Cuantas veces nos hemos enfadado, contra alguien que no respeta la fila (cola), y consecuentemente nuestro tiempo invertido para ser atendido. Sin embargo, siempre hay alguien que quiere encontrar una manera distinta a esperar su turno, el cual está reglamentado, o normado, y para ello emplea mucho de su imaginación, e incluso no escatima en “dar una aceitadita”. Es la típica expresión de lo que denomino la cultura del atajo, el cual en los países “informales”, se ha convertido en un comportamiento natural.