3. 1. El evangelio eterno.
2. A toda la tierra.
3. Temed a Dios y dadle gloria.
4. La hora de su juicio.
5. Adorad al Creador.
“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el día es perfecto”
(Proverbios 4:18)
La revelación divina del plan de salvación ha
sido dada a la humanidad de forma
progresiva, como la aurora.
A cada fase de esta revelación se le puede
asignar el nombre de “verdad presente”
(2ª de Pedro 1:12). En el tiempo del fin, esta
verdad presente está representada por el
mensaje de los tres ángeles presentado en
Apocalipsis 14:6-11.
Estudiaremos detenidamente el primero de
estos mensajes (v. 6-7).
4. “Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando
vengas en tu reino” (Lucas 23:42)
Desde el mismo momento en que el hombre pecó, Dios
le ofreció un camino de salvación (Génesis 3:15). Este
mensaje son las buenas nuevas, el evangelio eterno.
Todo aquel que, como el ladrón en la cruz, acepta a
Jesús como su Salvador personal, estará con Él en
el paraíso.
Ningún mérito podía aportar a su salvación, solo un
profundo arrepentimiento y el anhelo de estar con
Jesús. “Y al que a mí viene, no le echo fuera”
(Juan 6:37).
Sin importar cuán grande o pequeño sea tu pecado,
Jesús te ofrece gratuitamente su salvación.
5. En el tiempo del fin, el evangelio
eterno debe ser predicado “a toda
nación, tribu, lengua y pueblo”.
¿Por qué es necesario que el
evangelio sea predicado en todo el
mundo?
Porque el problema del pecado
afecta a todo el mundo (Romanos
3:23). Por tanto, todo el mundo
debe ser consciente de su pecado,
y de la necesidad de un Salvador.
Ésta es la gran comisión que Jesús
nos dejó antes de ascender al
Cielo (Mateo 28:19). Este llamado
es más importante hoy debido a la
inminencia de su regreso.
6. “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus
mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13)
El temor a Dios y el acto de glorificarle están ligados por la obediencia a su voluntad.
Dios supo que
Abraham le
temía porque le
obedeció
(Génesis 22:12)
Dios quiere que
le temamos
para que no
pequemos
(Éxodo 20:20)
Job temía a
Dios y, por
tanto, se
apartaba del
mal (Job 1:1)
Al ver nuestra
obediencia, los
hombres son
llevados a
glorificar a Dios
(Mateo 5:16)
La consciencia de nuestro pecado nos lleva a temer a un Dios justo. Pero, al
comprender su gracia y su perdón, somos llevados a reverenciarlo y obedecerle.
De esta forma, le damos “la gloria debida a su nombre” (Salmo 29:2).
7. “Al tiempo que señalaré yo juzgaré rectamente” (Salmos 75:2)
Según Daniel 8:14, el juicio comenzó
en 1844. Desde entonces, vivimos
en la hora del juicio.
Lee Mateo 12:36, Eclesiastés 12:14,
Romanos 2:6 y 1ª de Corintios 4:5.
Luego, hazte esta pregunta: ¿Cuán
bien me iría en el juicio si contase
solo con mis propios méritos?
Solamente la seguridad de ser
cubiertos con el manto de justicia de
Cristo nos da esperanza en la hora
del juicio. Gracias a esto, “ninguna
condenación hay para los que están
en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
Jesús “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo” (Tito 3:5).
8. “Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo
lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor
bendijo el sábado y lo declaró día sagrado” (Éxodo 20:11 DHHe)
Junto con el juicio pre-advenimiento, el llamado a
adorar al Creador es una clara referencia a otra
“verdad presente” por mucho tiempo olvidada: la
observancia del sábado.
En resumen, el mensaje del primer ángel hace
hincapié en el evangelio eterno, invitando a aquel
que lo acepte a anunciar la hora del juicio y, en
consecuencia, a observar los diez mandamientos.
El resultado de esta proclamación será seguido por el mensaje de otros dos
ángeles (Apocalipsis 14:8-11). Estos mensajes marcarán una clara diferencia
entre los que decidan adorar a Dios y los que cedan a la presión de la “bestia”.
9. “El mensaje proclamado por el ángel que volaba por
en medio del cielo es el Evangelio eterno, el mismo
Evangelio que fue declarado en el Edén, cuando Dios
le dijo a la serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y
la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta
te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.
Génesis 3:15. Esta constituye la primera promesa de
un Salvador que saldría al campo de batalla para
desafiar el poder de Satanás y prevalecer sobre él.
Cristo vino a nuestro mundo para presentar el
carácter de Dios tal como está representado en su
santa ley, porque su ley es una copia de su carácter.
Cristo era tanto la ley como el Evangelio. El ángel que
proclama el Evangelio eterno proclama también la ley
de Dios; porque el Evangelio de salvación induce a los
hombres a obedecer la ley mediante la cual sus
caracteres son formados a la semejanza divina”
E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 2, pg. 121)
10. Te invito a bajar y estudiar cada una
de las 13 lecciones que tratan sobre
el tema:
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Slideshare.net/chucho1943autor: Sergio Fustero