Los terrores nocturnos suelen ocurrir al principio de la noche, duran entre 1 y 10 minutos, el niño se mueve poco y es difícil despertarle aunque emite sonidos incoherentes; las pesadillas ocurren más tarde en la noche, duran más de 10 minutos, el niño se mueve más y puede despertarse más fácilmente aunque queda asustado y con recuerdos del episodio. Los terrores nocturnos son menos comunes que las pesadillas afectando solo al 1-6% de los niños.