(jul.2014) En Querétaro, México, hay un monte milenario (millonario?) llamado el Cerro del Cimatario que ha sido testigo del devenir de la ciudad, su silueta enmarca un perfil emblemático y es cuna de una sorprendente biodiversidad. En el aniversario oficialmente asignado a la fundación de la ciudad, tenemos este diaporama con imágenes y textos de Rubén Navarro, español de nacimiento, exquisito poeta de la imagen y de la palabra, enamorado de esta bella ciudad. Un deleite.
Producción original: Carlos Rangel
2. CIMATARIO,
EL PRIMER HABITANTE DEL VALLE DE QUERÉTARO
Viejo, mi estimado viejo; 31 años cumple en tu suelo el parque que
lleva tu nombre. Y al celebrarlo, rememoramos que tú estás aquí
desde hace más de 5.6 millones de años.
3. CIMATARIO,
EL PRIMER HABITANTE DEL VALLE DE QUERÉTARO
Viejo, mi estimado viejo; 31 años cumple en tu suelo el parque que
lleva tu nombre. Y al celebrarlo, rememoramos que tú estás aquí
desde hace más de 5.6 millones de años.
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7. Cimatario o Coyote Macho, uno de los grandes mecos más sagrados
del estado, junto el Zamorano, o la peña de Bernal entre otros.
Ancestros vivos, que los antiguos antepasados te bautizaron prendidos
por tu hechizo; y al ponerte nombre, te adoptaron como a uno de los
suyos.
8. Cimatario o Coyote Macho, uno de los grandes mecos más sagrados
del estado, junto el Zamorano, o la peña de Bernal entre otros.
Ancestros vivos, que los antiguos antepasados te bautizaron prendidos
por tu hechizo; y al ponerte nombre, te adoptaron como a uno de los
suyos.
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13. Alumbrado bajo el borbollar de fuego de las entrañas de la tierra,
emergiste en una eclosión apocalíptica de sangre pura de tezontle
que al coagularse fue dándote la belleza arcaica de tu silueta.
Y creciste durante millones de años, acunado por la balada nítida de
las estrellas asomado a la orilla del océano infinito del firmamento.
14. Alumbrado bajo el borbollar de fuego de las entrañas de la tierra,
emergiste en una eclosión apocalíptica de sangre pura de tezontle
que al coagularse fue dándote la belleza arcaica de tu silueta.
Y creciste durante millones de años, acunado por la balada nítida de
las estrellas asomado a la orilla del océano infinito del firmamento.
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18. Y en tu grandeza te acomodaste en el valle a contemplar
pacientemente el sinfín de albas y atardeceres. Tu semblante al cielo,
tus raíces en el suelo y el rebozo de la brisa envolviéndote en un
abrazo de aromas, susurros y silencios.
19. Y en tu grandeza te acomodaste en el valle a contemplar
pacientemente el sinfín de albas y atardeceres. Tu semblante al cielo,
tus raíces en el suelo y el rebozo de la brisa envolviéndote en un
abrazo de aromas, susurros y silencios.
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22.
23.
24. Y así estuviste por años hasta que te quedaste dormido, algunos
dicen extinto, pero no hay duda que todavía mantienes en tu interior
la fuerza de todos tus sueños vivos.
¿Qué sentirían los primeros nómadas al pisar por primera vez este
valle y verte?.
25. Y así estuviste por años hasta que te quedaste dormido, algunos
dicen extinto, pero no hay duda que todavía mantienes en tu interior
la fuerza de todos tus sueños vivos.
¿Qué sentirían los primeros nómadas al pisar por primera vez este
valle y verte?.
26.
27.
28.
29.
30. Desde entonces, sigues mostrando la mansedumbre fiel de tu silueta
recortada en el horizonte. Y observas en silencio el devenir de la vida y
la historia de sus gentes en un suspiro de esperanzas y de sueños.
Y tú, pilmama por excelencia de esta ciudad, que no sólo la viste
nacer, sino que fue creciendo a tus expensas, arrancándote la piel
boscosa de tus laderas de encinos y robles. Dejándote desnudo y en
carne viva.
31. Desde entonces, sigues mostrando la mansedumbre fiel de tu silueta
recortada en el horizonte. Y observas en silencio el devenir de la vida y
la historia de sus gentes en un suspiro de esperanzas y de sueños.
Y tú, pilmama por excelencia de esta ciudad, que no sólo la viste
nacer, sino que fue creciendo a tus expensas, arrancándote la piel
boscosa de tus laderas de encinos y robles. Dejándote desnudo y en
carne viva.
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33.
34.
35.
36. Tú que proveíste de fertilidad estas tierra, y de belleza y poesía por
años con tu silueta.
Ya pasaron aquellos tiempos en que también te conocían por Cerro
Blanco, cuando la bruma de nubes cubría tu cima y los labriegos
decían:
“Ahí está el gorro charro del Cimatario. Seguro va a llover”.
Y llovía…
37. Tú que proveíste de fertilidad estas tierra, y de belleza y poesía por
años con tu silueta.
Ya pasaron aquellos tiempos en que también te conocían por Cerro
Blanco, cuando la bruma de nubes cubría tu cima y los labriegos
decían:
“Ahí está el gorro charro del Cimatario. Seguro va a llover”.
Y llovía…
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40.
41.
42. Y tú, paciente y silencioso, todavía guardas en la memoria del piélago
de tu tierra cada gota de agua de todas las lluvias de las nubes
nómadas, todos los racimos de brisas, los cometas fecundando el
firmamento, las miríadas trémulas de las estrellas, los animales que
buscaron en ti cobijo y sustento, y todas las generaciones que fueron
crecieron a tu vera sin tú nunca pedir nada.
43. Y tú, paciente y silencioso, todavía guardas en la memoria del piélago
de tu tierra cada gota de agua de todas las lluvias de las nubes
nómadas, todos los racimos de brisas, los cometas fecundando el
firmamento, las miríadas trémulas de las estrellas, los animales que
buscaron en ti cobijo y sustento, y todas las generaciones que fueron
crecieron a tu vera sin tú nunca pedir nada.
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45.
46.
47.
48. Cimatario, Coyote Macho, Cerro Blanco. Tú que estuviste para
recibirnos y ofrecernos hasta nuestros sueños. Aquí estarás para
despedirnos y seguirás otros tantos millones de años más, y nosotros
contigo como un acaso más de la experiencia de tu existencia,
durmiendo en la memoria palpitante de tus entrañas en ese bello,
eterno y mágico sueño que es la Vida.
Gracias viejo.
49. Cimatario, Coyote Macho, Cerro Blanco. Tú que estuviste para
recibirnos y ofrecernos hasta nuestros sueños. Aquí estarás para
despedirnos y seguirás otros tantos millones de años más, y nosotros
contigo como un acaso más de la experiencia de tu existencia,
durmiendo en la memoria palpitante de tus entrañas en ese bello,
eterno y mágico sueño que es la Vida.
Gracias viejo.