El documento habla sobre la necesidad de amar a los enemigos y perdonar, como Jesús nos enseñó. Esto puede parecer imposible, pero si creemos en un Dios compasivo y misericordioso, debemos pedirle a Dios que nos dé un corazón nuevo para ser santos y misericordiosos como Él. El perdón es el mayor regalo que Dios nos da y que podemos ofrecer a los demás, ya que trae paz y es una decisión a favor de un futuro mejor.
HOMILÍA DEL DOMINDO VII DEL TO. CICLO A. DIA 23 DE FEBRERO DEL 2014. Amad a vuestros enenmigos
1. AMAD A VUESTROS ENENMIGOS. (Mt. 5, 38 – 48).
Queridos amigos: En las lecturas de este domingo hay dos exhortaciones, que
nos pueden parecer imposibles de realizar y cumplir:
“Sed santos como Dios nuestro Padre es santo”. (Lev. 19, 1 – 2).
“Amad a vuestros enemigos”. (Mt. 5, 43 – 44).
¿No os parece casi imposible: ser santos como Dios es santo?
¿No os parece difícil de cumplir: “rezar por los que nos persiguen y calumnian,
amar a los que nos odian y hacer el bien a quienes nos aborrecen”…?
Si creemos en el perdón, es porque creemos “que Dios es compasivo y
misericordioso”. (Sal. 102, 1 – 2). Pero, tal vez, tengamos que pedir al Señor
que infunda en nosotros “un corazón nuevo” para poder ser santos y
misericordiosos como Él, y pedirle también que nos ayude a creer en el
PERDÓN.
•
Señor: enséñanos a creer que la verdadera santidad está en la justicia, en la
misericordia, en la caricia, en el amor y en el perdón. No está en si se lo merece
o no la persona, sino en que nosotros creamos en ello: En que nosotros creamos,
que el principal don y regalo de Dios es el perdón, la misericordia y al amor.
•
Ayúdanos, Señor, a creer en el PER-DÓN, que es el don en grado superlativo.
A creer, que el perdón es el don más preciado que Dios nos concede y el más
preciado que podemos ofrecer a los demás.
•
El mayor don, es poder fijar nuestra mirada compasiva y misericordiosa en el
otro. El perdón, es la mayor manifestación del amor. Quien ofrece perdón, recibe
paz. El perdón es un gesto de amor y de valentía; nunca debe ser una debilidad
ni una derrota.
•
Enséñanos, Señor, a pedir perdón y a perdonar. Perdonar, es una decisión a favor
de un futuro diferente.
•
Señor: sabemos que no es fácil perdonar. Pero también sabemos, que el perdón
es liberador: rompe la dinámica engañosa de la agresividad y la venganza;
humaniza a quien perdona y a quien es perdonado. El perdón es un gesto de
confianza en el ser humano.
•
Enséñanos, Señor, a perdonar. Y es que a perdonar también se aprende. La
felicidad nace del perdón.
Gabriel.
7º. Domingo Ordinario. Ciclo. A. Madrid. 23 de Febrero de 2014.