2. Educar en igualdad de género es una tarea de todos y todas. Desde el IES
Fuente Alta (Algodonales), el alumnado de 3º ESO B pone su granito de arena para
erradicar la violencia de género a través de pequeños pero sorprendentes microrrelatos.
Pequeños textos narrativos que retratan la triste y descarnada realidad que sufren
muchas mujeres. Pequeñas dosis sin paliativos que te erizarán la piel. Pequeñas píldoras
de lectura que, por desgracia, lejos de basarse en la ficción, toman la realidad como
elemento principal. Píldoras que, con todo, pretenden gritar ¡se acabó!
Francisco Javier Racero Pérez
3. LA BESTIA
Al salir del instituto mis pasos se dirigen a la parada del autobús, soñando que
hoy me va a recoger un autobús que me lleve a un palacio de hadas, como el de la bella
y la bestia. Pero no, es el mismo autobús de siempre que me lleva al barrio obrero en el
que vivo. Aquí no hay palacio, pero sí hay una bestia que cuando se emborrachaba nos
pega e insulta a todos. Hasta que mi madre se enfrentó a él y como si fuese una heroína
de cuento de hadas, lo echó de nuestras vidas.
María Amaya García
YO NUNCA QUISE
Cada día siento más culpa de pagar todo el maltrato que me dieron de pequeño
con la mujer que me da la vida. Yo no quisiera ser así, me duele la vida ser así, pero me
lo enseñaron y a veces me siento bien hasta haciéndolo. No le voy a dejar que se aleje
porque no puedo vivir sin ella, y aunque ella muchas veces me suplica que pare, en mi
cabeza suena “pero cuando estamos bien, estamos muy bien”. Su madre piensa que soy
un monstruo pero a pesar de los golpes que le doy por su bien también sé abrazarla y
mimarla.
Natalia Amuedo David
UNA LUCHA SIN UN FINAL
En un pequeño pueblo de Asturias, ha habido una nueva incorporación. Martina
es una chica de 22 años que acaba de ser Guardia Civil. Al llegar a su nuevo destino, fue
recibida amablemente por todos, menos por algunos compañeros, que no la miraron con
buena cara.
Sus compañeros la discriminaron, se burlaron de ella, le hicieron bromas de mal
gusto… Lo que hizo querer dejarlo, pero un día, la llamaron para denunciar un robo en
un banco. Al llegar no se esperaban que les atacaran, dándole así a Martina en el pecho,
matándola en ese momento.
Amelia Atienza Valle
4. HAY SILENCIO EN MI CASA
Llegué a casa del colegio un poco antes de lo habitual, cogí mis llaves, abrí la
puerta y un silencio muy extraño recorría mi casa, acompañado de una brisa abrasadora.
Se suponía que mi madre estaba allí porque era ama de casa. Solté la mochila en el sofá,
me quité los zapatos y seguí andando hacia mi cuarto pero al pasar por el cuarto de mis
padres vi algo raro. Me asomé y vi a mi madre desprendida en el suelo, mi padre estaba
de pie, me miraba, yo estaba totalmente quieta y me decía “esto no es lo que parece”.
Carmen Bandera Atienza
LOS RUIDOS DEL CALLEJÓN
Me llamo Alberto y voy a 2º de la ESO. Todos los días paso por el mismo
callejón de camino a casa. Es un tanto estrecho, siempre está oscuro, y no parece que dé
el sol a ninguna hora del día. También se escuchan todo tipo de sonidos pasando por
allí, la mayoría de las veces parecen risas. Es extraño. Un día pasé como de costumbre y
empecé a escuchar sonidos. Parecían de una mujer. Me extrañó mucho. De pronto me
escondí y pude observar de donde venían los sonidos. En ese momento vi un hombre en
pie y una mujer desplomarse.
Hugo Barroso Álvarez
UNA RECETA QUE NO GUSTA
Una mezcla entre lágrimas, sangre, aceite y algunos otros alimentos, una botella
de vino rota contra la pared. Intento alimentar y cuidar todo lo que pueda a un monstruo
con el que convivo día a día, o al menos así lo llamaba mi antigua amiga: “monstruo”.
Para mí no es un monstruo, solo me intenta cuidar, me pega cuando hago algo que no
sea lo que él quiere, no me deja salir a la calle con amigas, no me puedo poner manga
corta, etc. Pero eso no lo hace ningún monstruo, ni nada de eso, simplemente me cuida,
eso creo…
Juan Manuel Benítez Mulero
5. LA PALABRA MÁS BONITA QUE EXISTE
Me desperté aquella mañana con la piel de gallina, con el frío y con el pelo
alborotado. Estaba sola en la cama, era una mañana de noviembre, no recordaba nada
del día anterior. Me fui hacia el salón y allí estaba aquel monstruo con la cabeza puesta
sobre la mesa y en la mano una botella de whisky. Me quedé fijamente mirándome al
espejo y me vi fea. A pesar de todos los moratones y tortazos de la noche anterior,
aquella mañana desapareció. Pasó una semana y aquel monstruo no aparecía. Yo ya me
empezaba a notar un poco más libre. Un día me lo encontré tirado en aquella cuneta,
muerto. Yo chillé, a la misma que vez respiré.
Federico Benítez Naranjo
LA INOCENTE Y LA BESTIA
La casa de mi mujer y yo quedaba a las afueras de la ciudad de Málaga.
Concretamente, un caserío junto a diez vecinos más. En la casa de al lado, había
existencia de animales jamás nunca reconocibles, o así queríamos llamarlo mi mujer y
yo. A todas horas se escuchaban golpes, o incluso gritos de una persona inocente,
atacada por aquella bestia. A través de las cortinas de aquella pequeña casa se veían
reflejados con la luz la inocente y la bestia, nosotros le llamamos así, no tiene otro
nombre que mejor los identificara.
Carla Fernández Palma
MI MUNDO
Vivo en un mundo fantástico donde no me falta de nada, donde todas las
prohibiciones son por mi bien y debo dar gracias por ellas, donde todas las heridas son
porque me tropecé y me caí , donde solo tengo que hacer las tareas de la casa y cuidar
de los niños, donde mi marido me da dinero sin casi hacer nada, donde no existe
toxicidad, el acoso, el abuso o falta de privacidad, donde se me dice la verdad, o al
menos eso es lo que mi marido quiere que creáis.
José Antonio Franco Cortés
6. CENA FAMILIAR
Como todos los días después del colegio, llego a mi casa y mi madre me pone un
plato de comida. Siempre está salada porque la prepara con lágrimas en los ojos por
miedo a lo que el animal de su “amorcito” pueda hacerle. Ella no se imagina lo que echo
de menos a papá, pero yo no me imagino cuanto me extraña ella. De todas formas, esto
acabará pronto porque ya mismo me iré a vivir a aquella residencia de la que siempre
hablaba. Al menos espero llegar, espero llegar antes de volver a hacerle daño otra vez.
Álvaro García Sánchez
BAJO LA LUZ DE CLARA
En un pequeño pueblo llamado Esperanza, cada atardecer pintaba el cielo con
tonos cálidos. Pero tras la luz de Clara, la oscuridad eclipsaba su casa. Su sonrisa, antes
hermosa, se desvaneció ante las sombras de la violencia de género. Un día, un rayo de
soledad iluminó su vida. Vecinas tejieron un manto para apoyarse, invisibles pero
fuertes. Juntas alzaron sus voces, transformando el silencio en un precioso himno. La
comunidad, como una red protectora, envolvió a Clara rompiendo esas cadenas del
miedo. En Esperanza, el amor venció a la violencia, mostrando que la unión es el
antídoto contra la sombra.
Iván García Zambrana
EL AMANECER
Con la cabeza alta, pero harta de las heridas, cerré la puerta mientras por el
rabillo del ojo podía ver con claridad una sombra grande que arrastraba sus pies sobre
las hojas de ese triste otoño. Esta sombra que un día entró, que yo creí que sería mi
amor y se convirtió en depredador, capaz de alejarme de todo, incluso de mi familia.
Ojalá hubiera escuchado sus consejos. Si algo aprendí, es que las peores batallas
siempre son para los mejores guerreros. Donde un día hubo oscuridad, hoy hay una
victoria, se llama mi nuevo AMANECER.
Esther Gómez Carrasco
7. GRITOS
Una noche al igual que todas, al irme a dormir empezaban a escucharse llantos,
gritos de mamá. Por primera vez voy a ver lo que ocurre. Cuando salgo de mi cuarto me
la encuentro en el suelo del salón con varios golpes en la cara, y a papá lo escucho irse
al bar de debajo de casa. Ese día decido acercarme a mamá para preguntarle qué le
pasaba. Me cuenta toda la historia y yo preocupado empiezo a hablar con ella. Tardé en
convencerla, pero decidimos ir a denunciar. Al día siguiente él no volvió a aparecer
más.
Alejandro Hidalgo Carretero
LA LIBRETA DE LOS PENSAMIENTOS
Cada mañana me despierto asustada, por un monstruo que se encuentra en mi
cama. Ese monstruo llega a mi casa cada tarde con camisa y corbata. Cada vez que ese
monstruo llega, me quiero dormir y no despertar porque, aunque las personas no lo
vean, se mete en mi cabeza y no me deja de atormentar. Cada mañana, cuando ese
monstruo se va, yo escribo en mi libreta lo que sucedió hace más de tres años. En ella
explico el porqué de mi suicido por culpa de la persona que alguna vez yo llame cariño.
Alba Luna Bernal
UN DURO AMOR
Tal día como hoy salía de mi casa con los ojos llorosos como siempre,
escondiendo el dolor que sufro para afrontar otro día duro. Empecé la mañana segura
pero como cada día llegaba él a fastidiarme y a hacerme daño, pero como yo lo amaba
pues no decía nunca nada y me hundía con sus comentarios y acciones. Cuando llegaba
a casa seguía igual hasta que decidí ir a dar un paseo, sentía que alguien me perseguía y
sentía más miedo de lo que tenía pero cerré los ojos y cuando los abrí estaba con mi
familia.
Andrea Menacho Zambrana
8. BRILLO SIN BRILLAR.
En la ciudad donde vivo tengo un piso peculiar, en el que aprecio un sitio al que
llamé “brillo sin brillar”. Tengo un dueño que me pasea sin más y que de vez en cuando
me lleva a mi lugar singular. Allí me acaricia sin parar, pero a veces siento y pienso que
dependo de él, porque me da de comer y también de beber. Cuando se va, me deja allí y
me pongo a pensar que por qué mi sitio especial no es más que una profundidad sin
final. Lo que él llama “acariciar” es el daño que hace al pegarme.
Lucía Mulero Rincón
MIL CICATRICES
Ese día, volvió a mí declarando falsas esperanzas y promesas vacías, mientras,
yo lo esperaba anhelosa. Declaraba crear un paraíso en el que con el pasar de los días se
convertía en un infierno cotidiano. Me mostró la parte más feroz que podía el mundo. Y
volví a sentir cómo sus apáticas manos alcanzaban mi ser, mientras sus caricias dejaban
profundas huellas sobre mí. Este fue el comienzo en el que me perdí y dejé de ser yo
misma, viendo como poco a poco me consumía y mi luz interior desaparecía. Soy una
de las víctimas que logró vencer al lobo feroz que intentaba devorarla.
Marta Pérez Astete
LAS DISTINTAS ÉPOCAS NO MUY DIFERENTES
(1974 Murcia, España)
Hijo, te voy a contar un chiste, imagínate que estás conduciendo y te paras en un
semáforo y se pone verde y a los dos conductores que tienes delante, se les cala el coche
varias veces. Adivina qué son. ¡Exacto, mujeres!, porque solo sirven para fregar o
agredirlas. Recuerda mis palabras...
¡Noticia de última hora! Hoy, 1 de mayo de 2023, muere una mujer a manos de
su marido porque le reprochó a su marido que no le felicitó en el día de la madre, y sus
palabras fueron “Las mujeres solo sirven para fregar”.
Daniel Pérez Marchena
9. EL OGRO
Cada día siento más miedo cuando se acerca. Ayer por culpa de sus celos volvió
a pegarme y espero que esta vez no me haya dejado marcas. Esta mañana me desperté
con una rosa y una carta en la que decía lo mucho que lo sentía. En ese momento no
sabía cómo me sentía. Es el amor de mi vida, pero se convirtió en el ogro de mi casa. El
otro día lo hizo también, pero esta vez me amenazó con un cuchillo, gritándome y
apuñalándome hasta que me dejó inconsciente. No sé cómo olvidarlo, pero quiero
escapar de esta pesadilla.
Lola Pérez Torres
LOS LLANTOS QUE TE MERECÍAS
Cada día me despertaba pensando: “no quiero más”. No podía seguir con esto en
mi vida. Todos creían por la imagen que daba que era un hombre amable y con
sabiduría. Todos creían que la imagen que transmitía era una triste despedida. Pero
nadie se preguntó si entre aquellas cuatro paredes todo se cumplía. Nunca dio motivos
de violencia, y menos en público. Ni siquiera mi familia ni amigos creían todas las
palabras que yo les comentaba. Creían que en tu entierro mis lágrimas eran de llanto por
tu pérdida, pero nunca supieron que tu ausencia me iba devolver mi libertad y felicidad.
Natalia Rubiales González
CANSADA DEL SILENCIO
Estoy escondido debajo de la mesa, como me dijo mamá que hiciera cuando
entrara el bicho malo. Escucho a mi madre gritar: “Para”. El bicho malo le estaba
haciendo daño y eso le hacía la mayoría de los días. No escuché ningún ruido más, así
que salí despacio por si el bicho malo seguía. Me acerco a mi madre y observé una vez
más todos sus moratones sangrar. La moví, pero no me respondía por miedo a que le
volviera a hacer daño. No tenía ni voz del daño provocado por el bicho que duerme con
ella.
Paula Toledo González