1. Teorías del Embalsamamiento: ¿Realmente funcionan?
Un vistazo crítico a la aplicación del clatrato y otras teorías en el embalsamamiento
Dado el caso de que en la química del embalsamamiento no se ha inventado nada significativo durante
muchos años, algunos fabricantes de químicos para embalsamar se han dado a la tarea de adoptar y
adaptar viejas teorías de la Química Orgánica a las características y propiedades de algunos de sus 1
productos a manera de acaparar la atención de sus prospectos y también para otorgarle cierto aire
esotérico y de misticismo. Algunas de éstas compañías “disfrazan” los principios básicos de la Química
Mortuoria con nombres bonitos y explicaciones un tanto cuestionables en cuanto a la efectividad del
supuesto adelanto se refiere, pero no podemos negar de que tales acciones sirven para hacer ésta vieja
“ciencia” un poco más atractiva e interesante a nuestra curiosidad. En la mayoría de los casos los
supuestos descubrimientos científicos son tan solo un reciclaje de viejas teorías químicas que ya nadie
menciona y que al adaptarlas al embalsamamiento suenan sencillamente increíbles.
La teoría “plasdoforme” es un ejemplo de una vieja teoría reciclada y adaptada al embalsamamiento.
Desarrollada durante la décadas de los 60’, la misma se basa en la estructura conocida como “clatrato”
(término derivado del latín clathratus-rodeado,encerrado,enrejado) lo cual básicamente comprende una
substancia química formada por una red de un determinado tipo de molécula (anfitrión), atrapando y
reteniendo a un segundo tipo diferente de molécula más pequeña (huésped).
Suponemos, o sea que no necesariamente es verdad, que debido a que durante los años 60’ la mayor
parte de los adelantos e inventos prácticos del embalsamamiento habían sido desarrollados ya no
quedaba nada por inventar. Si hechamos un vistazo a las patentas aplicadas durante el siglo 20,
podemos notar de que muchas fueron atribuidas a la ESCO, otras pocas a la Dodge y el tissue builder a
Hydrol. Otras compañías también inventaron lo suyo pero aparentemente no fue lo suficientemente
significativo como para crear una impresión duradera en la profesión. La Dodge, que siempre ha sido
una familia prominente en cuanto a la confección de productos para embalsamar se refiere y una de las
pocas que mantiene un staff activo de investigadores para desarrollar nuevos productos, de pronto se
encontró con la necesidad de inventar y proponer “algo” nuevo para el beneficio comercial de la
compañía. Volvemos y aclaramos que esto es una suposición del autor y no lo que verdaderamente
pasó. Como ya todo se había inventado, ¿qué les parece entonces la suposición de que la Dodge decidió
darle un nuevo giro a esto de los inventos explotando las alternativas “científicas y teóricas” en vez de
las prácticas?
Es así que suponemos que nace la teoría de la famosa molécula “plasdoforme”. Un bonito nombre para
lo que se conoce en la química orgánica como un “clatrato” el cual se había estado estudiando desde el
1927 por P. Pfeiffer y que luego en el 1930 E. Hertel lo había clasificado como “compuestos
moleculares”. No fue hasta el 1945 cuando Powell desarrolló una estructura cristalina y se comenzó a
llamar “componente de clatrato”.
Ya para los 60’ cuando esa compañía comenzó a sintetizar la llamada molécula “plasdoforme” el estudio
de los clatratos era un tanto reciente y por consecuencia resultaba ser muy innovador. ¿Por qué no
entonces aplicarles el principio a los químicos de embalsamar? Que rayos!...casi nadie sabía de lo que
estaba hablando (ni siquiera todavía!). Ahora solo faltaba definir una utilidad práctica de ésta molécula y
aplicársela a un producto de embalsamar para convencer al público en general de que en realidad
funcionaba y justificaba su uso en el embalsamamiento.
2. Una vez leída la definición que su inventor ofrece es posible que ni la entiendan pero se la explicaré en
palabras sencillas. Lo que esto quiere decir es que un clatrato pretende mantener una molécula más
pequeña atrapada adentro de una más grande. La molécula más grande, llamada anfitrión, forma
una especie de red que fija a la molécula más pequeña, llamada huésped, adentro de ese laberinto.
Numerosos gases de bajo peso molecular forman clatratos bajo ciertas condiciones de presión y
temperatura. El agua congelada puede crear celdas capaces de contener moléculas de gas
entrelazadas mediante puentes de hidrógeno, o sea, en un clatrato unas moléculas con el tamaño
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conveniente son capturadas en los espacios que dejan otros compuestos.
Con respecto a “una molécula de formaldehído adentro de una molécula de mayor tamaño”,
lamentablemente no identifica la molécula anfitrión. ¿Será el agua? ¿No es eso lo que sucede con todos
los líquidos de embalsamar que contienen formaldehído? ¿Una molécula de gas atrapada adentro de
una molécula de líquido, o sea, formaldehído atrapado en agua? Esto no es nada nuevo. Esto se conoce
en química como “hidrato de clatrato” en donde la molécula de agua forma una estructura capaz de
contener un gas! Nada nuevo, nada mágico, nada esplendoroso. Una vieja teoría adoptada de la
Química General y adaptada a la ciencia del embalsamamiento.
Seguimos con el clatrato... Estos compuestos son varios e incluyen la interacción de fuertes enlaces
químicos entre el anfitrión y el huésped. También pueden ocurrir clatratos con moléculas huesped fijas
en el espacio geométrico del anfitrión mediante una fuerza intermolecular débil. Ya sean compuestos de
inclusión o de intercalación, ambos son estudiados para definir su utilidad en la vida real (Wikipedia). Ya
ustedes pueden apreciar como hasta en la Química General se cuestiona el uso práctico y útil de los
clatratos en nuestra vida cotidiana. Imagínense entonces en el embalsamamiento. No funciona,
lamentablemente, y eso lo hemos podido observar mil veces al utilizar los productos que contienen la
alegada molécula “milagrosa” y no notamos nada de diferente en su reacción con los tejidos del difunto.
Desinfecta igual, preserva igual y se pudren igual. Eso es todo.
Desde el punto de vista científico sería interesante que nos expliquen el mecanismo por el cual se libera
la molécula de formaldehído cuando la molécula anfitrión llega a un espacio reducido por el cual no
puede atravesar y entonces libera la de adentro (huésped) en éste caso el gas de HCHO. ¿Cuál es el
estímulo (“trigger”) que fomenta esta acción molecular liberadora? Bah!, dejemos a la molécula sencilla
del formaldehído libre para que se meta por donde quepa sin querer asignarle méritos científicos que no
tiene y que en realidad es una manera por la cual el fabricante intenta convertirla en algo “mágico” no
existente. ¿Por qué a nadie se le ha ocurrido llevar a cabo un estudio cuantitativo que demuestre la
efectividad del supuesto adelanto científico? ¿En donde están las estadísticas que señalen que aquellos
cuerpos embalsamados con la molécula “mágica” se descomponen más tarde o sencillamente duran
más tiempo que aquellos otros que se embalsamaron con un producto “normal”? NO EXISTE. ¿Y saben
por qué? Porque sencillamente ese es el mismo mecanismo de preservación utilizado por todos los
líquidos para embalsamar hechos a base de formaldehído.
La Dodge no es la única que otorga propiedades “especiales” a sus productos. Tomemos el caso de
Hydrol, por ejemplo, y su supuesta “Administración Molecular”. Alegádamente Hydrol dice que han
eliminado los efectos de la gravitación en uno de sus productos. Este es un arterial humectante a base
de emulsión que se dice tiene ésta propiedad “mágica” que evita su migración hacia los lugares bajos del
cuerpo por efecto de la gravedad. Como ustedes saben, el cadáver se embalsama en posición “supina” y
al terminar la inyección arterial, la solución “baja” a la espalda y parte trasera del cadáver por la fuerza
de gravedad. Esto no lo digo yo, esto lo descubrió Newton hacen siglos atrás, ¿ok? La cosa es que a la
Hydrol se le ocurrió salir con una teoría mágica en la que alegan la utilización de grandes moléculas, las
3. cuales transitan libremente por el sistema circulatorio pero con una peculiar propiedad: cuando llegan a
los capilares, no pueden pasar o se resisten a pasar por ellos! Si el químico preservativo no pasa a través
de los capilares, no llega a los tejidos y por lo tanto no podemos preservar correctamente a un cadáver!
¿No es ese el principio del embalsamamiento arterial?
Otras de mis favoritas son los tintes con capacidades mágicas para adaptarse y trabajar de acuerdo a las
exigencias del tejido. O sea, mediante un “molecular screening” el tinte puede detectar milagrosamente
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si el tejido necesita más tinte o menos tinte. Me imagino que se refieren a los mecanismos por el cual las
moléculas se atraen entre sí, mediante cargas eléctricas y polaridades distintas, etc... El tinte y su
vehículo siempre irán en mayor cantidad a los lugares que menos resistencia se le ofrezca. Si el lado
izquierdo de la cara no ofrece oposición vascular y el derecho sí, entonces: ¿cuál de los dos lados se
pondrá más rosado o colorao’? A la hora de la verdad lo importante es que funcione y lamentablemente
no siempre es así.
El sinergismo. Nuevamente se combina la vieja Química General con la ingeniosidad de los fabricantes y
entonces dicen que combinan una molécula de formaldehído con otro “material” supuestamente
descubierto en sus laboratorios, la cual no mencionan, que permite aumentar la fuerza del preservativo
sin aumentar su cantidad reduciendo así los vapores del HCHO pero sin quitarle su efectividad. Los
primeros en mencionar el principio del sinergismo en el embalsamamiento fué la ESCO y lo menciona
por primera vez en el 1935. La pregunta es: ¿funciona? Pues claro que sí, pero como siempre, no al
grado “fantástico” que alegan los fabricantes.
Sencillamente no le hagan caso a los supuestos y majestuosos adelantos científicos que más bien
parecen actos de magia que ni la vieja alquimia de Merlín podría descifrarlos. La química mortuoria
solamente brega con las propiedades del formaldehído, los componentes básicos de los productos para
embalsamar y con los cambios post mortem en general. No hay nada más. Ni magia, ni ilusiones ópticas,
ni patentas fantásticas ni toda esa patraña comercial. Todo eso es pura verborrea publicitaria. . En esto
incluyo a TODOS por igual. Lo que sucede es que unos son más intrépidos que otros y las cosas que se
les ocurren son más ingeniosas que otras. Por otro lado muchos de los más pequeños no han tenido la
suficiente imaginación como para inventarse algo al estilo “Alicia en el país de las maravillas” y tan solo
se han dedicado a seguir utilizando los viejos y gastados principios de la química mortuoria en vez de
buscarle los 5 pelos al gato como hacen los más grandes.
A mí me llama la atención aquellos productos “honestos” que no necesitan de patrañas comerciales
para venderse y demostrar que son buenos de verdad. Aquellos productos a los cuales no le atribuyen
nada de mágico, su MSDS no contiene ningún componente “misterioso” y año tras año mantienen la
misma calidad.
Los líquidos para embalsamar hacen lo mismo y todos se componen más o menos de lo mismo. No
importan las teorías maravillosas que ustedes lean y oigan, lo que importa es que el producto funcione
de verdad cuando usted lo utilice. Recurrir a teorías fantásticas en un producto es como si estuviesen
justificando alegaciones que en la realidad no nos sirven de nada. Utilicen el producto que les dé la gana
porque al final de cuentas usted es el que lo paga y lo que dice aquí, tan solo es mi opinión muy
personal.
4. Carlos J. Guzmán, cfsp: Profesor de Ciencias Mortuorias, licenciado en Ciencias Naturales de la
Universidad de Puerto Rico, editor de la revista El Panteón y propietario de Caribean Funeral Distributors.
Al Prof. Guzmán se le reconoce como una autoridad en el campo de la Química Mortuoria y es el autor
de varios libros y artículos acerca de ese tema en específico. Para comunicarse con él escriba a:
cjguzman@caribbeanfuneraldist.com
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Caribbean Funeral Distributors
Luquillo, Puerto Rico 00773
(787)340-1211