !, símbolo de la sencillez, constancia, su-peración
y lealtad a los amigos
Roberto Barrenechea
Absalón Chávez
históricos que merecen
nuestro permanente recuerdo. Su
familia, sus hijos, son estirpe de los colo-res
verde y blanco. Desde muy joven siem-pre
estuvo en los equipos de los 40s y 50s
dejando velocidad, entrega y filigrana en el
campo. Para los tarapaqueños mas jóve-nes
don Belicho, es sinónimo del deportis-ta,
pues si en el futbol el gol era su meta,
también lo fue usando revolverés, fusiles,
fue uno de los mejores tirados al blanco,
cazador inigualable. Su bondad y amabilidad se refleja
en sus hijos que son tarapaqueños de corazón: Quique,
Vichi, Peyo, Lupita y Chechi. Don Belicho usted está
recuperándose de la salud, y sabemos que nuestro apre-cio,
cariño y recuerdo permanente que le tenemos llega-rá
hasta usted para recuperarse pronto y volver a rega-larnos
su tranquilidad y alegría.
Don Belicho, es uno de nuestros socios, que son ejem-plo
del deporte sano en mente sana.
Belisario Pardo
18. Volumen 1 Nº 11 Página 53
73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián
NUESTROS HOMENAJEADOS 2012
E s el Presidente del Club Tarapa-cá
de Chiquián, desde niño,
andaba con su pelota en la
mano en el barrio. Desde primaria en
las aulas del 378, bajo las enseñanzas
de su profesor don Eduardo Aldave,
junto a sus amigos comenzaron a que-rer
al Club de Tarapacá, porque su papá
don Lucho, era uno de los fundadores
del mismo. Junto a su hermano Toto,
hicieron una dupla de temer para los
rivales. Los pases de Toto y gol de Co-muno,
que tal jugada fenomenal, era lo
que se escuchaba en el coro de las tri-bunas.
Su sensibilidad, y amor al club
lo demuestra permanentemente, preo-cupándose
por todos los socios, para él no hay fiesta de
aniversario del CAT, si no están presente todos, pero en
primer lugar los mayores. Su carácter alegre, lo hace
muy querido por todos los chiquianos, independiente del
club, sean cahuidistas o aliancistas. Cuando se trata de
reírse, el cuenta con facilidad las anécdotas de cada
año, de cada partido, o cada visita a algunos de lo mu-chos
pueblos defendiendo la casaquilla verde y blanca.
Comuno eres un símbolo de unidad de nuestro Club
Atlético Tarapacá antes como jugador y luego como Pre-sidente
por casi 30 años sigues manteniendo motivación
y alegría y no lo pierdas pues siempre lo necesitamos.
Por ello mereces esta homenaje que representa nuestro
aprecio y cariño que te tenemos.
José Núñez
N ando hoy es una gran artista, de
alcance nacional, que merece
nuestro reconocimiento y aprecio.
Cuando joven también jugó por nuestro
equipo, de marcador izquierdo, en el Rima-ca.
Si perdimos un buen marcador ganamos
un actor de prestigio nacional, ha sido actor
protagónico en películas, series de televi-sión,
declamador de lujo, y en muchas opor-tunidades
representó a nuestro símbolo
Luis Pardo. Cada vez que lo vemos en es-cena,
nos regocijamos de su triunfo, pues él
es parte de nuestros sentimientos, de nues-
Chechi Pardo, ha sido reconocido en este
homenaje simbólico, porque ser el Depor-tista
Ejemplo, él encarna la colaboración, la
tranquilidad, la colaboración y la sonrisa.
En el campo es la persona entregada, pero
también cumplidora de las responsabilida-des
que se le encarga, de él no oímos el
grito agresivo, la mala intención, o el des-gado,
por el contrario, es limpio, pero no
arruga, es múltifacético, tanto en cualquier
posición dentro del campo, y también fuera de ella: Can-ta,
narra, declama, ejecuta la guitarra, siempre está en la
colaboración por eso él este año ha sido nuestro ejem-plo.
Chechi, tus anécdotas, tus cantos, tu colaboración mere-cen
reconocimiento e imitación.
Vales el regalo de todos que son nuestros aplausos y
reconocimiento. Y eres ejemplo del Tarapaqueño.
Fernando Vásquez
César Pardo
tra infancia, en suma su triunfo es nuestro. Pero el
también está llano a preparar acotres en lugares y
en personas que uno cree no habría artistas, como
la universidad y físicos. Con él nuestro Club forma-rá,
actores y haremos presentaciones diversas di-fundiendo
nuestras vivencias y cultura.
Nando recibe el aprecio, la satisfacción de tenerte
en el Cluba Atlético Tarapacá de Chiquián,. Y
desearte que sigas prestigiando nuestro Chiquián.
El homenaje a ti es rendir homenaje a la cultura que
debe volver a ser distintiva de Chiquián. A eso va-mos.
19. Página 54 EL ZAGUÁN DE ORO PUQUIO
73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012
La Preparación del Programa
Las guitarras a cargo de Son de Chiquián:
Amado, José y Jhony, y también Chechi.
Acucho funcionaba de ingeniero de sonidos.
Se entrenó huayno por las parejas, esco-gidas:
Perching e Irma, Achico y Adela.
Doña Luchi, Rosi y Chole feliz miraban.
gos consecutivos desde las 15 horas
hasta casi las 21 horas. Menos mal
que Acucho, tenía montada toda una
sala especial para practicar, música, y
cantar, utilizando micrófonos inalám-bricos,
amplificador y proyector que
facilitaban la lectura. Para los lon-ches,
nos era suficiente una gaseosita
con galletita, claro no veníamos a co-mer
sino a compartir la alegría de pre-parar
una actividad cultural que nos
Afinar el coro para entonar el himno tara-paqueño,
huaynos y valses, exigieron mucho
trabajo. Adela señalaba el camino.
gustaba, por ello no interesaba la dis-tancia
desde donde veníamos, sea des-de
Puente Piedra en el cono norte, o
dese Chorrillos en Lima. El programa
fue preparado minuciosamente, casi
como si estuviéramos en el quirófano.
Menos mal que todos teníamos alguna
experiencia, por nuestros estudios de
primaria, en la Pre 351, o 352, o las
escuelas de don Fabián o don Josué.
Con seguridad talento nos sobraba.
P ara realizar el primer progra-ma
cultural con motivo del
aniversario de nuestro Club
Tarapacá, necesitaríamos de mucha
preparación, no nos faltaba ganas,
sino sincronización, afinamiento, para
cantar, o bailar o declamar. Entonces
solo quedaba practicar, ejercitarnos.
Y, eso se logró en la casa de una de las
mas tarapaqueñas Chole Zúñiga. Allí
nos citamos una seguida de 4 domin-
20. Volumen 1 Nº 11 Página 55
73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012
CLUB TARAPACÁ CCLLUUBB TTAARRAAPPAACCÁÁ DDDEEE CCCHHHIIIQQQUUUIIIÁÁÁNNN
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C on esta imagen inolvidable se selló las actividades del 73 aniversario del Club Tarapacá de
Chiquián, del 27 de noviembre de 2012, en el Club Chiquián. Con su valor, se superan todos
los esfuerzos realizados para cumplir con esta actividad, pues cuando pase el tiempo y
nuestros cuerpos dejen de existir, los que nos sucedan con nostalgia dirán, allí está mi padre, mi
madre, mi hermana, mi hermano , o mis amigos. Entonces les contarán a sus hijos, cómo el equipo
Verde y Blanco, se estimaba, se organizaba. Así, les motivará a repetirlos y no morirá este Club na-cido
en Chiquián el 27-11-1939. Aquí están: Apshu, Nei, Achico, Jhony, Carlos, Acucho, Elvis, Co-muno,
Amado, Eca, Erich, Sopo, Pacho, Shansha, Javi, Héctor, Chana, Julio, Noni, Chechi, Anacho,
Pershing, Carlos, Ofo, Alcalá, Doris, Gaby, Hedy, Lolo, Gloria, Carito, Chachi, Rosi, Josefina, Empi,
Luchi, Martha, Irma, Nili, Charo, Chole y Lali, (AZG)
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73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012