GUIÓN DE LA MISA DEL 4º DOMINGO DE CUARESMA. CICLO A. DIA 30 DE MARZO DEL 2014
1. COMUNIÓN.
Cerca de Ti, Señor, yo quiero estar; tu
grande eterno amor quiero gozar. Llena mi
pobre ser, limpia mi corazón, hazme tu
rostro ver, en la aflicción.
30 DE MARZO DE 2014
DOMINGO 4º DE CUARESMA “A”
Mi pobre corazón inquieto está, por esta vida
voy buscando paz. Más sólo tú, Señor, la
paz me puedes dar; cerca de Ti, Señor, yo
quiero estar.
Pasos inciertos doy, el sol se va, más si
contigo estoy, no temo ya. Himnos de
gratitud, alegre cantaré y fiel a Ti, Señor,
siempre seré.
Día feliz veré, creyendo en Ti, en que yo
habitaré, cerca de Ti. Mi voz alabará, tu
santo nombre allí y mi alma gozará, cerca de
Ti.
Más cerca, oh Dios de Ti; más cerca sí,
cuando la cruz, Señor, me lleve a Ti. Si
tiende al sol la flor, si el agua busca el mar,
a Ti, mi sólo bien, he de buscar.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.
Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.
Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.
Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!...)
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.
ORACIÓN.
RITO DE CONCLUSIÓN.
BENDICIÓN Y DESPEDIDA.
Dios es fiel: guarda siempre su Alianza;
libra al pueblo de toda esclavitud.
Su Palabra resuena en los profetas,
reclamando el bien y la virtud.
CANTO DE ENTRADA.
Hacia ti, morada santa,
hacia ti, tierra del Salvador,
peregrinos, caminantes,
vamos hacia ti.
Venimos a tu mesa, sellaremos tu pacto,
comeremos tu carne, tu sangre nos limpiará.
Reinaremos contigo en tu morada santa,
beberemos tu sangre, tu fe nos guiará.
SALUDO Y MONICIÓN.
ACTO PENITENCIAL.
ORACIÓN COLECTA.
Lectura del primer libro de Samuel 16,
1b. 6-7- 10-13a.
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:
«Llena la cuerna de aceite y vete, por
encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque
entre sus hijos me he elegido un rey.»
Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro,
el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las
apariencias ni en su buena estatura. Lo
rechazo. Porque Dios no ve como los
hombres, que ven la apariencia: el Señor ve
el corazón.»
Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante
Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos
los ha elegido el Señor»
Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los
muchachos?»
Jesé respondió: «Queda el pequeño, que
precisamente está cuidando las ovejas.»
Samuel dijo: «Manda por él, que no nos
sentaremos a la mesa mientras no llegue.»
Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de
buen color, de hermosos ojos y buen tipo.
Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda,
úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió
en medio de sus hermanos. En aquel
momento, invadió a David el espíritu del
Señor, y estuvo con él en adelante.
PALABRA DE DIOS
2. SALMO RESPONSORIAL. Salmo 22.
R/. El Señor es mi pastor, nada me puede
faltar.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes
praderas me hace recostar, me conduce hacia
fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su
nombre. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu
cayado me sosiegan. R/
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis
enemigos; me unges la cabeza con perfume, y
mi copa rebosa. R/
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida, y habitaré en la casa
del Señor por años sin término. R/
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a
los Efesios 5, 8-14.
Hermanos:
En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en
el Señor.
Caminad como hijos de la luz –toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz-, buscando lo
que agrada al Señor, sin tomar parte en las
obras estériles de las tinieblas, sino más bien
denunciadlas.
Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas
que ellos hacen a escondidas.
Pero la luz, denunciándolas, las pone al
descubierto, y todo lo descubierto es luz.
Por eso dice: «Despierta, tú que duermes,
levántate de entre los muertos, y Cristo será tu
luz.»
PALABRA DE DIOS
ANTES DEL EVANGELIO.
Antífona: Yo soy la luz del mundo, dice el Señor;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.
EVANGELIO. (Breve)
Lectura del santo Evangelio según San
Juan 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38.
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un
hombre ciego de nacimiento.
Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva,
se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a
lavarte a la piscina de Siloé (que significa
Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los
vecinos y los que antes solían verlo pedir
limosna preguntaban: «¿No es ése el que se
sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otro decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido
ciego. Era sábado el día que Jesús hizo
barro y le abrió los ojos. También los
fariseos le preguntaban cómo había
adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos,
me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este
hombre no viene de Dios, porque no guarda
el sábado.»
Otro replicaban: «¿Cómo puede un pecador
hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos.
Y volvieron a
preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del
que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de
pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a
nosotros?»
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían
expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú
en el Hijo del hombre?»
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que
crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te
está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.»
Y se postró ante él.
PALABRA DEL SEÑOR
HOMILÍA.
CREDO.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
OFERTORIO.
Yo no soy nada y del polvo nací, pero Tú me
amas y moriste por mí. Ante la cruz sólo puedo
exclamar: Tuyo soy, tuyo soy.
Toma, mi mano, te pido, toma, mis labios te
amo, toma mi vida ¡oh Padre!, tuyo soy, tuyo
soy.
Cuando de rodillas te miro, oh Jesús, veo tu
grandeza y mi pequeñez. ¿Qué puedo darte yo?
Sólo mi ser. Tuyo soy, tuyo soy.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.
PREFACIO Y SANTO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA.