Checkland clasifica los sistemas en cinco categorías: sistemas naturales, sistemas diseñados, sistemas de actividad humana, sistemas sociales y sistemas transcendentales. Propone que se necesitan conceptos transdisciplinarios que unifiquen el conocimiento más allá de las fronteras académicas tradicionales. El concepto de retroalimentación o feedback es un ejemplo de un metaconcepto transdiciplinario, ya que describe el mecanismo común subyacente en muchos sistemas de regulación naturales y diseñados por el hombre.
1. TAXONOMÍA DE CHECKLAND
Según Checkland las clasificaciones u ordenamiento por clases de los
sistemas son las siguientes:
• Sistemas Naturales: es la naturaleza, sin intervención del hombre, no tienen
propósito claro.
• Sistemas Diseñados: son creados por alguien, tienen propósito definido.
Ejemplo un sistema de información, un carro.
• Sistemas de Actividad Humana: contienen organización estructural, propósito
definido. Ejemplo: una familia.
• Sistemas Sociales: son una categoría superior a los de actividad humana y
sus objetivos pueden ser múltiples y no coincidentes. Ejemplo: una ciudad, un
país.
• Sistemas Transcendentales: constituyen aquello que no tiene explicación.
Ejemplo: Dios, metafísica.
El sistemista inglés Peter Checkland señaló hace más de 40 años que: “lo que
necesitamos no son grupos interdisciplinarios, sino
conceptos transdisciplinarios, o sea conceptos que sirvan para unificar el
conocimiento por ser aplicables en áreas que superan las trincheras que
tradicionalmente delimitan las fronteras académicas”
Veamos un ejemplo: Son numerosas las entidades naturales que poseen
reguladores – también naturales – de algunos de sus procesos o funciones.
Nosotros mismos, como seres biológicos, tenemos diversas regulaciones, por
ejemplo en el caso de nuestra presión sanguínea, de nuestra temperatura
corporal, de nuestro ritmo respiratorio y cardíaco, del nivel glucémico en la
sangre, etc…
Regulaciones similares – y los dispositivos correspondientes – existen en todos
los seres vivientes (animales y vegetales), que deben adaptarse y readaptarse
sin cesar, a condiciones variables de entorno y de equilibrio interno.
Todos los reguladores tienen el mismo mecanismo básico, o sea la retroacción
por retroalimentación (el “feedback”) del efecto resultante del proceso,
observado y medido en cada instante, sobre el ritmo de la función o del
proceso mismo.
2. Por ejemplo, el corazón está equipado con un dispositivo nervioso acelerador o
frenador que responde a la percepción orgánica de la presión sanguínea. En
síntesis, el principio del feedback es absolutamente general: se trata de la
regularización de la actividad (función, proceso) por los resultados de la misma
y en correspondencia con una norma existente naturalmente, o establecida por
un agente.
En este caso de los controles, o sea las regulaciones creadas por el hombre, la
“norma” es introducida por el contralor humano en función de un criterio
razonado referido a la meta buscada. Un ejemplo muy conocido es el
termostato. Otro es el rol del flotador en el tanque de agua del baño.
El concepto de retro-alimentación (feedback) es por lo tanto un meta-concepto:
Reúne las características comunes de múltiples ejemplos específicos de retro-
alimentación.