1. Acepten el yelmo de la salvación"
¿Cómo podemos protegernos contra la propaganda satánica? Aplicando este consejo de Pablo:
"Sigan adquiriendo poder en el Señor y en la potencia de su fuerza. Pónganse la armadura
completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del
Diablo". Una parte esencial de esta armadura espiritual es "el yelmo de la salvación" (Efe. 6:10,
11, 17). Para poder resistir la propaganda del Diablo, tenemos que aceptar este yelmo, o casco,
y usarlo siempre. Al igual que el casco resguarda la cabeza del soldado, "la esperanza de la
salvación" —es decir, la confianza en que Dios cumplirá sus promesas de un nuevo mundo
glorioso— nos protege la mente contra las mentiras de Satanás (1 Tes. 5:8). Es preciso
mantener muy viva esa esperanza estudiando con diligencia las Escrituras.
¿Cuál fue una de las razones por las que Job pudo soportar los furiosos ataques de Satanás? Su
firme fe en la resurrección. Tanto es así que ni siquiera la posibilidad de morir logró apartarlo
de Jehová. Por el contrario, él le dirigió estas palabras: "Tú llamarás, y yo mismo te
responderé. Por la obra de tus manos sentirás anhelo" (Job 14:15). Él estaba seguro de que,
aunque muriera por mantenerse íntegro, Dios, que ama tanto a sus siervos fieles, lo devolvería
a la vida.
Todos debemos tener esa misma confianza en el Dios verdadero. Él puede corregir cualquier
mal que suframos por culpa de Satanás y sus secuaces. Nunca olvidemos esta garantía que
expresó el apóstol Pablo: "Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que
pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan
aguantarla" (1 Cor. 10:13)
El yelmo de la salvación. El yelmo cubría la cabeza y el cerebro, el asiento del intelecto.
Nuestra esperanza cristiana se compara a esta pieza de la armadura, pues nos protege las
facultades mentales (1 Tesalonicenses 5:8). Es verdad que mediante el conocimiento exacto de
la Palabra de Dios hemos transformado la mente. Sin embargo, esta podría corromperse
fácilmente, pues seguimos siendo humanos imperfectos y débiles. Cabe la posibilidad de que
las metas de este sistema de cosas nos distraigan y hasta reemplacen la esperanza que Dios
nos ha dado (Romanos 7:18; 12:2). El Diablo trató en vano de descarriar a Jesús ofreciéndole
"todos los reinos del mundo y su gloria" (Mateo 4:8). Pero este rechazó de plano la oferta, y,
como dijo Pablo, "por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento,
despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios" (Hebreos 12:2).
13 La clase de confianza que Jesús tuvo no viene de modo automático. Si en lugar de mantener
la mente fija en la esperanza la llenamos con los sueños y las metas de este sistema de cosas,
nuestra fe en las promesas de Dios se debilitará. Con el tiempo, puede que hasta perdamos la
esperanza. En cambio, si continuamente meditamos sobre las promesas divinas, seguiremos
regocijándonos en la esperanza puesta ante nosotros (Romanos 12:12).
"El yelmo de la salvación"
¿Cómo nos ayuda la esperanza de la salvación a no caer en la trampa de interesarnos en
exceso por los bienes materiales? (1 Timoteo 6:7-10, 19.)
Ponerse "el yelmo de la salvación" implica tener presente con claridad las maravillosas
bendiciones futuras, y no permitir que el resplandor y el encanto del mundo nos desvíen
(Hebreos 12:2, 3; 1 Juan 2:16). Este punto de vista nos ayudará a anteponer los intereses
espirituales a las ganancias materiales o la ventaja personal (Mateo 6:33). Por lo tanto, para
asegurarnos de que esta parte de la armadura está en su debido lugar, tenemos que
preguntarnos con sinceridad: ¿Qué busco en la vida? ¿Tengo metas espirituales específicas?
2. ¿Qué estoy haciendo para alcanzarlas? Seamos miembros del grupo de cristianos ungidos que
quedan o de la "gran muchedumbre", debemos imitar a Pablo, que dijo: "Todavía no me
considero como si lo hubiera asido; pero hay una cosa en cuanto a ello: Olvidando las cosas
que quedan atrás, y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, prosigo hacia la meta"
(Revelación [Apocalipsis] 7:9; Filipenses 3:13, 14).
"Acepten el yelmo de la salvación." (Efesios 6:17a.) El yelmo protegía la cabeza del soldado y,
por lo tanto, el cerebro... el órgano de la coordinación neural y del pensamiento. La esperanza
cristiana de la salvación se compara con un yelmo porque protege la mente. La mente del
cristiano se ha hecho nueva mediante el conocimiento exacto, pero todavía pertenece a una
persona débil e imperfecta. (Romanos 7:18; 12:2.) Si alimentamos la mente con pensamientos
inmundos que destruyen la fe, producidos por el espíritu de este mundo, nuestra confianza en
la salvación se debilitará y tal vez finalmente se desvanezca. Por otro lado, si alimentamos de
continuo la mente con las palabras fortalecedoras de Dios, nuestra esperanza se conservará
brillante y clara. ¿Mantiene usted firmemente ajustado su yelmo de la salvación?
stén firmes contra las maquinaciones de Satanás
1 "Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra
las maquinaciones [griego: "artimañas"] del Diablo." (EFESIOS 6:11.)
¿EXISTE realmente Satanás? Algunos dicen que en la Biblia "Satanás" es solo una referencia al
mal que existe en el hombre. Niegan que Satanás exista como criatura. Pero ¿qué nos dicen las
Escrituras? Los relatos evangélicos de Mateo y Lucas muestran que Satanás tentó
directamente a Jesús tres veces, y Jesús lo rechazó cada vez mediante las Escrituras. ¿Por qué
le contestó Jesús a partir de las Escrituras Hebreas? Porque Satanás vino a él aplicando mal
aquellas mismas Escrituras para llevarlo a pecar y fracasar como el Hijo de Dios, la
Descendencia o Simiente prometida. (Mateo 4:1-11; Lucas 4:1-13.)
2 Es obvio que Jesús, un hombre perfecto, no se imaginó aquellos encuentros. (Hebreos 4:15;
7:26.) Afrontó el ataque del mismo que había sido el poder tras la serpiente de Edén, uno que
había sido su hermano angelical y que se había rebelado mucho tiempo antes y ahora se
proponía frustrar el cumplimiento de Génesis 3:15. Satanás deseaba quebrantar la integridad
de la Descendencia prometida. Jesús, que conocía las artimañas de Satanás, rechazó
firmemente al Tentador. ¿Cómo reaccionó Satanás? "De modo que el Diablo, habiendo
concluido toda la tentación, se retiró de él hasta otro tiempo conveniente." Por supuesto,
¡Jesús no se retiró de sí mismo! Satanás, frustrado, se apartó de él, "y, ¡mire!, vinieron ángeles
y se pusieron a ministrarle [a Jesús]". (Lucas 4:13; Mateo 4:11.)
3 Es razonable este comentario de un historiador: "Negar la existencia y la importancia central
del Diablo en el cristianismo es oponerse a la enseñanza apostólica y al desarrollo histórico de
la doctrina cristiana. Puesto que literalmente no tiene sentido definir al cristianismo en
términos que no sean estos, desde el punto de vista intelectual es incoherente argüir a favor
de un cristianismo que excluya al Diablo. Si el Diablo no existe, entonces el cristianismo ha
estado completamente equivocado en un punto central desde el mismo principio". Esa
conclusión presenta un desafío a toda persona en la Tierra hoy. ¿Reconoce usted la existencia
de un enemigo invisible que tiene la intención de derrocar la soberanía de Dios y socavar la
lealtad del hombre?
¿Quién es, en verdad, Satanás?
4 Satanás es una criatura celestial poderosa a quien Dios creó originalmente en la forma de un
ángel, un hijo celestial con acceso a la corte de Jehová en los cielos. (Job 1:6.) Sin embargo,
Satanás ejerció su libre albedrío en oposición a Dios; arteramente condujo a Eva y, mediante
3. ella, a Adán, a la desobediencia y la muerte. (2 Corintios 11:3.) Por eso llegó a ser Satanás, que
significa "Adversario"... un rebelde, demonio, homicida y mentiroso. (Juan 8:44.) ¡Cuán
apropiada es la expresión de Pablo de que "Satanás mismo sigue transformándose en ángel de
luz", cuando en realidad es un 'gobernante mundial de esta oscuridad'! (2 Corintios 6:14;
11:14; Efesios 6:12.) Al seducir a otros ángeles y llevarlos a la rebelión, los guió hacia fuera de
la luz de Dios y a su propia oscuridad. Llegó a ser "el gobernante de los demonios". Jesús
también lo identifica como "el gobernante de este mundo". Es obvio que, para ser gobernante,
tiene que existir como persona celestial creada. (Mateo 9:34; 12:24-28; Juan 16:11.)
5 Aunque en las Escrituras Hebreas rara vez se menciona a Satanás, se le pone plenamente al
descubierto en las Escrituras Griegas Cristianas... tanto, que en ellas encontramos el nombre
de Satanás 36 veces y la palabra Diablo 33 veces. (Véase Comprehensive Concordance of the
New World Translation of the Holy Scriptures.) También se usan otros nombres y títulos para
identificarlo. Juan usó dos de estos en Revelación 12:9: "De modo que hacia abajo fue arrojado
el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a
toda la tierra habitada". (Véanse también Mateo 12:24-27; 2 Corintios 6:14, 15.)
6 Aquí en Revelación aparece la palabra griega di·á·bo·los, traducida "Diablo". Según el
helenista J. H. Thayer, su significado literal es "un calumniador, acusador falso, difamador".
(Compárese con 1 Timoteo 3:11; 2 Timoteo 3:3, Kingdom Interlinear.) W. E. Vine dice que el
Diablo es el "maligno enemigo de Dios y del hombre".
7 El gran Adversario no está desocupado. (1 Pedro 5:8.) Quizás a eso se deba que un proverbio
diga: "El Diablo le encuentra trabajo al que está desocupado". Su intención es corromper a
todos los verdaderos cristianos. (2 Timoteo 3:12.) Y puede concentrarse en el pueblo de
Jehová por una razón sencilla: ¡ya tiene al resto del mundo en su poder! (1 Juan 5:19.) El
mundo de hoy es el mundo de Satanás. Él es su gobernante y dios, sea que la gente lo
reconozca o no. (Juan 12:31; 2 Corintios 4:4.) Por consiguiente, recurre a toda artimaña o acto
o sugestión sutil para corromper al pueblo de Jehová, como individuos o como colectividad.
Examinemos algunas de las maneras como opera. (Marcos 4:14, 15; Lucas 8:12.)
Las artimañas sutiles de Satanás
8 Satanás ha tenido muchísimo tiempo para estudiar la sicología humana, analizar la
naturaleza humana con todos sus defectos innatos y adquiridos. Sabe cómo manipular
nuestras debilidades y nuestra vanidad. Pues bien, ¿en qué situación se encontraría usted si su
enemigo conociera sus debilidades y usted mismo no las reconociera? Entonces usted no
estaría bien equipado para defenderse, puesto que no estaría al tanto de los puntos débiles en
su armadura espiritual. (1 Corintios 10:12; Hebreos 12:12, 13.) ¡Cuán apropiadas son las
palabras de un poeta escocés: '¡Oh que algún poder nos diera el don de vernos como otros nos
ven! Eso nos libraría de muchos errores'!
9 ¿Estamos dispuestos a vernos como otros nos ven... especialmente como nos pudiera ver
Dios, o quizás Satanás? Eso exige un examen y una evaluación honrados de nosotros mismos, y
el deseo de hacer un cambio. Es muy fácil engañarse uno a sí mismo. (Santiago 1:23, 24.) ¡Y
cómo buscamos razones a veces para justificar nuestro propio proceder! (Compárese con 1
Samuel 15:13-15, 20, 21, 24.) ¡Y qué fácil es decir: "Pues, nadie es perfecto"! Eso es
precisamente lo que Satanás sabe, y se aprovecha de nuestra imperfección. (2 Samuel 11:2-
27.) ¡Qué triste es llegar a la edad mediana y darse cuenta de que, debido a la manera
despótica, impersonal o falta de bondad de haber tratado uno a otros a través de los años, ha
quedado sin amigos; o darse cuenta de que ha hecho poco o nada para contribuir a la felicidad
de otras personas! Puede que sutilmente Satanás haya usado nuestro egoísmo innato para
cegarnos durante toda la vida. No hemos captado la esencia de la verdadera mente de Cristo:
el amor, la compasión y la bondad. (1 Juan 4:8, 11, 20.)
10 Por lo tanto, para resistir a Satanás tenemos que examinarnos nosotros mismos. ¿Tiene
usted una debilidad que Satanás pudiera explotar o esté explotando ahora mismo? ¿Tiene el
problema de ensalzarse a sí mismo? ¿Tiene que ser siempre el primero y más importante? ¿Es
su fuerza motivadora oculta el orgullo? ¿Deforman su personalidad los celos, la envidia o el
4. amor al dinero? ¿Guarda usted resentimiento? ¿Es frío y cínico? ¿Tiende a irritarse fácilmente
cuando se le ofrecen sugerencias o se le critica? ¿Se resiente cuando le dan consejo, o hasta lo
rechaza? Si nos conocemos, podemos rectificar estos problemas, con tal que seamos humildes.
De otro modo, estaríamos invitando el ataque de Satanás. (1 Timoteo 3:6, 7; Hebreos 12:7, 11;
1 Pedro 5:6-8.)
11 Satanás también puede socavar nuestra espiritualidad de manera sutil, insidiosa. Puede ser
que nos enfademos por la manera como se hacen las cosas en la congregación o en la
organización. Por lo general no tenemos toda la información necesaria, pero fácilmente
llegamos a ciertas conclusiones. Si nuestra relación con Jehová es débil, fácilmente podemos
caer en pensamientos negativos y en dudas en cuanto a la verdad. Mientras se justifican a sí
mismos, algunos quizás busquen librarse de las responsabilidades que les impone la verdad.
Satanás entonces pone deslealtad y traición en el corazón de esas personas. Pronto se
convierten en víctimas de la apostasía, y Satanás se regocija. (Lucas 22:3-6; Juan 13:2, 27; 2
Juan 9-11.)
12 En cuanto a otros, Satanás hace que no solo se atrevan a cometer pecados crasos que
merecen la expulsión, sino hasta a recurrir a mentiras y falsedad para tratar de engañar a los
ancianos de la congregación. Como Ananías y Safira, creen que pueden engañar a los ángeles y
al espíritu santo de Dios. (Hechos 5:1-10.) En los últimos años muchos miles de personas han
caído en la trampa satánica de la inmoralidad. El Diablo conoce la intensidad de los impulsos
sexuales de la humanidad, y por su sistema mundial destaca, pervierte y tuerce el papel de lo
sexual. (Números 25:1-3.) Los cristianos no casados pudieran caer en la tentación de cometer
fornicación u otros abusos sexuales. (Proverbios 7:6-23.) Si los cristianos casados permiten que
su mente y su corazón divaguen, fácilmente pueden caer en conducta traicionera, y ser infieles
al cónyuge a quien han jurado fidelidad. (1 Corintios 6:18; 7:1-5; Hebreos 13:4.)
13 Vivimos en un mundo en que las mentiras, el engaño y la cólera violenta son muy comunes.
Satanás utiliza de lleno los medios de comunicación para esparcir esta degradada mentalidad.
Los seriales televisados o las telenovelas presentan a personas atractivas que viven una vida de
engaño mutuo. Si permitimos que influya en nosotros esa manera de pensar, pronto
podremos empezar a ceder a pecados "menores", y eso pudiera llevarnos poco a poco a
pecados "mayores". Las sugestiones sutiles de Satanás fácilmente penetran en nuestro
pensamiento. ¿Cómo podemos resistir esas influencias? Nunca "dejen lugar para el Diablo",
como aconsejó Pablo. Eso también significa ejercer control sobre la compañía a que usted abre
entrada en su hogar mediante la televisión. ¿No deberíamos aborrecer la intrusión de
personas violentas, inmorales, de lenguaje sucio, que traen consigo a nuestro hogar la
contaminación? (Efesios 4:23-32.)
¿Cómo podemos resistir a Satanás y seguir fieles a Dios?
14 Al considerar que a nosotros, criaturas humanas imperfectas, se nos opone un enemigo
sobrehumano tan poderoso, ¿cómo podemos mantenernos íntegros? La clave está en las
palabras de Santiago: "Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de
ustedes". (Santiago 4:7.) Note que el consejo de Santiago tiene dos aspectos. Mientras nos
oponemos al Diablo y su voluntad, tenemos que sujetarnos a la voluntad de Dios. Eso implica
amar la voluntad de Dios y odiar la de Satanás. (Romanos 12:9.) Por eso, Santiago dice:
"Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen
su corazón, indecisos". (Santiago 4:8.) Sí, no hay lugar para vacilaciones ni indecisión en
nuestra resistencia a Satanás. No podemos darnos el lujo de arriesgar la integridad mediante
ver cuánto podemos acercarnos a la línea fronteriza entre el bien y la iniquidad. Nuestro 'odio
de lo que es malo' debe ser completo. (Salmo 97:10.)
15 En el capítulo 6 de Efesios hay consejo sobresaliente en cuanto a resistir a Satanás. ¿Cómo
dice Pablo que podemos resistir las "asechanzas", "estratagemas" o "insidias" de Satanás?
(Efesios 6:11, Biblia de Jerusalén, Cantera-Iglesias, Bartina-Roquer.) "Pónganse la armadura
completa que proviene de Dios", aconseja él. Esta expresión, "armadura completa", no nos
permite ser descuidados en cuanto al cristianismo, tal como un soldado romano no podía ser
5. descuidado cuando se preparaba para la batalla. ¿Cómo le iría al soldado que se preparara con
toda la armadura excepto el escudo y el yelmo? Pudiera haber pensado: 'Ese escudo es
grandísimo, y el yelmo pesa demasiado. Eso es mucho peso, y en verdad no los necesito'.
Imagínese la situación: un soldado romano armado para pelear, pero sin sus medios
principales de defensa. (Efesios 6:16, 17.)
16 Imagínese, también, a un soldado que no llevara la espada. "La espada del espíritu" es
magnífica defensa, pues se usa para tajar el armamento que Satanás emplea contra el
cristiano. Nuestra "espada" siempre debe estar lista. Estará así si no descuidamos el estudio
bíblico personal ni el de la familia. Pero principalmente esta "espada [...] la palabra de Dios" es
nuestro instrumento de ofensiva. Jesús la usó de ambas maneras. (Mateo 4:6, 7, 10; 22:41-46.)
Nosotros debemos hacer lo mismo. Tenemos que seguir aguzando el aprecio que le tenemos a
la verdad. No podemos mantener firme nuestra espiritualidad sobre la base de lo que
aprendimos en nuestros primeros meses o años en la verdad. Si no renováramos los circuitos
espirituales de nuestra mente, nuestra visión espiritual se empañaría. Nuestro celo por la
adoración verdadera de Jehová disminuiría. Nos debilitaríamos espiritualmente. Ya no
podríamos repeler los ataques de parientes, amigos, compañeros ni apóstatas que quizás se
burlaran de nuestras creencias. Pero Dios nos salvará del Diablo y sus "proyectiles encendidos"
si seguimos equipándonos con "la armadura completa que proviene de Dios". (Isaías 35:3, 4.)
17 Sí, Pablo dio énfasis al peligro envuelto en el combate cristiano cuando escribió: "Porque
nuestra pelea no es contra enemigos humanos, sino contra poderes cósmicos, contra las
autoridades y los potentados de este mundo oscuro, contra las fuerzas sobrehumanas del mal
en los cielos". (Efesios 6:12, The New English Bible.) ¿Cómo podemos nosotros, humanos
débiles, resistir y ganar en una batalla tan desigual? Pablo repite su punto: "Por esta causa
tomen la armadura completa que proviene de Dios, para que puedan resistir en el día inicuo y,
después de haber hecho todas las cosas cabalmente, estar firmes". (Efesios 6:13.) La expresión
clave es: "después de haber hecho todas las cosas cabalmente". De nuevo, esto no deja lugar
para un cristianismo a medias ni distraído. (1 Juan 2:15-17.)
18 Por lo tanto, mantengámonos firmes en la verdad, amando la justicia de Jehová, predicando
las buenas nuevas de la paz, siguiendo firmes con una fe vigorosa en la salvación que Jehová
da mediante Cristo Jesús, apoyándonos en la Palabra de Dios como nuestro fundamento.
(Efesios 6:14-17.) Recuerde, Dios se interesa en nosotros, y nos ayudará a triunfar de las
pruebas e inquietudes que nos sobrevengan en el sistema de cosas de Satanás. Escuchemos
todos la advertencia: "Mantengan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en
derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien". Sí, "pónganse en contra de él,
sólidos en la fe". (1 Pedro 5:6-9.)
19 No olvidemos una añadidura esencial de Pablo a la "armadura". Dijo él: "Mientras que, con
toda forma de oración y ruego, se ocupan en orar en toda ocasión en espíritu. Y, con ese fin,
manténganse despiertos con toda constancia y con ruego a favor de todos los santos". (Efesios
6:18.) Nuestro enemigo invisible es tan poderoso que necesitamos "toda forma de oración y
ruego". Entonces, ¡cuán genuinas y variadas deben ser nuestras oraciones! Es vital que
confiemos totalmente en Jehová para salir victoriosos en la lucha y mantenernos íntegros.
Solamente él puede suplir el 'poder que va más allá de lo normal' que nos permitirá resistir a
nuestro implacable Adversario. ¡Qué consuelo es saber que nuestro gran Adversario pronto
será encerrado en el abismo y luego, por fin, aniquilado para siempre! (2 Corintios 4:7;
Revelación 20:1-3, 10.)