2. INICIO DE INTERNET
Como es sabido, Internet procede de Arpanet, que fue creada en los
EEUU para poder mantener interconectados los centros de decisión más
importantes en el plano político, militar y científico en caso de un
holocausto nuclear. Tras la separación de Milnet, fue constituyéndose la
actual Internet, manteniendo su estructura descentralizada inicial, e
integrando sucesivamente a las diversas redes que habían sido creadas
en base a otro esquema, tanto por países concretos como por grandes
empresas. Todos los comentaristas subrayan que el carácter abierto y
descentralizado de la red, así como el alto grado de autonomía que
cada red integrada en la red global cuenta para su propio
funcionamiento, han sido claves en el éxito de Internet, que cuenta ya
con 5O millones de usuarios, que crecen aceleradamente mes tras mes,
expandiéndose por todos los países.
3. TELEPOLIS
He propuesto llamar Telépolis (la ciudad global, la ciudad a distancia) a una nueva forma de interacción social
que ha ido apareciendo a finales del siglo XX y tiende a expandirse por todo el planeta. No es sólo una
sociedad de la información: estamos ante una transformación de mayor entidad. El avance de esta nueva
forma social está modificando profundamente componentes básicas de la vida social, como la producción, el
trabajo, el comercio, el dinero, la escritura, la identidad personal, la noción de territorio y la memoria, por no
mencionar la política, la ciencia, la información y las comunicaciones, ya que esto resulta obvio. Sobre todo,
está cambiando la estructura económica y cultural del planeta, rompiendo los límites territoriales de las
ciudades y de los Estados clásicos y tendiendo a generar una nueva forma de interacción global a la que
conviene pensar, por muchos motivos, en términos de ciudad, a pesar de que todavía no lo sea. Al hablar de
una ciudad global estoy proponiendo que los múltiples cambios que las tecnologías de las
telecomunicaciones están induciendo en el mundo sean pensados como otros tantos pasos para construir
una ciudad planetaria, y no una nación ni un Estado mundial. En el caso de Internet, parece claro que la
metáfora ciudadana comienza a tener gran aceptación, como muestran algunas publicaciones recientes.
Algunas iniciativas en la red confirman esta tendencia a pensar Internet en términos urbanos: en 1996 se ha
organizado la Primera Exposición Mundial Internet'96, uno de cuyos objetivos es la construcción del Parqúe
Central de Internet. Tal y como he tratado de mostrar en otro sitio, es preferible pensar en términos de paseo
que en términos de navegación porlnternet, sin perjuicio de que esta última metáfora sea muy bella y siga
siendo muy utilizada por los usuarios de la red.
4. El nombre "Telépolis" viene a marcar la oposición
entre las formas clásicas de organización social
(familias, etnias, pueblos, ciudades, naciones,
Estados, etc.), basadas en la territorialidad, la
vecindad y la proximidad entre los seres humanos, y
la nueva ciudad, donde las interrelaciones humanas
se producen a distancia. Por oposición a los
Estados, que están determinados por el territorio en
el que ejercen su jurisdicción, Telépolis es una
ciudad desterritorializada, que desborda las
fronteras geográficas y políticas. Su estructura
topológica básica no es el recinto con interior,
frontera y exterior, sino la red de interconexiones que
vincula puntos geográficamente dispersos, pero
unidos por la tecnología. Esta nueva ciudad se
superpone a los pueblos, ciudades y metrópolis, sin
destruirlos físicamente. Sin embargo, el futuro de las
formas clásicas de convivencia entre los seres
humanos depende cada vez más de su mejor o
peor adecuación a la nueva forma de interacción
social.
5. Telépolis está en fase de construcción, pero puede ser imaginada
de la manera siguiente. Consideremos la superficie del planeta
como la bóveda de la ciudad. Dicha bóveda se apoya, a través
de estratos y redes iterativamente imbricadas, en unos cimientos
artificiales, que no están asentados en la tierra, sino literalmente en
el aire: son los grandes satélites de comunicaciones que enlazan a
los demás satélites entre sí. A partir de estos cimientos, y en función
de las órbitas respectivas, se llega a los satélites que emiten o
captan señales digitalizadas: los hay militares, científicos,
económicos, meteorológicos o civiles en general. Dichos satélites
envían sus señales a las grandes antenas parabólicas, que
compondrían un tercer estrato de la "arquitectura" de Telépolis.
Enviadas esas señales desde las parabólicas a las grandes torres de
comunicaciones o grandes servidores de las redes telemáticas,
éstas las distribuyen por doquier, sea por ondas hertzianas,
mediante tendidos de cable óptico o simplemente a través de los
hilos de cobre del teléfono. Aquí está el "techo" (o la base, como se
prefiera) de la ciudad global. Lo importante es que cualquier ser
humano, empresa o institución, para actuar en Telépolis, tiene que
transmitir sus acciones a través de todo ese entramado
tecnológico, y no físicamente a través del territorio. Telépolis no es
una estructura territorial, sino reticular; no está fundada sobre la
tierra, sino sobre la tecnología; y por ello es una estructura inestable,
cuyos cimientos y vías de comunicación irán cambiando en
función de las innovaciones tecnológicas. Resulta perfectamente
factible que dos personas que viven en pisos contiguos se
comuniquen entre sí a través de todo ese entramado, si es que de
verdad interactúan en Telépolis y no en el pueblo o ciudad en
donde residen.
6. PERIODISMO ELECTRONICO
La aparición del World Wide Web ha sido decisiva para la expansión y la
difusión mundial de Internet, y ello por múltiples motivos, entre los cuales
subrayaré uno. Lo que podemos llamar la arquitectura del WWW, es decir
el entramado de conexiones que lo sostiene, se basa, como es sabido en
el hipertexto. Dado que el periodismo electrónico ha de adaptarse en el
momento actual a dicha arquitectura, bueno será que tengamos
presentes algunas nociones básicas al respecto, así como las
consecuencias que tienen en el caso del periodismo telemático.
Cuando Theodor H. Nelson acuñó en los años 60 el término 'hipertexto', lo
definió de la manera siguiente:
7.
8. "Con 'hipertexto' me refiero a una escritura no
secuencial, a un texto que bifurca, que permite que
el lector elija y que se lea mejor en una pantalla
interactiva. De acuerdo con la noción popular, se
trata de una serie de bloques de texto conectados
entre sí por nexos, que forman diferentes itinerarios
para el usuario".
Es sabido que, con la aparición de los ordenadores
multimedia, esos nexos no sólo tienen lugar entre
palabras, sino también entre sonidos, imágenes y
datos. Ello permite un tipo de recuperación de
información multilineal, o si se prefiere transversal. En
lugar de seguir el orden de las páginas de un libro,
de las hojas de un periódico, de los compases de
una melodía o de las secuencias de un film, el
hipertexto proporciona múltiples hilos para recuperar
la información en función de los intereses concretos
del usuario. Esto tiene múltiples consecuencias en el
caso del periodismo electrónico, que ilustraré
brevemente con dos ejemplos.
9. Supongamos que un usuario de Internet quiere obtener información
sobre la guerrilla zapatista en la selva de La Candona Tras introducir
los índices de búsqueda correspondiente, la información a la que
puede acceder no se limita a las de las agencias de noticias:
también incluye los rumores y los comentarios que pudieran circular
por la calle telemática, incluyendo las emisiones de los propios
zapatistas, del gobierno mexicano y, en su caso, de los grupos que
debaten sobre este tema en los diversos Bulletin Boards. Asimismo
es factible obtener las referencias previas, y no sólo las últimas
novedades. En una palabra, el lector del periódico electrónico no
sólo podrá acceder a lo que es de actualidad, tal y como esta
actualidad es manufacturada por las grandes agencias
productoras de noticias, sino que podrá disponer de todo cuanto
se comenta en la calle sobre el tema, así como lo que se comentó
anteriormente. Todavía más: nada impide al lector pronunciarse
sobre la cuestión, incorporando sus propias opiniones a los archivos
correspondientes. La opinión pública vuelve a tener a la calle como
su ámbito principal, sin perjuicio de que en esa calle también
existan kioscos telemáticos desde los que emiten los medios de
comunicación clásicos.
10. Vayamos a un segundo ejemplo, en este caso local.
Pienso que, así como los asuntos de alcance global
tendrán gran desarrollo en Telépolis, también lo local se
verá potenciado, posiblemente en perjuicio de las
entidades intermedias (naciones, estados). Si un futuro
turista está organizando sus vacaciones y piensa venir, por
ejemplo, a Barcelona, ya no se limitará a consultar los
prospectos de las agencias de viaje y las guías turísticas
oficiales. Es muy probable que indague previamente a
través de Internet sobre los hoteles, los restaurantes, las
actividades culturales, e incluso que visite los museos y
monumentos virtuales correspondientes. Sea posible o no
que reserve sus plazas y compre sus entradas a través de
la red, lo cual va ligado al problema de la seguridad para
las transacciones económicas en las calles de Telépolis, lo
cierto es que podrá acumular datos sobre la ciudad de
Barcelona a través de múltiples circuitos, tanto públicos
como privados. Los diversos circuitos de información local
tendrán por tanto una importante función a cumplir,
incluyendo los anuncios por palabras y los circuitos
underground, como ya sucede en la Internet actual. La
prensa electrónica local que proporcione unos buenos
servicios al respecto podrá constituirse como un referente
fundamental para este tipo de teleconsultas previas.