HOMILÍA DEL DOMINGO 2º DE NAVIDAD. DIA 3 DE ENERO DEL 2016
HIJA PARROQUIAL DEL DOMINGO XI DEL TO. CICLO B. DIA 15 DE JUNIO DEL 20156
1. TORO-ZAMORA-PLASENCIA-YUSTE-GUADALUPE. 10,11 Y 12 DE
OCTUBRE DEL 2015. P. FEDERICO ALMENARA . TEL.
686612352
DÍA 1.-ORIGEN– TORO- ZAMORA
Salida desde el lugar de origen a la hora
indicada con destino a Toro, llegada y visita
con guía local donde podremos con-templar
La Colegiata, Panorámica del Río Duero, San
Lorenzo y Plaza Mayor y seguidamente visita
a la Bodega Municipal de vino de Toro y
posterior a una Fábrica de Queso. Salida hacia Zamora y almuerzo y por la tarde
realizaremos una visita guiada de la ciudad, cuna del románico por excelencia
donde podremos ver: Catedral, Jardines del antiguo Castillo, Iglesia San Ildefonso,
Iglesia de la Magdalena, Iglesia de San Juan y Plaza Mayor. Regreso al hotel, cena y
alojamiento.
DÍA 2º.– ZAMORA-PLASENCIA
Desayuno en el hotel y salida por la mañana con
dirección a Plasencia, Llegada y almuerzo y por
la tarde continuamos visitando Cuacos de
Yuste, muy conocido por estar en su término
municipal el Real Monasterio de Yuste, lugar
elegido por Carlos V para su retiro espiritual.
Regreso al hotel, cena y alojamiento.
DÍA 3.– PLASENCIA-GUADALUPE- ORIGEN
Desayuno en el hotel y salida con dirección a
Guadalupe, visita Monasterio de Guadalupe con
entrada incluida. El monasterio fue declarado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Además, alberga el museo del bordado, una
importante colección de libros miniados y otra de
lienzos de Zurbarán. Santa Misa. Almuerzo y a la
hora convenida salida con regreso al origen, Llegada y FIN DE NUESTROS SERVICIOS
PARROQUIA DE SAN DIEGO
Avda. Sa Diego, 61
28053-Madrid. Tel. 91/4777244
DOMINGO 11º DEL TO/B
Día 14 de Junio del 2015
EL PRECIO INCLUYE
1 noche de Hotel *** en Zamora y 1 noche en hotel en Plasencia, en régimen de Pensión
Completa, incluido agua y vino en las comidas y cenas.
Autocar con Aire Acondicionado para el desarrollo de las visitas indicadas
Guía local para las visitas indica-das en Toro y Zamora
Entradas incluidas a La Colegiata de Toro, Catedral de Zamora, fábrica de Queso y bodega
municipal Vino de Toro. Monasterios de Yuste y Guadalupe. Seguro de Viaje.
EL GRAN MILAGRO
¿Qué podemos hacer que merezca la pena y sea fecundo? Pues, mucho,
muchísimo. En primer lugar, podemos hacer el increíble milagro de ser una
semilla que se sepulta por la entrega y el servicio a los demás; podemos hacer el
milagro de “ser buenos” de verdad (no sólo “no-malos”); podemos hacer el
milagro de amar, no importa en qué profesión o en qué trabajo.
Toda persona buena de verdad, todo santo provoca una verdadera revolución,
aunque, como Teresa del Niño Jesús, esté oculta en la clausura de un convento.
Los cristianos deberíamos haber asimilado estos criterios tan entrañados en el
evangelio. Somos de origen muy humilde. Frente a las megalomanías de los
judíos de su tiempo, Jesús inicia su obra, el pueblo de la Nueva Alianza, con un
puñado de pescadores, hombres de pueblo sin poder, sin preparación y sin dinero.
La primera comunidad de Jerusalén está compuesta por lo más humilde de la
sociedad judía. Lo mismo sucede con las comunidades de Pablo: “Y si no,
hermanos, fijaos a quiénes llamó Dios: a los ignorantes, a los plebeyos, a los
débiles, a los que no cuentan” (1 Co 1 ,26-29). Aquellos diminutos granos de
mostaza se convierten pronto en árboles copudos en los que se cobijan personas
de todo el vasto imperio romano. Hoy ya sabemos lo gigantesco que es el árbol de
la Iglesia.
Uno no sale de su asombro al recordar los inicios tan insignificantes, la semilla
tan microscópica que fue la fraternidad franciscana. Aquellos “seis locos de
Asís”, como los llamaba la gente de la comarca, vestidos a la campesina y
cobijados
en una miserable choza, son hoy más de doscientas congregaciones en la Iglesia.
Con frecuencia se oye a personas quejarse del escaso resultado de sus esfuerzos;
yo estoy asombrado de la fecundidad de tantas semillas de bien que he visto
sembrar, no por otra razón que por la fuerza y vitalidad de la misma semilla del
Evangelio, que está hecho a la medida del hombre, y por la acción del Espíritu
que actúa en el corazón de las personas. El hombre, desde su profundidad, suspira
por el Evangelio, por Jesús de Nazaret, el Camino, la Verdad y la Vida.
2. TRATAR DE AMISTAD CON DIOS
Muchas Veces nos perdemos en nuestra relación con Dios porque
complicamos las cosas. Y la oración, como nos dijo de una manera inolvidable
Teresa de Jesús, no es más que tratar de amistad con Aquel que sabemos que
nos ama.
¡De amistad! ¡Qué expresión tan bella! Tratar a Dios como un amigo, ya
que Dios se ha hecho en Jesús esto: un amigo nuestro al hacerse como uno
de nosotros.
Entonces, para hablar a Jesús, y en Jesús a Dios, no hay como acudir al
Evangelio para saber cómo hemos de hablar con Jesús. Con la misma
naturalidad que todos usaban con Él y le exponían sus necesidades. Cualquier
situación nuestra tiene su exponente en el Evangelio.
- ¡Señor, que vea!, le decía el ciego.
- ¡Dame de esa agua, para no tener más sed!, le pedía la Samaritana.
- ¡Señor, enséñanos a orar!, le decían los discípulos.
- ¡Sálvanos, Señor!, que perecemos!, le gritaron los apóstoles en la barca que
se hundía.
- ¡Señor, mándame ir a ti!, le pidió Pedro.
- ¡Señor, ten compasión de mí, que soy un pecador!, murmuraba el
publicano.
- ¡Señor, si quieres puedes limpiarme!, le suplicaba humilde el leproso.
- Mira que tu amigo, a quien tanto quieres, está enfermo, mandó a decirle
Marta.
- ¡Auméntanos la fe!, le pidieron los discípulos.
- ¡Acuérdate de mí cuando estés en tu reino!, le suplicó el ladrón.
- ¡Señor, danos ese pan!, le pidieron los oyentes cuando prometió la
Eucaristía.
- ¡Señor, tú sabes que yo te quiero!, le protestaba Pedro.
- ¡Mira, Jesús, que no tienen vino!, se limitó a decir María por los otros
cuando los vio en apuros...
Así, así le hablaban a Jesús. Imposible mayor sencillez. Y Jesús no dejó
de atender ningún deseo.
¿Por qué no le hablamos con las mismas palabras que escuchó
entonces y que le enternecían el corazón?...
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 4, 26-34
Jesús decía a sus discípulos:
«El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea
que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va
creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un
tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto
está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la
cosecha».
También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué
parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza.
Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las
hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su
sombra».
Y con muchas parábolas como éstas les anunciaba la Palabra, en la medida en
que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus
propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor.