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Navidad en un romance, p.eugenio
1. Comentarios de Fray Eugenio Gurruchaga o.c.d.
“Romance sobre el Evangelio, In principio erat Verbum,
acerca de la Santísima Trinidad” de San Juan de la Cruz.
Escena 9 Del Nacimiento - NAVIDAD
Ya que era llegado el tiempo en que de nacer había, así como
desposado 290. de su tálamo salía abrazado con su esposa, que en
sus brazos la traía, al cual la graciosa Madre en un pesebre ponía,
295. entre unos animales que a la sazón allí había. Los hombres
decían cantares, los ángeles melodía, festejando el desposorio
300. que entre tales dos había. Pero Dios en el pesebre allí lloraba
y gemía, que eran joyas que la esposa al desposorio traía. 305. Y
la Madre estaba en pasmo de que tal trueque veía: el llanto del
hombre en Dios, y en el hombre la alegría, lo cual del uno y del
otro 310. tan ajeno ser solía.
Esta es la escena final (9), donde se describe con
emoción la Navidad, el nacimiento del Hijo de Dios. Dada su
excepcional belleza plástica de la descripción, la hemos transcrito
entera.
Este romance viene a ser una especie de
radiografía de la vida cristiana; pero es una radiografía viva,
palpitante. Nuestra inserción en Cristo es participación de la vida
2. íntima trinitaria. Creados por el Verbo y para el Verbo, participamos
del mismo amor filial del Verbo en el seno de la Trinidad. La
creación servirá de palacio donde morar. Imagen y semejanza de
Dios, en el hombre se mantiene en prolongada espera hasta que le
viene en ayuda el mismo Hijo de Dios. La Virgen Madre,
representante de la humanidad, le recibe con gratitud y amor
entrañable en la Anunciación y en la Navidad. Dios se hace hombre
para que el hombre se haga Dios, por participación.
San Juan de la Cruz es un hombre de Dios, un genio
religioso, un cristiano todo cristificado. Bien lo intuyó Santa Teresa
de Jesús cuando dijo que había sido santo desde su infancia.
Recluido en la oscura soledad de la cárcel, cuando la liturgia canta a
media noche el misterio de la Navidad, se le agudiza el ojo interior
de la fé bautismal para descubrir la marca indeleble de Cristo, y en
Cristo, de las tres Personas divinas, impresa en su corazón. Toda
una iluminación interior que le hace apreciar y gozar el misterio
cristiano-trinitario presente en el más profundo centro de su alma.
Se llena de gozo alegre y esperanzado y prorrumpe en canto. Este
romance sobre el prólogo de San Juan “En el principio era el Verbo”
contiene los pilares sólidos y brillantes del templo espiritual de los
regenerados en Cristo.
Esta visión teológica de nuestro Doctor, toda
centrada en la gozosa entrega de amor entre las tres divinas
Personas, tiene mucha resonancia en nuestros días. En la actualidad
se recalca que la Iglesia y toda la vida cristiana tiene su principio
Fontal en el misterio de la Trinidad, concebido como un inefable
intercambio de un amor único entre las tres Divinas Personas. El
hombre, creado a imagen y semejanza de Dios uno y trino, tiene
3. que tender a ser modelado según el estilo de vida que se vive en el
seno insondable de la Trinidad. Igualmente acertada y actual
aparece la misión de María, dando consentimiento y cooperando
en esta Historia de la Salvación en nombre de la humanidad.
Comentarios de Fray Eugenio Gurruchaga o.c.d., 1998.