MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
Cómo elaborar una resención
1. EDUCACIÓN Y SOCIEDAD
Lic. Edgard Ernesto Ábrego Cruz, M.T.E. 1
Receta de una recensión
Por Beatriz Sierra
1. Definición y objetivo
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define recensión como "noticia o
reseña de una obra literaria o científica". Si vemos reseña dice: "noticia y examen de una
obra literaria o científica". Esta definición nos da más pistas, puesto que hay que hacer dos
cosas. En primer lugar dar noticia, esto es, decir "de qué va" la obra en cuestión y, en
segundo lugar, examinarla, es decir, analizarla y ponerla a prueba, determina r si es buena o
mala.
¿Cuál es el objetivo? Ayudar a un posible lector en los dos sentidos que acabamos de decir.
Por un lado, contarle brevemente el contenido del libro, la tesis de fondo que se mantiene
(darle noticia), para que pueda saber anticipadame nte si un libro le interesa o no y guiarle en
su lectura. Por otro lado, darle una valoración crítica del libro (examen) que pueda hacerle
pensar en aspectos implícitos de la obra o, en su caso, desechar su lectura. De ahí la
responsabilidad de hacer bien una recensión de cara a la difusión de un libro (Ej.: la crítica de
cien es determinante a la hora de elegir una película).
2. Ingredientes
Según lo dicho los "ingredientes" de toda recensión serán:
—Presentación. En primer lugar, los datos del libro cu ya finalidad no es otra que tener su
"carnet de identidad": autor (de quién es hijo), editorial (dirección), fecha y lugar de
publicación (fecha y lugar de nacimiento) y número de páginas. Una vez que sabemos de qué
vamos a hablar, es necesario enmarcar la obra en la trayectoria profesional de su "padre" con
unas breves pinceladas biográficas que nos darán una idea de sus intereses y prestigio, lo
que nos ayudará a valorar la obra y su contenido.
—Resumen del contenido del libro destinado a dar noticia de él. En el siguiente punto
desarrollaremos este apartado.
—Valoración crítica orientada a examinar la obra (no al autor). Destacar los aspectos
positivos y negativos si los hubiera.
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3. Modo de hacer
Lo primero que hace falta es haber trabajado bien la obra y haberla comprendido. Después
presentarla de manera breve, clara y accesible al lector que no ha leído ni una palabra del
libro y, por tanto, no sabe a qué nos referimos si no aludimos expresamente a ello. Para
hacer una buena recensión hay que tener en cuenta su forma y su contenido, están ambos
intrínsecamente unidos.
La forma no es algo accesorio al contenido de la recensión, no es algo de lo que se pueda
prescindir, sino que va íntimamente ligado a él. Sin embargo, por motivos expositivos, aquí
van a analizarse por separado. En el aspecto formal vamos a fijarnos en dos puntos: el
"vestido" (la apariencia), y las buenas maneras (el protocolo).
Exactamente igual que nuestra manera de presentarnos indica en cierto sentido nuestra
forma de ser y no es algo meramente externo, sino ligado a nuestra personalidad, una
determinada estructuración, orden y articulación de las ideas expresadas ayuda a comprender
el contenido. No sólo ayuda, sino que sólo cuando se ha comprendido algo su modo de
expresión refleja esa armonía. Es importante a este respecto saber con struir párrafos: ideas
diferentes constituyen párrafos distintos, pero un salto de párrafo no debe suponer un salto
en la argumentación. Deben estar enlazados.
Es importante también conocer el protoc olo a la hora de hacer algo. El protocolo no es más
que el procedimiento adecuado para cada circunstancia. En cualquier trabajo académico, y no
sólo en una recensión, es preciso tener en cuenta una serie de normas. Voy a referirme
concretamente a dos: el modo de citar libros, artículos y la necesidad de dar una referencia
completa de todo aquello que se cite textualmente. Es preciso destacar de alguna manera
tanto los títulos de los libros como los de las revistas poniéndolos en cursiva o, si no es
posible, subrayados, mientras que los artículos irán entre comilla. El libro que cito a
continuación quiere servir de ejemplo y, al mismo tiempo, como recomendación en la tarea
de aprender a escribir o cualquier obstáculo del trabajo intelectual: GUITTON, Jean, El
trabajo intelectual, Rialp, Madrid, 1977. Cuando en una recensión se cita literalmente alguna
frase o párrafo del libro es necesario ponerlo entre comillas y a continuación entre paréntesis
la página en la que se encuentra (p. 25) por ejemplo. Esto posibi lita al lector poder encontrar
rápidamente lo citado por si quiere leer más detenidamente su contexto.
El objetivo de una recensión era —recordemos— que alguien que no ha leído el libro pueda
hacerse una idea lo suficientemente clara y completa de él. Si la recensión pretende ahorrar
tiempo al lector, a la vez que guiarle, es obvio que debe ser breve, pero ha de estar bien
articulada. Debe formar un todo ordenado, de forma que todas las piezas encajen y unas
ideas se deriven de otras. Para lograrlo es nece sario pasar por tres fases cuando se piensa en
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su contenido. Estas responden a las preguntas: ¿qué escojo?, ¿cómo lo explico?, ¿es un
buen libro? Vayamos paso por paso.
Una vez que se ha leído con atención el libro y se ha comprendido perfectamente cuál e s el
problema de fondo, la argumentación y los problemas derivados, viene el difícil momento de
la SELECCIÓN. Cuando se ha leído un libro que nos ha costado esfuerzo y tenemos que
contárselo a alguien se corre el riesgo de pretender explicarlo por entero c on todo tipo de
detalles. A primera vista todo parece "importante". Así que antes de pasar a resumir su
contenido es necesario pararse a pensar qué es lo imprescindible sin lo cual el lector no podrá
hacerse una idea del libro. Este momento de selección, d e preparación, que nos facilitará
concentrarnos en lo esencial, es semejante al de hacer una maleta. Se trata de escoger
solamente lo útil, lo que realmente se vaya a utilizar en la explicación. Es necesario, además,
escoger pocos "trajes", pocos "equipos" de ideas, pero cada uno con todos sus
complementos. Esto es, seleccionar las ideas principales, mostrando a partir de ellas aquellas
secundarias que sirvan para realizarlas y explicarlas mejor, formando un conjunto armónico.
Cada cosa, cada idea, debe ir en su lugar reflejando su importancia, de manera que todas las
ideas estén ordenadas. El orden posibilita que haya un mayor número de ideas en un espacio
menor. Evitar los "por si acaso". La pregunta "¿y si me hace falta?" ha de rechazarse en el
acto. Si algo no nos parece imprescindible es mejor suprimirlo y no cargar con "pesos
inútiles".
El proceso de selección va inseparablemente unido a la estructuración, a la forma y, al mismo
tiempo, a una segunda fase o etapa que no viene después, sino que se solap a con la primera.
Es la de ANÁLISIS-SÍNTESIS o si se quiere, como explicaré a continuación, de DISECCIÓN -
RECOMPOSICIÓN. Cuando ya se han elegido las ideas principales y su orden de exposición, el
siguiente problema es: ¿cómo las explico? La solución, aunqu e nada fácil, viene de la mano
del dominio del lenguaje, del uso correcto de la palabra, que es el instrumento que tenemos
para "diseccionar" la realidad. Es algo semejante, en este caso, a lo que hacen "los de
Ciencias" cuando aprenden a manejar el bistur í para diseccionar una rata. Hay que saber
utilizar las palabras para "cortar" en el punto preciso el libro que tenemos en las mano s y
analizarlo, investigar lo que no se ve, esto es, todos sus implícitos, de manera que podamos
entender su dinámica interna y "meternos en la piel" del propio autor. Manejar con destreza
nuestro idioma es la clave para desentrañar los misterios de la "anatomía y fisiología del
pensamiento". Y después de analizar: sintetizar, recomponer. Es necesario que lo analizado
vuelva a tener sentido en el todo del que formaba parte. Esta labor no requiere menor
precisión que la anterior; no basta con unir de cualquier manera las partes, las distintas ideas
y argumentos, sino que hay que coserlas, enlazarlas de manera que formen una unidad .
Tienen que engarzar unas con otras. Todo el análisis ha de ir enfocado a una síntesis que sea
reflejo de lo que se tenía en el punto de partida. Es preciso respetar las ideas del autor, no
crear un nuevo libro. La recomposición ha de dejar intacto aquell o que se ha diseccionado.
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Hemos llegado a la última parte: ¿es un buen libro? La VALORACIÓN CRÍTICA es un juicio
sobre el libro, no sobre el autor, en el que se alude a sus aspectos positivos y negativos (si
los hay). No es lugar para decir si a uno le ha gustado o no el libro porque éste puede ser
bueno y no gustarle al que hace la recensión y viceversa. Tampoco es el momento de
confesar nuestra ignorancia en un determinado aspecto. Si bien es verdad que no podemos
saberlo todo, no hace falta reconocerlo cuando no viene el caso. En la valoración se examina
al libro, no a nosotros. El juicio emitido sobre la obra no debe ser una expresión de nuestros
sentimientos, sino una opinión fundamentada y revestida de carácter objetivo.
4. El estilo
Seguir todos los pasos asegura que el resultado sea una recensión, aunque no
necesariamente una buena recensión. Como toda receta necesita práctica y arte. Como en
repostería, hay que "coger el punto" y el punto en una recensión es el propio estilo, que se
forja escribiendo y leyendo las recensiones de otros, corrigiendo y mejorando la propia receta
después de haber aprendido de las de los demás.