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103 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 143
Los dos objetivos primordiales de las unidades de dolor
torácico son la detección temprana y efectiva del sín-
drome coronario agudo y la identificación rápida y eficien-
te de los pacientes de bajo riesgo que pueden ser trata-
dos de forma ambulatoria. La necesidad de su creación
se apoya en diversas razones de carácter clínico, prácti-
co y económico. Los pacientes que acuden al servicio de
urgencias con dolor torácico suponen una proporción sig-
nificativa del volumen de urgencias y su atención aún dis-
ta de ser óptima: el 8% son dados de alta sin que se
diagnostique el síndrome coronario agudo que en reali-
dad padecen y en un 60% de los ingresos hospitalarios
por dolor torácico finalmente se demuestra que no tenían
un síndrome coronario agudo.
La Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coro-
narias de la SEC propone un protocolo de funcionamien-
to de las unidades de dolor torácico, bien sean funciona-
les o físicas, ubicadas en el área de urgencias, atendidas
por personal especializado y dirigidas por un cardiólogo.
Se contempla como procedimiento de evaluación inicial
la clínica, el electrocardiograma y los marcadores bioquí-
micos de necrosis. El segundo paso, la estratificación del
riesgo, permite seleccionar a los pacientes que serán in-
gresados en la unidad de dolor torácico durante 6-12 h.
Finalmente, se propone la realización de un test de pro-
vocación de isquemia, generalmente una prueba de es-
fuerzo, antes del alta de la unidad para descartar la pre-
sencia de cardiopatía isquémica en los pacientes con
marcadores bioquímicos negativos y electrocardiogramas
no diagnósticos.
Palabras clave: Angina inestable. Diagnóstico. Dolor
torácico. Enfermedad coronaria. Infarto de miocardio.
Urgencias.
Chest Pain Units. Organization and Protocol
for the Diagnosis of Acute Coronary Syndromes
The two main goals of chest pain units are the early,
accurate diagnosis of acute coronary syndromes and the
rapid, efficient recognition of low-risk patients who do not
need hospital admission. Many clinical, practical, and
economic reasons support the establishment of such
units. Patients with chest pain account for a substantial
proportion of emergency room turnover and their care is
still far from optimal: 8% of patients sent home are later
diagnosed of acute coronary syndrome and 60% of ad-
missions for chest pain eventually prove to have been un-
necessary.
We present a systematic approach to create and mana-
ge a chest pain unit employing specialists headed by a
cardiologist. The unit may be functional or located in a se-
parate area of the emergency room. Initial triage is based
on the clinical characteristics, the ECG and biomarkers of
myocardial infarct. Risk stratification in the second phase
selects patients to be admitted to the chest pain unit for
6-12 h. Finally, we propose treadmill testing before dis-
charge to rule out the presence of acute myocardial is-
chemia or damage in patients with negative biomarkers
and non-diagnostic serial ECGs.
Key words: Unstable angina. Diagnosis. Chest pain.
Coronary artery disease. Myocardial infarction. Emer-
gency room.
ARTÍCULOS ESPECIALES
Unidades de dolor torácico. Organización y protocolo
para el diagnóstico de los síndromes coronarios agudos
Julián Bayón Fernández, Eduardo Alegría Ezquerra, Xavier Bosch Genover, Adolfo Cabadés
O’Callaghan, Ignacio Iglesias Gárriz, José Julio Jiménez Nácher, Félix Malpartida de Torres y Ginés
Sanz Romero, en nombre del Grupo de Trabajo ad hoc de la Sección de Cardiopatía Isquémica
y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología*
*Sus componentes se relacionan en el Apéndice.
Correspondencia: Dr. D.J. Bayón.
Servicio de Cardiología. Hospital de León.
Avda. Altos de Nava, s/n. 24071 León.
INTRODUCCIÓN
El manejo de los pacientes que acuden a los servi-
cios de urgencias (SU) con un dolor torácico indicati-
vo de insuficiencia coronaria aguda plantea un impor-
tante problema asistencial por diversas razones. La
primera es su magnitud: el dolor torácico es uno de los
motivos de consulta más frecuentes, representa entre el
5 y el 20% de los pacientes que acuden a los SU de un
hospital general. En el 50% de los casos aproximada-
mente, el cuadro clínico se orienta en un principio
como indicativo de un síndrome coronario agudo; no
obstante, en menos de la mitad de estos pacientes se
confirma finalmente tal diagnóstico1,2
. Como conse-
cuencia, un elevado número de los ingresos hospitala-
rios por sospecha de patología coronaria procedentes
Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
de los SU podrían evitarse con un diagnóstico inicial
más preciso. Por otro lado, entre el 2 y el 10% de los
pacientes que son dados de alta desde los SU por con-
siderar que el origen del dolor no es coronario presen-
tan un infarto agudo de miocardio, con una tasa de
mortalidad elevada, doble de la que corresponde a los
enfermos ingresados. Este tipo de error constituye en-
tre el 20 y el 39% de los motivos de demandas judicia-
les en los SU estadounidenses3
.
La segunda razón es la importancia de tomar deci-
siones terapéuticas rápidamente en estos pacientes,
puesto que la eficacia del tratamiento trombolítico y
de la angioplastia primaria está en función de la preco-
cidad con que se realizan en el curso del infarto de
miocardio; se considera que una hora de adelanto en el
tratamiento permite salvar 1,5 vidas por cada 1.000
pacientes tratados4
. Además, en varios estudios se ha
demostrado que no todos los pacientes que tienen indi-
cación de reperfusión reciben el tratamiento
adecuado5
. En España, el retraso promedio del trata-
miento una vez que el paciente ha llegado al hospital
se acerca a los 60 min, con amplias variaciones entre
las distintas comunidades6-8
; en cualquier caso, es su-
perior al recomendado en las guías terapéuticas9
. Fi-
nalmente, el desarrollo de nuevas pautas terapéuticas
en la angina inestable, incluyendo el empleo de anta-
gonistas del receptor glucoproteico IIb/IIIa y la angio-
plastia coronaria, ha puesto de manifiesto la necesidad
de seleccionar con la mayor rapidez posible a los pa-
cientes que pueden beneficiarse de un tratamiento más
intensivo10
.
En las dos últimas décadas se han propuesto dife-
rentes soluciones para mejorar el diagnóstico del do-
lor torácico en los SU, incluyendo el uso de guías
diagnósticas, la formación de equipos multidiscipli-
narios y el ingreso de estos pacientes en áreas espe-
cíficas. Esta última solución, que está ganando rápi-
da aceptación, se conoce con el nombre de unidades
o centros de dolor torácico (UDT)11
. En este artículo
se presentan los fundamentos, los procedimientos
diagnósticos y terapéuticos y los protocolos de fun-
cionamiento de las UDT que un Grupo de Trabajo de
la Sección de Cardiopatía Isquémica de la Sociedad
Española de Cardiología propone como directrices
para su apremiante e inminente implantación en
nuestro país.
ASPECTOS ORGANIZATIVOS
Criterios de inclusión
La atención al paciente que refiere dolor torácico o
cualquier otro síntoma indicativo de isquemia corona-
ria se basa en la clasificación rápida en grupos de dife-
rente riesgo. Para ello se utilizan datos clínicos senci-
llos y un electrocardiograma (ECG), que debe
conseguirse en los primeros 10 min de la llegada del
paciente al hospital. Esta evaluación y clasificación
iniciales deben completarse rápidamente en el área de
urgencias; para los hospitales que no disponen de ella,
una opción alternativa es llevarla a cabo directamente
en la UDT. En otros casos, la valoración del riesgo se
realiza por los servicios de atención urgente extrahos-
pitalaria.
En esta primera clasificación podemos reconocer
cuatro niveles de riesgo, que se resumen en la tabla 1.
El primer grupo lo forman los pacientes que presentan
dolor precordial prolongado y elevación del segmento
ST o inestabilidad hemodinámica, los cuales requieren
ingreso urgente en la unidad coronaria. El tratamiento
de estos pacientes y su ingreso no deben verse retrasa-
dos por otras maniobras diagnósticas. Los pacientes
del segundo grupo, con cuadro clínico compatible y,
habitualmente, descenso del segmento ST o alteracio-
nes de las ondas T indicativos de isquemia, deben ser
ingresados en la unidad coronaria o en el área de car-
diología, según su situación clínica. Los pacientes del
tercer grupo, con ECG normal o no diagnóstico de is-
quemia, en quienes no puede descartarse definitiva-
mente la existencia de enfermedad coronaria, pueden
beneficiarse de una estrategia de diagnóstico rápido
con pruebas complementarias que permitan confirmar
o descartar la presencia de cardiopatía coronaria, evi-
tando tanto ingresos innecesarios como altas inadecua-
das. Este proceso diagnóstico es el que se lleva a cabo
144 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 104
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
ABREVIATURAS
ACTP: angioplastia coronaria transluminal
percutánea.
CK: creatinfosfocinasa.
ECG: electrocardiograma.
PE: prueba de esfuerzo electrocardiográfica.
SU: servicio(s) de urgencias.
UDT: unidad(es) de dolor torácico.
TABLA 1. Clasificación rápida de los pacientes
con dolor torácico agudo
Grupos
Clínica
de riesgo
compatible Electrocardiograma Destino/ingreso
con SCA
1 Sí Elevación ST o BRI Unidad coronaria
2 Sí Descenso ST O T Unidad
negativas coronaria/planta
3 Sí Normal o no Unidad de dolor
diagnóstico torácico
4 No Normal o no Alta/ otras áreas
diagnóstico
BRI: bloqueo de rama izquierda; SCA: síndrome coronario agudo.
Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
en las UDT. Finalmente, en los enfermos del cuarto
grupo, la clínica y el ECG permiten inicialmente esta-
blecer otra causa clara del dolor y son derivados o tra-
tados como corresponda.
Requisitos funcionales
La organización de las UDT varía según los objeti-
vos y las características de los hospitales donde están
ubicadas. No obstante, parecen fundamentales para su
eficacia y correcto funcionamiento 5 elementos que
pasamos a describir.
Espacio físico
Las UDT pueden organizarse de dos formas: a)
como entidades con espacio distinto y separadas del
SU, o b) como dependencia de la unidad de observa-
ción dentro del propio SU (lo que podríamos llamar
UDT funcionales), modalidad que se considera más
adecuada para hospitales con menores volúmenes de
urgencias. En el primer caso, la UDT debe estar ubica-
da cerca del SU, con el fin de facilitar el acceso rápido
y sin restricciones de los enfermos.
El número de camas de una UDT se calcula según el
tamaño del hospital y el número de urgencias atendi-
das anualmente. Así, un hospital de referencia de un
área sanitaria (250.000 habitantes) atiende alrededor
de 9.000 urgencias mensuales; de éstas, unas 200-250
al mes serán de pacientes con dolores torácicos, la mi-
tad de los cuales serán candidatos idóneos para ingre-
sar en la UDT durante 17 h en promedio. Se necesitan,
por tanto, una o dos camas por cada 50.000 urgen-
cias/año. Para el hospital referido, con alrededor de
96.000 urgencias anuales, serían necesarias entre dos y
4 camas (recomendación de grado I con evidencia de
nivel C, según la gradación acostumbrada12
).
La UDT debe estar dotada de monitorización de la
presión arterial incruenta para cada paciente y monito-
rización electrocardiográfica continua con detección
automática de arritmias, así como disponer de desfibri-
lador y material de reanimación cardiopulmonar, sin
que sea imprescindible una estación central de monito-
rización (recomendación de grado I)13,14
.
Personal
El equipo de atención directa al paciente debe estar
formado por médicos del área de urgencias y cardiólo-
gos, así como por enfermeras que hayan recibido el
entrenamiento oportuno en el reconocimiento del do-
lor coronario, los conceptos básicos del ECG, los fun-
damentos de la terapéutica cardiovascular y la reani-
mación cardiopulmonar. Además, es imprescindible
que formen parte del equipo todas las personas involu-
cradas en la asistencia a estos enfermos (personal de
los servicios de asistencia extrahospitalaria urgente,
médicos que realizan las pruebas de detección de is-
quemia, personal del laboratorio de urgencias y del la-
boratorio de hemodinámica, etc.).
Se necesitará como mínimo un cardiólogo que inte-
gre la información, planifique e interprete las pruebas
de provocación de isquemia miocárdica y decida el
destino final de los enfermos. Se calcula como número
de enfermeras adecuado una por cada 6 camas15
. El
resto de personal auxiliar y administrativo puede ser
específico de la UDT o compartido con el SU, depen-
diendo del tamaño de aquélla.
Delimitación de responsabilidades
Como ocurre en cualquier equipo multidisciplina-
rio, y con el fin de evitar conflictos, las competencias
y responsabilidades de cada miembro del equipo de-
ben estar bien definidas y figurar en un manual de
funcionamiento previamente acordado entre los dife-
rentes servicios.
Un cardiólogo del servicio o sección de cardiología
debe tener la responsabilidad final y dirigir el equipo.
Sus funciones principales serían la coordinación entre
los distintos grupos de profesionales implicados en la
UDT, la revisión y puesta al día de los protocolos/
guías clínicas de la UDT (para lo cual se recomienda
la formación de un comité interdisciplinar que se reú-
na periódicamente) y la selección y entrenamiento del
personal de la UDT16
.
Guías de actuación escritas
Las UDT deberán definir y consensuar con todos los
departamentos y servicios médicos del centro (urgen-
cias, unidad de cuidados intensivos, cardiología, medi-
cina interna) protocolos de actuación frente al paciente
con dolor torácico que permitan el «cribado» rápido
y con sensibilidad y especificidad altas de los pacien-
tes en el propio SU, para su correcta orientación diag-
nóstica, la estratificación del riesgo y el tratamiento
más adecuado lo más rápidamente posible. El control
de los tiempos, las actuaciones para su mejora y la co-
ordinación de todos estos estamentos implicados de-
ben ser labor prioritaria de las UDT.
Control de calidad
Por tratarse de un área donde las decisiones terapéu-
ticas tienen gran trascendencia, debe llevarse un regis-
tro que permita evaluar continuamente la eficacia de la
UDT y su calidad asistencial. Los tiempos de actua-
ción, los porcentajes de enfermos en quienes se aplica
el tratamiento correcto y el porcentaje de errores en el
diagnóstico son ejemplos de parámetros a registrar. De
esta observación continua de la actuación en la unidad
deben surgir objetivos de mejora y modificaciones en
la organización y en las guías.
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
105 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 145
Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS
Electrocardiograma
El ECG de 12 derivaciones es una prueba sencilla,
rápida y rentable para el diagnóstico de los pacientes
con dolor torácico, pues permite identificar a aquéllos
con un posible síndrome coronario agudo que se bene-
ficiarán de la reperfusión temprana. Además propor-
ciona información pronóstica que puede modificar la
toma de decisiones clínicas en el contexto del dolor to-
rácico17
. Por tanto, es total el consenso respecto a la
obligatoriedad de practicar un ECG a todo paciente
con dolor torácico no traumático en los primeros 10
min desde que llega al SU (evidencia de nivel A)18,19
.
El ECG debe ser interpretado directamente por un
médico experimentado, sin confiar en los sistemas au-
tomáticos de interpretación. Diversos estudios realiza-
dos en el grupo de pacientes que presentaron un infar-
to de miocardio no identificado en el SU concluyen
que el 25% se debieron a una interpretación incorrecta
del ECG20
. El adecuado análisis del ECG por los mé-
dicos del SU es incluso más relevante en la actualidad,
por su valor insustituible en la decisión de utilizar tra-
tamiento trombolítico. En este sentido, son útiles los
procedimientos de visualización directa en red del
ECG en todo el hospital, que facilitan su acceso por
todos los profesionales implicados y su interpretación
inmediata por personas entrenadas.
La monitorización continua del segmento ST podría
ser de utilidad en ciertos subgrupos de pacientes. No
existen todavía suficientes estudios que hayan valida-
do esta técnica, aunque alguna sociedad científica
(como la Europea de Cardiología) la incluye en sus re-
comendaciones para el abordaje del síndrome corona-
rio agudo21
. Las derivaciones no habituales del ECG,
como las derivaciones posteriores o de ventrículo de-
recho, pueden mejorar la apreciación electrocardiográ-
fica de la zona posteroinferior del corazón. Sin embar-
go, no hay evidencias de que el registro sistemático de
derivaciones suplementarias incremente de forma sig-
nificativa la capacidad diagnóstica del ECG conven-
cional22
.
RADIOLOGÍA PORTÁTIL
Dado que todo dolor torácico no traumático sin evi-
dencia de isquemia miocárdica puede tener otras cau-
sas, habrá que realizar una radiografía de tórax durante
el período de observación en la UDT. Por coherencia
con los planteamientos previos, esta exploración debe-
ría realizarse con un equipo portátil en lugar de des-
plazar al paciente a otras instalaciones hospitalarias,
especialmente si se hace en los primeros momentos de
la llegada al hospital.
MARCADORES BIOLÓGICOS
Los marcadores bioquímicos cardíacos son macro-
moléculas intracelulares miocárdicas que pasan al in-
tersticio y, de allí, a la sangre si se pierde la integridad
de la membrana celular. Cuando se detectan en sangre
periférica son útiles para establecer el diagnóstico y
pronóstico del daño miocárdico isquémico. Los más
utilizados a tal fin son la mioglobina, la creatinfosfoci-
nasa (CK) y sus diversas fracciones (CK-MB y sus
isoformas) y las troponinas cardíacas. En las tablas 2 y
3 se presentan, respectivamente, sus características clí-
nicas comparadas y los tiempos de aparición y perma-
nencia en sangre de los mismos.
Dichos marcadores cumplen un importante papel en
el proceso que conduce al diagnóstico y pronóstico del
paciente con dolor torácico en la UDT, pero deben in-
tegrarse con el resto de procedimientos clínicos utili-
zados en la toma de decisiones ante este tipo de pa-
146 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 106
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
TABLA 2. Comparación de los marcadores bioquímicos cardíacos
Marcador Ventajas Inconvenientes Comentarios
CK-MB Amplia experiencia Baja especificidad en presencia de Muy extendido en la práctica clínica
Técnica barata lesión de músculo estriado Aceptable en la mayor parte
Detección de reinfartos Baja sensibilidad para IAM temprano de situaciones clínicas
(< 6 h) y para daño miocárdico pequeño
CK-MB isoformas Detección temprana del IAM Perfil de especificidad similar a CK-MB Poco extendido y limitado a centros de
Se requiere especial experiencia investigación
en técnicas de determinación
Mioglobina Sensibilidad alta Muy baja especificidad en casos de daño Más extendido que isoformas
Detección temprana del IAM del músculo estriado de CK-MB
Test negativo descarta el IAM Uso fácil en el diagnóstico
en las primeras 12 h temprano del IAM
Troponinas Mayor sensibilidad Baja sensibilidad en la fase muy Determinaciones seriadas muy útiles
y especificidad que CK-MB temprana del IAM (< 6 h) en diagnóstico y pronóstico de SCA
Utilidad en seleccionar Baja sensibilidad para detectar sin elevación del segmento ST
terapéuticas pequeños reinfartos
CK-MB: fracción MB de la creatincinasa; IAM: infarto agudo de miocardio; resto de abreviaturas como en tabla 1.
Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
cientes13,18,23-25
. Los resultados de la determinación de-
berían estar disponibles en los 30-60 min siguientes a
la extracción de la muestra. En este sentido se han de-
sarrollado técnicas que permiten la determinación en
el mismo SU a la cabecera del enfermo de varios mar-
cadores simultáneamente25
.
Las Sociedades Europea y Americana de Cardiolo-
gía consideran que la determinación de troponinas es
el procedimiento de elección y que debe obtenerse a
tal fin una muestra sanguínea al ingreso y 6-12 h más
tarde. En caso de ingreso muy precoz (menos de 6 h),
podría llevarse a cabo una determinación de mioglobi-
na y, en casos de recidiva de isquemia tras un infarto
agudo (< 2 semanas), una determinación de CK-MB21
.
La Sociedad Española de Cardiología recomienda las
determinaciones seriadas de troponinas y de CK-MB
(masa) al ingreso. En caso de troponina negativa tem-
prana o de valores en el límite de la normalidad, pro-
pone repetir la determinación a las 6-9 h (recomenda-
ción de grado IIa)13
. En caso de no disponer de
determinación de troponinas, habría que determinar
CK-MB (masa), CK-MB (actividad) o CK total (por
este orden de prioridad).
PRUEBA DE ESFUERZO
Una vez realizada la selección de los pacientes que
presentan datos clínicos y electrocardiográficos de sín-
drome isquémico miocárdico agudo, queda un grupo
importante de pacientes con riesgo intermedio o bajo
de complicación coronaria ulterior (menor del 7% de
infarto agudo de miocardio y menor del 15% de angi-
na inestable). En este subgrupo se ha postulado la rea-
lización de una prueba de esfuerzo (PE) graduada, test
útil y disponible en la mayoría de los hospitales. Esta
recomendación se basa en el alto valor predictivo ne-
gativo de una PE negativa en estos pacientes (reco-
mendación de grado I con evidencia de nivel B) y en
la información pronóstica que proporciona26
. Sin em-
bargo, teniendo en cuenta que en este grupo de pacien-
tes con riesgo medio y bajo de enfermedad coronaria
la prevalencia de enfermedad coronaria es baja, la pro-
babilidad de resultados falsos positivos es alta27
. En
casos de resultados dudosos o no concluyentes, se ha-
rán necesarias otras pruebas de provocación de isque-
mia más específicas.
Se consideran adecuados para ser sometidos a es-
tudio mediante PE temprana en la UDT todos los
pacientes con dolor torácico sospechoso de ser de etio-
logía isquémica miocárdica, en los que se han descar-
tado el síndrome coronario agudo y cualquier otro do-
lor torácico secundario a patología severa (embolismo
pulmonar, disección aórtica, rotura esofágica, neumo-
tórax) mediante exploración física, radiografía de tó-
rax, análisis básicos, ECG seriados y marcadores bio-
químicos de necrosis miocárdica. También deben ser
capaces de caminar o realizar ejercicio sobre cicloer-
gómetro y no presentar alteraciones del ECG que difi-
culten o impidan la interpretación segura de la prueba
(bloqueo de rama, hipertrofia ventricular izquierda con
sobrecarga, efecto digitálico y otras).
La prueba puede realizarse una vez concluido el pe-
ríodo de observación de 6-9 h y, en todo caso, debe ha-
cerse en las primeras 24 h. Se utilizará el protocolo ha-
bitual de cada hospital. Se ha de intentar realizar una
prueba de esfuerzo máxima, es decir, que se haya de
suspender por positividad, por síntomas que impidan
continuar o por alcanzar la frecuencia máxima
(220–edad en años) del paciente, momento en que la
sensibilidad del test aumenta. Los criterios de finaliza-
ción coinciden con los establecidos en las Guías de
Práctica Clínica de la Sociedad Española de Cardiolo-
gía para pruebas de esfuerzo26
(tabla 4). Los criterios
de positividad eléctrica son los habituales: cambios del
ST (descenso del ST igual o mayor a 1 mm, con pen-
diente plana o descendente, o elevación de 1 mm 80
ms tras el punto J)26
.
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
107 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 147
TABLA 3. Tiempos de aparición y de permanencia
de los marcadores bioquímicos cardíacos en sangre
Intervalo hasta
Intervalo hasta
Duración de la
elevación
nivel máximo
elevación
inicial (h) plasmática
Mioglobina 1-4 6-7 h 24 h
CK-MB 3-12 24 h 48-72 h
CK-MB isoformas 2-6 12-16 h 18-24 h
Troponina T 3-12 0,5-2 días 5-14 días
Troponina I 3-12 24 h 5-10 días
TABLA 4. Criterios para detener la prueba de esfuerzo
(directrices SEC26
)
Absolutos
El deseo reiterado del sujeto de detener la prueba
Dolor torácico anginoso progresivo
Descenso o falta de incremento de la presión sistólica pese al
aumento de la carga
Arritmias severas/malignas
Fibrilación auricular taquicárdica
Extrasistolia ventricular frecuente, progresiva y multiforme
Rachas de taquicardia ventricular, flúter o fibrilación ventricular
Síntomas del sistema nervioso central
Ataxia
Mareo
Síncope
Signos de mala perfusión: cianosis, palidez
Mala señal electrocardiográfica que impida el control del trazado
Relativos
Cambios llamativos del ST o QRS (cambios importantes del eje)
Fatiga, cansancio, disnea y claudicación
Taquicardias no severas incluyendo las paroxísticas
supraventriculares
Bloqueo de rama que simule taquicardia ventricular
Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
OTRAS PRUEBAS DE DETECCIÓN
Y PROVOCACIÓN DE ISQUEMIA
A pesar de que la PE representa el primer escalón
diagnóstico en pacientes ingresados en las UDT
gracias a su facilidad de realización y a su disponi-
bilidad, presenta limitaciones derivadas de sus bajas
sensibilidad y especificidad en determinados grupos
de pacientes (alteraciones del ECG basales, fárma-
cos, género femenino o insuficiente nivel de esfuer-
zo)28,29
. En estos casos se plantean otras pruebas de
provocación mediante asociación de imágenes (ul-
trasónicas o isotópicas), basadas en las posibilida-
des de detectar alteraciones en la perfusión miocár-
dica (gammagrafía de perfusión) o en la función
ventricular (ecocardiografía de estrés), y ambas tan-
to en situación basal como de sobrecarga dinámica
o farmacológica.
Ecocardiografía de estrés
Esta técnica de imagen mediante ultrasonidos per-
mite objetivar los defectos reversibles de la perfusión
regional ventricular: alteraciones de la contractilidad
segmentaria (disminución de la excursión del endo-
cardio) y disminución del engrosamiento sistólico del
miocardio tras sobrecarga mediante ejercicio físico o
fármacos (dobutamina o dipiridamol). El eco-dipiri-
damol parece especialmente recomendable por su
más fácil utilización en este tipo de unidades. Su efi-
cacia diagnóstica es superior a la de la PE y similar
en términos generales a la gammagrafía de perfusión.
Sus principales indicaciones se recogen en la tabla 5.
Varias circunstancias pueden influir de forma directa
a la hora de elegir elección como primer escalón
diagnóstico la ecocardiografía de estrés (recomenda-
ción de grado I/II; evidencia de nivel B/C) en los pa-
cientes de una UDT como son mujeres, bloqueo de
rama izquierda, hipertensión arterial y portadores de
marcapasos19,30,31
.
Gammagrafía miocárdica
Las indicaciones de la gammagrafía miocárdica para
el diagnóstico y estratificación del riesgo de la cardio-
patía isquémica en las UDT son superponibles a las
que se contemplan para la ecocardiografía de estrés
(tabla 6). Los radiotrazadores más empleados son el
201
talio y el 99m
Tc (sestamibi y tetrofosmina); su rendi-
miento diagnóstico es similar, aunque los compuestos
de tecnecio han presentado mayor precisión diagnósti-
ca en los estudios de estrés. Se recomienda que las téc-
nicas de recogida de imágenes sean representadas me-
diante cortes tomográficos sincronizados con el ECG
(Gated-SPECT), ya que permiten valorar el movimien-
to de las paredes ventriculares y su engrosamiento sis-
tólico (de utilidad importante para diferenciar las zo-
nas de atenuación fisiológicas y los defectos septales
en el BRI) y se valoren cuantitativamente mediante el
mapa polar32
.
Recientemente se han propuesto dos estrategias en-
caminadas tanto a incrementar la rapidez diagnóstica
como a rentabilizar la utilización conjunta en un mis-
mo estudio de ambas técnicas en las UDT. Una es in-
yectar el radiotrazador sestamibi durante el episodio
de dolor torácico (por tanto, sin estrés) adquiriendo
imágenes a las 1 o 2 h. La otra consiste en inyectarlo
inmediatamente tras el estudio ecocardiográfico de es-
trés cuando éste no es diagnóstico (por test submáxi-
mo o sin isquemia) y/o cuando el eco-estrés se inte-
rrumpe por angina, alteración del ST o aparición de
arritmia ventricular. Ambas estrategias pueden ser
complementarias, presentan una coste-efectividad si-
148 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 108
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
TABLA 6. Indicaciones de los estudios
de gammagrafía miocárdica para el diagnóstico
de la cardiopatía isquémica
Recomendaciones de grado I
Pacientes sintomáticos con prueba de esfuerzo electrocardiográfica
(PEE) no realizable por incapacidad para el ejercicio, PEE no
concluyente, alteraciones del ECG o discrepancias entre la clínica
y la PEE
Recomendaciones de grado IIa
Mujeres con probabilidad intermedia de enfermedad coronaria
Recomendaciones de grado IIb
Diagnóstico de isquemia miocárdica en pacientes con probabilidad
alta o intermedia de enfermedad coronaria
TABLA 5. Indicaciones de la ecocardiografía de estrés
para el diagnóstico de la cardiopatía isquémica
Recomendaciones de grado I
Poblaciones en las que la prueba de esfuerzo electrocardiográfica
(PEE) tiene utilidad limitada: pacientes con sospecha de
enfermedad coronaria y/o ECG basal patológico y PEE no
concluyente
Necesidad de precisar la localización y la extensión de la isquemia
miocárdica
Existencia de discordancia entre clínica y PEE (asintomáticos con
PEE positiva, o bien dolor indicativo con PEE negativa)
Pacientes con imposibilidad de realizar ejercicios físicos
(dobutamina)
Recomendaciones de grado IIa
Valoración del significado funcional de una lesión coronaria
Mujeres con probabilidad intermedia
Recomendaciones de grado IIb
Diagnóstico de isquemia miocárdica en pacientes seleccionados
con probabilidad alta o intermedia de enfermedad coronaria
Recomendaciones de grado III
Valoración sistemática de todos los pacientes con ECG normal
Valoración de personas asintomáticas con baja probabilidad
de enfermedad coronaria
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milar y permiten diferenciar claramente a los pacientes
de bajo y alto riesgo en las UDT33,34
.
TRATAMIENTOS
El paciente admitido en la UDT presenta una pro-
babilidad baja o intermedia de complicaciones car-
diovasculares graves; por tanto, es un paciente poten-
cialmente grave, que plantea más un problema
diagnóstico que terapéutico. Sin embargo, parece ló-
gico iniciar un tratamiento en el momento en el que
el paciente es admitido en la UDT. Este tratamiento
debe ser eficaz para del síndrome coronario agudo,
que es la causa más frecuente de dolor torácico grave
en los SU, fácil de administrar, sin que requiera com-
plejas dosificaciones o evaluaciones de laboratorio,
causar los menos efectos indeseables posibles y no
interferir con la estrategia diagnóstica planteada para
el paciente.
Vía venosa periférica
Un porcentaje elevado de pacientes (aproximada-
mente un 50%) que acude al SU por dolor torácico es
ingresado posteriormente1,35,36
. Por ello, la canaliza-
ción de una vena periférica en tales pacientes parece
una maniobra poco agresiva, útil en el caso de que
existan complicaciones, permite la extracción de san-
gre con facilidad y no interfiere con el proceso diag-
nóstico del paciente (recomendación de grado I).
OXIGENOTERAPIA
No existen evidencias que demuestren la utilidad del
oxígeno durante la estancia del paciente en la UDT;
frente a quienes abogan por su uso indiscriminado37
,
otros lo recomiendan únicamente a los pacientes que
presentan disnea o una saturación en el pulsioxímetro
inferior al 90%35
. Teniendo en cuenta que el tratamien-
to con oxígeno es sintomático y no tiene ninguna in-
fluencia en el pronóstico, esta última actitud parece la
más adecuada.
TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS
Antiagregantes plaquetarios
El uso de antiagregantes plaquetarios está indicado
en todo síndrome coronario agudo diagnosticado19,38
.
La aspirina es probablemente el fármaco que con más
frecuencia ha de usarse en la UDT ante cualquier pa-
ciente en el que se sospeche que el dolor está causado
por un síndrome isquémico miocárdico agudo. En los
pacientes con baja probabilidad del mismo y que no
tienen factores de riesgo cardiovascular añadidos,
no parece justificado el uso de la aspirina, siempre
que las pruebas de evaluación puedan realizarse de
forma rápida. Se suele recomendar una dosis inicial
de entre 160 y 325 mg, preferentemente en forma
masticable para conseguir rápidamente el efecto an-
tiagregante. No debería usarse si se sospecha que el
dolor es secundario a síndrome aórtico agudo hasta
descartar esta posibilidad. Se puede mantener el trata-
miento con aspirina en los pacientes que la estaban
tomando con anterioridad. En el caso de alergia o in-
tolerancia a la aspirina, existen otras opciones de tra-
tamiento antiagregante, como las tienopiridinas39
o el
trifusal40
.
Otros tratamientos antiagregantes intravenosos,
como los inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa, no
están indicados en la UDT, pues su empleo se restrin-
ge a pacientes de alto riesgo, los cuales deberían ser
ingresados en la unidad coronaria.
Anticoagulantes
No existen guías definidas sobre el uso de heparina
en la UDT, recomendándose únicamente en un estudio
su administración si el médico que atiende al enfermo
lo considera necesario1
. En el caso de que se decida su
utilización, por su facilidad de uso y por su eficacia si-
milar a la heparina no fraccionada, las heparinas de
bajo peso son una excelente alternativa41
. De todas for-
mas, no parece recomendable su administración hasta
tener un diagnóstico de certeza de síndrome coronario
agudo.
Nitratos
Sólo deben utilizarse nitratos de acción corta, gene-
ralmente por vía sublingual, para alivio del dolor torá-
cico. La respuesta favorable a la administración de es-
tos fármacos puede apoyar el diagnóstico de isquemia
miocárdica, aunque no debe considerarse como crite-
rio único, dado que otras enfermedades pueden res-
ponder a este fármaco42
. No deberían utilizarse nitratos
de acción prolongada ni intravenosos, pues pueden in-
terferir con el resultado del test de ejercicio. No existe
ningún estudio que evalúe la eficacia de los nitratos en
el control de los síntomas ni en el pronóstico de los
pacientes atendidos en las UDT.
Bloqueadores beta
Tampoco existen datos en la bibliografía referentes
al uso de bloquedores beta en las UDT. Dado que pue-
den reducir la sensibilidad diagnóstica de las pruebas
de provocación, especialmente en la prueba de esfuer-
zo43
y en el ecocardiograma de estrés con dobutami-
na44
, su uso debería evitarse. Sin embargo, no se justi-
fica la retirada del tratamiento si el paciente tomaba
este tipo de fármacos por otro motivo, debido al fenó-
meno de rebote que se puede presentar tras su supre-
sión.
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
109 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 149
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Antagonistas del calcio
El uso de antagonistas del calcio no está justificado
en los pacientes atendidos en las UDT, excepto en los
que estuvieran tomándolos previamente por otra razón.
Tratamiento al alta
El tratamiento del paciente dependerá de la decisión
tomada en función del diagnóstico realizado y del pro-
nóstico establecido durante su estancia en la UDT. Si
el paciente es ingresado en el hospital con el diagnós-
tico de síndrome coronario agudo, se aplicarán el tra-
tamiento y la estrategia especificados en las guías de
práctica clínica correspondientes9,13
. Por el contrario,
si después de completar los estudios pertinentes no se
evidencia cardiopatía isquémica, se le da de alta sin
tratamiento médico. Si queda pendiente de completar
su estudio con las pruebas complementarias, debería
mantenerse el tratamiento con aspirina hasta llegar a
un diagnóstico. El momento del alta es una ocasión
excelente para aconsejar al paciente las medidas de
prevención primaria o secundaria oportunas.
PROTOCOLO PROPUESTO
Las experiencias publicadas con las UDT difieren
en muchos aspectos, incluyendo los tipos de pacientes
150 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 110
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
Paciente con dolor torácico Servicio
de urgencias
Unidad de dolor
torácico
Dolor de origen
traumático
Dolor de origen no
traumático
Circuito
traumatológico
Evaluación
inicial Anamnesis, exploración, ECG
10 min
ECG patológico ECG normal/ND
↑ ST ↓ ST, T negativas Dolor típico/
atípico*
Dolor no coronario**
20 min Rx
Ingreso UC
Alta de la UDT
Valorar otros diagnósticos
Repetir ECG
Ingreso
CK-MB, Tn
Sí (+) Sí (–)
30 min
Observación Repetición ECG, CK-MB, Tn
CK-MB o Tn (+)
o ECG patológico
o recidiva angina
CK-MB y TN (–)
y ECG normal/ND
Ingreso 6-9 h
Evaluación prealta
Prueba de esfuerzo
Ingreso Alta
9-24 h
Sí (+) Sí (–)
Fig. 1. Protocolo propuesto para
el manejo de los pacientes que
acuden al servicio de urgencias
con dolor torácico (véase explica-
ción en el texto). CK-MB: fracción
MB de la creatincinasa; ECG: elec-
trocardiograma; ND: no diagnósti-
co; Rx: radiografía de tórax; Tn =
troponinas; UC: unidad coronaria;
UDT: unidad de dolor torácico.
*Considerar ingreso en caso de
dolor indicativo de ser coronario
en presencia de marcadores de
riesgo: antecedentes de infarto,
angioplastia o cirugía coronaria,
insuficiencia cardíaca o vasculo-
patía periférica.
**Descartar disección aórtica y
tromboembolismo pulmonar.
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seleccionados y los protocolos utilizados. Además, po-
cos de ellos contemplan simultáneamente los diferen-
tes objetivos de la UDT: tratamiento rápido del infarto
agudo con elevación del ST, estratificación de riesgo
en la angina inestable/infarto sin elevación del ST,
identificación de los pacientes con riesgo intermedio-
bajo de padecer complicaciones isquémicas y diagnós-
tico rápido de los pacientes con dolores no cardíacos.
Aunque la mayoría de las publicaciones se refiere a los
pacientes con ECG no diagnóstico, los estudios coinci-
den en señalar que una UDT permite el tratamiento
adecuado de los pacientes con dolor torácico, ahorra
ingresos innecesarios y permite dar de alta a los pa-
cientes con mayor seguridad1,11,35,45-48
.
Dadas las diferencias existentes entre los distintos
hospitales, no se puede establecer un protocolo único.
Debe tenerse en cuenta, además, que la organización
de las UDT que se vayan creando va a ser muy varia-
ble, desde las de carácter exclusivamente funcional
centradas en un determinado tipo de pacientes, a las
estructurales cuyo objetivo sea la evaluación, diagnós-
tico y tratamiento de todos los pacientes que llegan al
SU con un dolor torácico. Teniendo en cuenta estas
consideraciones, se propone el protocolo resumido en
la figura 1. Se basa en la clínica, el ECG y la prueba
de esfuerzo y contempla tres períodos distintos.
Valoración inicial
Se resalta la importancia de realizar la historia clíni-
ca, la exploración física y el ECG en menos de 10 min
desde la llegada del paciente y la estratificación inicial
del riesgo en menos de 30 min.
Anamnesis y exploración física
Es fundamental realizar una historia clínica precisa,
además de rápida. Se deben analizar el tipo de dolor,
su duración, forma y momento en que se desencadena,
presencia de cortejo vegetativo, semiología acompa-
ñante (insuficiencia cardíaca, edema agudo de pulmón,
síncope, arritmias), umbral isquémico y modo de pre-
sentación. Hay que destacar que con frecuencia los
síntomas no son absolutamente típicos, y que el hecho
de que el paciente presente alguna característica atípi-
ca no descarta absolutamente que el dolor sea corona-
rio (hasta el 15% de los pacientes que padecen un in-
farto agudo de miocardio manifiestan dolor a la
palpación manual). Una de las principales causas de
error es la localización del dolor en la región epigástri-
ca. Finalmente, debe recordarse que los pacientes an-
cianos, los diabéticos y los pacientes con insuficiencia
cardíaca pueden acudir por síntomas distintos del do-
lor torácico.
Dentro de la historia clínica se incluyen los antece-
dentes de factores de riesgo coronario (edad, sexo, dia-
betes, dislipemia, hipertensión arterial, tabaquismo),
de otras arteriopatías (accidente cerebrovascular, clau-
dicación intermitente) y de cardiopatía isquémica, es-
pecialmente infartos, angioplastia o cirugía previas.
Además, hay que descartar el antecedente de drogadic-
ción (cocaína sobre todo).
La exploración física es con frecuencia normal y
ello no descarta en ningún caso la existencia de una
patología aguda grave. Por el contrario, el hallazgo de
alguna alteración (p. ej., signos de insuficiencia car-
díaca) no sólo confirma la sospecha diagnóstica, sino
que implica peor pronóstico.
Electrocardiograma
Es uno de los pilares básicos del diagnóstico y la es-
tratificación del riesgo en los síndromes coronarios
agudos. Sin embargo, la mala interpretación del mis-
mo es una de las causas más frecuentes de error. En
primer lugar, hay que tener presente que un ECG nor-
mal no descarta en ningún caso patología cardiovascu-
lar grave (p. ej., disección aórtica). Igualmente, mu-
chos pacientes con síndrome coronario agudo pueden
tener un ECG al ingreso normal o con alteraciones mí-
nimas que pueden pasar inadvertidas a un médico sin
la suficiente experiencia. Finalmente, con cierta fre-
cuencia existen alteraciones en el ECG (bloqueo de
rama, marcapasos, infartos previos) que dificultan el
diagnóstico; sin embargo, en estos casos la probabili-
dad de que el dolor torácico sea coronario es mayor.
Análisis en el momento del ingreso
Los marcadores bioquímicos de necrosis sirven para
confirmar el diagnóstico de forma relativamente tardía
(> 60 min). Ante todo paciente con dolor torácico no
traumático, además de los análisis básicos (hemogra-
ma, glucemia, creatinina, ionograma), es necesario so-
licitar los marcadores de daño miocárdico. Hay que te-
ner en cuenta que las troponinas (T o I) son muy
específicas pero no ascienden hasta pasadas las prime-
ras 6 h del inicio del dolor, por lo que si el dolor que
motiva el ingreso es más reciente pueden ser normales
sin que ello descarte el infarto agudo. De los marcado-
res clásicos, la CK-MB (masa) es la más útil. Hay que
destacar que los valores inicialmente negativos no des-
cartan coronariopatía aguda, por lo que deberán repe-
tirse a las 6-9 h del ingreso.
Radiografía de tórax
Debe realizarse como exploración inicial, aunque su
práctica no debe retrasar el tratamiento en los casos en
que por historia clínica y ECG se llegue al diagnóstico
de síndrome coronario agudo. En algunos pacientes
puede ser diagnóstica (neumotórax, derrame pleural,
etc.), aunque con relativa frecuencia es normal (inclu-
so en la disección aórtica).
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
111 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 151
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Observación en la unidad del dolor torácico
Con la evaluación clínica inicial podremos clasificar
a los pacientes en tres grandes grupos:
1. Pacientes que presentan un síndrome coronario
agudo (con o sin ascenso del segmento ST).
2. Pacientes cuyo dolor torácico tiene una causa cla-
ramente no cardíaca (p. ej., neumotórax, enfermedad
tromboembólica, patología digestiva, etc.).
3. Pacientes con dolor torácico de etiología incierta.
En los dos primeros casos, tras el diagnóstico preci-
so debe aplicarse el tratamiento específico según la
etiología del proceso, siguiendo los protocolos asisten-
ciales. En caso de que se trate de un síndrome corona-
rio agudo, se seguirán las Guías de Práctica Clínica
correspondientes6,13,49
. Los pacientes con elevación del
ST deben recibir tratamiento de reperfusión coronaria
(fibrinólisis o angioplastia) rápidamente, sin esperar
resultados de las pruebas9
, mientras que los que pre-
sentan descenso del ST deberán ingresar e iniciar el
tratamiento correspondiente a los pacientes con angina
inestable/infarto sin elevación del ST13
. En caso de
bloqueo de rama izquierda, deberá evaluarse su mo-
mento de aparición: si es de reciente aparición y la clí-
nica es indicativa de infarto, deberán recibir tratamien-
to de reperfusión e ingresar en la unidad coronaria.
Los pacientes con dolor no coronario (en punta de cos-
tado, que se localiza con un dedo, de breve duración (se-
gundos) o constante (> 24 h), que varía con la respiración
o los movimientos posturales etc., deben ser dados de alta
de la UDT después de descartar patologías graves como la
disección aórtica, el tromboembolismo pulmonar y el ta-
ponamiento cardíaco. A estos pacientes se les debe practi-
car una radiografía de tórax para descartar otras enferme-
dades no coronarias, pero no deben determinarse CK-MB
o troponinas por tener en esta población un rendimiento
muy bajo, y sólo se retrasaría el alta de los pacientes.
Una vez descartados los pacientes con dolor de otra
etiología e iniciado el tratamiento en los que presentan
un síndrome coronario agudo, aproximadamente un
tercio de los pacientes queda sin un diagnóstico claro
y constituyen para la mayoría de los protocolos la po-
blación susceptible de seguimiento en la UDT. El perío-
do de observación recomendado oscila entre 6 y 12 h.
El ECG debe repetirse a los 15-20 min del ingreso
para descartar cambios isquémicos. Si continúa siendo
normal, deben permanecer en observación y repetirse
el ECG y los marcadores de necrosis a las 6-8 h. Por el
contrario, si en el ECG aparecen cambios isquémicos,
los marcadores se positivizan o aparece angina de nue-
vo, estos pacientes deben ingresar.
Evaluación previa al alta
Aproximadamente el 70% de los pacientes ingresa-
dos en la UDT completan el período de observación de
6 a 12 h, tienen marcadores de necrosis negativos, no
presentan cambios en los ECG seriados ni signos de
inestabilidad hemodinámica14
. No obstante, hasta un
3% pueden tener un síndrome coronario agudo y no
deben ser dados de alta. Por este motivo, la mayor par-
te de los protocolos incluyen un test de provocación de
isquemia. Con este fin se han utilizado la prueba de es-
fuerzo convencional, la prueba de esfuerzo con isóto-
pos y la ecocardiografía tras estrés farmacológico. De
todas ellas, la prueba de esfuerzo convencional tiene la
ventaja de su sencillez y fácil accesibilidad, por lo que
es la que se señala en el protocolo propuesto como de
primera elección.
Dependiendo del tipo de pacientes seleccionados,
entre el 10 y el 25% presentarán una prueba positiva y
el 70% negativa, mientras que aproximadamente en un
20% el resultado no será concluyente. Sin embargo, el
valor predictivo positivo de la prueba en estos pacien-
tes es bajo. Todos los estudios coinciden en señalar
que, en estas condiciones, el valor predictivo negativo
es superior al 98%, lo que permite dar de alta a los pa-
cientes con un elevado índice de seguridad.
Algunos pacientes son incapaces de efectuar una
prueba de esfuerzo adecuada y la provocación de la is-
quemia debe realizarse por medios farmacológicos, es-
pecialmente con dipiridamol. Los estudios con estrés
farmacológico y ecocardiografía o tomogammagrafía
de perfusión en pacientes con dolor torácico ingresa-
dos en una UDT son escasos y con un reducido núme-
ro de pacientes. No existen datos, por tanto, que apo-
yen su utilización en lugar de la prueba de esfuerzo
convencional y sólo se consideran indicados si el pa-
ciente tiene limitaciones físicas que le impidan realizar
un ejercicio adecuado. En los casos en que ello no sea
posible, estos pacientes deberían ser visitados por un
cardiólogo en menos de 72 h.
CONCLUSIONES
El manejo del paciente con dolor torácico en los
SU supone un reto importante tanto para el médico
de urgencias como para el cardiólogo. Siguiendo la
experiencia de otros países, el Grupo de Trabajo aus-
piciado por la Sección de Cardiopatía Isquémica y
Unidades Coronarias de la SEC propone la creación
de UDT en los hospitales españoles, formadas por un
equipo multidisciplinario y bajo la dirección de un
cardiólogo, con el objetivo de optimizar el diagnósti-
co y tratamiento de estos pacientes, de manera que se
evite el ingreso de los que tengan patologías leves y
se pueda establecer el diagnóstico lo más pronto po-
sible en los que padezcan un síndrome coronario agu-
do, con el fin de que no sean dados de alta indebida-
mente.
Las decisiones deben tomarse inicialmente en fun-
ción de la clínica, el ECG y los marcadores bioquími-
cos de daño miocárdico inicialmente; tras el período
152 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 112
Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico
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de observación, se propone la realización de una prue-
ba de esfuerzo siguiendo protocolos establecidos.
APÉNDICE
Miembros del Grupo de Trabajo ad hoc
Eduardo Alegría Ezquerra. Departamento de Car-
diología y Cirugía Cardiovascular. Clínica Universita-
ria de Navarra. Pamplona.
Norberto Alonso Orcajo. Servicio de Cardiología.
Hospital de León. León.
Fernando Arós Borau. Unidad de Cardiología y Crí-
ticos. Hospital Txagorritxu. Vitoria.
Alfredo Bardají Ruiz. Sección de Cardiología. Hos-
pital Universitari Joan XXIII. Tarragona.
Julián Bayón Fernández. Servicio de Cardiología.
Hospital de León. León.
José Bermejo García. Servicio de Cardiología. Hos-
pital Universitario. Valladolid.
Xavier Bosch Genover. Instituto de Enfermedades
Cardiovasculares. Hospital Clínic. Barcelona.
Adolfo Cabadés O’Callaghan. Unidad Coronaria.
Hospital La Fe. Valencia.
Antonio Curós Abadal. Servicio de Cardiología. Hos-
pital Universitari Germans Trias i Pujol. Badalona.
José Luis Diago Torrent. Servicio de Cardiología.
Hospital General. Castellón.
Jaume Figueras Bellot. Servicio de Cardiología.
Unidad Coronaria. Hospital Vall d’Hebron. Barcelo-
na.
Xavier García-Moll Marimón. Servicio de Cardiolo-
gía. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona.
Josep Guindo Soldevila. Servicio de Cardiología.
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona.
Magdalena Heras Fortuny. Instituto de Enfermeda-
des Cardiovasculares. Hospital Clínic. Barcelona.
Ignacio Iglesias Gárriz. Servicio de Cardiología.
Hospital de León. León.
José Julio Jiménez Nácher. Servicio de Cardiología.
Hospital de Alcorcón. Madrid.
Pilar Jiménez Quevedo. Servicio de Cardiología.
Hospital Clínico. Madrid.
José Luis López-Sendón Hentschel. Servicio de
Cardiología. Hospital Gregorio Marañón. Madrid.
Félix Malpartida de Torres. Servicio de Cardiología.
Hospital Carlos Haya. Málaga.
Alfonso Manrique Larralde. Servicio de Cuidados
Intensivos. Hospital Virgen del Camino. Pamplona.
Carlos Pagola Vilardebó. Servicio de Cardiología.
Hospital Universitario Ciudad de Jaén. Jaén.
Juan Pastrana Delgado. Servicio de Urgencias. Clí-
nica Universitaria de Navarra. Pamplona.
Esther Sanz Girgas. Sección de Cardiología. Hospi-
tal Universitari Joan XXIII. Tarragona.
Ginés Sanz Romero. Instituto de Enfermedades
Cardiovasculares. Hospital Clínic. Barcelona.
Miguel Ángel Ulecia Martínez. Servicio de Cardio-
logía. Hospital Clínico. Granada.
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  • 1. 103 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 143 Los dos objetivos primordiales de las unidades de dolor torácico son la detección temprana y efectiva del sín- drome coronario agudo y la identificación rápida y eficien- te de los pacientes de bajo riesgo que pueden ser trata- dos de forma ambulatoria. La necesidad de su creación se apoya en diversas razones de carácter clínico, prácti- co y económico. Los pacientes que acuden al servicio de urgencias con dolor torácico suponen una proporción sig- nificativa del volumen de urgencias y su atención aún dis- ta de ser óptima: el 8% son dados de alta sin que se diagnostique el síndrome coronario agudo que en reali- dad padecen y en un 60% de los ingresos hospitalarios por dolor torácico finalmente se demuestra que no tenían un síndrome coronario agudo. La Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coro- narias de la SEC propone un protocolo de funcionamien- to de las unidades de dolor torácico, bien sean funciona- les o físicas, ubicadas en el área de urgencias, atendidas por personal especializado y dirigidas por un cardiólogo. Se contempla como procedimiento de evaluación inicial la clínica, el electrocardiograma y los marcadores bioquí- micos de necrosis. El segundo paso, la estratificación del riesgo, permite seleccionar a los pacientes que serán in- gresados en la unidad de dolor torácico durante 6-12 h. Finalmente, se propone la realización de un test de pro- vocación de isquemia, generalmente una prueba de es- fuerzo, antes del alta de la unidad para descartar la pre- sencia de cardiopatía isquémica en los pacientes con marcadores bioquímicos negativos y electrocardiogramas no diagnósticos. Palabras clave: Angina inestable. Diagnóstico. Dolor torácico. Enfermedad coronaria. Infarto de miocardio. Urgencias. Chest Pain Units. Organization and Protocol for the Diagnosis of Acute Coronary Syndromes The two main goals of chest pain units are the early, accurate diagnosis of acute coronary syndromes and the rapid, efficient recognition of low-risk patients who do not need hospital admission. Many clinical, practical, and economic reasons support the establishment of such units. Patients with chest pain account for a substantial proportion of emergency room turnover and their care is still far from optimal: 8% of patients sent home are later diagnosed of acute coronary syndrome and 60% of ad- missions for chest pain eventually prove to have been un- necessary. We present a systematic approach to create and mana- ge a chest pain unit employing specialists headed by a cardiologist. The unit may be functional or located in a se- parate area of the emergency room. Initial triage is based on the clinical characteristics, the ECG and biomarkers of myocardial infarct. Risk stratification in the second phase selects patients to be admitted to the chest pain unit for 6-12 h. Finally, we propose treadmill testing before dis- charge to rule out the presence of acute myocardial is- chemia or damage in patients with negative biomarkers and non-diagnostic serial ECGs. Key words: Unstable angina. Diagnosis. Chest pain. Coronary artery disease. Myocardial infarction. Emer- gency room. ARTÍCULOS ESPECIALES Unidades de dolor torácico. Organización y protocolo para el diagnóstico de los síndromes coronarios agudos Julián Bayón Fernández, Eduardo Alegría Ezquerra, Xavier Bosch Genover, Adolfo Cabadés O’Callaghan, Ignacio Iglesias Gárriz, José Julio Jiménez Nácher, Félix Malpartida de Torres y Ginés Sanz Romero, en nombre del Grupo de Trabajo ad hoc de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología* *Sus componentes se relacionan en el Apéndice. Correspondencia: Dr. D.J. Bayón. Servicio de Cardiología. Hospital de León. Avda. Altos de Nava, s/n. 24071 León. INTRODUCCIÓN El manejo de los pacientes que acuden a los servi- cios de urgencias (SU) con un dolor torácico indicati- vo de insuficiencia coronaria aguda plantea un impor- tante problema asistencial por diversas razones. La primera es su magnitud: el dolor torácico es uno de los motivos de consulta más frecuentes, representa entre el 5 y el 20% de los pacientes que acuden a los SU de un hospital general. En el 50% de los casos aproximada- mente, el cuadro clínico se orienta en un principio como indicativo de un síndrome coronario agudo; no obstante, en menos de la mitad de estos pacientes se confirma finalmente tal diagnóstico1,2 . Como conse- cuencia, un elevado número de los ingresos hospitala- rios por sospecha de patología coronaria procedentes Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 2. de los SU podrían evitarse con un diagnóstico inicial más preciso. Por otro lado, entre el 2 y el 10% de los pacientes que son dados de alta desde los SU por con- siderar que el origen del dolor no es coronario presen- tan un infarto agudo de miocardio, con una tasa de mortalidad elevada, doble de la que corresponde a los enfermos ingresados. Este tipo de error constituye en- tre el 20 y el 39% de los motivos de demandas judicia- les en los SU estadounidenses3 . La segunda razón es la importancia de tomar deci- siones terapéuticas rápidamente en estos pacientes, puesto que la eficacia del tratamiento trombolítico y de la angioplastia primaria está en función de la preco- cidad con que se realizan en el curso del infarto de miocardio; se considera que una hora de adelanto en el tratamiento permite salvar 1,5 vidas por cada 1.000 pacientes tratados4 . Además, en varios estudios se ha demostrado que no todos los pacientes que tienen indi- cación de reperfusión reciben el tratamiento adecuado5 . En España, el retraso promedio del trata- miento una vez que el paciente ha llegado al hospital se acerca a los 60 min, con amplias variaciones entre las distintas comunidades6-8 ; en cualquier caso, es su- perior al recomendado en las guías terapéuticas9 . Fi- nalmente, el desarrollo de nuevas pautas terapéuticas en la angina inestable, incluyendo el empleo de anta- gonistas del receptor glucoproteico IIb/IIIa y la angio- plastia coronaria, ha puesto de manifiesto la necesidad de seleccionar con la mayor rapidez posible a los pa- cientes que pueden beneficiarse de un tratamiento más intensivo10 . En las dos últimas décadas se han propuesto dife- rentes soluciones para mejorar el diagnóstico del do- lor torácico en los SU, incluyendo el uso de guías diagnósticas, la formación de equipos multidiscipli- narios y el ingreso de estos pacientes en áreas espe- cíficas. Esta última solución, que está ganando rápi- da aceptación, se conoce con el nombre de unidades o centros de dolor torácico (UDT)11 . En este artículo se presentan los fundamentos, los procedimientos diagnósticos y terapéuticos y los protocolos de fun- cionamiento de las UDT que un Grupo de Trabajo de la Sección de Cardiopatía Isquémica de la Sociedad Española de Cardiología propone como directrices para su apremiante e inminente implantación en nuestro país. ASPECTOS ORGANIZATIVOS Criterios de inclusión La atención al paciente que refiere dolor torácico o cualquier otro síntoma indicativo de isquemia corona- ria se basa en la clasificación rápida en grupos de dife- rente riesgo. Para ello se utilizan datos clínicos senci- llos y un electrocardiograma (ECG), que debe conseguirse en los primeros 10 min de la llegada del paciente al hospital. Esta evaluación y clasificación iniciales deben completarse rápidamente en el área de urgencias; para los hospitales que no disponen de ella, una opción alternativa es llevarla a cabo directamente en la UDT. En otros casos, la valoración del riesgo se realiza por los servicios de atención urgente extrahos- pitalaria. En esta primera clasificación podemos reconocer cuatro niveles de riesgo, que se resumen en la tabla 1. El primer grupo lo forman los pacientes que presentan dolor precordial prolongado y elevación del segmento ST o inestabilidad hemodinámica, los cuales requieren ingreso urgente en la unidad coronaria. El tratamiento de estos pacientes y su ingreso no deben verse retrasa- dos por otras maniobras diagnósticas. Los pacientes del segundo grupo, con cuadro clínico compatible y, habitualmente, descenso del segmento ST o alteracio- nes de las ondas T indicativos de isquemia, deben ser ingresados en la unidad coronaria o en el área de car- diología, según su situación clínica. Los pacientes del tercer grupo, con ECG normal o no diagnóstico de is- quemia, en quienes no puede descartarse definitiva- mente la existencia de enfermedad coronaria, pueden beneficiarse de una estrategia de diagnóstico rápido con pruebas complementarias que permitan confirmar o descartar la presencia de cardiopatía coronaria, evi- tando tanto ingresos innecesarios como altas inadecua- das. Este proceso diagnóstico es el que se lleva a cabo 144 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 104 Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico ABREVIATURAS ACTP: angioplastia coronaria transluminal percutánea. CK: creatinfosfocinasa. ECG: electrocardiograma. PE: prueba de esfuerzo electrocardiográfica. SU: servicio(s) de urgencias. UDT: unidad(es) de dolor torácico. TABLA 1. Clasificación rápida de los pacientes con dolor torácico agudo Grupos Clínica de riesgo compatible Electrocardiograma Destino/ingreso con SCA 1 Sí Elevación ST o BRI Unidad coronaria 2 Sí Descenso ST O T Unidad negativas coronaria/planta 3 Sí Normal o no Unidad de dolor diagnóstico torácico 4 No Normal o no Alta/ otras áreas diagnóstico BRI: bloqueo de rama izquierda; SCA: síndrome coronario agudo. Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 3. en las UDT. Finalmente, en los enfermos del cuarto grupo, la clínica y el ECG permiten inicialmente esta- blecer otra causa clara del dolor y son derivados o tra- tados como corresponda. Requisitos funcionales La organización de las UDT varía según los objeti- vos y las características de los hospitales donde están ubicadas. No obstante, parecen fundamentales para su eficacia y correcto funcionamiento 5 elementos que pasamos a describir. Espacio físico Las UDT pueden organizarse de dos formas: a) como entidades con espacio distinto y separadas del SU, o b) como dependencia de la unidad de observa- ción dentro del propio SU (lo que podríamos llamar UDT funcionales), modalidad que se considera más adecuada para hospitales con menores volúmenes de urgencias. En el primer caso, la UDT debe estar ubica- da cerca del SU, con el fin de facilitar el acceso rápido y sin restricciones de los enfermos. El número de camas de una UDT se calcula según el tamaño del hospital y el número de urgencias atendi- das anualmente. Así, un hospital de referencia de un área sanitaria (250.000 habitantes) atiende alrededor de 9.000 urgencias mensuales; de éstas, unas 200-250 al mes serán de pacientes con dolores torácicos, la mi- tad de los cuales serán candidatos idóneos para ingre- sar en la UDT durante 17 h en promedio. Se necesitan, por tanto, una o dos camas por cada 50.000 urgen- cias/año. Para el hospital referido, con alrededor de 96.000 urgencias anuales, serían necesarias entre dos y 4 camas (recomendación de grado I con evidencia de nivel C, según la gradación acostumbrada12 ). La UDT debe estar dotada de monitorización de la presión arterial incruenta para cada paciente y monito- rización electrocardiográfica continua con detección automática de arritmias, así como disponer de desfibri- lador y material de reanimación cardiopulmonar, sin que sea imprescindible una estación central de monito- rización (recomendación de grado I)13,14 . Personal El equipo de atención directa al paciente debe estar formado por médicos del área de urgencias y cardiólo- gos, así como por enfermeras que hayan recibido el entrenamiento oportuno en el reconocimiento del do- lor coronario, los conceptos básicos del ECG, los fun- damentos de la terapéutica cardiovascular y la reani- mación cardiopulmonar. Además, es imprescindible que formen parte del equipo todas las personas involu- cradas en la asistencia a estos enfermos (personal de los servicios de asistencia extrahospitalaria urgente, médicos que realizan las pruebas de detección de is- quemia, personal del laboratorio de urgencias y del la- boratorio de hemodinámica, etc.). Se necesitará como mínimo un cardiólogo que inte- gre la información, planifique e interprete las pruebas de provocación de isquemia miocárdica y decida el destino final de los enfermos. Se calcula como número de enfermeras adecuado una por cada 6 camas15 . El resto de personal auxiliar y administrativo puede ser específico de la UDT o compartido con el SU, depen- diendo del tamaño de aquélla. Delimitación de responsabilidades Como ocurre en cualquier equipo multidisciplina- rio, y con el fin de evitar conflictos, las competencias y responsabilidades de cada miembro del equipo de- ben estar bien definidas y figurar en un manual de funcionamiento previamente acordado entre los dife- rentes servicios. Un cardiólogo del servicio o sección de cardiología debe tener la responsabilidad final y dirigir el equipo. Sus funciones principales serían la coordinación entre los distintos grupos de profesionales implicados en la UDT, la revisión y puesta al día de los protocolos/ guías clínicas de la UDT (para lo cual se recomienda la formación de un comité interdisciplinar que se reú- na periódicamente) y la selección y entrenamiento del personal de la UDT16 . Guías de actuación escritas Las UDT deberán definir y consensuar con todos los departamentos y servicios médicos del centro (urgen- cias, unidad de cuidados intensivos, cardiología, medi- cina interna) protocolos de actuación frente al paciente con dolor torácico que permitan el «cribado» rápido y con sensibilidad y especificidad altas de los pacien- tes en el propio SU, para su correcta orientación diag- nóstica, la estratificación del riesgo y el tratamiento más adecuado lo más rápidamente posible. El control de los tiempos, las actuaciones para su mejora y la co- ordinación de todos estos estamentos implicados de- ben ser labor prioritaria de las UDT. Control de calidad Por tratarse de un área donde las decisiones terapéu- ticas tienen gran trascendencia, debe llevarse un regis- tro que permita evaluar continuamente la eficacia de la UDT y su calidad asistencial. Los tiempos de actua- ción, los porcentajes de enfermos en quienes se aplica el tratamiento correcto y el porcentaje de errores en el diagnóstico son ejemplos de parámetros a registrar. De esta observación continua de la actuación en la unidad deben surgir objetivos de mejora y modificaciones en la organización y en las guías. Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico 105 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 145 Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 4. PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS Electrocardiograma El ECG de 12 derivaciones es una prueba sencilla, rápida y rentable para el diagnóstico de los pacientes con dolor torácico, pues permite identificar a aquéllos con un posible síndrome coronario agudo que se bene- ficiarán de la reperfusión temprana. Además propor- ciona información pronóstica que puede modificar la toma de decisiones clínicas en el contexto del dolor to- rácico17 . Por tanto, es total el consenso respecto a la obligatoriedad de practicar un ECG a todo paciente con dolor torácico no traumático en los primeros 10 min desde que llega al SU (evidencia de nivel A)18,19 . El ECG debe ser interpretado directamente por un médico experimentado, sin confiar en los sistemas au- tomáticos de interpretación. Diversos estudios realiza- dos en el grupo de pacientes que presentaron un infar- to de miocardio no identificado en el SU concluyen que el 25% se debieron a una interpretación incorrecta del ECG20 . El adecuado análisis del ECG por los mé- dicos del SU es incluso más relevante en la actualidad, por su valor insustituible en la decisión de utilizar tra- tamiento trombolítico. En este sentido, son útiles los procedimientos de visualización directa en red del ECG en todo el hospital, que facilitan su acceso por todos los profesionales implicados y su interpretación inmediata por personas entrenadas. La monitorización continua del segmento ST podría ser de utilidad en ciertos subgrupos de pacientes. No existen todavía suficientes estudios que hayan valida- do esta técnica, aunque alguna sociedad científica (como la Europea de Cardiología) la incluye en sus re- comendaciones para el abordaje del síndrome corona- rio agudo21 . Las derivaciones no habituales del ECG, como las derivaciones posteriores o de ventrículo de- recho, pueden mejorar la apreciación electrocardiográ- fica de la zona posteroinferior del corazón. Sin embar- go, no hay evidencias de que el registro sistemático de derivaciones suplementarias incremente de forma sig- nificativa la capacidad diagnóstica del ECG conven- cional22 . RADIOLOGÍA PORTÁTIL Dado que todo dolor torácico no traumático sin evi- dencia de isquemia miocárdica puede tener otras cau- sas, habrá que realizar una radiografía de tórax durante el período de observación en la UDT. Por coherencia con los planteamientos previos, esta exploración debe- ría realizarse con un equipo portátil en lugar de des- plazar al paciente a otras instalaciones hospitalarias, especialmente si se hace en los primeros momentos de la llegada al hospital. MARCADORES BIOLÓGICOS Los marcadores bioquímicos cardíacos son macro- moléculas intracelulares miocárdicas que pasan al in- tersticio y, de allí, a la sangre si se pierde la integridad de la membrana celular. Cuando se detectan en sangre periférica son útiles para establecer el diagnóstico y pronóstico del daño miocárdico isquémico. Los más utilizados a tal fin son la mioglobina, la creatinfosfoci- nasa (CK) y sus diversas fracciones (CK-MB y sus isoformas) y las troponinas cardíacas. En las tablas 2 y 3 se presentan, respectivamente, sus características clí- nicas comparadas y los tiempos de aparición y perma- nencia en sangre de los mismos. Dichos marcadores cumplen un importante papel en el proceso que conduce al diagnóstico y pronóstico del paciente con dolor torácico en la UDT, pero deben in- tegrarse con el resto de procedimientos clínicos utili- zados en la toma de decisiones ante este tipo de pa- 146 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 106 Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico TABLA 2. Comparación de los marcadores bioquímicos cardíacos Marcador Ventajas Inconvenientes Comentarios CK-MB Amplia experiencia Baja especificidad en presencia de Muy extendido en la práctica clínica Técnica barata lesión de músculo estriado Aceptable en la mayor parte Detección de reinfartos Baja sensibilidad para IAM temprano de situaciones clínicas (< 6 h) y para daño miocárdico pequeño CK-MB isoformas Detección temprana del IAM Perfil de especificidad similar a CK-MB Poco extendido y limitado a centros de Se requiere especial experiencia investigación en técnicas de determinación Mioglobina Sensibilidad alta Muy baja especificidad en casos de daño Más extendido que isoformas Detección temprana del IAM del músculo estriado de CK-MB Test negativo descarta el IAM Uso fácil en el diagnóstico en las primeras 12 h temprano del IAM Troponinas Mayor sensibilidad Baja sensibilidad en la fase muy Determinaciones seriadas muy útiles y especificidad que CK-MB temprana del IAM (< 6 h) en diagnóstico y pronóstico de SCA Utilidad en seleccionar Baja sensibilidad para detectar sin elevación del segmento ST terapéuticas pequeños reinfartos CK-MB: fracción MB de la creatincinasa; IAM: infarto agudo de miocardio; resto de abreviaturas como en tabla 1. Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 5. cientes13,18,23-25 . Los resultados de la determinación de- berían estar disponibles en los 30-60 min siguientes a la extracción de la muestra. En este sentido se han de- sarrollado técnicas que permiten la determinación en el mismo SU a la cabecera del enfermo de varios mar- cadores simultáneamente25 . Las Sociedades Europea y Americana de Cardiolo- gía consideran que la determinación de troponinas es el procedimiento de elección y que debe obtenerse a tal fin una muestra sanguínea al ingreso y 6-12 h más tarde. En caso de ingreso muy precoz (menos de 6 h), podría llevarse a cabo una determinación de mioglobi- na y, en casos de recidiva de isquemia tras un infarto agudo (< 2 semanas), una determinación de CK-MB21 . La Sociedad Española de Cardiología recomienda las determinaciones seriadas de troponinas y de CK-MB (masa) al ingreso. En caso de troponina negativa tem- prana o de valores en el límite de la normalidad, pro- pone repetir la determinación a las 6-9 h (recomenda- ción de grado IIa)13 . En caso de no disponer de determinación de troponinas, habría que determinar CK-MB (masa), CK-MB (actividad) o CK total (por este orden de prioridad). PRUEBA DE ESFUERZO Una vez realizada la selección de los pacientes que presentan datos clínicos y electrocardiográficos de sín- drome isquémico miocárdico agudo, queda un grupo importante de pacientes con riesgo intermedio o bajo de complicación coronaria ulterior (menor del 7% de infarto agudo de miocardio y menor del 15% de angi- na inestable). En este subgrupo se ha postulado la rea- lización de una prueba de esfuerzo (PE) graduada, test útil y disponible en la mayoría de los hospitales. Esta recomendación se basa en el alto valor predictivo ne- gativo de una PE negativa en estos pacientes (reco- mendación de grado I con evidencia de nivel B) y en la información pronóstica que proporciona26 . Sin em- bargo, teniendo en cuenta que en este grupo de pacien- tes con riesgo medio y bajo de enfermedad coronaria la prevalencia de enfermedad coronaria es baja, la pro- babilidad de resultados falsos positivos es alta27 . En casos de resultados dudosos o no concluyentes, se ha- rán necesarias otras pruebas de provocación de isque- mia más específicas. Se consideran adecuados para ser sometidos a es- tudio mediante PE temprana en la UDT todos los pacientes con dolor torácico sospechoso de ser de etio- logía isquémica miocárdica, en los que se han descar- tado el síndrome coronario agudo y cualquier otro do- lor torácico secundario a patología severa (embolismo pulmonar, disección aórtica, rotura esofágica, neumo- tórax) mediante exploración física, radiografía de tó- rax, análisis básicos, ECG seriados y marcadores bio- químicos de necrosis miocárdica. También deben ser capaces de caminar o realizar ejercicio sobre cicloer- gómetro y no presentar alteraciones del ECG que difi- culten o impidan la interpretación segura de la prueba (bloqueo de rama, hipertrofia ventricular izquierda con sobrecarga, efecto digitálico y otras). La prueba puede realizarse una vez concluido el pe- ríodo de observación de 6-9 h y, en todo caso, debe ha- cerse en las primeras 24 h. Se utilizará el protocolo ha- bitual de cada hospital. Se ha de intentar realizar una prueba de esfuerzo máxima, es decir, que se haya de suspender por positividad, por síntomas que impidan continuar o por alcanzar la frecuencia máxima (220–edad en años) del paciente, momento en que la sensibilidad del test aumenta. Los criterios de finaliza- ción coinciden con los establecidos en las Guías de Práctica Clínica de la Sociedad Española de Cardiolo- gía para pruebas de esfuerzo26 (tabla 4). Los criterios de positividad eléctrica son los habituales: cambios del ST (descenso del ST igual o mayor a 1 mm, con pen- diente plana o descendente, o elevación de 1 mm 80 ms tras el punto J)26 . Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico 107 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 147 TABLA 3. Tiempos de aparición y de permanencia de los marcadores bioquímicos cardíacos en sangre Intervalo hasta Intervalo hasta Duración de la elevación nivel máximo elevación inicial (h) plasmática Mioglobina 1-4 6-7 h 24 h CK-MB 3-12 24 h 48-72 h CK-MB isoformas 2-6 12-16 h 18-24 h Troponina T 3-12 0,5-2 días 5-14 días Troponina I 3-12 24 h 5-10 días TABLA 4. Criterios para detener la prueba de esfuerzo (directrices SEC26 ) Absolutos El deseo reiterado del sujeto de detener la prueba Dolor torácico anginoso progresivo Descenso o falta de incremento de la presión sistólica pese al aumento de la carga Arritmias severas/malignas Fibrilación auricular taquicárdica Extrasistolia ventricular frecuente, progresiva y multiforme Rachas de taquicardia ventricular, flúter o fibrilación ventricular Síntomas del sistema nervioso central Ataxia Mareo Síncope Signos de mala perfusión: cianosis, palidez Mala señal electrocardiográfica que impida el control del trazado Relativos Cambios llamativos del ST o QRS (cambios importantes del eje) Fatiga, cansancio, disnea y claudicación Taquicardias no severas incluyendo las paroxísticas supraventriculares Bloqueo de rama que simule taquicardia ventricular Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. 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  • 6. OTRAS PRUEBAS DE DETECCIÓN Y PROVOCACIÓN DE ISQUEMIA A pesar de que la PE representa el primer escalón diagnóstico en pacientes ingresados en las UDT gracias a su facilidad de realización y a su disponi- bilidad, presenta limitaciones derivadas de sus bajas sensibilidad y especificidad en determinados grupos de pacientes (alteraciones del ECG basales, fárma- cos, género femenino o insuficiente nivel de esfuer- zo)28,29 . En estos casos se plantean otras pruebas de provocación mediante asociación de imágenes (ul- trasónicas o isotópicas), basadas en las posibilida- des de detectar alteraciones en la perfusión miocár- dica (gammagrafía de perfusión) o en la función ventricular (ecocardiografía de estrés), y ambas tan- to en situación basal como de sobrecarga dinámica o farmacológica. Ecocardiografía de estrés Esta técnica de imagen mediante ultrasonidos per- mite objetivar los defectos reversibles de la perfusión regional ventricular: alteraciones de la contractilidad segmentaria (disminución de la excursión del endo- cardio) y disminución del engrosamiento sistólico del miocardio tras sobrecarga mediante ejercicio físico o fármacos (dobutamina o dipiridamol). El eco-dipiri- damol parece especialmente recomendable por su más fácil utilización en este tipo de unidades. Su efi- cacia diagnóstica es superior a la de la PE y similar en términos generales a la gammagrafía de perfusión. Sus principales indicaciones se recogen en la tabla 5. Varias circunstancias pueden influir de forma directa a la hora de elegir elección como primer escalón diagnóstico la ecocardiografía de estrés (recomenda- ción de grado I/II; evidencia de nivel B/C) en los pa- cientes de una UDT como son mujeres, bloqueo de rama izquierda, hipertensión arterial y portadores de marcapasos19,30,31 . Gammagrafía miocárdica Las indicaciones de la gammagrafía miocárdica para el diagnóstico y estratificación del riesgo de la cardio- patía isquémica en las UDT son superponibles a las que se contemplan para la ecocardiografía de estrés (tabla 6). Los radiotrazadores más empleados son el 201 talio y el 99m Tc (sestamibi y tetrofosmina); su rendi- miento diagnóstico es similar, aunque los compuestos de tecnecio han presentado mayor precisión diagnósti- ca en los estudios de estrés. Se recomienda que las téc- nicas de recogida de imágenes sean representadas me- diante cortes tomográficos sincronizados con el ECG (Gated-SPECT), ya que permiten valorar el movimien- to de las paredes ventriculares y su engrosamiento sis- tólico (de utilidad importante para diferenciar las zo- nas de atenuación fisiológicas y los defectos septales en el BRI) y se valoren cuantitativamente mediante el mapa polar32 . Recientemente se han propuesto dos estrategias en- caminadas tanto a incrementar la rapidez diagnóstica como a rentabilizar la utilización conjunta en un mis- mo estudio de ambas técnicas en las UDT. Una es in- yectar el radiotrazador sestamibi durante el episodio de dolor torácico (por tanto, sin estrés) adquiriendo imágenes a las 1 o 2 h. La otra consiste en inyectarlo inmediatamente tras el estudio ecocardiográfico de es- trés cuando éste no es diagnóstico (por test submáxi- mo o sin isquemia) y/o cuando el eco-estrés se inte- rrumpe por angina, alteración del ST o aparición de arritmia ventricular. Ambas estrategias pueden ser complementarias, presentan una coste-efectividad si- 148 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 108 Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico TABLA 6. Indicaciones de los estudios de gammagrafía miocárdica para el diagnóstico de la cardiopatía isquémica Recomendaciones de grado I Pacientes sintomáticos con prueba de esfuerzo electrocardiográfica (PEE) no realizable por incapacidad para el ejercicio, PEE no concluyente, alteraciones del ECG o discrepancias entre la clínica y la PEE Recomendaciones de grado IIa Mujeres con probabilidad intermedia de enfermedad coronaria Recomendaciones de grado IIb Diagnóstico de isquemia miocárdica en pacientes con probabilidad alta o intermedia de enfermedad coronaria TABLA 5. Indicaciones de la ecocardiografía de estrés para el diagnóstico de la cardiopatía isquémica Recomendaciones de grado I Poblaciones en las que la prueba de esfuerzo electrocardiográfica (PEE) tiene utilidad limitada: pacientes con sospecha de enfermedad coronaria y/o ECG basal patológico y PEE no concluyente Necesidad de precisar la localización y la extensión de la isquemia miocárdica Existencia de discordancia entre clínica y PEE (asintomáticos con PEE positiva, o bien dolor indicativo con PEE negativa) Pacientes con imposibilidad de realizar ejercicios físicos (dobutamina) Recomendaciones de grado IIa Valoración del significado funcional de una lesión coronaria Mujeres con probabilidad intermedia Recomendaciones de grado IIb Diagnóstico de isquemia miocárdica en pacientes seleccionados con probabilidad alta o intermedia de enfermedad coronaria Recomendaciones de grado III Valoración sistemática de todos los pacientes con ECG normal Valoración de personas asintomáticas con baja probabilidad de enfermedad coronaria Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. 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  • 7. milar y permiten diferenciar claramente a los pacientes de bajo y alto riesgo en las UDT33,34 . TRATAMIENTOS El paciente admitido en la UDT presenta una pro- babilidad baja o intermedia de complicaciones car- diovasculares graves; por tanto, es un paciente poten- cialmente grave, que plantea más un problema diagnóstico que terapéutico. Sin embargo, parece ló- gico iniciar un tratamiento en el momento en el que el paciente es admitido en la UDT. Este tratamiento debe ser eficaz para del síndrome coronario agudo, que es la causa más frecuente de dolor torácico grave en los SU, fácil de administrar, sin que requiera com- plejas dosificaciones o evaluaciones de laboratorio, causar los menos efectos indeseables posibles y no interferir con la estrategia diagnóstica planteada para el paciente. Vía venosa periférica Un porcentaje elevado de pacientes (aproximada- mente un 50%) que acude al SU por dolor torácico es ingresado posteriormente1,35,36 . Por ello, la canaliza- ción de una vena periférica en tales pacientes parece una maniobra poco agresiva, útil en el caso de que existan complicaciones, permite la extracción de san- gre con facilidad y no interfiere con el proceso diag- nóstico del paciente (recomendación de grado I). OXIGENOTERAPIA No existen evidencias que demuestren la utilidad del oxígeno durante la estancia del paciente en la UDT; frente a quienes abogan por su uso indiscriminado37 , otros lo recomiendan únicamente a los pacientes que presentan disnea o una saturación en el pulsioxímetro inferior al 90%35 . Teniendo en cuenta que el tratamien- to con oxígeno es sintomático y no tiene ninguna in- fluencia en el pronóstico, esta última actitud parece la más adecuada. TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS Antiagregantes plaquetarios El uso de antiagregantes plaquetarios está indicado en todo síndrome coronario agudo diagnosticado19,38 . La aspirina es probablemente el fármaco que con más frecuencia ha de usarse en la UDT ante cualquier pa- ciente en el que se sospeche que el dolor está causado por un síndrome isquémico miocárdico agudo. En los pacientes con baja probabilidad del mismo y que no tienen factores de riesgo cardiovascular añadidos, no parece justificado el uso de la aspirina, siempre que las pruebas de evaluación puedan realizarse de forma rápida. Se suele recomendar una dosis inicial de entre 160 y 325 mg, preferentemente en forma masticable para conseguir rápidamente el efecto an- tiagregante. No debería usarse si se sospecha que el dolor es secundario a síndrome aórtico agudo hasta descartar esta posibilidad. Se puede mantener el trata- miento con aspirina en los pacientes que la estaban tomando con anterioridad. En el caso de alergia o in- tolerancia a la aspirina, existen otras opciones de tra- tamiento antiagregante, como las tienopiridinas39 o el trifusal40 . Otros tratamientos antiagregantes intravenosos, como los inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa, no están indicados en la UDT, pues su empleo se restrin- ge a pacientes de alto riesgo, los cuales deberían ser ingresados en la unidad coronaria. Anticoagulantes No existen guías definidas sobre el uso de heparina en la UDT, recomendándose únicamente en un estudio su administración si el médico que atiende al enfermo lo considera necesario1 . En el caso de que se decida su utilización, por su facilidad de uso y por su eficacia si- milar a la heparina no fraccionada, las heparinas de bajo peso son una excelente alternativa41 . De todas for- mas, no parece recomendable su administración hasta tener un diagnóstico de certeza de síndrome coronario agudo. Nitratos Sólo deben utilizarse nitratos de acción corta, gene- ralmente por vía sublingual, para alivio del dolor torá- cico. La respuesta favorable a la administración de es- tos fármacos puede apoyar el diagnóstico de isquemia miocárdica, aunque no debe considerarse como crite- rio único, dado que otras enfermedades pueden res- ponder a este fármaco42 . No deberían utilizarse nitratos de acción prolongada ni intravenosos, pues pueden in- terferir con el resultado del test de ejercicio. No existe ningún estudio que evalúe la eficacia de los nitratos en el control de los síntomas ni en el pronóstico de los pacientes atendidos en las UDT. Bloqueadores beta Tampoco existen datos en la bibliografía referentes al uso de bloquedores beta en las UDT. Dado que pue- den reducir la sensibilidad diagnóstica de las pruebas de provocación, especialmente en la prueba de esfuer- zo43 y en el ecocardiograma de estrés con dobutami- na44 , su uso debería evitarse. Sin embargo, no se justi- fica la retirada del tratamiento si el paciente tomaba este tipo de fármacos por otro motivo, debido al fenó- meno de rebote que se puede presentar tras su supre- sión. Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico 109 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 149 Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 8. Antagonistas del calcio El uso de antagonistas del calcio no está justificado en los pacientes atendidos en las UDT, excepto en los que estuvieran tomándolos previamente por otra razón. Tratamiento al alta El tratamiento del paciente dependerá de la decisión tomada en función del diagnóstico realizado y del pro- nóstico establecido durante su estancia en la UDT. Si el paciente es ingresado en el hospital con el diagnós- tico de síndrome coronario agudo, se aplicarán el tra- tamiento y la estrategia especificados en las guías de práctica clínica correspondientes9,13 . Por el contrario, si después de completar los estudios pertinentes no se evidencia cardiopatía isquémica, se le da de alta sin tratamiento médico. Si queda pendiente de completar su estudio con las pruebas complementarias, debería mantenerse el tratamiento con aspirina hasta llegar a un diagnóstico. El momento del alta es una ocasión excelente para aconsejar al paciente las medidas de prevención primaria o secundaria oportunas. PROTOCOLO PROPUESTO Las experiencias publicadas con las UDT difieren en muchos aspectos, incluyendo los tipos de pacientes 150 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 110 Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico Paciente con dolor torácico Servicio de urgencias Unidad de dolor torácico Dolor de origen traumático Dolor de origen no traumático Circuito traumatológico Evaluación inicial Anamnesis, exploración, ECG 10 min ECG patológico ECG normal/ND ↑ ST ↓ ST, T negativas Dolor típico/ atípico* Dolor no coronario** 20 min Rx Ingreso UC Alta de la UDT Valorar otros diagnósticos Repetir ECG Ingreso CK-MB, Tn Sí (+) Sí (–) 30 min Observación Repetición ECG, CK-MB, Tn CK-MB o Tn (+) o ECG patológico o recidiva angina CK-MB y TN (–) y ECG normal/ND Ingreso 6-9 h Evaluación prealta Prueba de esfuerzo Ingreso Alta 9-24 h Sí (+) Sí (–) Fig. 1. Protocolo propuesto para el manejo de los pacientes que acuden al servicio de urgencias con dolor torácico (véase explica- ción en el texto). CK-MB: fracción MB de la creatincinasa; ECG: elec- trocardiograma; ND: no diagnósti- co; Rx: radiografía de tórax; Tn = troponinas; UC: unidad coronaria; UDT: unidad de dolor torácico. *Considerar ingreso en caso de dolor indicativo de ser coronario en presencia de marcadores de riesgo: antecedentes de infarto, angioplastia o cirugía coronaria, insuficiencia cardíaca o vasculo- patía periférica. **Descartar disección aórtica y tromboembolismo pulmonar. Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 9. seleccionados y los protocolos utilizados. Además, po- cos de ellos contemplan simultáneamente los diferen- tes objetivos de la UDT: tratamiento rápido del infarto agudo con elevación del ST, estratificación de riesgo en la angina inestable/infarto sin elevación del ST, identificación de los pacientes con riesgo intermedio- bajo de padecer complicaciones isquémicas y diagnós- tico rápido de los pacientes con dolores no cardíacos. Aunque la mayoría de las publicaciones se refiere a los pacientes con ECG no diagnóstico, los estudios coinci- den en señalar que una UDT permite el tratamiento adecuado de los pacientes con dolor torácico, ahorra ingresos innecesarios y permite dar de alta a los pa- cientes con mayor seguridad1,11,35,45-48 . Dadas las diferencias existentes entre los distintos hospitales, no se puede establecer un protocolo único. Debe tenerse en cuenta, además, que la organización de las UDT que se vayan creando va a ser muy varia- ble, desde las de carácter exclusivamente funcional centradas en un determinado tipo de pacientes, a las estructurales cuyo objetivo sea la evaluación, diagnós- tico y tratamiento de todos los pacientes que llegan al SU con un dolor torácico. Teniendo en cuenta estas consideraciones, se propone el protocolo resumido en la figura 1. Se basa en la clínica, el ECG y la prueba de esfuerzo y contempla tres períodos distintos. Valoración inicial Se resalta la importancia de realizar la historia clíni- ca, la exploración física y el ECG en menos de 10 min desde la llegada del paciente y la estratificación inicial del riesgo en menos de 30 min. Anamnesis y exploración física Es fundamental realizar una historia clínica precisa, además de rápida. Se deben analizar el tipo de dolor, su duración, forma y momento en que se desencadena, presencia de cortejo vegetativo, semiología acompa- ñante (insuficiencia cardíaca, edema agudo de pulmón, síncope, arritmias), umbral isquémico y modo de pre- sentación. Hay que destacar que con frecuencia los síntomas no son absolutamente típicos, y que el hecho de que el paciente presente alguna característica atípi- ca no descarta absolutamente que el dolor sea corona- rio (hasta el 15% de los pacientes que padecen un in- farto agudo de miocardio manifiestan dolor a la palpación manual). Una de las principales causas de error es la localización del dolor en la región epigástri- ca. Finalmente, debe recordarse que los pacientes an- cianos, los diabéticos y los pacientes con insuficiencia cardíaca pueden acudir por síntomas distintos del do- lor torácico. Dentro de la historia clínica se incluyen los antece- dentes de factores de riesgo coronario (edad, sexo, dia- betes, dislipemia, hipertensión arterial, tabaquismo), de otras arteriopatías (accidente cerebrovascular, clau- dicación intermitente) y de cardiopatía isquémica, es- pecialmente infartos, angioplastia o cirugía previas. Además, hay que descartar el antecedente de drogadic- ción (cocaína sobre todo). La exploración física es con frecuencia normal y ello no descarta en ningún caso la existencia de una patología aguda grave. Por el contrario, el hallazgo de alguna alteración (p. ej., signos de insuficiencia car- díaca) no sólo confirma la sospecha diagnóstica, sino que implica peor pronóstico. Electrocardiograma Es uno de los pilares básicos del diagnóstico y la es- tratificación del riesgo en los síndromes coronarios agudos. Sin embargo, la mala interpretación del mis- mo es una de las causas más frecuentes de error. En primer lugar, hay que tener presente que un ECG nor- mal no descarta en ningún caso patología cardiovascu- lar grave (p. ej., disección aórtica). Igualmente, mu- chos pacientes con síndrome coronario agudo pueden tener un ECG al ingreso normal o con alteraciones mí- nimas que pueden pasar inadvertidas a un médico sin la suficiente experiencia. Finalmente, con cierta fre- cuencia existen alteraciones en el ECG (bloqueo de rama, marcapasos, infartos previos) que dificultan el diagnóstico; sin embargo, en estos casos la probabili- dad de que el dolor torácico sea coronario es mayor. Análisis en el momento del ingreso Los marcadores bioquímicos de necrosis sirven para confirmar el diagnóstico de forma relativamente tardía (> 60 min). Ante todo paciente con dolor torácico no traumático, además de los análisis básicos (hemogra- ma, glucemia, creatinina, ionograma), es necesario so- licitar los marcadores de daño miocárdico. Hay que te- ner en cuenta que las troponinas (T o I) son muy específicas pero no ascienden hasta pasadas las prime- ras 6 h del inicio del dolor, por lo que si el dolor que motiva el ingreso es más reciente pueden ser normales sin que ello descarte el infarto agudo. De los marcado- res clásicos, la CK-MB (masa) es la más útil. Hay que destacar que los valores inicialmente negativos no des- cartan coronariopatía aguda, por lo que deberán repe- tirse a las 6-9 h del ingreso. Radiografía de tórax Debe realizarse como exploración inicial, aunque su práctica no debe retrasar el tratamiento en los casos en que por historia clínica y ECG se llegue al diagnóstico de síndrome coronario agudo. En algunos pacientes puede ser diagnóstica (neumotórax, derrame pleural, etc.), aunque con relativa frecuencia es normal (inclu- so en la disección aórtica). Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico 111 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 151 Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 10. Observación en la unidad del dolor torácico Con la evaluación clínica inicial podremos clasificar a los pacientes en tres grandes grupos: 1. Pacientes que presentan un síndrome coronario agudo (con o sin ascenso del segmento ST). 2. Pacientes cuyo dolor torácico tiene una causa cla- ramente no cardíaca (p. ej., neumotórax, enfermedad tromboembólica, patología digestiva, etc.). 3. Pacientes con dolor torácico de etiología incierta. En los dos primeros casos, tras el diagnóstico preci- so debe aplicarse el tratamiento específico según la etiología del proceso, siguiendo los protocolos asisten- ciales. En caso de que se trate de un síndrome corona- rio agudo, se seguirán las Guías de Práctica Clínica correspondientes6,13,49 . Los pacientes con elevación del ST deben recibir tratamiento de reperfusión coronaria (fibrinólisis o angioplastia) rápidamente, sin esperar resultados de las pruebas9 , mientras que los que pre- sentan descenso del ST deberán ingresar e iniciar el tratamiento correspondiente a los pacientes con angina inestable/infarto sin elevación del ST13 . En caso de bloqueo de rama izquierda, deberá evaluarse su mo- mento de aparición: si es de reciente aparición y la clí- nica es indicativa de infarto, deberán recibir tratamien- to de reperfusión e ingresar en la unidad coronaria. Los pacientes con dolor no coronario (en punta de cos- tado, que se localiza con un dedo, de breve duración (se- gundos) o constante (> 24 h), que varía con la respiración o los movimientos posturales etc., deben ser dados de alta de la UDT después de descartar patologías graves como la disección aórtica, el tromboembolismo pulmonar y el ta- ponamiento cardíaco. A estos pacientes se les debe practi- car una radiografía de tórax para descartar otras enferme- dades no coronarias, pero no deben determinarse CK-MB o troponinas por tener en esta población un rendimiento muy bajo, y sólo se retrasaría el alta de los pacientes. Una vez descartados los pacientes con dolor de otra etiología e iniciado el tratamiento en los que presentan un síndrome coronario agudo, aproximadamente un tercio de los pacientes queda sin un diagnóstico claro y constituyen para la mayoría de los protocolos la po- blación susceptible de seguimiento en la UDT. El perío- do de observación recomendado oscila entre 6 y 12 h. El ECG debe repetirse a los 15-20 min del ingreso para descartar cambios isquémicos. Si continúa siendo normal, deben permanecer en observación y repetirse el ECG y los marcadores de necrosis a las 6-8 h. Por el contrario, si en el ECG aparecen cambios isquémicos, los marcadores se positivizan o aparece angina de nue- vo, estos pacientes deben ingresar. Evaluación previa al alta Aproximadamente el 70% de los pacientes ingresa- dos en la UDT completan el período de observación de 6 a 12 h, tienen marcadores de necrosis negativos, no presentan cambios en los ECG seriados ni signos de inestabilidad hemodinámica14 . No obstante, hasta un 3% pueden tener un síndrome coronario agudo y no deben ser dados de alta. Por este motivo, la mayor par- te de los protocolos incluyen un test de provocación de isquemia. Con este fin se han utilizado la prueba de es- fuerzo convencional, la prueba de esfuerzo con isóto- pos y la ecocardiografía tras estrés farmacológico. De todas ellas, la prueba de esfuerzo convencional tiene la ventaja de su sencillez y fácil accesibilidad, por lo que es la que se señala en el protocolo propuesto como de primera elección. Dependiendo del tipo de pacientes seleccionados, entre el 10 y el 25% presentarán una prueba positiva y el 70% negativa, mientras que aproximadamente en un 20% el resultado no será concluyente. Sin embargo, el valor predictivo positivo de la prueba en estos pacien- tes es bajo. Todos los estudios coinciden en señalar que, en estas condiciones, el valor predictivo negativo es superior al 98%, lo que permite dar de alta a los pa- cientes con un elevado índice de seguridad. Algunos pacientes son incapaces de efectuar una prueba de esfuerzo adecuada y la provocación de la is- quemia debe realizarse por medios farmacológicos, es- pecialmente con dipiridamol. Los estudios con estrés farmacológico y ecocardiografía o tomogammagrafía de perfusión en pacientes con dolor torácico ingresa- dos en una UDT son escasos y con un reducido núme- ro de pacientes. No existen datos, por tanto, que apo- yen su utilización en lugar de la prueba de esfuerzo convencional y sólo se consideran indicados si el pa- ciente tiene limitaciones físicas que le impidan realizar un ejercicio adecuado. En los casos en que ello no sea posible, estos pacientes deberían ser visitados por un cardiólogo en menos de 72 h. CONCLUSIONES El manejo del paciente con dolor torácico en los SU supone un reto importante tanto para el médico de urgencias como para el cardiólogo. Siguiendo la experiencia de otros países, el Grupo de Trabajo aus- piciado por la Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la SEC propone la creación de UDT en los hospitales españoles, formadas por un equipo multidisciplinario y bajo la dirección de un cardiólogo, con el objetivo de optimizar el diagnósti- co y tratamiento de estos pacientes, de manera que se evite el ingreso de los que tengan patologías leves y se pueda establecer el diagnóstico lo más pronto po- sible en los que padezcan un síndrome coronario agu- do, con el fin de que no sean dados de alta indebida- mente. Las decisiones deben tomarse inicialmente en fun- ción de la clínica, el ECG y los marcadores bioquími- cos de daño miocárdico inicialmente; tras el período 152 Rev Esp Cardiol 2002;55(2):143-54 112 Bayón Fernández J, et al. Unidades de dolor torácico Documento descargado de http://www.revespcardiol.org el 06/04/2017. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 11. de observación, se propone la realización de una prue- ba de esfuerzo siguiendo protocolos establecidos. APÉNDICE Miembros del Grupo de Trabajo ad hoc Eduardo Alegría Ezquerra. Departamento de Car- diología y Cirugía Cardiovascular. Clínica Universita- ria de Navarra. Pamplona. Norberto Alonso Orcajo. Servicio de Cardiología. Hospital de León. León. Fernando Arós Borau. Unidad de Cardiología y Crí- ticos. Hospital Txagorritxu. Vitoria. Alfredo Bardají Ruiz. Sección de Cardiología. Hos- pital Universitari Joan XXIII. Tarragona. Julián Bayón Fernández. Servicio de Cardiología. Hospital de León. León. José Bermejo García. Servicio de Cardiología. Hos- pital Universitario. Valladolid. Xavier Bosch Genover. Instituto de Enfermedades Cardiovasculares. Hospital Clínic. Barcelona. Adolfo Cabadés O’Callaghan. Unidad Coronaria. Hospital La Fe. Valencia. Antonio Curós Abadal. Servicio de Cardiología. Hos- pital Universitari Germans Trias i Pujol. Badalona. José Luis Diago Torrent. Servicio de Cardiología. Hospital General. Castellón. Jaume Figueras Bellot. Servicio de Cardiología. Unidad Coronaria. Hospital Vall d’Hebron. Barcelo- na. Xavier García-Moll Marimón. Servicio de Cardiolo- gía. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona. Josep Guindo Soldevila. Servicio de Cardiología. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona. Magdalena Heras Fortuny. Instituto de Enfermeda- des Cardiovasculares. Hospital Clínic. Barcelona. Ignacio Iglesias Gárriz. Servicio de Cardiología. Hospital de León. León. José Julio Jiménez Nácher. Servicio de Cardiología. Hospital de Alcorcón. Madrid. Pilar Jiménez Quevedo. Servicio de Cardiología. Hospital Clínico. Madrid. José Luis López-Sendón Hentschel. Servicio de Cardiología. Hospital Gregorio Marañón. Madrid. Félix Malpartida de Torres. Servicio de Cardiología. Hospital Carlos Haya. Málaga. Alfonso Manrique Larralde. Servicio de Cuidados Intensivos. Hospital Virgen del Camino. Pamplona. Carlos Pagola Vilardebó. Servicio de Cardiología. Hospital Universitario Ciudad de Jaén. Jaén. Juan Pastrana Delgado. Servicio de Urgencias. Clí- nica Universitaria de Navarra. Pamplona. Esther Sanz Girgas. Sección de Cardiología. Hospi- tal Universitari Joan XXIII. Tarragona. Ginés Sanz Romero. Instituto de Enfermedades Cardiovasculares. Hospital Clínic. Barcelona. Miguel Ángel Ulecia Martínez. Servicio de Cardio- logía. Hospital Clínico. Granada. Fernando Worner Diz. Unidad Coronaria. Hospital Príncipes de España. Bellvitge. L’Hospitalet de Llo- bregat. BIBLIOGRAFÍA 1. Farkouh MF, Smars PA, Reeder GS, Zinsmeister AR, Evans RN, Meloy TD, et al. A clinical trial of a chest-pain observation unit for patients with unstable angina. Chest Pain Evaluation in the Emergency Room (CHEER) investigators. N Engl J Med 1998; 339:1882-8. 2. Arós F, Loma-Osorio A. Diagnóstico de la angina inestable en el servicio de urgencias. Valor y limitaciones de la clínica, el elec- trocardiograma y las pruebas complementarias. 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