2. REVOLUCIÓN DE 1820
Fue la primera de las llamadas oleadas o ciclos revolucionarios que sacudieron Europa con
posterioridad a las Guerras Napoleónicas y que se repitieron sucesivamente en las de 1830 y las de
1848.
Las revoluciones de 1820 surgieron como reacción a la Restauración que se produjo como
consecuencia de la derrota de la Francia revolucionaria, y que suponía el restablecimiento del
Antiguo Régimen y la aplicación de los principios legitimistas del Congreso de Viena de 1815,
confiados a la fuerza y determinación intervencionista de la Santa Alianza. Esta alianza de las
monarquías absolutas finalmente consiguió evitar la posibilidad de una generalización del contagio
revolucionario y sofocó los focos revolucionarios. Ante la desigualdad de fuerzas, como forma de
organización de los revolucionarios de 1820 predominó la conspirativa, a través de sociedades
secretas, similares a la masonería, como los carbonarios.
Aunque pueden detectarse alteraciones anteriores, el movimiento revolucionario que suscitó el
contagio y en varios casos la imitación explícita (incluso del texto constitucional), fue el
pronunciamiento de los militares LIBERALES ESPAÑOLES que inició el llamado trienio liberal. Las
revoluciones de PORTUGAL e ITALIA (especialmente en el Piamonte y en Nápoles) fueron las
siguientes. Con mucha más lejanía en tiempo y espacio, también hubo movimientos de muy
distinta naturaleza en el IMPERIO RUSO (Revuelta Decembrista de 1825). El caso más peculiar fue
GRECIA, donde en 1821 se pueden datar los inicios del movimiento por la independencia griega,
proclamada en 1822; y que fue la única de las revoluciones de este ciclo en tener éxito, gracias al
apoyo de las potencias europeas contra el Imperio Otomano.
4. La Revolución de 1830 fue un proceso revolucionario que comenzó en FRANCIA (París) con la
denominada Revolución de Julio o las Tres Gloriosas (Trois Glorieuses) jornadas revolucionarias
de París que llevaron al trono a Luis Felipe I de Francia y abrieron el periodo conocido como
Monarquía de Julio. Se extendió por buena parte del continente europeo, especialmente en
BÉLGICA, que obtuvo la independencia frente a Holanda; ALEMANIA e ITALIA, donde se
identifica con movimientos de tipo nacionalista unificador; POLONIA y el IMPERIO AUSTRÍACO,
donde se identifica con movimientos de tipo nacionalista disgregador. Coincide en el tiempo con
el CARTISMO en Gran Bretaña.
Las potencias absolutistas de la Santa Alianza consiguieron reconducir el proceso revolucionario
sin caer, hasta la siguiente Revolución de 1848. El Reino Unido no participa en el proceso
revolucionario (es una monarquía parlamentaria), aunque paralelamente contempla el
surgimiento del movimiento obrero y el movimiento político de reivindicación de la extensión del
sufragio denominado Cartismo.
Se considera como una de las llamadas Revoluciones burguesas o Revoluciones liberales, de la
que supone un ciclo revolucionario, continuación de la Revolución de 1820 (originada en España),
y que será a su vez seguida por la citada Revolución de 1848 (también iniciada en Francia).
5.
6. FRANCIA
La Revolución de 1830 en Francia, llamada también "Revolución de julio" o "Las tres gloriosas" por haberse desarrollado en 3 días en el
mes de julio, fue una revuelta de las clases medias y populares contra el rey Carlos X y su gobierno autocrático. Fue reemplazado por Luis
Felipe, de la misma familia pero de la rama denominada Borbón-Orleans. Las monarquías europeas y los círculos legitimistas le dieron el
sobrenombre de rey de las barricadas,1 2 mientras el pueblo francés le apodó el rey ciudadano, en los inicios de su reinado.
Cuando Carlos X subió al trono el 16 de septiembre de 1824, Francia estaba regida según los principios de la Carta de 1814, firmada por
su antecesor, su hermano Luis XVIII. Los gobiernos monárquicos de los dos últimos Borbones se caracterizaron por intentar restablecer
una monarquía con tendencias absolutistas y limitar el ya de por sí reducido poder de las cámaras. A partir de 1821, los gobiernos fueron
dominados por ministros ultramonárquicos, provocando un descontento creciente tanto entre los monárquicos moderados como entre
la burguesía liberal, y un repunte de las posturas republicanas. Por otro lado, las clases populares venían soportando una prolongada
crisis económica y las hambrunas aún asolaban el país.
Según avanzaba el reinado de Carlos X, el pueblo veía cada vez más improbable que se aprobaran unas necesarias reformas políticas
(como la ampliación del voto censitario en el que solo podían votar las personas con un determinado nivel de ingresos, y que la Paridad
en la Cámara Alta dejara de ser hereditaria) y que se garantizaran los derechos civiles (como la libertad de expresión y de prensa, y la
supresión de la censura).
Después de las elecciones a la Cámara Baja de julio de 1830, Carlos X se enfrentaba a una mayoría liberal moderada. Ante este hecho,
disolvió la recién elegida Cámara de diputados, y decretó las 4 ordenanzas de julio, esperando así poder reconstituir una mayoría
parlamentaria que le fuese más favorable. Las ordenanzas (decretos) suspendían la libertad de prensa, alargaban el cargo de los
diputados reduciendo su número y limitaban el derecho de voto.
El pueblo de París se precipitó a la calle, alentado por la mayoría de los medios de prensa. Con el apoyo de la Guardia Nacional, consiguió
derrotar al ejército real. Durante estos hechos se produjeron actos de violencia anticlerical [cita requerida]. Los diputados liberales
eligieron al nuevo rey, Luis Felipe I de Francia, a propuesta de La Fayette. El rey Carlos X se vio forzado a exiliarse, y Francia se dotó de una
Constitución liberal.
La Revolución de 1830 trajo consigo una Constitución que reconocía de nuevo la soberanía nacional. El Rey ya no lo es de Francia por
derecho divino, sino de los franceses por voluntad de los mismos. Luis Felipe I de Orleans era el jefe del ejecutivo y compartía la iniciativa
legislativa con las Cámaras. La Cámara de los Pares dejó de ser hereditaria y perdió importancia en favor de la Cámara de los diputados.
7. REINO UNIDO
El Reino Unido, en plena Revolución Industrial, no desarrolló una revolución política, sino
un movimiento social con fuerte presencia del naciente movimiento obrero: el
tradeunionismo, expresado políticamente a partir de 1838 en el cartismo; respondido
desde las instituciones con sucesivas reformas parlamentarias, a partir de la Reform Act
de 1832, por la que se dobló el número de ciudadanos con derecho al voto y a la
representación política.
POLONIA
La revolución polaca comenzó el 29 de noviembre de 1830 en Varsovia, protagonizada por
un grupo de jóvenes conspiradores de la escuela de oficiales del ejército que pronto
fueron respaldados por buena parte de la sociedad polaca. Pese a lograr algunas victorias
locales (batalla de Stoczek, 14 de febrero de 1831, batalla de Olszynka Grochowska, 25 de
febrero), el levantamiento, convertido en una verdadera guerra ruso-polaca, fue
finalmente aplastado por el ejército ruso, numéricamente superior, al mando de Iván
Paskévich en la batalla de Ostrołęka y en la batalla de Varsovia.1
El 5 de octubre de 1831 unos 20 000 polacos cruzaban la frontera prusiana para no ser
capturados, comenzando una emigración que los llevó en pequeños grupos hacia Francia,
recibiendo muestras de simpatía al cruzar por los distintos territorios alemanes.
8. ESPAÑA
En España, el periodo final del reinado de Fernando VII estuvo protagonizado por el
alineamiento de las fuerzas políticas y sociales en dos bandos identificados con el
absolutismo y el liberalismo. A la muerte del rey (1833) se abrió un periodo de
transformaciones liberales y de guerra civil entre carlistas (partidarios de Carlos V, el
hermano de Fernando VII) e isabelinos (que apoyaban a la hija de Fernando VII, Isabel
II, que era aún una niña).
INDEPENDENCIAS AMERICANAS
Al otro lado del océano, ya se había completado el ciclo principal de la independencia
hispanoamericana (batalla de Ayacucho, 1824), así como la independencia de Brasil, en
procesos que se habían iniciado anteriormente; y para 1830 las nuevas repúblicas están
comenzando su historia independiente en medio de serios conflictos internos.
10. Revolución o revoluciones de 1848 (la Primavera de los Pueblos o el Año de las
Revoluciones) es la denominación historiográfica de la oleada revolucionaria que acabó
con la Europa de la Restauración (el predominio del absolutismo en el continente europeo
desde el Congreso de Viena de 1814-1815).
Fue la tercera oleada del más amplio ciclo revolucionario de la primera mitad del siglo XIX,
que se había iniciado con las denominadas «revolución de 1820» y «revolución de 1830».
Además de su condición de revoluciones liberales, las revoluciones de 1848 se
caracterizaron por la importancia de las manifestaciones de carácter nacionalista y por el
inicio de las primeras muestras organizadas del movimiento obrero.
Iniciadas en Francia se difundieron en rápida expansión por prácticamente toda Europa
central (Alemania, Austria, Hungría) y por Italia en el primer semestre del año 1848. Fue
determinante para ello el nivel de desarrollo que habían adquirido las comunicaciones
(telégrafo, ferrocarril) en el contexto de la Revolución Industrial.
Aunque su éxito inicial fue poco duradero, y todas ellas fueron reprimidas o reconducidas
a situaciones políticas de tipo conservador (la espontaneidad de los movimientos y su
mala organización lo facilitó), su trascendencia histórica fue decisiva. Quedó clara la
imposibilidad de mantener sin cambios el Antiguo Régimen, como hasta entonces habían
intentado las fuerzas contrarrevolucionarias de la Restauración.