1. URRIA, MI GRANURRIA, MI GRAN
PUEBLECILLOPUEBLECILLO
Sergio 5ºA
URRIA, MI PEQUEÑO PUEBLECILLOURRIA, MI PEQUEÑO PUEBLECILLO
Sergio 5ºA
2. Urria es un pequeñísimo pueblo, situado dentro de Somiedo. Es muy
pequeño pero para mí es mayor pueblo que existe. Aquí se criaron mis
tatarabuelos, y después mis abuelos. Aún hoy me acuerdo que cuando
tenía tan solo 4 años ayudaba a mi abuelo a cosechar y a trabajar. Lo mejor
era cuando mi abuelo y yo íbamos al río a pescar y siempre nos
cruzábamos con dos ancianos que también iban a pescar. Como nosotros
siempre sacábamos del río más peces que ellos. Nos pidieron que
intercambiásemos las cañas para ver si hacíamos trampas pero aún así
nosotros llenábamos cestas y cestas con deliciosos salmones que mi
abuela los preparaba tan bien que en ocasiones recuerdo que me escondía
debajo de la mesa para ver como cocinaba. Otras de las muchas cosas que
me gustaba hacer en ese maravilloso pueblo era cavar hoyos con mi gran
amigo Tomás. No sé porqué pero era una cosa que me encantaba. Lo
mejor de este pueblo era la Navidad. En Navidad, nos escondíamos en los
hórreos escondiéndonos de nuestros amigos así pensaban que nos había
raptado el Yeti.
3. Uno de los mejores recuerdos de mi infancia en este pueblo son las rutas
que hacía por las montañas con mi precioso palo. Que incluso le puse un
nombre, se llamaba Tenuque. Mi padre, Tenuque y yo realizábamos
preciosas y maravillosas rutas por las extraordinarias montañas de
Somiedo. Por nuestros viajes encontrábamos rebecos, águilas …etc.
También encontrábamos todo tipo de vegetación y en pocas ocasiones
garrapatas.
Pero eso era lo de menos lo importante era lo bien que lo pasaba junto a mi
padre en esas maravillosas montañas.
4. Después de tantas cosas buenas viene algo malo, pero lo bueno aún no se
termina. El caso es que lo malo que os voy a contar pasó en el periodo de
tiempo más bueno del pueblo. En las fiestas. Bueno todo comienza así. Mi
pandilla y yo estábamos en unas colchonetas, cuándo de pronto apareció
un rebeco furioso entrando en el ayuntamiento del pueblo, nosotros
lógicamente huimos a nuestras casas, nuestras madres nos tenían
prohibido salir, evidentemente, no querían que nos pasase nada. Pero nos
comía la curiosidad de lo que estaba pasando, entonces yo salí de mi casa
y pensé que había hecho algo muy malo, al haber desobedecido a mi
madre, pero me sentí mejor cuando vi a mi pandilla huyendo de sus casas
en dirección al ayuntamiento. Entonces vimos a unos rebequinos dentro del
edificio, así nos dimos cuenta de que la madre estaba intentando coger a
sus crías, después de esto y gracias a nosotros todo salió genial y pudimos
seguir saltando en las colchonetas.