El documento describe las estaciones en la Vega de Granada y cómo la naturaleza mantiene su belleza y productividad durante todo el año. La primavera trae flores como perales y amapolas, el verano da cosechas pero también tormentas, el otoño cambia los colores aunque todo sigue creciendo, e invierno conserva nutrientes aunque la nieve es un tesoro de Granada, como lo fue para un rey nazarita que plantó almendros para su esposa. A través de las estaciones, la naturaleza de la Ve

1. La Vega de Granada no distingue estaciones, en cualquiera se ofrece bella, productiva, es
cuestión de mirarla y verla con los ojos del alma para disfrutar de su milenaria hermosura:
PRIMA VERA: Perales en flor y amapolas desafiando las silvestres espigas

2. El río Genil, Señor de la Vega, Granadino Mayor y Mantenedor de tanta fertilidad

3. Albercones y riegos, dóciles a la mano del labrador

4. Los maizales aceptan la vida mientras que el VERANO da cuentas de sus tormentas

5. VERANO para el placer y para testimoniar el sudor de los tabaqueros

6. Y al abrigo de las Sierras hermanas, no importa la llegada del OTOÑO, todo crecerá

7. De OTOÑO a INVIERNO cambia el color, nunca el calor de la sangre de esta tierra

8. ¿Granada sin nieve?
El Genil, Hijo Predilecto y Señor de la Vega, Granadino Mayor de la Fertilidad, sabe
guardar energías. El frío conservará los nutrientes, no es una pausa, la naturaleza
sabe cuando y como tiene que actuar en la Vega, son momentos de disfrutar del otro
tesoro blanco de Granada.
Aquel tesoro que un día remoto, un rey nazarita ofreció a su amada esposa,
sembrando almendros en los alrededores de La Alhambra para que en PRIMAVERA
florecieran y pareciera que seguía rodeada de esa blancura que les hacía felices.
Que tantos verdes y blancos perpetuos son la Andalucía de Granada… desde la Vega
© Reportaje fotográfico de José Manuel Pérez García, desde Fuente Vaqueros, con textos de Fernando Repiso