1. UN COMPUTADOR NADA ORDINARIO
Frank vivía en el mundo de los genios, inventores y
sabios deseosos de transformar el mundo, y por eso sentía una
curiosidad permanente.
Sus padres, Didier y Cécile, le informaron que debía vivir con su tío Pierre durante
unas semanas, debido a las dificultades del embarazo de su madre.
A Frank se le iluminó la cara y preguntó:
- ¿y podré ver el computador?
- ¡Claro, el tío te lo dejará ver!
Luego, Frank y Didier llegaron a casa de Pierre, éste los recibió con cariño y les
dio la bienvenida. Tras acomodarlos, él explicó con entusiasmo sus nuevas
investigaciones relacionadas con su computador.
- Este aparato -dijo Pierre- está para hacerlo todo en casa, hasta sustituir al perro
guardián. Para que lo entiendan, Tomasín, es un computador que vive como un
miembro más de la familia.
- ¡Ah! ¿Se llama Tomasín tu nuevo empleado? -dijo Frank.
- Pero, ¡podrías haberlo llamado de otro modo! - sugirió Didier.
- ¿No sabías que a los computadores se les ponen nombres tomados de las
iniciales de las palabras que explican su funcionamiento? y como éste es un
Terminal con Organigrama de Memorias Analógicas Sintetizadas, se llama
TOMASÍN.
Ante el computador, con el orgullo de una madre que exhibe a su bebé, Pierre
explicó:
- Éste es un teclado igual que el de las máquinas de escribir. A cada una de sus
teclas le corresponde una función concreta. Ésta es la pantalla yeso de aquí,
la conexión telefónica... y el dispositivo trazador (plotter)... la impresora... la unidad
de disquetes y el lector de disquetes, un sintetizador de voz..., hay también un
circuito de reconocimiento de la voz y más.
- Pero, ¿cómo funciona todo esto? -preguntó
Frank.
- Pues es algo que no se aprende de la noche a la mañana, querido sobrino. Ya te
iré enseñando. ¡Mira! Voy a parar la cortadora de pasto, el portero eléctrico y la
contestadora del teléfono.
2. Pasó el dedo por una tecla y cesó el zumbido entrecortado de la maquinita.
Pasó el dedo por otra tecla y la puerta de entrada se abrió automáticamente.
Por último, pasó el dedo por una tercera tecla y todos los mensajes registrados en
el teléfono se escucharon claramente... y le voy a mandar a Tomasín que en cinco
minutos vuelva a hacer el mismo trabajo.
Se puso a teclear y Frank pudo leer con claridad en la pantalla: pon en marcha
la cortadora a las 17:45. En la línea inferior surgió la respuesta de Tomasín:
-O.K. registrado.
Cerró la puerta inmediatamente y enseguida Tomasín dijo: -O.K., registrado.
Para terminar, le pidió a Tomasín que en 2 horas volviera a pasar los mensajes
telefónicos y él contestó:
-O.K., registrado.
- ¡Qué!... ¿Te deja pasmado? -le preguntó Pierre a Frank-. Todo, todo es
maravilloso.
Frank pensó con alegría que disponía de mucho tiempo para jugar, inventar, es
decir, aprender todo aquello que el computador le permitiera.
Michele Kahn