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16
GEOGRAFfAS DE LA VIDA COTIDIANA
Alicia Lindon
Universidad Aut6noma Metropolitana-lztapalapa, Mexico
La inclusi6n de un capitulodedicado a la vida cotidiana en este Tratado de Geografia Humana no
podria haber sido sino en Ia secci6n sobre los <<Campos emergentes>> . Efectivamente, no hay un
campo muy configurado y reconocido en Ia comunidad geografica que pueda llarnarse <<geogra­
fias de Ia vida cotidiana>> .1 Pero de manera cada vez mas frecuente emergen, en diversos contex­
tos, fragmentos, elementos y piezas sueltas de ese campo en ciemes de las GVC. El objetivo de
fondo de este capitulo es contribuir a Ia integraci6n de algunas de esas piezas dispersas.
Planteamos el tema como geografias <<de>> Ia vida cotidiana y no como geografias <<en>>
la vida cotidiana.2 La primera opci6n supone que Ia vida cotidiana no sea considerada como
un ambito mas <<en>> el cual se analiza Ia espacialidad o Ia relaci6n espacio/sociedad. En otras
palabras, Ia vida cotidiana no se reduce a un receptacula o un locus -un recorte al fin- para
desplegar en el <<Ia mirada geografica>> (esto seria una geografia <<en» la vida cotidiana).
Asumimos el desafio de construir <<una mirada geografica particular>> para comprender la
vida cotidiana, el mundo de Ia vida cotidiana o Lebenswelt. El estudio de la espacialidad (Ia
mirada geografica) en el caso de Ia vida cotidiana tiene caracteristicas propias.
Aun reconociendo que Ia vida cotidiana en Ia geografia es un campo a medio construir,
es innegable que se esta escribiendo en plural. La vida cotidiana es urbana, pero tambien es
rural; lo cultural es parte central de ella, igual que lo politico, Ia condici6n de genero, el
turismo... La pluralidad se relaciona con que Ia vida cotidiana es transversal a todos los
campos que ha cultivado la geografia humana, tanto como Ia espacialidad misma.
Asimismo, es necesario destacar que las GVC se reatroalimentan de los avances sobre la
cotidianidad realizados en otras disciplinas, como Ia sociologia y la psicologfa social, Ia lin­
giiistica y la misma filosofia, pero no deben confundirse con elias ya que para las GVC no
s6lo se trata de la cotidianidad, sino de esta a la luz de Ia espacialidad.
A lo largo del capitulo se ira especificando el contenido de las GVC, pero aqui ofrecemos
un primer plantearniento respecto a que consideramos GVC. Las GVC encuentran su raz6n de
ser en el conocimiento de la relaci6n espacio/sociedad a partir de Ia persona, del sujeto, del
I. De aquf en adelante GVC.
2. La antropalogfaurbana diferencialos estudios «de• Iaciudad y «en• Ia ciudad. Para las GVC, esto es pertinente par
las tendencias locacionales de Ia geograffa que casi siempre se expresan a traves de Ia preposici6n «en• par partir de
concepciones del espacio « absoluto» o urelativo». Las GVC se construyen desde otras concepciones del espacio -vivido,
de vida, percibido, concebido- y todas elias desbordan a Ia preposici6n «en».
356 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
Geograffas de Ia vida cotidiana
individuo. Si se retoman ciertos avances sobre la cotidianidad provenientes de la sociologia y
la psicologia social y se traen a la geografia, es posible especificar mas lo anterior: las GVC
estudian <<la relaci6n espacio/sociedad de las situaciones de interacci6n». La interacci6n refie­
re a las personas situadas espacio-temporalmente en un contexto intersubjetivo desde el cual le
dan sentido al espacio y al otro, en un proceso constante de interpretacion (resignificaci6n) y
de construcci6n de los espacios de vida. Por ello, para las GVC cuestiones aparentemente
banales expresan dimensiones de la vida social que merecen un analisis geografico profunda.
Un ejemplo de lo anterior se encuentra en las experiencias autobiograficas relatadas por
el ge6grafo sueco Torsten Hagerstrand: el haber vivido durante su nifiez en el segundo piso de
una escuela result6 decisivo para que la vida cotidiana privada de la familia estuviera marcada
por el ritmo repetido entre horas de clases y horas sin clases, por la entrada y salida de los
alumnos en el aula, corriendo con sus zuecos. A su vez, el haber vivido en ese lugar fue clave
para que el construyera en esa etapa de su vida el sentido de estar en un territorio (el aula, el
patioyeljardin de la escuela) que, cuando no habia clases, vivia como <<su imperio>> (Hagerstrand,
2000: 1 10). Este tipo de experiencias espaciales (ritmos cotidianos, sentidos del lugar. ..) para
buena parte de la geografia no son mas que relatos anecd6ticos, banales e irrelevantes. Sin
embargo, para las GVC encierran un enorme contenidoporque muestran, como ha expresado
el mismo ge6grafo sueco, que <<Un instante repetido [en este caso, en la infancia] tiene una
significaci6n mas importante que la de un simple hito en el transcurso del tiempo [. . .] muestra
que los territorios del ser humano son tributarios del tiempo y de fen6menos ciclicos>> (2000:
1 1 0). Desde la mirada de Yi-Fu Tuan (1977), ese tipo de relato expresa una clase particular de
experiencia espacial, y toda experiencia espacial es tema central para las GVC.
A pesar de la larga ausencia de la vida cotidiana como campo en la geografia, es includa­
ble que hoy se presenta como un horizonte relevante para la geografia del siglo XXI. El inte­
res creciente, aunque todavia disperso, por las GVC, se articula con movimientos que van
mas alla de la geografia, movimientos que estan involucrando a las ciencias sociales y las
humanidades en conjunto y a los que la geografia no puede eludir. El interes por la vida
cotidianaen la geografia seinsertadentro del auge creciente quevienetomando el subjetivismo
y el punto de vista de la persona, del actor o el sujeto, pero tambien el denominado giro
cultural y el giro geografico. Un texto reciente del ge6grafo espaiiol Jose Ortega Valcarcel
plantea que un horizonte fecundo de la geografia contemporanea es lo relacionado con el
concepto de <<lugar>> y con las visiones subjetivistas y constructivistas del espacio. Ambas
entradas conceptuales son parte de este campo aun en ciemes que denominamos GVC. Ge6-
grafos como Vincent Berdoulay han insistido en la necesidad de una geografia desde el pun­
to de vista del sujeto activo (Berdoulay y Entrikin, 1998; Berdoulay, 2002). Si el <<lugar>> es
una de las entradas insoslayables para las GVC, el sujeto es la otra. No hay GVC <<sin sujeto en
acci6n en lugares particulares>>.
La constituci6n de este campo se encuentra entonces en medio de tensiones opuestas.
Unas que marcan el avance hacia la definicion y configuraci6n del campo, y otras que difi­
cultan su consolidaci6n. Frente a estas dos lecturas opuestas, consideramos que el campo
existe pero aun esta en ciemes: esta fragmentado, desarrollado parcialmente y los protago­
nistas centrales son diversos ge6grafos y ge6grafas que pueden ser caracterizados como
outsiders de la geografia.
Algo que dificulta esta consolidaci6n del campo es que la vida cotidiana es transversal a
casi todas las otras geografias, de modo que muchos de sus fragmentos estan en las geogra­
fias urbanas, de genero, culturales, del turismo, de las religiones. Esto indica grados diversos
de consolidaci6n dentro de este campo en ciemes. El actual momento hist6rico tambien
representa un obstaculo para la consolidaci6n del campo, porque el pensamiento contempo­
raneo parece cada vez mas encauzado hacia los fragmentos siempre incompletos del rompe­
cabezas que nunca se cierra.
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 357
Alicia Lind6n
Por otra parte, la consolidaci6n de ese campo no puede darse sin recuperar e integrar
elementos de otras disciplinas que Devan a avances sustanciales, como el caso de la sociologia.
La posibilidaddeintegraci6ncon otrasdisciplinastambienesta encuadrada entensionesopues­
tas. Las condiciones favorables derivan del involucramiento de lageografiacon el giro geogra­
fico, que la aproxima a las demas disciplinas. Las desfavorablesresultandel alejamiento ances­
tral de la geografia con aquellas disciplinas que en esta coyuntura le podrian proporcionar
claves para integrar ese campo de la GVC. Esto nos lleva a preguntamos -parafraseando una
idea de Berdoulay (2002: 52) sobre la geografia cultural-, chasta que punto las GVC podran
constituirse como un campo de la geografia humana? cO mas bien actuaran como un enfoque
que penetre en todos los campos de la geografia humana?
Con estas observaciones, la primera parte del capitulo presenta las voces precursoras
que llevaran, directa o indirectamente, a la conformaci6n del campo en ciemes. En la segun­
da parte se abordan las voces «constructoras» de las GVC, para continuar con los aportes
mas relevantes en el sentido de la demarcaci6n del campo. Se concluye con un balance final
y una panoramica de los horizontes que se avizoran para las GVC.
1. Los precursores
Los precursores de las GVC son autores que, desde la geografia, mas que aportar elementos
directamente a este campo contribuyeron a la construcci6n de una mirada geografica desde
la persona, el sujeto, el individuo o· la experiencia espacial del mismo. En esta categoria
incluimos a Eric Dardel, John K. Wright, David Lowenthal y Renee Rochefort. Esta selec­
ci6n no niega que haya otros precursores.
En el caso de los precursores americanos hay que recordar que su pensamiento emerge
de un Zeitgeist,3 que puede resultar remoto actualmente. En particular, Wright es parte del
espiritu del tiempo americana de las primeras decadas del siglo XX, lo que incluye las filoso­
fiaspragmatistas de inicios del siglo XX, asi como las ideas libertarias individualistas que alli
florecfan a inicios del siglo XX.4 Para un ge6grafo, aquel Zeitgeist incluia la atracci6n, el
asombro, el interes y la fantasia por un territorio nacional que se habia empezado a conocer
s6lo unas decadas antes, «el oeste salvaje»,5 pero tambien que parecfa aumentar al tomar
conciencia de su dimensi6n aerea.
Estos cuatro autores colocaron una piedra fundamental al mostrar que la geografia
podia tomar el punto de vista del sujeto y su experiencia del espacio. En otras ciencias socia­
les, esto habia sido planteado con anterioridad,6 pero la geografia -a pesar de sus origenes
humanistas- no lo habia considerado.
3. Es decir, el espiritu de una epoca: •una fmma de vida, ideas, posicion espiritual de una epoca» (Gil Villegas,
1996: 94).
4. Tambien hay que considerar el contexto familiar de Wright: su hermano, Austin Tappan Wright, fue el autorde
una famosa y muy extensa •utopia literaria» (Islandia), para Ia cual John Kirtland realiz6 la cartografia. Y su madre,
Mary Tappan Wright, fue novelista.
5. Recordemos que •todavia en 1860 no habia sido organizado ni un solo estado en las grandes llanuras mas alia
delvalle del Mississippi, excepto Texas» ; •el primer ferrocarri ltranscontinentalse inaugura en 1869» . La Ley de Reor­
ganizaci6n India (de Estados Unidos) es de 1934, y este procesode • reorganizaci 6n india» fue paralelo a Ia ocupaci6n
del territorio del Oeste y centro del pais (Miller, 1961: 225-244).
6. Las sociologias de Ia vida cotidiana tambien se construyen en el cruce de las mismas dos tradiciones que se ven
en estos dos ge6grafos precursores de las GVC: el pragmatismo americana y el individualismo que trajo consigo, y
ciertas filosofias alemanas de fines del siglo XIX e inicios del XX. Para las sociologfas de Ia vida cotidiana estas tradi ­
ciones terminaron conformando el pensamiento •interaccionista•• y Ia •fenomenologia schutziana» y luego, Ia
•etnometodologia» .
358 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
Geograffas de Ia vida cotidiana
1.1. Eric Dardel (1899-1967)
Es un ejemplo de outsider: se mantuvo al margen de Ia geografia academica oficial, no formo
parte de los circulos franceses en los cuales se escribfa Ia geografia humana de su tiempo.
Posiblemente, esa debil vinculacion con los sectores academicos legitimados7 fue lo que le
permitio pensar de forma diferente a lo instituido en ese momenta, y tambien retroalimentar
su pensamiento geografico con voces no usuales en Ia geografia humana del momento, como
Ia filosofia de Heidegger, Jaspers, Kierkergaard y Eliade.
El pensamiento de Dardel se situa en el cruce del Zeitgeist humanistavidaliano frances,
al que las geografias iberoamericanas han sido muy sensibles, y Ia filosofia alemana de fina­
les del siglo XIX e inicios del XX, basicamente Heidegger.
En 1952, sobre la base de las ideas heideggerianas sobre el habitar y de su fuerte espfri­
tu humanista asf como de su formacion vidaliana, plantea que el sujeto de Ia geografia debe
ser el «hombre habitante» y no el Homo oeconomicus o el Homo faber. Las palabras que
transcribimos son elocuentes en este sentido: <<Una misma comarca es diferente para el no­
mada que para el sedentario>> (1990: 47).
Asi, partiendo del hombre habitante introduce la nocion de <<geograficidad>> para referir­
se al modo de existencia del ser humano y a su destino, irremediablemente ligado a Ia tierra
(1990: 1-2). La geograficidad remite a Ia relacion existencial entre el ser humano y la tierra que
habita, siendo Ia tierra la base y el fundamento de Ia consciencia de sf. La geograficidad es esa
relacion entre el mundo material externo y el mundo interno del sujeto. En la aprehension
subjetiva del mundo destaca lo sensorial, por ejemplo, el papel de los colores en la configura­
cion de Ia experiencia espacial. Por ello, para Dardel la geograficidad es la <<experiencia de
habitar>> o la experiencia espacial.
La centralidad que le otorga Dardel al sujeto y su experiencia espacial lo lleva a utilizar
una estrategia poco usual en su epoca, aunque muy frecuente actualmente, como es la des­
cripcion (hoy podriamos decir <<densa>>)8 de experiencias banales de personas concretas. Un
ejemplo es el de una joven campesina finlandesa que escucha la descripcion que hace un
marino de su Iugar de origen ( 1990: 47-48). Este ejemplo resulta relevante en terminos teori­
co-metodologicos porque Dardel muestra que la joven, al escuchar la descripcion espectacu­
lar del lugar de origen del marino, de inmediato rememora su propio Iugar de origeny, en un
ejercicio analogico entre ambos -un pareo en el sentido de Husserl- concibe al propio
Iugar de origen (las rudas campiftas de Osterbotten) como triste y pobre. Sobreviene en ella
un verdadero desencantamiento del Iugar que cambia su horizonte del mundo y su
geograficidad. Este es un ejemplo de geograficidad en tanto experiencia espacial que articu­
la la aprehension del mundo externo con el mundo interno del ser humano, y construye un
tipo de vinculo con el lugar. Aunque Dardel no define con estas palabras Ia geograficidad,
estaba sentando las bases para que ahora lo podamos formular de esta manera. Si se retoman
sus ideas pioneras, se puede plantear que el lenguaje y la narrativa pueden resultar Ia via
para Ia construccion y reconstruccion de la geograficidad.
Si Dardel no es directamente constructordel campo de las GVC, es por lo menos uno de
los primeros autores que coloca Ia mirada geografica en otro angulo,9 que hoy podemos
identificar como el de las GVC.
7. Su libro El hombre y Ia tierra se publica el mismo afio (1952) que el famoso libro de Max Sorre Fundamentos de
Geogra{{a Humana. M ientras el libro de Dardel pas6 desapercibido, basta que en los aiios setenta lo descubren los
ge6grafos anglosajones, el de Max Sorre goz6 de un extenso reconocimiento desde el primer momento.
8. En el sentido originariamente planteado por Ryle y difundido por Geertz(1996: 19-24).
9. Philippe Pinchemel cita algunos parrafos de una carta fechada el 12 de abril de 1952, que le escribe el economis­
ta Fran<;:ois Perroux a Dardel: «Gracias a Usted adquiero una noci6n de geografia a Ia cual no estaba acostumbrado ni
preparado.. .» (1990:180).
TRATADO DE GEOGRAFfA HUMANA 359
Alicia Lindon
1.2. John Kirtland Wright (1891-1969)
Este ge6grafo americana no puede ser considerado un outsider en sentido institucional, pero
sf en terminos intelectuales, por atreverse a incursionar en campos muy diversos y por plan­
tear, antes de 1 950,10 temas no legitimados en la geografia: en 1946 retoma el viejo concepto
cartognifico de Terrae Incognitae ( 1 947), y le otorga nuevo sentido: «que un lugar sea conoci­
do depende de para quien es conocido y de que tipo de conocimiento se trate». Su amilisis
acerca del conocimiento de distintos territorios incursiona en un plano inusual para la geo­
grafia de la epoca al introducir la imaginaci6n del ge6grafo frente al enigma de lo descono­
cido. Los antecedentes de este planteamiento Wright los formula en las dos decadas previas
y en el influyen Derwent Whittlesey y Ralph H. Brown (Koelsch, 1976: 68-69). Este ultimo
plante6 tempranamente que los «hombres de todos los tiempos, han sido influidos tanto por.
las creencias como por los hechos» (Brown, 1948: 3).
El nuevo tratamiento que le otorga Wright al concepto de Terrae Incognitae le permite
incluir la subjetividad, e incluso destacar que es «una creencia err6nea que la subjetividad
sea la antftesis de la objetividad». En un primer momento plantea la necesidad de incluir lo
sensible para que los hallazgos geognificos puedan perdurar, evitando plantearlos como co­
nacimiento racional y objetivo que casi siempre esta condenado al olvido por construirse
con abstracciones lejanas al ser humano (1947: 7).
Posteriormente, reconoce que no s6lo se integraal conocimiento geognifico la subjetividad
del ge6grafo que hace la investigaci6n, sino tambien la subjetividad de las personas comunes
vinculadasallugar. Wrighttermina desarrollandouna propuestaaudaz,comoesladeuna Geosofia,
es decirel estudio del conocimiento geognifico a todos los niveles.11 Esto implica analizar no s6lo
el conocimiento geognifico cientffico, sino tambien el conocimiento geognifico de sentido co­
ml1n. En este contexto, Wright tambien hace algunas reflexiones metodol6gicas, aunque escue­
tas, muy relevantes. Por ejemplo, retoma un trabajo de los a:iios previos en el que el ge6grafo
Ralph Brown (1938) presenta el relata de un lugar, a traves de la voz de un habitante al que le
otorga un nombre supuesto. Actualmente, en la investigaci6n cualitativa que utiliza relatos de
vida, es algo usual que los entrevistados sean referidos con nombres que no son los propios
(como una estrategiapara asegurar el anonimato sin perderlas voces). Wright observ6 y destac6
el canicter innovador de esta pnictica, realizada por un colega, a inicios de los a:iios cuarenta.
En sfntesis, el aporte de Wright a lo que hoy podemos denominar GVC fue la introduc­
ci6n explfcita de la subjetividad y el conocimiento geognifico de sentido comun como mate­
ria de estudio, asf como la afirmaci6n de que el estudio de la subjetividad y lo sensible no
podia hacerse con las herramientas propias del metoda cientffico. La subjetividad y el cono­
cimiento de sentido comun constituyen el sustrato desde el cual las personas actuan en su
vida cotidiana, se relacionan con los otros y con el espacio.
1.3. David Lowenthal (1923)
En 1961 este ge6grafo e historiador americana retom6 los proleg6menos de Wright, para
avanzar en el mismo sentido al plantear el siguiente interrogante: c:es lo mismo el conoci-
I0. El articulo de John Wright que consideramos como antecedente de las GVC inicialmente fue presentado como el
diSCW"SO pronunciado en su caracterde presidente de Ia Asociacion de Geografos Americanos, en Ohio, el 30 de diciembre
de 1946, en ocasion de celebrarse Ia XLlli reunion anual de Ia Asociacion, y al ano siguiente se publica en los Annals de
dicha asociacion. Esto muestra que no estaba fuera de las « instituciones•, sino dentro y en posiciones de poder. Sin
embargo, estaba fuera de los presupuestos y prejuicios que delimitaban el conocimiento geognifico cientifico.
II. Llega a hacer una propuesta concreta sobre Ia inclus ion de materias de uGeosofia» en las carreras universita·
rias de geografia.
360 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
Geograffas de Ia vida cotidiana
miento del mundo (aun lejano) y la Terrae cognitae? Su respuesta es que el primero es infor­
macion reunida, difundida, consensuada socialmente; en tanto que el segundo (la terrae
cognitae) es mundo percibido y vivido (la experiencia). Es el territorio que se conoce por
<<experiencia», y a esto lo denomina <<geografia personal>> . Asi, diferencia lo que es el conoci­
miento del territorio por la experiencia, de la simple posesion de informacion sobre un Iugar:
Esta diferenciacion hoy resulta aun mas relevante que cuando la formulara Lowenthal, des­
de la perspectiva de la enorme cantidad de informacion sobre lugares remotos que podemos
poseer: La fenomenologia social que en Estados Unidos se desarrollaba en esa epoca, bajo el
influjo de Alfred Schutz y sus discipulos, no fue ajena a Lowenthal, ya que toma el concepto
de <<experiencia>> y lo posiciona con relacion al espacio.
Sindejarde lado esa vision del serhumanoque avanza y conoce territorios antes descono­
cidos, Lowenthal introduce tres temas que seran relevantes aposteriori para las GVC: la percep­
cion del espacio, su caractercompartido socialmente y el papel del lenguaje en las percepciones
y experiencias espaciales. Las tres cuestiones siguen siendo medulares actualmente. En el caso
de las dos primeras -lo perceptual y su caracter social- esa relevancia se acrecienta por los
prejuicios que han tendido a asociar lo perceptual con lo individual. En el caso del lenguaje,
tambien fue relevante su temprana inclusion en la experiencia espacial,junto con lo perceptual,
ya que es a traves de ese medio socialmente compartido que lo perceptual se puede pensar mas
alia de lo biologico y lo individual. Por ejemplo, Lowenthal plante6 que las pautas lingiiisticas
orientannuestras percepciones y aun el pensamiento. El lenguaje <<modela yadaptael marco en
el que la experiencia se vuelca>> (1961: 253).12 Sin embargo, no analiza la relacion entre el esque­
maperceptual/lenguajeylas pnicticascotidianas, porquelaspnicticas alln no seproblematizaban
desde la geografia. Asi, la geografia incorpora primero lo perceptual y subjetividades comparti­
das, antes que el nivel mas concreto de lo cotidiano, las pnicticas.
1.4. Renee Rochefort (1927)
El trabajo de esta geografa francesa tambien constituye otro antecedente para las GVC. Su
concepcion es cercana a la mirada dardeliana y vidaliana, pero ademas introduce las pre­
ocupaciones tipicas de etnografo que se siente un extranjero en el territorio que estudia.
Esta geografa publica en 196 1 su investigacion doctoral titulada Le travail en Sicile:
etude de Geographie Sociale, 13 basada en un extenso trabajo de campo realizado entre 1954 y
1959. En ese libro plantea un enfoque geografico -que denomina geografia social- carac­
terizado por algunos rasgos relevantes para las GVC: uno de ellos es la <<elasticidad>> entre el
12. El autor ofrece una multiplicidad de ejemplos de cada idea. Uno de ellos es que el gran desarrollo del esquf ha
generado una enorme cantidad de palabras para referirse a Ia nieve, casi tantas como tienen los esquimales. Esto
quiere decir que Ia experiencia de ver y tomar contacto con Ia nieve, percibirla, resulta filtrada por este esquema
lingiifstico. La persona que practica esquf, cuando toma contacto con Ia nieve no lo hace simplemente reconociendo
«nieve», sino a traves de cada una de las palabras especializadas que se refieren a Ia nieve de diferentes caracterfsticas.
Un ejemplo inverso que comenta el autor es el de los gauchos argentinos de Ia zona pampeana, del siglo XIX, que tenfan
solo cuatro palabras para referirse a todo lo vegetal: forraje para el ganado, hierbas secas para acostarse en elias, !efta
y •todos los demas vegetales•. El autor observa que en Ia categorfa de «todos los demas» se incluyen especies tan
distintas como rosas y hortalizas. Lo relevante es que, en este caso, el patron lingiifstico -a diferencia de Ia nieve del
esquiador- es reducido y por ello, Ia percepcion del mundo vegetal que tenfan estas personas no diferenciaba entre
vegetales que hoy nos parecerfan indudablemente distintos. Habrfa que agregar otro comentario a Ia observacion de
Lowenthal: Ia gran riqueza de palabras para diferenciar matices sutiles de un fenomeno, o Ia pobreza de palabras que
iguala fenomenos muy diferentes, deriva de Ia vida practica y de las formas de vida. El esquiador necesita d.istinguir
tipos de nieve para practicar ese deporte de manera mas o menos satisfactoria, mientras que el gaucho no necesitaba
diferenciar las hortal izas de las rosas, porque en su vida no se inclufan ni las unas ni las otras.
13. En 2005 ha salido una nueva edicion de esta obra, en Italia, por Ia editorial Sellerio di Giorgianni.
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 361
Alicia Lind6n
micro-analisis y el macro-analisis (196 1 : 3). Otro rasgo de su mirada es que Ia naturaleza es
vista como un «escenario vivo». Por ultimo, su perspectiva enfatiza Ia heterogeneidad espa­
cial ( 1 96 1 : 4), rasgo igualmente significativo para las GVC.
Esta investigaci6n es otro antecedente para las GVC porque se interesa por el sujeto en
su mundo cotidiano, tomando al trabajo como centro de dicha cotidianidad. Renee Rochefort
se pregunta c6mo justificar que el trabajo sea objeto de estudio para Ia geografia. Actualmen­
te, desde las GVC pareceria innecesaria Ia pregunta ya que los estudios de Ia vida cotidiana
han mostrado que el trabajo, igual que Ia familia, son dos nucleos basicos de Ia cotidianidad.
Tambien dentro de otros campos de nuestra disciplina esto ha sido asumido. Por ejemplo,
las aproximaciones geograficas a Ia vida cotidiana mas recientes, con enfasis en Ia condici6n
de genero, han analizado extensamente el trabajo, los desplazamientos y recorridos que
engendra el trabajo. Sin embargo, en los afios cincuenta en Ia geografia francesa estos temas
no estaban legitimados, aunque habian sido introducido desde los tiempos de Ia geografia
vidaliana: recordemos que el genero de vida vidaliano incluia el trabajo.
Otro aspecto de Ia investigaci6n de Renee Rochefort que Ia acerca a las GVC es su
reflexi6n sobre el otro (Ia alteridad). En su caso, esto se encam6 en «el siciliano» frente a su
condici6n de investigadora, externa a Ia comunidad. Esto Ia condujo a analizar las dificulta­
des para penetrar en los distintos contextos socio-territoriales. Asi, relata los diversos roles
que asumi6 en Ia comunidad como parte del proceso de negociaci6n de Ia aceptaci6n:14la
penetraci6n en el mundo de vida Ia enfrent6 al problema de Ia alteridad, con las consiguien­
tes dificultades epistemol6gicas y metodol6gicas. Pero s6lo asi podia abrir una ventana para
Ia comprensi6n del trabajo y el espacio dentro de una cultura y de un mundo intersubjetivo.
En suma, Renee Rochefort tambien constituye un antecedente de las GVC porque al asumir
una mirada geografica plastica entre el macro y el micro-analisis se hizo cargo del problema
del sujeto en su mundo de vida, e insisti6 en que Ia espacialidad resultaba de Ia vida social.15
En sintesis, estos cuatro autores introducen el punto de vista del sujeto, Ia subjetividad
y el conocimiento practico con el cual las personas acruan en Ia vida cotidiana, asi como el
lenguaje como condicionante de nuestro contacto con el mundo y con el espacio. Una pieza
clave de Ia vida cotidiana que aun no aparece problematizada son las practicas, el ambito del
hacer. Pero todo esta planteado para que cuando se incorporen las practicas explicitamente,
sea en relaci6n con Ia subjetividad ya incluida.
2. Las voces constructoras del campo de las GVC
Si los precursores necesariamente son autores, Ia revision de Ia construcci6n del campo
puede plantearse abordajes alternativos. Uno es ir «autor por autor» y otro, que evita Ia
personalizaci6n de Ia teoria, es seguir ideas y conceptos. Optamos por un tercer camino que
quiere mediar entre estos: reconstruir el campo a traves de las <<voces>> que han tenido mas
peso. Las voces se anclan circunstancialmente en autores, pero no es un recorrido de autores
ya que no se los revisa exhaustivamente. De los autores tomamos s6lo aquellas voces que
consideramos centrales para las GVC. En unos casos esto implica recuperar los aportes de
una etapa de Ia trayectoria del autor. En otros casos, retomamos s6lo un aporte puntual de
14. La ge6grafa relata que en su inmersi6n en las diversas comunidades de Ia isla tuvo que asumir distintos
papeles, ya que no siempre fue Ia ge6grafa o Ia investigadora, tambien apareci6 como •experta de Ia ONU», otras veces
como Ia •nueva maestra local», como •emisario moscovita», como una •vendedora de jabones», como una «poetisa
americana• , ademas de los mas usuales de periodista, economista y soci6loga.
IS. Es muy conocido un trabajo de Rochefort en donde planteaba que era necesario •invertir el orden de los
factores, entre espacio y sociedad» (Renversement de l'ordre des facteurs) (Rochefort, 1963: 18-32).
362 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
Geograffas de Ia vida cotidiana
toda una trayectoria, que puede haber sido tangencial en el pensamiento del autor pero clave
para las GVC. En otros casos, se retoma una mirada que acompafia toda su trayectoria.
La reconstrucci6n de voces asume que cada una de las voces lleva consigo filiaciones
diversas, conexiones en mUltiples sentidos. De acuerdo con Ia fenomenologia sociol6gica, en
el discurso de un sujeto estan las voces de sus contemporaneos, de sus antecesores y aun las
de los sucesores. Asf, para nuestro prop6sito no solo destacamos una idea planteada por un
autor, sino tambien intentamos reconstruir c6mo llega a formularse en una red de influen­
cias intelectuales.
Las voces que contribuyen directamente a Ia construcci6n de este campo en parte pro­
ceden de Estados Unidos, lo que no es ajeno a los mUltiples procesos migratorios bacia ese
pais durante el siglo XX. Por ello son voces que suelen tener rafces en otros contextos. Pero
las GVC tambien representan Ia entrada mas fuerte al concierto del pensamiento geografico
de ideas procedentes de contextos nacionales que basta ese momento no habfan tenido un
liderazgo en Ia geograffa: Irlanda, Suecia, Canada, Suiza, Espana, Australia. . .
Con relaci6n a las voces ancladas en Estados Unidos, hay que tener en cuenta que no se
trata de las ideas mas consolidadas en ese pais en su epoca. Son voces que resultaban colate­
rales y muchas veces planteadas por verdaderos outsiders, como es el caso de Yi-Fu Tuan o
Edward Relph. Ello no impidi6 que muchos de estos autores hayan logrado reconocimien­
tos institucionales con el tiempo. No se trata de outsiders por estar fuera de las instituciones,
sino fuera del pensamiento instituido. En el conjunto de voces que contribuyen a este campo
se distinguen unas apegadas a las aspiraciones objetivas de Ia ciencia y otras que se asumen
como francamente comprensivas. Las dos entradas centrales bacia Ia construcci6n sistema­
tica del campo de las GVC las ubicamos en Torsten Hagerstrand y en las geograffas
comportamentales y cognitivas.
2. 1. La piedra fundamental: Torsten Hagerstrand (1916-2004)
Entre las voces que no renuncian a lo objetivo ni a Ia generalizaci6n, una de las mas destaca­
das es Ia de Hagerstrand (1916-2004) y su escuela de Lund, en Suecia. Sus aportes a las GVC
se inician en los afios setenta, cuando este ge6grafo y sus discfpulos empiezan a desarrollar
Ia Time Geography. El interes de Hagerstrand por este tipo de tematicas lo acompaiiaba desde
su infancia, como ya lo notamos.
Muchos trabajos de este autor ofrecen aportes sustanciales a las GVC, pero un articulo
de Hagerstrandpublicado en 1970 es el pivotepara el desarrollo posteriorde Ia Time Geography
y tambien para las GVC: el aporte estuvo en cuestionar el enfoque usual que estudia a los
seres humanos como «grupos» o como «agregados de poblaci6n». 16 En 1970 Hagerstrand
plantea que estos enfoques ocultan Ia verdadera naturaleza de los patrones de Ia movilidad
humana. Asf, se pregunta si es avanzada o mas bien primitiva Ia ciencia social que no toma
en cuenta las identidades de las personas (Hagerstrand, 1970). Aunque el ge6grafo sueco
plante6 esto con respecto al analisis de los patrones de movilidad espacial (las migraciones),
Ia advertencia vale mas alia de Ia migraci6n. El cuestionamiento se puede hacer extensivo
16. Vale Ia pena recordar-para contrastar con Hiigerstrand- que para Albert Demangeon Ia geograffa humana
tom6 un rumba mas certero cuando dej6 de pensar que su objeto era estudiar Ia relaci6n de los •hombres• (seres
humanos) con el media, para asumir que el objeto estaba en el estudio de Ia relaci6n entre los •agrupamientos burna­
nos• y el media geografico. Estas ideas aparecen en Ia • lntroducci6n• de Problemes de Geographie Humaine, 1942,
Paris, pp. 25-34. Este texto es una publ icaci6n p6stuma (Demangeon muri6 en 1940), y habia sido escrito como prefa­
cio de un Traite de Geographie Humaine que nunca concluy6. A pesar del rechazo de Demangeon por Ia d imensi6n
individual, siempre quiso escribir un libro sabre Ia relaci6n entre geografia y psicologia, aun cuando fue un clitico
acerrimo de Ia obra de Georges Hardy titulada La Geographie Psychologique, de 1939. Su interes por Ia relaci6n entre
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 363
Alicia Lindon
para Ia geografia y las ciencias sociales en conjunto, que creen comprender todo desde los
agregados, que luego son «disecados>> en variables. Esta sera Ia puerta de entrada de
Hagerstrand para asumir al individuo como el punto de partida de su mirada, o con las
palabras de Allan Pred: «El llamamiento de Hagerstrand porIa lime Geography se focaliza en
Ia gente, y en particular en las secuencias de eventos con los cuales se constituyen los dfas y
Ia vida de cada individuo>> (Pred, 1977: 210). Por ello, Hagerstrand sera pionero enIa elabo­
raci6n de una propuesta teorica que enfatizaIa importancia del comportamiento individual
(individual behaviour). Pero Hagerstrand no solo destaca al individuo, construye ademas
una teorfa espacio-temporal a partir del individuo y sus desplazamientos.
En los setenta empieza a elaborarIa propuesta, pero desde los cuarenta recibe ciertas
influencias academicas que lo marcaran de manera profunda: en 1944 conoce al ge6grafo
Edgar Kant17 (originario deEstonia, deIa Universidad de Tartu), y este contacto sera clave
paraIa perspectiva que decadas mas tarde terminara planteando Hagerstrand. Fue gracias a
Edgar Kant que incorporaIa idea de queIa vida cotidiana de las personas es un dominio de
investigacion geografica relevante (Hagerstrand, 2000: 1 1 8-1 19). Edgar Kant representaba
Ia aproximacion fenomenologica caracterfstica de las primeras decadas del siglo XX en Ia
Universidad de Tartu, aproximacion que se fundaba enIa descripcion vfvida deIa naturaleza
y el paisaje. Asimismo, Hagerstrand ha reconocido que desde los aiios cuarenta tambien se
intereso de forma particular enIa obra de Kurt Lewin,18 uno de los iniciadores deIa psicolo­
gfa social.En particular se interesa porIa idea de que «Ia estructura del mundo es interiorizada
por los individuos».Este tipo de influencias muestran dos cuestiones: por un lado, la convic­
cion de queIa geografia debfa analizar a los individuos particulares en su vida cotidiana. Por
otro, que el analisis del individuo es el camino para comprenderIa sociedad.
Sin embargo, el enfasis en las personas no conduce a Hagerstrand hacia un analisis indi­
vidual. Sus preocupaciones se orientan a Ia construccion de patrones sociales de comporta­
miento espacio-temporal. <<La capacidad de reunir los niveles micro y macro es fundamental
en el papel del geografo>> (Hagerstrand, 2000: 122). De acuerdo con Allan Pred, Ia <<lime
Geography considera Ia existencia fisica de Ia sociedad dentro de cualquier area espedfica
limitada, que puede ser observada y analizada como un proceso continuo...» (Pred, 1977:
209). Los comportamientos individuales en el espacio-tiempo lo acercan al problema de Ia
<<repeticion>> , y esto lo aproxima aIa reproduccion social. De manera independiente a los desa­
rrollos de Hagerstrand, las sociologfas deIa vida cotidiana tambien se interesaron enIa repeti­
cion o rutinizacion. Pero en este campo deIa sociologfa uno de los avances sustanciales -de
los aiios ochenta- fueIa introduccion deIa ruptura deIa repetici6n, o sea,Ia invenci6n.19
A pesar del enfasis en las personas, Hagerstrand aborda el objeto de estudio de manera
<<exterior>> , mas a(m, reconoce que su posicion £rente al mundo se parece mas aIa de quien
psicologia y geografia se relacionaba con las «representaciones y las construcciones mentales colectivas•, yse aprecia
en sus obras sobre el imperio britaruco yel Rhin (Claval, 1998: 212). En este sentido cabe recordar Ia cercanfa que tuvo
Demangeon con Ia sociologia durkheimiana, considerando que Emile Durkheim fue el padre del concepto de «repre­
sentaciones colectivas• .
17. Edgar Kant (1902-1978) llega a Suecia como refugiado y s e incorpora a I a Universidad d e Lund e n 1944,
cuando se ve obligado a salir de Ia Universidad de Tartu yde Estonia. La presencia de EdgarKant en Lund senidecisiva
en varios pianos, entre ellos Ia apertura internacional de Ia cual proced!a Kant. Pero ademas, hay que tener en cuenta
que, en las primeras decadas del siglo XX, Ia geografia fue el principal campo de estud!o en Ia Universidad de Tartu, en
buena medida por los esfuerzos realizados por el maestro de Edgar Kant: Johannes Gabriel Grano.
18. Hagerstrand hace referenda a una obra en particular de Lewin, Principios de Psicologia Topol6gica. Lewin,
prusiano exiliado en Estados Unidos en 1933, tambien plante6 tempranamente un concepto por el que ha sido recono­
cido, y posiblemente haya sido el interes inicial de Hagerstrand, el de «espacio de vida•.
19. Enun trabajo previo hemos estud!ado, enun caso empirico, Ia relaci6n invenci6n /repetici6n. Alii presentamos
las distintas sociologias de Ia vida cotidiana respecto al problema de Ia invenci6n y Ia repetici6n (Lind6n, 1999).
364 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
Geograffas de Ia vida cotidiana
observa desde afuera que a Ia de un participante. Incluso, asume que su perspectiva es un
<<modo de pensamiento materialista>> , relacionado con sus experiencias deIa infancia, mas
cercanas a los elementos deIa naturaleza (nieve, hierba, arboles y materiales maleables...)
que a las palabras yIa gente (Hagerstrand, 2000: 123).
Uno de los aportes sustanciales de Hagerstrand aIa geografia humana, y no solo a las
GVC, sera traer a Ia disciplina una forma de producir conocimiento que en otras ciencias
(comoIa sociologia) estaba legitimada, pero poco difundida enIa geografia: producir cierta
informacion empirica, de un tipo pre-establecido a partir de unos interrogantes iniciales,
que luego es analizada a Ia luz de una estructura teorica, para reelaborar los conceptos a
partir de las respuestas obtenidas, es decir, producir nuevo conocimiento. Hagerstrand ha
reconocido queIa apertura a otras disciplinas le permitio familiarizarse con las tecnicas de
investigacion, aunque no responder a los problemas teoricos deIa geografia (2000: 122).
Esta forma de proceder era novedosa paraIa geografia, que no se planteaba el problema
deIa produccion del dato empirico, ya sea porque se trabajaba en grandes descripciones sin
teorizar sobre el dato empirico, o bien porque si se trabajaba con informacion empirica eran
agregados que nunca identificaban al individuo y sus practicas. Hagerstrand produce una
innovacion profunda enIa geografia humana y para las GVC: representa no soloIa legitima­
cion deIa persona, del individuo, sino tambien el analisis sistematico de las <<practicas>> con
su espacio-temporalidad. La espacialidad Ia concibe en terminos del donde se realizan las
practicas, aun cuando se trate de un sendero de desplazamiento y no de un punto fijo. La
temporalidad es estudiada a traves del tiempo consumido en cada practica. Se trata del
tiempo y el espacio, que se miden.
Los precursores de las GVC habian incorporadoIa perspectiva del individuo como ha­
bitante,Ia subjetividad, el conocimiento de los lugares.En cambio, Hagerstrand construye
una particular GVC: el registro sistematico de practicas espacio-temporales de los indivi­
duos y los hogares siguiendo trayectorias diarias, considerando sus movimientos, rupturas,
los tiempos empleados y Ia secuencia de <<estaciones>> , incluyendo el hogar, el trabajo, Ia
iglesia, las compras,Ia escuela, el ocio, las actividades comunitarias. Uno de los objetivos de
Ia Iime Geography es proporcionar un lenguaje sistematico y una metodologia para describir
el comportamiento espacial cotidiano, incluso para intervenir en las restricciones con las
que se encuentran las personas (Thrift, 1977). Por eso va a disefiar una tecnica que le permi­
ta representar tridimensionalmente las practicas: los prismas espacio-temporales.El con­
cepto tradicional de cartografia -independientemente de los medios tecnicos con los que se
hiciera el mapa- no le permitiaIa representacion deIa informacion desdeIa perspectiva del
individuo. Por ello, desarrolla sus propias formas de representacion grafica.
A pesar del avance de Hagerstrand, su perspectiva deja de lado un aspecto medular de
Ia vida cotidiana: Ia subjetividad.El mismo Hagerstrand lo reconoce cuando expresa: <<en
mi sistema de conceptos, como en toda Ia postura objetiva de Ia ciencia, hay una cara
olvidada del mundo que concieme sin embargo aIa parte mas importante deIa existencia
humana: los dominios interiores deIa experiencia y el pensamiento. Admito que he cami­
nado sobre una sola piema>> (Hagerstrand, 2000: 132).En este planteamiento del geografo
sueco parece asomarIa voz (intemalizada) de Anne Buttimer, defendiendoIa inclusion de
los mundos interiores.20
Este reconocimiento lo lleva a un tema crucial, como es el vinculo entreIa experiencia
subjetiva y el conocimiento objetivo. Intenta diversas aproximaciones y termina planteando
20. Anne Buttimer estaba totalmente anclada en las filosoffas existencialistas, y por ello, desde inicios de los aiios
setenta se asumen como parte de Ia naciente •geograffa humanista». Pero una estancia en Lund le permite un acerca­
miento a Hagerstrand y a los inicios de Ia Ttme Geography.
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 365
Alicia Lind6n
que Ia salida esta en Ia «autobiografia», pues su eje es Ia relaci6n entre el individuo y su
contexto. Encuentra queIa «autobiografia construye enteramenteIa experiencia mental in­
tema [en su relaci6n con] los acontecimientos (mas f.kilmente observables por un outsi­
der)21 [...]. Debemos asumir que las experiencias interiores y los fen6menos exteriores estan
articulados par muchos caminos intrincados. Hay una indiscutible conexi6n que vincula en
una secuencia de correspondencias lo que ocurre en los dos reinos. La mayor tarea de Ia
aproximaci6n biografica debe de estar en entender la naturaleza de ese dialogo, pero asf
tambien en entender como esa conexi6n se presenta en el contexto ecol6gico [...]. Pero en lo
que a mf me toea, me centro en la parte extema...» (Hagerstrand, 1978: 1 23).
Por esa apertura,Ia perspectiva de Hagerstrand puede dialogar con «una geografia de
las percepciones», comoIa planteada par Bailly y Beguin (1992: 75-76). La lime Geography
puede complementarse con miradas centradas en los mundos interiores, en las motivacio­
nes de los individuos y la subjetividad que los orienta a realizar esos recorridos, trayectorias,
senderos y no otros. Pero Hagerstrand no penetra en ella.
No todos los ge6grafos que participan en la lime Geography aceptan que se debe fran­
quear esa puerta. Por ejemplo, Allan Pred dice: «Ia lime Geography considera la existencia
fisica de la sociedad dentro de cualquier area especifica limitada» (1977: 209). Asumir que el
objetivo es la «existencia fisica» de la sociedad implica reconocer que en los arreglos fisicos
estan plasmados los mundos interiores. Esto hace suponer que no sea necesario penetrar en
esos mundos interiores, porque estos se exteriorizan en lo fisico.
Esta discusi6n es compleja y sigue abierta. Posiciones como la de Pred se pueden con­
frontar con otras, como las de la geografia de la percepci6n que asume como meta exacta­
mente lo opuesto: «explorar la existencia mental de los lugares geograficos» (Bosque Sendra,
1992: 8). Parecerian posturas contrapuestas, enlazadas en las extensas dicotomfas que han
acompaii.ado al pensamiento social. Sin embargo, las visiones constructivistas desarrolladas
mas tarde en geografia muestran que pueden ser complementarias.22
2.2. Las geograffas comportamentales y cognitivas
Si se acepta que los mundos interiores son materia de estudio para las GVC, entonces las
geografias comportamentales y cognitivas no son ajenas a las GVC. Si se sigue el camino
inverso, es decir, se niega que las GVC estudian los procesos mentales referidos al espacio,
resulta que aun asf es innegable que las geografias del comportamiento, de la percepci6n, de la
cognici6n y las representaciones han contribuido a las GVC. Todas estas geografias tienen un
gran parentesco con las GVC, sabre todo porque todas se interesan por el individuo como
punta de referenda, mas alla de c6mo lo conciban. Pero tambien estan emparentadas porque
han incluido lo sensorial, que es parte de la experiencia espacial cotidiana. Y sabre todo, estan
relacionadas con las GVC porque se interesan por los movimientoscotidianos de las personas.
Por otra parte, las tematicas cognitivas han alcanzado un notorio desarrollo en las Ulti­
mas decadas, lo que ha llevado a niveles importantes de especializaci6n, manifiestos desde el
nombre mismo de estas perspectivas. No es el objetivo de este texto detenemos en la forma
21. Como siempre se autodefini6 frente a sus objetos de estudio.
22. Lasmiradas sociol6gicas deIavida cotidiana han llegado a diferenciasy aparentesdicotomiasbastanteseme­
jantes. Un ejemplo se halla enIa etnometodologia de Harold Garfinkel, quien retoma elementos de Ia fenomenologia
sociol6gica deAlfred Schutz. En relaci6n a lo interior y lo exterior, Garfinkel sefiala queno le interesan los procesos de
conciencia, sino Ia expresi6n de estos en Ia vida cotidiana, en tanto que Ia fenomenologia sociol6gica incorpora estos
procesos •intersubjetivos• como materia de analisis de las relaciones sociales. El planteamiento de Garfinkel (en Ia
sociologia) pareceria emparentado con el de Pred (en Ia geografia).
366 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
Geografias de Ia vida cotidiana
de nombrarlas (del comportamiento, de la percepci6n, de las representaciones y cognitiva),
pero cada una de estas «etiquetas» lleva consigo matices de contenidos y miradas no despre­
ciables. La expresi6n geografia del comportamiento enfatiza la acci6n, concebida como de
naturaleza casi automatica, proxima a lo involuntario. La geografia de la percepci6n prioriza
lo sensorial en el contacto con el espacio. Las geografias cognitivas y de las representaciones
destacan elementos de los mundos interiores.Estas Ultimas tienden a concebir al sujeto de
manera racionalista, es decir, evaluando espacialmente las circunstancias en cada momen­
to, de manera consciente, a traves de un mapa cognitivo del que esta provisto (Downs, 1979;
Downs y Stea, 1973).23 Las criticas a estas visiones desde la geografia humanista han sido
extensas y tempranas (Tuan, 1975; Buttimer, 1976; Seamon, 1979). Por ejemplo, David Ley
sefialaba: «el entomo espacial no esta en la cabeza. La conciencia no se puede desprender
del contexto espacio-temporal concreto» (1978: 45).24
Estas geografias penetraron en lo psicol6gico para explicar racionalmente el comporta­
miento humano.En otros casos, se abocaron a sofisticar lo tecnico para modelizar el com­
portamientohumano, desarrollandocomplejosmodelos cuantitativos.En unos casos y otros,
el parentesco con las GVC se debe a que los esquemas perceptuales y cognitivos tienen rela­
ci6n con el hacer cotidiano, y este es materia central de las GVC, aunque sea discutible que
esa relaci6n sea mecanica, casi natural o muy directa. Los ge6grafos y psic6logos (o
psicoge6grafos), sobre todo anglosajones, dedicados a estos temas son numerosos, tanto los
que estudian c6mo operan los dispositivos mentales relacionados con el espacio25 --casi a
modo de radares- como quienes se han centrado en lo mas instrumental, como lo relacio­
nado con los «mapas mentales/mapas cognitivos>> .
La discusi6n sobre los mapas mentales y cognitivos es extensa.El nucleo de ese debate
esta en aclarar si la informaci6n espacial que los individuos llevan consigo y que les permite
orientarse y «navegar» enIa ciudad, se puede Hamar mapa o, mas bien, si debe ser entendida
como un dispositivo cognitivo sobre la espacialidad. Una parte de las objeciones se orientaron
aIa palabra «mapa», por la carga euclidiana que lleva consigo. Por ello se ha tendido a sustituir
la palabra mapa por «dispositivo». Actualmente se acepta que esa informacion espacial no es
geometrica, no tiene ninguna relaci6n con los mapas que produce la cartografia.Esta discusi6n
tambien cuestion6 la palabra «mental», sustituyendola por «cognitivo». No obstante, la altema­
tiva del dispositivo cognitivo, aunque pierda la connotaci6n cartografica, no ha superado el
sesgo racionalista. De este debate se desprende un problema metodol6gico tambien controver­
tido: c:c6mo rescatar esa informaci6n espacial que las personas llevan consigo? La primera
salida fue el conocido dibujo, pero de inmediatoIa reflexi6n mostr6la dificultad para traducir
aquella informaci6n espacial al plano en que se hace el dibujo, poniendo en duda la fiabilidad
de los dibujos llamados mapas mentales y cognitivos.Esa discusi6nsigue abierta, y las propues­
tas se diversifican: algunos proponen que el mapa mental no se puede dibujar pero sf relatar,
para otros se puede dibujar pero en un contexto de interacci6n en donde el dibujo retoma el
relato y lo lleva a trazos que acompafian a las palabras, otros defiendenIa estrategia de hablar
sobre esa informaci6n espacial (el relato en situaci6n de interacci6n) al mismo tiempo que se
recorre dicho espacio, es decir, que se recrea la experiencia espacial (De Castro, 1997).
23. Algunos de los autores que en los afios setenta se involucraron con estas miradas cognitivas racionalistas, dos
decadas despues suelen aparecer abocados a los denominados SIG (sistemas de inforrnaci6n geografica), es decir, un
instrurnento potente para cartografiar pero que lleva consigo todas las bases positivistas, desde Ia espacialidad (casi
siempre euclidiana) hasta Ia definici6n de las •variables• de acuerdo a los principios positivistas de •aislar• aspectos de
Ia realidad; en surna, presupuestos racionalistas consistentes con los que dorninaron las geograffas cognitivas.
24. En las sociologias de Ia vida cotidiana se dieron discusiones muy semejantes: para estudiar Ia vida cotidiana
(en aquel caso, sociol6gicarnente), c:es necesario conocer lo que pasa por las cabezas de las personas? Tarnpoco en ese
campo hubo una unica respuesta.
25. Lo cognitivo se refiere a los procesos de conocirniento, que en esencia son procesos de adquisici6n, alrnacena·
miento, utilizaci6n y tratarniento de Ia inforrnaci6n. En este caso se trata de inforrnaci6n espacial.
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 367
Alicia Lind6n
Para este tema de manera amplia remitimos a un texto de gran reconocimiento como es
el libro colectivo editado por Juval Portugali (1996), de la Universidad de Tel Aviv, Israel.
Para este geografo el interrogante nodal es como maneja el individuo la informacion espa­
cial para la resolucion de los desplazamientos (Portugali, 1996).Esto muestra que los mapas
cognitivos no deben ser confinados a lo tecnico ni a lo metodologico, no son independientes
del estudio de los dispositivos cognitivos en si.En este ultimo tema, un aspecto de mucho
interes es lo relacionado con la Hamada memoria a largo plazo (asentamiento duradero de la
informacion), porque es alii donde se aloja la «memoria geografica» (De Castro, 1999).Esa
memoria distingue las seiiales indeseables de los mensajes significativos, ordena y estructu­
ra la informacion sobre el entomo, reagrupa las sensaciones y reduce los elementos particu­
lares a esquemas mas generales.En suma, el proceso cognitivo organiza los signos en rela­
cion a la experiencia (Bailly, 1979: 15-25).
En este ambito de la geografia comportamental/cognitiva tambien se debe incluir a un
destacado geografo califomiano (de origen australiano): Reginald Golledge. Aunque su tra­
bajo es claramente behaviorista, este enfoque comportamental lo ha llevado a estudiar -con
un sesgo experimental- la adquisicion de conocimiento geografico de sentido comun (algo
semejante a lo que Lowenthal llamo lasgeograf£as personales), y esto le ha conducido a lo que
el denomina «geografias de la vida cotidiana» (Golledge, 2001 y 2000). Su concepcion de las
geografias de la vida cotidiana se orienta al conocimiento geografico de sentido comun que
los individuos emplean en decisiones de diferentes localizaciones cotidianas: desde cuestio­
nes tan banales como definir donde estacionar un automovil, hasta otras como decidir don­
de vivir:En otras palabras, las geografias de la vida cotidiana behavioristas retoman el viejo
problema geografico de la «localizacion», aunque ahora visto desde el angulo del individuo
y su conocimiento de sentido comun. Muchos de los principios de la teoria de la localizacion
de la geografia economica son retomados por estas perspectivas. Las practicas cotidianas se
estudian como patrones de localizacion, pero no de una actividad economica, sino de un
individuo. Asi, decisiones locacionales, patrones de conectividad y distancias recorridas son
aspectos que se hicieron objeto de analisis cuantitativos diversos (Cox, 1972).
En America Latina estas perspectivas no han tenido un gran desarrollo, no obstante
algunos autores, mas o menos dispersos en diferentes instituciones academicas, se han inte­
resado en ellas. En este sentido se puede mencionar el caso chilena, con los trabajos de
Espinoza Nanjari (1989, 1996).
En el caso francofono, cabe subrayar que si, en un primer examen, la geografia de las
representaciones puede parecer el equivalente francofono de la geografia cognitiva anglosajona,
en realidad no lo es ya que ha seguido una vision mas proxima al humanismo y las geografias
existencialistas, deslindandose de las visiones racionalistas que son propias de lo cognitivo. Un
ejemplo de este tipo de rumbo se puede apreciar en HeiVe Gumuchian (1991). Asi, los geogra­
fos francofonos encontraron que la perspectiva de las representaciones era mas fecunda por
incluir la idea piagetiana de la representacion, que permite evocar los objetos en su ausencia,
mientras que la percepcion solo lo hace en presencia de los objetos (Di Meo, 1991a: 126). Mas
que la referenda a lo <<representacional como espejo>> , la geografia de las representaciones
francofona ha significado la inclusion del actor y su subjetividad.Esta perspectiva de la evoca­
cion en ausencia del objeto se conecta con la discusion actual -generada fuera de la geogra­
fia- sobre los imaginarios sociales (Lind6n, Hiemaux y Aguilar, 2006).
La reflexion de Bernard Debarbieux (2004), de la Universidad de Ginebra, sobre el tema
es pertinente para cerrar el apartado: una buena parte de la geografia humana renuncio a las
visiones comportamentales y cognitivas, que quedaron en el contexto de cierta psicologia de
la percepcion y cognici6n, en tanto que una parte extensa de la geografia canalizo las pre­
guntas que en un momenta parecian poder resolver estas miradas cognitivas hacia las llama­
das geografias humanistas, existencialistas y fenomenologicas.
368 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
Geografias de Ia vida cotidiana
3. Hacia Ia demarcaci6n del campo (los ochenta y noventa)
A partir de los aiios ochenta Ia expresion «vida cotidiana» aparece en el discurso geognifico
con mayor frecuenda. Sin embargo, es menos frecuente Ia referenda a una <<geografia de Ia
vida cotidiana». Las voces que postulan una GVC en casi todos los casos llevan alguna de las
dos herencias que acabamos de mencionar (Hagerstrand y cognitiva/comportamental). Asf,
el campo de las GVC se empieza a demarcar retomando alguna de estas herencias a veces, y
otras en Ia crftica a una, a otra, o a ambas. Las crfticas se van dando de Ia mano de miradas
existendalistas, fenomenologicas y/o humanistas.
En Ia busqueda de las voces que asumen directamente una GVC se pueden dtar algunas:
David Seamon (1979),26 Allan Pred (1981), David Ley (1983), Antoine Bailly y Jean Paul Ferrier
(1986), John Eyles (1989), Susan Hanson (1993), Constando de Castro (1997), Guy di Meo
(1999) y Roland Lippuner (2003). La referenda a estos autores tiene otra lectura colateral:
expresan varias tradiciones del pensamiento geognifico en fundon de contextos nadonales, la
anglosajona, la francofona, la espanola y Ia escandinava. Estos autores llevan consigovoces de
varias de estas tradiciones. Por ejemplo, serfa reductorubicar a Constando de Castro solo en el
pensamiento espaiiol, su inmersion en estos temas se alimenta del pensamiento americana.
Bailly tambien ha realizado una articuladon de voces francofonas con anglosajonas. Pred ha
construido puentes entre el pensamiento anglosajon y el escandinavo. AI mismo tiempo, estos
autores tambien han realizado acercamientos y cruces entre distintas disdplinas sodales. No
se podia avanzar en Ia demarcadon del campo dentro de tradidones nadonales cerradas, ni
dentro de los lfmites disciplinarios predsos de cierta geografia humana.
Asf, con estas voces y otras, en los aiios ochenta se van a integrar las piezas de este campo
en dernes de las GVC. En este sentido, es necesario destacar los aportes humanistas y
fenomenologicos, sobre todo en autores como David Seamon (1979) y David Ley (1983). Para
estos autores Ia GVC integra dos grandes ambitos de estudio: uno es el de las pnicticas (a veces
llamadas loobjetivo)y el otro, el de los sentidos y significados ligados a elias (losubjetivo). Tanto
el analisis de las pnicticas como el de los sentidos, al plantearse desde Ia geografia, asume el
desafio de pensarlos espacialmente. A ellos se agregan un tercer ambito, el campo de informa­
cion espacial o acervo de informacion espacial y, por Ultimo, el de Ia experiencia espacial.
David Seamon (1979) y David Ley (1983) sostienen que las pnkticas y los sentidos
pueden diferendarse analfticamente, pero estan totalmente relacionados entre sf. Ley (1983)
ha sido muy crftico con las investigaciones previas que consideraban los comportamientos
(las pnicticas) en sf mismos, es dedr, aishindolos como si fuera posible comprender una
pnktica desprovista de su sentido. En las miradas subjetivistas (dentro y fuera de Ia geogra­
fia), los sentidos hacen referenda a por que las personas hacen lo que hacen. Esto incluye
porques muy profundos, de los que Ia persona no tiene consciencia, o bien puede tratarse de
razones banales y evidentes en un contextosocio-cultural. Cuando se plantean crfticas como
Ia de Ley sobre el tratamiento de las pnkticas sin los sentidos, se cuestiona que los «senti­
dos» ---o mejor aun, los porques- sean imputados por el investigador a traves de diversos
procedimientos, como las relaciones de causalidad. Es necesaria esta aclaracion ya que casi
siempre el investigador busca por que se hace tal pnictica, y eso es una forma de acercarse a
los sentidos. Pero Ia crftica de Ley apunta a que no es lo mismo buscar respuestas a esos
porques a traves de Ia subjetividad de Ia persona, que imputarla desde fuera a traves de algtl.n
procedimiento asumido como va.Iido (causalidad).
26. El autor no usa directamente Ia expresi6n •vida cotidiana» sino •geografia del mundo de vida». Sin embargo,
Ia asim ilamos porque precisamente el concepto de •mundo de vida» (Lebenswelt) es el nucleo principal de las teorias
fenomenol6gicas de Ia vida cotidiana.
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 369
Alicia Lindon
Para David Ley (1983), la interrelacion entre las practicas y la subjetividad es compleja ya
que se retroalimenta constantemente: los sentidos, significados e imagenes sobre el espacio se
construyen y toman forma, en el desarrollo de las practicas, y al mismo tiempo, una vez cons­
truidos condicionan las practicas futuras. Estas, a su vez, pueden llevar a la reconstruccion de
los sentidos. La distincion entre practicas y sentidos solo es analitica, ya que los dos ambitos
son indisociables, y uno no tiene razon de ser sin el otro. A su vez, los distintos ejes tematicos
que consideramos a continuacion tanto con relacion a las practicas, y mas a(m con referenda
a los sentidos, no podrian pasar por la prueba de los criterios de lo <<exhaustivo y excluyente»,
como no la podrian pasar las GVC en ning(m nivel, plano o dimension.Esto implica que, aun
cuando ofrecemos un numero considerable de temas en los cuales se ha concretado la subjeti­
vidad espacial, no son todos los posibles. Habria otros, aqui no tratados.Esto en cuanto a lo no
exhaustivo.Ademas, no son excluyentes entre si: esto implica que muchos de ellos estan super­
puestos parcialmente, cuando no considerablemente superpuestos.
3. 1. Las practicas
Este ambito da cuenta del hacer del ser humano: actividades, acciones o practicas cotidia­
nas. Este es el ambito de las GVC que hereda mas claramente el pensamiento de Hagerstrand.
Aunque para las voces mas holisticas de las GVC, las practicas deben ser tratadas a la luz de
la subjetividad y no aisladas.
El estudio de las practicas en las GVC reconoce cuatro vertientes analiticas: los despla­
zamientos, las practicas que permanecen en un Iugar, los escenarios de comportamiento y
los patrones/rutinas espaciales. Algunos autores se han focalizado solo en algunas de estas
vertientes, en tanto que las perspectivas mas humanistas consideran que no deberian ser
pensados como temas independientes unos de otros, sino como inclusivos entre si. Par ejem­
plo, las practicas que se desarrollan en un mismo Iugar pueden ser estudiadas como un
escenario fijo, pero tambien como practicas fijas.
Los desplazamientos. AI estudiar las practicas en el espacio,algunas GVCenfatizan los <<despla­
zamientos», la movilidad espacial, los flujos, empezando par el propio Hagerstrand. Otros
autores, que no necesariamente se adscriben a la Time Geography, tambien han priorizado
esta dimension Por ejemplo, Constancio de Castro (1997), mas cercano a una geografia
cognitiva y del comportamiento, se plantea la vida cotidiana a traves de ese tipo de practicas
y diferencia los desplazamientos pendulares y repetitivos, de los no rutinarios. Los primeros
fijan en el individuo esquemas invariables, o al menos dificiles de cambiar. Las grandes
metropolis contemporaneas exacerban la movilidad espacial cotidiana, muchas veces deno­
minada <<navegacion urbana»/7 pero sobre todo la pendular.
Este enfasis es esperable si recordamos que la geografia humana, al preguntarse por el
espacio como nucleo basico, siempre estudio la movilidad espacial de las personas,28 en pala­
bras de Constancio de Castro: <<el desplazarse es un hecho omnipresente» (1997: 17). Pero una
parte de la geografia que ha estudiado los desplazamientos no tiene ni siquiera relacion con
una GVC: cuando la geografia estudia los desplazamientos como migraciones de agregados de
poblacion, el componente que da vida a ese proceso (la practica migratoria del individuo) no se
analiza como tal, analiticamente se pierde o no existe. No obstante, el problema de los despla-
27. Esta expresi6n es muy frecuente y caracterfstica de las geografias del comportamiento.
28. Respecto a este interes inherente a Ia geografia por Ia movilidad espacial, cabe recordar que Ratzel, en el siglo
XIX, dedic6 una parte de su obra a este tema.
370 TRATADO DE GEOGRAFfA HUMANA
Geograffas de Ia vida cotidiana
zamientos para las GVC puede incluir los desplazamientos migratorios u otros, como los
pendulares trabajo/residencia. Parte de Ia geografiaurbana ha estudiado los movimientos tra­
bajo/residencia pero de forma muy igual, s6lo en pocas ocasiones lo ha hecho en terminos de
practicas cotidianas de un individuo. La tendencia ha sido pensarlos como grandes movimien­
tos que integran Ia dinamica de Ia ciudad, pero no como Ia vida cotidiana de Ia persona.
Cuando se analizan las practicas de movilidad espacial desde Ia perspectiva de Ia perso­
na se esta en el terreno de Ia GVC, pero hay dos tendencias. Una son las investigaciones que
abordan el desplazamiento en sf mismo, visto en un espacio medible y en un tiempo
cronometrable. Sonlos desplazamientos que recorren diferentes distancias y consumen ciertos
tiempos. Y otra tambien las GVC para las cuales estas practicas de movilidad no pueden ser
estudiadas en sf mismas, sino junto a patrones/rutinas, a campos de informaci6n espacial y
a subjetividades espaciales.
Las practicas cotidianas de movilidad espacial han sido y son un tema de interes para
diversas investigaciones empiricas, sobre todo en funci6n del tipo de sujeto social que estudian.
Por ejemplo, ciertos estudios de genero en geografia, o tambien investigaciones geograficas
sobre personas de Ia tercera edad, asimismo las investigaciones sobre salud y discapacidad.
Entre los primeros hay que sefialarque en muchas ocasiones han producido verdaderas GVC,29
y unaparteconsiderable de elias hanenfatizado el tema de las practicas como desplazamientos.
Asf, se han reconstruido los desplazamientos cotidianos de hombres y mujeres, contrastando
los radios de acci6n. Muchas de estas investigaciones han incorporado otros elementos junto al
tratamiento del genero, como Ia edad, el estado civil, inserci6n laboral, etc. . . En ocasiones, las
investigaciones de genero y desplazamientos han ampliado Ia propuesta de Hagerstrand. A
modo de ejemplo se pueden citar algunos trabajos: Sabate et al., 1995; Dfaz Mu:fioz, 1989; Dfaz
Mu:fioz y Rodriguez Moya, 1989; Hanson y Hanson, 1980; Palm y Pred, 1974.
Un trabajo pionero sobre los desplazamientos es el de John Everitt (1974) sobre Los
Angeles, en el que hall6 que los hombres-casados conocen bien una parte importante de Ia
ciudad; las mujeres-casadas-amas de casa conocen un area de cinco millas en tomo a Ia casa
(menos que los hombres) y las mujeres-casadas-trabajadoras conocen menos que las amas
de casa. En suma, trabajar fuera del hogar no tiene las mismas consecuencias espaciales en
los hombres que en las mujeres por el trasfondo de Ia doble jornada, que restringe
espacialmente a las mujeres.
Las investigaciones empfricas que retoman Ia lime Geography, ademas de analizar los
radios de desplazamientos, consideran el tiempo, y asf identifican otras cuestiones como, por
ejemplo, que en el caso de las mujeres las distancias de sus desplazamientos estan muy relacio­
nadas con los horarios de las actividades de las que se hacen cargo. Asf, Ia preferencia de
puestos de trabajo cercanos al hogar se relaciona con Ia necesidad de articular los horarios de
trabajo con las otras tareas domesticas (Ia «doble jomada»). Ese desplazamiento reducido
espacialmente se comprende mejor a Ia luz de Ia temporalidad de otras actividades. En esta
linea un trabajo pionero fue el de Allan Pred y Risa Palm (1978), en el cual analizan las restric­
ciones espacio-temporales de una joven madre soltera -Jane- que se ve llevada a rechazar
una inserci6n ocupacional bien remunerada y aceptar una peor retribuida por dichas restric­
ciones. En el mismo sentido se plantean muchos de los trabajos de Susan Hanson que relacio­
nan el genero con Ia estructurageognlfica de oportunidades. Todo ello le permite desarrollarel
concepto de «arraigo geografico» (geographic rootedness) y «arraigo residencial» (residential
rootedness), como una condici6n que afecta a Ia mujer pero que tiene repercusiones para Ia
ciudad en su conjunto (Hanson y Hanson, 1980; Hanson y Pratt, 1988, 1991, 1992).
29. No todas las geografias de genero son GVC: algunas investigaciones geograficas de genero no estan planteadas
desde Ia vida cotidiana, sino desde otros ambitos, por ejemplo, los mercados de trabajo.
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 371
Alicia Lind6n
En relaci6n a las pnkticas cotidianas como desplazamientos, tambien hay que destacar
Ia vertiente desarrollada con respecto a personas de Ia tercera edad. Muchas investigaciones
de este tipo constataron en distintos grupos, en contextos variados, Ia reducci6n de los des­
plazamientos cotidianos de este tipo de sujeto social. Una relevante GVC de este tipo fue Ia
realizada por Graham Rowles a fines de los afios setenta. En aquella investigaci6n, la reduc­
ci6n en los desplazamientos cotidianos de las personas mayores fue el punto de partida. Los
hallazgos mostraron lo limitado que es considerar los desplazamientos s6lo en terminos de
distancias y recorridos. Estos toman otra profundidad si se analiza el sentido que adquieren
para las personas. Ademas, el autor complementa los desplazamientos cotidianos con otra
dimensi6n: hay desplazamientos que no son fisicos, aunque pueden ser igualmente impor­
tantes para el individuo. De hecho, alii se ubica uno de sus principales hallazgos, «Ia fantasia
geognifica» (Rowles, 1978a, 1978b).
Desde las GVC, el planteamiento de Rowles es relevante porque muestra Ia insuficien­
cia del tratamiento de las pnicticas de desplazamientos en si mismas como comportamien­
tos de locomoci6n en un espacio/tiempo cartesiano, al menos cuando se estudia a este tipo
de sujetos (personas de la tercera edad). Su anal.isis reconstruye un complejo espacio vivido
en el cual es necesario comprender el sentido que toma para una persona ir a un Iugar o a
otro y ademas reconocer que hay desplazamientos -a veces enormes- pero fantasiosos.
Las fantasias pueden ser bacia lugares conocidos en el pasado, o bacia lugares en los cuales
nunca estuvo fisicamente Ia persona, pero con los que tiene alguna conexi6n emocional.
Numerosas investigaciones de geografia de la salud tambien han penetrado en Ia vida
cotidiana, incluso planteandose GVC acotadas a grupos o sujetos sociales con discapacidades
o bien con ciertas enfermedades. La relaci6n entre estas investigaciones y las GVC viene por
el anal.isis de las discapacidades o de ciertas enfermedades que afectan Ia capacidad de des­
plazamiento de la persona, limitandola o bien condicionandola (Andrews, 2003; Wiles, 2003;
Dyck, 1995; Wilton, 1996).
Lasprdcticas ancladas en un Iugar. El anal.isis de las pnkticas no se reduce al desplazamiento,
a pesar de su importancia. Algunas GVC se interesan por analizar espacialmente pnicticas
cotidianas que la persona realiza <<relativamente fija en el espacio, sea por un tiempo muy
corto o mas extenso». David Seamon (1979) se refiere a este tema como las experiencias de
permanecer o quedarse en un Iugar (Rest). Estas pnicticas pueden referirse a diferente tipo
de lugares, desde quedarse o permanecer en una ciudad, en un barrio o vecindario, en una
casa, en una habitaci6n, pero tambien puede ser en una esquina determinada, en un banco
de una plaza, pueden ser las pnicticas domesticas que se realizan dentro del espacio del
hogar. Seg(J.n sea Ia practica y su temporalidad, Ia noci6n de <<quedarse» o «permanecen> es
mas o menos fija en el espacio. Por ejemplo, permanecer como residente de un barrio es una
pnictica menos fija que permanecer en una esquina esperando a otra persona, aunque la
primera se prolongue mas tiempo que la segunda.
Para David Ley (1983) las pnicticas que son de interes para las GVC son las vinculadas
al trabajo y el hogar, aunque tambien las relativas a la escuela, el tiempo libre... Estos ambi­
tos (trabajo, hogar, escuela...) pueden ser estudiados desde las pnicticas de desplazamiento
que suponen para las personas (movilidad espacial para llegar al trabajo, a Ia escuela, de
retorno al hogar...), pero lo que enfatizamos es que ademas de ese desplazamiento (que es
una pnictica), en cada uno de estos mundos las personas realizan practicas particulares fijas
espacialmente (laborales, domesticas...).
El concepto de arraigo residencial desarrollado por Susan Hanson supone un conjunto
de pnicticas fijas en un Iugar: el hogar. En palabras de Bosque Sendra et al. (1992: 12): <<Un
capitulo [de las GVC] son los lugares donde se ejerce Ia experiencia cotidiana y otro son los
lugares alejados de dicha experiencia». Las conexiones entre esos lugares se pueden pensar
372 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
Geograffas de Ia vida cotidiana
como pnicticas de desplazamientos. Estos autores (Bosque Sendra et al., 1992) parten de los
lugares y luego identifican las pnicticas cotidianas que en ellos se despliegan, pero tambien es
posible pensarlo de manera inversa: partir de las pnicticas y observar a que lugares conducen.
Las GVC sobre pnicticas fijas pareceria que han seguido perspectivas mas culturales
que las que han estudiado los desplazamientos. Estas ultimas, muchas veces han analizado
los desplazamientos como flujos, incluso a traves de modelos cuantitativos. En cambio, las
que se han focalizado en pnicticas ancladas es mucho menos frecuente que aislen las practi­
cas, todo lo contrario, tienden a considerar esas pnicticas fijas junto a la subjetividad espa­
cial o los sentidos. Estudiar las pnicticas ancladas en un lugar desprovistas de los sentidos
implicaria dos fuertes riesgos: uno seria el de eliminar la espacialidad y tratarlas como accio­
nes, con lo cual dejaria de ser una mirada geognifica. El otro riesgo seria incluir la espacia­
lidad pero reduciendola al «d6nde» se realiza tal practica. Por lo que representan estos dos
riesgos casi todas las GVC que estudian practicas ancladas las consideran con los sentidos.
Ins escenarios. El temade laspnicticas ha llevado aquealgunasGVC recuperaran el pensamien­
to de Erving Goffman sobre los «escenarios cotidianos». Aunque el soci6logo canadiense no
hacia una GVC, sino una sociologia de la vida cotidiana,30 la importancia que le otorg6 a la
espacialidad llev6 a que afios mas tarde constituyera una pista analitica importante para las
GVC. Asi, algunos aspectos de la metafora dramattirgica de Goffman (1981)31 proporcionaron
una forma de abordar esas pnicticas cotidianas que se fijan, atin de manera efimera, en un lugar.
El estudio de las pnicticas cotidianas a traves del analisis de los «escenarios» se pregunta
por los espacios y tiempos en los cuales las personas tienen «encuentros» con otras personas.
David Seamon, en su A geography ofthe lifeworld de 1979, incluye los «encuentros» como uno
de los capitulos de esta geografia del mundo de vida. El concepto de «encuentro» es otra de las
herencias goffmanianas que han recuperado las GVC. Fue Goffman quien en su metafora
dramattirgica plante6 que las interacciones (cara a cara) cotidianas entre las personas eran
«encuentros». Tambien fue Goffman quien retom6 el concepto elaborado porlos interaccionistas
que lo precedieron32 de <<interacci6n» para replantearlo como <<Situaciones de interacci6n»,
con lo cual la interacci6n ademas del encuentro cara a cara incluy6 el <<espacio-tiempo» en el
cual ocurre. Asi, los encuentros ocurren en situaciones de interacci6n ubicadas en escenarios
concretos. Esto ha sido retomado por las GVC, por ejemplo, por Seamon (1979).
Esta vision goffmaniana ha sido retomada en diversas ocasiones porlas GVC. Por ejemplo,
Herve Gumuchian et al. (2003: 1) inician un libro reciente planteando que <<el territorio es un
escenario en donde se juegan representaciones en (varios) actos; el actor alli es omnipresente,
sin embargo, la geografia lo ha puesto en Ultimo lugar. La ciencia del espacio, de su organiza­
ci6n y de su funcionamiento s6lo apenas ha apreciado las entradas micro y se desconfia mucho
del individuo, prefiriendo aproximaciones por grupos». En estos autores esta presente la meta­
fora dramattirgica completa (actor, representaci6n, actos), en suma, la mirada micro-espacial y
micro-social. Otros ge6grafos franc6fonos tambien han retomado esta mirada destacando la
30. De aquf en adelante SVC.
31. Lametafora dramarurgica es Ia expresi6n utilizada en Ia teoria sociol6gica para referirse a Ia construcci6n te6rica
con Ia que Goffman propuso comprender Ia sociedad a traves del teatro. Asi es como su teoria sociol6gica se integra con
conceptos que proceden del mundo del teatro (rol. escenario, decorado, mascaras...). Esta perspectiva estuvo presente en
todo su pensamiento (basta en su Ultima gran obra, FrameAnalysis), aunque el libro en el cual la presenta por primera vez
como una propuesta integral (su libro mas conocido) es La presentaci6n de Ia persona en Ia vida cotidiana, cuya primera
edici6n en ingles es de 1959 y Ia primera en castellano de 1981. El libro de 1959 resulta de su tesis doctoral, inedita,
presentada en 1953 en Ia Universidad de Chicago, pero iniciada en 1949 y con un extenso trabajo de campo realizado en
las islas Shetland desde Ia Universidad de Edimburgo. La •psicologfa ambiental• y Ia •geografia de las percepciones•
comienzan a ver el tema de los escenarios del comportamiento en Ia segunda mitad de los aftos sesenta (Barker, 1968),
aun cuando el trabajo pionero sobre behavioural environment de William Kirk es de 1951.
32. El concepto procede de Georges Mead, aunque Ia gran difusi6n se dio a traves de su discfpulo, Herbert Blumer,
a partir de 1937.
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 373
Alicia Lind6n
figura del «actorterritorializado» o el «actorgeogr.ill.co» (Gumuchianet al., 2003; Racine, 1985;
Lajarde, 2002; Debarbieux, 1997b).33 Tambien han recuperado esta metafora dramatUrgica geo­
grafias de otras latitudes, por ejemplo Tello Rovira (2003) y Lindon (en prensa).
Otras GVC que retoman la metafora dramatUrgica estudian «secuencias de escenarios».
Por ejemplo, David Ley (1978) rechaza la idea del dispositivo cognitivo (ese «radar>> que ubica­
ria a las personas permitiendoles marcar puntos en una reticula de coordenadas) y ubica la
«experiencia espacial» del sujeto en contextos espacio-temporales en los que hay otras perso­
nas. Esto es un acercamiento a la mirada goffmaniana en donde mas que esquemas ya estable­
cidos en la cabeza de la persona, el escenario implica negociacion con el otro y es constitutivo de
la experiencia espacial. En esta perspectiva, ciertas GVC incorporan a los escenarios un matiz
no despreciable espacialmente: las practicas y sus escenarios difieren sustancialmente cuando
ocurren «fuera de un recintO>> (outdoor) o <<dentro de un recintO>> (indoor). El ejemplo por
excelencia de los primeros es la calle, mientras que de los segundos es la casa, pero tambien el
Iugar de trabajo. Constancio de Castro plantea (1997: 15) que la relevancia de estos dos tipos de
escenarios es que en ellos se pueden esperar comportamientos tipicos. Por ejemplo, una sala de
cine es un escenario indoor en donde se esperan ciertos comportamientos. Sin asumir una
vision determinista -anacr6nica- se retoma la idea de Milton Santos (1990) seg(m la cual el
espacio no solo es producto de la sociedad, sino tambien productor de la sociedad.
Enelpensamientogoffmaniano, los escenarios sobretodoestabanfijos enel espacio (aunque
fueran efimeros). La recuperacion de esta concepcion por las GVC permite considerar que tam­
bien hay escenarios en movimiento. Asf, tanto laspracticas mas o menos fijas en un espacio como
las practicas de desplazamientos se pueden estudiarcomo escenarios, fijos y en movimiento.
Patrones y rutinizaci6n de las prdcticas. Si las pnicticas vistas como desplazamientos y esce­
narios en movimiento permiten hacer un seguimiento a lo largo del espacio, la inclusion de
la profundidad temporal completa la mirada. Cuando no solo se observan los desplazamien­
tos, sino tambien c6mo se reiteran a traves del tiempo, surge la rutinizaci6n de las pnicticas
cotidianas. El primer planteamiento respecto a la rutinizacion se debe a Hagerstrand (1970,
1978), y considera tanto el espacio como el tiempo de las practicas cotidianas. Desde esta
perspectiva geografica se puede citar a Pred (1981), Thrift (1981), Carlstein (1981), Lenntorp
(1978), Parkes (1978), la Escuela de Lund en conjunto.34
Estos geografos observan que no solo se deben identificarlas practicas cotidianas reali­
zadas en un Iugar mas o menos fijo o las pnicticas de desplazamiento, hay que incluir el
tiempo de manera compleja: no solo el tiempo en el cual se prolonga una practica, sino su
repeticion en un ciclo temporal mas largo, o en varios ciclos. Veamos un ejemplo simple: una
persona se desplaza en cierto medio de transporte durante una hora para ir de su hogar a su
trabajo siguiendo cierta «trayectoria>> (path)35 en el espacio. El analisis de este acontecimien-
33. En el •regreso del sujeto» en geograffa, estos autores y otros han elaborado algunas aproximaciones que
retomanelementos de las teortas individualistas y estructuralistas, intentando hallar los puntos medios (Gumuchian et
al. , 2003; Lajarde, 2002). Estas alternativas son pr6ximas a las propuestas que ha desarrollado Jeffrey Alexander en Ia
sociologfa.
34. En el caso de Nigel Thrift actualmente suele ubicarse en las geograffas postestructuralistas. Sin embargo, en
sus inicios fue parte de aquel circulo de pensamiento constituido en torno a Hagerstr.md. Un dato significativo sobre
aquella filiaci6n es su participaci6n como coeditor de una obra clave de aquel tiempo (Carlstein, Parkes y Thrift, 1978),
como es Timing Space and Spacing Time.
35. En algunas traducciones se ha empleado Ia expresi6n •senda», como en Ia traducci6n del texto de Giddens, La
constituci6n de Ia sociedml (editorial Amorrortu). Actualmente, es mas aceptado traducir el concepto de Hligerstrand
con Ia palabra «trayectoria». En Ia traducci6n de ese libro de Giddens se recurre a varios terminos en espaiiol respecto
a los aportes de Ia escuela de Lund, que son discutibles. Uno de ellos es traducir Time Geography como •geografia
hist6rica». En Ia geograffa humana, la geografia hist6rica es algo bastante diferente del planteamiento de Hligerstrand.
En cambio, en otros textos se ha traducido Time Geography como •cronogeografia», en parte recuperando tambien
374 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
Geografias de Ia vida cotidiana
to no es completo si limitamos el tiempo a Ia duracion de Ia practica de traslado y cual fue el
camino seguido. Es necesario observar que esa practica, con su duracion, se reitera a lo largo
de todos los dias de Ia semana, o a lo largo de varios meses o afios. Esto es una aproximaci6n
a Ia «rutinizacion». En esta concepcion, Ia rutinizacion fue estudiada en diversos casos em­
piricos y en distintos contextos surgieron resultados que, una y otra vez, mostraban las ten­
dencias rutinizadoras. Algunos estudios empiricos mostraron que no solo habia fuer,�e
rutinizacion en practicas cotidianas, sino que en las activic.lades «no esperadas» tambien se
daban fuertes repeticiones (Cullen y Godson, 1975).
Asi, este pensamiento geognifico sobre Ia rutinizacion cotidiana no pudo avanzar sin
incluir lo «instituido socialmente», que contribuye a que esas practicas se reiteren dia tras
dia. Para estas GVC, lo instituido es Ia forma en que las personas definen sus «proyectos». Un
proyecto es una serie de tareas -simples o complejas-- necesarias para alcanzar cualquie:r
intencion inspiradora o metas orientadoras del compmtamiento (Pred, 1981: 10).
El devenir de esta GVC fue al encuentro del nucleo de Ia teoria sociologica: Ia «repro ·
duccion social». AI estudiar Ia espacio-temporalidad de las practicas cotidianas, aparecio d
gran interrogante que se venia formulando Ia sociologfa: c:las sociedades se producen o s.e
reproducen? Esta geograffa agrega otro aspecto a aquel interrogante: c:que papel juega d
espacio en esos procesos? Pero ademas, encuentra que Ia espacio-temporalidad de las prac­
ticas es una de las claves interpretativas. Las respuestas de esta GVC se orientan en el sentidc.
de que <<es en Ia escala de las practicas humanas en donde se reproduce la sociedad, y donde
se socializan los individuos que continuan Ia reproduccion social» (Thrift, 1981). Pred retoma
los dos conceptos basicos de Hagerstrand: las «trayectorias espacio-temporales» de los indi­
viduos y los «proyectos» (instituidos), y plantea que «Ia reproduccion social, la socializacion
de los individuos y Ia estructuracion se producen constantemente en la interseccion de las
trayectorias particulares de los individuos, que llevan consigo sus proyectos instituidos, en
espacios y tiempos especificos (Pred, 1981: 10). La reproduccion social resulta de la inter··
conectividad de las biograffas en el espacio-tiempo.36
Estos planteamientos acercaron las miradas de Ia rutinizacion y Ia espacio-temporali­
dad desarrolladas desde Ia lime Geography con Ia teoria sociologica de Ia estructuracion de
Anthony Giddens. El planteamiento mas acabado de Ia «estructuracion» de Giddens se pu·
blico por primera vez en 1984, en La constituci6n de Ia sociedad, cuando buena parte de los
acercamientos de Ia lime Geography ya se habian pubhcado. Giddens hace referenda a ellos
desde 1977, tanto en voz de Hagerstrand como de sus discipulos. Es complejo reconstruirlas
referencias mutuas porque ambas teorias se van publicando parcialmente. Por ejemplo,
Giddens empieza a publicar piezas de lo que finalmente sera Ia teoria de Ia estructuracion en
1976. Y Hagerstrand habia publicado el primer articulo con el que abre el planteamiento de
Ia lime Geography en 1970. Como reconoce Ira Cohen:37 «Si es cierto que Ia geograffa del
tiempo le aporto a Giddens muchos conceptos novedosos e importantes ac:erca de Ia interco­
nexion entre tiempo y espacio en Ia interaccion social, el pago su deuda al llevar a Ia lime
Geography bacia nuevas direcciones, expandiendo asi el dominio de estudio de esa perspec­
tiva» (1999: 104). Esta retroalimentacion, seg6n Cohen, se debe a que Giddens, aunqueretoma
Ia lime Geography, tambien le plantea criticas. Por ejemplo, observa que Ia concepcion del
agente social de Hagerstrand es muy simple e ingenua, y no explica c6mo construyen los
individuos sus proyectos (1995: 148-149). Con anterioridad tambien desarrolla otras criti-
versiones del frances. Por ejemplo, el texto de Antoine Bailly, l.£S concepts de Ia geographie humaine, publicado en 1991
por Masson, emplea Ia expresi6n chronogeographie.
36. En esta perspectiva las biografias son las acciones y eventos particulares, orientadas por proyectos, con atribu·
tos espacio-temporales especfficos, que ocurren entre el nacimiento y Ia muerte de un individuo (Pred, 1981: 9).
37. Autor que se ha dedicado a reconstruir el pensamiento de Giddens y en particular su teoria deIa estructuraci6n.
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 375
Alic1a Lindon
cas, que si bien no son respondidas directamente por Hagerstrand, sf lo son por otros miem­
bros de la escuela de Lund (Carlstein, Thrift, Parkes. . .). En ese proceso de crfticas y refuta­
ciones mutuas se da la expansion de la Tzme Geography a que se refiere Cohen.
Mas alla de la relacion Hagerstrand-Giddens, el enfasis de la Tzme Geography en la
rutinizacion de las practicas en el espacio y el tiempo ha marcado el acercamiento entre esta
GVC y las SVC. Las SVC reconoce:n que no solo hay rutinizacion, sino tambien innovacion o,
mejor aun, una constante tension entre ambas tendencias. Es relevante que, para las SVC, la
«r•1tinizacion y la innovacion» no se plantean desde la espacialidad, sino desde las practicas
mismas. Parecerfa que allf hay posibilidades de complementariedad y enriquecimiento mu­
tuo entre las GVC y las SVC, ya que estos geografos llegan a la rutinizacion por la via de la
•.!spacio-temporalidad de las practicas y los sociologos por los codigos que llevan consigo las
practicas. En las GVC de la rutinizacion, lo que no ha sido lo suficientemente estudiado es la
innovacion, sobre todo si no se quiere limitar el analisis al supuesto «destino» de las socieda­
des de reproducirse, aun espacialmente.
Un ejemplo de este enfasis en la reproduccion desde lo cotidiano, aunque sin hacer un
analisis micro de las practicas como los geografos de Lund, es el trabajo de la geografa
brasilefia Ana Fani Alessandri Carlos (2001). La autora analiza la vida cotidiana de Sao
Paulo considerando los tiempos y ritmos de diferentes barrios de la ciudad, mostrando las
t•;!mporalidades cotidianas suborclinadas al proceso de reproduccion del capital. Lo cotidia­
no aparece totalmente organizado por el capital. Siguiendo la perspectiva de Lefebvre, Car­
los muestra que los desplazamientos por trabajo, y tambien los tiempos libres y el consumo,
estan subordinados a la logica dd capital. Dentro de esa colonizacion de la vida cotidiana
retoma la idea lefebvriana del automovil como el objeto central de las sociedades contempo­
raneas, con la consecuente profundizacion del uso de las calles para la circulacion y los
centros comerciales como los espacios que sustituyen el papel que en otro tiempo tuvieron
las calles. La vision marxista se impone y la espacialidad, aun cotidiana, es la del capital. En
esta concepcion no queda margen para la invencion, la vida cotidiana esta enajenada y los
espacios de vida sobre todo son los espacios del capital o los que el capital controla. Esto
implica que la figura del individuo habitante -aspecto basico para las GVC- no es la pers­
pectiva de analisis, la mirada se define desde las estructuras que dominan al individuo.
El tema de las rutinas tambien ha sido analizado por las GVC en otra perspectiva: como
mecanismos de constitucion de generos de vida, estilos de vida o modos de vida. En la geo­
grafia clasica regional francesa surgen las primeras versiones de la rutinizacion cotidiana
que conforma generos de vida. Las rutinas fueron analizadas a traves de los ciclos tempora­
les, ritmos, usualmente dados por procesos naturales. Los ejemplos clasicos fueron los gene­
ros de vida y las rutinas de los valles alpinos.
AnneButtimer(1969), en su analisis de la tradicion geografica francesa, ha destacado que
entre los afios cincuenta y sesenta se dio el transito del concepto de genero de vida del ambito
de la geografia rural (con Max Sorre) a la an1'ropologfa urbana, con Paul Henri Chombart de
Lauwe. Asf, los trabajos de Chombart de Lauwe (1959, 1960, 1963, 1976) sobre el modo de vida
obrero terminaran constituyendo un aporte destacado para comprender la compleja relacion
entre practicas rutinizadas, modos de vida, desplazamientos, patrones residenciales e identi­
dades. En esencia, sus trabajos constituyen toda una GVC. Esta vision se ha seguido utilizando
en contextos urbanos no necesariamente obreros. La rutinizacion y los generos de vida -que
luego en la ciudad a veces fueron estudiados como estilos de vida y otras como modos de
vida- en ocasiones analizaron la separacion de los espacios de vida, sobre todo en tomo al
trabajo y el hogar, en la perspectiva de Chombart de Lauwe.
En otros casos se orientaron hacia la articulacion con las identidades, o bien incorpora­
ron la condicion de genero con relacion a esas practicas rutinariasentre diferentes espacios de
vida. Asf, se defini.o la geografia de genero que planteo la division de los espacios de vida entre
376 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA
Geograffas de Ia vida cotidiana
los dedicados a la produccion (masculinos) y los de la reproduccion (femeninos) (Diaz Mufioz,
1989 y 1995; Sabate et al. , 1995).Otras investigaciones empiricas retomaron esta mirada para
analizar situaciones de superposicion de ambos espacios (del trabajo y la vida familiar) y su­
perposicion o conjuncion de los roles de genero (Lindon, 1999). En estas investigaciones urba­
nas, la rutinizacion ha requerido la inclusion de ciclos y ritmo.s temp::>rales, pero a diferencia
de los primeros estudios geognificos sobre generos de vida, han sido ritmos y ciclos marcados
por procesos sociales, y no naturales. Muchas investigaciones sobre la rutinizacion de las prac­
ticas desde su espacialidad han destacado que estas toman fonna en funcion del espacio en el
cual se despliegan reiteradamente, y al mismo tiempo, conforman al espacio.
3.2. Campo de informacion espacial
Si todo lo referido a las practicas cotidianas y su espacialidad es uno de los grandes capitulos
de las GVC, otro capitulo se refiere a la informacion espacial que el sujeto posee. Esa infor­
macion tiene relacion estrecha con las pnicticas y rutinas que sigue.
Este campo de informacion espacial o «acervo de informacion espaciah, retomando la
expresion schutziana, siempre es transitorio ya que cada nueva experiencia permite la incor­
poracion de nueva informacion espacial. Al mismo tiempo, otra informacion que ya se tenia
se puede tomar muy distante en espacio o en tiempo. No necesariamente la informacion
mas antigua se pierde por el efecto del paso del tiempo. En ello interviene el nivel de relevan­
cia que ha tenido para la persona esa informacion. Que incluye el campo de informacion es
algo que varia con caracteristicas como los roles sociales desarrollados por la persona, la
posicion en la estructura social y territorial, en suma, varia seg(in los espacios de vida.
Distintas investigaciones empiricas han puesto de maniHesto que algunos roles y posi­
ciones sociales favorecen la reduccion del campo de informacion. Por ejemplo, investigacio­
nes con migrantes han mostrado que casi siempre su campo de informacion espacial es mas
limitado que el del no migrante. Esta misma observacion se suele constatar en los «recien
llegados a un Iugar>>, como puede ser el vecino que acaba de llegara un barrio. Esto se asocia
al hecho de que la experiencia espacial del Iugar es menor que la de la persona que ha
residido mas tiempo en el lugar, tanto porque menos tiempo implica menos experiencias,
como tambien porque menos tiempo habitando el lugar casi siempre supone menor conoci­
miento y participacion en los distintos grupos sociales locales (Ley, 1983: 120-122).
Otras investigaciones han mostrado que entre los sectores sociales de menores ingresos,
esa condicion obstaculiza la realizacion de muchas practicas y por lo mismo, el campo de
informacion espacial de que dispone la persona puede reducirse adicionalmente. Esto podra
ser revertido por otras circunstancias particulares, por ejemplo inserciones laborales que re­
quieren de importantes desplazamientos cotidianos. Otros estudios han encontrado que en
contextos territoriales habitados por varios grupos sociales con debiles interacciones entre si,
esa misma heterogeneidad social contribuye a que estas personas tengan un campo de infor­
macion espacial de su entomo muy limitado, ya que no tienen experiencias en lugares de ese
entomoporque pueden ser territorio de otros grupos con los qut:: hay inconexion o incluso una
barrera social, aunque sean proximos en terminos de distancia fisica.
Un ejemplo de investigacion empirica sobre campo de infmmacionespacial es la realiza­
da por Aurora Garcia Ballesteros y Joaquin Bosque Sendra sobro� Segovia (1989). Los autores
presentan hallazgos diferenciados por la condicion de genero: los hombres perciben mejor los
limites administrativos y tienden a extender los limites de su territorio hacia las carreteras mas
importantes, tambien consideran que son parte de su ciudad municipios que todavia no se han
incorporado. En cambio, las mujeres conocen bien el area de mercado proxima a la casa y
creen que los recorridos consumen mas tiempo que el que los hombres les atribuyen a las
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 377
Alicia Lindon
mismas distancias fisicas. Para las mujeres, sus banios vividos son mas reducidos, casi siem­
pre se organizan en tomo a una calle y refieren al domicilio de manera central.
Varias investigaciones han encontrado que el grado de informaci6n espacial se relaciona
con Ia «habilidad espaciah de las personas pararesolver cuestiones practicas como orientarse
en el espado, hacer comparac'iones y diferenciaciones entre lugares. Los estudios geograficos
de genero sobre Ia habilidad espacial encuentran que las mujeres tienen menor habilidad
espacial, sobre todo menos orientaci6n espacial (Gilmartin y Patton, 1984). Las interpretacio­
nes actuales plantean que esa menor habilidad se debe a los procesos de socializaci6n de las
nifias, que casi siempre las limitan en el radio de acci6n (Matthews, 1987). Asf, cuando son
adultas es usual que no se orienten en Ia ciudad, que sobrestimen las distancias, incluso, Ia
sobrestimaci6n de las distancias coadyuva para que eviten Ia exposici6n al espacio publico,
permaneciendo mas tiempo t:n los espacios domesticos. Esto tiene un efecto adicional, ya que
lejos de ampliar ese acervo espacial se refuerza su caracter incompleto y parcial.
3.3. La subjetividad espacic!l
Asf como las practicas y el acervo espacial son dos capftulos importantes de las GVC, otro
nucleo se refiere a los significados otorgados al espacio, es decir, Ia subjetividad espacial. Las
practicas les dan significados a los lugares y los toman de estos, y esos significados tambien
se integran en los acervos de informaci6n espacial.
El replanteamiento de los conceptos de «espacio» y «Iugar» a partir de los significados
que se le ototgan (Tuan, 1977) es Ia entrada a Ia subjetividad espacial. En este terreno los
aportes de YI-Fu Tuan y Anne Buttimer han sido centrales. Para el primero de estos autores,
el espacio representa Ia apertura, Ia falta de lfmites, Ia extensi6n, Ia movilidad y en ultima
instancia <<Ia libertad» entendida como el horizonte espacial abierto bacia lo desconocido.
Esta concepci6n del espacio se articula con un atributo reiterado en Ia geografia clasica, el
de <<Continuidad>>.38 El lugar da cuenta de Ia falta de libertad por el anclaje a un espacio
delimitado. En este sentido, el Iugar representa certezas y seguridades otorgadas por los
lfmites de io conocido. Los lfmites del Iugar expresan basta d6nde se extiende el contenido
simb6lico de los elementos objetivados, o como dice Gumuchian: <<el lugar es una acumula­
ci6n de significados>> (1991: 53).
Augustin Berque tambi.en ha explorado Ia diferencia entre espacio y Iugar, y para ello
penetra en Ia etimologfa, que lo lleva a los conceptos griegos de topos y chora. El primero es
una forma de aproximaci6n al concepto de espacio y el segundo, al de Iugar. Seg(ln este
autor, topos viene de Ia tradici6n aristotelica del espacio como continente, mientras que
chora viene del pensamiento plat6nico y expresa lo que ancla a los seres en un Iugar; expre­
sando que <<Topos designa siempre el lugar en el cual se encuentra un cuerpo, o esta situado
un cuerpo. Cuando Plat6n explica que cada realidad sensible posee por definici6n un Iugar,
un Iugar propio en cuanto a que alii ejerce su funci6n y conserva su naturaleza, entonces
utiliza el termino chora» (Berque, 2000: 23).
El concepto de Iugar (place en ingles, o lieu en frances) ha sido mas utilizado por las GVC
anglosajonas (Tuan, 1977; Relph, 1976; Entrikin, 1991), que por las franc6fonas. No obstante,
en los Ultimos afios ha tendido aextenderse entre los ge6grafos franc6fonos. Porejemplo, Herve
38. Seg(m el Diccionario de Ia Le'lgua Espanola (2! .• ed.), continuidad es Ia uni6n natural que tienen entre sf las
partes de un continuo ( 1 992: 554). Por eso en Ia geograffa ha sido frecuente el uso de Ia expresi6n «Se extiende sin
soluci6n de continuidad• con referenda al fen6meno del cual no se perciben los limites.
378 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
Alicia lindón   geografías de la vida cotidiana
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Alicia lindón geografías de la vida cotidiana

  • 1. 16 GEOGRAFfAS DE LA VIDA COTIDIANA Alicia Lindon Universidad Aut6noma Metropolitana-lztapalapa, Mexico La inclusi6n de un capitulodedicado a la vida cotidiana en este Tratado de Geografia Humana no podria haber sido sino en Ia secci6n sobre los <<Campos emergentes>> . Efectivamente, no hay un campo muy configurado y reconocido en Ia comunidad geografica que pueda llarnarse <<geogra­ fias de Ia vida cotidiana>> .1 Pero de manera cada vez mas frecuente emergen, en diversos contex­ tos, fragmentos, elementos y piezas sueltas de ese campo en ciemes de las GVC. El objetivo de fondo de este capitulo es contribuir a Ia integraci6n de algunas de esas piezas dispersas. Planteamos el tema como geografias <<de>> Ia vida cotidiana y no como geografias <<en>> la vida cotidiana.2 La primera opci6n supone que Ia vida cotidiana no sea considerada como un ambito mas <<en>> el cual se analiza Ia espacialidad o Ia relaci6n espacio/sociedad. En otras palabras, Ia vida cotidiana no se reduce a un receptacula o un locus -un recorte al fin- para desplegar en el <<Ia mirada geografica>> (esto seria una geografia <<en» la vida cotidiana). Asumimos el desafio de construir <<una mirada geografica particular>> para comprender la vida cotidiana, el mundo de Ia vida cotidiana o Lebenswelt. El estudio de la espacialidad (Ia mirada geografica) en el caso de Ia vida cotidiana tiene caracteristicas propias. Aun reconociendo que Ia vida cotidiana en Ia geografia es un campo a medio construir, es innegable que se esta escribiendo en plural. La vida cotidiana es urbana, pero tambien es rural; lo cultural es parte central de ella, igual que lo politico, Ia condici6n de genero, el turismo... La pluralidad se relaciona con que Ia vida cotidiana es transversal a todos los campos que ha cultivado la geografia humana, tanto como Ia espacialidad misma. Asimismo, es necesario destacar que las GVC se reatroalimentan de los avances sobre la cotidianidad realizados en otras disciplinas, como Ia sociologia y la psicologfa social, Ia lin­ giiistica y la misma filosofia, pero no deben confundirse con elias ya que para las GVC no s6lo se trata de la cotidianidad, sino de esta a la luz de Ia espacialidad. A lo largo del capitulo se ira especificando el contenido de las GVC, pero aqui ofrecemos un primer plantearniento respecto a que consideramos GVC. Las GVC encuentran su raz6n de ser en el conocimiento de la relaci6n espacio/sociedad a partir de Ia persona, del sujeto, del I. De aquf en adelante GVC. 2. La antropalogfaurbana diferencialos estudios «de• Iaciudad y «en• Ia ciudad. Para las GVC, esto es pertinente par las tendencias locacionales de Ia geograffa que casi siempre se expresan a traves de Ia preposici6n «en• par partir de concepciones del espacio « absoluto» o urelativo». Las GVC se construyen desde otras concepciones del espacio -vivido, de vida, percibido, concebido- y todas elias desbordan a Ia preposici6n «en». 356 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
  • 2. Geograffas de Ia vida cotidiana individuo. Si se retoman ciertos avances sobre la cotidianidad provenientes de la sociologia y la psicologia social y se traen a la geografia, es posible especificar mas lo anterior: las GVC estudian <<la relaci6n espacio/sociedad de las situaciones de interacci6n». La interacci6n refie­ re a las personas situadas espacio-temporalmente en un contexto intersubjetivo desde el cual le dan sentido al espacio y al otro, en un proceso constante de interpretacion (resignificaci6n) y de construcci6n de los espacios de vida. Por ello, para las GVC cuestiones aparentemente banales expresan dimensiones de la vida social que merecen un analisis geografico profunda. Un ejemplo de lo anterior se encuentra en las experiencias autobiograficas relatadas por el ge6grafo sueco Torsten Hagerstrand: el haber vivido durante su nifiez en el segundo piso de una escuela result6 decisivo para que la vida cotidiana privada de la familia estuviera marcada por el ritmo repetido entre horas de clases y horas sin clases, por la entrada y salida de los alumnos en el aula, corriendo con sus zuecos. A su vez, el haber vivido en ese lugar fue clave para que el construyera en esa etapa de su vida el sentido de estar en un territorio (el aula, el patioyeljardin de la escuela) que, cuando no habia clases, vivia como <<su imperio>> (Hagerstrand, 2000: 1 10). Este tipo de experiencias espaciales (ritmos cotidianos, sentidos del lugar. ..) para buena parte de la geografia no son mas que relatos anecd6ticos, banales e irrelevantes. Sin embargo, para las GVC encierran un enorme contenidoporque muestran, como ha expresado el mismo ge6grafo sueco, que <<Un instante repetido [en este caso, en la infancia] tiene una significaci6n mas importante que la de un simple hito en el transcurso del tiempo [. . .] muestra que los territorios del ser humano son tributarios del tiempo y de fen6menos ciclicos>> (2000: 1 1 0). Desde la mirada de Yi-Fu Tuan (1977), ese tipo de relato expresa una clase particular de experiencia espacial, y toda experiencia espacial es tema central para las GVC. A pesar de la larga ausencia de la vida cotidiana como campo en la geografia, es includa­ ble que hoy se presenta como un horizonte relevante para la geografia del siglo XXI. El inte­ res creciente, aunque todavia disperso, por las GVC, se articula con movimientos que van mas alla de la geografia, movimientos que estan involucrando a las ciencias sociales y las humanidades en conjunto y a los que la geografia no puede eludir. El interes por la vida cotidianaen la geografia seinsertadentro del auge creciente quevienetomando el subjetivismo y el punto de vista de la persona, del actor o el sujeto, pero tambien el denominado giro cultural y el giro geografico. Un texto reciente del ge6grafo espaiiol Jose Ortega Valcarcel plantea que un horizonte fecundo de la geografia contemporanea es lo relacionado con el concepto de <<lugar>> y con las visiones subjetivistas y constructivistas del espacio. Ambas entradas conceptuales son parte de este campo aun en ciemes que denominamos GVC. Ge6- grafos como Vincent Berdoulay han insistido en la necesidad de una geografia desde el pun­ to de vista del sujeto activo (Berdoulay y Entrikin, 1998; Berdoulay, 2002). Si el <<lugar>> es una de las entradas insoslayables para las GVC, el sujeto es la otra. No hay GVC <<sin sujeto en acci6n en lugares particulares>>. La constituci6n de este campo se encuentra entonces en medio de tensiones opuestas. Unas que marcan el avance hacia la definicion y configuraci6n del campo, y otras que difi­ cultan su consolidaci6n. Frente a estas dos lecturas opuestas, consideramos que el campo existe pero aun esta en ciemes: esta fragmentado, desarrollado parcialmente y los protago­ nistas centrales son diversos ge6grafos y ge6grafas que pueden ser caracterizados como outsiders de la geografia. Algo que dificulta esta consolidaci6n del campo es que la vida cotidiana es transversal a casi todas las otras geografias, de modo que muchos de sus fragmentos estan en las geogra­ fias urbanas, de genero, culturales, del turismo, de las religiones. Esto indica grados diversos de consolidaci6n dentro de este campo en ciemes. El actual momento hist6rico tambien representa un obstaculo para la consolidaci6n del campo, porque el pensamiento contempo­ raneo parece cada vez mas encauzado hacia los fragmentos siempre incompletos del rompe­ cabezas que nunca se cierra. TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 357
  • 3. Alicia Lind6n Por otra parte, la consolidaci6n de ese campo no puede darse sin recuperar e integrar elementos de otras disciplinas que Devan a avances sustanciales, como el caso de la sociologia. La posibilidaddeintegraci6ncon otrasdisciplinastambienesta encuadrada entensionesopues­ tas. Las condiciones favorables derivan del involucramiento de lageografiacon el giro geogra­ fico, que la aproxima a las demas disciplinas. Las desfavorablesresultandel alejamiento ances­ tral de la geografia con aquellas disciplinas que en esta coyuntura le podrian proporcionar claves para integrar ese campo de la GVC. Esto nos lleva a preguntamos -parafraseando una idea de Berdoulay (2002: 52) sobre la geografia cultural-, chasta que punto las GVC podran constituirse como un campo de la geografia humana? cO mas bien actuaran como un enfoque que penetre en todos los campos de la geografia humana? Con estas observaciones, la primera parte del capitulo presenta las voces precursoras que llevaran, directa o indirectamente, a la conformaci6n del campo en ciemes. En la segun­ da parte se abordan las voces «constructoras» de las GVC, para continuar con los aportes mas relevantes en el sentido de la demarcaci6n del campo. Se concluye con un balance final y una panoramica de los horizontes que se avizoran para las GVC. 1. Los precursores Los precursores de las GVC son autores que, desde la geografia, mas que aportar elementos directamente a este campo contribuyeron a la construcci6n de una mirada geografica desde la persona, el sujeto, el individuo o· la experiencia espacial del mismo. En esta categoria incluimos a Eric Dardel, John K. Wright, David Lowenthal y Renee Rochefort. Esta selec­ ci6n no niega que haya otros precursores. En el caso de los precursores americanos hay que recordar que su pensamiento emerge de un Zeitgeist,3 que puede resultar remoto actualmente. En particular, Wright es parte del espiritu del tiempo americana de las primeras decadas del siglo XX, lo que incluye las filoso­ fiaspragmatistas de inicios del siglo XX, asi como las ideas libertarias individualistas que alli florecfan a inicios del siglo XX.4 Para un ge6grafo, aquel Zeitgeist incluia la atracci6n, el asombro, el interes y la fantasia por un territorio nacional que se habia empezado a conocer s6lo unas decadas antes, «el oeste salvaje»,5 pero tambien que parecfa aumentar al tomar conciencia de su dimensi6n aerea. Estos cuatro autores colocaron una piedra fundamental al mostrar que la geografia podia tomar el punto de vista del sujeto y su experiencia del espacio. En otras ciencias socia­ les, esto habia sido planteado con anterioridad,6 pero la geografia -a pesar de sus origenes humanistas- no lo habia considerado. 3. Es decir, el espiritu de una epoca: •una fmma de vida, ideas, posicion espiritual de una epoca» (Gil Villegas, 1996: 94). 4. Tambien hay que considerar el contexto familiar de Wright: su hermano, Austin Tappan Wright, fue el autorde una famosa y muy extensa •utopia literaria» (Islandia), para Ia cual John Kirtland realiz6 la cartografia. Y su madre, Mary Tappan Wright, fue novelista. 5. Recordemos que •todavia en 1860 no habia sido organizado ni un solo estado en las grandes llanuras mas alia delvalle del Mississippi, excepto Texas» ; •el primer ferrocarri ltranscontinentalse inaugura en 1869» . La Ley de Reor­ ganizaci6n India (de Estados Unidos) es de 1934, y este procesode • reorganizaci 6n india» fue paralelo a Ia ocupaci6n del territorio del Oeste y centro del pais (Miller, 1961: 225-244). 6. Las sociologias de Ia vida cotidiana tambien se construyen en el cruce de las mismas dos tradiciones que se ven en estos dos ge6grafos precursores de las GVC: el pragmatismo americana y el individualismo que trajo consigo, y ciertas filosofias alemanas de fines del siglo XIX e inicios del XX. Para las sociologfas de Ia vida cotidiana estas tradi ­ ciones terminaron conformando el pensamiento •interaccionista•• y Ia •fenomenologia schutziana» y luego, Ia •etnometodologia» . 358 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
  • 4. Geograffas de Ia vida cotidiana 1.1. Eric Dardel (1899-1967) Es un ejemplo de outsider: se mantuvo al margen de Ia geografia academica oficial, no formo parte de los circulos franceses en los cuales se escribfa Ia geografia humana de su tiempo. Posiblemente, esa debil vinculacion con los sectores academicos legitimados7 fue lo que le permitio pensar de forma diferente a lo instituido en ese momenta, y tambien retroalimentar su pensamiento geografico con voces no usuales en Ia geografia humana del momento, como Ia filosofia de Heidegger, Jaspers, Kierkergaard y Eliade. El pensamiento de Dardel se situa en el cruce del Zeitgeist humanistavidaliano frances, al que las geografias iberoamericanas han sido muy sensibles, y Ia filosofia alemana de fina­ les del siglo XIX e inicios del XX, basicamente Heidegger. En 1952, sobre la base de las ideas heideggerianas sobre el habitar y de su fuerte espfri­ tu humanista asf como de su formacion vidaliana, plantea que el sujeto de Ia geografia debe ser el «hombre habitante» y no el Homo oeconomicus o el Homo faber. Las palabras que transcribimos son elocuentes en este sentido: <<Una misma comarca es diferente para el no­ mada que para el sedentario>> (1990: 47). Asi, partiendo del hombre habitante introduce la nocion de <<geograficidad>> para referir­ se al modo de existencia del ser humano y a su destino, irremediablemente ligado a Ia tierra (1990: 1-2). La geograficidad remite a Ia relacion existencial entre el ser humano y la tierra que habita, siendo Ia tierra la base y el fundamento de Ia consciencia de sf. La geograficidad es esa relacion entre el mundo material externo y el mundo interno del sujeto. En la aprehension subjetiva del mundo destaca lo sensorial, por ejemplo, el papel de los colores en la configura­ cion de Ia experiencia espacial. Por ello, para Dardel la geograficidad es la <<experiencia de habitar>> o la experiencia espacial. La centralidad que le otorga Dardel al sujeto y su experiencia espacial lo lleva a utilizar una estrategia poco usual en su epoca, aunque muy frecuente actualmente, como es la des­ cripcion (hoy podriamos decir <<densa>>)8 de experiencias banales de personas concretas. Un ejemplo es el de una joven campesina finlandesa que escucha la descripcion que hace un marino de su Iugar de origen ( 1990: 47-48). Este ejemplo resulta relevante en terminos teori­ co-metodologicos porque Dardel muestra que la joven, al escuchar la descripcion espectacu­ lar del lugar de origen del marino, de inmediato rememora su propio Iugar de origeny, en un ejercicio analogico entre ambos -un pareo en el sentido de Husserl- concibe al propio Iugar de origen (las rudas campiftas de Osterbotten) como triste y pobre. Sobreviene en ella un verdadero desencantamiento del Iugar que cambia su horizonte del mundo y su geograficidad. Este es un ejemplo de geograficidad en tanto experiencia espacial que articu­ la la aprehension del mundo externo con el mundo interno del ser humano, y construye un tipo de vinculo con el lugar. Aunque Dardel no define con estas palabras Ia geograficidad, estaba sentando las bases para que ahora lo podamos formular de esta manera. Si se retoman sus ideas pioneras, se puede plantear que el lenguaje y la narrativa pueden resultar Ia via para Ia construccion y reconstruccion de la geograficidad. Si Dardel no es directamente constructordel campo de las GVC, es por lo menos uno de los primeros autores que coloca Ia mirada geografica en otro angulo,9 que hoy podemos identificar como el de las GVC. 7. Su libro El hombre y Ia tierra se publica el mismo afio (1952) que el famoso libro de Max Sorre Fundamentos de Geogra{{a Humana. M ientras el libro de Dardel pas6 desapercibido, basta que en los aiios setenta lo descubren los ge6grafos anglosajones, el de Max Sorre goz6 de un extenso reconocimiento desde el primer momento. 8. En el sentido originariamente planteado por Ryle y difundido por Geertz(1996: 19-24). 9. Philippe Pinchemel cita algunos parrafos de una carta fechada el 12 de abril de 1952, que le escribe el economis­ ta Fran<;:ois Perroux a Dardel: «Gracias a Usted adquiero una noci6n de geografia a Ia cual no estaba acostumbrado ni preparado.. .» (1990:180). TRATADO DE GEOGRAFfA HUMANA 359
  • 5. Alicia Lindon 1.2. John Kirtland Wright (1891-1969) Este ge6grafo americana no puede ser considerado un outsider en sentido institucional, pero sf en terminos intelectuales, por atreverse a incursionar en campos muy diversos y por plan­ tear, antes de 1 950,10 temas no legitimados en la geografia: en 1946 retoma el viejo concepto cartognifico de Terrae Incognitae ( 1 947), y le otorga nuevo sentido: «que un lugar sea conoci­ do depende de para quien es conocido y de que tipo de conocimiento se trate». Su amilisis acerca del conocimiento de distintos territorios incursiona en un plano inusual para la geo­ grafia de la epoca al introducir la imaginaci6n del ge6grafo frente al enigma de lo descono­ cido. Los antecedentes de este planteamiento Wright los formula en las dos decadas previas y en el influyen Derwent Whittlesey y Ralph H. Brown (Koelsch, 1976: 68-69). Este ultimo plante6 tempranamente que los «hombres de todos los tiempos, han sido influidos tanto por. las creencias como por los hechos» (Brown, 1948: 3). El nuevo tratamiento que le otorga Wright al concepto de Terrae Incognitae le permite incluir la subjetividad, e incluso destacar que es «una creencia err6nea que la subjetividad sea la antftesis de la objetividad». En un primer momento plantea la necesidad de incluir lo sensible para que los hallazgos geognificos puedan perdurar, evitando plantearlos como co­ nacimiento racional y objetivo que casi siempre esta condenado al olvido por construirse con abstracciones lejanas al ser humano (1947: 7). Posteriormente, reconoce que no s6lo se integraal conocimiento geognifico la subjetividad del ge6grafo que hace la investigaci6n, sino tambien la subjetividad de las personas comunes vinculadasallugar. Wrighttermina desarrollandouna propuestaaudaz,comoesladeuna Geosofia, es decirel estudio del conocimiento geognifico a todos los niveles.11 Esto implica analizar no s6lo el conocimiento geognifico cientffico, sino tambien el conocimiento geognifico de sentido co­ ml1n. En este contexto, Wright tambien hace algunas reflexiones metodol6gicas, aunque escue­ tas, muy relevantes. Por ejemplo, retoma un trabajo de los a:iios previos en el que el ge6grafo Ralph Brown (1938) presenta el relata de un lugar, a traves de la voz de un habitante al que le otorga un nombre supuesto. Actualmente, en la investigaci6n cualitativa que utiliza relatos de vida, es algo usual que los entrevistados sean referidos con nombres que no son los propios (como una estrategiapara asegurar el anonimato sin perderlas voces). Wright observ6 y destac6 el canicter innovador de esta pnictica, realizada por un colega, a inicios de los a:iios cuarenta. En sfntesis, el aporte de Wright a lo que hoy podemos denominar GVC fue la introduc­ ci6n explfcita de la subjetividad y el conocimiento geognifico de sentido comun como mate­ ria de estudio, asf como la afirmaci6n de que el estudio de la subjetividad y lo sensible no podia hacerse con las herramientas propias del metoda cientffico. La subjetividad y el cono­ cimiento de sentido comun constituyen el sustrato desde el cual las personas actuan en su vida cotidiana, se relacionan con los otros y con el espacio. 1.3. David Lowenthal (1923) En 1961 este ge6grafo e historiador americana retom6 los proleg6menos de Wright, para avanzar en el mismo sentido al plantear el siguiente interrogante: c:es lo mismo el conoci- I0. El articulo de John Wright que consideramos como antecedente de las GVC inicialmente fue presentado como el diSCW"SO pronunciado en su caracterde presidente de Ia Asociacion de Geografos Americanos, en Ohio, el 30 de diciembre de 1946, en ocasion de celebrarse Ia XLlli reunion anual de Ia Asociacion, y al ano siguiente se publica en los Annals de dicha asociacion. Esto muestra que no estaba fuera de las « instituciones•, sino dentro y en posiciones de poder. Sin embargo, estaba fuera de los presupuestos y prejuicios que delimitaban el conocimiento geognifico cientifico. II. Llega a hacer una propuesta concreta sobre Ia inclus ion de materias de uGeosofia» en las carreras universita· rias de geografia. 360 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
  • 6. Geograffas de Ia vida cotidiana miento del mundo (aun lejano) y la Terrae cognitae? Su respuesta es que el primero es infor­ macion reunida, difundida, consensuada socialmente; en tanto que el segundo (la terrae cognitae) es mundo percibido y vivido (la experiencia). Es el territorio que se conoce por <<experiencia», y a esto lo denomina <<geografia personal>> . Asi, diferencia lo que es el conoci­ miento del territorio por la experiencia, de la simple posesion de informacion sobre un Iugar: Esta diferenciacion hoy resulta aun mas relevante que cuando la formulara Lowenthal, des­ de la perspectiva de la enorme cantidad de informacion sobre lugares remotos que podemos poseer: La fenomenologia social que en Estados Unidos se desarrollaba en esa epoca, bajo el influjo de Alfred Schutz y sus discipulos, no fue ajena a Lowenthal, ya que toma el concepto de <<experiencia>> y lo posiciona con relacion al espacio. Sindejarde lado esa vision del serhumanoque avanza y conoce territorios antes descono­ cidos, Lowenthal introduce tres temas que seran relevantes aposteriori para las GVC: la percep­ cion del espacio, su caractercompartido socialmente y el papel del lenguaje en las percepciones y experiencias espaciales. Las tres cuestiones siguen siendo medulares actualmente. En el caso de las dos primeras -lo perceptual y su caracter social- esa relevancia se acrecienta por los prejuicios que han tendido a asociar lo perceptual con lo individual. En el caso del lenguaje, tambien fue relevante su temprana inclusion en la experiencia espacial,junto con lo perceptual, ya que es a traves de ese medio socialmente compartido que lo perceptual se puede pensar mas alia de lo biologico y lo individual. Por ejemplo, Lowenthal plante6 que las pautas lingiiisticas orientannuestras percepciones y aun el pensamiento. El lenguaje <<modela yadaptael marco en el que la experiencia se vuelca>> (1961: 253).12 Sin embargo, no analiza la relacion entre el esque­ maperceptual/lenguajeylas pnicticascotidianas, porquelaspnicticas alln no seproblematizaban desde la geografia. Asi, la geografia incorpora primero lo perceptual y subjetividades comparti­ das, antes que el nivel mas concreto de lo cotidiano, las pnicticas. 1.4. Renee Rochefort (1927) El trabajo de esta geografa francesa tambien constituye otro antecedente para las GVC. Su concepcion es cercana a la mirada dardeliana y vidaliana, pero ademas introduce las pre­ ocupaciones tipicas de etnografo que se siente un extranjero en el territorio que estudia. Esta geografa publica en 196 1 su investigacion doctoral titulada Le travail en Sicile: etude de Geographie Sociale, 13 basada en un extenso trabajo de campo realizado entre 1954 y 1959. En ese libro plantea un enfoque geografico -que denomina geografia social- carac­ terizado por algunos rasgos relevantes para las GVC: uno de ellos es la <<elasticidad>> entre el 12. El autor ofrece una multiplicidad de ejemplos de cada idea. Uno de ellos es que el gran desarrollo del esquf ha generado una enorme cantidad de palabras para referirse a Ia nieve, casi tantas como tienen los esquimales. Esto quiere decir que Ia experiencia de ver y tomar contacto con Ia nieve, percibirla, resulta filtrada por este esquema lingiifstico. La persona que practica esquf, cuando toma contacto con Ia nieve no lo hace simplemente reconociendo «nieve», sino a traves de cada una de las palabras especializadas que se refieren a Ia nieve de diferentes caracterfsticas. Un ejemplo inverso que comenta el autor es el de los gauchos argentinos de Ia zona pampeana, del siglo XIX, que tenfan solo cuatro palabras para referirse a todo lo vegetal: forraje para el ganado, hierbas secas para acostarse en elias, !efta y •todos los demas vegetales•. El autor observa que en Ia categorfa de «todos los demas» se incluyen especies tan distintas como rosas y hortalizas. Lo relevante es que, en este caso, el patron lingiifstico -a diferencia de Ia nieve del esquiador- es reducido y por ello, Ia percepcion del mundo vegetal que tenfan estas personas no diferenciaba entre vegetales que hoy nos parecerfan indudablemente distintos. Habrfa que agregar otro comentario a Ia observacion de Lowenthal: Ia gran riqueza de palabras para diferenciar matices sutiles de un fenomeno, o Ia pobreza de palabras que iguala fenomenos muy diferentes, deriva de Ia vida practica y de las formas de vida. El esquiador necesita d.istinguir tipos de nieve para practicar ese deporte de manera mas o menos satisfactoria, mientras que el gaucho no necesitaba diferenciar las hortal izas de las rosas, porque en su vida no se inclufan ni las unas ni las otras. 13. En 2005 ha salido una nueva edicion de esta obra, en Italia, por Ia editorial Sellerio di Giorgianni. TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 361
  • 7. Alicia Lind6n micro-analisis y el macro-analisis (196 1 : 3). Otro rasgo de su mirada es que Ia naturaleza es vista como un «escenario vivo». Por ultimo, su perspectiva enfatiza Ia heterogeneidad espa­ cial ( 1 96 1 : 4), rasgo igualmente significativo para las GVC. Esta investigaci6n es otro antecedente para las GVC porque se interesa por el sujeto en su mundo cotidiano, tomando al trabajo como centro de dicha cotidianidad. Renee Rochefort se pregunta c6mo justificar que el trabajo sea objeto de estudio para Ia geografia. Actualmen­ te, desde las GVC pareceria innecesaria Ia pregunta ya que los estudios de Ia vida cotidiana han mostrado que el trabajo, igual que Ia familia, son dos nucleos basicos de Ia cotidianidad. Tambien dentro de otros campos de nuestra disciplina esto ha sido asumido. Por ejemplo, las aproximaciones geograficas a Ia vida cotidiana mas recientes, con enfasis en Ia condici6n de genero, han analizado extensamente el trabajo, los desplazamientos y recorridos que engendra el trabajo. Sin embargo, en los afios cincuenta en Ia geografia francesa estos temas no estaban legitimados, aunque habian sido introducido desde los tiempos de Ia geografia vidaliana: recordemos que el genero de vida vidaliano incluia el trabajo. Otro aspecto de Ia investigaci6n de Renee Rochefort que Ia acerca a las GVC es su reflexi6n sobre el otro (Ia alteridad). En su caso, esto se encam6 en «el siciliano» frente a su condici6n de investigadora, externa a Ia comunidad. Esto Ia condujo a analizar las dificulta­ des para penetrar en los distintos contextos socio-territoriales. Asi, relata los diversos roles que asumi6 en Ia comunidad como parte del proceso de negociaci6n de Ia aceptaci6n:14la penetraci6n en el mundo de vida Ia enfrent6 al problema de Ia alteridad, con las consiguien­ tes dificultades epistemol6gicas y metodol6gicas. Pero s6lo asi podia abrir una ventana para Ia comprensi6n del trabajo y el espacio dentro de una cultura y de un mundo intersubjetivo. En suma, Renee Rochefort tambien constituye un antecedente de las GVC porque al asumir una mirada geografica plastica entre el macro y el micro-analisis se hizo cargo del problema del sujeto en su mundo de vida, e insisti6 en que Ia espacialidad resultaba de Ia vida social.15 En sintesis, estos cuatro autores introducen el punto de vista del sujeto, Ia subjetividad y el conocimiento practico con el cual las personas acruan en Ia vida cotidiana, asi como el lenguaje como condicionante de nuestro contacto con el mundo y con el espacio. Una pieza clave de Ia vida cotidiana que aun no aparece problematizada son las practicas, el ambito del hacer. Pero todo esta planteado para que cuando se incorporen las practicas explicitamente, sea en relaci6n con Ia subjetividad ya incluida. 2. Las voces constructoras del campo de las GVC Si los precursores necesariamente son autores, Ia revision de Ia construcci6n del campo puede plantearse abordajes alternativos. Uno es ir «autor por autor» y otro, que evita Ia personalizaci6n de Ia teoria, es seguir ideas y conceptos. Optamos por un tercer camino que quiere mediar entre estos: reconstruir el campo a traves de las <<voces>> que han tenido mas peso. Las voces se anclan circunstancialmente en autores, pero no es un recorrido de autores ya que no se los revisa exhaustivamente. De los autores tomamos s6lo aquellas voces que consideramos centrales para las GVC. En unos casos esto implica recuperar los aportes de una etapa de Ia trayectoria del autor. En otros casos, retomamos s6lo un aporte puntual de 14. La ge6grafa relata que en su inmersi6n en las diversas comunidades de Ia isla tuvo que asumir distintos papeles, ya que no siempre fue Ia ge6grafa o Ia investigadora, tambien apareci6 como •experta de Ia ONU», otras veces como Ia •nueva maestra local», como •emisario moscovita», como una •vendedora de jabones», como una «poetisa americana• , ademas de los mas usuales de periodista, economista y soci6loga. IS. Es muy conocido un trabajo de Rochefort en donde planteaba que era necesario •invertir el orden de los factores, entre espacio y sociedad» (Renversement de l'ordre des facteurs) (Rochefort, 1963: 18-32). 362 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
  • 8. Geograffas de Ia vida cotidiana toda una trayectoria, que puede haber sido tangencial en el pensamiento del autor pero clave para las GVC. En otros casos, se retoma una mirada que acompafia toda su trayectoria. La reconstrucci6n de voces asume que cada una de las voces lleva consigo filiaciones diversas, conexiones en mUltiples sentidos. De acuerdo con Ia fenomenologia sociol6gica, en el discurso de un sujeto estan las voces de sus contemporaneos, de sus antecesores y aun las de los sucesores. Asf, para nuestro prop6sito no solo destacamos una idea planteada por un autor, sino tambien intentamos reconstruir c6mo llega a formularse en una red de influen­ cias intelectuales. Las voces que contribuyen directamente a Ia construcci6n de este campo en parte pro­ ceden de Estados Unidos, lo que no es ajeno a los mUltiples procesos migratorios bacia ese pais durante el siglo XX. Por ello son voces que suelen tener rafces en otros contextos. Pero las GVC tambien representan Ia entrada mas fuerte al concierto del pensamiento geografico de ideas procedentes de contextos nacionales que basta ese momento no habfan tenido un liderazgo en Ia geograffa: Irlanda, Suecia, Canada, Suiza, Espana, Australia. . . Con relaci6n a las voces ancladas en Estados Unidos, hay que tener en cuenta que no se trata de las ideas mas consolidadas en ese pais en su epoca. Son voces que resultaban colate­ rales y muchas veces planteadas por verdaderos outsiders, como es el caso de Yi-Fu Tuan o Edward Relph. Ello no impidi6 que muchos de estos autores hayan logrado reconocimien­ tos institucionales con el tiempo. No se trata de outsiders por estar fuera de las instituciones, sino fuera del pensamiento instituido. En el conjunto de voces que contribuyen a este campo se distinguen unas apegadas a las aspiraciones objetivas de Ia ciencia y otras que se asumen como francamente comprensivas. Las dos entradas centrales bacia Ia construcci6n sistema­ tica del campo de las GVC las ubicamos en Torsten Hagerstrand y en las geograffas comportamentales y cognitivas. 2. 1. La piedra fundamental: Torsten Hagerstrand (1916-2004) Entre las voces que no renuncian a lo objetivo ni a Ia generalizaci6n, una de las mas destaca­ das es Ia de Hagerstrand (1916-2004) y su escuela de Lund, en Suecia. Sus aportes a las GVC se inician en los afios setenta, cuando este ge6grafo y sus discfpulos empiezan a desarrollar Ia Time Geography. El interes de Hagerstrand por este tipo de tematicas lo acompaiiaba desde su infancia, como ya lo notamos. Muchos trabajos de este autor ofrecen aportes sustanciales a las GVC, pero un articulo de Hagerstrandpublicado en 1970 es el pivotepara el desarrollo posteriorde Ia Time Geography y tambien para las GVC: el aporte estuvo en cuestionar el enfoque usual que estudia a los seres humanos como «grupos» o como «agregados de poblaci6n». 16 En 1970 Hagerstrand plantea que estos enfoques ocultan Ia verdadera naturaleza de los patrones de Ia movilidad humana. Asf, se pregunta si es avanzada o mas bien primitiva Ia ciencia social que no toma en cuenta las identidades de las personas (Hagerstrand, 1970). Aunque el ge6grafo sueco plante6 esto con respecto al analisis de los patrones de movilidad espacial (las migraciones), Ia advertencia vale mas alia de Ia migraci6n. El cuestionamiento se puede hacer extensivo 16. Vale Ia pena recordar-para contrastar con Hiigerstrand- que para Albert Demangeon Ia geograffa humana tom6 un rumba mas certero cuando dej6 de pensar que su objeto era estudiar Ia relaci6n de los •hombres• (seres humanos) con el media, para asumir que el objeto estaba en el estudio de Ia relaci6n entre los •agrupamientos burna­ nos• y el media geografico. Estas ideas aparecen en Ia • lntroducci6n• de Problemes de Geographie Humaine, 1942, Paris, pp. 25-34. Este texto es una publ icaci6n p6stuma (Demangeon muri6 en 1940), y habia sido escrito como prefa­ cio de un Traite de Geographie Humaine que nunca concluy6. A pesar del rechazo de Demangeon por Ia d imensi6n individual, siempre quiso escribir un libro sabre Ia relaci6n entre geografia y psicologia, aun cuando fue un clitico acerrimo de Ia obra de Georges Hardy titulada La Geographie Psychologique, de 1939. Su interes por Ia relaci6n entre TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 363
  • 9. Alicia Lindon para Ia geografia y las ciencias sociales en conjunto, que creen comprender todo desde los agregados, que luego son «disecados>> en variables. Esta sera Ia puerta de entrada de Hagerstrand para asumir al individuo como el punto de partida de su mirada, o con las palabras de Allan Pred: «El llamamiento de Hagerstrand porIa lime Geography se focaliza en Ia gente, y en particular en las secuencias de eventos con los cuales se constituyen los dfas y Ia vida de cada individuo>> (Pred, 1977: 210). Por ello, Hagerstrand sera pionero enIa elabo­ raci6n de una propuesta teorica que enfatizaIa importancia del comportamiento individual (individual behaviour). Pero Hagerstrand no solo destaca al individuo, construye ademas una teorfa espacio-temporal a partir del individuo y sus desplazamientos. En los setenta empieza a elaborarIa propuesta, pero desde los cuarenta recibe ciertas influencias academicas que lo marcaran de manera profunda: en 1944 conoce al ge6grafo Edgar Kant17 (originario deEstonia, deIa Universidad de Tartu), y este contacto sera clave paraIa perspectiva que decadas mas tarde terminara planteando Hagerstrand. Fue gracias a Edgar Kant que incorporaIa idea de queIa vida cotidiana de las personas es un dominio de investigacion geografica relevante (Hagerstrand, 2000: 1 1 8-1 19). Edgar Kant representaba Ia aproximacion fenomenologica caracterfstica de las primeras decadas del siglo XX en Ia Universidad de Tartu, aproximacion que se fundaba enIa descripcion vfvida deIa naturaleza y el paisaje. Asimismo, Hagerstrand ha reconocido que desde los aiios cuarenta tambien se intereso de forma particular enIa obra de Kurt Lewin,18 uno de los iniciadores deIa psicolo­ gfa social.En particular se interesa porIa idea de que «Ia estructura del mundo es interiorizada por los individuos».Este tipo de influencias muestran dos cuestiones: por un lado, la convic­ cion de queIa geografia debfa analizar a los individuos particulares en su vida cotidiana. Por otro, que el analisis del individuo es el camino para comprenderIa sociedad. Sin embargo, el enfasis en las personas no conduce a Hagerstrand hacia un analisis indi­ vidual. Sus preocupaciones se orientan a Ia construccion de patrones sociales de comporta­ miento espacio-temporal. <<La capacidad de reunir los niveles micro y macro es fundamental en el papel del geografo>> (Hagerstrand, 2000: 122). De acuerdo con Allan Pred, Ia <<lime Geography considera Ia existencia fisica de Ia sociedad dentro de cualquier area espedfica limitada, que puede ser observada y analizada como un proceso continuo...» (Pred, 1977: 209). Los comportamientos individuales en el espacio-tiempo lo acercan al problema de Ia <<repeticion>> , y esto lo aproxima aIa reproduccion social. De manera independiente a los desa­ rrollos de Hagerstrand, las sociologfas deIa vida cotidiana tambien se interesaron enIa repeti­ cion o rutinizacion. Pero en este campo deIa sociologfa uno de los avances sustanciales -de los aiios ochenta- fueIa introduccion deIa ruptura deIa repetici6n, o sea,Ia invenci6n.19 A pesar del enfasis en las personas, Hagerstrand aborda el objeto de estudio de manera <<exterior>> , mas a(m, reconoce que su posicion £rente al mundo se parece mas aIa de quien psicologia y geografia se relacionaba con las «representaciones y las construcciones mentales colectivas•, yse aprecia en sus obras sobre el imperio britaruco yel Rhin (Claval, 1998: 212). En este sentido cabe recordar Ia cercanfa que tuvo Demangeon con Ia sociologia durkheimiana, considerando que Emile Durkheim fue el padre del concepto de «repre­ sentaciones colectivas• . 17. Edgar Kant (1902-1978) llega a Suecia como refugiado y s e incorpora a I a Universidad d e Lund e n 1944, cuando se ve obligado a salir de Ia Universidad de Tartu yde Estonia. La presencia de EdgarKant en Lund senidecisiva en varios pianos, entre ellos Ia apertura internacional de Ia cual proced!a Kant. Pero ademas, hay que tener en cuenta que, en las primeras decadas del siglo XX, Ia geografia fue el principal campo de estud!o en Ia Universidad de Tartu, en buena medida por los esfuerzos realizados por el maestro de Edgar Kant: Johannes Gabriel Grano. 18. Hagerstrand hace referenda a una obra en particular de Lewin, Principios de Psicologia Topol6gica. Lewin, prusiano exiliado en Estados Unidos en 1933, tambien plante6 tempranamente un concepto por el que ha sido recono­ cido, y posiblemente haya sido el interes inicial de Hagerstrand, el de «espacio de vida•. 19. Enun trabajo previo hemos estud!ado, enun caso empirico, Ia relaci6n invenci6n /repetici6n. Alii presentamos las distintas sociologias de Ia vida cotidiana respecto al problema de Ia invenci6n y Ia repetici6n (Lind6n, 1999). 364 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
  • 10. Geograffas de Ia vida cotidiana observa desde afuera que a Ia de un participante. Incluso, asume que su perspectiva es un <<modo de pensamiento materialista>> , relacionado con sus experiencias deIa infancia, mas cercanas a los elementos deIa naturaleza (nieve, hierba, arboles y materiales maleables...) que a las palabras yIa gente (Hagerstrand, 2000: 123). Uno de los aportes sustanciales de Hagerstrand aIa geografia humana, y no solo a las GVC, sera traer a Ia disciplina una forma de producir conocimiento que en otras ciencias (comoIa sociologia) estaba legitimada, pero poco difundida enIa geografia: producir cierta informacion empirica, de un tipo pre-establecido a partir de unos interrogantes iniciales, que luego es analizada a Ia luz de una estructura teorica, para reelaborar los conceptos a partir de las respuestas obtenidas, es decir, producir nuevo conocimiento. Hagerstrand ha reconocido queIa apertura a otras disciplinas le permitio familiarizarse con las tecnicas de investigacion, aunque no responder a los problemas teoricos deIa geografia (2000: 122). Esta forma de proceder era novedosa paraIa geografia, que no se planteaba el problema deIa produccion del dato empirico, ya sea porque se trabajaba en grandes descripciones sin teorizar sobre el dato empirico, o bien porque si se trabajaba con informacion empirica eran agregados que nunca identificaban al individuo y sus practicas. Hagerstrand produce una innovacion profunda enIa geografia humana y para las GVC: representa no soloIa legitima­ cion deIa persona, del individuo, sino tambien el analisis sistematico de las <<practicas>> con su espacio-temporalidad. La espacialidad Ia concibe en terminos del donde se realizan las practicas, aun cuando se trate de un sendero de desplazamiento y no de un punto fijo. La temporalidad es estudiada a traves del tiempo consumido en cada practica. Se trata del tiempo y el espacio, que se miden. Los precursores de las GVC habian incorporadoIa perspectiva del individuo como ha­ bitante,Ia subjetividad, el conocimiento de los lugares.En cambio, Hagerstrand construye una particular GVC: el registro sistematico de practicas espacio-temporales de los indivi­ duos y los hogares siguiendo trayectorias diarias, considerando sus movimientos, rupturas, los tiempos empleados y Ia secuencia de <<estaciones>> , incluyendo el hogar, el trabajo, Ia iglesia, las compras,Ia escuela, el ocio, las actividades comunitarias. Uno de los objetivos de Ia Iime Geography es proporcionar un lenguaje sistematico y una metodologia para describir el comportamiento espacial cotidiano, incluso para intervenir en las restricciones con las que se encuentran las personas (Thrift, 1977). Por eso va a disefiar una tecnica que le permi­ ta representar tridimensionalmente las practicas: los prismas espacio-temporales.El con­ cepto tradicional de cartografia -independientemente de los medios tecnicos con los que se hiciera el mapa- no le permitiaIa representacion deIa informacion desdeIa perspectiva del individuo. Por ello, desarrolla sus propias formas de representacion grafica. A pesar del avance de Hagerstrand, su perspectiva deja de lado un aspecto medular de Ia vida cotidiana: Ia subjetividad.El mismo Hagerstrand lo reconoce cuando expresa: <<en mi sistema de conceptos, como en toda Ia postura objetiva de Ia ciencia, hay una cara olvidada del mundo que concieme sin embargo aIa parte mas importante deIa existencia humana: los dominios interiores deIa experiencia y el pensamiento. Admito que he cami­ nado sobre una sola piema>> (Hagerstrand, 2000: 132).En este planteamiento del geografo sueco parece asomarIa voz (intemalizada) de Anne Buttimer, defendiendoIa inclusion de los mundos interiores.20 Este reconocimiento lo lleva a un tema crucial, como es el vinculo entreIa experiencia subjetiva y el conocimiento objetivo. Intenta diversas aproximaciones y termina planteando 20. Anne Buttimer estaba totalmente anclada en las filosoffas existencialistas, y por ello, desde inicios de los aiios setenta se asumen como parte de Ia naciente •geograffa humanista». Pero una estancia en Lund le permite un acerca­ miento a Hagerstrand y a los inicios de Ia Ttme Geography. TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 365
  • 11. Alicia Lind6n que Ia salida esta en Ia «autobiografia», pues su eje es Ia relaci6n entre el individuo y su contexto. Encuentra queIa «autobiografia construye enteramenteIa experiencia mental in­ tema [en su relaci6n con] los acontecimientos (mas f.kilmente observables por un outsi­ der)21 [...]. Debemos asumir que las experiencias interiores y los fen6menos exteriores estan articulados par muchos caminos intrincados. Hay una indiscutible conexi6n que vincula en una secuencia de correspondencias lo que ocurre en los dos reinos. La mayor tarea de Ia aproximaci6n biografica debe de estar en entender la naturaleza de ese dialogo, pero asf tambien en entender como esa conexi6n se presenta en el contexto ecol6gico [...]. Pero en lo que a mf me toea, me centro en la parte extema...» (Hagerstrand, 1978: 1 23). Por esa apertura,Ia perspectiva de Hagerstrand puede dialogar con «una geografia de las percepciones», comoIa planteada par Bailly y Beguin (1992: 75-76). La lime Geography puede complementarse con miradas centradas en los mundos interiores, en las motivacio­ nes de los individuos y la subjetividad que los orienta a realizar esos recorridos, trayectorias, senderos y no otros. Pero Hagerstrand no penetra en ella. No todos los ge6grafos que participan en la lime Geography aceptan que se debe fran­ quear esa puerta. Por ejemplo, Allan Pred dice: «Ia lime Geography considera la existencia fisica de la sociedad dentro de cualquier area especifica limitada» (1977: 209). Asumir que el objetivo es la «existencia fisica» de la sociedad implica reconocer que en los arreglos fisicos estan plasmados los mundos interiores. Esto hace suponer que no sea necesario penetrar en esos mundos interiores, porque estos se exteriorizan en lo fisico. Esta discusi6n es compleja y sigue abierta. Posiciones como la de Pred se pueden con­ frontar con otras, como las de la geografia de la percepci6n que asume como meta exacta­ mente lo opuesto: «explorar la existencia mental de los lugares geograficos» (Bosque Sendra, 1992: 8). Parecerian posturas contrapuestas, enlazadas en las extensas dicotomfas que han acompaii.ado al pensamiento social. Sin embargo, las visiones constructivistas desarrolladas mas tarde en geografia muestran que pueden ser complementarias.22 2.2. Las geograffas comportamentales y cognitivas Si se acepta que los mundos interiores son materia de estudio para las GVC, entonces las geografias comportamentales y cognitivas no son ajenas a las GVC. Si se sigue el camino inverso, es decir, se niega que las GVC estudian los procesos mentales referidos al espacio, resulta que aun asf es innegable que las geografias del comportamiento, de la percepci6n, de la cognici6n y las representaciones han contribuido a las GVC. Todas estas geografias tienen un gran parentesco con las GVC, sabre todo porque todas se interesan por el individuo como punta de referenda, mas alla de c6mo lo conciban. Pero tambien estan emparentadas porque han incluido lo sensorial, que es parte de la experiencia espacial cotidiana. Y sabre todo, estan relacionadas con las GVC porque se interesan por los movimientoscotidianos de las personas. Por otra parte, las tematicas cognitivas han alcanzado un notorio desarrollo en las Ulti­ mas decadas, lo que ha llevado a niveles importantes de especializaci6n, manifiestos desde el nombre mismo de estas perspectivas. No es el objetivo de este texto detenemos en la forma 21. Como siempre se autodefini6 frente a sus objetos de estudio. 22. Lasmiradas sociol6gicas deIavida cotidiana han llegado a diferenciasy aparentesdicotomiasbastanteseme­ jantes. Un ejemplo se halla enIa etnometodologia de Harold Garfinkel, quien retoma elementos de Ia fenomenologia sociol6gica deAlfred Schutz. En relaci6n a lo interior y lo exterior, Garfinkel sefiala queno le interesan los procesos de conciencia, sino Ia expresi6n de estos en Ia vida cotidiana, en tanto que Ia fenomenologia sociol6gica incorpora estos procesos •intersubjetivos• como materia de analisis de las relaciones sociales. El planteamiento de Garfinkel (en Ia sociologia) pareceria emparentado con el de Pred (en Ia geografia). 366 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
  • 12. Geografias de Ia vida cotidiana de nombrarlas (del comportamiento, de la percepci6n, de las representaciones y cognitiva), pero cada una de estas «etiquetas» lleva consigo matices de contenidos y miradas no despre­ ciables. La expresi6n geografia del comportamiento enfatiza la acci6n, concebida como de naturaleza casi automatica, proxima a lo involuntario. La geografia de la percepci6n prioriza lo sensorial en el contacto con el espacio. Las geografias cognitivas y de las representaciones destacan elementos de los mundos interiores.Estas Ultimas tienden a concebir al sujeto de manera racionalista, es decir, evaluando espacialmente las circunstancias en cada momen­ to, de manera consciente, a traves de un mapa cognitivo del que esta provisto (Downs, 1979; Downs y Stea, 1973).23 Las criticas a estas visiones desde la geografia humanista han sido extensas y tempranas (Tuan, 1975; Buttimer, 1976; Seamon, 1979). Por ejemplo, David Ley sefialaba: «el entomo espacial no esta en la cabeza. La conciencia no se puede desprender del contexto espacio-temporal concreto» (1978: 45).24 Estas geografias penetraron en lo psicol6gico para explicar racionalmente el comporta­ miento humano.En otros casos, se abocaron a sofisticar lo tecnico para modelizar el com­ portamientohumano, desarrollandocomplejosmodelos cuantitativos.En unos casos y otros, el parentesco con las GVC se debe a que los esquemas perceptuales y cognitivos tienen rela­ ci6n con el hacer cotidiano, y este es materia central de las GVC, aunque sea discutible que esa relaci6n sea mecanica, casi natural o muy directa. Los ge6grafos y psic6logos (o psicoge6grafos), sobre todo anglosajones, dedicados a estos temas son numerosos, tanto los que estudian c6mo operan los dispositivos mentales relacionados con el espacio25 --casi a modo de radares- como quienes se han centrado en lo mas instrumental, como lo relacio­ nado con los «mapas mentales/mapas cognitivos>> . La discusi6n sobre los mapas mentales y cognitivos es extensa.El nucleo de ese debate esta en aclarar si la informaci6n espacial que los individuos llevan consigo y que les permite orientarse y «navegar» enIa ciudad, se puede Hamar mapa o, mas bien, si debe ser entendida como un dispositivo cognitivo sobre la espacialidad. Una parte de las objeciones se orientaron aIa palabra «mapa», por la carga euclidiana que lleva consigo. Por ello se ha tendido a sustituir la palabra mapa por «dispositivo». Actualmente se acepta que esa informacion espacial no es geometrica, no tiene ninguna relaci6n con los mapas que produce la cartografia.Esta discusi6n tambien cuestion6 la palabra «mental», sustituyendola por «cognitivo». No obstante, la altema­ tiva del dispositivo cognitivo, aunque pierda la connotaci6n cartografica, no ha superado el sesgo racionalista. De este debate se desprende un problema metodol6gico tambien controver­ tido: c:c6mo rescatar esa informaci6n espacial que las personas llevan consigo? La primera salida fue el conocido dibujo, pero de inmediatoIa reflexi6n mostr6la dificultad para traducir aquella informaci6n espacial al plano en que se hace el dibujo, poniendo en duda la fiabilidad de los dibujos llamados mapas mentales y cognitivos.Esa discusi6nsigue abierta, y las propues­ tas se diversifican: algunos proponen que el mapa mental no se puede dibujar pero sf relatar, para otros se puede dibujar pero en un contexto de interacci6n en donde el dibujo retoma el relato y lo lleva a trazos que acompafian a las palabras, otros defiendenIa estrategia de hablar sobre esa informaci6n espacial (el relato en situaci6n de interacci6n) al mismo tiempo que se recorre dicho espacio, es decir, que se recrea la experiencia espacial (De Castro, 1997). 23. Algunos de los autores que en los afios setenta se involucraron con estas miradas cognitivas racionalistas, dos decadas despues suelen aparecer abocados a los denominados SIG (sistemas de inforrnaci6n geografica), es decir, un instrurnento potente para cartografiar pero que lleva consigo todas las bases positivistas, desde Ia espacialidad (casi siempre euclidiana) hasta Ia definici6n de las •variables• de acuerdo a los principios positivistas de •aislar• aspectos de Ia realidad; en surna, presupuestos racionalistas consistentes con los que dorninaron las geograffas cognitivas. 24. En las sociologias de Ia vida cotidiana se dieron discusiones muy semejantes: para estudiar Ia vida cotidiana (en aquel caso, sociol6gicarnente), c:es necesario conocer lo que pasa por las cabezas de las personas? Tarnpoco en ese campo hubo una unica respuesta. 25. Lo cognitivo se refiere a los procesos de conocirniento, que en esencia son procesos de adquisici6n, alrnacena· miento, utilizaci6n y tratarniento de Ia inforrnaci6n. En este caso se trata de inforrnaci6n espacial. TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 367
  • 13. Alicia Lind6n Para este tema de manera amplia remitimos a un texto de gran reconocimiento como es el libro colectivo editado por Juval Portugali (1996), de la Universidad de Tel Aviv, Israel. Para este geografo el interrogante nodal es como maneja el individuo la informacion espa­ cial para la resolucion de los desplazamientos (Portugali, 1996).Esto muestra que los mapas cognitivos no deben ser confinados a lo tecnico ni a lo metodologico, no son independientes del estudio de los dispositivos cognitivos en si.En este ultimo tema, un aspecto de mucho interes es lo relacionado con la Hamada memoria a largo plazo (asentamiento duradero de la informacion), porque es alii donde se aloja la «memoria geografica» (De Castro, 1999).Esa memoria distingue las seiiales indeseables de los mensajes significativos, ordena y estructu­ ra la informacion sobre el entomo, reagrupa las sensaciones y reduce los elementos particu­ lares a esquemas mas generales.En suma, el proceso cognitivo organiza los signos en rela­ cion a la experiencia (Bailly, 1979: 15-25). En este ambito de la geografia comportamental/cognitiva tambien se debe incluir a un destacado geografo califomiano (de origen australiano): Reginald Golledge. Aunque su tra­ bajo es claramente behaviorista, este enfoque comportamental lo ha llevado a estudiar -con un sesgo experimental- la adquisicion de conocimiento geografico de sentido comun (algo semejante a lo que Lowenthal llamo lasgeograf£as personales), y esto le ha conducido a lo que el denomina «geografias de la vida cotidiana» (Golledge, 2001 y 2000). Su concepcion de las geografias de la vida cotidiana se orienta al conocimiento geografico de sentido comun que los individuos emplean en decisiones de diferentes localizaciones cotidianas: desde cuestio­ nes tan banales como definir donde estacionar un automovil, hasta otras como decidir don­ de vivir:En otras palabras, las geografias de la vida cotidiana behavioristas retoman el viejo problema geografico de la «localizacion», aunque ahora visto desde el angulo del individuo y su conocimiento de sentido comun. Muchos de los principios de la teoria de la localizacion de la geografia economica son retomados por estas perspectivas. Las practicas cotidianas se estudian como patrones de localizacion, pero no de una actividad economica, sino de un individuo. Asi, decisiones locacionales, patrones de conectividad y distancias recorridas son aspectos que se hicieron objeto de analisis cuantitativos diversos (Cox, 1972). En America Latina estas perspectivas no han tenido un gran desarrollo, no obstante algunos autores, mas o menos dispersos en diferentes instituciones academicas, se han inte­ resado en ellas. En este sentido se puede mencionar el caso chilena, con los trabajos de Espinoza Nanjari (1989, 1996). En el caso francofono, cabe subrayar que si, en un primer examen, la geografia de las representaciones puede parecer el equivalente francofono de la geografia cognitiva anglosajona, en realidad no lo es ya que ha seguido una vision mas proxima al humanismo y las geografias existencialistas, deslindandose de las visiones racionalistas que son propias de lo cognitivo. Un ejemplo de este tipo de rumbo se puede apreciar en HeiVe Gumuchian (1991). Asi, los geogra­ fos francofonos encontraron que la perspectiva de las representaciones era mas fecunda por incluir la idea piagetiana de la representacion, que permite evocar los objetos en su ausencia, mientras que la percepcion solo lo hace en presencia de los objetos (Di Meo, 1991a: 126). Mas que la referenda a lo <<representacional como espejo>> , la geografia de las representaciones francofona ha significado la inclusion del actor y su subjetividad.Esta perspectiva de la evoca­ cion en ausencia del objeto se conecta con la discusion actual -generada fuera de la geogra­ fia- sobre los imaginarios sociales (Lind6n, Hiemaux y Aguilar, 2006). La reflexion de Bernard Debarbieux (2004), de la Universidad de Ginebra, sobre el tema es pertinente para cerrar el apartado: una buena parte de la geografia humana renuncio a las visiones comportamentales y cognitivas, que quedaron en el contexto de cierta psicologia de la percepcion y cognici6n, en tanto que una parte extensa de la geografia canalizo las pre­ guntas que en un momenta parecian poder resolver estas miradas cognitivas hacia las llama­ das geografias humanistas, existencialistas y fenomenologicas. 368 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
  • 14. Geografias de Ia vida cotidiana 3. Hacia Ia demarcaci6n del campo (los ochenta y noventa) A partir de los aiios ochenta Ia expresion «vida cotidiana» aparece en el discurso geognifico con mayor frecuenda. Sin embargo, es menos frecuente Ia referenda a una <<geografia de Ia vida cotidiana». Las voces que postulan una GVC en casi todos los casos llevan alguna de las dos herencias que acabamos de mencionar (Hagerstrand y cognitiva/comportamental). Asf, el campo de las GVC se empieza a demarcar retomando alguna de estas herencias a veces, y otras en Ia crftica a una, a otra, o a ambas. Las crfticas se van dando de Ia mano de miradas existendalistas, fenomenologicas y/o humanistas. En Ia busqueda de las voces que asumen directamente una GVC se pueden dtar algunas: David Seamon (1979),26 Allan Pred (1981), David Ley (1983), Antoine Bailly y Jean Paul Ferrier (1986), John Eyles (1989), Susan Hanson (1993), Constando de Castro (1997), Guy di Meo (1999) y Roland Lippuner (2003). La referenda a estos autores tiene otra lectura colateral: expresan varias tradiciones del pensamiento geognifico en fundon de contextos nadonales, la anglosajona, la francofona, la espanola y Ia escandinava. Estos autores llevan consigovoces de varias de estas tradiciones. Por ejemplo, serfa reductorubicar a Constando de Castro solo en el pensamiento espaiiol, su inmersion en estos temas se alimenta del pensamiento americana. Bailly tambien ha realizado una articuladon de voces francofonas con anglosajonas. Pred ha construido puentes entre el pensamiento anglosajon y el escandinavo. AI mismo tiempo, estos autores tambien han realizado acercamientos y cruces entre distintas disdplinas sodales. No se podia avanzar en Ia demarcadon del campo dentro de tradidones nadonales cerradas, ni dentro de los lfmites disciplinarios predsos de cierta geografia humana. Asf, con estas voces y otras, en los aiios ochenta se van a integrar las piezas de este campo en dernes de las GVC. En este sentido, es necesario destacar los aportes humanistas y fenomenologicos, sobre todo en autores como David Seamon (1979) y David Ley (1983). Para estos autores Ia GVC integra dos grandes ambitos de estudio: uno es el de las pnicticas (a veces llamadas loobjetivo)y el otro, el de los sentidos y significados ligados a elias (losubjetivo). Tanto el analisis de las pnicticas como el de los sentidos, al plantearse desde Ia geografia, asume el desafio de pensarlos espacialmente. A ellos se agregan un tercer ambito, el campo de informa­ cion espacial o acervo de informacion espacial y, por Ultimo, el de Ia experiencia espacial. David Seamon (1979) y David Ley (1983) sostienen que las pnkticas y los sentidos pueden diferendarse analfticamente, pero estan totalmente relacionados entre sf. Ley (1983) ha sido muy crftico con las investigaciones previas que consideraban los comportamientos (las pnicticas) en sf mismos, es dedr, aishindolos como si fuera posible comprender una pnktica desprovista de su sentido. En las miradas subjetivistas (dentro y fuera de Ia geogra­ fia), los sentidos hacen referenda a por que las personas hacen lo que hacen. Esto incluye porques muy profundos, de los que Ia persona no tiene consciencia, o bien puede tratarse de razones banales y evidentes en un contextosocio-cultural. Cuando se plantean crfticas como Ia de Ley sobre el tratamiento de las pnkticas sin los sentidos, se cuestiona que los «senti­ dos» ---o mejor aun, los porques- sean imputados por el investigador a traves de diversos procedimientos, como las relaciones de causalidad. Es necesaria esta aclaracion ya que casi siempre el investigador busca por que se hace tal pnictica, y eso es una forma de acercarse a los sentidos. Pero Ia crftica de Ley apunta a que no es lo mismo buscar respuestas a esos porques a traves de Ia subjetividad de Ia persona, que imputarla desde fuera a traves de algtl.n procedimiento asumido como va.Iido (causalidad). 26. El autor no usa directamente Ia expresi6n •vida cotidiana» sino •geografia del mundo de vida». Sin embargo, Ia asim ilamos porque precisamente el concepto de •mundo de vida» (Lebenswelt) es el nucleo principal de las teorias fenomenol6gicas de Ia vida cotidiana. TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 369
  • 15. Alicia Lindon Para David Ley (1983), la interrelacion entre las practicas y la subjetividad es compleja ya que se retroalimenta constantemente: los sentidos, significados e imagenes sobre el espacio se construyen y toman forma, en el desarrollo de las practicas, y al mismo tiempo, una vez cons­ truidos condicionan las practicas futuras. Estas, a su vez, pueden llevar a la reconstruccion de los sentidos. La distincion entre practicas y sentidos solo es analitica, ya que los dos ambitos son indisociables, y uno no tiene razon de ser sin el otro. A su vez, los distintos ejes tematicos que consideramos a continuacion tanto con relacion a las practicas, y mas a(m con referenda a los sentidos, no podrian pasar por la prueba de los criterios de lo <<exhaustivo y excluyente», como no la podrian pasar las GVC en ning(m nivel, plano o dimension.Esto implica que, aun cuando ofrecemos un numero considerable de temas en los cuales se ha concretado la subjeti­ vidad espacial, no son todos los posibles. Habria otros, aqui no tratados.Esto en cuanto a lo no exhaustivo.Ademas, no son excluyentes entre si: esto implica que muchos de ellos estan super­ puestos parcialmente, cuando no considerablemente superpuestos. 3. 1. Las practicas Este ambito da cuenta del hacer del ser humano: actividades, acciones o practicas cotidia­ nas. Este es el ambito de las GVC que hereda mas claramente el pensamiento de Hagerstrand. Aunque para las voces mas holisticas de las GVC, las practicas deben ser tratadas a la luz de la subjetividad y no aisladas. El estudio de las practicas en las GVC reconoce cuatro vertientes analiticas: los despla­ zamientos, las practicas que permanecen en un Iugar, los escenarios de comportamiento y los patrones/rutinas espaciales. Algunos autores se han focalizado solo en algunas de estas vertientes, en tanto que las perspectivas mas humanistas consideran que no deberian ser pensados como temas independientes unos de otros, sino como inclusivos entre si. Par ejem­ plo, las practicas que se desarrollan en un mismo Iugar pueden ser estudiadas como un escenario fijo, pero tambien como practicas fijas. Los desplazamientos. AI estudiar las practicas en el espacio,algunas GVCenfatizan los <<despla­ zamientos», la movilidad espacial, los flujos, empezando par el propio Hagerstrand. Otros autores, que no necesariamente se adscriben a la Time Geography, tambien han priorizado esta dimension Por ejemplo, Constancio de Castro (1997), mas cercano a una geografia cognitiva y del comportamiento, se plantea la vida cotidiana a traves de ese tipo de practicas y diferencia los desplazamientos pendulares y repetitivos, de los no rutinarios. Los primeros fijan en el individuo esquemas invariables, o al menos dificiles de cambiar. Las grandes metropolis contemporaneas exacerban la movilidad espacial cotidiana, muchas veces deno­ minada <<navegacion urbana»/7 pero sobre todo la pendular. Este enfasis es esperable si recordamos que la geografia humana, al preguntarse por el espacio como nucleo basico, siempre estudio la movilidad espacial de las personas,28 en pala­ bras de Constancio de Castro: <<el desplazarse es un hecho omnipresente» (1997: 17). Pero una parte de la geografia que ha estudiado los desplazamientos no tiene ni siquiera relacion con una GVC: cuando la geografia estudia los desplazamientos como migraciones de agregados de poblacion, el componente que da vida a ese proceso (la practica migratoria del individuo) no se analiza como tal, analiticamente se pierde o no existe. No obstante, el problema de los despla- 27. Esta expresi6n es muy frecuente y caracterfstica de las geografias del comportamiento. 28. Respecto a este interes inherente a Ia geografia por Ia movilidad espacial, cabe recordar que Ratzel, en el siglo XIX, dedic6 una parte de su obra a este tema. 370 TRATADO DE GEOGRAFfA HUMANA
  • 16. Geograffas de Ia vida cotidiana zamientos para las GVC puede incluir los desplazamientos migratorios u otros, como los pendulares trabajo/residencia. Parte de Ia geografiaurbana ha estudiado los movimientos tra­ bajo/residencia pero de forma muy igual, s6lo en pocas ocasiones lo ha hecho en terminos de practicas cotidianas de un individuo. La tendencia ha sido pensarlos como grandes movimien­ tos que integran Ia dinamica de Ia ciudad, pero no como Ia vida cotidiana de Ia persona. Cuando se analizan las practicas de movilidad espacial desde Ia perspectiva de Ia perso­ na se esta en el terreno de Ia GVC, pero hay dos tendencias. Una son las investigaciones que abordan el desplazamiento en sf mismo, visto en un espacio medible y en un tiempo cronometrable. Sonlos desplazamientos que recorren diferentes distancias y consumen ciertos tiempos. Y otra tambien las GVC para las cuales estas practicas de movilidad no pueden ser estudiadas en sf mismas, sino junto a patrones/rutinas, a campos de informaci6n espacial y a subjetividades espaciales. Las practicas cotidianas de movilidad espacial han sido y son un tema de interes para diversas investigaciones empiricas, sobre todo en funci6n del tipo de sujeto social que estudian. Por ejemplo, ciertos estudios de genero en geografia, o tambien investigaciones geograficas sobre personas de Ia tercera edad, asimismo las investigaciones sobre salud y discapacidad. Entre los primeros hay que sefialarque en muchas ocasiones han producido verdaderas GVC,29 y unaparteconsiderable de elias hanenfatizado el tema de las practicas como desplazamientos. Asf, se han reconstruido los desplazamientos cotidianos de hombres y mujeres, contrastando los radios de acci6n. Muchas de estas investigaciones han incorporado otros elementos junto al tratamiento del genero, como Ia edad, el estado civil, inserci6n laboral, etc. . . En ocasiones, las investigaciones de genero y desplazamientos han ampliado Ia propuesta de Hagerstrand. A modo de ejemplo se pueden citar algunos trabajos: Sabate et al., 1995; Dfaz Mu:fioz, 1989; Dfaz Mu:fioz y Rodriguez Moya, 1989; Hanson y Hanson, 1980; Palm y Pred, 1974. Un trabajo pionero sobre los desplazamientos es el de John Everitt (1974) sobre Los Angeles, en el que hall6 que los hombres-casados conocen bien una parte importante de Ia ciudad; las mujeres-casadas-amas de casa conocen un area de cinco millas en tomo a Ia casa (menos que los hombres) y las mujeres-casadas-trabajadoras conocen menos que las amas de casa. En suma, trabajar fuera del hogar no tiene las mismas consecuencias espaciales en los hombres que en las mujeres por el trasfondo de Ia doble jornada, que restringe espacialmente a las mujeres. Las investigaciones empfricas que retoman Ia lime Geography, ademas de analizar los radios de desplazamientos, consideran el tiempo, y asf identifican otras cuestiones como, por ejemplo, que en el caso de las mujeres las distancias de sus desplazamientos estan muy relacio­ nadas con los horarios de las actividades de las que se hacen cargo. Asf, Ia preferencia de puestos de trabajo cercanos al hogar se relaciona con Ia necesidad de articular los horarios de trabajo con las otras tareas domesticas (Ia «doble jomada»). Ese desplazamiento reducido espacialmente se comprende mejor a Ia luz de Ia temporalidad de otras actividades. En esta linea un trabajo pionero fue el de Allan Pred y Risa Palm (1978), en el cual analizan las restric­ ciones espacio-temporales de una joven madre soltera -Jane- que se ve llevada a rechazar una inserci6n ocupacional bien remunerada y aceptar una peor retribuida por dichas restric­ ciones. En el mismo sentido se plantean muchos de los trabajos de Susan Hanson que relacio­ nan el genero con Ia estructurageognlfica de oportunidades. Todo ello le permite desarrollarel concepto de «arraigo geografico» (geographic rootedness) y «arraigo residencial» (residential rootedness), como una condici6n que afecta a Ia mujer pero que tiene repercusiones para Ia ciudad en su conjunto (Hanson y Hanson, 1980; Hanson y Pratt, 1988, 1991, 1992). 29. No todas las geografias de genero son GVC: algunas investigaciones geograficas de genero no estan planteadas desde Ia vida cotidiana, sino desde otros ambitos, por ejemplo, los mercados de trabajo. TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 371
  • 17. Alicia Lind6n En relaci6n a las pnkticas cotidianas como desplazamientos, tambien hay que destacar Ia vertiente desarrollada con respecto a personas de Ia tercera edad. Muchas investigaciones de este tipo constataron en distintos grupos, en contextos variados, Ia reducci6n de los des­ plazamientos cotidianos de este tipo de sujeto social. Una relevante GVC de este tipo fue Ia realizada por Graham Rowles a fines de los afios setenta. En aquella investigaci6n, la reduc­ ci6n en los desplazamientos cotidianos de las personas mayores fue el punto de partida. Los hallazgos mostraron lo limitado que es considerar los desplazamientos s6lo en terminos de distancias y recorridos. Estos toman otra profundidad si se analiza el sentido que adquieren para las personas. Ademas, el autor complementa los desplazamientos cotidianos con otra dimensi6n: hay desplazamientos que no son fisicos, aunque pueden ser igualmente impor­ tantes para el individuo. De hecho, alii se ubica uno de sus principales hallazgos, «Ia fantasia geognifica» (Rowles, 1978a, 1978b). Desde las GVC, el planteamiento de Rowles es relevante porque muestra Ia insuficien­ cia del tratamiento de las pnicticas de desplazamientos en si mismas como comportamien­ tos de locomoci6n en un espacio/tiempo cartesiano, al menos cuando se estudia a este tipo de sujetos (personas de la tercera edad). Su anal.isis reconstruye un complejo espacio vivido en el cual es necesario comprender el sentido que toma para una persona ir a un Iugar o a otro y ademas reconocer que hay desplazamientos -a veces enormes- pero fantasiosos. Las fantasias pueden ser bacia lugares conocidos en el pasado, o bacia lugares en los cuales nunca estuvo fisicamente Ia persona, pero con los que tiene alguna conexi6n emocional. Numerosas investigaciones de geografia de la salud tambien han penetrado en Ia vida cotidiana, incluso planteandose GVC acotadas a grupos o sujetos sociales con discapacidades o bien con ciertas enfermedades. La relaci6n entre estas investigaciones y las GVC viene por el anal.isis de las discapacidades o de ciertas enfermedades que afectan Ia capacidad de des­ plazamiento de la persona, limitandola o bien condicionandola (Andrews, 2003; Wiles, 2003; Dyck, 1995; Wilton, 1996). Lasprdcticas ancladas en un Iugar. El anal.isis de las pnkticas no se reduce al desplazamiento, a pesar de su importancia. Algunas GVC se interesan por analizar espacialmente pnicticas cotidianas que la persona realiza <<relativamente fija en el espacio, sea por un tiempo muy corto o mas extenso». David Seamon (1979) se refiere a este tema como las experiencias de permanecer o quedarse en un Iugar (Rest). Estas pnicticas pueden referirse a diferente tipo de lugares, desde quedarse o permanecer en una ciudad, en un barrio o vecindario, en una casa, en una habitaci6n, pero tambien puede ser en una esquina determinada, en un banco de una plaza, pueden ser las pnicticas domesticas que se realizan dentro del espacio del hogar. Seg(J.n sea Ia practica y su temporalidad, Ia noci6n de <<quedarse» o «permanecen> es mas o menos fija en el espacio. Por ejemplo, permanecer como residente de un barrio es una pnictica menos fija que permanecer en una esquina esperando a otra persona, aunque la primera se prolongue mas tiempo que la segunda. Para David Ley (1983) las pnicticas que son de interes para las GVC son las vinculadas al trabajo y el hogar, aunque tambien las relativas a la escuela, el tiempo libre... Estos ambi­ tos (trabajo, hogar, escuela...) pueden ser estudiados desde las pnicticas de desplazamiento que suponen para las personas (movilidad espacial para llegar al trabajo, a Ia escuela, de retorno al hogar...), pero lo que enfatizamos es que ademas de ese desplazamiento (que es una pnictica), en cada uno de estos mundos las personas realizan practicas particulares fijas espacialmente (laborales, domesticas...). El concepto de arraigo residencial desarrollado por Susan Hanson supone un conjunto de pnicticas fijas en un Iugar: el hogar. En palabras de Bosque Sendra et al. (1992: 12): <<Un capitulo [de las GVC] son los lugares donde se ejerce Ia experiencia cotidiana y otro son los lugares alejados de dicha experiencia». Las conexiones entre esos lugares se pueden pensar 372 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
  • 18. Geograffas de Ia vida cotidiana como pnicticas de desplazamientos. Estos autores (Bosque Sendra et al., 1992) parten de los lugares y luego identifican las pnicticas cotidianas que en ellos se despliegan, pero tambien es posible pensarlo de manera inversa: partir de las pnicticas y observar a que lugares conducen. Las GVC sobre pnicticas fijas pareceria que han seguido perspectivas mas culturales que las que han estudiado los desplazamientos. Estas ultimas, muchas veces han analizado los desplazamientos como flujos, incluso a traves de modelos cuantitativos. En cambio, las que se han focalizado en pnicticas ancladas es mucho menos frecuente que aislen las practi­ cas, todo lo contrario, tienden a considerar esas pnicticas fijas junto a la subjetividad espa­ cial o los sentidos. Estudiar las pnicticas ancladas en un lugar desprovistas de los sentidos implicaria dos fuertes riesgos: uno seria el de eliminar la espacialidad y tratarlas como accio­ nes, con lo cual dejaria de ser una mirada geognifica. El otro riesgo seria incluir la espacia­ lidad pero reduciendola al «d6nde» se realiza tal practica. Por lo que representan estos dos riesgos casi todas las GVC que estudian practicas ancladas las consideran con los sentidos. Ins escenarios. El temade laspnicticas ha llevado aquealgunasGVC recuperaran el pensamien­ to de Erving Goffman sobre los «escenarios cotidianos». Aunque el soci6logo canadiense no hacia una GVC, sino una sociologia de la vida cotidiana,30 la importancia que le otorg6 a la espacialidad llev6 a que afios mas tarde constituyera una pista analitica importante para las GVC. Asi, algunos aspectos de la metafora dramattirgica de Goffman (1981)31 proporcionaron una forma de abordar esas pnicticas cotidianas que se fijan, atin de manera efimera, en un lugar. El estudio de las pnicticas cotidianas a traves del analisis de los «escenarios» se pregunta por los espacios y tiempos en los cuales las personas tienen «encuentros» con otras personas. David Seamon, en su A geography ofthe lifeworld de 1979, incluye los «encuentros» como uno de los capitulos de esta geografia del mundo de vida. El concepto de «encuentro» es otra de las herencias goffmanianas que han recuperado las GVC. Fue Goffman quien en su metafora dramattirgica plante6 que las interacciones (cara a cara) cotidianas entre las personas eran «encuentros». Tambien fue Goffman quien retom6 el concepto elaborado porlos interaccionistas que lo precedieron32 de <<interacci6n» para replantearlo como <<Situaciones de interacci6n», con lo cual la interacci6n ademas del encuentro cara a cara incluy6 el <<espacio-tiempo» en el cual ocurre. Asi, los encuentros ocurren en situaciones de interacci6n ubicadas en escenarios concretos. Esto ha sido retomado por las GVC, por ejemplo, por Seamon (1979). Esta vision goffmaniana ha sido retomada en diversas ocasiones porlas GVC. Por ejemplo, Herve Gumuchian et al. (2003: 1) inician un libro reciente planteando que <<el territorio es un escenario en donde se juegan representaciones en (varios) actos; el actor alli es omnipresente, sin embargo, la geografia lo ha puesto en Ultimo lugar. La ciencia del espacio, de su organiza­ ci6n y de su funcionamiento s6lo apenas ha apreciado las entradas micro y se desconfia mucho del individuo, prefiriendo aproximaciones por grupos». En estos autores esta presente la meta­ fora dramattirgica completa (actor, representaci6n, actos), en suma, la mirada micro-espacial y micro-social. Otros ge6grafos franc6fonos tambien han retomado esta mirada destacando la 30. De aquf en adelante SVC. 31. Lametafora dramarurgica es Ia expresi6n utilizada en Ia teoria sociol6gica para referirse a Ia construcci6n te6rica con Ia que Goffman propuso comprender Ia sociedad a traves del teatro. Asi es como su teoria sociol6gica se integra con conceptos que proceden del mundo del teatro (rol. escenario, decorado, mascaras...). Esta perspectiva estuvo presente en todo su pensamiento (basta en su Ultima gran obra, FrameAnalysis), aunque el libro en el cual la presenta por primera vez como una propuesta integral (su libro mas conocido) es La presentaci6n de Ia persona en Ia vida cotidiana, cuya primera edici6n en ingles es de 1959 y Ia primera en castellano de 1981. El libro de 1959 resulta de su tesis doctoral, inedita, presentada en 1953 en Ia Universidad de Chicago, pero iniciada en 1949 y con un extenso trabajo de campo realizado en las islas Shetland desde Ia Universidad de Edimburgo. La •psicologfa ambiental• y Ia •geografia de las percepciones• comienzan a ver el tema de los escenarios del comportamiento en Ia segunda mitad de los aftos sesenta (Barker, 1968), aun cuando el trabajo pionero sobre behavioural environment de William Kirk es de 1951. 32. El concepto procede de Georges Mead, aunque Ia gran difusi6n se dio a traves de su discfpulo, Herbert Blumer, a partir de 1937. TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 373
  • 19. Alicia Lind6n figura del «actorterritorializado» o el «actorgeogr.ill.co» (Gumuchianet al., 2003; Racine, 1985; Lajarde, 2002; Debarbieux, 1997b).33 Tambien han recuperado esta metafora dramatUrgica geo­ grafias de otras latitudes, por ejemplo Tello Rovira (2003) y Lindon (en prensa). Otras GVC que retoman la metafora dramatUrgica estudian «secuencias de escenarios». Por ejemplo, David Ley (1978) rechaza la idea del dispositivo cognitivo (ese «radar>> que ubica­ ria a las personas permitiendoles marcar puntos en una reticula de coordenadas) y ubica la «experiencia espacial» del sujeto en contextos espacio-temporales en los que hay otras perso­ nas. Esto es un acercamiento a la mirada goffmaniana en donde mas que esquemas ya estable­ cidos en la cabeza de la persona, el escenario implica negociacion con el otro y es constitutivo de la experiencia espacial. En esta perspectiva, ciertas GVC incorporan a los escenarios un matiz no despreciable espacialmente: las practicas y sus escenarios difieren sustancialmente cuando ocurren «fuera de un recintO>> (outdoor) o <<dentro de un recintO>> (indoor). El ejemplo por excelencia de los primeros es la calle, mientras que de los segundos es la casa, pero tambien el Iugar de trabajo. Constancio de Castro plantea (1997: 15) que la relevancia de estos dos tipos de escenarios es que en ellos se pueden esperar comportamientos tipicos. Por ejemplo, una sala de cine es un escenario indoor en donde se esperan ciertos comportamientos. Sin asumir una vision determinista -anacr6nica- se retoma la idea de Milton Santos (1990) seg(m la cual el espacio no solo es producto de la sociedad, sino tambien productor de la sociedad. Enelpensamientogoffmaniano, los escenarios sobretodoestabanfijos enel espacio (aunque fueran efimeros). La recuperacion de esta concepcion por las GVC permite considerar que tam­ bien hay escenarios en movimiento. Asf, tanto laspracticas mas o menos fijas en un espacio como las practicas de desplazamientos se pueden estudiarcomo escenarios, fijos y en movimiento. Patrones y rutinizaci6n de las prdcticas. Si las pnicticas vistas como desplazamientos y esce­ narios en movimiento permiten hacer un seguimiento a lo largo del espacio, la inclusion de la profundidad temporal completa la mirada. Cuando no solo se observan los desplazamien­ tos, sino tambien c6mo se reiteran a traves del tiempo, surge la rutinizaci6n de las pnicticas cotidianas. El primer planteamiento respecto a la rutinizacion se debe a Hagerstrand (1970, 1978), y considera tanto el espacio como el tiempo de las practicas cotidianas. Desde esta perspectiva geografica se puede citar a Pred (1981), Thrift (1981), Carlstein (1981), Lenntorp (1978), Parkes (1978), la Escuela de Lund en conjunto.34 Estos geografos observan que no solo se deben identificarlas practicas cotidianas reali­ zadas en un Iugar mas o menos fijo o las pnicticas de desplazamiento, hay que incluir el tiempo de manera compleja: no solo el tiempo en el cual se prolonga una practica, sino su repeticion en un ciclo temporal mas largo, o en varios ciclos. Veamos un ejemplo simple: una persona se desplaza en cierto medio de transporte durante una hora para ir de su hogar a su trabajo siguiendo cierta «trayectoria>> (path)35 en el espacio. El analisis de este acontecimien- 33. En el •regreso del sujeto» en geograffa, estos autores y otros han elaborado algunas aproximaciones que retomanelementos de las teortas individualistas y estructuralistas, intentando hallar los puntos medios (Gumuchian et al. , 2003; Lajarde, 2002). Estas alternativas son pr6ximas a las propuestas que ha desarrollado Jeffrey Alexander en Ia sociologfa. 34. En el caso de Nigel Thrift actualmente suele ubicarse en las geograffas postestructuralistas. Sin embargo, en sus inicios fue parte de aquel circulo de pensamiento constituido en torno a Hagerstr.md. Un dato significativo sobre aquella filiaci6n es su participaci6n como coeditor de una obra clave de aquel tiempo (Carlstein, Parkes y Thrift, 1978), como es Timing Space and Spacing Time. 35. En algunas traducciones se ha empleado Ia expresi6n •senda», como en Ia traducci6n del texto de Giddens, La constituci6n de Ia sociedml (editorial Amorrortu). Actualmente, es mas aceptado traducir el concepto de Hligerstrand con Ia palabra «trayectoria». En Ia traducci6n de ese libro de Giddens se recurre a varios terminos en espaiiol respecto a los aportes de Ia escuela de Lund, que son discutibles. Uno de ellos es traducir Time Geography como •geografia hist6rica». En Ia geograffa humana, la geografia hist6rica es algo bastante diferente del planteamiento de Hligerstrand. En cambio, en otros textos se ha traducido Time Geography como •cronogeografia», en parte recuperando tambien 374 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA
  • 20. Geografias de Ia vida cotidiana to no es completo si limitamos el tiempo a Ia duracion de Ia practica de traslado y cual fue el camino seguido. Es necesario observar que esa practica, con su duracion, se reitera a lo largo de todos los dias de Ia semana, o a lo largo de varios meses o afios. Esto es una aproximaci6n a Ia «rutinizacion». En esta concepcion, Ia rutinizacion fue estudiada en diversos casos em­ piricos y en distintos contextos surgieron resultados que, una y otra vez, mostraban las ten­ dencias rutinizadoras. Algunos estudios empiricos mostraron que no solo habia fuer,�e rutinizacion en practicas cotidianas, sino que en las activic.lades «no esperadas» tambien se daban fuertes repeticiones (Cullen y Godson, 1975). Asi, este pensamiento geognifico sobre Ia rutinizacion cotidiana no pudo avanzar sin incluir lo «instituido socialmente», que contribuye a que esas practicas se reiteren dia tras dia. Para estas GVC, lo instituido es Ia forma en que las personas definen sus «proyectos». Un proyecto es una serie de tareas -simples o complejas-- necesarias para alcanzar cualquie:r intencion inspiradora o metas orientadoras del compmtamiento (Pred, 1981: 10). El devenir de esta GVC fue al encuentro del nucleo de Ia teoria sociologica: Ia «repro · duccion social». AI estudiar Ia espacio-temporalidad de las practicas cotidianas, aparecio d gran interrogante que se venia formulando Ia sociologfa: c:las sociedades se producen o s.e reproducen? Esta geograffa agrega otro aspecto a aquel interrogante: c:que papel juega d espacio en esos procesos? Pero ademas, encuentra que Ia espacio-temporalidad de las prac­ ticas es una de las claves interpretativas. Las respuestas de esta GVC se orientan en el sentidc. de que <<es en Ia escala de las practicas humanas en donde se reproduce la sociedad, y donde se socializan los individuos que continuan Ia reproduccion social» (Thrift, 1981). Pred retoma los dos conceptos basicos de Hagerstrand: las «trayectorias espacio-temporales» de los indi­ viduos y los «proyectos» (instituidos), y plantea que «Ia reproduccion social, la socializacion de los individuos y Ia estructuracion se producen constantemente en la interseccion de las trayectorias particulares de los individuos, que llevan consigo sus proyectos instituidos, en espacios y tiempos especificos (Pred, 1981: 10). La reproduccion social resulta de la inter·· conectividad de las biograffas en el espacio-tiempo.36 Estos planteamientos acercaron las miradas de Ia rutinizacion y Ia espacio-temporali­ dad desarrolladas desde Ia lime Geography con Ia teoria sociologica de Ia estructuracion de Anthony Giddens. El planteamiento mas acabado de Ia «estructuracion» de Giddens se pu· blico por primera vez en 1984, en La constituci6n de Ia sociedad, cuando buena parte de los acercamientos de Ia lime Geography ya se habian pubhcado. Giddens hace referenda a ellos desde 1977, tanto en voz de Hagerstrand como de sus discipulos. Es complejo reconstruirlas referencias mutuas porque ambas teorias se van publicando parcialmente. Por ejemplo, Giddens empieza a publicar piezas de lo que finalmente sera Ia teoria de Ia estructuracion en 1976. Y Hagerstrand habia publicado el primer articulo con el que abre el planteamiento de Ia lime Geography en 1970. Como reconoce Ira Cohen:37 «Si es cierto que Ia geograffa del tiempo le aporto a Giddens muchos conceptos novedosos e importantes ac:erca de Ia interco­ nexion entre tiempo y espacio en Ia interaccion social, el pago su deuda al llevar a Ia lime Geography bacia nuevas direcciones, expandiendo asi el dominio de estudio de esa perspec­ tiva» (1999: 104). Esta retroalimentacion, seg6n Cohen, se debe a que Giddens, aunqueretoma Ia lime Geography, tambien le plantea criticas. Por ejemplo, observa que Ia concepcion del agente social de Hagerstrand es muy simple e ingenua, y no explica c6mo construyen los individuos sus proyectos (1995: 148-149). Con anterioridad tambien desarrolla otras criti- versiones del frances. Por ejemplo, el texto de Antoine Bailly, l.£S concepts de Ia geographie humaine, publicado en 1991 por Masson, emplea Ia expresi6n chronogeographie. 36. En esta perspectiva las biografias son las acciones y eventos particulares, orientadas por proyectos, con atribu· tos espacio-temporales especfficos, que ocurren entre el nacimiento y Ia muerte de un individuo (Pred, 1981: 9). 37. Autor que se ha dedicado a reconstruir el pensamiento de Giddens y en particular su teoria deIa estructuraci6n. TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 375
  • 21. Alic1a Lindon cas, que si bien no son respondidas directamente por Hagerstrand, sf lo son por otros miem­ bros de la escuela de Lund (Carlstein, Thrift, Parkes. . .). En ese proceso de crfticas y refuta­ ciones mutuas se da la expansion de la Tzme Geography a que se refiere Cohen. Mas alla de la relacion Hagerstrand-Giddens, el enfasis de la Tzme Geography en la rutinizacion de las practicas en el espacio y el tiempo ha marcado el acercamiento entre esta GVC y las SVC. Las SVC reconoce:n que no solo hay rutinizacion, sino tambien innovacion o, mejor aun, una constante tension entre ambas tendencias. Es relevante que, para las SVC, la «r•1tinizacion y la innovacion» no se plantean desde la espacialidad, sino desde las practicas mismas. Parecerfa que allf hay posibilidades de complementariedad y enriquecimiento mu­ tuo entre las GVC y las SVC, ya que estos geografos llegan a la rutinizacion por la via de la •.!spacio-temporalidad de las practicas y los sociologos por los codigos que llevan consigo las practicas. En las GVC de la rutinizacion, lo que no ha sido lo suficientemente estudiado es la innovacion, sobre todo si no se quiere limitar el analisis al supuesto «destino» de las socieda­ des de reproducirse, aun espacialmente. Un ejemplo de este enfasis en la reproduccion desde lo cotidiano, aunque sin hacer un analisis micro de las practicas como los geografos de Lund, es el trabajo de la geografa brasilefia Ana Fani Alessandri Carlos (2001). La autora analiza la vida cotidiana de Sao Paulo considerando los tiempos y ritmos de diferentes barrios de la ciudad, mostrando las t•;!mporalidades cotidianas suborclinadas al proceso de reproduccion del capital. Lo cotidia­ no aparece totalmente organizado por el capital. Siguiendo la perspectiva de Lefebvre, Car­ los muestra que los desplazamientos por trabajo, y tambien los tiempos libres y el consumo, estan subordinados a la logica dd capital. Dentro de esa colonizacion de la vida cotidiana retoma la idea lefebvriana del automovil como el objeto central de las sociedades contempo­ raneas, con la consecuente profundizacion del uso de las calles para la circulacion y los centros comerciales como los espacios que sustituyen el papel que en otro tiempo tuvieron las calles. La vision marxista se impone y la espacialidad, aun cotidiana, es la del capital. En esta concepcion no queda margen para la invencion, la vida cotidiana esta enajenada y los espacios de vida sobre todo son los espacios del capital o los que el capital controla. Esto implica que la figura del individuo habitante -aspecto basico para las GVC- no es la pers­ pectiva de analisis, la mirada se define desde las estructuras que dominan al individuo. El tema de las rutinas tambien ha sido analizado por las GVC en otra perspectiva: como mecanismos de constitucion de generos de vida, estilos de vida o modos de vida. En la geo­ grafia clasica regional francesa surgen las primeras versiones de la rutinizacion cotidiana que conforma generos de vida. Las rutinas fueron analizadas a traves de los ciclos tempora­ les, ritmos, usualmente dados por procesos naturales. Los ejemplos clasicos fueron los gene­ ros de vida y las rutinas de los valles alpinos. AnneButtimer(1969), en su analisis de la tradicion geografica francesa, ha destacado que entre los afios cincuenta y sesenta se dio el transito del concepto de genero de vida del ambito de la geografia rural (con Max Sorre) a la an1'ropologfa urbana, con Paul Henri Chombart de Lauwe. Asf, los trabajos de Chombart de Lauwe (1959, 1960, 1963, 1976) sobre el modo de vida obrero terminaran constituyendo un aporte destacado para comprender la compleja relacion entre practicas rutinizadas, modos de vida, desplazamientos, patrones residenciales e identi­ dades. En esencia, sus trabajos constituyen toda una GVC. Esta vision se ha seguido utilizando en contextos urbanos no necesariamente obreros. La rutinizacion y los generos de vida -que luego en la ciudad a veces fueron estudiados como estilos de vida y otras como modos de vida- en ocasiones analizaron la separacion de los espacios de vida, sobre todo en tomo al trabajo y el hogar, en la perspectiva de Chombart de Lauwe. En otros casos se orientaron hacia la articulacion con las identidades, o bien incorpora­ ron la condicion de genero con relacion a esas practicas rutinariasentre diferentes espacios de vida. Asf, se defini.o la geografia de genero que planteo la division de los espacios de vida entre 376 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA
  • 22. Geograffas de Ia vida cotidiana los dedicados a la produccion (masculinos) y los de la reproduccion (femeninos) (Diaz Mufioz, 1989 y 1995; Sabate et al. , 1995).Otras investigaciones empiricas retomaron esta mirada para analizar situaciones de superposicion de ambos espacios (del trabajo y la vida familiar) y su­ perposicion o conjuncion de los roles de genero (Lindon, 1999). En estas investigaciones urba­ nas, la rutinizacion ha requerido la inclusion de ciclos y ritmo.s temp::>rales, pero a diferencia de los primeros estudios geognificos sobre generos de vida, han sido ritmos y ciclos marcados por procesos sociales, y no naturales. Muchas investigaciones sobre la rutinizacion de las prac­ ticas desde su espacialidad han destacado que estas toman fonna en funcion del espacio en el cual se despliegan reiteradamente, y al mismo tiempo, conforman al espacio. 3.2. Campo de informacion espacial Si todo lo referido a las practicas cotidianas y su espacialidad es uno de los grandes capitulos de las GVC, otro capitulo se refiere a la informacion espacial que el sujeto posee. Esa infor­ macion tiene relacion estrecha con las pnicticas y rutinas que sigue. Este campo de informacion espacial o «acervo de informacion espaciah, retomando la expresion schutziana, siempre es transitorio ya que cada nueva experiencia permite la incor­ poracion de nueva informacion espacial. Al mismo tiempo, otra informacion que ya se tenia se puede tomar muy distante en espacio o en tiempo. No necesariamente la informacion mas antigua se pierde por el efecto del paso del tiempo. En ello interviene el nivel de relevan­ cia que ha tenido para la persona esa informacion. Que incluye el campo de informacion es algo que varia con caracteristicas como los roles sociales desarrollados por la persona, la posicion en la estructura social y territorial, en suma, varia seg(in los espacios de vida. Distintas investigaciones empiricas han puesto de maniHesto que algunos roles y posi­ ciones sociales favorecen la reduccion del campo de informacion. Por ejemplo, investigacio­ nes con migrantes han mostrado que casi siempre su campo de informacion espacial es mas limitado que el del no migrante. Esta misma observacion se suele constatar en los «recien llegados a un Iugar>>, como puede ser el vecino que acaba de llegara un barrio. Esto se asocia al hecho de que la experiencia espacial del Iugar es menor que la de la persona que ha residido mas tiempo en el lugar, tanto porque menos tiempo implica menos experiencias, como tambien porque menos tiempo habitando el lugar casi siempre supone menor conoci­ miento y participacion en los distintos grupos sociales locales (Ley, 1983: 120-122). Otras investigaciones han mostrado que entre los sectores sociales de menores ingresos, esa condicion obstaculiza la realizacion de muchas practicas y por lo mismo, el campo de informacion espacial de que dispone la persona puede reducirse adicionalmente. Esto podra ser revertido por otras circunstancias particulares, por ejemplo inserciones laborales que re­ quieren de importantes desplazamientos cotidianos. Otros estudios han encontrado que en contextos territoriales habitados por varios grupos sociales con debiles interacciones entre si, esa misma heterogeneidad social contribuye a que estas personas tengan un campo de infor­ macion espacial de su entomo muy limitado, ya que no tienen experiencias en lugares de ese entomoporque pueden ser territorio de otros grupos con los qut:: hay inconexion o incluso una barrera social, aunque sean proximos en terminos de distancia fisica. Un ejemplo de investigacion empirica sobre campo de infmmacionespacial es la realiza­ da por Aurora Garcia Ballesteros y Joaquin Bosque Sendra sobro� Segovia (1989). Los autores presentan hallazgos diferenciados por la condicion de genero: los hombres perciben mejor los limites administrativos y tienden a extender los limites de su territorio hacia las carreteras mas importantes, tambien consideran que son parte de su ciudad municipios que todavia no se han incorporado. En cambio, las mujeres conocen bien el area de mercado proxima a la casa y creen que los recorridos consumen mas tiempo que el que los hombres les atribuyen a las TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 377
  • 23. Alicia Lindon mismas distancias fisicas. Para las mujeres, sus banios vividos son mas reducidos, casi siem­ pre se organizan en tomo a una calle y refieren al domicilio de manera central. Varias investigaciones han encontrado que el grado de informaci6n espacial se relaciona con Ia «habilidad espaciah de las personas pararesolver cuestiones practicas como orientarse en el espado, hacer comparac'iones y diferenciaciones entre lugares. Los estudios geograficos de genero sobre Ia habilidad espacial encuentran que las mujeres tienen menor habilidad espacial, sobre todo menos orientaci6n espacial (Gilmartin y Patton, 1984). Las interpretacio­ nes actuales plantean que esa menor habilidad se debe a los procesos de socializaci6n de las nifias, que casi siempre las limitan en el radio de acci6n (Matthews, 1987). Asf, cuando son adultas es usual que no se orienten en Ia ciudad, que sobrestimen las distancias, incluso, Ia sobrestimaci6n de las distancias coadyuva para que eviten Ia exposici6n al espacio publico, permaneciendo mas tiempo t:n los espacios domesticos. Esto tiene un efecto adicional, ya que lejos de ampliar ese acervo espacial se refuerza su caracter incompleto y parcial. 3.3. La subjetividad espacic!l Asf como las practicas y el acervo espacial son dos capftulos importantes de las GVC, otro nucleo se refiere a los significados otorgados al espacio, es decir, Ia subjetividad espacial. Las practicas les dan significados a los lugares y los toman de estos, y esos significados tambien se integran en los acervos de informaci6n espacial. El replanteamiento de los conceptos de «espacio» y «Iugar» a partir de los significados que se le ototgan (Tuan, 1977) es Ia entrada a Ia subjetividad espacial. En este terreno los aportes de YI-Fu Tuan y Anne Buttimer han sido centrales. Para el primero de estos autores, el espacio representa Ia apertura, Ia falta de lfmites, Ia extensi6n, Ia movilidad y en ultima instancia <<Ia libertad» entendida como el horizonte espacial abierto bacia lo desconocido. Esta concepci6n del espacio se articula con un atributo reiterado en Ia geografia clasica, el de <<Continuidad>>.38 El lugar da cuenta de Ia falta de libertad por el anclaje a un espacio delimitado. En este sentido, el Iugar representa certezas y seguridades otorgadas por los lfmites de io conocido. Los lfmites del Iugar expresan basta d6nde se extiende el contenido simb6lico de los elementos objetivados, o como dice Gumuchian: <<el lugar es una acumula­ ci6n de significados>> (1991: 53). Augustin Berque tambi.en ha explorado Ia diferencia entre espacio y Iugar, y para ello penetra en Ia etimologfa, que lo lleva a los conceptos griegos de topos y chora. El primero es una forma de aproximaci6n al concepto de espacio y el segundo, al de Iugar. Seg(ln este autor, topos viene de Ia tradici6n aristotelica del espacio como continente, mientras que chora viene del pensamiento plat6nico y expresa lo que ancla a los seres en un Iugar; expre­ sando que <<Topos designa siempre el lugar en el cual se encuentra un cuerpo, o esta situado un cuerpo. Cuando Plat6n explica que cada realidad sensible posee por definici6n un Iugar, un Iugar propio en cuanto a que alii ejerce su funci6n y conserva su naturaleza, entonces utiliza el termino chora» (Berque, 2000: 23). El concepto de Iugar (place en ingles, o lieu en frances) ha sido mas utilizado por las GVC anglosajonas (Tuan, 1977; Relph, 1976; Entrikin, 1991), que por las franc6fonas. No obstante, en los Ultimos afios ha tendido aextenderse entre los ge6grafos franc6fonos. Porejemplo, Herve 38. Seg(m el Diccionario de Ia Le'lgua Espanola (2! .• ed.), continuidad es Ia uni6n natural que tienen entre sf las partes de un continuo ( 1 992: 554). Por eso en Ia geograffa ha sido frecuente el uso de Ia expresi6n «Se extiende sin soluci6n de continuidad• con referenda al fen6meno del cual no se perciben los limites. 378 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA