3. Los planes de persecución de las pandillas y el crimen organizado chocarán también con la manipulación política de izquierda que se hace desde los 90 para la aplicación benévola de la legislación de menores, según se desprende del análisis de tratados internacionales y de las declaraciones de uno de los padres de la legislación de menores actual. Si bien el gobierno del presidente Funes ha propuesto reformas legales para criminalizar a las pandillas, aquéllas no se aplicarán a los menores porque éstos tienen un régimen legal especial, según explicó el viceministro de Justicia y Seguridad, Henry Campos, poco antes de presentarlas a la Asamblea Legislativa. Algunos jueces de menores y abogados salvadoreños se oponen a que se aplique el proceso penal de adultos a adolescentes menores de 18 años que han cometido crímenes atroces, porque, según alegan, "siguen siendo niños".
4. Enriquecimiento Ilícito e Investigación de Fortunas, incluyendo los polémicos puntos de la consideración de su carácter retroactivo y la imprescriptibilidad de los delitos. La normativa remozada que contempla el proyecto, tiene nuevos tipos penales del código penal, de procedimiento penal y civil. La norma también prevé la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción, la retroactividad en los procesos que correspondan y la prosecución del juicio en rebeldía, además de la imprescriptibilidad de la pena y la no viabilidad del perdón judicial o la suspensión de la pena en estos delitos.
5. Tales sistemas en lo que tienen que ver con la administración de justicia de la minoridad, establecen diferencias por el etiquetamiento de categorías: de delincuencia juvenil, conducta irregular, menores en estado de abandono, etc. que son preacondicionantes de carreras criminales, pues desde la imposición de la etiqueta producen estigmatización y amparan la institucionalización de los menores de edad, con un efecto más nocivo que el que produce la estigmatización de los delincuentes adultos en las cárceles que son también instituciones totales. En la mayoría de los países de la región los sistemas penales de menores terminan por convertirse en agentes de desviación primaria, contradiciendo la ideología legitimadora de su carácter tutelar, defensor de la minoridad y paternalista