1. LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO. (Jn. 20, 9 – 31).
Queridos amigos: Dice un cantautor, “que la vida es el arte del encuentro”.
Cristo Resucitado (durante el tiempo pascual) sale a nuestro encuentro lleno de
vida y de misericordia.
El evangelio de este domingo comienza con estas palabras: “Al anochecer de
aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las
puertas cerradas por miedo a los judíos”. (Jn. 20, 19)
Qué es lo que hace anochecer a los discípulos y a nosotros?
La duda. No acabamos de creer, ni siquiera después de ciertas señales y
testimonios.
El miedo. El miedo nos hace cerrar puertas.
El desencanto y la desesperanza ante la vida y el encuentro.
“Y en esto entró Jesús y les dijo: “PAZ A VOSOTROS”.
Jesús se presenta irradiando paz. Una paz vestida de alegría y perfumada de
misericordia. Observaremos durante todo el tiempo de pascua, que las
manifestaciones del Resucitado son amistosas y misericordiosas.
Hoy, nos destaca el Espíritu del perdón: “a quienes perdonéis…”
Con Cristo Resucitado triunfa el perdón y la misericordia.
Quien se encuentra con Cristo Resucitado, es ungido y enviado como Él “a dar
buenas noticias a los pobres, curar enfermos y liberar cautivos”. (Mt. 4, 23).
Quien se encuentra con Cristo Resucitado, es ungido por su Espíritu para hacer
el bien y ejercer misericordia.
Señor: danos tu paz:
Para que demos testimonio de vida y de resurrección siendo misericordiosos.
Para que podamos descubrir las llagas de los que sufren y aplicarles la
“medicina de la unción y de la misericordia”.
Para que nuestros encuentros proporcionen luz, aliento, vida y paz.
Para que (como Tú) nuestra presencia salve, unifique, alegre y dé paz.
Señor: Danos tu Paz y tu Misericordia.
Gabriel.
2º Domingo de Pascua. Ciclo. C. Madrid. 7 de Abril de 2013.