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La historia del reloj de pulsera
1. La historia del reloj de pulsera
Ya nuestros antepasados trataban de definir las estaciones del año y predecir
el tiempo explorando el firmamento. A medida que la civilización fue
desarrollándose, la medida del tiempo fue tomando cada vez más relevancia.
Así se desarrollaron técnicas, cada vez más complicadas para conseguir una
medida precisa del tiempo. Los relojes eran, sin embargo, propiedad privada y
reservados durante mucho tiempo a la más alta sociedad de manera exclusiva,
dado el alto coste de la fabricación de dichos instrumentos de medida. No es
hasta la llegada de la industrialización cuando los relojes se sitúan al alcance
de la población en general. Pero comencemos por el principio:
El reloj de pulsera es una adaptación y por tanto, un invento posterior al reloj
de bolsillo. El paso al reloj de pulsera no fue algo que ocurrió de la noche a la
mañana, sino que más bien fue el resultado de una cuestión de practicidad.
La historia del reloj de pulsera se remonta a principios del siglo XIX. Por aquel
entonces, los relojes móviles eran fabricados por un tal Peter Henlein – si bien
en forma de relojes de bolsillo. Estos relojes fueron posibles gracias al
descubrimiento del muelle de tracción, el cual permitió sustituir el péndulo por
la transmisión y el volante (por aquella época aún de doble péndulo) como
elemento para marcar el ritmo. Gracias a este invento, se consiguió reducir el
tamaño de los relojes. Abraham Louis Breguet fue quien, en el año 1812
construyó el primer reloj de pulsera para Caroline, reina de Nápoles y hermana
2. menor de Napoleon. En general, sin embargo, los relojes de bolsillo seguían
predominando. No es hasta comienzos del siglo XX cuando el reloj de pulsera
comienza a dominar.
Por esta época, las damas comenzaron a poner de moda, unos pequeños
relojes de bolsillo llevados en la muñeca. Esta moda por el momento se limita a
las mujeres, ya que los hombres siguen llevando sus relojes de bolsillo
colgando de una fina cadena al estilo tradicional, lo que según la ocasión,
resultaba realmente poco práctico. Un ejemplo de esto son los pilotos, quienes,
por aquella época, y dado lo reducido de sus instrumentos de abordo,
verdaderamente necesitaban el reloj para realizar mediciones rápidas y de
gran relevancia. El pionero de la aviación brasileño Alberto Santos-Dumont
pidió a su amigo y relojero parisino Louis Cartier que le fabricara un reloj que
pudiera llevar en la muñeca. Cartier Santos es por tanto uno de los primeros
modelos de reloj de pulsera que existieron para caballero.
A lo largo de la primera guerra mundial el reloj de pulsera se impuso entre los
militares y finalmente también en la sociedad civil llegándose a convertir en un
estándar una vez finalizada la guerra.
El primer reloj automático (en forma de reloj de pulsera con péndulo de
inercia) fue inventado en 1923 por John Harwood. Más adelante, Rolex
construyó un reloj automático con un rotor de cuerda unilateral y lo patentó.
En este principio se basan los mecanismos que hoy en día encontramos en los
relojes automáticos comunes.
Los años 50 y 60 fueron los años de oro del reloj de pulsera mecánico. El
automatismo se sigue desarrollando, el diseño se hace más fantástico y
detallado. El reloj automático alcanza su punto álgido en aquellas fechas.
No es hasta el año 1967 cuando el Centre Electronique Horloger en Suiza
presenta el primer reloj de pulsera electrónico con una pieza diminuta de
cuarzo como elemento regulador. En los años posteriores fue alcanzando cada
vez más fama y ganándole terreno a la relojería mecánica.
3. El (primer) caso del reloj de pulsera mecánico se vislumbró durante la feria de
relojería en Basilea en el año 1970: Distintas casas suizas de relojería
presentan sus creaciones de cuarzo. Esta técnica, sin embargo, fue adoptada
por las firmas japonesas (Citizen, Seiko y Casio) para introducirla en sus
producciones en serie. El reloj mecánico tradicional, perdería cualquier batalla
frente al nuevo reloj de cuarzo, en lo que a precisión y coste se refería. El peso
de la industria relojera se traslada con ello al Asia oriental. La industria
relojera suiza recibe un fuerte golpe que la devasta y la deja prácticamente
fuera de combate.
La industria relojera americana, desaparece por completo.
En el año 1970 Peter Petroff desarrolla el primer prototipo de reloj de pulsera
digital con indicador de LED. Éste es perfeccionado por la casa Hamilton Watch
Company. El indicador digital por aquel entonces tan sólo podía consultarse
durante un par de segundos tras pulsar un botón, dado el alto consumo de
energía que suponía.
Los primeros relojes de pulsera digitales con esfera de LCD salieron al
mercado entre 1973 y 1975. La compañía Gruen y Timex en E.E.U.U., Nepro y
Mondaine en Suiza y Seiko y Casio en Japón fueron los pioneros.