1. Año 10, nº 481 - 26 de enero de 2014
PÚLPITO
EL
ILAG
MEDALLA M
A. SRA. DE LA
ÁDIZ)
UIA DE NTR
ARÍA (C
PARROQ
DE SANTA M
EL PUERTO
ROSA
!
Domingo 3.º del Tiempo Ordinario
Santos Timoteo y Tito
“Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”
Demos voz a los niños
La Infancia Misionera es
una de las cuatro Obras
Misionales Pontificias. Al
igual que las otras tres
Obras, tiene por finalidad
infundir en los católicos un
espíritu universal y
misionero. Y a diferencia de
las demás (Propagación de
la Fe, San Pedro Apóstol y
Pontificia Unión Misional),
la Infancia Misionera,
llamada también Santa
Infancia, destina todos sus
esfuerzos a los niños. O,
para ser más precisos, son
los niños los verdaderos
protagonistas de esta Obra.
No somos solo una obra
para los niños, sino más
bien una Obra de los niños y
con los niños.
La idea de fundar en la
Iglesia un organismo de
esta naturaleza nació más
de 170 años atrás, cuando
un obispo francés, Mons.
Charles de Forbin-Janson,
viendo que tantos niños
morían sin el bautismo en
China, y no pudiendo ir
personalmente a ayudarlos,
decidió fundar una Obra que
se dedicase a la
evangelización de los niños
g racias a la ayuda y
colaboración de los mismos
niños. Esta colaboración,
que se puede sintetizar en
el lema “Los niños ayudan a
los niños”, consiste
simplemente en la oración y
en la ayuda material. Los
niños de la Infancia
Misionera rezan todos los
días una avemaría por
todos los niños del mundo.
Desde entonces, la Infancia
Misionera se ha extendido
por todo el mundo. Son más
de 115 los países en donde
esta Obra está activa. Y son
millones los niños que
actualmente ayudan a otros
niños en dificultad. Hoy en
día las necesidades son
muchas. Hay millones de
niños que sufren hambre —
y cientos de ellos mueren
c a d a d í a — , m u ch o s n o
pueden ir a la escuela, otros
no pueden acceder a los
servicios médicos más
elementales. Los huérfanos,
los pobres, los enfermos y,
sobre todo, aquellos que no
conocen todavía a Jesús,
todos ellos, están en el
centro de nuestras
oraciones.
Sin embargo, y es
importante recordarlo, esta
Obra no es un organismo de
ayuda caritativa. Somos
una obra de evangelización.
Queremos llevar el
Evangelio a todos los niños,
que son el presente y el
futuro de la Iglesia. Por eso
todos ellos se encuentran
en nuestras oraciones, ya
sea que vengan de países no
cristianos o de países con
una larga tradición católica.
Porque todos necesitamos
convertirnos y acercarnos
más a Dios.
L l e v a m o s e l E v a n ge l i o
pidiendo a Dios con la
oración que abra el corazón
de los niños. Por nuestra
parte, tratamos de
sustentar la actividad
misionera de la Iglesia a
favor de ellos con nuestra
ayuda material, que
consiste, hoy como ayer, en
una pequeña donación
voluntaria. No importa la
cantidad. Impor ta el
corazón con el cual se da la
ofrenda. Millones de niños
en todo el mundo, desde
Bolivia hasta el Nepal,
poniendo juntos sus
colectas y sus oraciones,
logran hacer que
financiemos más de dos mil
proyectos cada año, por un
monto superior a los 20
millones de dólares. Eso
sirve para comprar
catecismos, construir aulas,
adquirir alimentos o
medicinas y tantas otras
ayudas más. Algunos niños
en África, en Asia o en
América Latina solo logran
dar unos pocos céntimos.
No impor ta: son esos
céntimos, junto con otros
tantos, los que nos permiten
llevar consuelo material y
espiritual a tantas
realidades marcadas por la
dificultad. En el fondo es
Dios quien convierte y cura,
mediante la acción de los
n i ñ o s . Po r e l l o , s o m o s
escrupulosos cuando
distribuimos nuestras
ayudas. Porque sabemos de
todo el esfuerzo que hay
detrás para poder recoger
esos céntimos.
El Señor se sirve de las
cosas pequeñas para hacer
grandes obras. Así se ve la
acción de Dios. Esta Obra de
la Santa Infancia es la
prueba viviente de ello. Por
eso, el beato Juan Pablo II
llamaba a los niños de la
Infancia Misionera “los
pequeños grandes
colaboradores de la Iglesia
y del Papa”.
Hagamos que los niños sean
protagonistas en la Iglesia.
Ninguno es tan pobre que
no pueda rezar una
ave m a r í a y m e t e r u n
céntimo en la hucha. Todas
esas oraciones y todas esas
huchas han ayudado mucho
en todos estos años. Y sobre
todo, ayudan a quien reza y
da. La prueba son los santos
que han pertenecido a la
Infancia Misionera, y tantas
vocaciones de sacerdotes o
religiosos que se han
originado participando en
esta Obra. Por último, pero
no menos importante, están
los millones de laicos que,
formados en esta escuela de
espiritualidad, han
aprendido a compartir su fe
y sus bienes con los demás,
participando así en la
creación de un mundo
mejor.
Pienso que no solamente la
Iglesia tiene necesidad de
esta Obra, sino, sobre todo,
el mundo. Para hacer un
mundo mejor, necesitamos
de la Infancia Misionera.
Demos voz a los niños;
tienen mucho que decirnos
y enseñarnos. Ellos son
parte de la Iglesia, y parte
importante. El niño de
Infancia Misionera no
piensa: “Soy pequeño, soy
pobre, qué puedo hacer yo”.
El niño misionero piensa
siempre en grande, porque
sabe que le ayuda la
oración. Y sabe cuánto
puede hacer la pequeña
colecta de millones de ellos
en el mundo. Las
necesidades son muy
numerosas, millones de
niños todavía no conocen a
Jesús, millones sufren. Pero
no por eso el niño de
Infancia Misionera se
desanima. El camino es
largo, pero en 170 años lo
hemos recorrido bastante y,
sobre todo, ha sido Dios
quien nos ha guiado. Venid
con nosotros y hagamos
juntos este camino con
alegría.
Bap$s$ne
Ralamboarison,
secretaria
general
de
la
O.
P.
de
Infancia
Misionera
PARA REFLEXIONAR:
“Viendo
sus
miserias,
escuchando
sus
clamores
y
conociendo
su
sufrimiento,
nos
escandaliza
el
hecho
de
saber
que
existe
alimento
suficiente
para
todos
y
que
el
hambre
se
debe
a
la
mala
distribución
de
los
bienes
y
de
la
renta.”
Papa
Francisco
2. “Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”
PRIMERA LECTURA
(Is 8, 23b - 9, 3)
“El pueblo que caminaba en
tinieblas vio una luz grande”
En otro tiempo el Señor humilló el
país de Zabulón y el país de Neftalí;
ahora ensalzará el camino del mar,
al otro lado del Jordán, la Galilea de
los gentiles. El pueblo que caminaba
en tinieblas vio una luz grande;
habitaban tierra de sombras, y una
luz les brilló. Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo; se gozan en tu
presencia, como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el
botín. Porque la vara del opresor, y el
yugo de su carga, el bastón de su
hombro, los quebrantaste como el
día de Madián.
!
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 26, 1.4.13-14)
R: El Señor es mi luz
y mi salvación
!
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.
!
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.
!
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.
!
SEGUNDA LECTURA
(1Co 1, 10-13.17)
“Estad bien unidos
con un mismo pensar y sentir”
Os ruego, hermanos, en nombre de
nuestro Señor Jesucristo: poneos de
acuerdo y no andéis divididos. Estad
bien unidos con un mismo pensar y
sentir. Hermanos, me he enterado
por los de Cloe que hay discordias
entre vosotros. Y por eso os hablo
así, porque andáis divididos,
diciendo: “Yo soy de Pablo, yo soy de
Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de
Cristo”. ¿Está dividido Cristo? ¿Ha
m u e r t o Pa b l o e n l a c r u z p o r
vosotros? ¿Habéis sido bautizados
en nombre de Pablo? Porque no me
envió Cristo a bautizar, sino a
anunciar el Evangelio, y no con
sabiduría de palabras, para no hacer
ineficaz la cruz de Cristo.
!
SANTO EVANGELIO
(Mt 4, 12-23)
“Venid y seguidme”
Al enterarse Jesús de que habían
arrestado a Juan, se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en
Cafarnaún, junto al lago, en el
territorio de Zabulón y Neftalí. Así se
cumplió lo que habla dicho el profeta
Isaías: “País de Zabulón y país de
Neftalí, camino del mar, al otro lado
del Jordán, Galilea de los gentiles. El
pueblo que habitaba en tinieblas vio
una luz grande; a los que habitaban
en tierra y sombras de muerte, una
luz les brilló”. Entonces comenzó
Jesús a predicar diciendo:
“Convertíos, porque está cerca el
reino de los cielos”. Paseando junto
al lago de Galilea, vio a dos
hermanos, a Simón, al que llaman
Pedro, y a Andrés, su hermano, que
estaban echando el copo en el lago,
pues eran pescadores. Les dijo:
“Venid y seguidme, y os haré
pescadores de hombres”.
Inmediatamente dejaron las redes y
lo siguieron. Y, pasando adelante, vio
a otros dos hermanos, a Santiago,
hijo de Zebedeo, y a Juan, que
estaban en la barca repasando las
redes con Zebedeo, su padre. Jesús
los llamó también. Inmediatamente
dejaron la barca y a su padre y lo
siguieron. Recorría toda Galilea,
enseñando en las sinagogas y
proclamando el Evangelio del reino,
curando las enfer medades y
dolencias del pueblo.
!
Tiempo de oración
Lecturas de la próxima semana
(3ª semana del salterio)
!
Lunes 27: Santa Ángela de Mérici
2Sam 5, 1-7.10; Sal 88, 20-26; Mc 3, 22-30
Martes 28: Santo Tomás de Aquino
2Sam 6, 12b-15.17-19; Sal 23, 7-10; Mc 3, 31-35
Miércoles 29: San Valero
2Sam 7, 4-17; Sal 88, 4-5.27-30;
Mc 4, 1a.3-8.14-20
Jueves 30: Santa Martina de Roma
2Sam 7, 18-19, 24-29; Sal 131, 1-5.11-14;
Mc 4, 21-25
Viernes 31: San Juan Bosco
2Sam 11, 1-4a.5-10a.13-17; Sal 50, 3-7.10-11;
Mc 3, 26-34
Sábado 1: Santa Brígida
2Sam 12, 1-7a.10-17; Sal 50, 12-17; Mc 4, 35-41
Domingo 2:
Fiesta de la Presentación del Señor
Virgen de la Candelaria
Mal 3, 1-4; Sal 23, 7-10;
Heb 2, 14-18; Lc 2, 22-40
!
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Parroquia de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa. C/Federico García Lorca, s/n. Apdo. de correos, 164. 11.500 El Puerto de Santa María. Tlfno: 956 85 65 61.