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*Fue presidente de la primera Junta Local del Zonal
14 y concejal del segundo periodo.
**Tomado del libro «Democracia, ciudadanía y poder,
desde el proceso de descentralización y participación
popular», Montevideo, Nordan 1999, primera edición.
Vintén
Editor
(Reedición revisada por el autor, agosto de 2010)
Promueva la lectura y
la discusión: El Comité
Allende-Cavani pone a su disposi-
ción uno de los materiales que die-
ron origen a la polémica hace 15
años en La Teja: ¿Cómo descentra-
lizar? ¿Cómo insertarse en el vecin-
dario, y entre los propios militan-
tes, para realizar los cambios que
el Frente Amplio necesita para se-
guir siendo una fuerza política vi-
gente, vigorosa y una decisiva he-
rramienta de cambio?
HugoCavani
Salvador Allende
Comité Allende-Cavani
Nueva Palmira y Justicia
http://lacomercial.vinten-uy.com/
Comité Allende-Cavani
Nueva Palmira y Justicia
http://lacomercial.vinten-uy.com/
Julio Listre*
Descentralización
participativa:
Aprendiendo desde
los conflictos**
Como muchos de mi generación, en los
años 60, me integré a la militancia estudian-
til, sindical, y luego al Movimiento de Libera-
ción Nacional (Tupamaros).
Estuve preso unos cuantos años durante
los cuales me pregunté — nos preguntamos—
junto a otros compañeros, cómo era eso de
contribuir al cambio social, a la revolución.
Pasado ese tiempo, en un poco conocido
documento 6 del Frente Amplio, encontré in-
sinuados algunos caminos: democracia par-
ticipativa, asambleas barriales, poder popu-
lar… Líneas directrices hacia la toma de un
poder menos cercano pero construido desde
lo cotidiano y con el común de la gente.
Reformulación de las mejores tradiciones de
los comuneros de Paris, del «poder a los so-
viets», de la revolución cultural china y, so-
bremanera, de los cabildos abiertos de la re-
volución artiguista.
De allí surge, acaso como autocrítica im-
plícita, la experiencia en la que me incluyo y
que relato en este trabajo.
La descentralización participativa inicia-
da en 1992 fue un hermoso intento por crear
NOTICIA DEL AUTOR
(Pasa página 37)
WALTER HUGO CAVANI
RUGGIERO
1948 – 1988
Fundador del Comité «Allende»
Walter Hugo Cavani Ruggiero nace en Mon-
tevideo el 5 de Marzo de 1948 y fallece el 9 de
Octubre de 1988, con cuarenta años cumpli-
dos y una vida dedicada a la militancia desde
muy joven. Era oriundo de Villa Dolores, de Na-
varra y Talcahuano, de la rotonda del ombú en
Ramón Anador y Rossell y Rius...*
... Simpatizante del Partido Comunista, durante
los años setenta solía vérselo con el diario «El
Popular» y «Marcha» bajo el brazo, interesán-
dose con afecto y dedicación por la suerte de la
humanidad doliente, que padecía algun tipo de
injusticia. De la mañana a la noche era solici-
tado por pares y amigos en relación a diversas
dificultades y propósitos de la militancia. Te-
nía una ascendiente natural sobre sus compa-
ñeros, siempre sonriente y dicharachero, y ade-
más hincha de Peñarol...
*Tomado de la noticia bigráfica publicada en el blog http:/
/lacomercial.vinten-uy.com/
3
Descentralización participativa:
Aprendiendo desde los conflictos.
Mi participación en este proceso de Descentraliza-
cion y Participación Popular en la zona 14, la puedo
rastrear desde el inicio de los 90, recorriendo lugares
tan diversos como "El Tejano", la Comisión de Comu-
nicación, La Junta Local, la llamada Agrupación de
Gobierno Local del Frente Amplio, El Concejo Vecinal
y alguna breve incursión desde Hacer Desur1
colabo-
rando en la coordinación de talleres en el primer Foro
de Montevideo.
Voy a intentar centrar mis comentarios en el en-
torno de una práctica conflictiva, con una mirada ha-
cia los momentos de dificultad y por qué no de incer-
tidumbre.
Cuándo fue que los nuevos problemas nos lleva-
ron, o bien al riesgo de ayudar a crear nuevas herra-
mientas -riesgo de equivocarse, de quedar a la in-
temperie, riesgo ciertamente necesario de correr-, o
bien a la comodidad de repetir comportamientos
adaptados, reproduciendo formas de relación ya es-
tablecidas.
Es cierto que cualquier lugar de la Descentraliza-
cion ha estado siempre rodeado de desafíos. Pero el
1. Instituto de Asistencia Técnica y Educación Popular que co-
organizó con otras ONGs «Montevideo en Foro 1».
8
alcanza con abrir locales de reunión a los que
se convoca a participar.
La participación que conduce a una demo-
cracia radical requiere la mediación y la
intencionalidad explícita de programas educa-
tivos, no solo ni fundamentalmente desde la
academia sino en el acompañamiento de los
procesos y las experiencias. Decidir, ejecutar,
gobernar, implica aprendizaje.
Como las muchas interrogantes que me sur-
gieron estimularon mi curiosidad, dediqué unos
años al estudio de la Psicología Social. Otras
experiencia de intervención en hospitales, cen-
tros barriales, Caif, y pequeños productores, me
confirmaron la «pasividad» ciudadana, la ten-
dencia a esperar del Estado Protector, las so-
luciones. Y al mismo tiempo esas mismas ex-
periencias me enseñaron el potencial creador
del saber popular abotagado.
Ojalá sirva el presente trabajo de hace más
de 15 años —muy parcial y contextualizado, y
por eso pesado y hasta aburrido— para esti-
mular la reflexión ante un nuevo intento des-
centralizador.
* Política y subjetividad. Ana M.
Fernandez. 2006, Ediciones Tinta y Limón.
Buenos Aires
Vintén Editor
4
rol de Concejal y, en menor medida, el de edil local,
son quizás lo mas novedoso, los roles que tienen me-
nos antecedentes culturales, políticos, sociales. Hay
por supuesto un decreto que establece las facultades
de los órganos locales. Pero vienen de muy atrás tra-
diciones de participación que van a entrar frecuente-
mente en contradicción con esos decretos y que se
van a integrar conflictivamente al proceso. Y hay tam-
bién, desde el 90 en adelante, un creciente interés
por participar de otra manera.
Desde la Intendencia Municipal de Montevideo
(IMM) se nos ha convocado para constituir el gobier-
no local y esto tendrá entre los militantes barriales
una traducción quizás lineal y poco graduada pero
ilevantable: se nos convoca a DECIDIR.
Fui presidente de la primera Junta Local del Zonal
14 y concejal del segundo periodo, abandonando el
Concejo meses antes de que concluyera dicho perío-
do. Este abandono -no exento de sentimientos de cul-
pa- está lejos de aceptar aquello de que "te fuiste,
perdiste". Susana Regént suele decir que el vecino que
participa una vez, raramente lo deja de hacer de al-
gún modo. Decenas de concejales que dieron mu-
cho de su tiempo en estos años se han replegado a
su barrio, a colaborar en la comisión vecinal o en la
cooperativa, a reparar ausencias en la familia, a recu-
perar alguna de las muchas vacaciones dedicadas a
las tareas del Concejo. Estoy seguro de que acudirían
a compartir experiencias y propuestas si se abriera el
37
espacios de decisión y de poder popular. (Las
ciencias sociales han dado con una fea pa-
labra: «empoderamiento» —traducción,
cuándo no, del inglés empowerment—, para
potabilizar la bella y desprestigiada expre-
sión «toma del poder»).
De inicio, se produjo en los barrios un «es-
tado asambleario» en los que «los colectivos
generalmente rechazan homogeneizaciones
y pertenencias estables; pueden hacer acuer-
dos puntuales con organizaciones políticas
muy diversas pero generalmente resisten la
idea de adherir, pertenecer, integrarse a orga-
nizaciones más amplias o a partidos políti-
cos».*
El poder central, que proclamaba la
«transferencia del poder a los vecinos», que-
dó atrapado en su inercia centralizadora, en
un proceso que nos llevó, con otros compa-
ñeros, después de reiteradas confrontaciones
con la IMM, a la interrogación de si el poder
se concede o se toma.
En esa dialéctica poder central versus po-
der barrial constatamos la progresiva caída
de los vecinos en la pasividad y el desen-
canto. Creo que la participación popular se
construye. La experiencia demuestra que no
es suficiente la voluntad política central ni
(Viene de página 2)
(Pasa página 38)
5
espacio que los convocara. Creo que nadie puede dis-
cutir que individualmente los concejales, los que de-
jaron y los que siguen, hemos acumulado experien-
cia. Pero también creo que es legítimo pretender que
tal experiencia pueda acumular para un proyecto real-
mente transformador y que hoy encarna en ese co-
lectivo de vecinos de todo Montevideo en su proceso
de formación como ciudadanos.
Estos días, a propósito de la elección para el ter-
cer período, han aparecido artículos en la prensa (Bre-
cha, por ejemplo) en que la "mirada" al proceso no ha
variado casi nada en relación a la elección del 95. Se
puede leer en Brecha del 23.10.98: «Hay un cambio
notorio con respecto a la elección pasada, en el per-
fil de los candidatos a los concejos, mientras sub-
sisten lagunas informativas y confusiones generaIi-
zadas sobre el cometido y gestiones de estos orga-
nismos. Quienes se postulan esta vez fueron propues-
tos por comisiones barriales o grupos de vecinos pre-
suntamente por su capacidad de trabajar por todo el
barrio y no en círculos estrechos de interés». Este
comentario denota un desconocimiento total o "con-
fusión generalizada", porque siempre -puede haber
alguna aislada excepción- los candidatos fueron pre-
sentados por organizaciones sociales o grupos de
vecinos. Pero hay opiniones de protagonistas de pri-
mera línea (citadas también por Brecha del 16. 10.98),
que parecen suspendidas en el tiempo por lo poco
autocríticas y superficiales. Se esperaba que: «los
36
Federico Rivero Scarani.
– CUENTOS y POEMAS.
Marjorie Mardonez.
– POEMAS PARA MUJERES
ROTAS Y OTROS ABIS-
MOS. Bernardo Safones.
Poesía.
– ALFONSINA STORNI. An-
tología poética.Patricia Díaz
Garbarino: prólogo, selec-
ción y notas.
– ANIMAL DOCTRINA;
Colecticia FRANZ KAFKA,
LA INVENCIÓN INSOPOR-
TABLE; MILIBARES DE LA
TORMENTA y CIELO GENI-
TAL. Julio Inverso. Tomo IV.
– ESCRIBO PAJARO. Alber-
to Villanueva. Poesía.
– PEQUEÑOS CRIMENES
COTIDIANOS. Sebastián
Rivero Scirgalea. Poesía.
– LA FRONTERA. Duilio
Luraschi. Cuentos.
– PAPELES DE UN POSEI-
DO. Julio Inverso. Obras,
Tomo V.
– EL ASESINO Y LAS FLO-
RES. Julio Inverso. Obras,
Tomo VI.
– MICRONARCOSIS. (Versos
de un paciente lúcido).
Leonardo Colombo. Poe-
sía.
6
concejos vecinales fueran una caja de resonancia del
movimiento social y una escuela de democracia» y
sin embargo se los encuentra «demasiado ligados a
la gestión municipal y alejados de su base social, que
lleva a que terminen cooptados por la Intendencia".
Cuando se leen estas opiniones en las que prima una
visión de la superficie del proceso y otras del estilo:
"los concejales se cansaron o fueron cooptados" , "
los jóvenes no participan" , " la población no se moti-
va", "la participación no es como antes"... Cuando se
oyen explicaciones más elaboradas del tipo "esto es
un largo proceso que recién se inicia", como si los
procesos fueran regulados desde algún lugar inacce-
sible y no pudieran ser pautados por sus protagonis-
tas; cuando es posible aceptar que ocho años no es
mucho pero que es un tiempo que puede dar cuenta
de lo fermental de las propuestas y de sus potenciali-
dades, se tiene derecho a preguntar qué pasa que
esto no se transmite ni se discute ni se intercambia.
Yo no me voy a referir a este proceso proponiendo
cuestiones muy profundas -no sabría- ni originales,
sino planteando algunas interrogantes nacidas en la
vivencia de estos años junto a otros compañeros con
los que fuimos descubriendo problemas que pudimos
resolver en parte o que fueron quedando ahí, para
conversar algún día.
Los elementos para una "conversación" de estas
experiencias han estado y permanecen dispersos. Los
protagonistas también comienzan a dispersarse a
35
– MUJER EN CONSTRUC-
CION. Mariella Nigro. Poe-
sía.
– PROVIDENCIAS y otros
cuentos. Dulio Luraschi.
– LITURGIA URBANA.
Nelson Díaz. Poesía.
– NO SE DEVUELVEN ORI-
GINALES y otros cuentos.
Justo E. Vasco. Humor.
– INDIOS Y LATINOS. Uto-
pías, ideologías, literatu-
ras. Uruguay Cortazzo
– ASEDIO A LA TERNURA.
Silvia Prida. Poesía
– EL MAR y EL CIELO SON
IGUALES. Margarita
Biescas. Poesía.
– OBRA POETICA ESCOGI-
DA: Publicada & Inédita
de Sarandy Cabrera.
– PANEGIRICO DE LA
OBRA DE UN AMIGO PIN-
TOR. Damián Ibarguren
Guathier. Breve ensayo
sobre su pintura por
Daymán Cabrera Sureda.
– FALSAS CRIATURAS y
otras obras. Tomo I. Julio
Inverso. Segunda edición
del primero y primera de
DIARIO DE UN AGONI-
ZANTE y VIDAS SUN-
TUOSAS. Premios M.E.C.
año 2000. Prólogo de
Daymán Cabrera.
– PINTURA y CORAJE.
Charla con el pintor
Damián Ibarguren
Gauthier. Osvaldo
Alzamora de Artá.
– MEMORIAS DE LA GUE-
RRA. Recuerdos presentes
de la guerra civil española
(1936-1939). Elías
Biescas Palacio.
– EL PAIS DE LAS MUJE-
RES. Karmar Dibrán. Poe-
sía.
– TRAJE DE NOCHE y
OTROS SALMOS PARA
VESTIR LA LUZ. Poesía In-
édita. Obras. Tomo II. Ju-
lio Inverso. Prólogo de
Luis Bravo.
– SYNTERESIS PERDIDA.
Federico Rivero Scarani.
Poesía.
– LA PIEL DESIERTA. Pro-
sa. Mericy Caétano.
– AGUA SALVAJE y LOS FU-
RIOSOS PÉTALOS DE LA
MUERTE. Obras Tomo III.
Julio Inverso. Prólogo de
7
pesar de intentos como estos de PRAXIS que no pue-
den más que abarcar un pequeño espacio de las ex-
periencias en la Descentralización. La consecuencia
es que, por ahora, cada dos años todo comienza de
nuevo.
Un poco de historia.
Me vinculé a la descentralización junto a un grupo
de vecinos respondiendo a una convocatoria del Cen-
tro Comunal Zonal (CCZ) 14 para formar una Comi-
sión de Comunicación. En ese entonces ya existía una
Mesa de Organizaciones Sociales que coordinaba las
actividades de comisiones vecinales de larga trayec-
toria en gran parte del zonal. Tengo de esta época un
recuerdo de mucha efervescencia y caos. Hay un pa-
réntesis previo, entre la renuncia del primer coordina-
dor zonal y la incorporación de Susana Regént, du-
rante el cual se realizaron asambleas de vecinos en el
Club Progreso. Eran centenares de personas que en
forma muy inorgánica, pese a los esfuerzos de La
Mesa, lo discutían todo al mismo tiempo.
Creo que allí se expresaban las distintas ideas acer-
ca de algunas prácticas de participación. Había un
grupo fuerte que reconocía a "La Mesa" en su rol coor-
dinador y que provenía, en su mayoría, de Nuevo Pa-
rís, Belvedere y parte de La Teja, cuyos integrantes
eran tratados de reformistas por otro grupo también
fuerte aunque menos organizado, con históricos mili-
tantes a su cabeza. Más que el futuro de la Descen-
34
Algunas obras publicadas por Vintén Editor
– CENIZAS DE SUEÑOS. Iris
Sclavo Armán. Novela.
– DE LA RALEA DE LA VOZ.
Alberto Villanueva. Poesía.
– EL INVIERNO DEL AN-
GEL. Carlos Brandy. Poe-
sía.
– LA MEDICINA ALTERNA-
TIVA. Aspectos éticos y ju-
rídicos. James F. Drane.
– EL PEON DE LA ESTAN-
CIA SAN SEBASTIAN. Al-
berto “Beto” Cía. Poesía.
– PALABRA ANTIGUA.
Richard Piñeyro. Poesía.
– EN CUANTO LLEGUE A
PARIS. Eduardo de Souza.
Poesía.
– LIMERICK. El epigrama in-
glés.
– FIN DEL CAPITULO
RUSO. Cuentos. Antonio
Alvarez Gil.
– CITAS DE ARTIGAS. Se-
lección y notas de Alfon-
so Fernández Cabrelli. 2a.
Edición.
– HIROSHIMA. Elías Uriarte.
Poesía.
– RETRATOS DEL MERO-
DEADOR y otros poemas.
Teresa Amy.
– MAS LECCIONES PARA
CAMINAR POR LON-
DRES. Julio Inverso. Poe-
sía.
– LA LUZ DE ESTA MEMO-
RIA. Ida Vitale. Poesía. Edi-
ción Facsimilar 50º aniver-
sario.
– VELOZ ETERNIDAD.
Alfredo Fressia. Poesía.
– SELECCION NATURAL.
Enrique Fierro. Poesía.
– UNA OSCURA PRADERA
VA PASANDO. René Fuen-
tes Gómez. Poesía.
– LABIOS DEL PONIENTE.
Jorge Ernesto Olivera.
Poesía. Premio Intenden-
cia Municipal de Montevi-
deo 1999.
– ATMOSFERAS. Poemas en
Prosa. Federico Rivero
Scarani. Mención honorí-
fica I.M.M. 1999.
– DE MI PIEL ME SALGO.
Poemas. Gladys Burci.
– TABACO. Lalo Barrubia.
Poesía.
8
tralización, creo que en esas instancias se discutía un
pasado de huelgas gloriosas, traiciones y heroísmos.
Se tenía la sensación de que todo iba a terminar a los
sillazos. Se proponían muchas cosas y entre otras que
el cargo de coordinador zonal fuera electo en régi-
men de asamblea de vecinos. Estas formas de parti-
cipación, muy arraigadas en todo el zonal y sobre todo
en La Teja, van a atravesar después todo el periodo
haciendo pesar muchas veces un estilo del peor asam-
bleísmo sindical o partidario,
influyendo casi siempre negativamente, sobre todo
en la primera etapa, aunque con rebrotes durante todo
el periodo.
Algunos de estos grupos tendrán un estilo de in-
tervención espasmódico. Sus representantes se acer-
can, prenden o avivan el fuego y se van. Como se
sienten llamados permanentemente por causas más
profundas, dejan su mensaje aquí y allá, pero se mues-
tran incapaces de un esfuerzo sostenido -al menos
en este ámbito- y por eso pierden gradualmente pres-
tigio. Como contracara, "La Mesa" orienta grupos y
organizaciones que vienen de otra tradición más fun-
cional, más acostumbrada al trámite y la gestión ante
los organismos o sus representantes, a través de líde-
res de todo pelo político. Son grupos pequeños, cons-
tantes, que se integran al trabajo sostenido que pro-
pone la Descentralización aunque algunos de estos
grupos o sus líderes tejerán relaciones de cuño clien-
telístico con la administración central, provocando
33
so complejo de constitución del pueblo como sujeto
de un proyecto nacional.
En ese sentido, puede admitirse que lo local es un
espacio adecuado al desarrollo popular:
a) porque permite abrir nuevas trincheras de lu-
cha político-ídeológica, para un proyecto popular;
b) porque admite y alienta procesos
autogestionarios en la perspectiva de una democra-
cia directa;
c) porque constituye un foro de discusión de los
grandes problemas nacionales;
d) porque permite una mayor participación en
asuntos próximos, favoreciendo la posibilidad real del
autogobierno como sistema.
Pero el poder "local" no es poder "popular" si no se
rompe con la división tajante entre representantes y re-
presentados, si no hay un ejercicio más directo del
poder por las mayorías populares, si no hay meca-
nismos eficaces de control sobre los representantes."
Yo no creo que esté todo por hacer, pero sí que
hay todavía mucho por hacer. De eso que resta por
hacer puede que dependa en parte el desarrollo de
una experiencia que contribuiría a fortalecer la demo-
cracia. Si no lo hacemos, quizás pueda comentarse,
como ahora de cosas que pasaron, que fue una "ex-
periencia micro" bastante interesante.
9
también conflictos en la frágil estructura de la organi-
zación zonal.
En esta época los plenarios contrastaban con el
lento trabajo de articulación social propuesto desde
el CCZ. Parecían canchas diferentes donde se juga-
ban muchas veces partidos también diferentes. Por
un lado las grandes asambleas con encendidos dis-
cursos y prensa siempre dispuesta a brindar titulares;
por otro, la vida de todos los días, la trama de relacio-
nes y de participación que se iba formando en las
recorridas comisión por comisión, registrando nece-
sidades, aspiraciones y expectativas. (Después apa-
recerán otros escenarios sentidos igualmente ajenos
desde los barrios: Junta Departamental, estructura
de la IMM... Pero en su proceso, la dinámica estructu-
ra local irá tomando o dejando lo que le sirve siempre
que pueda sobreponerse a los fuertes movimientos
desarticuladores que se le pretendan imponer).
Me parece que, a pesar de los permanentes en-
frentamientos entre estas y otras tendencias, hay que
hacer un esfuerzo por no descalificar ninguna de las
vertientes o concepciones participativas de que se
nutrió este proceso. El Zonal 14 tiene una pesada tra-
dición de lucha y solidaridad. Muchas veces hemos
hablado de ese espacio de fábricas y chimeneas, de
la multiplicación de los lugares de encuentro, de la
organización de los tiempos sociales y hasta familia-
res tomando como referencia el pito de la fábricas
llamando a los turnos, signo sonoro de una cultura
32
Breve Conclusión
Puede que estas notas contrasten con el clima de
contenida alegría oficial por el apoyo relativamente
creciente a las últimas elecciones a los Concejos Ve-
cinales. Es un contraste desde puntos de vista que
nunca dejaron de ser constructivos y, aunque críti-
cos, no desconocen el cambio de calidad y el funda-
mental mejoramiento de la relación entre la IMM y los
habitantes de Montevideo.
Nunca creímos que las transformaciones sociales
pasaran exclusivamente por la Descentralización. Pero
ha sido motivo siempre de preocupación que el parti-
do político que la promovió no destine prácticamente
ningún esfuerzo militante para su desarrollo.
La lectura de algún informe previo a congresos de
organizaciones importantes que integran el Frente
Amplio muestra los extensos análisis de su inserción
en los diferentes ámbitos políticos y sociales. La Des-
centralización, sin embargo, parece no existir.
No viene mal antes de terminar esta nota recordar
otra vez el Documento 6 del Frente Amplio. Recor-
darlo en sus límites para medir nuestras impacien-
cias pero también refrescarlo en sus claros objetivos
y mostrar nuestras inconsecuencias:
"Las soluciones locales al problema de la demo-
cracia y del desarrollo son limitadas, porque son cues-
tiones de toda la sociedad nacional. Los poderes lo-
cales sólo pueden ser vistos como parte de un proce-
10
obrera que afortunadamente no se ha perdido, toda-
vía, con el cierre y la desocupación.
Zona de fuertes, a veces virulentos choques de
ideas y concepciones. Pero también zona de integra-
ción y reunión en torno a campamentos de huelguis-
tas, clubes deportivos, locales sindicales, murgas com-
pañeras. De algún modo todos llegamos con nuestro
bagaje de viejos instrumentos, modalidades de parti-
cipación necesitadas de adecuación y reformulación.
La Comisión de Comunicación
En la Comisión de Comunicación un grupo de ve-
cinos empezamos a vivir la desconformidad con cier-
tas formas clásicas: el boletín, afiches, etc. Arranca-
mos como una comisión que se planteaba la difusión
y la propaganda. Sin descartarlas de plano nos resul-
taban insuficientes. Tuvimos el privilegio de contar con
acompañamientos: el Grupo Aportes y CIDC-PRAXIS,
Cristina Oholeguy -la primera Asistente Social asig-
nada al CCZ- y la propia Susana Regént, contribuye-
ron fundamentalmente a los cambios y a la proyec-
ción que fue adquiriendo esa comisión.
Hubo momentos de desarrollo de modalidades
nuevas. Asambleas de vecinos coordinadas por edu-
cadores, de las que resultaban conclusiones sistema-
tizadas y devueltas, con el apoyo editorial del "El
Tejano", como insumos de nuevas reuniones. Modali-
dades que eran rápidamente aceptadas por la mayo-
ría de los vecinos ante la incomodidad y a veces el
31
La cuestión tan "ilegal" pero tan sólidamente asen-
tada de que "el Concejo decide", aceptada unánime-
mente por todos dio lugar al mecanismo perverso de
que el Concejo decide TODO. Y entonces las reunio-
nes del Concejo comenzaban con interminables te-
mas previos, invitaciones a cursos, talleres, planes y
montones de expedientes sencillos que antes se re-
solvían por vía administrativa.
Hay un momento culminante -para la zona- de este
reajuste donde el poder aparece en una forma que no
esperábamos. La radio comunitaria "El Puente FM",
de funcionamiento itinerante pero a la vista de todo el
barrio, como lo había hecho desde el Club Progreso
o desde la Parroquia de La Teja; que era parte, como
se dijo más arriba, de un proyecto de comunicación
de "El Tejano", discutido y respaldado
por la Junta Local y el Concejo, fue allanada en
horas de la noche por la fuerza policial, ante una falsa
denuncia. En presencia de autoridades municipales
fue violentada la puerta del local que había sido cedi-
do a "El Tejano" por la Comisión administradora del
Mercadito Victoria, nombrada ésta "Comisión Dele-
gada" por el propio Tabaré Vázquez, antes de iniciada
la descentralización, para que se hiciera cargo del
complejo cultural y deportivo del Mercadito Victoria.
Sólo había allí un viejo escritorio y una exposición de
dibujos adolescentes. La ira del "viejo sistema" rom-
pió la antena del televisor comprado por el Centro
Juvenil, con apoyo de la Fundación Kellog.
11
sarcasmo de los veteranos militantes, aunque, con el
tiempo, terminaron aceptando también ellos el inter-
cambio en el grupo chico, característico del taller. Creo
que la zona acumuló, entre el 90 y el 93, nuevas he-
rramientas, discutió cómo quería participar, encontró
en la palabra DECISION el nudo de las motivaciones
para convocar la creatividad y la iniciativa de los veci-
nos que comenzaron así a transitar un camino rubri-
cado en el Foro de Montevideo, donde les fue posible
reconocerse -en sus problemáticas, en sus dudas, en
sus desconfianzas- con los demás vecinos de Monte-
video.
La nueva práctica
El grueso de quienes nos integramos a la Junta y
al Concejo está conformado por militantes barriales,
la mayoría con muy débiles lazos orgánicos partida-
rios. Casi todos tienen en el ámbito barrial su trabajo
fundamental. Algunos desde siempre; otros, produc-
to de ese fenómeno de repliegue desde lo partidario
hacia lo barrial, que es sentido como una práctica
con objetivos más concretos y realizables.
No está ni aparecerá a lo largo del proceso -salvo
ocasionalmente y cuando se lo convoque en espe-
cial- el militante partidario o de Comité de base, aquel
que contribuyó decisivamente al triunfo del Frente
Amplio y de su propuesta programática de Descen-
tralización. Ganada la elección, seguirá quizás concu-
rriendo al comité y se convertirá, desde su casa, en
30
producto del desgaste, de la falta de capacitación,
empezaron las contradicciones. Había concejales que
se contentaban con el nivel de decisión alcanzado y
pedían saber cuánto dinero se invertiría en tal área de
la zona, para poder planificar. Otros pedíamos cono-
cer el detalle del presupuesto total porque si no la
decisión permanecería en el ámbito de unos pocos.
Con el inicio de la segunda administración fren-
teamplista se produjeron algunos cambios en la es-
tructura de relaciones entre la IMM y los órganos lo-
cales. Es cierto que los Encuentros de Trabajo con el
anterior Equipo se habían ido crispando, dando lugar
a verdaderas confrontaciones, en el mejor sentido de
esta palabra. Se salía con la idea de haber trabajado
mucho. Ahora, los encuentros se hicieron más técni-
cos, más distantes.
La Junta Local fue adquiriendo una identidad más
clara en el sentido de que ajustó mucho más su prác-
tica a los decretos. A su vez el cambio del perfil de
trabajo de la nueva secretaria de la Junta le otorgó al
sistema de relaciones la funcionalidad necesaria para
el golpe de timón que se dio a la Descentralización
Participativa. Este segundo Concejo Vecinal se pasó
largo tiempo discutiendo la relación orgánica con la
Junta Local. Si enviaría uno o dos delegados, cuán-
tas veces por mes, si con voz o con voto. La Junta
Local había decidido que un concejal acompañara sus
reuniones, situación que se había dado naturalmente
con la primera Junta, pero que ahora, con las dificul-
tades y desencuentros, era necesario reglamentar.
12
un demandante enérgico de los servicios municipa-
les, pero sin participar.
Este fenómeno curioso, o por lo menos no espe-
rado, atraviesa a todas las organizaciones de izquier-
da, integren o no el Frente Amplio. El militante barrial
es un "descolgado" al que su partido recurre, por ejem-
plo, en época de elecciones nacionales o para alguna
movilización.
El partido, a su vez, "aterriza" en el barrio cuando
se trata de "acumular para la organización", o cuando
precisa "agitar" algún tema que considera importan-
te. Y en esto no hay radicales ni moderados que val-
ga. Es toda una cultura política desde la cual se de-
clara el apoyo a los procesos participativos pero que
en el fondo cree -y hasta dónde no habrá razón, por
ahora- que el poder hay que conquistarlo jugando en
otra cancha más importante. El espacio local es siem-
pre, para estas organizaciones, el terreno de una tác-
tica secundaria.
Se dan la mano en esta cultura actitudes en apa-
riencia muy distantes y hasta contrapuestas: los que
se mimetizan con un "pueblo" ideológicamente incon-
taminado poniéndose a la cabezas de sus reclamos
más espontáneos; y los que "bajan" línea intentando
sujetar los reclamos de la gente a una "visión polí-
tica" que culmina en la oficina de algún edil departa-
mental. Hay momentos en que parte de estos grupos
acuerdan a nivel partidario y se involucran. Un ejem-
plo es la elección de los tres ediles locales en la inter-
29
La IMM fue parca en acompañamientos y muy exi-
gente a la hora de planificar con los vecinos. Aquí
habría que buscar una importante causa de la men-
tada "municipalización" de los concejos y también de
su encerramiento. Los encuentros de trabajo fueron
cada vez más reuniones entre concejales "especiali-
zados" y directores.
La tradicional comisión vecinal, la que concu-
rría a los plenarios con demandas concretas y ur-
gentes sin ajustarse a orden del día alguno, empe-
zó a resultar molesta. Se le recomendaba que fuera
a la reunión de la comisión temática correspondien-
te donde terminaba registrando, como ante una
oficina, su demanda.
Y allí se cerró el círculo. Hubo alguna comisión
temática que adquirió tal autonomía que no daba
cuenta al Concejo de sus actividades. No es difícil ima-
ginar el paulatino resecamiento de los órganos loca-
les, el progresivo vaciamiento de las nuevas estructu-
ras democráticas. La dinámica de los encuentros de
trabajo con los directores se fue deteriorando. Cuan-
do llegamos a las prioridades del segundo Plan
Quinquenal nuestras propuestas ingresaron al
tema presupuestal. Pedimos saber el total de lo re-
caudado por zona, en todo el departamento de Mon-
tevideo. Pedimos el desglose, cuánto había para in-
vertir, propusimos coordinar con otros Concejos en
planes que involucraban a zonas de otros comuna-
les. Todo se complejizaba y los datos muchas veces
se decía que no habían sido procesados. También
13
na frenteamplista en torno a algunos candidatos cuyo
compromiso de fortalecer el Concejo, como órgano
de poder local, provoca la adhesión -siempre descon-
fiada, es cierto- de una parte que mantiene lazos or-
gánicos partidarios. Tienen una gran experiencia sin-
dical y una muy buena capacidad organizativa para
marchas, movilizaciones, recolección de víveres para
sindicatos en conflicto. Son La Teja legendaria. Se
presentan a la elección del Concejo y obtienen una
muy buena votación.
Hay una franja de estos militantes que ha descreí-
do, después de los primeros plenarios de organiza-
ciones sociales, de la propuesta descentralizadora. Tie-
ne una postura muy crítica, con matices, con periódi-
cas reinserciones, pero siempre actuando de franco
tiradores contra todo lo que pueda aparecer con vi-
sos de "oficialismo". Se acercan a último momento a
la elección del Concejo, creo que respondiendo a una
conocida lógica de presencia: si la descentralización
convoca gente, hay que estar para denunciar, escla-
recer, etc. De esta franja provienen cinco o seis con-
cejales.
Instalación de la Junta Local
y del Concejo Vecinal
El 31 de diciembre de 1993, a pocos días de ins-
talados los órganos locales, se produce la ocupación
de un terreno municipal, ubicado en Humboldt y Lau-
reles, por parte de una decena de familias proceden-
tes del edificio semiderruído de la Inlasa.
28
entre la Intendencia y una Comisión vecinal, consti-
tuida en asociación civil, se puso a esta comisión al
frente de la administración sin planificar un acompa-
ñamiento ni la capacitación imprescindible, terminó
el proyecto administrándose a sí mismo, por los pro-
pios funcionarios contratados y la comisión desmem-
brándose o manteniendo una representación formal.
Para descentralizar el poder tiene que haber una
estructura central por lo menos consciente de sus di-
ficultades y que desarrolle las potencialidades de ca-
pacitación de sus funcionarios. Si pretendemos que
la organización social no sea meramente un instru-
mento para el abaratamiento de la gestión y aposta-
mos al fortalecimiento de los órganos locales y al
mayor protagonismo de la gente, habría que ir con
mucha fuerza a una planificación de las acciones, a la
elaboración de estrategias de capacitación y acom-
pañamiento de las organizaciones sociales. Esto im-
plica destinar recursos humanos, trabajadores socia-
les, que se metan entre la gente planificando un tra-
bajo de largo aliento. ¿Significa esto una contradic-
ción insalvable en la medida en que se le pide al pro-
pio Estado que otorgue recursos para luego transferir
poder? Para el Documento 6 del Frente Amplio, "Ba-
ses programáticas para el gobierno departamental",
esto no era problema "La funcíón de la descentraliza-
ción como pauta de reforma del Estado consiste en
desarrollar Ia participación y cooperación de entida-
des y ciudadanos, atribuyéndoles representación y
asignándole medíos de acción..."
14
Acompañan la ocupación tres de los concejales
recién referidos. Días después, en la primera reunión
del Concejo se plantea el apoyo a la ocupación y en
medio de una situación de mucho dramatismo se vota
afirmativamente. Ni la Junta Local ni el Concejo Veci-
nal han empezado a funcionar y ya se encuentran en
medio de un conflicto en el que pondrán en juego
relaciones de fuerza, de poder.
¿Cómo se juega en esta pugna el tema del poder?
Yo no podría contestar a esta pregunta. Me animo
un poco a mostrar algunas de las contradicciones que
vivimos desde la Junta y el Concejo, vislumbres de
una nueva realidad. Los ocupantes se instalan en el
terreno. Dicen tener el apoyo del Concejo Vecinal, de
diferentes comisiones y organizaciones sociales y es-
peran el apoyo de la Junta Local. Desde esa posición
de hecho consumado quieren negociar con la Inten-
dencia el otorgamiento del terreno. Advierten que no
abandonarán el lugar y que enfrentarán el desalojo
policial. Quieren construir allí sus viviendas. Es inte-
resante ver cómo desde el principio manejan la esce-
na terrible del desalojo por la fuerza, imagen que los
cohesiona y convoca adhesión. Pero también resulta
interesante registrar -y el señalarlo siempre provoca-
ba el enojo de los ocupantes- que en el Zonal 14 hay
muchos terrenos baldíos y son escasos los terrenos
municipales, y que era muy poco probable la inter-
vención policial teniendo en cuenta que recién se ins-
talaban los órganos locales en el marco de una inten-
dencia frenteamplista.
27
como filtros, obstáculos culturales que operan con-
tradictoriamente en la dimensión del protagonismo,
entre el querer decidir y el temor a decidir. La gente
participa mucho en actividades recreativas, cultura-
les. Participa bastante en reclamos: el cambio de re-
corrido de un ómnibus provocó asambleas de veci-
nos en las esquinas de una zona de Nuevo París en
las que participaron concejales, ediles, el director de
Tránsito de la IMM y un directivo de Cutcsa. Se llegó a
modificar el recorrido en asambleas en la calle. Pero
después se convocó a una reunión para planificar una
propuesta que incluyera a otros barrios -el transporte
es un tema integrador con otras zonas- y el número
de vecinos, muy importante al principio, fue decre-
ciendo en la medida en que se ampliaba el marco a
otros barrios y en que se profundizaba el tema, hasta
quedar reducido el grupo a unos pocos concejales y
vecinos.
La gente participa poco en iniciativas globales, par-
ticipa menos en propuestas, no participa casi nada
en planificación. Los concejales quedamos enreda-
dos en nuestras propias carencias, entre planos quin-
quenales, planes estratégicos, ordenamientos territo-
riales, zonales...
Para descentralizar o transferir el poder tiene que
existir gente organizada y capacitada.
Cuando en una oportunidad se destinaron impor-
tantísimos recursos para el equipamiento de una red
de policlínicas en el zonal 14 y mediante un acuerdo
15
Sin embargo, la Intendencia, a través del Departa-
mento de Descentralización, tiene una reacción pú-
blica inmediata, casi refleja: no negocia con los ocu-
pantes hasta tanto estos no desocupen. Califica la
ocupación de "salvaje" y declara que iniciará trámite
de desalojo judicial, hecho que refuerza inmediata-
mente el sentimiento de amenaza en los ocupantes.
Es decir que en un movimiento rápido entran en jue-
go fuerzas que ignoran la recién inaugurada distribu-
ción o transferencia de poder. Los órganos locales no
existen. Creo que es bastante significativo este estre-
no del "Gobierno local". Cuando concurrimos al te-
rreno ocupado con nuestra nueva investidura nos re-
ciben recelosos y tajantes: "queremos que venga el
Intendente a negociar con nosotros". En la Intenden-
cia, con rara sencillez, se nos informa que el Departa-
mento Jurídico inició ya el trámite de desalojo. En
este contexto rápidamente polarizado, la Junta Local
y parte del Concejo comienzan a tejer lentamente una
trama de acuerdos entre los concejales, en la Comi-
sión de vivienda, con el propio Intendente.
En la zona hay una tradición muy fuerte de apoyo
a las ocupaciones. Es preciso discutir, en esa nueva
situación de gobierno local, cómo ubicarse. Desde
que se inició el proceso descentralizador, fundamen-
talmente a través de la Comisión de Vivienda zonal,
se ha venido planteando el relevamiento de terrenos,
casa desocupadas, fábricas abandonadas. Se habla
de reciclajes, de regularizaciones, de cartera de tie-
26
los jóvenes de la zona que, a veces, es cierto, se
aburrían en el Concejo aunque igualmente se pro-
digaban en permanentes iniciativas.
Las Comisiones Temáticas
Fue desde las comisiones temáticas que llegamos
a elaborar propuestas de planes de obras, salud, alum-
brado, vivienda, limpieza, etc. En los encuentros de
trabajo con el equipo de gobierno discutíamos con
datos las explicaciones que nos daban los Directores.
Las cosas empezaron a caminar. No en el sentido ideal
de aquella "decisión" que reclamábamos, que era
como pensar "este es nuestro presupuesto, queremos
la plata, nosotros la administramos". Pero sí en la di-
rección que veníamos aprendiendo: estas son nues-
tras prioridades, pretendemos que se atiendan. Y pro-
poner seriamente, con datos, negociando, tensando
a veces la relación, disputando y construyendo espa-
cios de decisión y poder.
El trabajo desde las comisiones temáticas se cons-
tituyó en el punto más alto del programa de la des-
centralización en la zona 14 en lo que se refiere a la
elaboración de propuestas. Pero creo que a la vez,
paradojalmente, haya sido el momento de mayor di-
ficultad en la participación de los vecinos desde sus
comisiones barriales.
Hay que empezar por reconocer que aquí hubo
grandes carencias. La participación, la que conoce-
mos, la que intentamos reformular o aumentar, tiene
16
rras. Si logramos un ordenamiento de prioridades,
de urgencias por carencia de vivienda relevadas entre
todos; si por fin nos proponemos planificar e incluso
otorgar terrenos aún en base a los escasos recursos
existentes, ¿cómo actuaremos en situaciones de gru-
pos de vecinos que "ganan de mano" e interponiendo
su poder de organización desconocen esas priorida-
des? Sin ir más lejos hay varias organizaciones socia-
les en espera de respuesta a diferentes proyectos que
toman a ese terreno ocupado como referencia. En el
movimiento popular ¿rige Ia ley del más fuerte?
La discusión se complejiza, hay encono, dudas en-
tre viejos compañeros. El planteo se unifica por fin en
base a la reivindicación de poder decidir localmente,
con los ocupantes con el Concejo Vecinal. Llegamos
a una reunión con el Intendente Vázquez donde apa-
rece la señal de coherencia: hay que buscar en la pro-
pia zona la solución, el Intendente la respalda.
El saldo de esta experiencia, las preguntas que se
pueden formular acerca de las formas de lucha, de la
organización, de cómo contribuir al desarrollo de la
capacidad de representación de los más débiles, de
contra quién hay que luchar; éstas y muchas más
preguntas darían para largo, para repensar muchas
cosas. Sólo puedo decir que empezamos a entender
que todo era mucho más complejo de lo que había-
mos imaginado. Ocupantes, concejales y ediles sali-
mos a recorrer la zona en un camión a la búsqueda
de un terreno que por fin concretaría las aspiraciones
de esos vecinos.
25
En una sola oportunidad acudieron, cuatro ediles,
a un Plenario que discutía la habilitación para votar y
postularse como candidatos a los Concejos, a jóve-
nes desde los 16 años. La idea, promovida por jóve-
nes de nuestro Concejo y apoyada por la Junta Local
y el Plenario de Organizaciones, era considerada, por
estos ediles departamentales, como carente del debi-
do respaldo legal, hecho que la convertía en posible
foco de desacuerdo a nivel interpartidario. Creo que
es importante mencionar este hecho porque marcó
un momento de duro enfrentamiento con la "vieja"
estructura de poderes (IMM, Junta Departamental) y
porque además denota los tropiezos de un discurso
que lamenta hoy la poca participación juvenil. El plan-
teo, que iba ganando espacio en otros Concejos fue,
en definitiva, bloqueado con el argumento de la ne-
cesaria transparencia de procedimientos electorales.
En el zonal 14 los jóvenes participaron y partici-
pan. "El Tejano", proyecto de jóvenes, en sus oríge-
nes dedicado a publicar un periódico barrial, pero
abarcando desde el 90 en adelante un amplio cam-
po en materia de comunicación, organizando y pro-
moviendo actividades, acompañando desde dentro
el proceso de Descentralización, es el mejor ejem-
plo de esta afirmación. La Radio Comunitaria "El
Puente FM", el proyecto de Centro Juvenil en La
Teja y Nuevo París que coordina la actividad de cien-
tos de jóvenes, son otras tantas prolongaciones de
esta organización social tan peculiar y exitosa de
17
Esta solución discutible ¿es producto de una trans-
ferencia de poder? ¿Es poder conquistado, negocia-
do? ¿Qué quiere decir "transferir el poder", es un acto
voluntario, de desprendimiento del poder central, en
este caso la IMM? Porque hubo manejo de poder en
la ocupación, hizo uso de poder el director que
remarcó públicamente su autoridad desde una IMM
propietaria, hay poder en el abogado municipal que,
según se nos dijo "hizo el trámite de desalojo que co-
rrespondía, que siempre se hace", poder en el Inten-
dente, poder, al fin —el más dudoso—, negociado,
otorgado, en la Junta Local y el Concejo.
La Junta Local y el Concejo salen de esta expe-
riencia con un espacio ganado que no es el de "Go-
bierno" sino el de mediador, el de ponerse en el me-
dio de un conflicto entre fuerzas y obtener un acuer-
do. Es evidente que de no existir los órganos locales
otros hubieran ocupado ese lugar. Pero aquí importa
no sólo quién lo hace sino cómo lo hace. En ese
"cómo" está la posibilidad del debate local y de una
profundización democrática de temas que desde el
discurso de una parte de la izquierda aparecían como
de principios: el apoyo a las ocupaciones de tierras;
pero también de discusión de asuntos que otra parte
de la izquierda, cuando no la mayoría, tiraba para un
futuro lejano: la posibilidad de planificar una cierta
distribución en relación a la vivienda, el ejercicio de la
capacidad de decisión local, la articulación de inci-
pientes formas de poder popular, etc.
24
los acuerdos de la Comisión Mixta. Para este lugar de
poder ni siquiera rnediadores pudimos llegar a ser.
Y el conflicto siguió planteado: una de estas coo-
perativas, con un estilo muy formal de relacionamien-
to, hacía años que se había recostado a la Junta De-
partamental, a su Comisión de Vivienda, para obte-
ner permisos, acelerar trámites, etc. La otra coopera-
tiva, con una modalidad totalmente opuesta, volca-
da, por lo menos al principio, a la tarea social a través
de su policlínica, mantenía una permanente actitud
de crítica hacia su vecina reclamándole una franja de
terreno. Pues bien, este conflicto atravesó los dos
períodos del Concejo, enfrentó concejales, creó re-
sentimientos y viene teniendo todavía un trámite no
resuelto, con una cuña desde la Junta Departamen-
tal que no facilitó sino que entorpeció los intentos de
resolución a escala local.
Salvo estos episodios, la relación de los órganos
locales con la Junta Departamental fue nula o casi
nula durante los dos períodos. Hubo participación de
algunos ediles departamentales en los plenarios
zonales, previos a la primera elección del Concejo
Vecinal, donde cumplieron un papel esclarecedor en
lo referente a las discusiones en la Comisión Mixta.
También fue importante su contribución en cuanto a
establecer los límites de las atribuciones de los dis-
tintos poderes de la Descentralización, si bien no fue-
ron pocas las discrepancias con lo local, las que se
atribuyeron casi siempre a diferencias entre los "tiem-
pos políticos" y los "tiempos sociales".
18
Hay que ver cómo golpea en alguno de nosotros
la comprobación en la realidad de, por ejemplo, cuánto
lo popular reproduce a su interior el sistema de jerar-
quías de poder: el grupo de familias que sale de Inlasa
desde su liderazgo ha impuesto una selección previa
en la que se discrimina familias en las que vive un
homosexual o una prostituta. O, en el caso de la In-
tendencia, los amagues y esquives de ciertas jerar-
quías, la duda y la indecisión en la mayoría. Es cierto
que quien delega poder de decisión a la Junta Local
es el Intendente a través de decretos que ya estaban
vigentes. Sin embargo hubo que salir a buscar el
reconocimiento personal de esas atribuciones.
Esto determinó, a la larga, una modalidad que ne-
cesariamente iría desgastándose: cada vez que desde
lo local se quería apresurar el cumplimiento de una
decisión, enlentecida, bien por la estructura adminis-
trativa -¿resistencia de un poder?- o por una vacila-
ción intermedia -¿miedo a asumir un poder?- había
que ir a golpear a las puertas del Intendente o sus
más allegados quienes, quizás por transición inevita-
ble del proceso, concentraban mucho poder.
Estos momentos de descalabro y contradicción
en que cada actor parece querer profundizar su auto-
nomía y cerrarse en sus procedimientos, en que la
realidad social parece tender más a fragmentarse en
intereses particulares que a integrarse sobre la base
de necesidades comunes; estos momentos no son la
excepción sino cosa de todos los días cuando el pro-
23
Relaciones con el Centro Comunal Zonal
Hay una relación que en general no es considera-
da, quizás porque estuvo pocas veces presente, y es
la de los órganos locales con la Junta Departamen-
tal. Como se dijo no fueron pocas las veces en que
los órganos locales actuamos como mediadores. Fue
mas bien la tónica. No sólo entre vecinos y estructura
central sino también en conflictos entre los propios
vecinos. Hay que reconocer que este rol de mediado-
res, del que nosotros queríamos zafar y que quizás
sólo lo logramos desde las Comisiones temáticas, fue
el que se nos adjudicó de hecho por los vecinos. Esto
aparecía reforzado cuando en la mayoría de los servi-
cios el CCZ dependía de la estructura central y desde la
Junta Local no podíamos hacer otra cosa que un lista-
do de demandas, de quejas por incumplimiento, etc.
Una vez que fuimos a la Junta Departamental, in-
teresándonos por un viejo conflicto entre dos coope-
rativas de vivienda, lo hicimos conscientemente como
mediadores. Se trataba de un problema de límites del
terreno entre estas cooperativas vecinas. Nos recibió
la Comisión de Vivienda de la Junta Departamental
interesada por ediles de todos los partidos. Una edila
del Partido Nacional nos preguntó en plena sesión
quién nos había dado atribuciones para pedir cuen-
tas de un asunto que ya estaba laudado a favor de
una de las cooperativas, qué era eso de edil local o
concejal, quién nos había nombrado, etc. Todo en
presencia de los ediles frenteamplistas, a dos años de
19
yecto pretende ser participativo y democrático. La
tarea de articular, de tejer acuerdos de base , de pla-
nificar y elaborar propuesta, se convirtió en un desa-
fío a la capacidad creativa, mediadora y negociadora
de los Concejos.
La falta de apoyo y acompañamientos técnicos
produjo muchas veces un rápido desgaste -eso de
estar en el medio tiene un real significado y reales
consecuencias- y el posterior abandono de muchos
concejales.
Después de la ocupación
Estos hechos van a marcar un estilo de trabajo de
todo el primer período en la relación entre el Concejo
Vecinal y la Junta Local. Aquí conviene hacer otra vez
un poco de historia. A principio del 92 el Plenario Zo-
nal de Organizaciones -que venía siendo citado des-
de el 90 y que entre otras cosas elaboró las priorida-
des del primer Plan Quinquenal- adquiere mayor re-
levancia con motivo de la proximidad del llamado a
elecciones para el Concejo Vecinal. Este es quizás el
periodo de mayor auge de participación. "Ahora deci-
dimos los vecinos" o "A gobernar desde los barrios"
eran las consignas (que tanto contrastan con la ac-
tual "Quién habla por su barrio") que rezaban las invi-
taciones a participar. Se discutían calurosamente las
atribuciones del Concejo mientras en la Comisión
Mixta de la Junta Departamental se acordaba reser-
var la parte resolutiva a la Juntas Locales.
22
que se oponían habían sido convencidos -no se sabe
cómo aunque se pueda suponer por quién- de que el
tablado era bueno para el parque y, salvo el Arq. Ma-
ñana -hay que hacerle justicia- los demás ediles vota-
mos a favor.
Este hecho causó naturales resistencias en el Con-
cejo Vecinal a pesar de nuestras explicaciones del poco
tiempo con que contamos para resolver y del conve-
nio que firmamos mediante el cual la empresa se com-
prometía a realizar mejoras en el parque. Hubo una
reunión de trámite sorprendente en medio de las dos
decisiones.
Estuvieron presentes Daecpu, el Sr. Pucheta por
la División Turismo, la Junta Local, el Sr. Iglesias por
la empresa y no estoy seguro si el club Liverpool. El
delegado de Daecpu se transformó en el coordinador
de la reunión llegando a perdonar la inexperiencia de
los órganos locales en temas carnavaleros, por el poco
tiempo que hacía que funcionaban, lo cual era abso-
lutamente cierto y porque además el carnaval comien-
za a organizarse mucho antes de la fecha en que ini-
ciamos los órganos locales. Se adivinaba que alguien
con mucho poder se había movido rápidamente, con-
vencido a los comerciantes de que habría buena vigi-
lancia en la zona, persuadido a la escuela de que se
arreglaría todo lo deteriorado y a los preocupados por
las bellezas del parque asegurado de que éste iba a
ser conservado entre otras cosas con la instalación
de baños químicos. Y además, a Liverpool no le falta-
rían conjuntos en su escenario.
20
En los plenarios se restaba importancia a estas
noticias argumentando que pese a los decretos le
sería muy difícil a los órganos "políticos" (Junta
Local y Gobierno Central), pasar por encima de la
voluntad de los organismos de base "social" (Con-
cejo Vecinal, Plenario Zonal). De manera que cuan-
do se nos vino el decreto y al Concejo le quedó la
reducida facultad de iniciativa, asesoramiento y
control, a un grupo de compañeros nos pareció que
la Junta era un lugar peligroso en la medida en que
desde allí podía jugarse un partido propio, concen-
trar el poder local, pensábamos.
Y entonces decidimos que algunos nos presenta-
ríamos a candidatos a ediles locales en la elección
interna del Frente Amplio. Así llegamos algunos de
nosotros a la Junta Local habiéndonos preparado para
concejales. Creo que es interesante hacer notar cuánto
nos pesaba la desconfianza por un poder central,
como herederos que somos de una matriz cultural de
oposición. La verdad es que sentíamos un poco de
vergüenza por el cargo y eso contribuyó a un
desdibujamiento o a una identidad difusa de la Junta
Local. Repetimos hasta el cansancio que estábamos
para ejecutar las resoluciones del Concejo. Esto nos
permitió un diálogo permanente, muy operativo, y una
participación conjunta en los distintos ámbitos. Ediles,
concejales y vecinos, trabajando juntos, le dieron a
las Comisiones Temáticas un sentido claro de elabo-
ración y propuesta.
21
Hubo también otros conflictos. No habíamos re-
suelto el tema de la ocupación cuando aparece en la
Junta para "resolver" el permiso a una empresa de
carnaval que quería levantar un tablado en el Parque
Bellán. La empresa ya tenía encaminado, por no de-
cir resuelto, el trámite en la División Turismo. Entre
los integrantes de dicha empresa se encontraba un
veterano funcionario municipal con vastos conoci-
mientos en este tipo de trámites. Sucedió entonces
que la escuela primaria que hay en el parque, la co-
misión de padres de la misma, los vecinos, los co-
merciantes y hasta el club Liverpool -que tenía un es-
cenario a cinco cuadras-, se pusieron en contra de la
instalación del tablado por razones que luego fueron
ampliamente explicitadas y ampliadas en un docu-
mento elaborado por el Arq. Mañana -en ese enton-
ces edil local por el Partido por el Gobierno del Pue-
blo-, con argumentos urbanísticos, ambientales y de
seguridad.
Era Febrero y teníamos dos o tres días para resol-
ver. La empresa ya había contratado, desde hacía me-
ses, propaganda, puestos de venta, cuarenta trabaja-
dores, decían. No había tiempo para consultar al Con-
cejo pero teníamos la opinión en contra de todas las
organizaciones sociales del barrio. La Junta Local re-
solvió entonces que no se hiciera el tablado. Aquí sí
que no pudimos con los poderes, valga el rebusca-
miento de la frase. A la reunión siguiente de la Junta
Local hubo qué rectificar la decisión porque todos los

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  • 1. *Fue presidente de la primera Junta Local del Zonal 14 y concejal del segundo periodo. **Tomado del libro «Democracia, ciudadanía y poder, desde el proceso de descentralización y participación popular», Montevideo, Nordan 1999, primera edición. Vintén Editor (Reedición revisada por el autor, agosto de 2010) Promueva la lectura y la discusión: El Comité Allende-Cavani pone a su disposi- ción uno de los materiales que die- ron origen a la polémica hace 15 años en La Teja: ¿Cómo descentra- lizar? ¿Cómo insertarse en el vecin- dario, y entre los propios militan- tes, para realizar los cambios que el Frente Amplio necesita para se- guir siendo una fuerza política vi- gente, vigorosa y una decisiva he- rramienta de cambio? HugoCavani Salvador Allende Comité Allende-Cavani Nueva Palmira y Justicia http://lacomercial.vinten-uy.com/ Comité Allende-Cavani Nueva Palmira y Justicia http://lacomercial.vinten-uy.com/ Julio Listre* Descentralización participativa: Aprendiendo desde los conflictos**
  • 2. Como muchos de mi generación, en los años 60, me integré a la militancia estudian- til, sindical, y luego al Movimiento de Libera- ción Nacional (Tupamaros). Estuve preso unos cuantos años durante los cuales me pregunté — nos preguntamos— junto a otros compañeros, cómo era eso de contribuir al cambio social, a la revolución. Pasado ese tiempo, en un poco conocido documento 6 del Frente Amplio, encontré in- sinuados algunos caminos: democracia par- ticipativa, asambleas barriales, poder popu- lar… Líneas directrices hacia la toma de un poder menos cercano pero construido desde lo cotidiano y con el común de la gente. Reformulación de las mejores tradiciones de los comuneros de Paris, del «poder a los so- viets», de la revolución cultural china y, so- bremanera, de los cabildos abiertos de la re- volución artiguista. De allí surge, acaso como autocrítica im- plícita, la experiencia en la que me incluyo y que relato en este trabajo. La descentralización participativa inicia- da en 1992 fue un hermoso intento por crear NOTICIA DEL AUTOR (Pasa página 37) WALTER HUGO CAVANI RUGGIERO 1948 – 1988 Fundador del Comité «Allende» Walter Hugo Cavani Ruggiero nace en Mon- tevideo el 5 de Marzo de 1948 y fallece el 9 de Octubre de 1988, con cuarenta años cumpli- dos y una vida dedicada a la militancia desde muy joven. Era oriundo de Villa Dolores, de Na- varra y Talcahuano, de la rotonda del ombú en Ramón Anador y Rossell y Rius...* ... Simpatizante del Partido Comunista, durante los años setenta solía vérselo con el diario «El Popular» y «Marcha» bajo el brazo, interesán- dose con afecto y dedicación por la suerte de la humanidad doliente, que padecía algun tipo de injusticia. De la mañana a la noche era solici- tado por pares y amigos en relación a diversas dificultades y propósitos de la militancia. Te- nía una ascendiente natural sobre sus compa- ñeros, siempre sonriente y dicharachero, y ade- más hincha de Peñarol... *Tomado de la noticia bigráfica publicada en el blog http:/ /lacomercial.vinten-uy.com/
  • 3. 3 Descentralización participativa: Aprendiendo desde los conflictos. Mi participación en este proceso de Descentraliza- cion y Participación Popular en la zona 14, la puedo rastrear desde el inicio de los 90, recorriendo lugares tan diversos como "El Tejano", la Comisión de Comu- nicación, La Junta Local, la llamada Agrupación de Gobierno Local del Frente Amplio, El Concejo Vecinal y alguna breve incursión desde Hacer Desur1 colabo- rando en la coordinación de talleres en el primer Foro de Montevideo. Voy a intentar centrar mis comentarios en el en- torno de una práctica conflictiva, con una mirada ha- cia los momentos de dificultad y por qué no de incer- tidumbre. Cuándo fue que los nuevos problemas nos lleva- ron, o bien al riesgo de ayudar a crear nuevas herra- mientas -riesgo de equivocarse, de quedar a la in- temperie, riesgo ciertamente necesario de correr-, o bien a la comodidad de repetir comportamientos adaptados, reproduciendo formas de relación ya es- tablecidas. Es cierto que cualquier lugar de la Descentraliza- cion ha estado siempre rodeado de desafíos. Pero el 1. Instituto de Asistencia Técnica y Educación Popular que co- organizó con otras ONGs «Montevideo en Foro 1». 8 alcanza con abrir locales de reunión a los que se convoca a participar. La participación que conduce a una demo- cracia radical requiere la mediación y la intencionalidad explícita de programas educa- tivos, no solo ni fundamentalmente desde la academia sino en el acompañamiento de los procesos y las experiencias. Decidir, ejecutar, gobernar, implica aprendizaje. Como las muchas interrogantes que me sur- gieron estimularon mi curiosidad, dediqué unos años al estudio de la Psicología Social. Otras experiencia de intervención en hospitales, cen- tros barriales, Caif, y pequeños productores, me confirmaron la «pasividad» ciudadana, la ten- dencia a esperar del Estado Protector, las so- luciones. Y al mismo tiempo esas mismas ex- periencias me enseñaron el potencial creador del saber popular abotagado. Ojalá sirva el presente trabajo de hace más de 15 años —muy parcial y contextualizado, y por eso pesado y hasta aburrido— para esti- mular la reflexión ante un nuevo intento des- centralizador. * Política y subjetividad. Ana M. Fernandez. 2006, Ediciones Tinta y Limón. Buenos Aires Vintén Editor
  • 4. 4 rol de Concejal y, en menor medida, el de edil local, son quizás lo mas novedoso, los roles que tienen me- nos antecedentes culturales, políticos, sociales. Hay por supuesto un decreto que establece las facultades de los órganos locales. Pero vienen de muy atrás tra- diciones de participación que van a entrar frecuente- mente en contradicción con esos decretos y que se van a integrar conflictivamente al proceso. Y hay tam- bién, desde el 90 en adelante, un creciente interés por participar de otra manera. Desde la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) se nos ha convocado para constituir el gobier- no local y esto tendrá entre los militantes barriales una traducción quizás lineal y poco graduada pero ilevantable: se nos convoca a DECIDIR. Fui presidente de la primera Junta Local del Zonal 14 y concejal del segundo periodo, abandonando el Concejo meses antes de que concluyera dicho perío- do. Este abandono -no exento de sentimientos de cul- pa- está lejos de aceptar aquello de que "te fuiste, perdiste". Susana Regént suele decir que el vecino que participa una vez, raramente lo deja de hacer de al- gún modo. Decenas de concejales que dieron mu- cho de su tiempo en estos años se han replegado a su barrio, a colaborar en la comisión vecinal o en la cooperativa, a reparar ausencias en la familia, a recu- perar alguna de las muchas vacaciones dedicadas a las tareas del Concejo. Estoy seguro de que acudirían a compartir experiencias y propuestas si se abriera el 37 espacios de decisión y de poder popular. (Las ciencias sociales han dado con una fea pa- labra: «empoderamiento» —traducción, cuándo no, del inglés empowerment—, para potabilizar la bella y desprestigiada expre- sión «toma del poder»). De inicio, se produjo en los barrios un «es- tado asambleario» en los que «los colectivos generalmente rechazan homogeneizaciones y pertenencias estables; pueden hacer acuer- dos puntuales con organizaciones políticas muy diversas pero generalmente resisten la idea de adherir, pertenecer, integrarse a orga- nizaciones más amplias o a partidos políti- cos».* El poder central, que proclamaba la «transferencia del poder a los vecinos», que- dó atrapado en su inercia centralizadora, en un proceso que nos llevó, con otros compa- ñeros, después de reiteradas confrontaciones con la IMM, a la interrogación de si el poder se concede o se toma. En esa dialéctica poder central versus po- der barrial constatamos la progresiva caída de los vecinos en la pasividad y el desen- canto. Creo que la participación popular se construye. La experiencia demuestra que no es suficiente la voluntad política central ni (Viene de página 2) (Pasa página 38)
  • 5. 5 espacio que los convocara. Creo que nadie puede dis- cutir que individualmente los concejales, los que de- jaron y los que siguen, hemos acumulado experien- cia. Pero también creo que es legítimo pretender que tal experiencia pueda acumular para un proyecto real- mente transformador y que hoy encarna en ese co- lectivo de vecinos de todo Montevideo en su proceso de formación como ciudadanos. Estos días, a propósito de la elección para el ter- cer período, han aparecido artículos en la prensa (Bre- cha, por ejemplo) en que la "mirada" al proceso no ha variado casi nada en relación a la elección del 95. Se puede leer en Brecha del 23.10.98: «Hay un cambio notorio con respecto a la elección pasada, en el per- fil de los candidatos a los concejos, mientras sub- sisten lagunas informativas y confusiones generaIi- zadas sobre el cometido y gestiones de estos orga- nismos. Quienes se postulan esta vez fueron propues- tos por comisiones barriales o grupos de vecinos pre- suntamente por su capacidad de trabajar por todo el barrio y no en círculos estrechos de interés». Este comentario denota un desconocimiento total o "con- fusión generalizada", porque siempre -puede haber alguna aislada excepción- los candidatos fueron pre- sentados por organizaciones sociales o grupos de vecinos. Pero hay opiniones de protagonistas de pri- mera línea (citadas también por Brecha del 16. 10.98), que parecen suspendidas en el tiempo por lo poco autocríticas y superficiales. Se esperaba que: «los 36 Federico Rivero Scarani. – CUENTOS y POEMAS. Marjorie Mardonez. – POEMAS PARA MUJERES ROTAS Y OTROS ABIS- MOS. Bernardo Safones. Poesía. – ALFONSINA STORNI. An- tología poética.Patricia Díaz Garbarino: prólogo, selec- ción y notas. – ANIMAL DOCTRINA; Colecticia FRANZ KAFKA, LA INVENCIÓN INSOPOR- TABLE; MILIBARES DE LA TORMENTA y CIELO GENI- TAL. Julio Inverso. Tomo IV. – ESCRIBO PAJARO. Alber- to Villanueva. Poesía. – PEQUEÑOS CRIMENES COTIDIANOS. Sebastián Rivero Scirgalea. Poesía. – LA FRONTERA. Duilio Luraschi. Cuentos. – PAPELES DE UN POSEI- DO. Julio Inverso. Obras, Tomo V. – EL ASESINO Y LAS FLO- RES. Julio Inverso. Obras, Tomo VI. – MICRONARCOSIS. (Versos de un paciente lúcido). Leonardo Colombo. Poe- sía.
  • 6. 6 concejos vecinales fueran una caja de resonancia del movimiento social y una escuela de democracia» y sin embargo se los encuentra «demasiado ligados a la gestión municipal y alejados de su base social, que lleva a que terminen cooptados por la Intendencia". Cuando se leen estas opiniones en las que prima una visión de la superficie del proceso y otras del estilo: "los concejales se cansaron o fueron cooptados" , " los jóvenes no participan" , " la población no se moti- va", "la participación no es como antes"... Cuando se oyen explicaciones más elaboradas del tipo "esto es un largo proceso que recién se inicia", como si los procesos fueran regulados desde algún lugar inacce- sible y no pudieran ser pautados por sus protagonis- tas; cuando es posible aceptar que ocho años no es mucho pero que es un tiempo que puede dar cuenta de lo fermental de las propuestas y de sus potenciali- dades, se tiene derecho a preguntar qué pasa que esto no se transmite ni se discute ni se intercambia. Yo no me voy a referir a este proceso proponiendo cuestiones muy profundas -no sabría- ni originales, sino planteando algunas interrogantes nacidas en la vivencia de estos años junto a otros compañeros con los que fuimos descubriendo problemas que pudimos resolver en parte o que fueron quedando ahí, para conversar algún día. Los elementos para una "conversación" de estas experiencias han estado y permanecen dispersos. Los protagonistas también comienzan a dispersarse a 35 – MUJER EN CONSTRUC- CION. Mariella Nigro. Poe- sía. – PROVIDENCIAS y otros cuentos. Dulio Luraschi. – LITURGIA URBANA. Nelson Díaz. Poesía. – NO SE DEVUELVEN ORI- GINALES y otros cuentos. Justo E. Vasco. Humor. – INDIOS Y LATINOS. Uto- pías, ideologías, literatu- ras. Uruguay Cortazzo – ASEDIO A LA TERNURA. Silvia Prida. Poesía – EL MAR y EL CIELO SON IGUALES. Margarita Biescas. Poesía. – OBRA POETICA ESCOGI- DA: Publicada & Inédita de Sarandy Cabrera. – PANEGIRICO DE LA OBRA DE UN AMIGO PIN- TOR. Damián Ibarguren Guathier. Breve ensayo sobre su pintura por Daymán Cabrera Sureda. – FALSAS CRIATURAS y otras obras. Tomo I. Julio Inverso. Segunda edición del primero y primera de DIARIO DE UN AGONI- ZANTE y VIDAS SUN- TUOSAS. Premios M.E.C. año 2000. Prólogo de Daymán Cabrera. – PINTURA y CORAJE. Charla con el pintor Damián Ibarguren Gauthier. Osvaldo Alzamora de Artá. – MEMORIAS DE LA GUE- RRA. Recuerdos presentes de la guerra civil española (1936-1939). Elías Biescas Palacio. – EL PAIS DE LAS MUJE- RES. Karmar Dibrán. Poe- sía. – TRAJE DE NOCHE y OTROS SALMOS PARA VESTIR LA LUZ. Poesía In- édita. Obras. Tomo II. Ju- lio Inverso. Prólogo de Luis Bravo. – SYNTERESIS PERDIDA. Federico Rivero Scarani. Poesía. – LA PIEL DESIERTA. Pro- sa. Mericy Caétano. – AGUA SALVAJE y LOS FU- RIOSOS PÉTALOS DE LA MUERTE. Obras Tomo III. Julio Inverso. Prólogo de
  • 7. 7 pesar de intentos como estos de PRAXIS que no pue- den más que abarcar un pequeño espacio de las ex- periencias en la Descentralización. La consecuencia es que, por ahora, cada dos años todo comienza de nuevo. Un poco de historia. Me vinculé a la descentralización junto a un grupo de vecinos respondiendo a una convocatoria del Cen- tro Comunal Zonal (CCZ) 14 para formar una Comi- sión de Comunicación. En ese entonces ya existía una Mesa de Organizaciones Sociales que coordinaba las actividades de comisiones vecinales de larga trayec- toria en gran parte del zonal. Tengo de esta época un recuerdo de mucha efervescencia y caos. Hay un pa- réntesis previo, entre la renuncia del primer coordina- dor zonal y la incorporación de Susana Regént, du- rante el cual se realizaron asambleas de vecinos en el Club Progreso. Eran centenares de personas que en forma muy inorgánica, pese a los esfuerzos de La Mesa, lo discutían todo al mismo tiempo. Creo que allí se expresaban las distintas ideas acer- ca de algunas prácticas de participación. Había un grupo fuerte que reconocía a "La Mesa" en su rol coor- dinador y que provenía, en su mayoría, de Nuevo Pa- rís, Belvedere y parte de La Teja, cuyos integrantes eran tratados de reformistas por otro grupo también fuerte aunque menos organizado, con históricos mili- tantes a su cabeza. Más que el futuro de la Descen- 34 Algunas obras publicadas por Vintén Editor – CENIZAS DE SUEÑOS. Iris Sclavo Armán. Novela. – DE LA RALEA DE LA VOZ. Alberto Villanueva. Poesía. – EL INVIERNO DEL AN- GEL. Carlos Brandy. Poe- sía. – LA MEDICINA ALTERNA- TIVA. Aspectos éticos y ju- rídicos. James F. Drane. – EL PEON DE LA ESTAN- CIA SAN SEBASTIAN. Al- berto “Beto” Cía. Poesía. – PALABRA ANTIGUA. Richard Piñeyro. Poesía. – EN CUANTO LLEGUE A PARIS. Eduardo de Souza. Poesía. – LIMERICK. El epigrama in- glés. – FIN DEL CAPITULO RUSO. Cuentos. Antonio Alvarez Gil. – CITAS DE ARTIGAS. Se- lección y notas de Alfon- so Fernández Cabrelli. 2a. Edición. – HIROSHIMA. Elías Uriarte. Poesía. – RETRATOS DEL MERO- DEADOR y otros poemas. Teresa Amy. – MAS LECCIONES PARA CAMINAR POR LON- DRES. Julio Inverso. Poe- sía. – LA LUZ DE ESTA MEMO- RIA. Ida Vitale. Poesía. Edi- ción Facsimilar 50º aniver- sario. – VELOZ ETERNIDAD. Alfredo Fressia. Poesía. – SELECCION NATURAL. Enrique Fierro. Poesía. – UNA OSCURA PRADERA VA PASANDO. René Fuen- tes Gómez. Poesía. – LABIOS DEL PONIENTE. Jorge Ernesto Olivera. Poesía. Premio Intenden- cia Municipal de Montevi- deo 1999. – ATMOSFERAS. Poemas en Prosa. Federico Rivero Scarani. Mención honorí- fica I.M.M. 1999. – DE MI PIEL ME SALGO. Poemas. Gladys Burci. – TABACO. Lalo Barrubia. Poesía.
  • 8. 8 tralización, creo que en esas instancias se discutía un pasado de huelgas gloriosas, traiciones y heroísmos. Se tenía la sensación de que todo iba a terminar a los sillazos. Se proponían muchas cosas y entre otras que el cargo de coordinador zonal fuera electo en régi- men de asamblea de vecinos. Estas formas de parti- cipación, muy arraigadas en todo el zonal y sobre todo en La Teja, van a atravesar después todo el periodo haciendo pesar muchas veces un estilo del peor asam- bleísmo sindical o partidario, influyendo casi siempre negativamente, sobre todo en la primera etapa, aunque con rebrotes durante todo el periodo. Algunos de estos grupos tendrán un estilo de in- tervención espasmódico. Sus representantes se acer- can, prenden o avivan el fuego y se van. Como se sienten llamados permanentemente por causas más profundas, dejan su mensaje aquí y allá, pero se mues- tran incapaces de un esfuerzo sostenido -al menos en este ámbito- y por eso pierden gradualmente pres- tigio. Como contracara, "La Mesa" orienta grupos y organizaciones que vienen de otra tradición más fun- cional, más acostumbrada al trámite y la gestión ante los organismos o sus representantes, a través de líde- res de todo pelo político. Son grupos pequeños, cons- tantes, que se integran al trabajo sostenido que pro- pone la Descentralización aunque algunos de estos grupos o sus líderes tejerán relaciones de cuño clien- telístico con la administración central, provocando 33 so complejo de constitución del pueblo como sujeto de un proyecto nacional. En ese sentido, puede admitirse que lo local es un espacio adecuado al desarrollo popular: a) porque permite abrir nuevas trincheras de lu- cha político-ídeológica, para un proyecto popular; b) porque admite y alienta procesos autogestionarios en la perspectiva de una democra- cia directa; c) porque constituye un foro de discusión de los grandes problemas nacionales; d) porque permite una mayor participación en asuntos próximos, favoreciendo la posibilidad real del autogobierno como sistema. Pero el poder "local" no es poder "popular" si no se rompe con la división tajante entre representantes y re- presentados, si no hay un ejercicio más directo del poder por las mayorías populares, si no hay meca- nismos eficaces de control sobre los representantes." Yo no creo que esté todo por hacer, pero sí que hay todavía mucho por hacer. De eso que resta por hacer puede que dependa en parte el desarrollo de una experiencia que contribuiría a fortalecer la demo- cracia. Si no lo hacemos, quizás pueda comentarse, como ahora de cosas que pasaron, que fue una "ex- periencia micro" bastante interesante.
  • 9. 9 también conflictos en la frágil estructura de la organi- zación zonal. En esta época los plenarios contrastaban con el lento trabajo de articulación social propuesto desde el CCZ. Parecían canchas diferentes donde se juga- ban muchas veces partidos también diferentes. Por un lado las grandes asambleas con encendidos dis- cursos y prensa siempre dispuesta a brindar titulares; por otro, la vida de todos los días, la trama de relacio- nes y de participación que se iba formando en las recorridas comisión por comisión, registrando nece- sidades, aspiraciones y expectativas. (Después apa- recerán otros escenarios sentidos igualmente ajenos desde los barrios: Junta Departamental, estructura de la IMM... Pero en su proceso, la dinámica estructu- ra local irá tomando o dejando lo que le sirve siempre que pueda sobreponerse a los fuertes movimientos desarticuladores que se le pretendan imponer). Me parece que, a pesar de los permanentes en- frentamientos entre estas y otras tendencias, hay que hacer un esfuerzo por no descalificar ninguna de las vertientes o concepciones participativas de que se nutrió este proceso. El Zonal 14 tiene una pesada tra- dición de lucha y solidaridad. Muchas veces hemos hablado de ese espacio de fábricas y chimeneas, de la multiplicación de los lugares de encuentro, de la organización de los tiempos sociales y hasta familia- res tomando como referencia el pito de la fábricas llamando a los turnos, signo sonoro de una cultura 32 Breve Conclusión Puede que estas notas contrasten con el clima de contenida alegría oficial por el apoyo relativamente creciente a las últimas elecciones a los Concejos Ve- cinales. Es un contraste desde puntos de vista que nunca dejaron de ser constructivos y, aunque críti- cos, no desconocen el cambio de calidad y el funda- mental mejoramiento de la relación entre la IMM y los habitantes de Montevideo. Nunca creímos que las transformaciones sociales pasaran exclusivamente por la Descentralización. Pero ha sido motivo siempre de preocupación que el parti- do político que la promovió no destine prácticamente ningún esfuerzo militante para su desarrollo. La lectura de algún informe previo a congresos de organizaciones importantes que integran el Frente Amplio muestra los extensos análisis de su inserción en los diferentes ámbitos políticos y sociales. La Des- centralización, sin embargo, parece no existir. No viene mal antes de terminar esta nota recordar otra vez el Documento 6 del Frente Amplio. Recor- darlo en sus límites para medir nuestras impacien- cias pero también refrescarlo en sus claros objetivos y mostrar nuestras inconsecuencias: "Las soluciones locales al problema de la demo- cracia y del desarrollo son limitadas, porque son cues- tiones de toda la sociedad nacional. Los poderes lo- cales sólo pueden ser vistos como parte de un proce-
  • 10. 10 obrera que afortunadamente no se ha perdido, toda- vía, con el cierre y la desocupación. Zona de fuertes, a veces virulentos choques de ideas y concepciones. Pero también zona de integra- ción y reunión en torno a campamentos de huelguis- tas, clubes deportivos, locales sindicales, murgas com- pañeras. De algún modo todos llegamos con nuestro bagaje de viejos instrumentos, modalidades de parti- cipación necesitadas de adecuación y reformulación. La Comisión de Comunicación En la Comisión de Comunicación un grupo de ve- cinos empezamos a vivir la desconformidad con cier- tas formas clásicas: el boletín, afiches, etc. Arranca- mos como una comisión que se planteaba la difusión y la propaganda. Sin descartarlas de plano nos resul- taban insuficientes. Tuvimos el privilegio de contar con acompañamientos: el Grupo Aportes y CIDC-PRAXIS, Cristina Oholeguy -la primera Asistente Social asig- nada al CCZ- y la propia Susana Regént, contribuye- ron fundamentalmente a los cambios y a la proyec- ción que fue adquiriendo esa comisión. Hubo momentos de desarrollo de modalidades nuevas. Asambleas de vecinos coordinadas por edu- cadores, de las que resultaban conclusiones sistema- tizadas y devueltas, con el apoyo editorial del "El Tejano", como insumos de nuevas reuniones. Modali- dades que eran rápidamente aceptadas por la mayo- ría de los vecinos ante la incomodidad y a veces el 31 La cuestión tan "ilegal" pero tan sólidamente asen- tada de que "el Concejo decide", aceptada unánime- mente por todos dio lugar al mecanismo perverso de que el Concejo decide TODO. Y entonces las reunio- nes del Concejo comenzaban con interminables te- mas previos, invitaciones a cursos, talleres, planes y montones de expedientes sencillos que antes se re- solvían por vía administrativa. Hay un momento culminante -para la zona- de este reajuste donde el poder aparece en una forma que no esperábamos. La radio comunitaria "El Puente FM", de funcionamiento itinerante pero a la vista de todo el barrio, como lo había hecho desde el Club Progreso o desde la Parroquia de La Teja; que era parte, como se dijo más arriba, de un proyecto de comunicación de "El Tejano", discutido y respaldado por la Junta Local y el Concejo, fue allanada en horas de la noche por la fuerza policial, ante una falsa denuncia. En presencia de autoridades municipales fue violentada la puerta del local que había sido cedi- do a "El Tejano" por la Comisión administradora del Mercadito Victoria, nombrada ésta "Comisión Dele- gada" por el propio Tabaré Vázquez, antes de iniciada la descentralización, para que se hiciera cargo del complejo cultural y deportivo del Mercadito Victoria. Sólo había allí un viejo escritorio y una exposición de dibujos adolescentes. La ira del "viejo sistema" rom- pió la antena del televisor comprado por el Centro Juvenil, con apoyo de la Fundación Kellog.
  • 11. 11 sarcasmo de los veteranos militantes, aunque, con el tiempo, terminaron aceptando también ellos el inter- cambio en el grupo chico, característico del taller. Creo que la zona acumuló, entre el 90 y el 93, nuevas he- rramientas, discutió cómo quería participar, encontró en la palabra DECISION el nudo de las motivaciones para convocar la creatividad y la iniciativa de los veci- nos que comenzaron así a transitar un camino rubri- cado en el Foro de Montevideo, donde les fue posible reconocerse -en sus problemáticas, en sus dudas, en sus desconfianzas- con los demás vecinos de Monte- video. La nueva práctica El grueso de quienes nos integramos a la Junta y al Concejo está conformado por militantes barriales, la mayoría con muy débiles lazos orgánicos partida- rios. Casi todos tienen en el ámbito barrial su trabajo fundamental. Algunos desde siempre; otros, produc- to de ese fenómeno de repliegue desde lo partidario hacia lo barrial, que es sentido como una práctica con objetivos más concretos y realizables. No está ni aparecerá a lo largo del proceso -salvo ocasionalmente y cuando se lo convoque en espe- cial- el militante partidario o de Comité de base, aquel que contribuyó decisivamente al triunfo del Frente Amplio y de su propuesta programática de Descen- tralización. Ganada la elección, seguirá quizás concu- rriendo al comité y se convertirá, desde su casa, en 30 producto del desgaste, de la falta de capacitación, empezaron las contradicciones. Había concejales que se contentaban con el nivel de decisión alcanzado y pedían saber cuánto dinero se invertiría en tal área de la zona, para poder planificar. Otros pedíamos cono- cer el detalle del presupuesto total porque si no la decisión permanecería en el ámbito de unos pocos. Con el inicio de la segunda administración fren- teamplista se produjeron algunos cambios en la es- tructura de relaciones entre la IMM y los órganos lo- cales. Es cierto que los Encuentros de Trabajo con el anterior Equipo se habían ido crispando, dando lugar a verdaderas confrontaciones, en el mejor sentido de esta palabra. Se salía con la idea de haber trabajado mucho. Ahora, los encuentros se hicieron más técni- cos, más distantes. La Junta Local fue adquiriendo una identidad más clara en el sentido de que ajustó mucho más su prác- tica a los decretos. A su vez el cambio del perfil de trabajo de la nueva secretaria de la Junta le otorgó al sistema de relaciones la funcionalidad necesaria para el golpe de timón que se dio a la Descentralización Participativa. Este segundo Concejo Vecinal se pasó largo tiempo discutiendo la relación orgánica con la Junta Local. Si enviaría uno o dos delegados, cuán- tas veces por mes, si con voz o con voto. La Junta Local había decidido que un concejal acompañara sus reuniones, situación que se había dado naturalmente con la primera Junta, pero que ahora, con las dificul- tades y desencuentros, era necesario reglamentar.
  • 12. 12 un demandante enérgico de los servicios municipa- les, pero sin participar. Este fenómeno curioso, o por lo menos no espe- rado, atraviesa a todas las organizaciones de izquier- da, integren o no el Frente Amplio. El militante barrial es un "descolgado" al que su partido recurre, por ejem- plo, en época de elecciones nacionales o para alguna movilización. El partido, a su vez, "aterriza" en el barrio cuando se trata de "acumular para la organización", o cuando precisa "agitar" algún tema que considera importan- te. Y en esto no hay radicales ni moderados que val- ga. Es toda una cultura política desde la cual se de- clara el apoyo a los procesos participativos pero que en el fondo cree -y hasta dónde no habrá razón, por ahora- que el poder hay que conquistarlo jugando en otra cancha más importante. El espacio local es siem- pre, para estas organizaciones, el terreno de una tác- tica secundaria. Se dan la mano en esta cultura actitudes en apa- riencia muy distantes y hasta contrapuestas: los que se mimetizan con un "pueblo" ideológicamente incon- taminado poniéndose a la cabezas de sus reclamos más espontáneos; y los que "bajan" línea intentando sujetar los reclamos de la gente a una "visión polí- tica" que culmina en la oficina de algún edil departa- mental. Hay momentos en que parte de estos grupos acuerdan a nivel partidario y se involucran. Un ejem- plo es la elección de los tres ediles locales en la inter- 29 La IMM fue parca en acompañamientos y muy exi- gente a la hora de planificar con los vecinos. Aquí habría que buscar una importante causa de la men- tada "municipalización" de los concejos y también de su encerramiento. Los encuentros de trabajo fueron cada vez más reuniones entre concejales "especiali- zados" y directores. La tradicional comisión vecinal, la que concu- rría a los plenarios con demandas concretas y ur- gentes sin ajustarse a orden del día alguno, empe- zó a resultar molesta. Se le recomendaba que fuera a la reunión de la comisión temática correspondien- te donde terminaba registrando, como ante una oficina, su demanda. Y allí se cerró el círculo. Hubo alguna comisión temática que adquirió tal autonomía que no daba cuenta al Concejo de sus actividades. No es difícil ima- ginar el paulatino resecamiento de los órganos loca- les, el progresivo vaciamiento de las nuevas estructu- ras democráticas. La dinámica de los encuentros de trabajo con los directores se fue deteriorando. Cuan- do llegamos a las prioridades del segundo Plan Quinquenal nuestras propuestas ingresaron al tema presupuestal. Pedimos saber el total de lo re- caudado por zona, en todo el departamento de Mon- tevideo. Pedimos el desglose, cuánto había para in- vertir, propusimos coordinar con otros Concejos en planes que involucraban a zonas de otros comuna- les. Todo se complejizaba y los datos muchas veces se decía que no habían sido procesados. También
  • 13. 13 na frenteamplista en torno a algunos candidatos cuyo compromiso de fortalecer el Concejo, como órgano de poder local, provoca la adhesión -siempre descon- fiada, es cierto- de una parte que mantiene lazos or- gánicos partidarios. Tienen una gran experiencia sin- dical y una muy buena capacidad organizativa para marchas, movilizaciones, recolección de víveres para sindicatos en conflicto. Son La Teja legendaria. Se presentan a la elección del Concejo y obtienen una muy buena votación. Hay una franja de estos militantes que ha descreí- do, después de los primeros plenarios de organiza- ciones sociales, de la propuesta descentralizadora. Tie- ne una postura muy crítica, con matices, con periódi- cas reinserciones, pero siempre actuando de franco tiradores contra todo lo que pueda aparecer con vi- sos de "oficialismo". Se acercan a último momento a la elección del Concejo, creo que respondiendo a una conocida lógica de presencia: si la descentralización convoca gente, hay que estar para denunciar, escla- recer, etc. De esta franja provienen cinco o seis con- cejales. Instalación de la Junta Local y del Concejo Vecinal El 31 de diciembre de 1993, a pocos días de ins- talados los órganos locales, se produce la ocupación de un terreno municipal, ubicado en Humboldt y Lau- reles, por parte de una decena de familias proceden- tes del edificio semiderruído de la Inlasa. 28 entre la Intendencia y una Comisión vecinal, consti- tuida en asociación civil, se puso a esta comisión al frente de la administración sin planificar un acompa- ñamiento ni la capacitación imprescindible, terminó el proyecto administrándose a sí mismo, por los pro- pios funcionarios contratados y la comisión desmem- brándose o manteniendo una representación formal. Para descentralizar el poder tiene que haber una estructura central por lo menos consciente de sus di- ficultades y que desarrolle las potencialidades de ca- pacitación de sus funcionarios. Si pretendemos que la organización social no sea meramente un instru- mento para el abaratamiento de la gestión y aposta- mos al fortalecimiento de los órganos locales y al mayor protagonismo de la gente, habría que ir con mucha fuerza a una planificación de las acciones, a la elaboración de estrategias de capacitación y acom- pañamiento de las organizaciones sociales. Esto im- plica destinar recursos humanos, trabajadores socia- les, que se metan entre la gente planificando un tra- bajo de largo aliento. ¿Significa esto una contradic- ción insalvable en la medida en que se le pide al pro- pio Estado que otorgue recursos para luego transferir poder? Para el Documento 6 del Frente Amplio, "Ba- ses programáticas para el gobierno departamental", esto no era problema "La funcíón de la descentraliza- ción como pauta de reforma del Estado consiste en desarrollar Ia participación y cooperación de entida- des y ciudadanos, atribuyéndoles representación y asignándole medíos de acción..."
  • 14. 14 Acompañan la ocupación tres de los concejales recién referidos. Días después, en la primera reunión del Concejo se plantea el apoyo a la ocupación y en medio de una situación de mucho dramatismo se vota afirmativamente. Ni la Junta Local ni el Concejo Veci- nal han empezado a funcionar y ya se encuentran en medio de un conflicto en el que pondrán en juego relaciones de fuerza, de poder. ¿Cómo se juega en esta pugna el tema del poder? Yo no podría contestar a esta pregunta. Me animo un poco a mostrar algunas de las contradicciones que vivimos desde la Junta y el Concejo, vislumbres de una nueva realidad. Los ocupantes se instalan en el terreno. Dicen tener el apoyo del Concejo Vecinal, de diferentes comisiones y organizaciones sociales y es- peran el apoyo de la Junta Local. Desde esa posición de hecho consumado quieren negociar con la Inten- dencia el otorgamiento del terreno. Advierten que no abandonarán el lugar y que enfrentarán el desalojo policial. Quieren construir allí sus viviendas. Es inte- resante ver cómo desde el principio manejan la esce- na terrible del desalojo por la fuerza, imagen que los cohesiona y convoca adhesión. Pero también resulta interesante registrar -y el señalarlo siempre provoca- ba el enojo de los ocupantes- que en el Zonal 14 hay muchos terrenos baldíos y son escasos los terrenos municipales, y que era muy poco probable la inter- vención policial teniendo en cuenta que recién se ins- talaban los órganos locales en el marco de una inten- dencia frenteamplista. 27 como filtros, obstáculos culturales que operan con- tradictoriamente en la dimensión del protagonismo, entre el querer decidir y el temor a decidir. La gente participa mucho en actividades recreativas, cultura- les. Participa bastante en reclamos: el cambio de re- corrido de un ómnibus provocó asambleas de veci- nos en las esquinas de una zona de Nuevo París en las que participaron concejales, ediles, el director de Tránsito de la IMM y un directivo de Cutcsa. Se llegó a modificar el recorrido en asambleas en la calle. Pero después se convocó a una reunión para planificar una propuesta que incluyera a otros barrios -el transporte es un tema integrador con otras zonas- y el número de vecinos, muy importante al principio, fue decre- ciendo en la medida en que se ampliaba el marco a otros barrios y en que se profundizaba el tema, hasta quedar reducido el grupo a unos pocos concejales y vecinos. La gente participa poco en iniciativas globales, par- ticipa menos en propuestas, no participa casi nada en planificación. Los concejales quedamos enreda- dos en nuestras propias carencias, entre planos quin- quenales, planes estratégicos, ordenamientos territo- riales, zonales... Para descentralizar o transferir el poder tiene que existir gente organizada y capacitada. Cuando en una oportunidad se destinaron impor- tantísimos recursos para el equipamiento de una red de policlínicas en el zonal 14 y mediante un acuerdo
  • 15. 15 Sin embargo, la Intendencia, a través del Departa- mento de Descentralización, tiene una reacción pú- blica inmediata, casi refleja: no negocia con los ocu- pantes hasta tanto estos no desocupen. Califica la ocupación de "salvaje" y declara que iniciará trámite de desalojo judicial, hecho que refuerza inmediata- mente el sentimiento de amenaza en los ocupantes. Es decir que en un movimiento rápido entran en jue- go fuerzas que ignoran la recién inaugurada distribu- ción o transferencia de poder. Los órganos locales no existen. Creo que es bastante significativo este estre- no del "Gobierno local". Cuando concurrimos al te- rreno ocupado con nuestra nueva investidura nos re- ciben recelosos y tajantes: "queremos que venga el Intendente a negociar con nosotros". En la Intenden- cia, con rara sencillez, se nos informa que el Departa- mento Jurídico inició ya el trámite de desalojo. En este contexto rápidamente polarizado, la Junta Local y parte del Concejo comienzan a tejer lentamente una trama de acuerdos entre los concejales, en la Comi- sión de vivienda, con el propio Intendente. En la zona hay una tradición muy fuerte de apoyo a las ocupaciones. Es preciso discutir, en esa nueva situación de gobierno local, cómo ubicarse. Desde que se inició el proceso descentralizador, fundamen- talmente a través de la Comisión de Vivienda zonal, se ha venido planteando el relevamiento de terrenos, casa desocupadas, fábricas abandonadas. Se habla de reciclajes, de regularizaciones, de cartera de tie- 26 los jóvenes de la zona que, a veces, es cierto, se aburrían en el Concejo aunque igualmente se pro- digaban en permanentes iniciativas. Las Comisiones Temáticas Fue desde las comisiones temáticas que llegamos a elaborar propuestas de planes de obras, salud, alum- brado, vivienda, limpieza, etc. En los encuentros de trabajo con el equipo de gobierno discutíamos con datos las explicaciones que nos daban los Directores. Las cosas empezaron a caminar. No en el sentido ideal de aquella "decisión" que reclamábamos, que era como pensar "este es nuestro presupuesto, queremos la plata, nosotros la administramos". Pero sí en la di- rección que veníamos aprendiendo: estas son nues- tras prioridades, pretendemos que se atiendan. Y pro- poner seriamente, con datos, negociando, tensando a veces la relación, disputando y construyendo espa- cios de decisión y poder. El trabajo desde las comisiones temáticas se cons- tituyó en el punto más alto del programa de la des- centralización en la zona 14 en lo que se refiere a la elaboración de propuestas. Pero creo que a la vez, paradojalmente, haya sido el momento de mayor di- ficultad en la participación de los vecinos desde sus comisiones barriales. Hay que empezar por reconocer que aquí hubo grandes carencias. La participación, la que conoce- mos, la que intentamos reformular o aumentar, tiene
  • 16. 16 rras. Si logramos un ordenamiento de prioridades, de urgencias por carencia de vivienda relevadas entre todos; si por fin nos proponemos planificar e incluso otorgar terrenos aún en base a los escasos recursos existentes, ¿cómo actuaremos en situaciones de gru- pos de vecinos que "ganan de mano" e interponiendo su poder de organización desconocen esas priorida- des? Sin ir más lejos hay varias organizaciones socia- les en espera de respuesta a diferentes proyectos que toman a ese terreno ocupado como referencia. En el movimiento popular ¿rige Ia ley del más fuerte? La discusión se complejiza, hay encono, dudas en- tre viejos compañeros. El planteo se unifica por fin en base a la reivindicación de poder decidir localmente, con los ocupantes con el Concejo Vecinal. Llegamos a una reunión con el Intendente Vázquez donde apa- rece la señal de coherencia: hay que buscar en la pro- pia zona la solución, el Intendente la respalda. El saldo de esta experiencia, las preguntas que se pueden formular acerca de las formas de lucha, de la organización, de cómo contribuir al desarrollo de la capacidad de representación de los más débiles, de contra quién hay que luchar; éstas y muchas más preguntas darían para largo, para repensar muchas cosas. Sólo puedo decir que empezamos a entender que todo era mucho más complejo de lo que había- mos imaginado. Ocupantes, concejales y ediles sali- mos a recorrer la zona en un camión a la búsqueda de un terreno que por fin concretaría las aspiraciones de esos vecinos. 25 En una sola oportunidad acudieron, cuatro ediles, a un Plenario que discutía la habilitación para votar y postularse como candidatos a los Concejos, a jóve- nes desde los 16 años. La idea, promovida por jóve- nes de nuestro Concejo y apoyada por la Junta Local y el Plenario de Organizaciones, era considerada, por estos ediles departamentales, como carente del debi- do respaldo legal, hecho que la convertía en posible foco de desacuerdo a nivel interpartidario. Creo que es importante mencionar este hecho porque marcó un momento de duro enfrentamiento con la "vieja" estructura de poderes (IMM, Junta Departamental) y porque además denota los tropiezos de un discurso que lamenta hoy la poca participación juvenil. El plan- teo, que iba ganando espacio en otros Concejos fue, en definitiva, bloqueado con el argumento de la ne- cesaria transparencia de procedimientos electorales. En el zonal 14 los jóvenes participaron y partici- pan. "El Tejano", proyecto de jóvenes, en sus oríge- nes dedicado a publicar un periódico barrial, pero abarcando desde el 90 en adelante un amplio cam- po en materia de comunicación, organizando y pro- moviendo actividades, acompañando desde dentro el proceso de Descentralización, es el mejor ejem- plo de esta afirmación. La Radio Comunitaria "El Puente FM", el proyecto de Centro Juvenil en La Teja y Nuevo París que coordina la actividad de cien- tos de jóvenes, son otras tantas prolongaciones de esta organización social tan peculiar y exitosa de
  • 17. 17 Esta solución discutible ¿es producto de una trans- ferencia de poder? ¿Es poder conquistado, negocia- do? ¿Qué quiere decir "transferir el poder", es un acto voluntario, de desprendimiento del poder central, en este caso la IMM? Porque hubo manejo de poder en la ocupación, hizo uso de poder el director que remarcó públicamente su autoridad desde una IMM propietaria, hay poder en el abogado municipal que, según se nos dijo "hizo el trámite de desalojo que co- rrespondía, que siempre se hace", poder en el Inten- dente, poder, al fin —el más dudoso—, negociado, otorgado, en la Junta Local y el Concejo. La Junta Local y el Concejo salen de esta expe- riencia con un espacio ganado que no es el de "Go- bierno" sino el de mediador, el de ponerse en el me- dio de un conflicto entre fuerzas y obtener un acuer- do. Es evidente que de no existir los órganos locales otros hubieran ocupado ese lugar. Pero aquí importa no sólo quién lo hace sino cómo lo hace. En ese "cómo" está la posibilidad del debate local y de una profundización democrática de temas que desde el discurso de una parte de la izquierda aparecían como de principios: el apoyo a las ocupaciones de tierras; pero también de discusión de asuntos que otra parte de la izquierda, cuando no la mayoría, tiraba para un futuro lejano: la posibilidad de planificar una cierta distribución en relación a la vivienda, el ejercicio de la capacidad de decisión local, la articulación de inci- pientes formas de poder popular, etc. 24 los acuerdos de la Comisión Mixta. Para este lugar de poder ni siquiera rnediadores pudimos llegar a ser. Y el conflicto siguió planteado: una de estas coo- perativas, con un estilo muy formal de relacionamien- to, hacía años que se había recostado a la Junta De- partamental, a su Comisión de Vivienda, para obte- ner permisos, acelerar trámites, etc. La otra coopera- tiva, con una modalidad totalmente opuesta, volca- da, por lo menos al principio, a la tarea social a través de su policlínica, mantenía una permanente actitud de crítica hacia su vecina reclamándole una franja de terreno. Pues bien, este conflicto atravesó los dos períodos del Concejo, enfrentó concejales, creó re- sentimientos y viene teniendo todavía un trámite no resuelto, con una cuña desde la Junta Departamen- tal que no facilitó sino que entorpeció los intentos de resolución a escala local. Salvo estos episodios, la relación de los órganos locales con la Junta Departamental fue nula o casi nula durante los dos períodos. Hubo participación de algunos ediles departamentales en los plenarios zonales, previos a la primera elección del Concejo Vecinal, donde cumplieron un papel esclarecedor en lo referente a las discusiones en la Comisión Mixta. También fue importante su contribución en cuanto a establecer los límites de las atribuciones de los dis- tintos poderes de la Descentralización, si bien no fue- ron pocas las discrepancias con lo local, las que se atribuyeron casi siempre a diferencias entre los "tiem- pos políticos" y los "tiempos sociales".
  • 18. 18 Hay que ver cómo golpea en alguno de nosotros la comprobación en la realidad de, por ejemplo, cuánto lo popular reproduce a su interior el sistema de jerar- quías de poder: el grupo de familias que sale de Inlasa desde su liderazgo ha impuesto una selección previa en la que se discrimina familias en las que vive un homosexual o una prostituta. O, en el caso de la In- tendencia, los amagues y esquives de ciertas jerar- quías, la duda y la indecisión en la mayoría. Es cierto que quien delega poder de decisión a la Junta Local es el Intendente a través de decretos que ya estaban vigentes. Sin embargo hubo que salir a buscar el reconocimiento personal de esas atribuciones. Esto determinó, a la larga, una modalidad que ne- cesariamente iría desgastándose: cada vez que desde lo local se quería apresurar el cumplimiento de una decisión, enlentecida, bien por la estructura adminis- trativa -¿resistencia de un poder?- o por una vacila- ción intermedia -¿miedo a asumir un poder?- había que ir a golpear a las puertas del Intendente o sus más allegados quienes, quizás por transición inevita- ble del proceso, concentraban mucho poder. Estos momentos de descalabro y contradicción en que cada actor parece querer profundizar su auto- nomía y cerrarse en sus procedimientos, en que la realidad social parece tender más a fragmentarse en intereses particulares que a integrarse sobre la base de necesidades comunes; estos momentos no son la excepción sino cosa de todos los días cuando el pro- 23 Relaciones con el Centro Comunal Zonal Hay una relación que en general no es considera- da, quizás porque estuvo pocas veces presente, y es la de los órganos locales con la Junta Departamen- tal. Como se dijo no fueron pocas las veces en que los órganos locales actuamos como mediadores. Fue mas bien la tónica. No sólo entre vecinos y estructura central sino también en conflictos entre los propios vecinos. Hay que reconocer que este rol de mediado- res, del que nosotros queríamos zafar y que quizás sólo lo logramos desde las Comisiones temáticas, fue el que se nos adjudicó de hecho por los vecinos. Esto aparecía reforzado cuando en la mayoría de los servi- cios el CCZ dependía de la estructura central y desde la Junta Local no podíamos hacer otra cosa que un lista- do de demandas, de quejas por incumplimiento, etc. Una vez que fuimos a la Junta Departamental, in- teresándonos por un viejo conflicto entre dos coope- rativas de vivienda, lo hicimos conscientemente como mediadores. Se trataba de un problema de límites del terreno entre estas cooperativas vecinas. Nos recibió la Comisión de Vivienda de la Junta Departamental interesada por ediles de todos los partidos. Una edila del Partido Nacional nos preguntó en plena sesión quién nos había dado atribuciones para pedir cuen- tas de un asunto que ya estaba laudado a favor de una de las cooperativas, qué era eso de edil local o concejal, quién nos había nombrado, etc. Todo en presencia de los ediles frenteamplistas, a dos años de
  • 19. 19 yecto pretende ser participativo y democrático. La tarea de articular, de tejer acuerdos de base , de pla- nificar y elaborar propuesta, se convirtió en un desa- fío a la capacidad creativa, mediadora y negociadora de los Concejos. La falta de apoyo y acompañamientos técnicos produjo muchas veces un rápido desgaste -eso de estar en el medio tiene un real significado y reales consecuencias- y el posterior abandono de muchos concejales. Después de la ocupación Estos hechos van a marcar un estilo de trabajo de todo el primer período en la relación entre el Concejo Vecinal y la Junta Local. Aquí conviene hacer otra vez un poco de historia. A principio del 92 el Plenario Zo- nal de Organizaciones -que venía siendo citado des- de el 90 y que entre otras cosas elaboró las priorida- des del primer Plan Quinquenal- adquiere mayor re- levancia con motivo de la proximidad del llamado a elecciones para el Concejo Vecinal. Este es quizás el periodo de mayor auge de participación. "Ahora deci- dimos los vecinos" o "A gobernar desde los barrios" eran las consignas (que tanto contrastan con la ac- tual "Quién habla por su barrio") que rezaban las invi- taciones a participar. Se discutían calurosamente las atribuciones del Concejo mientras en la Comisión Mixta de la Junta Departamental se acordaba reser- var la parte resolutiva a la Juntas Locales. 22 que se oponían habían sido convencidos -no se sabe cómo aunque se pueda suponer por quién- de que el tablado era bueno para el parque y, salvo el Arq. Ma- ñana -hay que hacerle justicia- los demás ediles vota- mos a favor. Este hecho causó naturales resistencias en el Con- cejo Vecinal a pesar de nuestras explicaciones del poco tiempo con que contamos para resolver y del conve- nio que firmamos mediante el cual la empresa se com- prometía a realizar mejoras en el parque. Hubo una reunión de trámite sorprendente en medio de las dos decisiones. Estuvieron presentes Daecpu, el Sr. Pucheta por la División Turismo, la Junta Local, el Sr. Iglesias por la empresa y no estoy seguro si el club Liverpool. El delegado de Daecpu se transformó en el coordinador de la reunión llegando a perdonar la inexperiencia de los órganos locales en temas carnavaleros, por el poco tiempo que hacía que funcionaban, lo cual era abso- lutamente cierto y porque además el carnaval comien- za a organizarse mucho antes de la fecha en que ini- ciamos los órganos locales. Se adivinaba que alguien con mucho poder se había movido rápidamente, con- vencido a los comerciantes de que habría buena vigi- lancia en la zona, persuadido a la escuela de que se arreglaría todo lo deteriorado y a los preocupados por las bellezas del parque asegurado de que éste iba a ser conservado entre otras cosas con la instalación de baños químicos. Y además, a Liverpool no le falta- rían conjuntos en su escenario.
  • 20. 20 En los plenarios se restaba importancia a estas noticias argumentando que pese a los decretos le sería muy difícil a los órganos "políticos" (Junta Local y Gobierno Central), pasar por encima de la voluntad de los organismos de base "social" (Con- cejo Vecinal, Plenario Zonal). De manera que cuan- do se nos vino el decreto y al Concejo le quedó la reducida facultad de iniciativa, asesoramiento y control, a un grupo de compañeros nos pareció que la Junta era un lugar peligroso en la medida en que desde allí podía jugarse un partido propio, concen- trar el poder local, pensábamos. Y entonces decidimos que algunos nos presenta- ríamos a candidatos a ediles locales en la elección interna del Frente Amplio. Así llegamos algunos de nosotros a la Junta Local habiéndonos preparado para concejales. Creo que es interesante hacer notar cuánto nos pesaba la desconfianza por un poder central, como herederos que somos de una matriz cultural de oposición. La verdad es que sentíamos un poco de vergüenza por el cargo y eso contribuyó a un desdibujamiento o a una identidad difusa de la Junta Local. Repetimos hasta el cansancio que estábamos para ejecutar las resoluciones del Concejo. Esto nos permitió un diálogo permanente, muy operativo, y una participación conjunta en los distintos ámbitos. Ediles, concejales y vecinos, trabajando juntos, le dieron a las Comisiones Temáticas un sentido claro de elabo- ración y propuesta. 21 Hubo también otros conflictos. No habíamos re- suelto el tema de la ocupación cuando aparece en la Junta para "resolver" el permiso a una empresa de carnaval que quería levantar un tablado en el Parque Bellán. La empresa ya tenía encaminado, por no de- cir resuelto, el trámite en la División Turismo. Entre los integrantes de dicha empresa se encontraba un veterano funcionario municipal con vastos conoci- mientos en este tipo de trámites. Sucedió entonces que la escuela primaria que hay en el parque, la co- misión de padres de la misma, los vecinos, los co- merciantes y hasta el club Liverpool -que tenía un es- cenario a cinco cuadras-, se pusieron en contra de la instalación del tablado por razones que luego fueron ampliamente explicitadas y ampliadas en un docu- mento elaborado por el Arq. Mañana -en ese enton- ces edil local por el Partido por el Gobierno del Pue- blo-, con argumentos urbanísticos, ambientales y de seguridad. Era Febrero y teníamos dos o tres días para resol- ver. La empresa ya había contratado, desde hacía me- ses, propaganda, puestos de venta, cuarenta trabaja- dores, decían. No había tiempo para consultar al Con- cejo pero teníamos la opinión en contra de todas las organizaciones sociales del barrio. La Junta Local re- solvió entonces que no se hiciera el tablado. Aquí sí que no pudimos con los poderes, valga el rebusca- miento de la frase. A la reunión siguiente de la Junta Local hubo qué rectificar la decisión porque todos los